miércoles, 24 de junio de 2015

Tierra Santa - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Tierra Santa




Mapa de "La Tierra Santa" realizado por el geógrafo alemán Tobias Conrad Lotter en 1759.

Vista del Mar Muerto, la mayor depresión de la tierra —hasta 400 metros
bajo el nivel del mar— y principal escenario de las revelaciones
monoteístas.
La Tierra Santa es el territorio geográfico que comprende todos los sitios en los cuales se desarrollaron escenas bíblicas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El concepto tiene una evolución evidenciada en las mismas Escrituras. Para algunas fuentes bíblicas se circunscribe a la Tierra Prometida,
término que tiene a su vez diversas interpretaciones; para otros se
refiere a todos los territorios en los cuales se desarrollaron algunas
escenas bíblicas.



Índice

Nombre

El nombre Tierra Santa hace relación a un hecho histórico y
religioso de sacralidad de la tierra según el concepto judeocristiano.
La "Tierra" se hace "santa" cuando entra en el plan divino de la salvación,
de la misma forma que se habla de "hombres/mujeres santos" y "lugares
santos". En tal caso, la santidad no tiene su origen en el "objeto o
sujeto ", sino en la divinidad.


Geografía

Contemporáneamente se entiende como Tierra Santa todos los lugares en los cuales se desarrollaron escenas bíblicas tanto de la Tanaj (Antiguo Testamento) como del Nuevo Testamento. Semejante definición crea un rango bastante amplio que a su vez tiene diferentes divisiones. En tal caso, Tierra Santa comprende territorios en menor o mayor grado de los siguientes países modernos:


Otros territorios en menor medida podrían ser considerados bíblicos, pero tienen más una relación por extensión como la península Itálica, centro fundamental del Imperio romano y en donde dice la tradición murieron los apóstoles Pedro y Pablo, se desarrolló la Iglesia Latina de Occidente, padecieron el martirio los primeros cristianos e innumerables judíos y se dio el surgimiento de destacados Padres de la Iglesia y del rabinismo.
Pero el territorio italiano pertenece más al desarrollo de las dos
religiones hermanas de nuestra era, que a los relatos bíblicos en sí y
por lo tanto no entra estrictamente en la categoría de Tierra Santa.


Sitios destacados

Dentro del territorio destacan los siguientes sitios como los más
importantes y que se encuentran por lo general en la agenda de
peregrinos y turistas:


Esta Tierra es todo un símbolo para el cristianismo, además es la Tierra Prometida del judaísmo, y según el islam donde se encuentra el Domo de la Roca y el lugar hasta donde cabalgó Mahoma
en sueños en un caballo alado subiendo hasta el cielo por Jerusalén.
Por esta misma razón siempre ha sido una fuente de conflictos religiosos
y culturales. Hoy en día la población de cristianos en Tierra Santa es
de solamente el 5% (siendo la mayoría palestina).


Alrededor del siglo XI las tribus turcas se convirtieron al islam y se lanzaron a la conquista de Tierra Santa, conquistaron los Santos Lugares de manos de sus nativos musulmanes y los cerraron al peregrinaje cristiano porque querían demostrar al mundo que eran más musulmanes que los mismos árabes.


Por las inclemencias y peligros del viaje por vía terrestre desde
Europa Occidental, todas las peregrinaciones se solían hacer por mar.
Fue en 1018 que el rey San Esteban I de Hungría
otorgó un paso seguro a los peregrinos por tierra a través de sus
dominios. A partir de este momento millones de personas y varios
ejércitos cruzados cruzaron hasta Tierra Santa desde Francia, Alemania,
Italia e Inglaterra a través del Reino de Hungría, convirtiéndose éste en un Estado de paso sumamente transitado después de Constantinopla.


A finales del siglo XI, el Papa Urbano II, al oír la noticia del peligro en el que se hallaba Tierra Santa, se enervó. Ésta estaba en manos de infieles desde el siglo VII, pero, además, ahora ni tan siquiera podía ser visitada por los cristianos. Urbano hizo una llamada a la Guerra Santa y se formó la Primera Cruzada en Clermont-Ferrand. Los corazones de los caballeros allí reunidos se emocionaron con las palabras de Urbano y gritaron al unísono Deus Volt:
"Dios lo quiere, Dios lo quiere", y a los pocos meses masas de pobres y
campesinos se lanzaron con sus rústicas armas a la conquista de Tierra
Santa. Esto no era lo ideado por Urbano, pero no lo impidió. Así, junto a Pedro el Ermitaño,
marcharon por tierra usando las rutas de peregrinación, pero muchos de
ellos sumidos en el hambre, y otros que buscaban solo botines y robar,
comenzaron a causar estragos en el reino de Hungría. Ante esto, el rey Colomán de Hungría
organizó sus ejércitos para defender sus tierras, y pronto contuvo a
los invasores ladrones, muchos de los cuales fueron exterminados. Otros
regresaron a casa, y otros conducidos por nobles franceses más
respetables firmaron acuerdos con el rey húngaro, pasando sin causar el
caos.


La Cruzada popular fue un desastre, pero entonces se formó otra, la llamada Primera Cruzada, integrada por nobles feudales. Cruzaron Europa y en 1099 conquistaron la Tierra Santa al tomar Jerusalén, Antioquía, San Juan de Acre, Ascalón, Tiberíades, Edesa, Tiro y demás ciudades situadas desde el sur de Turquía hasta el Sinaí en una cadena de estados denominados las Tierras de Ultramar, los Reinos Cruzados o los Reinos Latinos.


Le siguieron siete cruzadas más, todas con mucho menor éxito que ésta.


Actualmente el conflicto por Jerusalén y Tierra Santa no es entre musulmanes y cristianos sino entre israelíes y árabes.


Interreligiosidad Cristiana en Tierra Santa y la disputa por los Santos lugares

La historia de las comunidades cristianas en la Tierra de Israel
comienza con la vida y ministerio de Jesús de Nazaret. Después de su
muerte, la primitiva Iglesia Apostólica, al menos la que se encontraba
en Jerusalén y sus alrededores, siguió siendo una e indivisa hasta los
primeros concilios ecuménicos. En la época de la conquista musulmana en
el siglo VII, la cristiandad en Jerusalén ya estaba subdividida en
varias sectas, aunque parece ser que continuaban compartiendo el uso de
los Santos Lugares. Fue solo con el reino cruzado y la preeminencia
(praedominium) que logró la Iglesia Latina de Occidente que surgieron
las rivalidades con respecto a los Santos Lugares, las que continuaron
sin tregua durante los períodos mameluco y otomano hasta la declaración
del Statu Quo en 1852.[1]


A continuación se enlistan aquellos credos con presencia en los lugares santos.


La Iglesia Católica Romana y las Iglesias Católicas Orientales

Las iglesias católicas orientales son aquéllas que están en comunión
con la iglesia católica romana, reconociendo la primacía y la autoridad
espiritual del Papa (que como obispo de Roma ocupa el antiguo
Patriarcado del Oeste). En materias de liturgia, las iglesias orientales
en comunión con Roma preservan sus antiguas tradiciones e idiomas de
culto.


Pese a las disensiones entre Constantinopla y Roma en los primeros
siglos del cristianismo, Roma no intentó establecer una iglesia
occidental en Tierra Santa, independiente del Patriarcado ortodoxo
existente, hasta la creación del Patriarcado Latino de Jerusalén durante
las cruzadas (1099-1291). Después de éstas, el título de  Patriarca
Latino de Jerusalén fue honorífico, hasta el restablecimiento efectivo
de la sede en Jerusalén en 1847. En el ínterin la comunidad católica fue
atendida por la orden franciscana, que a partir del siglo XIV viene
ejerciendo las funciones de Custodio Latino de los Lugares Santos en
Tierra Santa (ver: Custodia de Tierra Santa).


Actualmente encabeza el Patriarcado Latino de Jerusalén un obispo con
el título de Patriarca, al que asisten tres obispos auxiliares,
residentes en Nazaret, Ammán y Chipre. En los últimos años ha sido
designado un cuarto vicario para las congregaciones de habla hebrea
dentro de Israel. En el habla popular se designa a los católicos romanos
como “latinos” por el antiguo idioma de su liturgia, aunque desde el
Concilio Vaticano II la liturgia católica se celebra en lengua
vernácula, o sea en árabe, salvo en algunos Lugares Santos, como la
Basílica del Santo Sepulcro y la Iglesia católica de la Natividad en
Belén, donde se utiliza el latín para el culto.


La iglesia Católica Griega (melkita) nació en 1724, a causa de un
cisma en la Iglesia Griega Ortodoxa de Antioquía. El término “melkita”
(literalmente: “realista”) proviene de malko, rey en siríaco. Su uso,
que data del siglo IV, se refiere a los cristianos locales que aceptaron
la “Definición de Fe” del Concilio de Calcedonia y permanecieron en
comunión con la sede imperial de Constantinopla.


Una archidiócesis católica griega fue establecida en Galilea en 1752.
Veinte años más tarde se colocó a los católicos griegos de Jerusalén
bajo la jurisdicción del Patriarca Melkita de Antioquía, representado en
Jerusalén por un vicario patriarcal.


La Iglesia Católica Siria, que se separó de la Iglesia Ortodoxa
Siríaca, está en comunión con Roma desde 1863. Los católicos siríacos
tienen su propio patriarca, residente en Beirut, y desde 1890 un vicario
patriarcal en Jerusalén sirve de dirigente espiritual a la pequeña
comunidad radicada en la ciudad y en Belén.  En 1985 la comunidad
consagró su nueva iglesia patriarcal en Jerusalén, bajo la advocación de
Santo Tomás, Apóstol de Siria y de la India.


La Iglesia Católica Armenia se separó de la Iglesia Armenia en 1741,
pero ya en tiempos de las cruzadas la comunidad armenia de Cilicia (en
el sur de Anatolia) había estado en contacto con Roma. El Patriarca
Católico Armenio reside en Beirut porque las autoridades otomanas de la
época le prohibieron residir en Constantinopla. En 1842 se creó un
vicariato patriarcal en Jerusalén. Aunque unida a Roma, esta Iglesia
guarda buenas relaciones con la Iglesia Armenia Ortodoxa y coopera con
ella para el bien de la comunidad armenia.


La Iglesia Católica Caldea es una descendiente de la antigua Iglesia
Apostólica (Asiria) de Oriente (llamada a veces Nestoriana), que quedó
establecida en 1552. Esta Iglesia sigue utilizando el siríaco como
lengua litúrgica. Su patriarca reside en Bagdad. La comunidad en Tierra
Santa cuenta unas pocas familias, pero la Iglesia Católica Caldea
conserva su condición de comunidad religiosa “reconocida”. Los caldeos
están representados en Jerusalén desde 1903 por un vicario patriarcal.


La Iglesia Católica Copta está en unión con Roma desde 1741. En 1955
el Patriarca Copto Católico de Alejandría  nombró un vicario patriarcal
para servir a la pequeña comunidad que residía entonces en Jerusalén.


Las Iglesias Ortodoxas

Este grupo de iglesias en comunión entre ellas, históricamente se
formaron a partir de los cuatro antiguos patriarcados de Oriente:
Alejandría, Antioquía, Constantinopla y Jerusalén, por lo que se podría
decir que han tenido presencia en estos lugares desde que se fundó la
cristiandad. Esta comunión está representada en Jerusalén por:


El Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén, que data del año 30 D.C.
al producirse el cisma con Roma en 1054, se alineó con las demás
iglesias orientales ortodoxas y desde entonces el Patriarcado de Roma y
los patriarcados de Oriente han estado separados por disensiones
teológicas y políticas.


Durante siglos los intereses griegos ortodoxos en Tierra Santa han
estado representados por la Hermandad del Santo Sepulcro que se ha
esforzado por preservar la posición de la Iglesia Ortodoxa en los
Lugares Santos y preservar el carácter helénico del Patriarcado. Las
parroquias, en su mayoría de lengua árabe, son administradas por
sacerdotes árabes, casados, que gozan de la ayuda de la Hermandad del
Santo Sepulcro.


Además dos históricas iglesias ortodoxas orientales también tienen
sus representantes en Israel: la rusa y la rumana. Estando en comunión
con el Patriarcado Griego Ortodoxo, aceptan su jurisdicción local. La
Misión Ortodoxa Rusa en Jerusalén fue fundada en 1858 mientras que en
1935 se constituyó una misión representante de la Iglesia Ortodoxa
Rumana, encabezada por un archimandrita. Comprende un pequeño número de
monjes y monjas, que residen en Jerusalén.


Las Iglesias Orientales Anticalcedonias

Las iglesias llamadas no calcedonianas son iglesias orientales
(Armenia, Copta, Etiope y Siríaca) que se negaron a aceptar la
formulación de la doctrina cristiana tal como la enunció el Concilio de
Calcedonia en el año 451.


La presencia en Jerusalén de una comunidad armenia está atestiguada
desde el siglo V. Según fuentes armenias, el primer Patriarca data de un
fuero otorgado por el Califa Omar en 638. El barrio armenio de la
Ciudad Vieja de Jerusalén ya existía en tiempo de las cruzadas. Desde
fines del siglo XIX, y en especial durante e inmediatamente después de
la primera guerra mundial, la comunidad creció debido a la llegada de
refugiados.


Según la tradición copta, miembros de la comunidad llegaron a
Jerusalén con Santa Elena, a principios del siglo IV. Esta iglesia
influyó en el desarrollo inicial del monasticismo en el desierto de
Judea. La comunidad floreció durante el período mameluco (1250-1517) y
de nuevo bajo Mehemet Alí en 1830. El Patriarca copto de Alejandría ha
estado representado en Jerusalén por un arzobispo residente.


La Iglesia Ortodoxa Etíope tuvo en Jerusalén una comunidad desde la
Edad Media y quizás aun antes. Historiadores de la Iglesia primitiva
mencionan peregrinos etíopes en Tierra Santa ya en el siglo IV. Se sabe a
ciencia cierta que en los siglos siguientes, la Iglesia Etíope poseía
importantes privilegios en los Lugares Santos, pero los perdíó en su
mayoría durante el dominio otomano, antes de implantarse el régimen del
“Status Quo”.[2]


La Iglesia Ortodoxa Siríaca es una sucesora de la antigua Iglesia de
Antioquía, una de las comunidades cristianas más antiguas del Oriente.
Una de sus características es el uso como idioma litúrgico del Siríaco
(arameo occidental). Los fieles se conocen también como Jacobitas,
nombre tomado de Jacobo Baradai, obispo que organizó esta iglesia en el
siglo VI. A su cabeza está el Patriarca Ortodoxo de Antioquía y de todo
el Oriente, que reside en Damasco. En Jerusalén ha habido obispos sirios
ortodoxos desde 793 y de forma permanente a partir de 1471. En la
actualidad encabeza la iglesia local un arzobispo, que reside en el
Monasterio de San Marcos.


Las Iglesias Protestantes

Las comunidades protestantes del Oriente Medio datan de principios
del siglo XIX, cuando representantes diplomáticos de países occidentales
se establecieron en Jerusalén. El objetivo de esas misiones era
evangelizar a las comunidades judía y musulmana, pero solo lograron
atraer a cristianos ortodoxos de lengua árabe.


En 1841, la reina de Inglaterra y el rey de Prusia convinieron en
establecer un obispado protestante conjunto anglicano-luterano en
Jerusalén. El arreglo concluyó en 1886, pero la Iglesia de Inglaterra
siguió mantenendo la función y en 1957 elevó a su representante en
Jerusalén al rango de arzobispo. Esta situación cesó en 1976 con la
creación de la nueva Iglesia protestante episcopal (anglicana) en
Jerusalén y el Oriente Medio. Ésta es la mayor  comunidad protestante de
Tierra Santa. Para dirigirla fue elegido y consagrado el primer obispo
árabe de Jerusalén. El obispo anglicano de Jerusalén tiene su sede en la
Iglesia Catedral de San Jorge Mártir, mantenida por la Iglesia de
Inglaterra a través de un deán nombrado por ella.


Al disolverse la misión anglo-prusiana en 1886, la Iglesia
luterana alemana estableció una presencia independiente en Jerusalén y
la Tierra Santa. Esta comunidad fue atrayendo un número creciente de
miembros de lengua árabe, muchos de ellos ex alumnos de escuelas e
instituciones mantenidas por iglesias y sociedades luteranas alemanas.
Desde 1979 la congregación de lengua árabe tiene su propio obispo, al
margen de la pequeña congregación de habla alemana de la Iglesia
luterana en Alemania, que está representada por un propst (deán). Ambos
clérigos comparten la propstei de la Ciudad Vieja de Jerusalén.


Hay también pequeñas congregaciones luteranas de habla danesa, sueca e
inglesa, con clero de sus iglesias nacionales respectivas, que atienden
a sus compatriotas de visita o residentes en Israel. En 1982 la misión
noruega en Israel transfirió la autoridad y administración de sus dos
iglesias, una en Haifa y la otra en Yafo, a las congregaciones locales.


La actividad de las iglesias bautistas en Tierra Santa se inició al
formarse una congregación en Nazaret en 1911. Hoy en día la Asociación
de Iglesias Bautistas cuenta con dieciocho iglesias y centros en Acre,
Caná, Haifa, Yafo, Jerusalén, Kfar-Yassif, Nazaret, Petaj-Tikvá, Rama,
Turán y otros lugares. La mayoría de los miembros son de habla árabe.


La Iglesia (presbiteriana) de Escocia envió su primera misión a
Galilea en 1840 y durante los próximos 100 años desplegó intensa
actividad en educación y medicina. Hoy en día la Iglesia de Escocia, que
está representada por una pequeña comunidad, mayormente de expatriados
dedicados a atender a peregrinos y visitantes, mantiene dos iglesias, en
Jerusalén y en Tiberíades, con sendas hospederías.


Sin relación con ella, la Sociedad Misionera Médica de Edimburgo mantiene una escuela de enfermeras en Nazaret


La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
(mormones) estableció una pequeña comunidad en Haifa en 1886 y otra en
Jerusalén en 1972. Los miembros de la Iglesia son actualmente
estudiantes del Centro Jerosolimitano de Estudios del Cercano Oriente,
una sucursal de la Universidad Brigham Young de Provo en el Estado de Utah (EE.UU.).


Además de las denominaciones protestantes mencionadas más arriba,
están presentes en Israel numerosos grupos pequeños de otras
denominaciones[3]


Los testigos de Jehová

Heródoto (siglo V a. E.C.) y otros escritores seglares posteriores
(Filón, Ovidio, Plinio, Josefo y Jerónimo) utilizaron los términos
griego y latino para designar todo el territorio que había sido conocido
como la “tierra de Canaán” o la “tierra de Israel”. (Nú 34:2; 1Sa
13:19.) Puesto que Jehová había prometido esta tierra a Abrahán y a sus
descendientes (Gé 15:18; Dt 9:27, 28), también se la podía llamar la
Tierra Prometida o la “tierra de la promesa”. (Heb 11:9.) Desde la Edad
Media se la conoce también como Tierra Santa. 1


Los santos lugares y el "Statu quo"

Existen dos categorías de lugares santos: unos que son de pertenencia
exclusiva bien de los católicos o bien de los ortodoxos; y otros cuya
propiedad es común a varias y determinadas comunidades cristianas que
ejercen contemporáneamente "derechos" de propiedad y culto, como sucede
en la Basílica del Santo Sepulcro y en la Basílica y Gruta de la
Natividad. Es precisamente a esta segunda clase de lugares santos que se
aplica el régimen del "statu quo", y consiste en no hacer ninguna
innovación, en dejar las cosas "en el estado en que estaban antes" (in
statu quo ante). El simple hecho de cambiar un candelero o de barrer una
escalera puede constituir, por parte del copropietario, una infracción
del Statu quo para su rival si éste considera que dicha acción va
encaminada a despojarle de su derecho.[4]


Una definición más exacta es: Un conjunto de tradiciones históricas y
condicionamientos, de reglas y leyes que establece las relaciones,
actividades y los movimientos que se desarrollan en las basílicas donde
la propiedad es común a varias confesiones cristianas[5]


Algunas potencias han presionado al país en turno que administra los
Santos lugares a favorecer a ciertas denominaciones sobre otras,
todo culminó cuando el sultán de Constantinopla, cediendo a la presión
rusa, emanó entonces el famoso decreto de 1852, que estipulaba que "nada
se cambiase al actual estado de cosas". Este decreto, conocido con el
nombre de Statu quo, sigue todavía en vigor.[6]


El pequeño templo del santo sepulcro está regido por al menos cinco
confesiones distintas(seis si se considera a la Iglesia copta Etíope),
siendo las tres principales la católica romana, la apostólica armenia y
la greco ortodoxa, y en segundo lugar y con derechos menores tienen
presencia: la Iglesia ortodoxa Siria, la Iglesia Copta y la Etíope,
todas estas confesiones son consideradas en conjunto: "Custodios de los Santos Lugares"[7][8]


Los monjes Etíopes cuentan que la reina Elena quien les dio las
llaves del santo sepulcro y, aferrados a esa convicción, se consideran
los representantes de todos los africanos en Tierra Santa. En 1808, un
incendio devoró los documentos que plasmaban sus derechos históricos a
la custodia del Santo Sepulcro. Los representantes de las otras
cinco confesiones con idéntico cometido (además de los católicos,
ortodoxos griegos, coptos, armenios y sirios) aprovecharon para
expulsarlos de la basílica.


El Statu Quo ha llevado a situaciones tan absurdas y
reprobables como lo ocurrido en 2002 cuando un monje copto buscó la
sombra del monasterio etíope para protegerse del asfixiante calor y
desplazó unos metros su silla. Al instante se organizó una monumental
trifulca con los monjes etíopes, temerosos de que un gesto tan inocuo
fuese una estrategia para despojarles de sus exiguas posesiones en la
santa azotea. Otra situación es la protagonizada por una escalera
abandonada en la fachada de la iglesia que no podía ser sustraída por la
falta de acuerdo entre los que administraban la ventana y el balcón de
la Iglesia.[9][10]


Enlaces externos

Referencias


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