Otros Lugares de Interés
La presencia judía en Calatayud es simultánea al periodo de
dominación musulmán, aunque no se configura como aljama, es decir, no
adquiere estructura jurídica hasta fines del S.XI. La mayor parte de
datos conservados son posteriores a la conquista de Calatayud en 1120
por Alfonso I el Batallador.
Durante la Alta y Plena Edad Media los monarcas aragoneses tratan de
atraer repobladores, ya sean cristianos, mudéjares o judíos, para
tratar de consolidar los territorios conquistados. De ahí que el fuero
se muestre muy respetuoso con la comunidad judía, permitiéndoles seguir
habitando en el mismo barrio, situado en la parte alta y fortificada de
la ciudad.
A finales del S.XIII es la segunda judería de realengo de Aragón.
La judería se situaba, a modo de promontorio, encaramada en torno al
castillo de Don Álvaro o Doña Martina, también conocido como castillo de
la Judería. El barrio poseía una vía de acceso principal que arrancaba,
posiblemente a través de un arco de medio punto, desde la plaza de San
Andrés, y ascendía por la cuesta de Santa Ana.
Además, el hecho de que la judería se encontrase aislada por paños de
muralla y la propia orografía, obligó a sus habitantes a practicar
diversas puertas y trenques. Se han identificado cuatro, incluyendo la
ya mencionada entrada principal. En su vertiente Noreste se sitúa el
“Postigo de la Torremocha”, cuya fábrica se remonta al reinado de Jaime
I. En el sur existía otro postigo aunque no se conoce su enclave
exacto. En el occidente se situó la puerta de la Plana, la cual
atravesaban los cortejos fúnebres camino del cementerio.
La red viaria presenta un trazado angosto y sinuoso. De las calles
principales, (Torremocha, Cuesta de Santa Ana ...), arrancan otras
secundarias por las que se accede a calles sin salida que su introducen
en las manzanas sirviendo de acceso a las viviendas –más de una- a
través de un “patio de vecindad”.
Las viviendas no eran muy espaciosas, existiendo diferencias muy
marcadas entre las familias acomodados y las más humildes, que tenían
que contentase con habitar en una estancia en régimen de arrendamiento.
Los materiales empleados para la construcción se ven condicionados por
el medió físico. Se emplea el yeso, la madera, las cañas, adobes y
ladrillo. La piedra se reserva para zócalos y cantoneras de la alta
burguesía hebrea, por su alto precio, así como para los basamentos de la
sinagoga mayor.
Se ha defendido la existencia de siete sinagogas, englobando los oratorios o pequeños minyanim privados, en éste término.
La Sinagogas más importantes son tres: la mayor, la menor y la que se
erigiera bajo patrocinio de Juce Abencabra. Todas ellas fueran
reconstruidas o reformadas a finales del S.XIV con mano de obra mudéjar.
La sinagoga mayor es el epicentro de las reuniones de la aljama y posee también un competente docente.
Después de la expulsión fue convertida en iglesia bajo la advocación de
Santa Catalina de Sena, en la actualidad es la Ermita de la
Consolación. Hace unos años se realizó una impecable restauración de la
fachada en piedra sillar, con sus dos puertas de acceso de arcos
apuntados.
La Sinagoga Menor se ubicaba en el muro sur de la judería, pero sufrió
un gran deterioro en la Guerra de los Dos Pedros, entre 1357 y 1369,
quedando prácticamente derruida. Por ello, al igual que en el caso
anterior, a mediados del siglo XIV se solicitó, a iniciativa del
poderoso gremio de los tejedores y su cofradía, una licencia para su
reconstrucción. Se edificó un nuevo templo, no mayor de 78,72 m2, en el
barranco del rey en hebreo, junto al montículo de la Peña, en un solar
con bodega. El templo, además del sótano ya existente, contaba con dos
plantas: la primera era la sala de oración y la segunda sirvió de
vivienda. Los rabinos adscritos a la sinagoga además poseían una casa,
adosada al templo, dividida en diferentes estancias que a veces
alquilaban. Es una sala rectangular de pequeñas dimensiones, cubierta
con bóveda de cañón apuntado reforzado por cinco arcos fajones. En
tiempos fue utilizada como almacén de curtidores de zapatos. En estos
momentos se encuentra dentro de las sede del grupo de Scout de
Calatayud.
La judería constaba además con sus instalaciones públicas, como centros de atención hospitalaria, hornos, carnicería, etc.
En cuanto a la actividad económica en el ámbito de la judería destaca
la artesanía textil y de la piel, como principales ocupaciones de los
judíos quedando en segundo plano la agricultura y la ganadería. En el
sector servicios es muy eminente la práctica de la medicina hasta el
punto de que la sanidad de la ciudad se encontraba en buena parte en sus
manos.
En 1492 sólo una cuarta o quinta parte de la población judía de
Calatayud opta por abandonar su tierra, lo que supone que la mayoría
prefirió la conversación forzosa, constituyendo un caldo de cultivo
ideal para el criptojudaismo.
Ubicación en el mapa
LA JUDERÍA DE CALATAYUD
La presencia judía en Calatayud es simultánea al periodo de
dominación musulmán, aunque no se configura como aljama, es decir, no
adquiere estructura jurídica hasta fines del S.XI. La mayor parte de
datos conservados son posteriores a la conquista de Calatayud en 1120
por Alfonso I el Batallador.
Durante la Alta y Plena Edad Media los monarcas aragoneses tratan de
atraer repobladores, ya sean cristianos, mudéjares o judíos, para
tratar de consolidar los territorios conquistados. De ahí que el fuero
se muestre muy respetuoso con la comunidad judía, permitiéndoles seguir
habitando en el mismo barrio, situado en la parte alta y fortificada de
la ciudad.
A finales del S.XIII es la segunda judería de realengo de Aragón.
La judería se situaba, a modo de promontorio, encaramada en torno al
castillo de Don Álvaro o Doña Martina, también conocido como castillo de
la Judería. El barrio poseía una vía de acceso principal que arrancaba,
posiblemente a través de un arco de medio punto, desde la plaza de San
Andrés, y ascendía por la cuesta de Santa Ana.
Además, el hecho de que la judería se encontrase aislada por paños de
muralla y la propia orografía, obligó a sus habitantes a practicar
diversas puertas y trenques. Se han identificado cuatro, incluyendo la
ya mencionada entrada principal. En su vertiente Noreste se sitúa el
“Postigo de la Torremocha”, cuya fábrica se remonta al reinado de Jaime
I. En el sur existía otro postigo aunque no se conoce su enclave
exacto. En el occidente se situó la puerta de la Plana, la cual
atravesaban los cortejos fúnebres camino del cementerio.
La red viaria presenta un trazado angosto y sinuoso. De las calles
principales, (Torremocha, Cuesta de Santa Ana ...), arrancan otras
secundarias por las que se accede a calles sin salida que su introducen
en las manzanas sirviendo de acceso a las viviendas –más de una- a
través de un “patio de vecindad”.
Las viviendas no eran muy espaciosas, existiendo diferencias muy
marcadas entre las familias acomodados y las más humildes, que tenían
que contentase con habitar en una estancia en régimen de arrendamiento.
Los materiales empleados para la construcción se ven condicionados por
el medió físico. Se emplea el yeso, la madera, las cañas, adobes y
ladrillo. La piedra se reserva para zócalos y cantoneras de la alta
burguesía hebrea, por su alto precio, así como para los basamentos de la
sinagoga mayor.
Se ha defendido la existencia de siete sinagogas, englobando los oratorios o pequeños minyanim privados, en éste término.
La Sinagogas más importantes son tres: la mayor, la menor y la que se
erigiera bajo patrocinio de Juce Abencabra. Todas ellas fueran
reconstruidas o reformadas a finales del S.XIV con mano de obra mudéjar.
La sinagoga mayor es el epicentro de las reuniones de la aljama y posee también un competente docente.
Después de la expulsión fue convertida en iglesia bajo la advocación de
Santa Catalina de Sena, en la actualidad es la Ermita de la
Consolación. Hace unos años se realizó una impecable restauración de la
fachada en piedra sillar, con sus dos puertas de acceso de arcos
apuntados.
La Sinagoga Menor se ubicaba en el muro sur de la judería, pero sufrió
un gran deterioro en la Guerra de los Dos Pedros, entre 1357 y 1369,
quedando prácticamente derruida. Por ello, al igual que en el caso
anterior, a mediados del siglo XIV se solicitó, a iniciativa del
poderoso gremio de los tejedores y su cofradía, una licencia para su
reconstrucción. Se edificó un nuevo templo, no mayor de 78,72 m2, en el
barranco del rey en hebreo, junto al montículo de la Peña, en un solar
con bodega. El templo, además del sótano ya existente, contaba con dos
plantas: la primera era la sala de oración y la segunda sirvió de
vivienda. Los rabinos adscritos a la sinagoga además poseían una casa,
adosada al templo, dividida en diferentes estancias que a veces
alquilaban. Es una sala rectangular de pequeñas dimensiones, cubierta
con bóveda de cañón apuntado reforzado por cinco arcos fajones. En
tiempos fue utilizada como almacén de curtidores de zapatos. En estos
momentos se encuentra dentro de las sede del grupo de Scout de
Calatayud.
La judería constaba además con sus instalaciones públicas, como centros de atención hospitalaria, hornos, carnicería, etc.
En cuanto a la actividad económica en el ámbito de la judería destaca
la artesanía textil y de la piel, como principales ocupaciones de los
judíos quedando en segundo plano la agricultura y la ganadería. En el
sector servicios es muy eminente la práctica de la medicina hasta el
punto de que la sanidad de la ciudad se encontraba en buena parte en sus
manos.
En 1492 sólo una cuarta o quinta parte de la población judía de
Calatayud opta por abandonar su tierra, lo que supone que la mayoría
prefirió la conversación forzosa, constituyendo un caldo de cultivo
ideal para el criptojudaismo.
Ubicación en el mapa
noticias
Contacto
No hay comentarios:
Publicar un comentario