viernes, 19 de junio de 2015

José Antonio Sáenz de Santa María - Wikipedia, la enciclopedia libre

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José Antonio Sáenz de Santa María


José Antonio Sáenz de Santa María
SP-08 Teniente General.svg Teniente General
Años de servicio 1936 - 1986
Lealtad Bandera de España Bando sublevado

Bandera de España España franquista

Bandera de España Reino de España
Servicio/rama Emblem of the Spanish Army.svg Ejército de Tierra

Emblem of the Spanish Civil Guard.svg Guardia Civil

Policía Nacional
Mandos Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil

Inspector General de la Policía Nacional

Director General de la Guardia Civil

IV Región Militar

VII Región Militar
Participó en Guerra Civil Española

Golpe de Estado en España de 1981


Estatus legal Fallecido
Nacimiento 15 de diciembre de 1919

Bandera de España Gijón, Asturias, España
Fallecimiento 25 de agosto de 2003

(83 años)

Bandera de España Madrid, España
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José Antonio Sáenz de Santa María Tinturé (Gijón, 15 de diciembre de 1919 - Madrid 25 de agosto de 2003) fue un militar español que desarrolló su carrera militar durante la Guerra Civil (1936-1939), en el bando sublevado, y durante la dictadura franquista, ocupando luego diversos cargos durante la Transición y la democracia.



Índice

Biografía

Infancia y juventud

Hijo y nieto de ingenieros de las minas asturianas, aunque de linaje paterno proveniente de la Sierra de Cameros (La Rioja), nació en Gijón donde fue su madre para estar con sus familiares. Pero su infancia la pasó en Ciaño, en la comarca de Langreo.
Era el segundo hijo de tres hermanos. Durante su infancia la familia se
trasladó a Gijón y allí, cuando estaba próximo a cumplir los 15 años,
fue testigo de los combates callejeros durante la revolución asturiana.


Con 15 años se afilió a las juventudes de la Falange. Cursaba primer curso de la carrera de Ciencias en Oviedo, con la intención de seguir los de Arquitectura, cuando estalló la Guerra Civil. Con 16, tras la sublevación fallida contra la República, el 20 de julio de 1936, se alistó voluntario de las tropas sublevadas. Oviedo
era una isla en manos de los sublevados, y después de tres meses de
intensos combates en los que participó, las columnas procedentes de Galicia abrieron un corredor por donde salieron su familia y él mismo. Posteriormente lucharía en el frente de Somosierra. Fue alférez con 17 años, antes de la edad reglamentaria que estaba en los 18, combatiendo después en la batalla del Ebro y en el Maestrazgo.


Franquismo

Durante la dictadura, asumió, como comandante, la coordinación de las fuerzas implicadas en la represión y dirección de las operaciones contra el maquis.
Para ello creó una red de colaboradores y confidentes, crucial en la
eliminación de la guerrilla. Participó en varias operaciones, pero su
éxito siempre lo achacó a la información, reconociendo al final de su
vida que lograba obtenerla gracias al uso de la droga pentotal sódico.1


En septiembre de 1971, siendo coronel, se hizo cargo de la Jefatura de Estado Mayor de la Guardia Civil con el cometido de luchar contra la emergente ETA, lucha que lo marcaría en el resto de su carrera. Manteniendo este cargo fue ascendido a general en 1975. Ya como general, Sáenz de Santa María asumió los preparativos en la ejecución de la condena a muerte, tras consejo de guerra, de una parte de los cinco condenados miembros de ETA y el FRAP, en lo que serían las últimas ejecuciones del franquismo. Las ejecuciones tuvieron lugar el 27 de septiembre de 1975.


Transición y democracia

Tras la muerte de Franco e iniciada la Transición, tuvo conocimiento del apoyo institucional a los grupos parapoliciales, como los Guerrilleros de Cristo Rey, el Batallón Vasco Español (BVE), Antiterrorismo ETA (ATE), Triple A, etc., con implicación no sólo de los servicios secretos SECED (Servicio Central de Documentación),
sino de altos cargos del aparato del Estado, con encubrimiento de los
evidentes fallos que se producían, que ponían en evidencia a las fuerzas
de seguridad del Estado. Así, existieron reuniones en sedes oficiales,
como la efectuada para organizar la Operación Reconquista que daría lugar a los sucesos de Montejurra,
que tuvieron continuidad posteriormente en las relaciones con estos
grupos mercenarios. En una etapa posterior, en la época del gobierno
socialista, ocurrió lo mismo con el CESID y los responsables del ministerio de Interior con respecto al GAL. Nunca compartió estos métodos porque interfería en su labor de mantenimiento del orden público.


Al ascender a general de división pasó a dirigir la Policía Nacional,
cuerpo que modernizó, creando compañías de reserva o móviles, para
evitar la relación con la población donde actuaban. También consolidó
los GEO
(Grupo Especial de Operaciones) creados dos años antes. Y creó asimismo
un servicio de información para la Policía Nacional. Durante un tiempo,
desde el 1 de febrero de 1980 hasta el 17 de octubre del mismo año, compaginó este cargo con la delegación del gobierno en el País Vasco, donde unificó la información de la Policía Nacional, Guardia Civil y del Cuerpo Superior de Policía.


Del fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 se enteró a través de la radio, reaccionando rápidamente y actuando a favor de la legalidad constitucional. El general Sáenz de Santa María ordenó a la Policía Nacional rodear el Congreso de los Diputados, para evitar que otras fuerzas de la Guardia Civil
pudieran solidarizarse con las del interior. Su declaración posterior
como testigo durante el juicio motivó el enfrentamiento con el teniente
general Jaime Milans del Bosch,
cuando hizo el símil del intento golpista con un secuestro de un avión,
lo que motivó la frase «me da asco, me voy» de Milans. Tras ascender a teniente general asumió el mando de la capitanía de la VII Región Militar con sede en Valladolid y posteriormente de la IV Región Militar con sede en Barcelona, donde la relación con la Generalidad fue fluida.


El 2 de noviembre de 1983,
un año después de la llegada del PSOE al Gobierno, volvió a la Guardia
Civil, esta vez como director general. En esta etapa dotó de
helicópteros al cuerpo y creó el Servicio Marítimo de la Guardia Civil,
con alguna oposición del ejército del Aire y, sobre todo, de la Armada.
Fue en estos tiempos cuando convivió con los atentados de los GAL.
Aunque manifestó, mientras estaba en el cargo, que los GAL
eran un problema del gobierno francés, a la vez que afirmaba que ningún
miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado estaba implicado en los
hechos, antes de morir reconoció la implicación de los cuerpos de
seguridad españoles, tanto por acción como por omisión. En toda su
carrera mantuvo la necesidad de que la Guardia Civil fuese un cuerpo
militar. Al pasar a la reserva traspasó el cargo de director de la
Guardia Civil, el 31 de octubre de 1986, al primer civil que estuvo al mando de la institución, Luis Roldán. Días después de su salida de la Guardia Civil, el 5 de noviembre la policía francesa se incautaba de numerosa documentación en la cooperativa Sokoa, en Hendaya.


Desde entonces hasta mayo de 1996, cuando el Partido Popular
accedió al poder, fue asesor contra el terrorismo del Ministro del
Interior socialista, tanto en la etapa del Secretario de Estado para la
Seguridad Rafael Vera (1986-1994), como en la de la Secretaría de Estado de Interior Margarita Robles (1994-1996). En 1995, siendo todavía asesor, fue convocado por el Senado
para una comparecencia sobre la lucha antiterrorista en los años en que
estuvo al frente de la Guardia Civil, en la última legislatura del
Presidente del Gobierno Felipe González, cuando el Partido Popular
acosaba al gobierno a cuenta de la guerra sucia
llevada a cabo por los GAL. Ante la solicitud de que fuera a puerta
cerrada, como lo fue para otros comparecientes, y para que declarase no
sólo sobre la época de actuación de los GAL, sino también de la
anterior, fue suspendida y nunca se realizó. El 7 de mayo de 1996 el magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que instruía el sumario Oñaederra (relativo a los primeros asesinatos de los GAL entre 1983 y 1984),
lo inculpó junto a los generales Rodríguez Galindo y Cassinello.
Recurrió la imputación y el 20 de mayo prestó declaración ante el
magistrado, que lo dejó en libertad sin fianza.


Referencias


  1. Diego Carcedo, Sáenz de Santa María. El general que cambió de bando, pág 62. ISBN 84-8460-309-1

Bibliografía

  • Diego Carcedo, Sáenz de Santa María. El general que cambió de bando, ISBN 84-8460-309-1.

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