viernes, 11 de septiembre de 2015

Sofista - Wikipedia, la enciclopedia libre

Sofista - Wikipedia, la enciclopedia libre




El término sofista, del griego sophía (σοφία), «sabiduría» y sophós (σοφός), «sabio», es el nombre dado en la Grecia clásica al que hacía profesión de enseñar la sabiduría. Sophós y Sophía en sus orígenes denotaban una especial capacidad para realizar determinadas tareas como se refleja en la Ilíada
(XV, 412). Más tarde se atribuiría a quien dispusiera de «inteligencia
práctica» y era un experto y sabio en un sentido genérico. Sería Eurípides
quien le añadiría un significado más preciso como «el arte práctico del
buen gobierno» (Eur. I.Á.749) y que fue usado para señalar las
cualidades de los Siete Sabios de Grecia. Sin embargo, al transcurrir el tiempo hubo diferencias en cuanto al significado de sophós: por una parte, Esquilo
denomina así a los que dan utilidad a lo sabido, mientras que para
otros es al contrario, siéndolo quien conoce por naturaleza. A partir de
este momento se creará una corriente, que se aprecia ya en Píndaro, que da un cariz despectivo al término sophós asimilándolo a «charlatán».


Ya en la Odisea, Ulises es calificado de sophón como «ingenioso». Por el contrario, Eurípides llama a la sophía «listeza» y al sophón
«sabiduría», tratando con ello de diferenciar la intensidad y grado de
conocimiento de las cosas que tienen respectivamente los hombres y los
dioses.



Índice

Historicidad

Los sofistas eran pensadores que desarrollaron su actividad en la Atenas democrática del siglo v a. de C. Los filósofos de la naturaleza, los presocráticos, habían elaborado diferentes teorías para explicar el cosmos. Los sofistas y Sócrates van a cambiar el objeto de la filosofía.
Ahora, el tema de reflexión es el hombre y la sociedad. Como los
sofistas eran viajeros, conocían diferentes culturas, totalmente
distintas a la griega. Por eso se plantearon problemas referidos a las
costumbres y las leyes. ¿Son las costumbres y leyes un simple acuerdo,
una convención, o son naturales? Surgió así la idea de relativismo.


Los sofistas eran maestros que iban de ciudad en ciudad enseñando a ser buenos ciudadanos y a triunfar en la política. El arte de hablar en público, la retórica, era esencial en la democracia
griega, donde los ciudadanos participaban constantemente. Las
enseñanzas de los sofistas tenían un fin práctico, saber desenvolverse
en los asuntos públicos. Fueron los primeros pensadores que cobraron
dinero por sus enseñanzas. Unos de los principales sofistas fue Protágoras (480-410 a. de C.).1


Evolución del término

El verbo sophídsesthai, «practicar la sophía», sufrió una evolución similar al terminar por entenderse como «embaucar». La derivación sophistés2 se dio a los Siete Sabios3 en el sentido de «filósofos» y así llama Heródoto a Pitágoras, a Solón, y a quienes fundaron el culto dionisiaco. También se llamaba así a los mousike y a los poetas4
y, en general, a todos los que ejercían una función educadora. El uso
peyorativo empezó a tomar forma en el siglo V a. C., coincidiendo con la
extensión del uso del término a los prosistas. El momento coincide con
un incremento de las suspicacias de los atenienses hacia los que
mostraban una mayor inteligencia.5 Isócrates denostaba que el término «hubiera caído en deshonor» y Sófocles lo atribuye al hecho de que los educadores y maestros recibieran una remuneración por su trabajo.6 Esta es la tesis más extendida en la actualidad.


No obstante, era aceptado en la Grecia Antigua que los poetas
cobrasen por sus servicios. El desprecio con el que los sofistas eran
tratados en ocasiones no nacía del hecho mismo de recibir remuneración,7 sino de hacerlo, sobre todo, por la formación en la llamada areté,
el arte de la política y la ciudadanía, que incluía todas las técnicas
persuasivas para hacerse un lugar en la administración de la polis.


Críticas

Platón
criticaba a los sofistas por su formalismo y sus trampas dialécticas,
pretendiendo enseñar la virtud y a ser hombre, cuando nadie desde un
saber puramente sectorial, como el del discurso retórico, puede
arrogarse tal derecho.


La primera exigencia de esa areté era el dominio de las
palabras para ser capaz de persuadir a otros. «Poder convertir en
sólidos y fuertes los argumentos más débiles», dice Protágoras. Gorgias
dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata,
pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la
persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del
que habla. Llamaban a ese arte «conducción de almas». Platón dirá más
tarde que era «captura» de almas.


Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para
quienes son de esa opinión, tenían sin embargo en común con los
filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y
relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una
verdad válida para todos. Cada quien tiene «su» verdad.


Por el contrario, hay quien sostiene que sí lo eran, y que las ácidas críticas de Platón corresponden a una disputa por un mismo grupo de potenciales discípulos y a sus diferencias políticas y filosóficas.


De Aristóteles provendrá también el sentido peyorativo: sofista es quien utiliza del sofisma para razonar. Los más destacados miembros de la sofística fueron: Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, Trasímaco, Critias y Calicles.


Uso actual

Últimamente, el «sofismo» ha sido reivindicado en el siglo XX por autores como Fernando Savater y Matthew Stewart; así como a inicios del siglo XXI, por los nuevos seguidores del ultraperspectivismo o estancialismo (metafísica del Estar).


Véase también

Notas


  • González García, Juan Carlos; Diccionario de filosofía; pp.357-358

    1. Aunque Platón citó en más de treinta ocasiones esta circunstancia económica de modo irónico en sus obras.

    Bibliografía

    Enlaces externos


  • Aparece por vez primera escrita en una oda a Píndaro.


  • Isócrates y un breve fragmento de un escrito de Aristóteles son las únicas fuentes para esta afirmación.


  • Estos cumplían la función de maestros en la sociedad griega.


  • Demóstenes se lamenta de haber sido llamado «embaucador y sofista».


  • «Aquellos que venden su sabiduría por dinero a todo el que lo desea, son llamados sofistas», dirá Sócrates.


  • No hay comentarios:

    Publicar un comentario