Sábado o domingo
¿Cuál es el día de reposo?
Por David C. Pack
La
mayoría de cristianos profesos observan el domingo. Sin embargo, el
pueblo judío (y algunas otras personas) guardan el sábado (Sabbat). ¿Era
este día sólo para los judíos, o solamente para la antigua Israel?
¿Establece el Nuevo Testamento al domingo como el Día del Señor? — o ¿está el sábado aún en efecto? ¿Hace esto alguna diferencia? De ser así, ¿cuál día es el día de reposo cristiano? ¿Puede esto ser PROBADO?
Nota explicativa: Este libro ha sido traducido de su versión original
en inglés “Saturday or Sunday Which is the Sabbath”; por lo tanto,
algunas veces encontrará términos en el idioma inglés con una breve
explicación.
en inglés “Saturday or Sunday Which is the Sabbath”; por lo tanto,
algunas veces encontrará términos en el idioma inglés con una breve
explicación.
TABLA DE CONTENIDOS
- Introducción
- Capítulo Uno — Admisiones sorprendentes
- Capítulo Dos — Desde el principio
- Capítulo Tres — ¿Se ha perdido el tiempo?
- Capítulo Cuatro — Ley de Dios, no de Moisés
- Capítulo Cinco — El pacto perpetuo del día de reposo
- Capítulo Seis — ¡La Iglesia que Cristo encabeza!
- Capítulo Siete — Israel y Judá van a la esclavitud — ¡y por qué!
- Capítulo Ocho — La marca de la bestia
- Capítulo Nueve — ¿Sábado o domingo en el Nuevo Testamento?
- Capítulo Diez — La resurrección de Cristo no fue en domingo
- Capítulo Once – Asamblea y compañerismo en el día de reposo
- Capítulo Doce – Cómo hacer del sábado una delicia
Introducción
El tema de cuál día es el día de reposo cristiano es uno de los máslargos debates en curso acerca de cualquier enseñanza Bíblica. Teólogos y
ministros de todo antecedente y teología han ofrecido su opinión acerca
de la pregunta sobre “sábado o domingo”. Muchos comienzan con la
asunción de que el cristianismo tradicional, ortodoxo, es el lugar para
iniciar la discusión. Aunque la opinión humana no cuenta,
asombrosamente, pocos parecen usar la Biblia como la autoridad. No sólo
la palabra de Dios es el lugar para comenzar el estudio de este tema,
así como aquél de cualquier otra doctrina de Dios, sino que la pregunta
de “cuál día es santo” ya surge al propio inicio de la Biblia.
El libro de Génesis — el nombre significa “comienzos” — habla casi
inmediatamente acerca del tema del día de reposo — el séptimo día de la
semana. Es como si Dios quisiera este tema claramente establecido en las
mentes de los lectores de la Biblia desde el inicio de su estudio de la
Escritura.
Cerca del comienzo del libro, inmediatamente después que el “capítulo
de la Creación” concluye, la Biblia dice esto: “Fueron, pues, acabados
los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:1-3).
Aunque nadie debería haber pasado por alto, o malentendido, el peso
de este pasaje, casi todos lo han hecho. Y en vez de examinar éste, y
los muchos otros al respecto, la mayoría simplemente se traga el
pensamiento popular sin resistencia porque es fácil.
Usted aprenderá que aunque el tema de cuál día se debe observar como
el día de reposo cristiano debería ser un tema ardiente en las mentes de
millones, no lo es. De hecho, a casi nadie parece importarle cuál es la
enseñanza de la Biblia — la única enseñanza correcta — al respecto. Sople el polvo de su Biblia, y comprenda una de sus más grandes verdades.
Existe la pregunta en las mentes de algunos acerca de los judíos, y
de si solamente ellos habían de, o aún han de, observar el día de
reposo. Otros se preguntan cuál es el séptimo día de la semana en el
calendario moderno, y si realmente podemos saber cuál día debe ser
observado. Aún otros reconocen que Jesucristo guardó el día de reposo,
pero creen que esto fue solamente para “guardarlo por nosotros” o “que
lo hizo porque Él era un judío”. Y aún otros creen que el día de reposo
es, y siempre ha sido, el séptimo día de la semana, pero que “la iglesia
romana”, bajo la supuesta autoridad otorgada a Pedro, tuvo el derecho
de cambiar la observancia al primer día de la semana.
Aun aquellos quienes sí observan el día de reposo, de una manera o de
otra, tienen poco entendimiento de lo que realmente está en juego para
aquellos quienes guardan el día correcto — y para aquellos quienes no lo
hacen. Los capítulos posteriores presentan un escalofriante
entendimiento del por qué usted debe entender este tema — de por qué
usted no puede permitirse malentender el importantísimo Cuarto
Mandamiento de la Biblia.
Después de probar la validez del día de reposo hoy, aún queda una serie de preguntas relacionadas, pertenecientes a cómo
observar el séptimo día de la semana de manera correcta. Puesto que es
Dios quien estableció el día de reposo, debemos buscar en Su Palabra la
guía que revele cómo guardarlo de una manera agradable para Él.
Entienda que este libro da una perspectiva muy completa. De hecho,
usted encontrará que es casi ciertamente el más fuerte y más completo
libro acerca del día de reposo que alguna vez se ha escrito. Éste
examina la pregunta del día de reposo de una manera que usted jamás ha
visto antes. Casi cada pregunta, argumento y tema que ha surgido acerca
del día de reposo se cubre en detalle — capítulo por capítulo. El lector
no habrá llegado a una comprensión plena de todo lo que está en juego
con el tema de si la observancia del sábado o el domingo está en
vigencia para los cristianos, hasta que haya leído cada página de este
libro.
Todos los capítulos presentados han sido preparados en la secuencia
en que aparecen por una razón. Cada capítulo construye sobre el previo y
prepara el camino para el siguiente. A menos que el lector entienda
este método de construcción desde el inicio — por qué el libro fue
escrito como lo fue — comprender el cuadro general del tema, como Dios
lo planeó, será más difícil.
También reconozca que algunos capítulos son insertos esenciales.
Estos son incluidos por razones importantes que serán entendidas a
medida que el espectro completo del tema sea desplegado cuidadosamente
ante el lector.
¡Que Dios le ayude a entender la asombrosa importancia de todo lo que está por leer!
Capítulo Uno —
Admisiones sorprendentes
Yo crecí en una grande y respetada iglesia protestante. Puedorecordarme sentado en un banquito usando un corbatín en la escuela
dominical a la edad de tres años, rodeado por otros niños. A medida que
crecí, la escuela dominical se convirtió en los servicios dominicales de
la iglesia, y todos dieron por hecho que estábamos allí en el día
correcto. Nadie sugería, ni remotamente, otra cosa. Todos aparecíamos
semanalmente en nuestra “ropa de gala”. Esto continuó por años, y nadie
cuestionaba nada de lo que era hecho.
Las cosas cambiaron en 1966 porque, a la edad de diecisiete, fui
desafiado a buscar en la Biblia para ver lo que ésta dice realmente
acerca del asunto de la observancia del domingo. ¡Fui absolutamente
golpeado por lo que encontré! Usted también lo será.
Aunque el mundo está enfocado contrario a la observancia del día de
reposo en el séptimo día de la semana, yo comprendí que no había excusa
para quebrantar el día de reposo. Encontré que la Biblia era clara, y no dejaba lugar para la duda. Las escrituras acerca del sábado y el domingo eran muy claras. Yo vi que las objeciones comunes respecto a la observancia del sábado eran fácilmente desmentidas, si uno tenía una mente abierta.
A menos que Dios no existiera, y que la Biblia fuera la palabra de hombres
— simplemente literatura hebrea y griega antigua — yo no tenía más
elección que observar el sábado. Tras probar que Dios existe y que la
Biblia es su Palabra, y tras ver prueba del mandamiento del sábado en la
Biblia, yo jamás he asistido a la iglesia en domingo otra vez, ni he
observado ese día. Yo encontré que el Cuarto Mandamiento es una LEY. Al
ser guardada, ésta trae bendiciones espirituales, “guardando” a aquellos
quienes la obedecen. Al ser quebrantada, ésta trae maldiciones
espirituales, “quebrantando” a aquellos quienes la desobedecen.
Aceptación universal
Hay más de dos billones de cristianos profesos sobre la Tierra. Ellos
asisten a más de 2.000 denominaciones eclesiásticas u organizaciones
diferentes solo en los Estados Unidos. Este número aumenta
continuamente, y el resultado ha sido un sinfín de confusión acerca de
las creencias y desacuerdo entre ellas. Sin embargo, casi todos los
cristianos profesos están de acuerdo en cuanto a la observancia del
domingo, pensando que es el “Día del Señor” del Nuevo Testamento.
¿Están ellos en lo correcto? ¿Establece el Nuevo Testamento al
domingo en lugar del día de reposo en el séptimo día del Antiguo
Testamento? ¿Abolió Jesucristo el sábado, haciéndose a Sí mismo “Señor
del domingo”? A vastos números les es dicho — y ellos lo creen — que Él
lo hizo. Pero, si Cristo estableció el domingo para reemplazar al sábado, ¿por qué les dijo Él a sus discípulos: “Por tanto, el Hijo del Hombre es señor aun del sábado” (Mar. 2:28 – versión RV95)? Esta pregunta, por sí sola, domina el debate.
¿Ha notado usted alguna vez este versículo? Probablemente no. No obstante, está en el Nuevo
Testamento. La mayoría de ministros gustan de predicar del Nuevo
Testamento, casi hasta una exclusión completa del Antiguo Testamento.
Pero, ¿ha escuchado usted a un predicador — o profesor, o teólogo —
mencionar este pasaje? Muy probablemente no — y esta es solamente una de muchas claras escrituras acerca del sábado.
La mayoría de personas jamás se preguntan por qué creen lo que creen o por qué
hacen lo que hacen. En un mundo lleno de costumbres y tradiciones
populares, pocos tratan de determinar el origen real de las cosas. La
mayoría generalmente acepta las prácticas religiosas comunes sin
cuestionar, eligiendo hacer lo que todos los demás hacen, porque es
fácil, natural y cómodo — porque hay cierta “seguridad en los números”.
El poder de la presión de los amigos, por sí sola, hace casi evitar las
preguntas difíciles, a fin de poder practicar lo que es aceptable — y que está de moda.
La mayoría sigue lo que le ha sido enseñado, asumiendo que
lo que creen y hacen es correcto. Ellos dan sus creencias por sentado,
casi nunca tomando el tiempo para PROBARLAS. En ninguna parte es más
cierto esto que en la observancia del domingo. Dos billones de personas
guardan el domingo sin saber por qué — o dónde se
originó esta práctica. La mayoría supone que esto se encuentra en la
Biblia porque ven a tantos cristianos profesos observándolo. Ciertamente
billones no pueden estar equivocados. ¿O sí?
Honestidad incriminatoria
Un estudio de la Biblia, acerca de casi todas las doctrinas
generalmente aceptadas por las iglesias de este mundo — el cristianismo
profeso — revela que ellas casi no tienen base bíblica alguna. ¡Esta
declaración es sorprendente, no obstante verdadera!
Pero he aquí una ironía: Cuando son confrontados con la verdad de lo que la Biblia realmente
dice acerca de un tema, muchos de quienes frecuentan las iglesias
intentarán negar los hechos, no obstante indisputables. Ellos
retorcerán, distorsionarán y empañarán los temas a fin de retener sus
ideas queridas, prefiriendo lo que es familiar antes que lo que es correcto — ¡y verdadero!
El tema del día de reposo es un tanto diferente. Aunque, la final, la mayoría de personas no están dispuestas a observarlo, muchos ministros, teólogos y religiosos reconocen
abiertamente lo que la Biblia dice acerca del sábado. Cuando son
presionados, ellos admiten que la Biblia autoriza la observancia del
séptimo día.
¡Usted quedaría sorprendido ante la honestidad de ellos!
Admisión católica romana
Las publicaciones católicas, los papas, cardenales, obispos,
teólogos, historiadores, profesores y el propio Vaticano han admitido
cándidamente que no hay base bíblica — alguna — para la observancia del
domingo. Este libro incluye muchas citas de ellos. Usted quedará
asombrado ante el extraordinario candor con el que los líderes católicos
abordan este tema.
Es vitalmente importante tomar el tiempo para leer lo que aquellos quienes guardan el domingo dicen acerca de su autoridad — o falta
de autoridad — para hacer esto. Usando sus propias palabras, debemos
primero establecer por qué 1.2 billones de católicos romanos creen que
ya no están obligados a observar el séptimo día de reposo. ¡Ellos se lo
dicen abiertamente al mundo!
La Biblia claramente declara que Jesucristo es la Cabeza de la
Iglesia (Efe. 1:22-23; Col. 1:18). Roma, suponiendo que Cristo, en
efecto, delegó Su autoridad sobre la Iglesia al apóstol Pedro — quien
ellos proclaman fue el primer papa — habla claramente de cómo ha usado
esta “autoridad”. ¡Tal como las declaraciones de Dios acerca del sábado
fueron sorprendentes para mí, de igual forma las siguientes
declaraciones serán asombrosas para usted! (Muchas son incluidas para énfasis.)
“Por ejemplo, en ninguna parte de la Biblia encontramos que Cristo o
los apóstoles ordenaran que el día de reposo fuera cambiado de sábado a
domingo. Tenemos el mandamiento de Dios dado a Moisés de guardar santo
el día de reposo, el cual es el 7º día de la semana, sábado. Hoy la
mayoría de cristianos guardan el domingo porque esto ha sido revelado a
nosotros por la iglesia [católica romana] desde fuera de la Biblia”.
Católico Virginiano, “A decir verdad”, p. 9, 3 de octubre de 1947.
“De esta misma iglesia católica han aceptado ustedes su domingo, y que el domingo, como el día del Señor, ella les ha entregado como una
tradición; y todo el mundo protestante lo ha aceptado como tradición,
porque ustedes no tienen una pizca de Escritura para establecerlo. Por
tanto, aquello que ustedes han aceptado como su regla de fe, inadecuado
como ciertamente es, así como su domingo, lo han aceptado por la
autoridad de la Iglesia Católica Romana”.
D. B. Ray, La controversia papal, p. 179, 1892.
“Repetidamente le he ofrecido $1,000 a cualquiera que pueda probarme solamente con la Biblia que estoy atado a santificar el domingo. No hay
tal ley en la Biblia. Esta es una ley de la iglesia católica romana. La
Biblia dice: ‘Acuérdate del sábado para santificarlo’. La iglesia
católica dice: ‘No. Por mi divino poder elimino el día sábado y les
ordeno santificar el primer día de la semana’. Y así todo el mundo civilizado se inclina en una obediencia reverente al mandamiento de la santa iglesia católica”.
Obispo T. Enright, C.S.S.R., en una conferencia en Hartford, Kansas, 18 de febrero de 1884.
“No hay más que una iglesia sobre la faz de la tierra la cual tiene el poder, o reclama poder, para hacer leyes obligatorias para la
conciencia, obligatorias delante de Dios, obligatorias bajo la pena del
fuego del infierno. Por ejemplo, la institución del domingo. ¿Qué
derecho tiene cualquier otra iglesia para guardar este día? Ustedes
responden, por la virtud del tercer mandamiento [el papado renombró el
cuarto mandamiento, llamándolo el tercero], el cual dice: ‘Acuérdate de
santificar el día de reposo’. Pero el domingo no es el día de reposo.
Cualquier muchacho de escuela sabe que el domingo es el primer día de la
semana. Yo le he ofrecido repetidamente mil dólares a cualquiera que me
pruebe solamente con la Biblia que el domingo es el día que estamos
obligados a guardar, y nadie ha reclamado el dinero. Fue la santa
iglesia católica la que cambió el día de reposo del sábado, el séptimo
día, al domingo, el primer día de la semana”.
T. Enright, C.S.S.R., en una conferencia dictada en 1893.
“La iglesia católica… por virtud de su divina misión, cambió el día de sábado a domingo”.El espejo católico, publicación oficial de James Cardinal Gibbons, 23 de septiembre de 1893.
“¿Es el sábado el séptimo día de acuerdo con la Biblia y los Diez Mandamientos? Yo respondo sí. ¿Es el domingo el primer día de la semana y
cambió la iglesia el séptimo día — sábado — por el domingo, el primer
día? Yo respondo sí. ¿Cambió Cristo el día? ¡Yo respondo no!”
James Cardinal Gibbons, Arzobispo de Baltimore (1877-1921), carta firmada.
“La razón y el sentido exigen la aceptación de una o la otra de estasalternativas: ya sea… guardar santo el sábado o el catolicismo y la
observancia del domingo. El compromiso es imposible”.
James Cardinal Gibbons, El espejo católico, 23 de diciembre de 1893.
“Una regla de fe, o una guía competente al cielo, debe ser capaz de instruir en todas las verdades necesarias para la salvación. Ahora las
Escrituras por sí solas no contienen todas las verdades que un cristiano
está obligado a creer, ni reúnen explícitamente todos los deberes que
él está obligado a practicar. Por no mencionar otros ejemplos, ¿no está
cada cristiano obligado a santificar el domingo, y a abstenerse en ese
día de trabajo servil innecesario? ¿No está la observancia de esta ley
entre los más prominentes de nuestros deberes sagrados? Pero usted puede
leer la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis, y no encontrará una
sola línea que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras
imponen la observancia religiosa del sábado, un día que jamás
santificamos.
“La iglesia católica correctamente enseña que nuestro Señor y sus
apóstoles inculcaron ciertos deberes importantes de religión, los cuales
no están registrados por los escritores inspirados. Por ejemplo, la
mayoría de cristianos oran al Espíritu Santo, una práctica que no se
encuentra en ninguna parte de la Biblia.
“Debemos, por tanto, concluir que las Escrituras por sí solas no
pueden ser una guía y una regla de fe suficiente, porque no pueden, en
cualquier momento, estar al alcance de todo investigador; porque no son
por sí mismas claras e inteligibles aun en asuntos de alta importancia, y
porque ellas no contienen todas las verdades necesarias para la
salvación”.
James Cardinal Gibbons, Fe de nuestros padres, 88º edición, p. 89.
[Nota del autor: El apóstol Pablo, bajo inspiración de Dios, está en desacuerdo. Hablando solamente de los libros del Antiguo Testamento, los
cuales tenía a su disposición, él escribió esto: “y que desde la niñez
has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios… (II Tim. 3:15-16)].
“La Biblia en todas partes impone la santificación del sábado, el
séptimo día de la semana… Ustedes protestantes tienen que admitir la
autoridad de la Iglesia Católica Romana, la cual es puesta sobre ustedes
cuando observan el domingo, porque ustedes no tienen ninguna otra
autoridad para el domingo sino la de la Iglesia Católica Romana”.
James Cardinal Gibbons
“La Iglesia Católica por más de mil años antes de la existencia de una protestante, por virtud de su misión divina, cambió el día de sábado
a domingo”.
James Cardinal Gibbons, El espejo católico, 23 de diciembre de 1893
“Pregunta: ¿Qué autoridad bíblica hay para cambiar el día dereposo de séptimo al primer día de la semana? ¿Quién le dio al papa la
autoridad de cambiar un mandamiento de Dios? Respuesta: Si la
Biblia es la única guía para los cristianos, entonces el adventista del
séptimo día está en lo correcto al observar el sábado con los judíos.
Pero los católicos aprenden a creer y a hacer de la divina e infalible
autoridad establecida por Jesucristo, la Iglesia Católica… ¿No es
extraño que aquellos quienes hacen de la Biblia su único maestro deban
seguir inconsistentemente en este asunto la tradición de la Iglesia?”
“Caja de preguntas”, Conway, edición 1903, p.p. 254-255.
“Pregunta: ¿Tiene usted alguna otra manera de probar que la Iglesia tiene poder para instituir festivales de precepto? Respuesta:Si ella no tuviera tal poder, ella no podría haber hecho aquello con lo
cual todos los religiosos modernos concuerdan — ella no podría haber
sustituido la observancia del domingo, el primer día de la semana, en
lugar de la observancia del sábado, el séptimo día, un cambio para el
cual no hay autoridad bíblica”.
Stephen Keenan, Un catecismo doctrinal, p. 174.
“‘Nuestro Señor se levantó de los muertos en el primer día de la semana’, dijo el Padre Hourigan del seminario jesuita. ‘Esa es la razón
por la que la Iglesia cambió el día de obligación del séptimo día al
primer día de la semana. Los anglicanos y otras denominaciones
protestantes retuvieron esa tradición cuando la reformación vino”.
Toronto Daily Star, 26 de octubre de 1949
“Algunos teólogos han sostenido que Dios de igual manera determinó directamente el domingo como el día de adoración en la Nueva Ley, que Él
mismo ha sustituido explícitamente el domingo para el día de reposo.
Pero esta teoría ha sido ahora totalmente abandonada. Ahora se sostiene
comúnmente que Dios simplemente le dio a Su Iglesia el poder para
apartar cualquier día o días que ella quisiera considerar aptos como
Días Santos. La Iglesia eligió el domingo, el primer día de la semana, y
en el curso del tiempo añadió otros días como días santos”.
John Laux, Un curso de religión para secundarias y academias católicas, vol. 1, p. 51, 1936
“En ninguna parte de la Biblia se declara que la adoración debe ser cambiara de sábado a domingo… Ahora la Iglesia… instituyó, por la
autoridad de Dios, al domingo como el día de adoración. Esta misma
Iglesia, por la misma autoridad divina, enseñó la doctrina del
purgatorio mucho antes de que la Biblia fuera hecha. Tenemos, por tanto,
la misma autoridad para el purgatorio como para el domingo”.
Martin J. Scout, Cosas que se les preguntan a los católicos, p. 136, 1927
“Respecto al cambio de la observancia del sábado judío al domingo cristiano, deseo llamar su atención a los hechos:“1) Que los protestantes, quienes aceptan la Biblia como la única
regla de fe y religión, deberían por todos los medios regresar a la
observancia del sábado. El hecho que no lo hagan, sino, por el
contrario, observen el domingo, los ridiculiza ante los ojos de todo
hombre pensante.
“2) Nosotros los católicos no aceptamos la Biblia como la única regla
de fe. Además de la Biblia tenemos a la Iglesia viviente, la autoridad
de la Iglesia, como una regla para guiarnos. Nosotros decimos que esta
Iglesia, instituida por Cristo para enseñar y guiar al hombre a través
de la vida, tiene el derecho de cambiar las leyes ceremoniales del
Antiguo Testamento y por consiguiente, nosotros aceptamos su cambio del
sábado al domingo. Nosotros decimos francamente, sí, la Iglesia hizo
este cambio, hizo esta ley, tal como ella hizo muchas otras leyes, por
ejemplo, la abstinencia de carne en viernes, el celibato sacerdotal, las
leyes concernientes a los matrimonios mixtos, la regulación de
matrimonios católicos y mil otras leyes.
“Siempre es un tanto risible ver a las iglesias protestantes, en el
púlpito y en la legislación, exigir la observancia del domingo, de lo
cual no hay nada en su Biblia”.
Peter R. Kraemer, Sociedad de Extensión de la Iglesia Católica, 1975.
“Nosotros nos movemos del ‘sábado’ al ‘primer día después del sábado’; del séptimo día al primer día: el dies Domini se convierte en dies Christi…En contraste, la posición del sábado como el séptimo día de la semana
sugiere un simbolismo complementario para el Día del Señor, muy gustado
por los Padres. El domingo no es solamente el primer día, sino también
el ‘octavo día’, puesto dentro de la sucesión séptupla de días…”
Papa Juan Pablo II, Carta Apostólica, Dies Domini, Vaticano, 31 de mayo de 1998.
“Sólo gradualmente los cristianos comenzaron a observar el domingo como un día de reposo… En el tercer siglo, como aprendemos de
Tertuliano, muchos cristianos habían comenzado a guardar el domingo como
un día de reposo en alguna medida…
“La necesidad real del domingo como el día de reposo, así como de adoración, vino mucho más tarde…”
‘Sí, yo condené a la Iglesia Católica”, p. 4 (Concilio supremo, caballeros de Columbus).
“Pregunta: ¿Cuál es el día de reposo?“Respuesta: El sábado es el día de reposo.
“Pregunta: ¿Por qué observamos el domingo en vez del sábado?
“Respuesta: Observamos el domingo en vez del sábado porque
la Iglesia Católica, en el concilio de Laodicea (363 D.C.), transfirió
la solemnidad del sábado al domingo”.
Peter Gerermann, “El catecismo de doctrina católica del converso”, 2º edición, p. 50, 1910
[Nota del autor: En este mismo Concilio de Laodicea del cuarto siglo —en 363 d.C. — el siguiente edicto fue pasado: “Los cristianos no deben
judaizar descansando en el sábado”. — ¡La penalización por la
desobediencia era la muerte!]
Los protestantes siguen a Roma
Cerca de un billón de protestantes también observan el domingo. Antes
de examinar lo que ellos dicen acerca de por qué observan el primer día
de la semana, he aquí varias citas de los católicos explicando su perspectiva de por qué los protestantes hacen lo que hacen. Considérelas cuidadosamente.
“Prácticamente todo lo que los protestantes consideran esencial o
importante, lo han recibido de la Iglesia Católica. Ellos aceptaron el
domingo en vez del sábado como el día para adoración pública después que
la Iglesia Católica hiciera ese cambio.
“Pero la mente protestante no parece comprender que al aceptar la
Biblia, al observar el domingo, al guardar navidad y la pascua florida,
ellos están aceptando la autoridad del vocero para la iglesia, el papa”.
Nuestro visitante dominical, 5 de febrero de 1950
“Fue la Iglesia Católica la que, por la autoridad de Jesucristo, ha transferido este reposo al domingo en memoria de la resurrección de
nuestro Señor. Así, la observancia del domingo por los protestantes es
un homenaje que ellos rinden, a pesar de sí mismos, a la autoridad de la
iglesia [católica]”.
Mgr. Segur, “Charla clara acerca del protestantismo hoy”, p. 213
“Pregunta: ¿Cómo prueban ustedes que la Iglesia tenía poder para ordenar fiestas y festividades?“Respuesta: Por el propio hecho de cambiar el sábado al
domingo, del cual los protestantes dan cuenta; y por tanto ellos
tiernamente se contradicen a ellos mismos, al guardar el domingo de manera estricta y quebrantar muchas de las otras fiestas ordenadas por la misma Iglesia.
“Pregunta: ¿Cómo prueban ustedes eso?
“Respuesta: Porque al observar el domingo, ellos
reconocen el poder de la Iglesia para ordenar fiestas, y ordenarlas bajo
pecado: y al no guardar el reposo [de las fiestas] por su mandato,
ellos nuevamente niegan el mismo poder”.
Henry Tuberville, D.D., “Un resumen de la doctrina cristiana” [R.C.], p. 58
“Católico: ¿Es la Biblia la regla o guía de los protestantes para observar el domingo?“Protestante: No, yo creo que los adventistas del séptimo
día son los únicos quienes conocen la Biblia en el asunto de la
observancia del sábado”.
“La Biblia, una autoridad solamente en manos católicas”, pp. 25, 26
“Cuando san Pablo repudió las obras de la ley, él no estaba pensando en los Diez Mandamientos, los cuales son tan inalterables como Dios
mismo lo es, los cuales Dios no podría cambiar y aún seguir siendo el
infinitamente santo Dios”.
Nuestro visitante dominical, 7 de octubre de 1951
Lo que los protestantes confiesanLos oficiales protestantes de muchas denominaciones también han
admitido cándidamente que no hay autoridad bíblica para la observancia
del domingo. He aquí sus muchas citas, clasificadas según las
denominaciones protestantes.
Luterana: El primer “protestante” verdadero fue
Martín Lutero. Ningún registro de enseñanza protestante está completo
sin las palabras de este mayor reformador protestante de todos.
Note esta cita perteneciente al comentario de Lutero sobre Éxodo
16:4, 22-30, respecto al sábado: “De aquí se puede ver que el sábado fue
antes de que la Ley de Moisés viniera, y ha existido desde el principio
del mundo. Los devotos, quienes han preservado la verdadera fe, se han
reunido de manera especial y han acudido a Dios en este día”. Traducido
de Auslegung des Alten Testaments (Comentario del Antiguo Testamento), en Sämmtliche Schriften (Escritos Recopilados), editado por J.G. Walck, Vol. 3, col. 950 [Edición San Luis de Trabajos de Lutero, 1880].
[Nota del autor: Martín Lutero también guardó personalmente el sábado. La siguiente fuente revela por qué él no instó a otros a hacer lo mismo].
“Lutero mismo, aunque se dice que creía en, y practicaba, la
observancia del sábado en el séptimo día, no lo prescribió en sus
artículos de fe para sus seguidores, en las copias a las cuales nosotros
tenemos ahora acceso. Sin embargo, se ha dicho que en su tesis
original, Lutero abogó la observancia del séptimo día sábado, pero que
sus colegas objetaron basados en que esa era una doctrina poco popular,
la cual tendría una tendencia a repeler a los partidarios de la Reforma
quienes no eran tan píos como deberían haber sido, pero eran de gran ayuda contra las usurpaciones del papado”.
Dugger y Dodd, Una historia de la verdadera religión, pág. 196-197
“Ellos [los católicos romanos] se refieren al día de reposo como habiendo sido cambiado al Día del Señor, contrario al Decálogo, como
parece. Tampoco hay ningún ejemplo del cual ellos hagan más que en
relación al cambio del día de reposo. ¡Grande, dicen ellos, es el poder
de la Iglesia, puesto que ésta ha deshecho de uno de los Diez
Mandamientos!”
“Confesiones Augsburg de Fe”, art. 28, por
Melanchthon, aprobado por Martín Lutero, 1530, El Libro de Concordia de
la Iglesia Evangélica Luterana,
Melanchthon, aprobado por Martín Lutero, 1530, El Libro de Concordia de
la Iglesia Evangélica Luterana,
Henry Jacobs, edición 1911, p. 63
“Hemos visto cuán gradualmente se desvaneció la impresión del día de reposo judío de la mente de la Iglesia Cristiana, y cuán completamente
tomó posesión de la iglesia el nuevo pensamiento que subraya la
observancia del primer día. Hemos visto que los cristianos de los
primeros tres siglos jamás confundieron uno con el otro, sino por un
tiempo celebraron ambos”.
El problema del domingo, un libro de estudio de la Iglesia Luterana Unida, p. 36, 1923
“El festival del domingo, como todos los otros festivales, fue solamente una ordenanza humana, y estaba lejos de las intenciones de los
apóstoles establecer un mandamiento divino en este respecto, lejos de
ellos, y de la iglesia apostólica temprana, el transferir las leyes del
sábado al domingo”.
Dr. Augustus Neander, La historia de la iglesia y religión cristiana, traducción de Henry John Rose, p. 186, 1843
“Pero ellos se equivocan al enseñar que el domingo ha tomado el lugardel sábado del Antiguo Testamento y que por tanto debe ser guardado
como el séptimo día había de ser guardado por los hijos de Israel… estas
iglesias se equivocan en su enseñanza, porque la Escritura en ninguna
manera ha ordenado el primer día de la semana en lugar del sábado.
Simplemente no hay ley en el Nuevo Testamento para ese efecto”.
John Theodore Mueller, Sábado o domingo, pp. 15, 16
Anglicana/Episcopal: “¿Dónde se nos dice en las Escrituras que hemos de guardar el primer día en absoluto? A nosotros se
nos ordena guardar el séptimo; pero en ninguna parte se nos ordena
guardar el primer día… La razón por la que guardamos el primer día de la
semana en vez del séptimo es por la misma razón que observamos muchas
otras cosas, no por la Biblia, sino porque la iglesia [romana] lo ha
impuesto”.
Isaac Williams, Claros sermones acerca del catecismo, vol. 1, pp. 334, 336
“No hay palabra, ni pista, en el Nuevo Testamento acerca de abstenerse de trabajo en el domingo… hacia el descanso en domingo no
entra ninguna ley… La observancia del miércoles de ceniza o de la
cuaresma tiene exactamente la misma base que la observancia del
domingo”.
Canon Eyton, Los diez mandamientos, pp. 52, 63, 65
“Nosotros hemos hecho el cambio del séptimo día al primero, de sábadoa domingo, con la autoridad de la única santa Iglesia Católica”.
Obispo Seymour, Por qué guardamos el domingo
Bautista: “Hubo, y hay, un mandamiento de santificarel día de reposo, pero ese día de reposo no era el domingo. Diremos,
sin embargo, y con aluna muestra de triunfo, que el día de reposo fue
transferido del séptimo al primer día de la semana… ¿Dónde puede ser
encontrado registro de tal transacción? No en el Nuevo Testamento,
absolutamente no.
“Para mí parece incomprensible que Jesús, durante su relación de tres
años con Sus discípulos, conversando frecuentemente con ellos acerca
del tema del día de reposo… jamás haya hecho alusión a ninguna
transferencia del día; además, que durante cuarenta días de Su vida
resucitada, tal cosa no fuera tratada.
“Por supuesto, sé muy bien que el domingo sí empezó a usarse en la
historia cristiana temprana… Pero qué lamentable que venga etiquetado
con la marca del paganismo, y cristianizado con el nombre del dios sol,
adoptado y sancionado por la apostasía papal, y dejado como un legado
sagrado al protestantismo”.
Dr. Edgard T. Hiscox, ante una conferencia de
ministros de Nueva York, 13 de noviembre de 1893, Examinador de Nueva
York, 16 de noviembre de 1893.
“Jamás hubo un cambio formal o autoritario del séptimo día de reposo judío a la observancia cristiana del primer día”.ministros de Nueva York, 13 de noviembre de 1893, Examinador de Nueva
York, 16 de noviembre de 1893.
William Owen Carver, El día del Señor en nuestros días, p. 49
Congregacionalista: “…está bastante claro que sin importar cuán rígida o devotamente podamos guardar el domingo, no
estamos guardando el día de reposo… el día de reposo fue fundado sobre
un mandato divino específico. Nosotros no podemos alegar tal mandato
para la obligación de observar el domingo… No hay una sola oración en el
Nuevo Testamento que sugiera que incurrimos en una penalidad al violar
la supuesta santidad del domingo”.
Dr. R. W. Dale, Los diez mandamientos, pp. 127-129
“…el día de reposo cristiano [domingo] no está en las Escrituras, y no fue llamado el día de reposo por la iglesia primitiva”.Timothy Dwight, Teología: Explicada y defendida, serie 107, vol. 3, p. 258, 1823
Discípulos de Cristo: “‘Pero’, algunos pueden decir,‘fue cambiado del séptimo al primer día’. ¿Dónde? ¿Cuándo? y ¿Por
quién? Ningún hombre puede decirlo. No; jamás fue cambiado, ni podría
serlo, a menos que la creación fuera repetida: ¡porque la razón asignada
debe ser cambiada antes que la observancia, o el respeto a la razón,
pueda cambiar! Es una vieja fábula hablar del cambio del día de reposo
del séptimo al primer día. Si hubiera sido cambiado, fue ese augusto
personaje que lo cambió quien cambia los tiempos y las leyes ex oficio — pienso que su nombre es doctor anticristo”.
Alexander Campbell, El cristiano bautista, vol. 1, no. 7, p. 164, 2 de febrero de 1824
“El primer día de la semana es comúnmente llamado el día de reposo. Esto es una equivocación. El día de reposo de la Biblia era el justo el
día antes del primer día de la semana. El primer día de la semana jamás
es llamado el día de reposo en ninguna parte de toda la Escritura.
También es un error hablar acerca del cambio del día de reposo del
sábado al domingo. En ninguna parte de la Biblia hay ninguna insinuación
de tal cambio”.
Observancia del primer día, pp. 17, 19
Metodista: “Pero, la ley moral contenida en los diezmandamientos, e impuesta por los profetas, él [Cristo] no la quitó. No
fue el designio de su venida el revocar ninguna parte de esto. Esta es
una ley que jamás puede ser quebrantada… Cada parte de esta ley debe
permanecer en efecto sobre toda la humanidad, en todas las edades; sin
depender ya sea del tiempo o del lugar, o de cualquier otra
circunstancia sujeta a cambio, sino sobre la naturaleza de Dios y la
naturaleza del hombre, y la inmutable relación del uno con el otro”.
John Wesley, Las obras del Rev. John Wesley, A.M., John Emory, ser. 25, vol. 1, p. 221
“Tome el asunto del domingo. Hay indicios en el Nuevo Testamento en cuanto a cómo la iglesia llegó a guardar el primer día de la semana como
su día de adoración, pero no hay pasaje que les diga a los cristianos
que guarden ese día, o que transfieran el día de reposo judío a ese
día”.
Harris Franklin Rall, Abogado cristiano, p. 26, 2 de julio de 1942
Presbiteriana: “El sábado es parte del decálogo — los Diez Mandamientos. Esto, por sí solo, establece para siempre el tema
referente a la perpetuidad de la institución… Por tanto, hasta que
pueda ser mostrado que la ley moral completa ha sido repelida, el sábado
permanecerá… La enseñanza de Cristo confirma la perpetuidad del
sábado”.
T.C. Blake, D.D., Teología condensada, pp. 474, 475
Dwight L. Moody: “El sábado estaba vigente en Edén, yha estado vigente desde entonces. Este cuarto mandamiento comienza con
la palabra ‘acuérdate’, mostrando que el sábado ya existía cuando Dios
escribió la ley en las tablas de piedra en Sinaí. ¿Cómo pueden los
hombres reclamar que este mandamiento ha sido abolido cuando admiten que
los otros nueve aún están vigentes?”.
D. L. Moody, Evaluado y deficiente, pp. 47, 48
¿Adorar a Cristo en vano?Es irónico que al menos tres bien conocidas figuras protestantes
admiten libremente que el sábado jamás ha sido cambiado y que aún está
vigente para los cristianos — ¡pero no lo guardan ellos mismos!
He aquí lo que Cristo dijo acerca de los mandamientos y tradiciones
populares del mundo — y de sus iglesias: “Pues EN VANO me honran,
enseñando como doctrinas mandamientos de hombres… Bien invalidáis [estos hombres saben exactamente lo que están haciendo] el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:7, 9).
Planteemos la pregunta claramente: ¿Observamos el día que DIOS ordena
— u observamos el día tradicional que la Iglesia Católica Romana
ordena, y que los protestantes apoyan? Esta iglesia y sus iglesias hijas
están equivocadas en virtualmente cada doctrina en la Biblia —
salvación, cielo, infierno, método de bautismo, la Ley, la definición de
pecado, la trinidad, cuáles días anuales deben ser observados por los
cristianos, profecía, y mucho más. Una y otra vez, ésta ha sustituido
sus mandamientos y tradiciones en lugar de lo que Dios dice claramente
en su Palabra. ¿Debe usted seguir su autoridad, creyendo que es mayor que la autoridad de Dios?
es posible adorar a Dios en
vano. Por tanto, usted debe averiguar, de una vez por todas, si la
observancia y adoración del domingo es lo que Dios espera de usted — o
siquiera si lo permite.
Técnicamente, este libro podría terminar aquí. Aunque veremos que
unos pocos, y muy débiles argumentos son dados a favor del domingo, en
un sentido, no hay más lugar para discusión. Si aquellos quienes guardan
el domingo reconocen tan libremente que no tienen autoridad de Dios —
en su Palabra, la Santa Biblia — para hacerlo, y el claro mandato
bíblico es visto, ¡la observancia del sábado ha quedado claramente
establecida!
Pero Dios tiene mucho qué decir acerca de la crucial importancia de observar Su sábado cada siete días. Esto incluye entender por qué los cristianos deben hacerlo. Lo que usted leerá en el resto de este libro no es suposición. Son hechos bíblicos — prueba de Dios — de que el sábado fue ordenado hace 6.000 años.
¡Usted verá que ni Dios ni Su mandamiento han cambiado jamás!
Capítulo Dos —
Desde el principio
Este libro examinará muchos versículos del Antiguo Testamento. Porsupuesto, es allí donde el sábado es mencionado por primera vez. ¡Sin
embargo, uno de los más fuertes versículos en toda la Biblia respecto al
tema del sábado de Dios se encuentra en el Nuevo Testamento!
Hablándoles a Sus discípulos, Cristo dijo: “El día de reposo
fue hecho por causa del hombre” (Marcos 2:27). Esta es una declaración
poderosa. Inmediatamente después de este versículo, leemos: “Por tanto,
el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”. (Esto es
repetido en Lucas 6:5). Cualquiera que desee sobreponer la idea de que
Cristo no guardó o respaldó el sábado, debe enfrentar este enorme primer
obstáculo. Este claro pasaje, registrado dos veces para énfasis, no
puede ser rechazado. Veremos que hay una razón por la cual sigue al
versículo 27 como lo hace.
Pero, ¿qué quiso decir Cristo cuando dijo: “El día de reposo fue
hecho por causa del hombre”? ¿No le ha sido enseñado siempre a usted
que: “el sábado fue hecho para los judíos”? De ser así, ¿por qué Cristo dijo, en el Nuevo Testamento, que fue “por causa del hombre”? Debemos ir al relato de la creación para encontrar la respuesta.
El comienzo real
Génesis significa “comienzo”. La mayoría de personas asumen
que es aquí donde uno aprende del comienzo del conocimiento revelado de
Dios. El verdadero comienzo de todas las cosas — donde el relato de la creación de Dios realmente comienza — no
se encuentra en Génesis 1. Éste se encuentra en el Nuevo Testamento, en
Juan 1. Es allí donde la Biblia registra quién o qué existió antes
de la creación registrada en Génesis. He aquí cómo Juan escribe del
tiempo más temprano que la Biblia registra: “En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el
principio con Dios. Todas las cosas [“el universo” — traducción de Moffatt para la misma palabra en Hebreos 1:2] por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). Esto abarca todo.
Pero, ¿quién es “el Verbo”? Juan responde unos pocos versículos más tarde: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
En el griego original, el término “el Verbo” en realidad significa
“portavoz”. Aunque Cristo solamente se convirtió en el Hijo de Dios tras
su nacimiento humano, Él era un Ser eterno — Él era “sin padre, sin
madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida”
(Heb. 7:3).
Claramente, estos versículos hablan de Jesucristo tanto antes como
después de Su nacimiento humano. Solamente un Ser Divino “fue hecho
carne y habitó entre nosotros”. ¡Pero Juan 1:1 revela más! Note que dice
que Cristo, el Verbo, “era” Dios y también estaba “con” Dios. Esto
solamente puede ser posible si dos Seres separados están siendo descritos. Estos dos
Seres — Personajes — eternos existían antes que algo del universo
físico hubiera sido creado. Ellos existían desde el comienzo y antes.
Efesios 3:9, escrito por Pablo, confirma Juan 1: “Dios… creó todas las cosas por Jesucristo”.
Habiendo sido “el Verbo” — el Portavoz — por toda la eternidad, Jesús
dijo muchas veces a lo largo de Su ministerio que Él solamente declaraba
lo que Dios quería que Él dijera. Puesto que Él era “el Verbo”, podemos
entender por qué el Salmo 33 declara: “Por la palabra del
Eterno fueron hechos los cielos [el universo], y todo el ejército de
ellos por el aliento de su boca… porque él dijo, y fue hecho” (Sal.
33:6-9).
¡Entienda lo que recién acabamos de leer! El Jesucristo del Nuevo Testamento era
el Dios del Antiguo Testamento. Ellos no son dos Seres separados. Note
este claro pasaje, ignorado por casi todos: “y todos bebieron la misma
bebida espiritual; porque bebían [el antiguo Israel] de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (I Cor. 10:4). Examinaremos esto más adelante en mayor detalle.
¡El Ser que sacó al antiguo Israel de Egipto y que lo dirigió a lo
largo del desierto fue Jesucristo del Nuevo Testamento! El Dios de
Abraham, Isaac, Jacob — y David (Sal. 18:2) — ¡fue Cristo! ¡Y Pablo
escribió que Dios creó “todas las cosas — por Jesucristo”!
Leamos una escritura final que demuestra, a partir del Nuevo
Testamento, que Cristo, de hecho, fue el Dios del Antiguo Testamento
quien hizo todo el trabajo de creación: “Porque en él [Cristo] fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de él y para él… y él es la cabeza
del cuerpo que es la iglesia” (Col. 1:16, 18).
Este pasaje incluye todo. El hecho que fuera Cristo quien creó todo lo que existe en el universo entero debe ser comprendido antes de continuar.
La creación del hombre
Puesto que Jesucristo y el Padre estuvieron ambos presentes durante
la semana de creación, Génesis 1:26 habla naturalmente de “nosotros” o
“nuestra” al referirse a Dios. No obstante, una vez más, fue Cristo
quien en realidad hizo la creación de “todas las cosas”.
Note: “Entonces dijo Dios [Elohim]: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos,
en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra
sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a SU imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó… Y vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día
sexto” (Gén. 1:26-27, 31).
La última parte de Génesis 1 registra la creación del hombre en el
sexto día. Este pasaje revela que el Padre y Cristo (recuerde, Cristo
hizo el trabajo de creación — Él era el Dios del Antiguo
Testamento) crearon al hombre para un gran propósito — para reflejar
físicamente y para tomar espiritualmente la “imagen” y “semejanza” de
Dios.
El sábado creado en seguida — para el hombre
Reconociendo que Cristo está haciendo el trabajo de creación, he aquí
el siguiente pasaje que sigue a la creación del hombre y a la
conclusión del sexto día: “Fueron, pues, acabados los cielos y la
tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:1-3).
La primerísima cosa que CRISTO creó después del hombre fue el día de reposo. Esto ocurrió más de 2.000 años antes
que naciera el primer judío (el hombre llamado Judá). El sábado jamás
fue simplemente para los judíos o el antiguo Israel. El sábado fue hecho
“para el hombre” — primero, para Adán y Eva en el Jardín, y para todos los otros hombres desde entonces.
Cristo creó al hombre — y Él creó el sábado. No es sorpresa que Él
dijera que era “Señor de sábado”. ¡Cristo sabía para quién lo había
hecho y por qué! Considere esto. En ninguna parte dice Cristo alguna vez
que Él era Señor del domingo. Él jamás dijo que Él hizo el domingo para el hombre. En cambio, ahora podemos entender por qué podía Él decir que era Señor del séptimo día. Cristo personalmente descansó en, bendijo, y santificó ESTE día desde el principio de la creación. Dios hace todo por un propósito. Él quería que Su creación, el hombre, pudiera descansar un día después de trabajar por seis días previos. Aprenderemos más tarde que el sábado implica un pacto especial — un pacto de sábado — entre Dios y Sus verdaderos siervos.
¡Los fariseos no entendieron!
Algunos, perdiendo todo el punto de Marcos 2:27-28, mencionado anteriormente, han usado este relato para mostrar que Jesús abolió
el sábado. Este relato y otros que examinaremos son mal utilizados para
decir que Cristo anuló el sábado. ¡Allí no dice tal cosa!
El relato de Marcos 2 ocurre en el sábado y comienza en el versículo
23, con los discípulos arrancando espigas para alimento a medida que
andaban y escuchaban la instrucción de Cristo. Los fariseos los retaron,
pensando que ellos estaban haciendo cosas “ilícitas” en el día de
reposo. La respuesta de Cristo era para mostrar que, como el Autor,
Creador y Señor del sábado, Él — no los Fariseos o alguien más, ni
entonces ni después — podía hablar con autoridad acerca de cómo
observarlo. En otras palabras, Cristo gobierna todos los asuntos en
relación al día de reposo. Como Hacedor, Sustentador y Autor del Pacto
del sábado, solamente Él merece el título de “Señor del sábado”.
¡Tampoco ninguna iglesia o algún hombre pueden tomar este rol del Ser quien creó el sábado para su propio propósito!
Los fariseos tenían 65 “normas” gobernando casi todo pequeño aspecto
de cómo el sábado debía ser o no ser guardado. Sus regulaciones hechas por el hombre,
desarrolladas a lo largo de siglos, habían convertido el sábado en una
esclavitud, en vez de la bendición para la humanidad que Dios pretendía
que fuera. Muchas cosas eran consideradas “ilícitas”.
Jesús enfatizó que el sábado fue hecho para las necesidades
del hombre — de descansar, de refrescarse y de comunicarse con Dios. Los
fariseos actuaban como si el hombre estaba hecho para cumplir con sus
infinitas reglas. Su laberinto de regulaciones los separaba del
verdadero significado del sábado. Cristo mostró que la condenación de
los fariseos a la recolección de grano para ser consumido en el día de
reposo estaba equivocada (Mar. 2:23-26). Era permisible recolectar alimento en el día de reposo para satisfacer el hambre inmediata.
También, en Marcos 3:1-6, los fariseos observaron a Cristo para ver
si Él sanaría en el día de reposo. Cuando Él percibió que ellos buscaban
acusarle, Cristo preguntó: “¿Es lícito en los días de reposo hacer
bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?” (Mar. 3:4). Los fariseos
no le responderían. Cristo inmediatamente sanó al hombre, luego de lo
cual los fariseos buscaron MATARLE. ¡Qué acusación contra la auto-justa
naturaleza humana! El ejemplo de Cristo muestra que es
permisible hacer el bien en el día de reposo y, en ciertas
circunstancias, aliviar el sufrimiento. Esto está en armonía con el
espíritu y la intención del Cuarto Mandamiento.
En el mismo relato encontrado en Mateo 12:11-12, Cristo usó la
analogía de rescatar a un animal afligido. Los fariseos estuvieron de
acuerdo con esto. No obstante, ellos no le permitían a Cristo sanar a
las personas en el día de reposo. Él usó esta misma analogía en Lucas
13:15-17, de desatar al ganado del pesebre para llevarlos a beber agua
en el día de reposo, con la cual los fariseos también estuvieron de
acuerdo. Pero ellos protestaron cuando Cristo sanó a una mujer israelita
atada con una aflicción de 18 años.
Aunque estos relatos no son jamás una licencia para quebrantar el
sábado, ellos explican que Cristo permitió que ciertas tareas físicas necesarias
fueran realizadas en este día. El sábado es hecho PARA la humanidad,
como una BENDICIÓN — no para crear una lista de “normas” estrictas,
hechas por los hombres, convirtiéndolo así en una maldición.
Dios no necesitaba descansar
Éxodo 31:17 declara: “en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”. ¿Necesitaba
Cristo descansar? La Biblia declara plenamente que Dios “No desfallece,
ni se fatiga con cansancio” (Isa. 40:28). Aunque Dios ciertamente
reposó, esto no fue porque Él estuviera cansado y “necesitara un
receso”.
No tendría sentido que Dios hiciera un día de reposo en el primer día
de la semana. Piense acerca de esto. ¿Cuál sería el punto de que Dios
hiciera el día de reposo para comenzar la semana, a fin que Él pudiera descansar de seis días de trabajo que Él aún
tenía que realizar? Cristo dice tanto en el Antiguo como el Nuevo
Testamento que Él no cambia (Mal. 3:6; Heb. 13:8). Por tanto, Dios
(Cristo) no podía ordenar el día de reposo como el séptimo día de la semana, solamente para cambiarlo posteriormente al primer día.
Invariablemente, cuando las personas están cansadas, ellas deben
descansar. El propósito del descanso de Dios fue enteramente diferente —
y mucho mayor en significado de lo que parece. Esto es importante
porque algunos afirman que Dios reposó en el séptimo día para satisfacer
Su propia fatiga personal. Por supuesto, esto no hace sentido alguno si
el día de reposo fue hecho “para el hombre”. Jamás fue “para Dios”.
Éxodo 20:11 revela que Dios “santificó” — hizo santo — el séptimo día de
cada semana. Otras escrituras dejarán esto absolutamente claro. Dios “bendijo el séptimo día”. De este momento en adelante, el séptimo día es hecho especial — tiene la bendición divina de Dios sobre él. La frase “y lo santificó” ayuda a aclarar lo que esto significa. Los diccionarios definen la palabra santificar como “apartar para un uso o propósito santo”. Esto hace al sábado tiempo de Dios, no nuestro. Recuerde, en efecto, Cristo declaró que Él es Señor de este bloque de tiempo. Cuatro mil años después de la creación, Cristo dijo que Él aún era Señor de este mismo tiempo santo especial que Él le había dado al hombre.
Cuando son puestos juntos, los términos consagró, bendijo y santificó
muestran que Dios hizo santo y especial el sábado para todos los
tiempos — ¡a lo largo de todas las eras! Este era el propósito de Dios.
Esto es lo que Su descanso logró — cuando Él no necesitaba
descansar. Cuando esto es comprendido, es fácil ver por qué ningún
HOMBRE — o IGLESIA — tiene la autoridad de hacer santo el sábado, o
cualquier otro período de tiempo. Justo como los hombres no pueden hacer
que algún otro día sea santo, su ignorancia o rechazo de lo que Dios ha
hecho santo tampoco puede hacerlo PERVERSO.
El día de reposo es un período de tiempo de 24 horas que
Dios ha hecho santo una vez cada siete días. Éste comienza a la puesta
del sol del viernes y termina a la puesta del sol del sábado.
La Biblia puede ser probada
Veremos que Dios les ordena a los hombres retraer su pie de este
tiempo especial. Él no quiere que los hombres pisoteen, profanen, su
sábado.
Antes de que discutamos cómo Dios hace santas las cosas, y
lo que esto significa, nada de esto haría alguna diferencia si la Biblia
no es la Palabra de Dios — y no puede probarse que es inspirada
divinamente.
Usted debe llegar a comprender que la Biblia tiene autoridad suprema
en todos los asuntos espirituales, incluyendo tanto la creencia como la
práctica. Romanos 8:9 dice que uno no es un cristiano si éste no tiene a
Jesucristo, a través del Espíritu Santo, viviendo dentro de él. El
Espíritu de Dios es santo. Éste no entrará en uno que se rehúse a seguir
aquello que es santo.
Cristo guardó el sábado (Luc. 4:16). Recuerde, la Biblia dice que Él
es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb. 13:8), y que no cambia
(Mal. 3:6). ¡Cristo aún guardará el sábado en usted!
¿Llevan estas palabras, y otros pasajes citados en este libro, la autoridad de un Ser Supremo? ¿Puede uno en realidad probar la Biblia? ¡Ésta es, en sí misma, una gran pregunta! Justo como la mayoría jamás parece buscar probar la existencia de Dios, la mayoría jamás se preocupa por probar la autoridad de la Biblia. Ellos ya sea no tienen interés en tal prueba, o asumen que no la hay — ¡que no puede probarse!
¿Qué acerca de usted? ¿Ha tomado usted tiempo para buscar prueba
real, tangible, de la autoridad de la Biblia? Al igual que con la
existencia de Dios, ¿le ha sido enseñado a usted que usted debe aceptar
la Biblia enteramente “en fe”? La mayoría de personas jamás son
desafiadas a encontrar prueba real de que este Libro es el registro inspirado de un Ser Supremo. Las circunstancias raramente fuerzan
a las personas a emprender tal tarea. Esta es probablemente la mayor
razón por la que muchos jamás lo hacen. Aunque yo asistía regularmente a
la “iglesia” mientras crecía, a mí jamás me fue requerido, ni me sentí
obligado a, probar que Dios existe o que Él es el autor de la Biblia. Ni
uno solo de mis maestros de “escuela dominical” sugirió jamás que esto
debía ser hecho o que había algún valor en ello. ¡Tampoco me fue dada u
ofrecida jamás prueba alguna de esto previo a mi llamamiento! Ni una
sola persona me sugirió jamás que yo debía siquiera estar preocupado por
probar las respuestas a estas dos importantes preguntas.
Pero a menos que usted pruebe la autoridad de la Biblia, usted jamás removerá su
actividad de lo que Dios le dice que Él ha hecho santo — el sábado. Una
vez más, ningún hombre tiene la autoridad de hacer santo un día.
Solamente Dios la tiene — y Él nos ordena mantener su sábado en la
condición en que lo encontramos. Pero usted debe probar si el mandato
bíblico tiene peso. Otros de mis libros hacen esto.
Veamos más allá qué significa santo.
Explicando “santo”
Pregunto de nuevo: ¿Hace alguna diferencia para Dios qué día elijan los hombres hacer santo? ¿Pueden ellos seleccionar arbitrariamente cualquier día que deseen y designarlo “santo”?
Un bien conocido ejemplo bíblico ilustra el punto. Éxodo 3 nos da el
relato de Dios hablándole a Moisés desde un arbusto en llamas. Aunque
muchos de quienes no saben nada de la Biblia están familiarizados con
este pasaje, hay una lección pasada por alto en él, perteneciente al
sábado. El escenario es Moisés liderando a un rebaño al Monte Sinaí
(Horeb). Él llegó a un arbusto que se estaba quemando, sin embargo no se
consumía.
Dios le ordenó a Moisés: “No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa
es” (Éxo. 3:5). Moisés no discutió si él pensaba que la tierra era
santa. Él simplemente se quitó el calzado. Había mucho en juego allí. Si
Moisés hubiese actuado de otro modo, razonando como muchos hoy, quienes
discuten acerca de lo que Dios ha hecho santo, Dios hubiera sido incapaz de usarlo para guiar a Israel fuera de la esclavitud en Egipto.
Era la presencia de Dios en el arbusto lo que la hacía
santa. Los arbustos cercanos o la tierra alrededor no eran santos. Dios
designó solamente una cierta pieza de tierra como santa, como teniendo Su presencia. El relato no indica que la tierra se viera o se sintiera de una manera que pareciera diferente del paisaje circundante. Dios tuvo que REVELARLE a Moisés que la tierra era santa — que Él estaba presente
en ella — que Moisés debía remover su calzado de ella. A Moisés no le
fue dada elección, sino tratar esa tierra como especial y santa. Pero la
apariencia no le dijo esto. ¡Dios tuvo que revelárselo a él!
Hay una conexión directa al sábado en este punto. He aquí lo que el profeta Isaías escribió: “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad [negocios] en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no
andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando
tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré
subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de
Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado” (Isa.
58:13-14).
Este claro pasaje explica que hay maneras de profanar el santo día de
reposo de Dios. Al igual que con la tierra alrededor del arbusto en
llamas, a nosotros se nos ordena retraer nuestros pies (nuestro calzado)
del tiempo santo de Dios — tiempo que apunta a Él y tiene su
presencia santa en él. O creemos las ideas y costumbres de los hombres —
y de sus iglesias — ¡o creemos los claros mandatos de DIOS
TODOPODEROSO! O las opiniones — y la aceptación — de los seres humanos
que rechazan a Dios son importantes para nosotros, ¡o lo es la opinión
de Dios!
¿Cuál valora usted?
Dios dice: “El Eterno te ha dado el día de reposo”. Hemos visto que
los teólogos de este mundo le han dado el domingo (el día del sol) a la
humanidad, y a los profesos devotos a la iglesia — ¡y aprenderemos que
esto viene del paganismo rematado!
Dios mantuvo el ciclo semanal
Después de hacer santo el séptimo día 4.000 años antes, Jesucristo
guardó el día de reposo — y Su presencia aún está en él hoy, 2.000 años
más tarde. Obviamente, como su Hacedor, Cristo no estaría confundido
respecto a en qué día guardar el día de reposo (Luc. 4:16). Pero debemos
tomar un momento para revisar brevemente el patrón de la observancia
del sábado a lo largo de los 4.000 años desde su creación hasta la
Primera Venida de Cristo. Esto coloca el escenario para “limpiar la
cubierta” de todas las preguntas para los primeros 4.000 años de
existencia de la humanidad.
Adán y Eva guardaron el sábado casi inmediatamente después que ellos
fueron creados en el sexto día. Obviamente, su hijo Abel es llamado
“justo” (Mat. 23:35). Puesto que Salmos 119:172 explica: “todos tus
mandamientos son justicia”, Abel guardó el sábado. Puesto que
Enoc “caminó con Dios” (Gén. 5:24), como un pregonero de justicia (Judas
14-15), él de manera igualmente obvia guardó el sábado. Por tanto Noé,
también un “pregonero de justicia” (II Pedro 2:5), ciertamente habría
guardado el sábado. Todos estos pregoneros — Abel, Set, Enós, Cainán,
Mahalaleel, Jared, Enoc y Noe — eran descendientes directos uno del otro
(Set era hermano de Abel) en este orden y sus vidas se traslaparon por
cientos de años. (Puede ser demostrado que Adán murió solamente 125 años
antes de que naciera Noé.) Nadie habría perdido registro del ciclo
semanal — y por tanto cuál día era el día de reposo — durante este
período. (Abordaremos este tema en mayor detalle en el siguiente
capítulo. Ciertamente, Sem habría sido instruido por su padre Noé para
guardar el sábado. La historia también registra que él era “justo” — y
él se cruzó 150 años en la vida de Abraham.
Abraham, frecuentemente llamado “padre de los fieles”, guardó el sábado de Dios. Note: “por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Gén. 26:5). Este versículo es muy claro. ¡Abraham guardó el sábado de Dios! Éste es el Cuarto mandamiento.
La Biblia declara que el “pecado es la trasgresión de la ley” (I Juan 3:4). Puesto que la ley sí existía desde la creación, Dios pudo decirle a Caín, antes que él matara a Abel: “El pecado está a la puerta” (Gén. 4:7), si él no controlaba su actitud.
Los seres humanos deben justificar su rebelión contra los
Mandamientos de Dios. La naturaleza humana odia Su ley (Rom. 8:7),
prefiriendo las tradiciones y mandamientos de hombres en su lugar (Mar.
7:6-9). No obstante, Dios ordena en el Nuevo Testamento que quebrantar cualquiera de Sus leyes es pecado (Santiago 2:10-11).
Hay una razón por la que es especialmente crucial entender esto.
Muchos de quienes se rehúsan a aceptar el sábado de Dios, olvidando que
fue hecho en la creación, reclaman que los Mandamientos de Dios
no existieron sino hasta que Moisés los recibió en el Monte Sinaí — 430
años después que las promesas fueron hechas a Abraham. ¿Cómo es
entonces que Abraham y otros sabían de ellas? Porque ellas fueron todas
dadas en la creación. El ciclo semanal jamás ha cambiado desde la semana
original de creación.
Antes de continuar, estemos absolutamente seguros de que esto es cierto. Estudiemos las abundantes pruebas.
Capítulo Tres —
¿Se ha perdido el tiempo?
Muchos comprenden que Dios creó, descansó en, y bendijo el séptimo día— y para ahora, usted también debería comprenderlo. Pero ¿cuál día es
el séptimo en el calendario de hoy? ¿Ha sido perdido el ciclo semanal?
¿Podemos saberlo? Usted puede estar seguro. Este ¡capítulo presenta prueba absoluta!
“A pesar de todas nuestras discusiones acerca del calendario, es
patente que la raza humana jamás perdió la secuencia septenaria [siete
días] de los días de la semana, y que el sábado de estos tiempos
postreros viene a nosotros desde Adán, a través de las eras, sin un solo
lapso”.
Dr. Totten del Nuevo Cielo, Connecticut — Profesor de Astronomía, Universidad Yale (www.truthontheweb.org/sabbatu.htm)
Preguntemos, ¿es verdadera la declaración anterior? ¿Puede ser probada? De ser así, ¿cómo? Vimos que al final de la semana de creación
en Génesis 1, Dios terminó Su actividad con una creación especial:
“Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de
ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:1-3).
Veinticinco siglos más tarde, en el Monte Sinaí, Dios dio los Diez
Mandamientos a la nación de la antigua Israel, a través de Moisés.
También vimos que el mandato del sábado en Éxodo se refería directamente
al relato de la creación en Génesis 2. Éste declara: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios… Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Éxo. 20:8-11).
Estos han sido versículos muy claros y explícitos. Pero por el bien
de la discusión, continuaremos con varios hechos básicos. Dios hizo el
día de reposo. Él descansó en él. Él lo santificó (lo apartó). Él lo
bendijo. Él lo hizo ser el séptimo día de un ciclo de siete días.
Este capítulo no está escrito principalmente para probar que el
sábado debe ser guardado. El libro hace eso. Nuestro propósito aquí es
probar que el ciclo semanal jamás ha cambiado desde la creación. Muchos
suponen que sí ha cambiado. Si este ciclo ha sido ya sea roto o perdido,
ya no hay obligación alguna para que la humanidad observe el verdadero
día de reposo de la Biblia. Es así de simple. ¡Si el ciclo semanal ha
sido roto, el sábado está perdido para la historia y no puede estar en
efecto hoy!
Siguiéndole la pista al día de reposo
Otros son más sinceros y preguntan: “Bien, yo sé que Dios creó el día de reposo, pero ¿cómo sabemos ahora cuál día de nuestra semana hizo Él santo?” o “¿No ha cambiado la humanidad el calendario?”
Y también, nuestro séptimo día, sábado, fue nombrado así tras el dios
pagano Saturno, y algunos cuestionan si esto tuvo algún efecto en el
calendario hebreo. Otros preguntan acerca de lo que ha sido llamado “el
día largo de Josué” o de viajar alrededor del mundo y “ganar un día” o
“perder un día”. Muchos naturalmente se preguntan qué posibles efectos
pudieron haber tenido estos temas en el ciclo semanal.
Antes de abordar las preocupaciones surgidas en esta serie de preguntas, un punto debe ser reconocido primero.
¡Considere! Estas preguntas, aunque son importantes individualmente,
de manera colectiva representan una sola gran pregunta. ¿Es el Dios
todopoderoso del universo capaz de crear, santificar y bendecir el
séptimo día de la semana, y no obstante, al mismo tiempo, incapaz
de seguirle la pista a este día a lo largo de la historia? ¿Le
ordenaría Dios a las personas “recordar” el día de reposo solamente para
olvidar Él mismo que debe preservarlo para que esto sea posible? La
idea es absurda. Ésta insulta el pensamiento — y poder — de Dios,
¡haciéndolo aparecer como un senil hombre anciano quien es tan
desorganizado y olvidadizo que no puede seguir la pista de lo que Él ha
creado u ordenado!
Mientras la humanidad busca excusas para no guardar el día de reposo,
algunos realmente se atreven a culpar a Dios como la razón por la cual
esto ya no es posible. Ellos razonan entonces que si a Él se le
olvidó preservar el ciclo semanal, la humanidad ya no necesita recordar
y observar el día de reposo. ¡Cuán conveniente para la naturaleza
humana!
El cristianismo profeso del mundo — catolicismo y las muchas ramas
del protestantismo — guardan el domingo. Ha sido la Iglesia Católica
Romana la que ha preservado el domingo como el día de adoración. Note
nuevamente, antes de continuar, lo que fue una asombrosa admisión de una
carta por James Cardinal Gibbons, Arzobispo de Baltimore (1877-1921).
Aunque también hace una declaración acerca de cómo fue cambiada
la obediencia al sábado por la observancia del domingo, esta cita
demuestra la importancia de la preservación de la observancia del
domingo para los católicos a lo largo de los siglos. Esta es solamente
una de muchas citas similares, mostradas anteriormente:
“¿Es el sábado el séptimo día de acuerdo con la Biblia y los Diez
Mandamientos? Yo respondo, sí. ¿Es el domingo el primer día de la semana
y cambió la Iglesia [Católica Romana] el séptimo día — sábado — por el
domingo, el primer día? Yo respondo, sí. ¿Cambió Cristo el día? Yo
respondo, ¡no!… Fielmente suyo, J. Cardinal Gibbons”.
¡Nadie parece cuestionar jamás que el primer día de la semana es el domingo!
Más de dos billones de cristianos profesos afirman que guardan el
domingo en conmemoración de la supuesta resurrección de Cristo en ese
día — el primer día de la semana. Es impensable sugerir que tantas
personas estén — ya sea a propósito, descuidadamente, o de manera
inadvertida — guardando “su día”, el primer día de la semana, el domingo, en el día equivocado.
¿No es así? Pero los judíos no están menos convencidos de que están
guardando el día de reposo en el verdadero séptimo día de la semana. El
pueblo judío ha sido responsable de “seguirle la pista” a su día,
el mismo día guardado por Jesucristo y los apóstoles, por muchos siglos
más de lo que los católicos han estado rastreando “su día”.
El punto es este: cada grupo (católicos y judíos) conocen bien cuál
día es cuál — ¡y jamás se atreverían a sugerir que los otros no lo
saben!
Israel olvida el día de reposo
La mayoría conoce la historia de la esclavitud de Israel en Egipto y
su Éxodo bajo la autoridad de Moisés. Una película de Hollywood de 1950
le dio fama. Antes del Éxodo, Jacob y sus hijos se le habían unido a
otro de sus hijos, José, en Egipto. Más tarde, después de que Jacob
murió, un Faraón diferente heredó poder y esclavizó a los Israelitas por
más de 150 años. A ellos no les era permitido guardar el sábado y no
tenían sacerdocio que los guiara. Puesto que Moisés registró los
primeros cinco libros de la Biblia más tarde, ellos aún no habrían
tenido Escrituras disponibles para que les enseñaran.
Note la condición de Israel: “Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen
con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje,
Pitón y Ramesés… Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor” (Éxo. 1:11, 13-14).
La Biblia registra que hubo 600.000 hombres, en edades de 20 años o
más, quienes dejaron Egipto con Moisés. Esto significa que hubo de tres a
cuatro millones de israelitas, contando mujeres y niños. Todos ellos
carecían de un conocimiento formal del día de reposo. Para cuando ellos
llegaron al desierto de Sin (Zin), dos meses después de dejar Egipto,
ellos estaban hambrientos y quejumbrosos por la falta de alimento en el
desierto.
El milagro del maná revela el sábado
Se ha establecido que Dios le dio el sábado al antiguo Israel a través de Moisés. ¿Por qué
hizo Dios esto? ¡Él tenía que hacerlo! Israel recién había pasado cerca
de dos siglos y medio en Egipto, con la mayor parte de ese tiempo en
esclavitud. A ellos no les había sido permitido adorar al Dios de
Abraham, Isaac y Jacob — sus ancestros — durante todos esos años. Al
tiempo que Dios los liberó, ellos habían olvidado la identidad del Dios
verdadero y de Su sábado.
Esta es una razón por la que el mandamiento del sábado comienza con las palabras: “Acuérdate
del día de reposo” — Israel lo había olvidado. Abraham, Isaac y Jacob
habían guardado la ley de Dios (Gén. 26:5), pero el conocimiento del
sábado se había perdido a lo largo de los siglos.
Dios decidió aclararle el mandamiento del sábado a Israel mientras
ellos estaban en el Desierto de Sin. Israel había dejado atrás las
“ollas de carne” de Egipto y se quejaba con Moisés por falta de comida.
Dios tenía que probar si ellos obedecerían Su ley. Esta fue una prueba
específica, diseñada para enseñarle a Israel la exclusividad del tiempo
santo del sábado. El relato se encuentra en Éxodo 16. Éste ilustra que
las personas pueden encontrarse a sí mismas pensando que “el tiempo se
ha perdido”. La historia del Antiguo Testamento acerca de Dios
alimentando con maná (y codornices) a Israel es bien conocida.
Note: “He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y
recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no”
(Éxo. 16:4). “Dijo también Moisés: El Eterno os dará en la tarde carne
para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque el Eterno ha oído
vuestras murmuraciones” (Éxo. 16:8).
La prueba había comenzado: ¿Guardaría Israel la ley de Dios — guardaría su sábado? ¿Andarían ellos en su ley o no?
El contexto continúa: “Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la
congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia del Eterno,
porque él ha oído vuestras murmuraciones. Y hablando Aarón a toda la
congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he
aquí la gloria del Eterno apareció en la nube… Y venida la tarde,
subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana
descendió rocío en derredor del campamento” (Éxo. 16:9-10, 13).
Es importante comprender que las codornices no llegaron sino hasta
después de la puesta del sol. Además, Israel estaba reunido como una
congregación en el día de reposo. Ellos estaban reunidos para un
servicio religioso. Las codornices aparecieron cuando el sábado hubo terminado, y las personas tenían permitido recolectarlas para la comida de la tarde.
A la mañana siguiente era el primer día de la semana y fue la primera vez que el maná
apareció. A las personas se les instruyó recolectar solamente
suficiente comida para cada día, o ésta produciría gusanos y hedería
(Éxo. 16:20). Las personas no le creyeron a Moisés e intentaron
recolectar maná extra. Justo como Dio lo dijo, este crió gusanos y
hedió. Sin embargo, el versículo 22 explica que en el sexto día de la semana ellos podrían recolectar el doble, a fin que tuvieran comida para el sábado y ésta no criaría gusanos ni hedería. Dios dijo esto porque: “Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado al Eterno” (Éxo. 16:23).
Como siempre es el caso, algunos no le creyeron a Dios e intentaron
recolectar maná en el sábado — el séptimo día (Éxo. 16:27). Justo como
Dios lo dijo, ellos no encontraron nada. ¡Cuán rápidamente se
confundieron algunos acerca del tiempo! Estos israelitas
debieron haber pensado que “el tiempo se había perdido” y que el maná
estaría allí aunque Dios les dijo que no lo estaría. Otros pensaron que
el maná podría ser guardado en otros días que no fueran el sexto, cuando
no era así. La respuesta de Dios a aquellos quienes se confundieron
fue: “Y el Eterno dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? Mirad que el Eterno os dio el día de reposo,
y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada
uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. Así el pueblo
reposó el séptimo día” (Éxo. 16:28-30).
Haga a un lado la confusión y la desobediencia. El único propósito de
esta prueba era mostrar que Dios santificó un tiempo específico — ¡el
séptimo día!
Cristo guardó el sábado
Mil quinientos años después del relato en Éxodo 16 está el ejemplo de Cristo. Él no tenía duda de cuál día era el día de reposo.
Marcos 2:27-28 registra a Cristo hablando con los Fariseos: “También
les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es
Señor aun del día de reposo”. Si Cristo era el Señor del día de reposo,
¡Él habría sabido cuándo era! Lucas 4:16 dice que la costumbre de Cristo era entrar a la sinagoga cada día de reposo.
En 69-70 d.C., todos los judíos fueron sacados de Palestina y
dispersados en las naciones alrededor del mundo. A lo largo de los
últimos 19 siglos, ellos jamás se han confundido acerca de cuál día era
el día de reposo. Recuerde, Lucas 4:16 (y 17, 20) en realidad mostraba a
Cristo reuniéndose con los judíos en la sinagoga en el día de
reposo. Una vez más, los judíos no se habían confundido acerca de cuál
día era cuando Cristo estaba vivo.
Hoy, si el tiempo se hubiera perdido, esperaríamos que los judíos,
esparcidos alrededor del mundo y sin más comunicación los unos con los
otros, estuvieran guardando días diferentes. Sin embargo, hoy ellos están en unidad — en acuerdo — respecto a qué día es el día de reposo.
Un historiador dijo una vez: “Más que los judíos haber guardado el
sábado, el sábado ha guardado a los judíos”. ¡Esto es verdad! Los judíos
modernos jamás han perdido su identidad porque ellos ¡jamás han perdido la pista del séptimo día de reposo!
No cabe duda de que el sábado fue mantenido intacto a lo largo de los 1.500 años hasta el tiempo de Cristo. Él
ciertamente no estuvo confundido y sabía cuándo guardarlo. Tampoco cabe
duda de que los judíos lo hayan mantenido intacto desde entonces.
Consideraremos momentáneamente otras pruebas del período después de Cristo, pero primero debemos examinar un evento previo a la vida de Cristo.
El día largo de Josué
La obediencia de Cristo al sábado estableció su continuidad a lo
largo de Su vida. Así, aunque no debiera ahora haber necesidad de mirar hacia atrás
en el tiempo, consideraremos otra objeción que surge. Algunos
argumentan: “¿Qué de Josué? ¿No tuvo él un tipo de ‘día largo’ en el
Antiguo Testamento? ¿No hizo ese día que se perdiera el tiempo e hizo al
domingo el séptimo día de la semana?” ¿Es esto verdad? Debemos
considerar cuidadosamente este relato, de Josué 10.
Note: “Entonces Josué habló al ETERNO…delante de los hijos de Israel…Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró…Y el sol se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero” (Josué 10:12-13).
La Escritura establece que el sol se detuvo “casi un día entero”.
Demostraremos más tarde que Dios define a un día normal como cerca de
veinticuatro horas.
Un argumento ingenioso ha sido usado para enseñar que el día largo de
Josué causó que el domingo se convirtiera en el nuevo séptimo día de la
semana. Siguiéndole cuidadosamente la lógica a este argumento, se
resume mejor de esta manera: “La semana en la cual ocurrió el día largo
de Josué incluyó un período extra de veinticuatro horas. Este sería el
período descrito como ‘casi un día entero’. ¡Si la batalla de Josué
ocurrió, por ejemplo, en un jueves, entonces hubo ocho períodos de veinticuatro horas en la semana del día largo de Josué en vez de siete!
Dado que el jueves tendría cerca de cuarenta y ocho horas de largo,
este ahora incluiría también al viernes. El siguiente día, viernes, se
convertiría entonces en el día que era el sábado. Y el sábado (que
habría sido el séptimo día de esa semana) se convertirá en domingo”.
Esta lógica defectuosa continuaría entonces por concluir que “el
séptimo día ha sido el domingo desde entonces”. ¡Por supuesto, esto
significa que las personas han estado guardando el sábado en el día
incorrecto por más de 3.400 años! Para que este argumento sea cierto,
debemos preguntarnos: ¿Fue ese jueves realmente jueves y viernes — o fue ese jueves simplemente un jueves largo?
He aquí el problema con la lógica de este argumento. Aquellos que lo exponen no entienden la definición bíblica de lo que es un día.
Hagamos esto claro. ¡Debemos dejar que la Biblia, y sólo la Biblia,
defina lo que es un día! Los hombres tienen interminables ideas acerca
de cosas que ellos piensan que la Biblia dice. Nosotros debemos examinar lo que ésta realmente dice — no lo que la gente con ideas preconcebidas cree que dice.
Los hombres tratan de decir que el día largo de Josué fueron dos días
de veinticuatro horas cada uno. Esto es lo que se necesita para mover
al séptimo día de la semana a lo que ahora es domingo. Volvamos al
relato de Josué. ¿Se refiere Dios a este día como dos días? He aquí Su respuesta: “Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él ”
(Josué 10:14). ¿Captó usted la palabra ‘él’? Dios se refiere a este
período como un “día”, y como “él” (o sea, lo dice dos veces). Dios usa
el singular, no el plural. ¡Dice día, no días!
No se equivoque. ¡Este no fue un día ordinario! Esta parte es cierta. Dios dice: “no hubo día como…aquel”. Fue sólo un día
— y esto no significa “dos días en uno”. Fue un solo y único día en el
curso de la historia humana, y quizás de todos los tiempos. Este fue un
evento tremendo y sobrenatural, que demostró el gran poder de Dios. El
universo es un mecanismo finamente sincronizado, el cual funciona como
un reloj suizo gigante. Los astrónomos concuerdan en que este universo
es todo interdependiente y se mueve conjuntamente. Literalmente, esto
requirió que Dios detuviera los cielos enteros (recuerde, este milagro
incluyó a la luna) por cerca de veinticuatro horas a fin de hacer que el
sol “se detuviera”. ¡Utilizar este acontecimiento como una excusa para
desobedecer el sábado es trivializar uno de los más grandes milagros de
todos los tiempos!
Los siguientes diagramas representan el error del ingenioso argumento que hemos descrito. El primer diagrama es la perspectiva incorrecta de la semana y el segundo es la perspectiva correcta.
Cómo define la Biblia un día
Los hombres podrían decidir que un día es veinticuatro horas según el reloj — pero eso no es lo que Dios dice. Debemos entender por qué Dios podría describir correctamente el día de aproximadamente cuarenta y ocho horas de Josué como un día.En el capítulo de la creación de Génesis 1, Dios da Su
definición de un día. Dios dice que Él “separó la luz de las tinieblas. Y
llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde
(tinieblas) y la mañana (luz) un día…Y fue la tarde (tinieblas) y la mañana (luz) el día segundo…Y fue la tarde y la mañana el día tercero” (Gén. 1:4-13) y así sucesivamente a lo largo de la primera semana. De este relato, vemos que los días están compuestos de tardes y mañanas.
A pesar de la percepción común, un día no es simplemente la porción
diurna de un período de veinticuatro horas. Es, de hecho, el período entero entre las puestas del sol.
¡Esta es la definición bíblica de la duración de un día! ¿Qué podría ser más claro?
Además, debemos ir a Levítico para ver lo que Dios dice que es el
punto de inicio de cada día. Note que “de tarde a tarde” (Lev. 23:32) es
como Dios instruyó que debe observarse el sábado. Por varios cientos de
años después de la muerte de Cristo, la práctica general fue siempre
comenzar los días a la puesta del sol, no a la medianoche. Cualquier
enciclopedia explica esto y Lucas 4:40 y Marcos 1:32 muestran que los
días comienzan y terminan a la puesta del sol.
El día largo de Josué consistió de una tarde de doce horas y de una “mañana” de treinta y seis horas. Pero esto no hizo que fueran dos días — este fue solamente un día muy largo.
Ahora debemos volver a plantear un punto anterior. Recuerde que
Cristo no estaba confundido respecto al sábado y que Él lo guardó en el
día apropiado más de 1.400 años después del “día largo de
Josué”. Para creer que el día largo de Josué alteró el ciclo semanal,
perdiendo así un día, es necesario creer que Cristo mismo no hizo el
ajuste para este “día largo”. Luego uno debe creer que Cristo estuvo
“apartado” por un día completo en Su cálculo de cual día era el sábado —
y así también los Judíos.
¡Ahora piense! ¡Si Cristo estuvo incorrecto en su cálculo del día sábado, entonces Él quebrantó el día de reposo — Él pecó — y la humanidad no tiene Salvador! Pero Cristo no pecó quebrantando el sábado o en alguna otra manera. Y la humanidad sí tiene un Salvador.
Finalmente, es interesante notar que aún aquellos quienes hacen referencia al relato de Josué siempre le llaman “el día largo de Josué” — no “los días
largos de Josué”. El argumento completo de tratar de comprimir dos días
en uno, para escapar del mandamiento de guardar el día de reposo del
séptimo día (sábado de hoy), parece un tanto ridículo, ¿no es así? No
sea engañado por los ingeniosos argumentos de los hombres.
¿Pueden “ganarse” o “perderse” los días?
Debido a que la tierra es redonda, los días son determinados por la
rotación del planeta sobre su eje. Esta rotación se mide en relación con
el sol. Lo mismo es con el sábado. La puesta del sol — en cualquier
lugar sobre la tierra — determina el principio del sábado o de cualquier
otro día. Es irrelevante si uno está en Nueva York, Manila o París. Un
día es de “tarde [puesta del sol] a tarde [puesta del sol]” (Lev.
23:22). El principio de cualquier día se determina en base a dónde
alguien esté cuando el sol baje.
La Línea Internacional de Cambio de Fecha fue establecida de tal
manera que los hombres pudieran saber dónde sus viajes les requerirían
añadir o restar un día — dependiendo de si ellos estuvieran viajando al
este o al oeste. Con excepción de un par de islas apartadas en el
Pacífico Sur, esta localización fue colocada de manera ideal en medio
del Océano Pacífico porque así no permite que las personas en diferentes
partes del mundo guarden cualquier día (incluyendo el día sábado) en dos días diferentes.
Las personas en Japón comienzan el sábado antes que aquellos en la
India — quienes lo comienzan antes que las personas en Jerusalén —
quienes lo comienzan antes que aquellos en Londres — quienes lo
comienzan antes que las personas en Chicago — quienes lo comienzan antes
que aquellos en Honolulu. ¡Sin embargo, todos lo guardan en el mismo
día!
No se deje confundir por las personas quienes dicen que el viajar
alrededor del mundo puede ocasionar que uno “gane” o “pierda” días. A
menudo se hacen ingeniosas afirmaciones acerca de ganar horas al viajar
hacia el oeste o de perder horas al viajar hacia el este. Esto no es la
realidad, sino, en cambio una percepción de la realidad.
¡He aquí como probarlo! Si uno comienza en Londres y viaja sin escala
hacia el oeste alrededor del mundo, retornando a Londres, ¿llegará un
día completo atrás de aquellos que nunca salieron de Londres?
¿Viajó esa persona hacia atrás en el tiempo y “ganó” veinticuatro horas?
A la inversa, si uno hizo lo mismo, viajando sin escala hacia el este,
¿llegaría a Londres un día antes que todos los que permanecieron allí? ¿Viajó adelante en el tiempo y realmente “perdió” veinticuatro horas?
¡La idea es absurda! Con todo, es así como razonan algunas personas.
Si esto fuera cierto, dos personas separadas, una viajando sin escala
hacia al este y otra viajando sin escala hacia el oeste, llegarían ambas
a Londres al mismo tiempo y aun así estarían con dos días de separación en el tiempo.
Si dos personas hicieran esto una y otra vez, una se haría más joven,
mientras que la otra estaría envejeciendo a un mayor ritmo. ¡Cuán
ridículo es considerar esto! Aún así, este argumento engaña a muchas
personas.
Hay un punto ligeramente diferente, aunque relacionado, el cual
consideraremos. Parece que hay infinidad de formas que las personas se
inventan para creer que el cómputo del tiempo puede perderse. ¿Qué
tendría que suceder — exactamente — para que el cómputo del tiempo
verdaderamente se perdiera, de manera tal que el mundo entero lo perdiera? Otra manera de hacer esta pregunta es: ¿Qué le tomaría hoy a seis billones de personas sobre la tierra para que todos pierdan el rastro del tiempo?
Todos hemos conocido a personas quienes olvidan dónde están, se
duermen o “pierden la noción del tiempo” cuando se supone que deberían
estar en algún lugar o haciendo algo ya programado. Tal vez esto le ha
ocurrido a usted varias veces. Así, pues, se admite que los individuos
ciertamente pueden perder “la noción del tiempo”. ¡Sin embargo, alguien
tendría que ser dejado sin sentido o caer en coma para perder
consciencia del tiempo de tal manera que, cuando despierte, sea incapaz
de saber cuánto tiempo ha pasado — días, semanas, meses o aun años! No
obstante, esta persona simplemente preguntaría cuánto tiempo ha estado
“fuera” y la contestación le reorientaría.
Llevemos esto más adelante. ¿Qué sería necesario para que todas las personas en la tierra perdieran la noción del tiempo? Lo siguiente tendría que suceder (estoy siendo gracioso): ¡Simultáneamente, cada persona
en la tierra, por un extenso período de tiempo, tendría que perder la
consciencia, dormirse o caer en coma! Es de suponer, entonces, que si
todos recuperaran la conciencia, no quedaría nadie a quien preguntarle
cuánto tiempo transcurrió mientras todos estuvieron “fuera”. Si aun una
persona permaneciera consciente, esta podría decirles a todos lo que
sucedió. Todos serían reorientados al tiempo correcto.
¿Puede usted ver lo absurdo de semejantes argumentos superficiales y engañosos acerca de “ganar” o “perder” tiempo?
La Iglesia verdadera prueba que el cálculo del tiempo no se ha perdido
La verdadera Iglesia de Dios siempre ha guardado el día de reposo deDios — el sábado. Tal como los judíos saben el día correcto, así también
los cristianos.
La mayoría de los teólogos y religiosos han admitido hace mucho
tiempo que el verdadero día de reposo de la Biblia es el séptimo día.
Sin embargo, ellos no van a obedecerlo. Sábado, no domingo, es el
séptimo día de la semana. Incluso un buen diccionario lo explica. Usted
ya ha visto varias referencias de las Escrituras respecto al sábado.
Dios lo santificó en la creación — mucho antes que hubiera algún judío o
israelita para guardarlo.
Dios le dijo al antiguo Israel: “Y les di también Mis días de reposo, para que fuesen por señal entre Mí y ellos, para que supiesen que Yo soy el Eterno que los santifico” (Ezequiel 20:12). Una de las más grandes claves que identifican a la Iglesia verdadera, la que fue fundada por Jesucristo, es la señal del verdadero sábado de Dios.
La cita: “¡Mas que los judíos hayan guardado el sábado, el día sábado
ha guardado a los Judíos!” fácilmente podría haberse dicho de la
Iglesia verdadera, la cual ha estado bajo asedio a lo largo de las eras —
en parte por guardar el día de reposo. La Iglesia de Roma, en el 363
d.C., decretó una sentencia de muerte a todos los que continuaran
observando el sábado.
Cristo guardó el día de reposo. Un Cristiano es uno que sigue — que copia
— el ejemplo de Jesucristo en su propia vida. ¡Su ejemplo fue la
observancia del sábado! Por lo tanto, por 2.000 años, la Iglesia del
Nuevo Testamento siempre ha guardado el sábado de Dios. El registro de
la historia es que la Iglesia de Dios ha permanecido fiel al mandamiento
del sábado a pesar de la intensa persecución. Éste ha permanecido como
una señal entre Dios y su pueblo.
¿Qué acerca de los cambios al calendario romano?
¿Qué hay sobre la importante pregunta de los cambios al calendario
Romano? Hubo dos cambios importantes (en realidad fue un cambio que
ocurrió en dos etapas) a dos diferentes calendarios romanos. Estos
cambios son reconocidos. Pero, ¿cuál fue la naturaleza de estos cambios? ¿Afectaron el ciclo semanal?
¡No lo afectaron! Ninguno de los dos cambios afectó los días de la
semana. Esto no evitó que las personas dijeran que estos cambios
rompieron el ciclo semanal. Este razonamiento continúa con el reclamo de
que esto causó que se perdiera el cómputo del tiempo — y así, que se
perdiera la certeza de cuándo observar el sábado.
Es necesario algún entendimiento de historia. La mayoría no están
familiarizados con el hecho de que al calendario de hoy se le llama el
calendario Gregoriano o que el calendario Juliano fue el que le precedió.
La mayoría están familiarizados con el famoso emperador romano Julio
César. Él ideó el primer calendario romano — llamado el “calendario Juliano”. Nuestro mes de julio
todavía lleva el sello de su nombre. Su calendario data de 45 a.C. y
continuó hasta 1582 d.C. — abarcando más de 16 siglos. Un astrónomo
griego llamado Sosígenes calculó el calendario en el año 46 a.C., el
cual César adoptó.
El primer cambio al calendario ocurrió en 1582 y fue decretado por el
papa Gregorio XIII (1572-1585). Desde este punto, el calendario ha sido
conocido como el “calendario Gregoriano”. Ciento setenta años más
tarde, en 1752, se le hizo otro cambio. Ambos cambios consistieron en
quitarle días al calendario para corregir errores anteriores de
construcción y cómputo ¿Qué había causado el problema?
Con el pasar de los siglos, los astrónomos habían alcanzado mayor
precisión en el entendimiento de cómo computar y diseñar un calendario
(solar) más exacto. Al calendario Juliano le faltaba precisión. Éste fue
basado en la creencia que un año solar tenía exactamente 365¼ días de
duración. De ahí, se le añadía al calendario un día extra cada cuatro
años al mes de febrero. Los astrónomos aprendieron con el tiempo que el
año solar era realmente 12 minutos y 14 segundos más corto que lo que se
creía previamente. Esto causaba que el equinoccio de primavera fuera
hacia atrás en el calendario, hasta que eventualmente llegaba al 11 de
marzo en vez del 21 de marzo. Esto requería que se le quitaran diez días
al calendario.
¡Mantenga en mente que los días fueron omitidos del mes — en octubre de 1582 — y no de la semana! El diagrama siguiente muestra cómo se hizo esto:
La primera semana de octubre transcurría del jueves 4 de octubre al
viernes 15 de octubre. Los dos sábados en ambos lados de este cambio
tenían aun siete días de separación. El sábado permaneció
inalterado. No se rompió el ciclo semanal. Debido a que fueron los
católicos quienes hicieron el cambio, son ellos los que poseen el mejor
registro histórico de cómo lo hicieron. El cambio oficial tomó lugar en
Italia, España y Portugal.
Aparentemente hubo mucho debate acerca de cómo y cuándo hacer el
cambio. Note las siguientes dos citas: “Así, se hizo cada propuesta
imaginable, sólo una idea nunca se mencionó, es decir, el abandono de la
semana de siete días” (Enciclopedia Católica, Vol. 9, Pág. 251, Artículo “Lilio”). (Fue Lilio quien realmente propuso el cambio que fue aceptado al final).
También, “Se debe notar que en el período cristiano, el orden de los
días en la semana nunca ha sido interrumpido. Así, cuando Gregorio XIII
reformó el calendario en 1582, el jueves 4 de octubre fue seguido por el
viernes 15 de octubre. Así, en Inglaterra, en 1752, el miércoles 2 de
septiembre fue seguido por el jueves 14 de septiembre (Enciclopedia Católica, Vol. 3, Pág. 740, Artículo “Cronología”).
Como dijimos, dos cambios ocurrieron al calendario, los cuales en realidad fueron un cambio en dos etapas.
Esto conlleva una explicación. ¡Cuando el papa Gregorio decretó el
cambio, los británicos no accedieron! Ellos retuvieron el antiguo
calendario Juliano hasta 1752 — ¡quedando así diez días atrás del recién
establecido calendario Gregoriano! Obviamente, el guardar el sábado
permaneció intacto en las áreas británicas durante estos 170 años.
Los británicos finalmente se determinaron a hacer el cambio. Con el
paso de los 170 años vino una “acumulación” adicional en el calendario
de un día más. ¡Ahora era necesario quitar once días
para emparejar con el equinoccio de primavera, en vez de los diez
anteriores! El cambio fue efectuado en septiembre de 1752. En vez de
omitir diez días, entre jueves y viernes como en 1582, los británicos
escogieron quitar once días entre el miércoles y jueves. El diagrama
anterior explica lo sucedido. Una vez más, el guardar el sábado continuó
intacto durante el período de siete días abarcando el cambio.
En realidad, hubo una tercera etapa para los cambios al
calendario descritos anteriormente. ¡Los Rusos se negaron a hacer el
cambio hasta 1907! Su calendario ahora había quedado trece días
atrás de todos los demás. No fue sino hasta 1907 que ellos se
sincronizaron con el resto del mundo, quitándole trece días a su
calendario. Antes y después de este cambio, los que guardaban el sábado
en Rusia observaban el mismo día que los que guardaban el sábado en
cualquier otra parte del mundo. Ciertamente la misma práctica aplicó
para los que guardaban el domingo.
¡Nadie puede contradecir estos datos básicos de la historia reciente!
El punto de vista de científicos, historiadores y astrónomos
¿Se ha preguntado usted alguna vez de dónde se originaron los diferentes términos día, semana, mes y año? Consideremos el año. ¿Qué es? ¿Cómo se derivó? Los hombres
determinaron que es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la
tierra gire una vez alrededor del Sol. Los astrónomos y científicos
pudieron determinar la duración de un año por medio de cómputos matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser discutidos!
¿Qué acerca de un mes? Lo mismo es cierto. La palabra mes (‘month’ en el idioma inglés –N.T.) es una versión acortada de “moonth” (o moon que significa luna en español). Los hombres
determinaron que esta es la cantidad exacta de tiempo necesario para
que la luna rote o gire alrededor de la tierra. Los astrónomos y
científicos fueron capaces de determinar la longitud de un mes a través
de cómputos matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser
discutidos!
¿Qué acerca del día? ¿Qué es? Nuevamente, lo mismo es cierto. Los hombres
determinaron que es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la
tierra gire sobre su eje una vez. Los astrónomos y científicos fueron
capaces de determinar la longitud de un día a través de cómputos
matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser discutidos!
Ninguno de los cálculos anteriores requirió de una revelación de Dios. Todos los cómputos y cálculos pudieron ser hechos por hombres. Estos no pueden ser “interpretados” de otra manera. ¡La evidencia fue establecida hace mucho tiempo!
Ahora consideremos quién determinó que la semana contenga siete días.
¿Fueron los científicos — astrónomos — matemáticos — historiadores —
papas u otras autoridades religiosas? ¿Qué cómputo matemático exacto
hubiera guiado a los hombres hacia una conclusión de siete días para la
duración de la semana — de la misma forma en que fueron derivados el
año, el mes y el día? ¡La astronomía y la matemática no tienen nada que
ver con la duración de la semana! Así, pues, ¿por qué la semana no tiene
cinco días? ¿Por qué no tiene ocho días o diez días? Esta pregunta de “¿por qué la semana tiene siete días?” siempre ha surgido ante todos los hombres.
¡La única respuesta correcta a esta pregunta es que Dios le reveló
divinamente la semana a la humanidad! ¡Ninguna otra solución se ajusta y
el ciclo semanal de siete días es aceptado universalmente alrededor del
mundo!
Muchos expertos han hablado acerca de la continuidad ininterrumpida
del ciclo semanal desde la creación. Su testimonio representa su propia
autoridad elevada, atestiguando a la santidad y al origen divino de la
semana de siete días.
Considere las siguientes citas poderosas:
“La semana es un período de siete días…Esta ha sido utilizada desde
tiempo inmemorial en casi todos los países orientales” (La Enciclopedia
Británica 11ª edición, vol. 4 pág. 988, artículo “calendario”).
En los años de 1920 y a principios de los años de 1930, la Liga de
las Naciones estaba considerando alterar el calendario Gregoriano.
Muchas ideas fueron consideradas y debatidas. En el informe oficial de
la Liga “Informe sobre la Reforma del Calendario”, publicado en Génova,
el 17 de agosto de 1926 están las siguientes declaraciones por
astrónomos prominentes:
“La semana se ha mantenido por miles de años y por lo tanto ha sido
consagrada por uso inmemorial” (Anders Donner, “El Informe”, Pág.51.
[Donner había sido profesor de astronomía en la Universidad de
Helsingfors]).
“Yo siempre he vacilado en sugerir la ruptura de la continuidad de la
semana, la cual sin duda es la institución más antigua legada a
nosotros por la antigüedad” (Edouard Baillaud, “El Informe”, Pág. 52.
[Baillaud fue Director del Observatorio de Paris]).
“No ha habido cambio en nuestro calendario en los siglos pasados que
haya afectado en alguna manera el ciclo de la semana” (James Robertson,
carta personal, con fecha del 12 de marzo de 1932. [El Dr. Robertson fue
Director de Efemérides Americanas, Depto. De la Marina, Observatorio
Naval de los EE.UU., Washington, D.C.]).
“Hasta donde yo sé, en los varios cambios al calendario, no ha habido
cambios en el ciclo de siete días de la semana, el cual ha venido desde
tiempos muy antiguos” (F.W. Dyson, carta personal, con fecha del 4 de
marzo de 1932. [El Dr. Dyson fue astrónomo real, del Observatorio Real,
Greenwich, Londres]).
“La semana de siete días ha estado en uso desde los días de la
dispensación mosaica y no tenemos razón para suponer que haya existido
irregularidades en la sucesión de las semanas y de sus días desde ese
tiempo hasta el presente” (Declaración del Dr. W.W. Campbell. [El Dr.
Campbell fue Director del Observatorio Lick, Mte. Hamilton,
California.]).
“Por más de 3.000 años la ciencia ha ido hacia atrás y con profunda
investigación revela el hecho de que en ese vasto período la duración
del día no ha cambiado ni en la centésima parte de un solo segundo de
tiempo” (General O.M. Mitchell, Astronomía de la Biblia, pág. 235).
“A través de calcular los eclipses, puede ser probado que ningún tiempo se ha perdido y que los días de la creación fueron siete, divididos en veinticuatro horas cada uno” (Dr. Hinckley, La Atalaya, Julio de 1926. [El Dr. Hinckley fue un reconocido astrónomo en la mitad del siglo pasado.]).
“La continuidad de la semana ha cruzado los siglos y todos los
calendarios conocidos, aún intacta” (Declaración del Profesor D.
Eginitis. [El Dr. Eginitis fue Director del Observatorio de Atenas,
Grecia.])
Ahora tenemos esta cita más larga:
“Es un hecho extraño que aún hoy haya una gran confusión referente a
la cuestión del llamado “tiempo perdido”. Las alteraciones que se le han
hecho al calendario en el pasado han dejado la impresión de que el cómputo del tiempo realmente se ha perdido.
En realidad, desde luego, estos ajustes fueron hechos para poner al
calendario más de acuerdo con el año natural [solar]. Ahora,
desafortunadamente, esta supuesta “pérdida del tiempo” está todavía
siendo utilizada para crear duda acerca del ininterrumpido ciclo del día
de reposo del séptimo día que Dios inauguró en la Creación. Estoy
contento de poder añadir el testimonio de mi adiestramiento científico a
la naturaleza irrevocable del ciclo semanal.
“Habiendo estado computando el tiempo en Greenwich [Observatorio de
Inglaterra] por muchos años, yo puedo atestiguar que todos nuestros días
están en el control absoluto de Dios — implacablemente medidos por la
rotación de la tierra sobre su eje. Este período diario de rotación no
varía ni una milésima parte de un segundo en miles de años. También, el
año tiene un número definido de días. Por consiguiente, se puede decir
que ni un día se ha perdido desde la Creación, y a pesar de todos los
cambios al calendario no ha habido ruptura en el ciclo semanal”
(Declaración de Frank Jeffries [El Dr. Jeffries fue socio de la Sociedad
Astronómica Real y Director de Investigaciones del Observatorio Real en
Greenwich, Inglaterra]).
Finalmente, considere la siguiente extraordinaria admisión de la Iglesia Presbiteriana que guarda el domingo:
“La división del tiempo en semanas es una medida singular de tiempo
por períodos de siete días que pueden ser trazados no solamente a través
de la historia sagrada antes de la era de Moisés, sino en todas las
civilizaciones antiguas de cada era, muchas de las cuales no pudieron
haber derivado su noción de Moisés. Esta división fue reconocida entre
los eruditos de Egipto, los Brahmanes de la India, los árabes, los
asirios; según puede ser deducido de sus astrónomos y sacerdotes.
Hesiodo (900 a.C.) declara que el séptimo día es santo. Así también
Homero y Calímaco. Aún en la mitología sajona, es prominente la división
por semanas. Más aún, incluso entre las tribus de adoradores primitivos
en África, se nos ha dicho que un rasgo peculiar de su religión es un
día sagrado en la semana, la violación del cual por hacer trabajo
incurrirá en la ira de su dios. Indicios de una división similar de
tiempo han sido observados entre los indios del continente americano.
“Ahora, ¿En qué otra teoría son explicables estos hechos sino en la
suposición de un sábado divino ordenado en el origen de la raza?” (“El
día de reposo cristiano” folleto número 271, publicado por la Junta
Presbiteriana de Publicación.)
El cómputo del tiempo no se ha perdido
Este capítulo ha considerado si el sábado se ha perdido en el tiempo
desde la creación. Usted ha visto que no. Ninguna cantidad de trampas
engañosas o de ingeniosa “prestidigitación” ha sido suficiente para
derrocar la verdad acerca de cuándo debe observarse el sábado de Dios.
Dios nunca les requiere a las personas que disciernan por sí mismas qué obedecer — solamente si ellas van a obedecer.
Usted ha visto ahora prueba de que el ciclo semanal ha sido preservado intacto por casi 6.000 años. ¿Qué hará usted?
Capítulo Cuatro —
Ley de Dios, no de Moisés
Piense por un momento. Casi todo lo que Dios dice que se haga, los hombres no lo hacen. Casi todo lo que Dios dice que nose haga, los hombres lo hacen. En el Sermón del Monte, Cristo dijo: “No
juréis en ninguna manera”. No obstante, las personas juran
rutinariamente, sobre Biblias en las cortes y acerca de casi cualquier
cosa que alguien pueda pensar. Él dice: “ama a tus enemigos”, y los
hombres los odian y los asesinan en guerra, y en muchas otras maneras.
También en el Sermón del Monte, Él dice: “No penséis que he venido a
abolir la ley”, no obstante los predicadores declaran: “ustedes no
pueden guardar la ley. Cristo la abolió porque Él la guardó por
nosotros”.
¿Por qué los seres humanos aparentemente examinan la Biblia para todo
lo que Dios dice en Su Palabra, solamente para encontrar una razón para
hacer o creer exactamente lo opuesto?
El mandamiento del sábado
Poco después de la prueba del maná, los tres o cuatro millones de
israelitas llegaron en grupo al Monte Sinaí. Allí, a ellos les fueron
dados los Diez Mandamientos por Dios a través de Moisés. El día de
reposo es el cuarto mandamiento.
Leamos todo el mandamiento del día de reposo: “Acuérdate del
día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu
obra; mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en
él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada,
ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en
seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las
cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno
bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxo. 20:8-11).
Varios puntos son vitales de entender. Primero, Dios dijo: “Acuérdate
del día de reposo”. Una vez más, Israel lo había olvidado durante su
tiempo en Egipto. Dios recién les había revelado milagrosamente el día
de reposo — a través del maná — como tiempo santo y Él quería que Israel
“recordara” este tiempo que había olvidado. ¿Por qué quieren los
hombres hoy olvidar un mandamiento que comienza con la palabra acuérdate? En un mundo que lo ha olvidado, Dios le dice a usted — hoy — que recuerde el día de reposo. ¿Lo hará?
Segundo, Dios (en realidad Cristo) ordena abstenerse de trabajar en
el séptimo día. Dios hizo el día de reposo como un tiempo par que el
hombre descanse de los seis días previos de trabajo. El mandato de descansar
abarca todo. Él sabía que el hombre necesitaría este descanso — física,
mental, emocional, psicológica y espiritualmente. Esta es otra razón
por la cual el día de reposo es literalmente “para el hombre”. Es una
oportunidad semanal de romper la rutina diaria, comunicarse más
cercanamente con Dios y reflexionar acerca del propósito de nuestro ser.
Dios les ordena a los seres humanos que trabajen seis días.
Él quiere que el hombre provea para sí (y su familia) y que administre
su vida y finanzas de acuerdo con Sus leyes. Muchos versículos, tales
como Juan 5:17, 36, muestran que tanto Dios el Padre como Cristo
trabajan — e igualmente debemos hacerlo nosotros.
Tercero, está el críticamente importante punto que revela que Dios da de nuevo
el día de reposo al regresar a su lugar y creación en la semana
original de creación. Éxodo 20:11 usa prácticamente el mismo lenguaje
que Génesis 2:2-3. Más de 2.500 años habían pasado desde el tiempo de la
creación. Dios explica que el sábado aún es tiempo santo — santificado.
Una importante nota adicional va bien aquí. Aunque Génesis 2:2-3 no
usa el término “el día de reposo”, Éxodo 20 sí. Esto es crítico porque
Éxodo 20 se refiere directamente al relato de creación de Génesis 2.
Aunque ambos usan el término “el séptimo día”, Éxodo simplemente añade
que este es “el día de reposo”, haciéndolo por tanto el mismo que el día
de reposo de la creación. El día de reposos no apareció, técnicamente, por primera vez en el Monte Sinaí como algunos dicen. Recuerde que el mismo Cristo quien era señor
del “día de reposo” lo hizo en la creación. ¡El “séptimo día” y “el día
de reposo” son sinónimos! ¡No permita que nadie retuerza astutamente
los términos para “probar” que el día de reposo es 2,500 años más nuevo de lo que Dios dice que es!
Cuarto, el séptimo día es llamado “el día de reposo del Señor” — no “el día de reposo de los judíos o “el día de reposo de los israelitas”.
La frase “del Señor” denota posesión. Una manera equivalente de decir
esto es “el día de reposo perteneciente al Señor”. Siguiendo el
razonamiento básico, el séptimo día es “el día del Señor”.
No es sorpresa que Cristo llamara al día de reposo “el día del
Señor”. El domingo jamás ha sido el día del Señor — es “el día del sol”, claro y simple. Sí, los hombres le han dado al séptimo día el nombre pagano de sábado [en inglés Saturday = día de Saturno], pero éste ha sido siempre el día de Dios — el verdadero día del Señor.
También, puesto que el mandato original del sábado usa el término “el
día de reposo del Señor”, debería ser fácil ver por qué el mismo Señor
(Cristo) diría a los Fariseos que Él era el “Señor del día de reposo”
(Marcos 2:28; Lucas 6:5).
La resurrección de Cristo no fue en domingo, el supuesto “día del Señor”
Seguramente algunos citarán Apocalipsis 1:10 y tratarán de aplicar el
término “día del Señor” que aparece allí al domingo. Esto es hecho
usualmente a través de decir que la Resurrección de Cristo de la tumba
fue en domingo.
Hemos visto que muchos teólogos y religiosos han admitido por mucho tiempo que el verdadero
día de reposo de la Biblia es el séptimo día. El sábado es el séptimo
día de la semana (cualquier buen diccionario afirma esto), y el ciclo
semanal jamás se ha roto. Sin embargo, los ministros de este mundo han
tenido que idear cuidadosamente “explicaciones” que rechacen muchas
escrituras claras acerca del claro mandamiento de Dios de guardar Su día
de reposo. En vez de permitir que la Palabra de Dios cambie sus creencias para que se conformen a Sus verdades, ¡ellos cambian las palabras o sus significados para hacerlas encajar en sus creencias! ¡Ellos justifican la observancia del domingo a pesar que la Palabra de Dios jamás ha justificado esto!
Dios siempre ha instruido: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxo. 20:8). Él jamás ha dicho: “Acuérdate del primer día (el día pagano del sol)
para santificarlo”, ni ha autorizado a Su Iglesia o a la humanidad para
hacer esto. Tampoco ordenó Él alguna vez, o le permitió a Su pueblo que
observara numerosos otros festivales y días de adoración paganos,
guardados por las iglesias de este mundo.
¡Recién hemos presentado por qué los teólogos y muchos otros deben concluir que la Resurrección de Cristo fue en domingo!
Considere. Esta es la razón por la que el domingo es mencionado
comúnmente como el “día del Señor”. Aunque el verdadero “Día del Señor”
de la Biblia es en realidad el Día de su IRA, éste ha venido a ser
sinónimo de domingo. Pero, ¿por qué? La razón es simple. Si el domingo
puede ser establecido como el día en que Cristo fue resucitado — es
decir, el “día del Señor” — esto se convierte en un medio para validar y
“autorizar” la observancia del domingo por las iglesias del mundo, en
lugar del verdadero día de reposo de Dios.
Es interesante que las iglesias de este mundo acepten frecuentemente
hacer un esfuerzo poco entusiasta por guardar nueve de los Diez
Mandamientos. Típicamente, ellos reconocerán que está mal robar, matar,
codiciar, dar falso testimonio y cometer adulterio. Ellos también
reconocerán que honrar al padre y la madre, evitar la idolatría y evitar
tomar el nombre de Dios en vano — mientras también dicen
seguir al Dios descrito en el Primer Mandamiento — son cosas básicamente
buenas para hacer. Sin embargo, la mayoría hace un trabajo pobre al
realmente guardar estos nueve Mandamientos, y enseñan que Cristo
oficialmente los abolió y los “guardó por nosotros”. Pero la mayoría
concordará, al menos tácitamente, en que estos nueve mandamientos son
“principios agradables”.
Éxodo 20:8-11 revela que la observancia del sábado es el Cuarto Mandamiento — ¡una LEY fundamental de Dios! El sábado fue santificado — convertido en tiempo santo — por Dios en la creación. Dios jamás santificó el primer día de la semana.
Por tanto, más que la tradición de viernes santo-Domingo de
Resurrección colapsa si Cristo estuvo en la tumba por 72 horas en vez de
36. (Esto es discutido en el Capítulo Siete). La más grande “razón”
para la no bíblica tradición de la observancia del domingo
(recuerde Marcos 7:7) colapsa al mismo tiempo. Una vez más, Dios siempre
dijo: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”, nunca “acuérdate del domingo para santificarlo — ¡y solamente llámalo el día del Señor!” En realidad, la resurrección de Cristo ocurrió en la tarde del sábado, entre las 3 y 6 p.m. Si el día de su resurrección es importante — ¡entonces éste apunta al sábado, no al domingo!
Todos los argumentos de que el domingo es el día del Señor son
fácilmente expuestos como un producto de razonamiento humano rebelde,
¡de personas quienes se rehúsan a OBEDECER A DIOS! Más tarde, un
capítulo completo expondrá a profundidad esta idea por la falsedad que
es.
¿Qué es pecado?
Casi todos tienen una idea diferente acerca de lo que constituye pecado. ¿Lo sabe usted?
Si el pecado trae la pena de muerte (Rom. 6:23), entonces la Biblia
debe decirnos qué es, a fin que podamos evitar tan terrible castigo. No
se acomode con medias respuestas o las opiniones de hombres. No se
interese en lo que la “gente religiosa” y los ministros de este mundo dicen, sino en lo que la Biblia dice.
La Palabra de Dios revela verdad (Juan 17:17). He aquí Su definición — la verdadera definición — de pecado: “Todo aquel que comete PECADO, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (I Juan 3:4). DIOS decide qué es pecado. Y Él declara que es transgredir — quebrantar — Sus leyes. Puesto que el pecado es la transgresión de la ley, y lo opuesto sería obediencia a la ley, entonces ¿exactamente cuál ley debemos obedecer?
¡La respuesta es los Diez Mandamientos! Probémoslo con algún repaso. Juan también escribió: “Toda injusticia
es pecado” (I Juan 5:17). Recuerde, “todos los mandamientos [de Dios]
son justicia” (Sal. 119:172). Así, entonces, la injusticia es un pecado —
quebrantar los Mandamientos de Dios.
El apóstol Santiago añadió: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere [pecare] en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (Santiago 2:10-11).
Santiago se estaba refiriendo directamente a los Diez Mandamientos.
Si una persona quebranta cualquier “punto” de la Ley, ésta es
culpable de pecado. El Cuarto Mandamiento — el cuarto “punto” — en la
Ley de la cual habla Santiago es: “Acuérdate del día de reposo para
santificarlo”. El quebrantar el sábado aún es PECADO hoy. ¡Una vez más,
así lo dice el Nuevo Testamento!
Su mente natural
Antes de continuar, examinemos la mayor razón por la que la humanidad
ha buscado esquivar la ley de Dios, particularmente su día de reposo.
Pablo, en su carta a los romanos, hace una declaración sorprendente:
“Por cuanto los designios de la carne [lo físico, lo natural] son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios,
ni tampoco pueden” (Rom. 8:7). Otras traducciones usan la frase “son
ENEMIGOS de Dios” en lugar de “son enemistad contra Dios”.
Este versículo ofrece sorprendente entendimiento acerca del trabajo
de la mente carnal, física, de cada ser humano. Cortada de Dios, la
mente natural es enemiga de Dios — ésta lo odia. ¡Piense al respecto! Luego pregúntese si algún ministro, religioso o teólogo le ha explicado alguna vez esto
a usted. ¡NO! Los líderes religiosos de este mundo jamás se referirían a
ello. ¡Ellos ya sea ignoran totalmente este entendimiento o no
reconocen sus poderosas implicaciones!
Este versículo afirma claramente que la mente natural no quiere, aun
aborrece, someterse a Dios y obedecer Su Ley. Aunque muchas personas profesan
que “aman a Dios”, la verdad es que sus mentes desprecian Su camino y
se rehúsan a obedecerle. No es sorpresa que el profeta Jeremías
escribiera: “Conozco, oh Eterno, que el hombre no es señor de su camino,
ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer.
10:23). Siete capítulos más tarde, él escribió: “Engañoso es el corazón
más que todas las cosas” (Jer. 17:9). Estas son declaraciones
increíbles. Cuando son confrontados con problemas o decisiones
importantes, los hombres simplemente o no saben qué hacer, o se engañan a sí mismos acerca de lo que ellos ya han decidido no hacer.
En vez de permitirle a la Biblia decirles la voluntad de Dios — cómo
deben vivir y creer — muchos leen en la Escritura cualquier significado
que ellos asumen es correcto, el significado que desean, consciente o
inconscientemente, antes que la perspectiva bíblica. Ellos ignoran lo
que Cristo dijo en Mateo 5: “No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mat.
5:17). Esto incluye el sábado. Este es el mismo Cristo quien profetizó
en Isaías 42:21: “El Eterno se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla”. Esto debe incluir el sábado.
¿Qué hay de usted? ¿Está usted dispuesto a permitirle a la Biblia
corregirlo? ¿Está usted dispuesto a acercarse a ella con una mente
enseñable y abierta, y a permitirle a Dios “hablarle” — decirle Su
voluntad — a través de Su Palabra? ¿Le teme usted?
¡Usted debe llegar a tener un respeto saludable hacia la habilidad de
su mente para engañarle acerca de las leyes y los principios de Dios,
contra los cuales ésta se rebela naturalmente!
Todo Israel en el Monte Sinaí
En el Capítulo Tres, vimos cómo de tres a cuatro millones de
israelitas aprendieron acerca del día de reposo, un poco más de dos
semanas después de llegar al Monte Sinaí. Éxodo 19:2 describe su llegada
allí.
Qué vista debió haber sido aquella. Imagine esta enorme “ciudad de
tiendas”, más grande por mucho que la mayoría de ciudades del mundo de
hoy.
Éxodo 19:3 describe a Moisés partiendo del campamento, respondiendo
el llamado de Dios de subir a la montaña. Dios estaba a punto de entrar a
lo que llamamos el “Antiguo Pacto” con el antiguo Israel. En este
acuerdo, Dios establecería a Israel como Su nación entre todas las
naciones de la tierra. Su propósito era ser tanto Gobernante como Rey de
esta teocracia nacional, que había de ser gobernada solamente por Dios,
lejos de cualquier tipo de gobierno ideado humanamente. No había de
haber elecciones, parlamentos, o congreso, y tampoco líderes aparte de
aquellos que Dios designaría directamente. Dios sería “Presidente de por
vida”.
La instrucción de Dios para Moisés fue: “Ahora, pues, si DIEREIS OÍDO a mi voz [todo Israel], y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía
es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente
santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Éxodo
19:5-6).
Note bien esto. Fue en este punto que las Doce Tribus de
Israel habían de convertirse en “el pueblo escogido” de Dios. Usted ha
escuchado el término frecuentemente. ¿Por qué es entonces que tantos
creen que “los judíos (solamente una tribu — Judá) son el pueblo escogido de Dios”? Las otras once tribus son dejadas fuera y olvidadas continuamente.
Después que Moisés partió de su reunión con Dios, esto sucedió
enseguida: “Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y
expuso en presencia de ellos todas estas palabras que el Eterno le había
mandado” (Éxodo 19:7). El momento de la verdad había llegado. Este
acuerdo — el pacto de Dios con Israel — estaba a punto de ser
establecido, si las personas estaban de acuerdo con los términos de Dios. ¿Cuál fue la respuesta de las personas?
“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que el Eterno ha dicho, haremos”.
Era la responsabilidad de Moisés llevarle la decisión del pueblo a
Dios: “Y Moisés refirió al Eterno las palabras del pueblo” (Éxo. 19:8).
Este fue un momento verdaderamente histórico. El pueblo estuvo de
acuerdo en aceptar el liderazgo de Dios — en obedecer su Ley, su
gobierno — sobre ellos. Aquí estaba un océano de personas (quizás 40
veces el número de quienes podrían caber en un estadio gigante de fútbol
con capacidad para 100.000) quienes estaban preparadas para obedecer a
Dios. Tres días más tarde, la asamblea completa de Israel había de
reunirse con Dios en la base del Monte Sinaí para recibir su Ley (Éxo.
19:11). La Biblia describe que Dios vino con tremendo TRUENO y RELÁMPAGO
— y gran PODER y GLORIA, para mostrarse a Sí mismo como el gran Dios. A
las personas se les instruyó que no se acercaran demasiado a la montaña
— a la presencia de Dios — o morirían.
Imagine la ensordecedora voz de Dios (simplemente descrita como
“aumentando en extremo”) — ¡retumbando con tanta fuerza que, sin
amplificación, millones pudieron escucharla! Note los versículos 17-18:
“Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se
detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el
Eterno había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo
de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera” (Éxodo
19:17-18).
Imagínelo. Todo el evento debió haber sido una experiencia asombrosa, ensordecedora y enceguecedora. Fue en este escenario que Dios eligió dar su LEY espiritual, santa, justa perfecta.
Dios da SU ley
Es en este punto que muchos se equivocan terriblemente. A la mayoría se le enseña que Moisés
dio — o trajo — los Diez Mandamientos. Esto ha sido un medio de
disminuir lo que siempre ha sido la Ley de Dios y convertirlo
simplemente en la “ley de Moisés”.
He aquí lo que sucedió realmente. Éxodo 20 describe la entrega de los Diez Mandamientos de Dios. Pero, ¿quién
los dio?: “Y habló DIOS todas estas palabras, diciendo…” (Éxo. 20:1).
(Lo que sigue en el texto son los Diez Mandamientos — vs. 2-17). Sí,
ellos son la Ley de Dios, LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE DIOS — no de Moisés o
de alguien más.
Deuteronomio 5 es el relato de Moisés referente a cómo fue dada la Ley de Dios: “cara a cara
habló el Eterno con vosotros en el monte de en medio del fuego. Yo
estaba entonces entre el Eterno y vosotros, para declararos la palabra
del Eterno; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al
monte. Dijo…” (Deu. 5:4-5). Como en Éxodo, los Diez Mandamientos siguen
(Deu. 5:6-21).
Sí, Moisés se paró frente al pueblo como una especie de amortiguador
de su miedo pro lo que Dios estaba diciendo. Pero Moisés no dio la Ley —
DIOS la dio directamente a Israel, “cara a cara”. Eso es lo que allí dice. Era la Ley de Dios, y ÉL la dio. Ahora note el importantísimo versículo 22: “Estas palabras habló el Eterno a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí” (Deu. 5:22).
Este versículo muestra claramente que Dios le habló “a toda vuestra
congregación”. Digámoslo claramente. Los Diez Mandamientos fueron dados a
Israel por Dios, ¡no Moisés! Pero está esta frase clave adicional dentro del versículo — “Y no añadió más”.
Todas las otras leyes que Dios dio MÁS ADELANTE — Sus estatutos, ordenanzas, preceptos y juicios — no eran parte de Su Ley espiritual completa
dada por Él directamente al pueblo en el Monte Sinaí. Esto debe ser
reconocido. Dios no retuvo nada al dar Su Ley. Él no dejó nada fuera —
su Ley espiritual era perfecta y completa.
La Ley de Dios es una entidad viviente. Hablando de esta Ley, Hechos 7:38 declara: “Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos”. Así es. La Ley de Dios es una Ley viviente — “viva” — y tenía el propósito de ser llevada “a nosotros”.
La Ley de Dios, incluyendo el Cuarto Mandamiento, está vigente sobre
Su Iglesia del Nuevo Testamento hoy. Ésta no ha sido abolida. Ésta fue
enviada “a nosotros”.
¿Ha leído usted alguna vez el siguiente pasaje del Nuevo Testamento?
El fundamento — su Ley — del acuerdo del Antiguo Pacto de Dios con
Israel es el mismo que Su acuerdo del Nuevo Pacto con la Iglesia: “Por
lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré MIS LEYES en la mente de ellos, y
sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me
serán a mí por pueblo” (Heb. 8:10).
¿Es severa la Ley de Dios?
Muchos han tratado de decir que la Ley de Dios es severa, injusta,
que no es equitativa, y que por tanto no puede ser obedecida. Esto es
falso, pero es predecible que la naturaleza humana encuentre tal excusa
para desobedecer la Ley.
¿No explicaría el Ser que creó a la humanidad, quien dice que Él “es
amor” (I Juan 4:8, 16), la suprema importancia del amor dentro de su
Plan — y su relación directa con Su Ley?
En general, hay dos caminos diferentes de vida. Uno es el camino del
“DAR” — el camino del amor y el interés saliente — el Camino de Dios. El
otro es el camino del “OBTENER” — el camino del egoísmo y la
preocupación por sí mismo — el camino de este mundo. El amor es
paciente, amable y considerado. Éste comparte, coopera, sirve y ayuda.
Cristo enseñó: “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
¡El camino del amor es una maravillosa e invisible ley espiritual
que guarda a aquellos quienes la guardan y quebranta a quienes la
quebrantan! Ésta es inexorable y vinculante en todo aspecto y relación
en la vida. Al igual que la ley de la gravedad, usted no puede verla,
pero puede ver los efectos de quebrantarla.
¡Este mundo está basado en obtener en vez de en dar! Las personas constantemente luchan por obtener más — por acumular — para sí a lo largo de sus vidas.
Esto viola el Décimo Mandamiento, el cual prohíbe codiciar. Note lo que dios dice acerca de Su pueblo, y acerca de todas
las naciones, en una profecía dirigida a aquellos vivos al final de la
era: “Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores” (Jer. 6:13).
Dos capítulos después hay una declaración casi idéntica, excepto que Dios también advierte del horrendo castigo
que Él traerá a causa de la actitud de este mundo. Veremos esto más
adelante. Dios quería que Adán tomara del Árbol de la Vida a fin que él
pudiera disfrutar todas las cosas buenas de la vida. Dios debió haberle
explicado esto a él, puesto que Él advirtió que violar su mandato básico
resultaría en su muerte. Si Adán hubiera comido del Árbol de la Vida,
él habría recibido el Espíritu de Dios. Él habría aprendido el camino
del AMOR — el camino del “dar” — en vez del camino que eligió.
El amor definido
Pablo escribió: “…porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5).
Ahora, ¿cuál es la definición bíblica de amor? ¡Las opiniones de los hombres no cuentan!
Juan escribió: “pues este es el amor a dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (I Juan 5:3). Muchos quienes claman tener amor creen que los Mandamientos son gravosos. Pero Dios dice que no lo son, y llama a Su Ley “santa, justa, buena y espiritual” (Rom. 7:12, 14). Esto incluye el sábado. Dios en ninguna parte lo hace una excepción a esta declaración. El sábado también es darle
tiempo a Dios de vuelta a través de adoración, oración, estudio bíblico
y medicación respecto a Él, Su creación y Su propósito. Ciertamente,
adorar a Dios es una forma de dar a Él.
Pablo explica que los Mandamientos y la Ley son lo mismo: “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Rom. 13:10). La Biblia define amor como “el cumplimiento de la ley”. Obedecer los Mandamientos cumple la Ley — y esto “no hace mal al prójimo”.
La Biblia habla del “Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que
le obedecen” (Hechos 5:32). Los cristianos obedecen la Ley espiritual de
Dios. Jesús jamás enseñó que nosotros debamos solamente “creer en Él”
para ser salvos. Cuando se le preguntó qué debía ser “hecho” para tener
“vida eterna” — para ser salvo — Cristo no dijo “solamente crean en Mí”.
Él dijo: “si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mat. 19:17). Ahora, ¿por qué los predicadores no leen este pasaje a sus congregaciones?
Ahora pregúntese: ¿Dónde está la severidad en una Ley que Dios iguala con el amor?
Los estándares de las formas “sentimentales” de “amor” de los hombres
no significan nada para Dios. ¡Al igual que con el pecado, Dios define
el amor real!
¡Entienda! “El pecado es la transgresión de la LEY” (I Juan 3:4) y “la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23). Hay una causa para cada efecto.
El sábado es un asunto de obediencia, y, como el Cuarto Mandamiento,
está atado directamente a recibir vida eterna. Pero éste también rinde
beneficios en esta vida. Entienda. Es posible obedecer
a Dios, pero el mundo ignora esto porque sus ministros y teólogos le
dicen que esto no puede ser hecho o que Cristo lo hizo por los ellos. No obstante, “el amor es el cumplimiento de la LEY”.
Romanos 8:6 — el versículo justo antes del versículo 7 que citamos
anteriormente, declara: “Porque el ocuparse de la carne [lo físico]
[hostil a la Ley de Dios] es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es VIDA y PAZ”.
En el siguiente capítulo, aprenderemos que Dios ha establecido un pacto especial y permanente del día de reposo con su pueblo.
Capítulo Cinco —
El pacto perpetuo del día de reposo
Cuando se trata del mandamiento de Dios “acuérdate del día de reposopara santificarlo” (Éxo. 20:8; Lev. 23:3; Deu. 5:12), prácticamente
todos los que van a la iglesia encuentran una manera de relegar el
sábado como “algo que hacen los judíos” o “algo perdido en la
antigüedad”. O ellos dicen: “No importa qué día guarde, en tanto se
guarde un día”. Otros dicen: “El domingo ha reemplazado al sábado”. La
mayoría simplemente cree que ha sido “abolido”. Ellos elaboran infinitos
argumentos en cuanto a por qué ya no se aplica más el mandamiento del
día de reposo. Pero la Palabra de Dios revela que el día de reposo fue
hecho para toda la gente, para todo el tiempo.
Esté dispuesto a abrir su Biblia y a aceptar honestamente lo que ésta
dice acerca del sábado. Muchos han supuesto que Cristo “lo clavó a la
cruz” junto con la mayoría de lo que está en el Antiguo Testamento. No
obstante, nadie puede ser culpable de pecado — de ningún tipo — donde no hay ley: “donde no hay ley, tampoco hay transgresión”
(Rom. 4:15). Nadie puede ser culpable de pecado, o estar bajo la pena
de muerte, si no hay ley — si ésta fue clavada a la cruz.
El pacto adicional del día de reposo
Recuerde que después de dar los Diez Mandamientos, Dios “no añadió
más”. Su Ley estaba completa y cualquier cosa que vino después no podría
ser considerada parte de ella. Aun los acuerdos (pactos) entre hombres
no pueden ser enmendados o cambiados en ninguna forma por alguna de las
partes individualmente: “Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto,
aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le
añade” (Gál. 3:15). Sí, aun los contratos de hombres son vinculantes como estén,
una vez acordados. Éxodo 24:4-8 describe la confirmación del Antiguo
Pacto, de obediencia entre Dios e Israel en Éxodo 19 y 20.
El día de reposo se originó (mucho) antes de que el Antiguo Pacto
fuera establecido. Los Diez Mandamientos no vinieron a existir junto con
el Antiguo Pacto, sino que lo antedatan. Ellos habían estado en efecto
desde la creación.
Después de que Dios hubo completado su pacto con Israel, Él introdujo
otro pacto muy especial y único. Éste le pertenecía solamente al día de
reposo: “Habló además el Eterno a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los
hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de
reposo…” (Éxo. 31:12-13).
No se equivoque. Todos los sábados le pertenecen a Dios — Él los llama “mis días de reposo”. Esto connota posesión — son de Él. Ellos no le pertenecen a ningún hombre, incluyendo a los judíos.
El sábado es una señal
En Éxodo 31:12-17, Dios hizo un pacto especial con Israel referente a
Su día de reposo. Continúe en el versículo 13: “porque es SEÑAL entre
mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy el
Eterno que os santifico [aparto]. Así que guardaréis el día de reposo… el día séptimo es día de reposo consagrado al Eterno… Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel… por pacto perpetuo. SEÑAL es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”.
Recuerde que esta última frase prueba que el día de reposo fue
establecido desde la semana de creación, más de 2.500 años antes de
Éxodo 31.
Dios explica que su propósito es que el sábado “santifique” a aquellos quienes lo guardan. Ellos son colocados aparte como pertenecientes a — propiedad de — Dios. A los cristianos les es dicho: “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres” (I Cor. 7:23) y “habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios” (I Cor. 6:20).
Aquellos quienes observan el sábado son señalizados como pueblo de Dios
— y Él los POSEE. Ellos también son identificados públicamente como
personas que guardan los mandamientos. Las leyes civiles exigen que las
personas guarden varios de los otros Mandamientos (contra robar, matar, mentir [perjurio], etc.). ¡Por tanto, la obediencia a la mayoría de los otros
Mandamientos, los cuales el mundo el menos reconoce en general de una
forma o de otra, no identifica a alguien como uno que guarda los
mandamientos!
¡El sábado sí! Este es una señal de que las personas son de
Dios, puesto que ningún humano pensaría alguna vez, o elegiría, guardar
esta ley sin que hubiera sido revelada por Dios.
Entienda. Dios tuvo que revelar esta señal a fin que las
personas apreciaran cómo funciona y qué representa. Conduzca por la
calle. Usted notará todo tipo de señales que denotan propiedad de varios
negocios y establecimientos. Si usted está buscando algo en particular,
las señales son importantes para usted como comprador. Cuando Dios dice
que el sábado es una señal, Él usa Su
señal en la misma forma que lo hace el propietario de un negocio. Note
que Dios estableció el sábado como un “pacto perpetuo” que había de ser
guardado “a través de las generaciones” — y “para siempre”. Esto es
inflexible. El mandamiento de Dos es para todo tiempo. ¡El sábado había de ser guardado para siempre! El hacer esto mantiene a las personas en contacto con el verdadero Dios. ¡Es la manera en que Dios pretendía que las personas jamás
perdieran de vista quién es Él (su Dios) — y quiénes son ellos (su
pueblo)! Si todas las personas y naciones hubieran guardado el sábado,
como le fue ordenado a Israel, nadie habría caído jamás en idolatría y
en la adoración de otros dioses — ¡lo cual le ha sucedido a todas las naciones que no lo han guardado!
¡El sábado identifica a Dios por quién — cuál Dios — Él es!
Alguien seguramente preguntará: “¿No podría el domingo apuntar al
verdadero Dios?” ¡Absolutamente no! He aquí por qué. Recuerde que Dios
ató el sábado a la semana de creación: “señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó” (Éxo. 31:17). El reposo de Dios fue en el séptimo día,
no en el primero. Solamente al guardar el sábado las personas son
forzadas a ver hacia la creación, y esto las fuerza a enfocarse en el
Dios que hizo la creación. ¡La adoración y observancia del domingo no
hace esto, y obviamente ningún otro dios creó todas las cosas!
Todos los otros “dioses” están hechos de cosas que Dios hizo. El
sábado apunta a Dios como Creador, ¡y la creación es una prueba de que
DIOS EXISTE!
“Que os santifico”
El sábado no solamente lleva a aquellos quienes lo observan de vuelta
al verdadero Dios, éste también aparta a aquellos quienes lo hacen como
diferentes de todos aquellos quienes los rodean. Recuerde que Éxodo
31:13 dice: “…para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico”.
No puedo enfatizar suficiente el vital y crucial significado de esta frase. Santificar
significa “colocar aparte para un uso o propósito santo”. Considere. En
un mundo lleno de personas que guardan el domingo (los musulmanes
guardan el viernes), y aun entre aquellos quienes no guardan ningún día
en absoluto, los que guardan el sábado sobresalen claramente. Ninguno
que observe el séptimo día puede evitar esto.
Cada vez que uno guarda el día de reposo, él se coloca una señal
neón que apunta hacia el Dios quien creó los cielos y la Tierra y
reposó en el séptimo día. Cuando uno comienza a guardar el sábado, éste inmediatamente lo separa como diferente de los demás.
El Dios de este mundo
Ahora debemos preguntar: ¿Cuál mandamiento elegiría Satanás para
desechar? ¿Cuál odiaría él más — y por qué? ¿Cuál significa que aquellos
quienes lo obedecen no le pertenecen a él? El único mandamiento que señaliza (es una señal)
que uno pertenece a Dios — y el único mandamiento que apunta
directamente al verdadero Dios de la creación, desplazando así a
Satanás, ¡es el SÁBADO!
¡Satanás odia más el Cuarto Mandamiento! No hay manera de
esquivar si uno observa o no observa el séptimo día de la semana como el
día de reposo. Usted lo hace o no lo hace. Dios y Satanás no están
confundidos acerca de este punto. Ellos saben lo que está en juego. Y el
mundo fácilmente puede ver si uno guarda el día de reposo o no.
La Biblia llama al diablo el “dios de este siglo”. ¡Para la mayoría,
esta es una revelación verdaderamente asombrosa! No obstante, II
Corintios 4:4 declara: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”.
Satanás cega al mundo del evangelio real por una razón personal. Éste
describe el reino de Dios — la pronta venida del gobierno mundial de
Dios. Por supuesto, Satanás busca bloquear el que las personas entiendan
esta maravillosa verdad. Él no quiere que la luz brille sobre
el increíble propósito de Dios para la humanidad. Él quiere que la
humanidad, individual y colectivamente, piense que no tiene futuro.
El diablo también reconoce que la llegada del reino de Dios significa
que él será removido de su actual posición (Apo. 20:2-3) de gran
influencia, como el dios al que este mundo adora sin intención. A él ya
no le será permitido engañar (Apo. 12:9) o debilitar a las naciones
(Isa. 14:12). Él también entiende que él jamás puede tener lo que Dios
les ha ofrecido a todos los hombres quienes le obedecen.
En Juan 12:31, 14:30, y 16:11, Cristo se refiere a Satanás como “el
príncipe de este mundo”. Todos estos versículos declaran que el
“príncipe de este mundo” un día será juzgado. ¡Léalos! Juan 12:31 iguala
el juicio de este mundo con el juicio de Satanás.
¿Por qué? ¡Porque este mundo es suyo! Él es su “dios”. ¡Esta
es la plena verdad de su Biblia! La civilización del hombre, con sus
culturas, caminos y sistemas, ¡está bajo el control del diablo!
Puesto que Satanás ha engañado al mundo entero (Apo. 12:9), entonces este no puede ser el mundo de Dios. Y puesto que el mundo entero
está engañado, éste está cortado de Dios. Las personas engañadas no
conocen el propósito de su existencia, y practican vidas que reflejan
esta ignorancia (Isa. 59:1-2).
¿Cómo puede un solo ser engañar a más de seis billones de personas? Hay dos maneras principales. Primero, Apocalipsis 12:9 concluye con: “fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. Note que dice “sus
ángeles”. Estos seres, a los cuales él lidera, son referidos como
demonios (o ángeles caídos) y ellos asisten a Satanás en su rol de súper
engañador. Por tanto, Satanás no trabaja solo — él tiene millones de
seres espirituales engañados ayudándole. Trate de decirles a las
personas que el diablo influencia y controla al mundo entero. Trate de
decirles que él es el “dios” de este siglo. (No lo intente realmente.)
Usted se enterará rápidamente de cuán completo es su engaño. ¡Estudios
recientes muestran que él ha convencido a cerca del 60 por ciento de los
americanos de que él ni siquiera existe!
Como el dios de un mundo completamente engañado, el cual debe, por
tanto, incluir a todas las diferentes formas de cristianismo y otras
religiones, Satanás tiene sus propios agentes. Él usa a estos
agentes para que divulguen sin intención sus falsas doctrinas. Sí, él ha
sido capaz de alcanzar este gran éxito porque él ¡tiene sus propios ministros!
Por supuesto, sus agentes — sus ministros — están engañados para creer
que ellos son ministros de Dios. Algunos enseñan unos pocos aspectos de
la verdad de Dios, ¡pero ninguna de sus verdades más
importantes! Virtualmente todos ellos enseñan que la Ley de Dios,
incluyendo su día de reposo, ha sido abolida.
La segunda manera es esta. Note II Corintios 11:13-15. Pablo advirtió
de la astucia con la cual los ministros de Satanás engañan
exitosamente: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos,
que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el
mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si
también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.
Sí, sorprendente como parece, ¡Satanás el diablo tiene sus ministros! Y ellos no le enseñan a usted que usted debe obedecer a Dios — ¡que el Cuarto Mandamiento aún está en efecto!
El verdadero Dios exige obediencia
Yo jamás he escuchado a alguien, quien profese creen en el Dios de la Biblia, sugerir que está bien servir a sabiendas a otro dios. Por supuesto, la vasta mayoría hace esto sin intención — ¡sin saberlo! Pero ese es otro tema. Virtualmente nadie decide deliberadamente adorar al dios equivocado.
Además, la mayoría de las personas saben que el Primer y Segundo
Mandamientos exigen que solamente el verdadero Dios sea adorado. Una vez
más, aunque la mayoría no hace esto apropiadamente, las personas
reconocen que es lo correcto de hacer, y dicen practicarlo. ¿Por qué,
entonces, no leen ellos la última frase de estos Mandamientos?: “No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Eterno tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta
la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxo. 20:5-6).
A todos los que sirven al verdadero Dios les es dicho por Él “guardad Mis mandamientos”. ¡Estos — dice Dios — son los términos básicos
para servirle! Esto incluye el sábado como una señal de identificación.
El sábado es la prueba de obediencia. Aunque las personas reconocerán
de manera general, al menos tácitamente, que los otros nueve
Mandamientos deben ser guardados, ellos se rehúsan a guardar el sábado.
Recuerde, Dios inspiró a Pablo a resumir lo que la obediencia — a cualquier
dios u autoridad — significa: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien
como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis,
sea del pecado para muerte [Rom. 6:23], o sea de la obediencia para justicia [Sal. 119:172]?” (Rom. 6:16).
El mundo sirve a un dios diferente. Pronto, el mundo entenderá que
hay más en juego referente a la observancia del sábado, de lo que
cualquiera podría soñar ahora. La Biblia habla de una venidera “marca”
de la bestia — el supuestamente “Santo” Imperio Romano resucitado — que
implica “comprar o vender” — retener un empleo y ganarse la vida. (Un
muy extenso capítulo posterior examinará la escalofriante conexión del
sábado/domingo con esta futura “marca”).
Note que Cristo entendió que aquellos quienes claman seguirle deben
hacer lo que Él dice: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en
el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mat. 7:21). En Lucas, Él preguntó: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor [Maestro, Gobernante], y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). ¿Lo describe esto a usted?
Explicando un pacto
El Cuarto Mandamiento es el único sobre el cual fue hecho un pacto.
Los dos Mandamientos que son los más largos y detallados — el Segundo y
el Cuarto — son los que la mayoría de las iglesias han alterado para su
propia conveniencia. (Ellos frecuentemente combinan el Segundo
Mandamiento con el Primero, lo cual disminuye su importancia). Hemos
visto que estas iglesias reclaman la autoridad para cambiar el día de
reposo del séptimo día de la semana al primero. Esto ignora el hecho que
el sábado es un pacto especial, como Dios dijo, “entre mí y vosotros” (Éxo. 31:16).
El II Diccionario Revisado de Webster define un pacto de
esta manera: “Un acuerdo obligatorio: compacto”. Cualquiera que alguna
vez ha firmado un contrato — un acuerdo o pacto — sabe que esto
involucra cierto pago, compensación o recompensa de una parte a otra
para cumplir cierta función o desempeño que se ha estipulado.
Aunque el Antiguo Pacto era enteramente físico en naturaleza — Israel
había de obedecer ciertas leyes y recibir bendiciones físicas como
resultado (incluyendo la promesa de estar “por encima de todos” como
nación) — el Nuevo Testamento es diferente.
Este es “…un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Heb. 8:6). El Nuevo Testamento lleva “la promesa de la herencia eterna”
(Heb. 9:15). Este lleva recompensas que exceden grandemente a las
bendiciones físicas o a estar “por encima de todos los pueblos”.
Recuerde, una vez un pacto es finalizado, sellado o firmado, nada
puede ser añadido a este (Gál. 3:15). El Antiguo Israel selló su pacto
con Dios en sangre (Éxo. 24:6-8). Pero el pacto especial del día de
reposo no aparece sino hasta Éxodo 31 — siete capítulos más tarde. Sí,
el sábado ya había sido dado en el capítulo 20, pero Éxodo 31 vino mucho
después. No olvide que Dios también presentó el sábado a las personas antes que ellos llegaran al Monte Sinaí. El sábado recibió énfasis especial — dos veces. Había de ser una señal especial.
¿Cómo sabemos que el sábado es un convenio perdurable, que está
vigente hoy sobre cualquiera que esté en el pueblo de Dios? Éxodo 31:16
dice: “Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel,
celebrándolo por sus generaciones por PACTO PERPETUO”. Además, el versículo 17 dice: “es una señal entre mí y los hijos de Israel PARA SIEMPRE”.
¿Qué podría ser más claro? El sábado es un pacto continuo — perpetuo — entre Dios e Israel “para siempre” — “por sus generaciones”.
¿Cuán serio es Dios?
¿Cuán serio es Dios respecto a la observancia del sábado? En Israel,
todos los que trabajaran en este día eran puestos a muerte (Éxo.
31:14-15; 35:2). II Corintios 3:7-8 describe la administración en el
Antiguo Testamento de una pena de muerte civil, la cual ya no aplica.
(Esto es porque, como veremos, Dios está construyendo ahora la nación de
Israel espiritual). Por supuesto, Dios siempre ha dicho: “La paga del pecado es muerte [eterna]” (Rom. 6:23; Gén. 2:15-17).
¡Sería terriblemente inconsistente de Dios el exigir la pena de
muerte para aquellos quienes ignoraron el sábado en el antiguo Israel, y
decir que “toda carne” guardará el sábado durante el milenio (Isa.
66:23) — pero declarar que a Él no le importa si Su pueblo — Israel espiritual (explicado ampliamente en el siguiente capítulo) — lo guarda durante la era cristiana!
Hay otra razón por la que Dios es serio acerca de Su día de reposo.
La mayoría no tienen idea de que el sábado también es un tipo del
venidero descanso milenial de Dios (Heb. 4:1-9), cuando Satanás será
atado (Apo. 20:2-3) y toda la humanidad descanse de practicar el pecado.
Esta es otra razón por la que Isaías 66:23 declara que todas las
naciones guardarán el mandamiento de prueba de la obediencia al sábado
durante el reino de 1.000 años de Cristo sobre la Tierra. ¡Observar el
sábado es un recordatorio semanal, que apunta directamente a este
maravilloso tiempo futuro (Apo. 20:4-6)!
Obligatorio para más que Israel
Casi todos los que están familiarizados con la Biblia afirman
ansiosamente que Dios sólo ató el sábado sobre Israel, el cual muchos
suponen que son sólo los judíos. Recuerde que ellos eran solamente una
de las Doce Tribus de Israel.
Pero suponga por un momento que los judíos son los únicos israelitas
vivos hoy. Todos estarían de acuerdo en que el sábado es claramente
obligatorio para ellos — en “sus generaciones”. Aquellos
quienes reconocen que el sábado es obligatorio para los judíos, se meten
a sí mismos directamente al cañón.
He aquí por qué. Romanos 1:16 declara que el evangelio es el poder de Dios “para salvación a todo aquel
que cree; al judío primeramente, y también al griego”. Nadie duda que
la salvación esté abierta tanto a judíos (incluyéndolas otras once
tribus) como a gentiles. Pablo de hecho declaró que la salvación está
abierta al “judío primeramente”.
Recuerde, los judíos deben guardar el sábado, entonces debe admitirse
que el que se conviertan en cristianos no elimina esta responsabilidad
de ellos. Pero, ¿les es requerido a los judíos guardar el
sábado mientras otros cristianos son libres de ignorarlo, guardando el
domingo en su lugar? ¿Hay dos estándares de cristiandad — dos tipos de
cristianos?
Hemos presentado el hecho que el cristianismo involucra a más que los
israelitas físicos, que los gentiles están incluidos y deben reunirse
en el mismo día que los judíos o israelitas — ¡y que Cristo tiene una
Iglesia del Nuevo Testamento!
Capítulo Seis —
¡La Iglesia que Cristo encabeza!
Marcos 1:1 comienza con: “Principio del evangelio de Jesucristo”. Elevangelio de Cristo consiste en Su gobierno mundial y sobrenatural — el
reino de Dios — que ha de venir a esta tierra (no era, y no tiene
ninguna relación con, un mensaje acerca de su Persona). ¡En el versículo 15, Cristo les ordena a las personas arrepentirse y creer en este evangelio para ser salvas!
En Marcos 1, versículo 21, Jesús reunió a sus discípulos y “entraron en Capernaum; y los días de reposo,
entrando en la sinagoga, enseñaba”. Anteriormente nos referimos a Lucas
4:16, el cual establece el enfoque de Cristo hacia el sábado: “en el
día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer”.
Edificando Su Iglesia
Más tarde, en Mateo 16:18, Cristo hizo una de sus más fundamentales declaraciones en toda la Biblia: “Edificaré Mi iglesia”.
Sin importar cómo lo interpreten los hombres, este versículo habla de
¡una sola Iglesia organizada! Cristo continuó: “y las puertas del hades
[el sepulcro] no prevalecerán contra ella”. Él prometió que Su
Iglesia jamás podría ser destruida. Después de su Resurrección, en 31
d.C., Cristo mantuvo Su promesa de edificar su Iglesia. ¡Esa Iglesia
está viva hoy sobre la tierra!
Algunas cosas adicionales son importantes de entender. Leamos todo
Mateo 16:18-19 primero, para un antecedente: “Y yo también te digo, que
tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves
del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado
en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos”.
A fin de entender el significado aquí, debemos comenzar a leer desde
el versículo 13. Cristo les preguntó a los discípulos: “¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del Hombre?”
Fundada sobre La Roca
Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mat. 16:16). Entonces Cristo respondió: “tú eres Pedro [petros, que significa “pequeña piedra o pedrusco”], y sobre esta roca [petra,
que significa “roca muy grande”] edificaré mi iglesia” (Mat. 16:18).
Juan 1:40-42 describe al hermano de Pedro, Andrés, trayéndole a Cristo:
“Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón [Pedro], hijo de Jonás; tú serás
llamado Cefas (que quiere decir, piedra)” (Juan 1:42). Una piedra no es una roca gigante.
¡Pero Cristo lo es!
La mayoría de personas — y la Iglesia Católica — asumen que Cristo quiso decir que Él edificaría Su Iglesia sobre Pedro. Esto no es lo que allí dice. Cristo
— no Pedro — es la gran “Roca” sobre la cual la Iglesia está edificada
(Deu. 32:3-4, 15, 18; I Cor. 10:4; Efe. 2:20; Sal. 18:2).
Mateo 16, versículo 13 menciona que Cristo estaba hablando en Cesárea
de Filipo. ¡Es significativo que Él eligiera este sitio para hablar de
Su Iglesia! He aquí por qué.
Esta ciudad está en el norte lejano de Israel, cerca de 25 millas al
norte de Capernaum y el Mar de Galilea. Ubicada al pie del Monte Hermon,
es donde una de las tres ramas principales del Río Jordán se origina.
Es un entorno hermoso.
Yo he estado parado en el punto desde el cual Cristo dio estas
palabras. Esto es lo que yo vi — y lo que cualquiera vería:
Inmediatamente arriba de donde el río brota directo de la base de un
acantilado, hay una roca masiva aflorando, la cual domina la topografía.
Su presencia sobresale por encima del paisaje. Nadie que estuviera
presente cuando Cristo habló estas palabras hubiese creído que Él estaba
hablando acerca de edificar Su Iglesia sobre Pedro, a quien Él comparó
con una roca pequeña. El enorme tamaño físico de la roca que se
vislumbraba directamente sobre la cabeza de Cristo reforzaba Su mensaje
de que Él edificaría la Iglesia sobre una Roca gigante — ¡ÉL MISMO!
Recuerde esta prueba, que Jesús fue el Dios — la ROCA — del
Antiguo Testamento: “y todos [Israel] bebieron la misma bebida
espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la
roca era Cristo” (I Cor. 10:4). No obstante, una vez más, los teólogos y
religiosos tratan de colocar a Cristo en conflicto con — en oposición a
— el Dios del Antiguo Testamento. ¡Cuán absurdo!
Jesucristo fue el Verbo — el Vocero — quien inspiró que la Biblia
fuera impresa. Él le estaba diciendo a Pedro que Él (Cristo) estaba a
punto de construir la Iglesia del Nuevo Testamento sobre sí mismo, dirigirla como su cabeza (Efe. 1:22; 4:15; 5:23; Col. 1:18; 2:19; Apo. 1:13-18), estar con ella siempre
(Mat. 28:20), jamás abandonándola ni dejándola (Heb. 13:5), sin que las
puertas del infierno (hades — el sepulcro) prevalezcan contra ella, tal
como Él había sido la Roca, y el líder, de la “iglesia en el desierto”
(Hechos 7:38).
Jamás moriría
La Iglesia que Cristo edificó — la Iglesia de Dios — había de
continuar existiendo, haciendo Su Trabajo a lo largo de las eras como
una “manada pequeña” (Luc. 12:32), hasta el fin de la era, cuando
alcance a todas las naciones con la buena nueva del reino de Dios (Mat.
24:14). Esta Iglesia sería perseguida (Juan 15:20; 16:33), pero jamás
moriría, permaneciendo y perseverando hasta el Regreso de Cristo.
Mateo 7:24 instruye que los cristianos construyan sus “casas” sobre una roca (griego: petra).
Nadie sugeriría que una casa pueda ser edificada sobre una pequeña
piedra o guijarro. Esto, por sí mismo, elimina que la Iglesia haya sido
construida sobre Pedro. Él no fue el primer papa, a quien se le dieran
las “llaves” que lo autorizan para cambiar la Escritura a su voluntad —
¡incluyendo cuál día es el día de reposo cristiano! ¡Capte esto! ¡Jesús
no estaba designando al futuro apóstol Pedro y a sus sucesores para
liderar la Iglesia como el reemplazo terrenal de Cristo (como un Vicario: “en lugar de”)!
En Mateo 16:19, Cristo dijo: “Y a ti te daré las llaves del reino de
los cielos…” Las “llaves” a las que Él se está refiriendo son un
lenguaje simbólico que significa que Él les da a sus ministros el
conocimiento de cómo entrar al reino de Dios. Este conocimiento
muestra el camino de vida que un cristiano debe seguir a fin de
alcanzar la salvación. Lucas 11:52 muestra a Cristo reprobando a ciertos
abogados por esconder o suprimir este conocimiento, privando así a otros, y a sí mismos, de entrar al reino.
¡Usted debe entender!
Entendamos mejor a Cristo como la Roca sobre la cual está edificada la Iglesia. Puesto que los cristianos han de edificar sobre esta
Roca para entrar al reino de Dios (Mat. 7:24-26), debemos entender más
plenamente qué significa esto. Esto hará aún más claro que la Iglesia de
Dios no fue edificada sobre Pedro, como el primer papa,
dándole así poder a él y a sus sucesores para cambiar doctrinas —
incluyendo el sábado — según su voluntad.
Note lo que Pedro dijo posteriormente acerca de Cristo: “Por lo cual también contiene la Escritura: he aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo,
escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para
vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no
creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la
cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque
tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados” (I Pedro 2:6-8).
Pedro estaba citando al profeta Isaías: “por tanto, el Eterno el
Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure” (Isa. 28:16).
Este versículo demuestra inequívocamente que Jesucristo es la Roca —
el Dios viviente — ¡tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento!
Note que Pedro, al usar la palabra piedra, citó una palabra griega diferente, lithos, que significa “una piedra, piedra de molino, o piedra de tropiezo”. Esto sería más como una piedra de tamaño mediano
— ni una roca masiva ni un pequeño pedrusco — como las piedras usadas
para construir el templo o como una piedra que sella una tumba. Así es
como se usa lithos en otros lugares. En otras palabras, las
personas dan un traspié — se tropiezan — sobre una roca del tamaño de un
“lithos”. Ellos ni siquiera llegaron al punto donde estuvieron
dispuestos a construir sobre la Roca masiva — ¡LAS PALABRAS de Cristo (Mat. 7:24)!
¡Hemos visto que las palabras de Cristo incluyen que Él es “Señor del día de reposo”!
Ahora note: “edificados [los santos] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efe. 2:20). En realidad, Cristo es la Cabeza (Piedra principal) de la Iglesia y
su verdadero fundamento: “Porque nadie puede poner otro fundamento que
el que está puesto, el cual es Jesucristo” (I Cor. 3:11). En I Pedro
2:5, Pedro también llama a todos los cristianos “piedras vivas” (lithos) quienes son parte de la “casa espiritual” — “templo” — de Cristo (I Cor. 3:16-17).
Promesa del Espíritu Santo
Cristo prometió enviar Su Espíritu para edificar Su Iglesia después
que Él fue resucitado y regresó al cielo: “Pero yo os digo la verdad: Os
conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).
El recibir el Espíritu Santo tras arrepentimiento y bautismo (Hechos
2:38) coloca a una persona entre la Iglesia de Dios. Note: “Porque por
un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (I Cor. 12:13).
La palabra griega para Iglesia es ekklesia, que significa
“la congregación de personas llamadas a salir”. Esto no es una
referencia a un edificio físico, sino, en cambio, a los hijos e hijas
engendrados de Dios — el templo de Dios — quienes un día nacerán en el
reino de Dios (Rom. 8:29-30; I Cor. 15:50-54; I Tes. 4:13-18). Estos son
los que han sido guiados por el Espíritu de Dios y han sido hechos
partícipes de la “naturaleza divina” de Dios (II Pedro 1:4).
Hoy, por más de 1.900 años, Cristo ha sido la cabeza viviente de SU Iglesia, guiándola, y reteniendo autoridad Suprema sobre todos los asuntos dentro de ella.
Un cristiano es uno que se rinde a la autoridad de Dios. Cristo dijo
que Él es SEÑOR (Maestro, Gobernante) del día de reposo. Aunque para los
hombres no haya diferencia en cuanto al día que guardan — porque Dios
no parece real para ellos — Él está muy involucrado en el
cuadro, y juzgará a los seres humanos. ¡Un día, muchos lamentarán su
indiferencia hacia la definición del pecado que da Cristo, y hacia qué
día santificó Él!
Las opiniones de las personas no cuentan. Lo que cuenta es la opinión
del viviente y Todopoderoso Dios quien hizo todos los cielos y la
Tierra. Él dio una ley que traería todas las cosas buenas en la vida —
felicidad, abundancia, paz y seguridad — en ruta hacia su mayor regalo, ¡la vida eterna!
El Jesucristo viviente es la única Roca sobre la cual todos los que
deseen estar en Su única Iglesia deben edificar. Sólo él tiene la
autoridad de decirnos cuál día es el día de reposo.
Israel destinada a ser una nación modelo
La observancia del sábado de Israel estaba destinada a ser un ejemplo
visto por otras naciones. Siempre fue el propósito de Dios que Israel
fuera una luz a las naciones a su alrededor. No obstante, ella falló
completamente en llevar a cabo esta responsabilidad, eligiendo en cambio
COPIAR a las naciones cercanas, incluyendo muchas de sus abominables
costumbres paganas.
Algunos se preguntan por qué Dios comenzó esta fase de Su plan con la
nación particular de Israel. La sola razón más grande por la que Dios inició con Israel, en vez de con cualquier otra nación, es simplemente porque Él tenía que comenzar con solo una
nación. Él seleccionó a personas esclavas, pobres y oprimidas (no
obstante, con potencial excepcional) para mostrar que, cuando Él
obraba con una nación, esta podía llegar a la grandeza y disfrutar
muchas bendiciones maravillosas. Además, ninguna nación gentil había
servido alguna vez a Dios. Pero Abraham, Isaac y Jacob, de quienes
surgieron las Doce Tribus, habían conocido una vez a Dios. Entonces Dios
inició con esta pequeña nación de esclavos.
Dios pretendía que otras naciones vieran las bendiciones de Israel —
su prosperidad — y quisieran lo mismo para sí. Él quería que todas las
naciones vieran la sabiduría de Israel — y que ella servía a un Dios
diferente que cualquiera de los conocidos por ellos. Las naciones del
mundo habían perdido totalmente la pista de la identidad del Dios
verdadero. Desde el Jardín del Edén — y el rechazo de Adán y Eva de la
oferta de Dios de la vida eterna — había surgido todo tipo concebible de
falsos dioses y diosas.
Las naciones del mundo literalmente han “cosechado lo que han sembrado” — y
lo que Adán y Eva sembraron en nombre de toda la humanidad. Solamente
muy pocos habían sido fieles a Dios para cuando Él llamó a Israel —
Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Job y posiblemente algunos otros
pocos. El mundo entero se había rebelado, y había sufrido las
consecuencias de confusión, guerra, hambre, enfermedad, pobreza,
miseria, engaño religioso y más.
Pero Dios entendía que las naciones alrededor de Israel buscarían en
ella, para ver por qué tenía tanta sabiduría y gozaba de tantas
bendiciones (Deu. 4:6-8). Ese era Su propósito. Así que en un mundo
cortado de Dios, Él llamó a la pequeña nación de esclavos, descendientes
de Abraham. Su condición oprimida hizo posible que ellos escucharan a
Dios. Ellos podían, entonces, ser una luz para otras naciones, las
cuales averiguarían acerca de sus leyes, estatutos y otras costumbres,
enseñadas a ellos por Dios.
En Isaías 43:21, Dios dijo: “Este pueblo he creado PARA MÍ; mis alabanzas publicará”.
El propósito claramente definido de Dios para esta nación era que
fuera Su ejemplo. Dios realizó un milagro poderoso tras otro para
Israel. El mundo pudo ver estos asombrosos eventos — tales como las
plagas usadas para liberarlos de Egipto. No obstante, los Israelitas aún
se rebelaron. ¿Por qué? Sus ciudadanos tenían naturaleza humana. El
mundo también se ha rebelado, porque también tiene naturaleza humana.
¡La Iglesia también ha de ser un modelo!
Hemos visto que la Iglesia es Israel espiritual. Es aquellos
a quienes Dios ha llamado y elegido — y en quienes Él ha puesto su
Espíritu. Desde el tiempo del ministerio de Cristo, Dios ha usado a la
Iglesia para ser un modelo de obediencia a Sus caminos — y para reflejar
— “publicar” — las bendiciones de felicidad, paz y unidad en verdad que
él pretende que todas las personas disfruten.
Note lo que Cristo les enseñó a Sus discípulos: “Vosotros [los cristianos] sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder… Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (Mat. 5:14, 16). Este versículo suena mucho como “ellos han de publicar Mi alabanza”.
Los cristianos han de poner un ejemplo correcto. Las personas deben
ver vidas vibrantes, felices y productivas en aquellos que Dios ha
llamado para Sí mismo y a Su camino.
El día de reposo no fue hecho solamente para los judíos. Fue hecho
“para el hombre”. Y esto incluye los gentiles. ¿Por qué piensan tantos
que Cristo llegó a decir, en efecto: “yo jamás podría hacer que Israel
me obedezca y guarde mi sábado, entonces creo que fue una mala idea.
Simplemente nos desharemos de ello. Y si el mundo piensa que siempre fue
sólo para los judíos — a quién le importa. Yo ya lo he abolido, de
cualquier manera”?
Qué pensamiento más superficial. Las leyes de Dios son llamadas puras, limpias y perfectas (Sal. 19:7-11) — ¡y funcionan!
Los gentiles, ¡también!
He aquí lo que Dios inspiró a Pablo a escribirle a los convertidos efesios gentiles.
Es un pasaje extenso pero importante, que revela cómo los gentiles se
hicieron partícipes de las mismas promesas exactas que Dios hizo a
Israel hace 3.500 años:
“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne… En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa,
sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos
por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos
hizo uno… y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos [judíos y
gentiles] en un solo cuerpo… y anunció las buenas nuevas de paz a
vosotros que estabais lejos… porque por medio de él los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efe. 2:11-19).
Este pasaje es muy claro respecto a los gentiles. Ellos tienen acceso a las mismas promesas, confirmando Romanos 1:16, leído anteriormente.
¡Dios pretendía que Israel fuera un modelo de la misma manera! Dios
siempre permitió a los gentiles entrar a la congregación de Israel —
también llamada la “iglesia en el desierto” (Hechos 7:38).
Note Éxodo 12:38: “También subió con ellos grande multitud de toda
clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado”. A miles de gentiles les
fue permitido entrar a Israel y convertirse en ciudadanos naturalizados.
He aquí cómo había de suceder: “Mas si algún extranjero morare contigo,
y quisiere celebrar la pascua para el Eterno, séale circuncidado todo
varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero
ningún incircunciso comerá de ella. LA MISMA LEY será para el natural, y
para el extranjero que habitare entre vosotros” (Éxo. 12:48-49).
Una vez más, ¿tiene Dios dos estándares diferentes para la
observancia del sábado — uno para los judíos y otro para los gentiles?
Muchos dicen que este es el caso. Pero Dios dice que Él “no hace
acepción de personas” (Rom. 2:11; Col. 3:25). Él no tiene un estándar
para una persona y otro diferente para alguien más.
Dios dice que Él “no quiere que ninguno perezca” (II Pedro 3:9) y que Él “quiere que todos
los hombres sean salvos” (I Tim. 2:4). Por supuesto, los gentiles
ciertamente son parte de “todos los hombres”. I Corintios 12:13 decía
que tanto “judíos como gentiles” entraron a la Iglesia a través de la
recepción del Espíritu de Dios. Ambos viven bajo el mismo estándar.
No es una casa dividida
Jesús enseñó claramente: “toda ciudad o casa dividida contra sí
misma, no permanecerá” (Mat. 12:25). La Iglesia de Dios no podría tener a
algunos hermanos guardando el sábado y a otros guardando el domingo.
¡Imposible! Note: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y
si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa” (Gál. 3:28-29).
Dios prometió que “todas las naciones” serían bendecidas a través de
Abraham. Esto significa que la promesa de la salvación está abierta a
todos, incluyendo los gentiles. Pablo escribió: “pero gloria y honra y
paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”
(Rom. 2:10). Esto fue dicho a la congregación en Roma, la cual estaba
casi completamente compuesta por gentiles. La promesa era “al judío
primeramente”. Los pactos y las promesas de Dios son claramente hechos a
Israel. Esto también se encuentra en Romanos: “que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto Y LAS PROMESAS” (Rom. 9:4).
Pero si las promesas son hechas solamente a los israelitas, ¿cómo son incluidos los gentiles? Pablo explicó: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne…”
(Efe. 2:11). Los efesios nacidos en Grecia fueron gentiles solamente
“en el pasado”. Ellos habían sido convertidos y ahora eran israelitas espirituales.
El siguiente versículo aclara esto: “En aquel tiempo [el pasado, antes de la conversión] estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la PROMESA, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efe. 2:12).
Yo crecí creyendo que todos los israelitas eran judíos (no obstante, como se explicó, Judá [los judíos] es solamente una de las Doce Tribus de Israel), que yo era un gentil, y que el cristianismo era básicamente una religión gentil. La verdad de la Biblia es que los gentiles deben convertirse en israelitas espirituales.
Puesto que muchos descendientes modernos de Israel (Jacob) piensan
que ellos son gentiles, el mundo cree lo opuesto de lo que la Biblia
enseña. En otras palabras, aquellos quienes son en realidad israelitas
físico (y cristianos profesos), piensan que al aceptar a Jesús
ellos se convierten en GENTILES “espirituales” o “cristianos” o
“salvos”. La verdad es que aquellos quienes en realidad son gentiles físicos, solamente pueden ser verdaderos cristianos a través de convertirse en ¡ISRAELITAS ESPIRITUALES!
¿Puede ver usted cómo la verdad de Dios parece invertida para el mundo (Hechos 17:6)?
Los efesios eran gentiles quienes se habían convertido en israelitas espirituales. Ellos pasaron de ser “ajenos” a Dios y Su promesa, y sin esperanza, a estar incluidos en el Plan de Dios: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo…” y “ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efe. 2:13, 19).
¡Una vez más, esto lo establece! TODOS son uno en Cristo.
Dios no tiene estándares diferentes para diferentes personas. Todos se
convierten en herederos espirituales con Abraham, el abuelo de Israel
(Jacob).
Pero veamos esto desde una perspectiva diferente.
La profecía de Oseas para hoy
El profeta Oseas trajo una profecía sobresaliente que aplica a las
Diez Tribus de la Casa moderna de Israel. Esta profecía los describe en
una condición patética, habiendo perdido todo el conocimiento del
verdadero Dios.
En el período del Antiguo Testamento, los israelitas eran el pueblo
de Dios. En Oseas 1:9, Dios describe a Israel como “Loammi”, lo cual
significa “NO mi pueblo”. Para el tiempo de Oseas (el profeta), Israel
había rechazado el día de reposo de Dios, habiéndolo reemplazado con la
observancia de Jeroboam del primer día de la semana — el domingo.
Durante su migración de Asiria a sus tierras en el noroeste de
Europa, Israel estaba profetizado a confundirse acerca de sus “caminos”.
Note: “Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré
con seto, y no hallará sus caminos” (Oseas 2:6).
¡Esta profecía revela que Israel había de perder su identidad!
He aquí por qué: “Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el
vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal” (Oseas 2:8). ¡Estas son profecías directas que hablan de América y Bretaña ahora! Nuestros
pueblos han olvidado cuánto les ha dado Dios. “Baal” es el dios sol y
el domingo es el día de Baal — como lo son la Navidad, la Pascua
Florida, Año Nuevo y otros festivales paganos, los cuales han sido
tomados prestados de religiones paganas e insertados en el
“cristianismo” profeso moderno.
La pura verdad es que Dios ABORRECE
la adoración del domingo y todos los días que apuntan a Baal. No
obstante, cientos de millones siguen sin intención a la autoridad de la
iglesia romana — ¡e ignoran los claros mandamientos de Dios de guardar
SANTO SU día — y SUS días de Fiesta anuales!
Todo esto viene a un gran precio para la rebelde Israel. Note cómo
las bendiciones comienzan a desaparecer: “Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez” (Oseas 2:9).
Numerosas profecías, incluyendo las de Cristo en Mateo 24:7, hablan
de hambres que ahora están justo en el horizonte para nuestros pueblos.
Dije que Dios aborrece estos festivales, y el domingo, los cuales los
hombres han colocado en lugar de SUS Días Santos y día de reposo. Note:
“Haré cesar todo su gozo, SUS fiestas, SUS nuevas lunas y SUS días de
reposo, y todas SUS festividades…” (Oseas 2:11).
Tome nota cuidadosa de este versículo. Dios no está hablando de Sus
propios días de reposo, sino de los días que Israel adoptó (“sus” días)
de las naciones a su alrededor, las cuales adoraban a Baal. ¡Estas eran
fiestas de Baal!
Dios añade más: “Y la castigaré por los días en que incensaba a los
baales [los festivales de Baal], y se adornaba de sus zarcillos y de sus
joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice el Eterno”
(Oseas 2:13).
¡Sí, terrible castigo viene de la mano de Dios! Sequía masiva y
epidemias enfermedad devastarán a las naciones de Israel moderno. Esto
será seguido por horripilante invasión y cautiverio de nuestros pueblos.
Esto viene pronto. Todos los que duden esto, pronto desearán no haberlo
hecho. ¡Todos los que se mofan, pronto no se mofarán más! La
culminación de esta profecía se encuentra en los versículos 14-23. Pero
ésta sólo puede ser entendida a la luz del pacto especial de Dios del
día de Reposo (Éxo. 31:12-17).
Leamos cuidadosamente este pasaje crucial en Oseas. Éste describe a
Dios hablándole a Israel mientras ella está en esclavitud, pero lista
para escuchar Su instrucción:
“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a
su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por
puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y
como en el día de su subida de la tierra de Egipto. En aquel tiempo,
dice el Eterno, me llamarás Ishi [my Esposo], y nunca más me llamarás
Baali. Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres. En aquel tiempo haré para ti pacto
[el Nuevo Pacto]… Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré
conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré
conmigo en fidelidad, y conocerás al Eterno. En aquel tiempo responderé,
dice el Eterno… y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: tú eres pueblo mío, y él dirá: dios mío” (Oseas 2:14-23).
Esta profecía solamente hace sentido cuando uno entiende la atracción
de Israel moderno a los festivales y días paganos derivados de la
adoración a Baal.
Obviamente, Israel jamás se convirtió en la nación modelo que Dios
pretendía. Todos los pueblos gentiles no observaron su ejemplo ni
buscaron a Dios.
Pero, una vez más, Dios siempre tuvo un plan para todos los
seres humanos. La vasta mayoría de pueblos sobre la Tierra son gentiles,
no israelitas. Todos los israelitas hacen menos del 10 por ciento de la
población del mundo. Pero el mundo piensa que el sábado era solamente
para una tribu, Judá, y que el único pueblo al que Dios eligió fueron
los judíos.
¡Dios sí tiene un plan específico para cualquier gentil que desee ser incluido!
¡Isaías predijo!
Por ahora usted ha visto que Dios no tiene un estándar del día de
reposo para los judíos y otro para los gentiles. Veamos ahora esto aún
más claramente.
Isaías remueve toda duda acerca de esto. Comencemos en el capítulo
56: “Así dijo el Eterno: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación [de Cristo] para venir, y mi justicia
[de Cristo] para manifestarse” (Isa. 56:1). Este versículo coloca el
escenario. También comienza con un “Así dijo el Eterno”. Esto establece
la autoridad de Dios para decir todo lo que seguirá en la secuencia de versículos.
Estemos absolutamente seguros del tiempo — de cuándo
exactamente será manifiesta la justicia de Cristo al mundo. Pondremos
juntos varios versículos: “Y de la manera que está establecido para los
hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así
también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de
muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb. 9:27-28).
¿Ve usted esto? Siga el punto cuidadosamente. La justicia de Cristo
será manifestada cuando Él aparezca — a su Segunda Venida. He aquí el
tiempo de salvación revelado claramente: “Ahora ha venido la salvación,
el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo” (Apo.
12:10). Esto, obviamente, se refiere a la Segunda Venida de Cristo. Y
además: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apo. 22:12).
Una vez más, me he tomado el tiempo de vincular estos versículos
porque ellos muestran el elemento crítico del tiempo de la profecía de
Isaías. Ahora continuemos con la profecía de cristo en Isaías: “Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal. Y el extranjero que sigue al Eterno no hable diciendo: Me apartará totalmente el Eterno de su pueblo” (Isa. 56:2-3).
Captemos este vitalmente importante versículo. Este habla a todos los gentiles
quienes desean ser convertidos, unirse a Cristo y recibir salvación.
Cristo claramente declara que ningún “extraño” debe declararse a sí
mismo “separado” de Cristo. Los versículos 6-7 amplían en esta profecía y
deberían instar a cada gentil que los lee. Lea cuidadosamente: “Y a los
hijos de los extranjeros [gentiles] que sigan al Eterno para servirle, y que amen el nombre del Eterno para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto [Éxo. 31:12-17], yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración… porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:6-7).
¡Cuán CLARO!
¿Por qué algunos ignoran que el sábado de Dios fue establecido “para
siempre” como “pacto perpetuo”? Y ¿por qué tantos creen que éste era
obligatorio solamente para los israelitas? (Por supuesto, también hemos
visto que los gentiles convertidos son israelitas espirituales — y a los
israelitas les fue ordenado guardar el sábado “por sus generaciones”). Para siempre es para siempre
— y con la autoridad de Dios les digo que cualquier extraño puede
“unirse a sí mismo al Señor” libremente. ¡De hecho, a los gentiles les
es instruido no decir que son una excepción al mandato de Dios de NO
profanar Su día de reposo, si ellos esperan ver a Cristo revelado para su salvación!
¡Todos los hombres — judíos y gentiles — serán juzgados por la misma Ley!
Capítulo Siete —
Israel y Judá van a la esclavitud — ¡y por qué!
Entienda nuevamente este punto crucial, ahora perdido para el mundo.Los judíos son solamente una doceava parte de las tribus de Israel.
Ellos surgieron del hijo de Jacob, Judá. Había once hijos más. Todos, excepto dos, se convirtieron en naciones modernas presentes hoy sobre la Tierra. (Simeón y Leví están esparcidos).
De un hijo, José, surgió una gran nación y una compañía de naciones
— de sus hijos, Efraín y Manasés, vinieron los modernos Bretaña y
Estados Unidos. Las otras tribus son, en términos generales, las
naciones del noroeste de Europa y algunas otras pocas.
Mi libro América y Bretaña en Profecía explica cómo el cuadro general de la profecía del tiempo del fin se centra en estas
naciones. El entender — captar — la enorme verdad de la identidad de
los descendientes modernos de la antigua Israel es absolutamente vital.
Esto lleva directamente al tema del sábado.
El sábado aún está vigente ara las diez tribus perdidas de Israel. La señal
de identificación de Dios había de ser guardada por estas naciones.
Pero ellos se han rehusado a observarlo, creyéndose a sí mismos
gentiles, y han asignado la obligación del sábado al “pueblo judío”.
Por qué las tribus ahora están “perdidas”
La verdadera historia detrás de la pérdida de identidad de Israel es
asombrosa, y desconocida por casi todos durante muchos siglos. No
obstante, estas naciones modernas nunca tuvieron que haber perdido de
vista su verdadera identidad. Una decisión que ellos tomaron ocasionó
esto.
Aunque las personas denigran y se burlan del día de reposo como algo
puramente “judío”, éste es obligatorio sobre mucha más gente que el
relativamente pequeño número de israelitas que han descendido de la
tribu de Judá.
He aquí una gran ironía, conocida por casi nadie. La Biblia habla del
término “judío”. ¡Por supuesto, la mayoría piensan que este término es
sinónimo con todas las tribus de Israel, porque ellos jamás investigan lo que la Biblia dice en realidad!
Considere. ¡La primera vez en toda la Biblia en que se encuentra el término “judío”, éste describe una guerra que ocurría entre los JUDÍOS e ISRAEL! Leamos: “…y Peka hijo de Remalías, rey de Israel,
subieron a Jerusalén para hacer guerra y sitiar a Acaz; mas no pudieron
tomarla. En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá” (II Reyes 16:5-6).
Estos no eran judíos peleando contra judíos. La mayoría de la gente
no tiene idea de que la nación de Israel se había dividido — en dos
naciones diferentes, con dos reinos separados. Cuando Salomón murió,
Israel se rebeló en contra de los excesivos impuestos que él había
decretado. El precio del lujoso estilo de vida de Salomón pesaba sobre
las espaldas de los israelitas que pagaban impuestos excesivos. Su hijo
Roboam ignoró el sabio consejo de aquellos quienes le sugirieron que una
reducción en los impuestos detendría una revuelta que se desarrollaba
bajo un líder de alto nivel llamado Jeroboam, designado por Salomón. En
cambio, Roboam escuchó a hombres más jóvenes quienes le dijeron que
mejor aumentara los impuestos.
¿El resultado? Diez tribus se rebelaron, dejando sólo a Judá y a
Benjamín leales a Roboam. Estas tribus se alejaron de Jerusalén como su
capital, de manera muy similar a como el Antiguo Sur se separó de la
Unión Americana en 1861. Dos reinos separados — el reino de israel y el reino de judá — emergieron, con dos capitales separadas, Samaria (Israel) y Jerusalén (Judá).
El pecado y Jeroboam
La Biblia habla continuamente de “los pecados de Jeroboam”. Una y
otra vez, en los libros de los Reyes y Crónicas, este término es
encontrado. Aprenderemos cuáles fueron.
Primero, reconozca que el pecado es pecado — ya sea que lo cometan
israelitas o gentiles (I Juan 3:4). Cuando las personas quebrantan la
gran Ley espiritual de Dios, la penalización es siempre la misma. Se les
priva de paz, felicidad, abundancia y prosperidad. Puesto que Dios ama a
todas las personas, Él castiga a todas por
desobediencia. Todos deben aprender que el pecado no puede ser tomado a
la ligera. ¡Todo pecado es serio! Cuando las personas quebrantan el día
de reposo de Dios, o cualquier otro punto de su Ley, un Dios amoroso
debe darles nalgadas — CASTIGARLAS. De otra cuenta, ¿cuál sería el punto
de guardar una ley? Ciertamente todos entienden que si se quebranta la
ley de la gravedad, al saltar de un acantilado o de un edificio, se
pagará un precio terrible. Por lo tanto, solamente aquellos que son
suicidas considerarían tal acción. Es lo mismo con la Ley de Dios.
Dios odia el pecado. Él entiende que este roba la felicidad de las vidas de todos aquellos quienes lo cometen. Por tanto, Él debe
castigar la desobediencia. Su Ley hace eso automáticamente — ¡de la
misma manera en que trae bendiciones automáticas por obediencia!
Jeroboam cambia la señal de Israel
Yo vivo en Ohio. Este es uno de los cincuenta estados de Estados Unidos. Aunque yo soy estadounidense, como lo son todos
los de Ohio, no todos los estadounidenses son de Ohio. Algunos son de
California, otros son de Nueva York, o de Florida, y así sucesivamente.
¡Capte el siguiente punto! ¡Todos los judíos son israelitas, pero no
todos los israelitas son judíos! Los judíos son una cantidad
comparativamente pequeña respecto al número total de israelitas. Israel y Judá eran reinos totalmente separados.
Después de la separación de las doce tribus del antiguo Israel,
Jeroboam fue rey sobre las Diez Tribus del norte. Él tenía que encontrar
una manera de consolidar su reino, asegurándose de que nunca se
reuniría con Judá y Benjamín. Él reconocía el gran peligro de que la
gente regresara a Jerusalén para guardar los días de fiesta de Dios
(días de reposo o Días Santos anuales), ya que podrían decidir
abandonarle. Él tenía que tomar acciones políticas específicas — y
rápidas — para disminuir la amenaza a su nueva solidaridad sobre las
diez tribus, y proteger su poder.
Puesto que el Templo de Dios estaba en Jerusalén, la ciudad capital
del reino sureño de Judá, Jeroboam temía que su reino se reuniera a sí
mismo con Judá. Note lo que él hizo: “Y dijo Jeroboam en su corazón:
Ahora se volverá el reino a la casa de David, si este pueblo subiere a
ofrecer sacrificios en la casa de El Eterno en Jerusalén; porque el
corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me
matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. Y habiendo tenido
consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto” (I Reyes 12:26-28).
¿Suena esto ilógico? No solamente sucedió, sino que la historia registra que muchos millones aceptaron la idea.
En rápida sucesión, Jeroboam creó un nuevo sistema religioso, para
distanciar a las personas en su reino de adorar en Jerusalén. Esto
incluyó la construcción de dos grandes ídolos de oro para adorar en las
ciudades de Betel y de Dan, en los extremos norte y sur del reino. Él
también estableció un festival para reemplazar a la Fiesta de
Tabernáculos — un festival ordenado por Dios. En Levítico 23:34, Dios
ordenó la observancia de este Día y Fiesta Santos: “A los quince días de
este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a El Eterno por siete días”. Sin embargo, Jeroboam cambió la observancia de su este festival al octavo mes (Vea I Reyes 12:28-33).
Él hizo otra decisión crítica que eventualmente empujó a la mayoría
de los levitas a reunirse nuevamente con Judá y Benjamín. Reconociendo
que ellos eran los más educados y los líderes, Jeroboam los degradó, un
patrón que es seguido por los líderes gentiles modernos hoy. Además,
puesto que los levitas eran sostenidos por los diezmos de Dios, ellos
habían estado acostumbrados a recibir ingresos más grandes. Jeroboam
puso a personas menos educadas por sacerdotes de Israel. Los levitas se
molestaron y eventualmente muchos regresaron para reunirse con Judá.
II de Reyes 17:16 registra: “Dejaron [los israelitas] todos
los mandamientos de El Eterno su Dios, y se hicieron imágenes fundidas
de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el
ejército de los cielos, y sirvieron a Baal”. El pueblo de Israel siguió el liderazgo de Jeroboam y adoró al dios pagano Baal, el supuesto “dios sol” o “amo del sol”.
Las obras “Las Dos Babilonias” de Hislop, y “Días de Reposo”
de Webster explican cómo era adorado específicamente este “amo del
sol”, en el día que ahora llamamos DOMINGO. El ejemplo de adoración de
Israel en este día demuestra cuán rápidamente la nación entera comenzó a
guardar el domingo. Ellos ignoraron el mandamiento del día de reposo de
Dios — “Acuérdate del día de reposo”.
¿Cómo sabemos que Israel desobedeció este mandamiento? II Reyes 17 dice que ellos habían “abandonado todos los mandamientos del Señor su Dios” — ¡esto habría incluido el día de reposo!
Recuerde que, en Oseas, Dios le advirtió a Israel — casi 200 años
después de la rebelión de Jeroboam — acerca de lo que sucedería debido a
su práctica de adoración en domingo. Oseas 2:11 dice: “…sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades”. Dios llama a la adoración del domingo: los días de reposo de Israel
(sus) — ¡no de Él! Su día de reposo es en sábado — ¡e identifica a Su
pueblo! El verdadero creador de la observancia del domingo es Baal, y
Dios castigará a aquellos que participen en él: “Y la castigaré por
(guardar) los días en que incensaba a los Baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice El Eterno” (Oseas 2:13).
Jeroboam causó que Israel abandonara el día de reposo de Dios — el
séptimo día de la semana, para que adorara a Baal el señor del sol, en
domingo — el falso “día del señor”. Su decreto, estableciendo el “día
del sol” como el día nacional de adoración, llevó a Israel a perder — y
jamás regresar a — la observancia del verdadero día de reposo.
La aceptación y observancia del “día del dios sol”, (domingo en
inglés es Sunday — sun = sol, day = día), es un pecado mortal con graves
repercusiones. El resultado de las decisiones de Jeroboam fue que las
Diez Tribus de Israel, a lo largo de siete dinastías sucesivas y
diecinueve reyes, practicaron los dos “pecados de Jeroboam” — el quebrantar el día de reposo y la idolatría.
Israel entra en cautiverio
Jeroboam fue el único rey en la historia de Israel que en realidad “hizo pecar” a la gente. Note: “...y Jeroboam apartó a Israel de en pos de El Eterno, y les hizo cometer gran pecado.
Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que
él hizo, sin apartarse de ellos” (II Reyes 17:21-22). El que Jeroboam
llevara a Israel a pecar ocasionó que Dios “quitara a Israel de delante
de su rostro…” El versículo 23 registra que el resultado de su violación
al día de reposo fue cautiverio y esclavitud: “hasta
que El Eterno quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había
dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy” (II Reyes 17:23).
Judá no fue llevado cautivo sino hasta 604 a.C. Pero Dios causó que
los asirios se llevaran a la Casa de Israel cautiva en el 721-718 a.C.
Los asirios literalmente los esclavizaron y se los llevaron lejos de sus
hogares a Asiria, en las costas sur del Mar Caspio.
Varias generaciones más tarde, el Imperio de Babilonia (Caldea) llegó
al poder bajo Nabucodonosor. Ellos entraron en Judá y tomaron a los
habitantes cautivos, hacia la tierra que hoy es Irak, por el período
entre el 604 y el 585 a.C.
Poco después de que Israel fue llevado a Asiria, los asirios
emigraron hacia el norte de Europa y se establecieron en lo que hoy es
Alemania. Ellos se llevaron a algunos de sus esclavos israelitas con
ellos, eventualmente permitiéndoles a estas personas emigrar más hacia
el norte y oeste, y recuperar su independencia. Ellos se establecieron
en el noroeste europeo, incluyendo las Islas Británicas y Escandinavia.
Una gran pregunta aparece a partir de esta histórica invasión y
migración, y del hecho que las diez tribus perdieran su identidad: ¿POR
QUÉ la Casa de Israel se perdió ante sí misma — y ante el mundo? Por más de 200 años, Israel había conocido su identidad — que eran la Casa de Israel. ¿Qué sucedió?
La respuesta es básica, y más crucial para su entendimiento de lo que
usted pueda imaginarse: Israel dejó de guardar el día de reposo de Dios
— ¡y así PERDIÓ LA SEÑAL NACIONAL QUE LOS IDENTIFICABA! Ellos cesaron
de ser el pueblo con quien Dios estaba trabajando.
Israel perdió toda identidad nacional. Después de que ellos fueron
llevados a Asiria, ellos dejaron de funcionar como una nación, con un
rey y un gobierno. Eventualmente, muchos adoptaron el lenguaje asirio,
perdiendo el rastro de su idioma hebreo nativo. Ellos se convirtieron en
esclavos.
Las diez tribus que habían seguido a Jeroboam en su rebelión contra
Dios se perdieron ante la historia. Puesto que ellos abandonaron la señal de identificación de Dios — su día de reposo — ellos perdieron la pista de quiénes eran. ¡Ni siquiera el mundo los reconoce más!
Por qué permitió Dios la derrota de Israel
Dios nunca permite que las personas decidan qué está bien y qué está mal. Esa es Su prerrogativa — y Él la ejerce. Pero Él sí les permite decidir si van a obedecerle — o si van a desobedecerle.
En Levítico 26, durante el tiempo de Moisés, Dios delineó cuidadosamente lo que Él esperaba de su pueblo. Este capítulo promete bendiciones nacionales por obediencia y maldiciones nacionales por desobediencia. Tómese el tiempo para leerlo todo. Dios citó dos pecados en particular — dos Mandamientos — de los cuales dependía todo.
He aquí Sus términos: “no haréis para vosotros ídolos,
ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra
piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy El Eterno vuestro
Dios. guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo el Eterno” (Lev. 26:1-2).
Dios advirtió específicamente en contra de quebrantar el día de
reposo y de la idolatría. Estos mandamientos eran tan importantes, tan
vitales, para el Plan de Dios que — “SI anduviereis en mis decretos y
guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra” — Él derramaría
bendiciones sobre Israel. Él describió esas bendiciones en los
siguientes once versículos (Lev. 26:3-13). Esto fue seguido por 20
versículos (Lev. 26:14-33) que explican todas las maldiciones que
vendrían si esos dos mandamientos eran quebrantados. Dios explico que,
por 2,520 años, Israel perdería toda prosperidad, sería conquistada,
llevada de su tierra a esclavitud y sufriría plagas, enfermedades y
padecimientos.
El quebrantamiento del día de reposo y la idolatría eran los
detonadores que traerían cautiverio. No obstante, estas fueron las
primeras cosas que Jeroboam instituyó después de que la nación de Israel
fuera dividida en dos naciones. El resultado: ¡El rey asirio Salmanasar
derrotó y esclavizó a Israel!
Por qué los judíos fueron llevados a esclavitud
La Casa de Judá permaneció como nación por otros 117 años, hasta
604-585 a.C. Durante este período de 19 años, ellos también fueron
llevados cautivos. La razón estaba directamente relacionada con el
quebrantamiento del día de reposo.
Jeremías profetizo un tiempo en el cual muchos judíos regresarían a
Tierra Santa (Jer. 29:10), 70 años después de entrar en cautiverio, para
reconstruir el templo y restaurar el conocimiento y adoración del
verdadero Dios.
He aquí lo que Nehemías dijo después del cautiverio, cuando el pueblo
de Judá volvió a quebrantar el sábado, lo cual causó que ellos entraran
en cautiverio en primer lugar: “En aquellos días vi en Judá a algunos
que pisaban en lagares en el día de reposo,
y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas,
de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo;
y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También
había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y
vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?” (Neh. 13:15-18).
La desobediencia a los mandamientos de Dios es un asunto serio.
Repasemos: el pecado es la trasgresión de la Ley espiritual, santa,
justa y perfecta de Dios (I Juan 3:4; Rom. 7:12, 14). Cuando las
personas quebrantan la Ley de Dios — cualquier parte de ella — la
penalidad es la muerte (Rom. 6:23). Dios dice: “Acuérdate del día de
reposo para santificarlo”. Los hombres dicen: “Ignora este mandamiento y
santifica el domingo en su lugar”. ¡Este es un pecado colosal, que acarrea terribles consecuencias!
Dios advirtió a Judá
Como cualquier padre humano, antes de castigar, Dios advierte
de las consecuencias por la desobediencia. Él explica cuidadosamente
los términos — que es lo que accionará el castigo — de manera que no
pueda haber malos entendidos respecto a lo que sucederá. Los profetas de
Dios siempre hicieron saber su propósito.
He aquí cómo inspiró Dios a Jeremías a advertirle a la Casa de Judá en Su nombre: “Así ha dicho El Eterno: guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla por las puertas de Jerusalén. Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres…Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo”. Y si Judá desobedecía: “yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de jerusalén, y no se apagará” (Jer. 17:21-22, 27).
Judá rechazó la advertencia de Dios. Puesto que Dios no advierte en
vano, he aquí el precio que pagaron: “Y en el mes quinto, a los diez
días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey
de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que
solía estar delante del rey de Babilonia. Y quemó la casa del Eterno, y
la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego
todo edificio grande” (Jer. 52:12-13).
No se equivoque. ¡Dios provocó este cautiverio!
Por qué el pueblo judío ha retenido su identidad
El mundo moderno sabe quiénes son los judíos. ¿Se le ha ocurrido a usted preguntar por qué? ¿Por qué cree el mundo que los judíos son el pueblo escogido de Dios? Esto debe entenderse.
La respuesta: Los judíos han retenido el día de reposo. Ellos no lo santifican ni lo guardan como Dios instruyó, pero ellos no han cambiado al domingo o al viernes, como lo han hecho los cristianos y musulmanes. Ellos, en general, han retenido el día de reposo.
¡Los judíos, por tanto, no se han perdido! Ellos saben
quiénes son. En palabras de un historiador: “¡Mas que los judíos hayan
guardado el día de reposo, el día de reposo ha guardado a los judíos!”
¡Cuán cierto! Las otras Diez Tribus se perdieron ante la historia porque
rechazaron lo que Judá, al menos en principio general, retuvo.
Pero con todo esto viene una ironía. Una vez más, el mundo ha llegado a creer que los judíos — de manera exclusiva
— son el pueblo escogido de Dios. Prácticamente nadie habla ni se
pregunta por la identidad de las otras tribus. Éstas han sido olvidadas
casi por completo. ¡No obstante, hoy son una población quizá de 500 a
600 millones!
Por esto es tan vitalmente importante que usted lea cuidadosamente AMÉRICA y BRETAÑA en profecía .
Éste le dejará incrédulo, porque muchos de los que leen esto son parte
de Israel moderno. La Biblia identifica a los pueblos del Conglomerado
Británico como Efraín. América es descendiente de Manasés. Ambas naciones descienden de José. El resto de las Diez Tribus Perdidas son generalmente las naciones del noroeste de Europa.
Estas naciones han sido engañadas a creer que son gentiles. ¡NO lo son! ¡Son tan israelitas como los mismos judíos!
El día de reposo de Dios es obligatorio — y más aun para las naciones
modernas de Israel — nuestros pueblos. Aunque hemos visto que los
cristianos gentiles hoy deben guardar el sábado, porque son israelitas espirituales, es doblemente vital que las naciones modernas de Israel entiendan que Quien dice “¡NO CAMBIO!” (Mal. 3:6) ordena guardar el día de reposo.
Ahora debemos aprender lo que está en juego para las naciones modernas de Israel, si ellas no obedecen el día de reposo de Dios, mientras aún hay tiempo en esta era.
¡La advertencia de Dios para las naciones israelitas de hoy!
Millones de quienes se profesan cristianos tienen la actitud de
Israel y de Judá — que Dios no habla en serio en lo que Él dice. ¡Pero
Dios Todopoderoso SÍ habla en serio en lo que dice!
Dios usó al profeta Ezequiel para advertir a los descendientes
modernos de Israel de estas mismas cosas. Veremos que Dios establece
CLARAMENTE las consecuencias de desobedecer su día de reposo.
Casa de Israel, no de Judá. He aquí lo que Dios le dijo: “Ve y habla a
la casa de Israel” (Ezequiel 3:1). Es vital entender esto, porque
Ezequiel vivió más de 100 años después de que Israel fuera
llevado cautivo. El propio Ezequiel era un judío cautivo — un esclavo —
en Babilonia. No había manera de que él entregara su mensaje
directamente a la Casa de Israel en aquel tiempo.
Permítame decir esto claramente. Ezequiel no podía entregar personalmente
el mensaje a las tribus perdidas de Israel, porque éstas ya se
encontraban en la tierra de Asiria y las costas sureñas del Mar Caspio.
Además, ellos migraron después hacia el noroeste de Europa, con la
migración asiria hacia Alemania moderna, estableciéndose en Bretaña,
Irlanda, Escocia, Holanda, Francia, Bélgica, Escandinavia, Suiza y
América, entre otras. Ellos se encontraban fuera de su tiempo y más allá
de su alcance.
¡Entienda! Dios sabía que las naciones de Efraín y de Manasés
ascenderían una prominencia nacional después de 2.520 años de castigo.
Él también sabía que ellos no aprenderían nada de su castigo y que,
habiendo perdido su identidad, continuarían su quebrantamiento del día
de reposo y su idolatría colectiva. No obstante, un Dios amoroso siempre
advierte antes de castigar. Recuerde que a Ezequiel le fue dicho “ve” a
Israel.
Es la responsabilidad de esta Obra de Dios llevarle esta advertencia a
usted ¡AHORA! Lo que usted está leyendo aquí es el cumplimiento de una
profecía crucial, la cual comenzó con el ministerio de Herbert W.
Armstrong en 1934.
El tiempo se está acabando. ¡Oro porque usted atienda esta ADVERTENCIA!
Ezequiel 20
Nos enfocaremos en el capítulo 20 de Ezequiel, versículo por
versículo. Este capítulo comienza con Dios enumerándoles a “algunos de
los ancianos de Israel” Sus repetidas advertencias de que abandonaran
sus prácticas idolatras. Comenzaremos en los versículos 10-12. Note cómo
esto se asemeja al pacto del día de reposo de Éxodo 31:12-17: “Los
saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto, y les di mis
estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que
los cumpliere vivirá. Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos” — ¿por qué? — “para que supiesen que yo soy El Eterno que los santifico” (Ezequiel 20:10-12).
Dios le recordó a Israel que el día de reposo era Su señal de
identificación como el Dios que los apartaba. El versículo 13 describe
la actitud de Israel hacia Su día de reposo: “Mas se rebeló
contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis
estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los
cumpliere, vivirá; y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos” (Ezequiel 20:13).
Note cómo Dios usa repetidamente el término “mis”. Esto es importante. Luego, Dios le suplica a la siguiente generación de Israel: “Antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres,
ni guardéis SUS leyes, ni os contaminéis con SUS ídolos. Yo soy el
Eterno vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y
ponedlos por obra; y santificad MIS DÍAS DE REPOSO, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy El Eterno vuestro Dios” (Ezequiel 20:18-20).
Es importante hacer una distinción crucial en este punto. Algunos se
confunden respecto al uso que Dios hace de las palabras “mis” y “sus”.
Entienda esto. Dios no está condenando Sus propios días de reposo en la
misma manera en la que Él está condenando a Israel por profanarlos. El
problema era que Israel no guardaba los días santos DE DIOS. Ellos
querían guardar sus propios estatutos y sus propios decretos. (Recuerde Marcos 7:7-9, y cómo tantos adoran a Cristo en vano al aforrarse a “las tradiciones y mandamientos de hombres”.)
En Ezequiel 20:21, Dios dijo claramente: “Profanaron mis días de
reposo”. Por supuesto, Israel pagó un terrible precio por lo que hizo:
“También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría
entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras” (Ezequiel
20:23). ¿Por qué? “PORQUE no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron MIS DÍAS DE REPOSO, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos” (Ezequiel 20:24).
Dios nunca deja duda alguna respecto a por qué Su propósito es
realizado como es realizado. Es importante para Él que las personas
guarden Su día de reposo — ¡esto hace una diferencia para Él!
El versículo 33 habla del “enojo
derramado” de Dios: “Vivo yo, dice el Eterno el Señor, que con mano
fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre
vosotros” (Ezequiel 20:33). Ahora compare Apocalipsis 16:1: “Oí una gran
voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre
la tierra las siete copas de la ira de dios”. ¡La ira de Dios siempre se refiere a las siete últimas plagas!
Esto prueba que Ezequiel 20 es una profecía para nuestros días,
involucrando a las NACIONES MODERNAS DE ISRAEL. Invariablemente,
profecías similares del Antiguo Testamento, referentes a Israel,
ilustran a sus descendientes modernos en cautiverio — ¡esclavitud!
Esto — cautiverio y esclavitud — vendrá pronto sobre nuestros pueblos
a nivel nacional. No puedo repetir esto con la suficiente potencia. ¡La
profecía establece que esto sucederá una vez más!
La profecía de Ezequiel continúa con una descripción que también se
encuentra en Jeremías 23:7-8. Ahora continúe en Ezequiel 20, con la
promesa de Cristo de reunir a Su pueblo con Él: “y os sacaré de entre
los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con
mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado [sobre el mundo y las
naciones quienes la tomaron cautiva]; y os traeré al desierto de los
pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara” (Ezequiel 20:34-35).
Muchos pueden despreciar o burlarse de esto, ¡pero no por mucho tiempo!
A Israel le fue dada una oportunidad única por Dios, de convertirse
en un ejemplo distinto a cualquier otra nación. Note: “Ha manifestado
sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel. no ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a sus juicios, no los conocieron [las otras naciones]” (Sal. 147:19-20).
Israel incumplió en su responsabilidad. Dios no puede ignorar esto.
Ahora note Amós 3:1-2: “Oíd esta palabra que ha hablado El Eterno contra
vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la
tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, OS CASTIGARÉ por todas vuestras maldades”.
Vea a su alrededor. Todo lo que usted ve cambiará pronto —
¡DRAMÁTICAMENTE! En esta profecía se habla de personas a las cuales
usted conoce y ama. Piense al respecto. Medite acerca de esto — y
escuche esta advertencia de Dios a
través de Ezequiel, y a través de este libro, ¡PARA USTED! La voz de
Herbert W. Armstrong, al igual que Noé, Elías y Juan el Bautista
clamaron solos a un mundo que los ignoró casi por completo. ¿Escuchará
usted mi voz, o será tan fuerte el impulso de la rebelde mayoría de la
humanidad que le rodea que le causará recibir lo que está predicho que
vendrá sobre ellos? No obstante, Dios aún les suplica hoy a todos
aquellos que escucharán. Él le dijo a Israel: “Santifica Mis días de
reposo”. Continuando en Ezequiel 20, he aquí como Él le suplica de
manera similar a USTED: “Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros,
dice El Eterno el Señor. Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar
en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y
a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones
los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy
el Eterno” (Eze. 20:36-38).
El futuro trae un final maravilloso y feliz para los pueblos de
Israel. Dios promete revelarse a Sí mismo ante ellos. Cuando Cristo
regrese, establezca su gobierno — y reúna a Su pueblo — he aquí lo que
sucede: “Y sabréis que yo soy el Eterno, cuando os haya traído [aún a
futuro] a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano
jurando que la daría a vuestros padres. Y allí os acordaréis de vuestros
caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os
aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que
cometisteis. Y sabréis que yo soy el Eterno, cuando haga con vosotros
por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras
perversas obras, oh casa de israel, dice el Eterno el Señor” (Ezequiel 20:42-44).
Esto ilustra el milenio, cuando Cristo gobernará en justicia y
equidad. Él reunirá a los sobrevivientes israelitas de la Gran
Tribulación y el Día del Señor y los traerá de vuelta a la tierra que Él
ha reservado para ellos. Esta vez, Israel obedecerá.
Usted puede ser librado de todo lo que está profetizado a sucederle pronto a las naciones de Israel. ¿Qué hará usted? ¿Guardará usted el sábado de Dios? ¿Recibirá usted Su SEÑAL de identidad? ¡Yo oro porque usted tenga ojos para ver y oídos para escuchar las fuertes y claras palabras de este libro!
Capítulo Ocho —
La marca de la bestia
Pocas profecías en la Biblia son tan fascinantes para sus lectores como lo es el tema de la marca de la bestia. Al igual que con otros aspectos de profecías descritas en este libro, las teorías que intentan explicar esta marca abundan.Esta intrigante y misteriosa marca es muy discutida, pero casi
universalmente malentendida. Algunos creen que es un chip de computadora
que es implantado en las frentes de las personas o en las manos
derechas. Otros han pensado que era la suástica de Hitler y aún otros
piensan que ha sido este o aquel programa gubernamental. A pesar de los
infinitos sermones predicados y artículos escritos acerca de su posible
significado, millones permanecen confundidos por ello.
Aunque casi nadie ha sabido o sospechado esto, usted aprenderá que la
marca tiene mucho — de hecho, todo — qué ver con el tema de este libro.
Pero antes de ver cómo, un importante antecedente debe ser traído a
escena para colocar un fundamento de entendimiento sin el cual el lector
se perdería.
Temida marca
Apocalipsis 14 ilustra a tres ángeles llevando tres mensajes(Apo. 14:6-11). Estos mensajes anuncian la caída de Babilonia a través
de las siete últimas plagas y advierten contra recibir la “marca de la bestia”. Muchas profecías muestran que la mayoría — todos los que pertenezcan al venidero gran sistema falso de iglesia-estado — ¡ignorarán
la advertencia, y serán engañados para recibirla! Las profecías que
describen la marca son severas — ¡y horribles! Tristemente, la mayoría
de predicadores se enfocan solamente en un pasaje para excluir los
muchos otros acerca del tema. Leámoslo: “Y hacía que a todos, pequeños y
grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (Apo. 13:16-17).
Esta es una declaración crucial, porque habla de una especie de marca
universal respaldada por autoridad en una manera que controla la
habilidad de las personas de llevar a cabo asuntos normales de comercio
(“comprar y vender”). Aquellos quienes no tienen la marca son aislados de los asuntos más rutinarios como comprar alimentos, bienes y servicios.
El poder comprar y vender bienes es ciertamente esencial — algo que
todos necesitan poder hacer. Pero entienda. Esto no está hablando de si
las tiendas o establecimientos estarán dispuestos a venderles
bienes a las personas sin la marca, sino, en cambio, si las personas
podrán ganarse la vida — a fin de tener un ingreso, si no lo tienen. La
implicación del griego es que uno no podrá comprar o vender — no tendrá dinero a mano para hacerlo — ¡porque estará desempleado!
Así que, entonces, la “marca de la bestia” involucra la habilidad de obtener y mantener un empleo a fin de ganarse la vida.
Obviamente, entonces, millones la tendrán — y serán considerados deseables y atractivos, o de otra cuenta las masas no la buscarían y aceptarían.
Pero la marca será una trampa para aquellos quienes sean encantados
por la superficie de su atractivo. Porque he aquí lo que les sucederá a
todos aquellos quienes la reciban: “Vi en el cielo otra señal, grande y
admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de dios … y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas
[copas], vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor
del pecho con cintos de oro… Oí una gran voz que decía desde el templo a
los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas [plagas] de la ira de dios. Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen” (Apo. 15:1, 6; 16:1-2).
¡Esto es serio! Terrible castigo caerá sobre todos los que hayan
tomado esta marca. Aunque ellos hayan hecho esto sin intención, el
resultado será el mismo — ¡horribles plagas sobre todos, incluyendo a
usted o a mí, si tenemos esta marca!
Dios debe explicar que es la marca
Para obtener un cuadro completo de la marca de la bestia, debemos
estudiar todos los versículos que le pertenecen. Hay muchos, y estudiar
solamente unos pocos no revelará la verdad completa. Usar la imaginación
y el razonamiento humano para inventar varias conclusiones absurdas — y
alunas son verdaderamente ridículas — acerca de lo que la marca de la
bestia puede ser, solamente sirve para engañar y confundir más a
aquellos con interés en el tema.
Pregúntese: ¿Profetizaría Dios plagas sobre aquellos quienes reciben
la marca y luego dejaría a la humanidad en la oscuridad respecto a qué
es ésta? ¿Diría Él, en efecto: “Voy a enviar PLAGAS terribles, horribles
— que causen le muerte de millones — sobre aquellos quienes reciban la
marca de la bestia, pero no les diré qué es o cómo evitarla — a fin que
ustedes puedan escapar”?
Comprenda este punto vital. Los hombres no pueden revelar el
significado ni explicar la marca — solamente Dios puede. La clara
realidad es que Él debe hacer esto — ¡y Él sí nos dice con claridad exactamente qué es!
La marca de la bestia
Ahora entienda este punto muy básico. La marca es claramente identificada como una perteneciente a la bestia. Es la “marca de la bestia”.
Otros de mis libros han identificado cuidadosamente a la bestia como el
Imperio Romano, con mucha prueba. La bestia de Apocalipsis 17 existe
al, y justo antes del, Regreso de Cristo. Este es el Sacro Imperio
Romano a lo largo de sus siete resurgimientos, o resurrecciones. Por
tanto, la marca de la bestia es la marca de la séptima y última cabeza
del (Sacro) Imperio Romano.
La marca de la bestia no es la marca de la Iglesia Católica Romana.
Esto es porque la mujer de Apocalipsis 17 es la gran iglesia que cabalga al (Sacro) Imperio Romano. La Biblia no habla de la “marca de la mujer”, sino, en cambio, de la “marca de la bestia” que la mujer cabalga. ¿Está esto claro?
Ciertamente la “mujer” también es un pequeño reino o gobierno civil
organizado, así como es una iglesia — y ella guía, dirige y lidera al
mucho mayor reino que ella cabalga. Pero, aunque la bestia tiene mucho
mayor poder que ella, como cualquier caballo, camello o
elefante tiene mayor poder que su jinete, el jinete — en este caso, la
“mujer” — lleva al animal a hacer lo que se le ordena.
Recuerde lo que leímos: “Y se le permitió infundir aliento a la
imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo
el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente” (Apo. 13:15-16).
Podemos resumirlo de esta forma: Esta gran iglesia falsa incita, guía
y dirige — “hace que” — otros reciban la marca. Ella no la administra
directamente, pero, en cambio, causa que todos en el imperio la
acepten — “reciban”. Ella es la misma mujer que causó el martirio de
los santos a lo largo de las eras. La marca es recibida en la mano
derecha y la frente — y es una especie de marca del (Sacro) Imperio
Romano, no de la iglesia. ¡Esta marca será traída — causada — sobre todo
el mundo occidental civilizado!
Martirios — ¡pasado y futuro!
En Mateo 24, Cristo, en respuesta a una pregunta de Sus discípulos
acerca de cuándo regresaría, habló y clarificó los eventos que
precederían a lo que la Biblia llama “la gran tribulación” (Mat.
24:21-22). Esto, seguido por la ira de Dios, comprende los tres años y
medio que preceden a su Segunda Venida.
Unos pocos versículos antes de explicar la tribulación, Cristo
explicó que un terrible martirio estaba al frente para los verdaderos
cristianos al final de la era: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes
por causa de mi nombre” (Mat. 24:9). Es obvio que los cristianos
estarán haciendo algo que los identifique como diferentes de todos
aquellos a su alrededor. Ellos serán aborrecidos con tanta intensidad
que ellos serán torturados (“afligidos”) y martirizados en grandes
números (“asesinados”).
Apocalipsis 6 es un paralelo preciso de Mateo 24. De hecho, el lector
cuidadoso verá que Mateo 24 es Cristo interpretando Sus propias
palabras en Apocalipsis 6.
En Apocalipsis, a Juan, en visión, le fue mostrada una vista previa
de los eventos futuros (“después de estas”, Apo. 4:1). Puesto que Juan
estaba “en el espíritu” a medida que los sellos eran abiertos (Apo.
4:2), los eventos que él atestiguó no estaban sucediendo realmente
cuando él los vio. Estos eran vistas previas celestiales de cosas que sucederían más adelante sobre la Tierra.
Apocalipsis 6:9-11 contiene una descripción del quinto sello,
el cual es la gran tribulación y futuro martirio de santos. Tras la
apertura del quinto sello (Apo. 6:9), Juan vio “bajo [en la base de] el
altar las almas de los que habían sido muertos”.
He aquí la descripción de Juan del quinto sello: “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apo. 6:9-11).
Algunos citan estos versículos para validar tanto la doctrina pagana
del alma inmortal como la creencia de que los salvos van al cielo (lo
cual no es verdad) — y por tanto pierden el punto completo de lo que
Cristo está revelando.
Esta descripción no es literal, sino, en cambio, simbólica,
como lo es mucho de Apocalipsis. Nadie cree que los cuatro caballos que
preceden en el contexto sean caballos literales. Ellos obviamente son
simbólicos y parte de una visión. Igual son las almas bajo el altar.
El quinto sello presenta el martirio de los santos verdaderos (junto
con vastos números de Israel y Judá nacionales). Esto ocurre durante la
tribulación. El contexto se desarrolla con las almas ya martirizadas
haciéndole a Dios una pregunta: “Hasta cuándo, Señor…” El versículo 11
es una instrucción simbólica para estos mártires de la Edad Media para
que esperen este martirio postrero del tiempo del fin.
En la visión, a Juan le fue mostrado el futuro. Un largo período de martirio, a manos de la gran “mujer” iglesia falsa,
la cual estaba “ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los
mártires de Jesús” (Apo. 17:6), ya habrá tenido lugar. (Apocalipsis 12
describe brevemente a la Iglesia verdadera de Dios a través de
los últimos 2.000 años). Allí, este período es descrito como “mil
doscientos sesenta (1.260) días” — ó 1.260 años, desde 325 d.C. hasta 1585 d.C.
Apocalipsis 12:6 describe cómo la Iglesia tuvo que huir “hacia el
desierto” para escapar de la persecución. Relatos de historia indican
que más de 50 millones de seres humanos fueron asesinados durante este
tiempo debido a su renuencia para comprometer creencias que eran
contrarias a la iglesia romana. (La mayoría de estos no eran verdaderos
cristianos luchando por retener todas las doctrinas de Dios, sino eran
“protestantes” reteniendo algunas pocas áreas en las que estaban en
desacuerdo con Roma.)
Una vez más, un martirio posterior (la gran tribulación) aún ha de suceder en nuestro tiempo. Las “almas” que ya habían sido “asesinadas” eran los verdaderos cristianos previamente
martirizados de las eras pasadas. A estos mártires previos les fue
dicho que “descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se
completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apo. 6:11).
La gran tribulación no es la ira de Dios. La ira de Dios está en las
siete últimas plagas, descritas extensamente en partas del libro de
Apocalipsis. La gran tribulación es la ira de Satanás sobre los
verdaderos siervos de Dios — y sobre los descendientes modernos del
antiguo Israel y Judá. Esta ira será perpetrada por un imperio final de
diez reyes en Europa, unidos bajo un líder poderoso — y hecha a
instancias de la falsa iglesia universal de Satanás. Mateo 24:22 muestra
que Dios tendrá que “acortar” esta persecución “por el bien de los
elegidos”.
Las “almas bajo el altar” están esperando ahora el castigo de Dios —
su “venganza” — sobre el gran poder gubernamental que las persiguió.
Dios dijo que Él “vengaría [su] sangre” a
través de las siete plagas finales sobre aquellos quienes lleven la
marca de la bestia. Dios derramará su venganza sobre esta falsa mujer
asesina babilónica y sus iglesias hijas de Apocalipsis 17. Pero esto no
puede suceder sino hasta que el segundo gran y final martirio haya
pasado.
Los elegidos deben permanecer fervientes, vigilantes
Muchos del verdadero pueblo de Dios en el tiempo del fin se han
alejado de Dios. Ellos no han permanecido tan cerca de Él como debieron
haberlo hecho. Ellos no han buscado celosamente y obedecido a Dios en
una base diaria. Esto ha permitido que muchos sean engañados, y que
caigan en diversas doctrinas falsas y prácticas equivocadas. Este ha
sido el patrón de la historia cuando falsos ministros capturan el
liderazgo del rebaño. Solamente la tribulación despertará a estos
hermanos — ¡y aún entonces solamente a la mitad (Mat. 25:1-12)!
Estos “tibios” cristianos tendrán que sufrir este martirio final
(Apo. 3:14-22). Los cristianos fieles quienes fueron asesinados
previamente deben continuar “descansando” (permanecer “dormidos” en sus
tumbas — Efe. 5:14; I Cor. 11:30; 15:51) hasta que otros se unan a ellos
a través de este martirio final.
Durante la tribulación, habrá un extraordinario engaño mundial,
diferente al de cualquier tiempo en la historia del mundo. Cristo fue
muy específico acerca de esto en Mateo 24: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
y por haberse multiplicado la maldad [anarquía, mundial], el amor
[obediencia a leyes humanas y la Ley de Dios — Rom. 13:10; I Juan 5:3]
de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo… porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá… Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios
[el falso profeta de Apocalipsis 16:13 y 19:20 — la mujer y la bestia
de dos cuernos de Apocalipsis 13:11-13 — traerán esto], de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mat. 24:10-13, 21, 24).
Esta es una profecía muy directa acerca de tremendo engaño que seduce
a “muchos” al final de la era, antes de la Venida de Cristo (Mat.
24:3). Los escogidos deben permanecer en guardia — y recordarse de
practicar Lucas 21:36, entre muchas otras escrituras — ¡a diario!
A su Regreso, Cristo traerá con Él la recompensa individual de todos
sus siervos. Ellos habrán calificado para gran gloria: “Porque el Hijo
del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mat. 16:27).
No se equivoque. ¡Sus obras en esta vida, su obediencia a los claros
mandamientos de Dios, tienen una implicación directa en su recompensa en
la siguiente vida!
La ira de Satanás sobre los descendientes israelitas modernos
Ahora tomemos un momento para comparar dos escrituras críticamente
importantes que derraman mucha luz sobre la tribulación. El hacer esto
nos dará un cuadro preciso de quién más recibe lo más fuerte de la ira
de Satanás durante este tiempo. Hemos visto que los cristianos tibios
serán martirizados — pero muchos más que éstos soportarán este terrible
tiempo de prueba.
Primero note Mateo 24:21: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.
Este versículo establece claramente a la tribulación como el peor
tiempo en toda la historia mundial. Tome este versículo exactamente por
lo que dice.
Ahora examinemos una segunda escritura que se relaciona con ésta. Es
una más larga y más extensa, encontrada en Jeremías 30. La última frase
de este capítulo es “en el fin de los días entenderéis esto”. Ahora, ¿qué contiene este capítulo que nosotros debamos “entender” en estos días finales?
El versículo 3 establece a quién está hablando Dios — Israel y Judá.
El versículo 2 fue una instrucción a Jeremías de registrar en un libro
todo lo que Dios le había dicho. Ahora note: “Estas, pues, son las
palabras que habló el Eterno acerca de Israel y de Judá. Porque así ha
dicho el Eterno: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz.
Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo
hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y
se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día!
tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (Jer. 30:4-7).
Esta es una sorprendente descripción de castigo que ha de venir sobre
Israel y Judá. Terrible temor y horror acompañan a este castigo.
Pero enfóquese por un momento en dos frases en el versículo 7, las
cuales describen este tiempo. La primera es “¡cuán grande es aquel día!
tanto, que no hay otro semejante a él”. Esto es casi idéntico a
Mateo 24:21. Ellos no pueden estar hablando de dos tiempos separados,
porque es imposible tener dos períodos en la historia que sean ambos descritos como el peor tiempo de todos.
Estas dos escrituras tienen que estar hablando del mismo tiempo. Y
recuerde, estos versículos ilustran eventos en el “fin de la era” y los
“días postreros”.
Ahora note la segunda frase: “tiempo de angustia para Jacob”.
Esta frase abre significado vital y explica quién más sufre la ira de
Satanás en este tiempo de gran angustia y miseria. Además, añade a lo
que reveló el capítulo previo de este libro.
Entienda que el patriarca del Antiguo Testamento, Israel,
originalmente se llamaba Jacob (Gén. 32:28). Las profecías que se
refieren a cualquiera de estos nombres describen a los mismos pueblos.
Muchas profecías del Antiguo Testamento describen el alcance y la
severidad del castigo nacional que Dios planifica para estos pueblos.
Sus tierras modernas serán destruidas por la bestia y muchos millones
serán tomados en cautiverio a su mano. Una vez más, vimos esto.
La gran tribulación será un tiempo de terrible sufrimiento tanto para Israel físico como para el tibio y menos vigilante “remanente” de Israel espiritual, la Iglesia. Pero numerosos versículos en Apocalipsis muestran que será un tiempo de prosperidad general para muchas naciones no israelitas — cuando los mercaderes de la bestia traigan mucha “compra y venta”. Estas naciones serán castigadas durante el tiempo de la ira de Dios.
La marca — ¡pasado y futuro!
La recompensa inicial del verdadero cristiano involucra gobierno,
durando 1,000 años. Pero la prueba ha sido la misma para aquellos de
eras previas. Aquellos quienes retienen sus convicciones, frente a
inminente martirio, cuando esta prueba venga nuevamente, serán
victoriosos aún en la muerte — pero ellos serán verdaderamente “oro
probado en fuego” (Apo. 3:18).
He aquí lo que Dios dice que les espera a aquellos quienes han sido
fieles hasta la muerte. Lea cada palabra cuidadosamente: “Y vi tronos, y
se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las
almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apo. 20:4).
Este es un versículo asombroso. ¿Notó usted que todos los que murieron por retener la verdad de Dios también se rehusaron a recibir la marca? En otras palabras, a aquellos de todas las eras previas
les fue requerido resistir la imposición de la marca también. Pero,
debido a que ellos no se rendirían a creencias, festivales, costumbres,
idolatría y adoración pagana del Sacro Imperio Romano — y a la “mujer”
iglesia de Apocalipsis 17 — ellos eran asesinados. La marca de la bestia
fue impuesta por primera vez hace más de 1.000 años. Y, aunque aún
no está siendo impuesta, por las plagas que caerán sobre aquellos que
la tengan, y por aquellos quienes se rehúsan a que esta sea forzada en
martirio — ¡ésta debe ser impuesta otra vez!
Los cristianos de tiempos previos fueron asesinados porque ellos
rechazaron la marca de la bestia y la adoración de su imagen. Ellos
“obedecieron a Dios en vez de a los hombres” (Hechos 5:29) — ellos
obedecieron al gobierno de Dios en vez de al gobierno romano guiado por
la mujer que lo cabalga. Ellos no resistieron el castigo, sino que
gustosamente se rindieron a su castigo — ¡tortura y muerte! Estos
futuros gobernantes se probaron a sí mismos fieles a Dios y han
calificado para reinar con Jesucristo cuando Él venga, trayendo “su
recompensa con Él”.
También en Mateo 24, Cristo predijo que el “evangelio del reino” sería predicado a todas las naciones “y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). En Juan 9:4, Él advirtió a sus discípulos que “la noche viene, cuando ningún hombre puede trabajar”.
Pronto, una profunda oscuridad espiritual descenderá sobre el mundo
entero. El tiempo para anunciar la venida del reino de Dios llegará a un
final. La oportunidad final de buscar a Dios y escapar de lo que viene
habrá pasado. Es nuestra responsabilidad predicar — y advertir — antes de que sea demasiado tarde.
Note: “Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le
amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal
camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre
demandaré de tu mano” (Ezequiel 3:18).
Nosotros estamos haciendo nuestra parte en advertir a todos los que
escuchen ahora. Pronto, usted tendrá que elegir a quién y qué obedecerá.
¿Obedecerá usted a Dios u obedecerá al final resurgimiento del Sacro
Imperio Romano, gobernado por la gran y falsa “mujer” iglesia que lidera
el “cristianismo” reconocido y tradicional?
Pero la Biblia revela que habrá tres advertencias finales para las
naciones rebeldes bajo el engaño de la mujer y de la bestia. Esto
ocurrirá a través de tres mensajeros angelicales separados, mencionados
anteriormente. Una vez más, éstos se encuentran en Apocalipsis 14.
El tercer mensaje declara esto: “Si alguno adora a la bestia [una vez más, el final resurgimiento en el tiempo del fin del Imperio Romano] y a su imagen, y recibe la marca … él también beberá del vino de la IRA DE DIOS… y será atormentado con fuego y azufre delante… del Cordero” (Apo. 14:9-10).
Los verdaderos cristianos “marcados” por obediencia
Aún no hemos identificado la naturaleza exacta de la marca. Pero veremos que tiene algo qué ver con obediencia — si obedeceremos a “Dios o al hombre” (Hechos 5:29).
Como ya hemos visto, dos iglesias son descritas en el Nuevo
Testamento. La verdadera Iglesia que Jesús edificó (Mat. 16:18) es la
novia de Cristo, abandonando involucrarse con este mundo y sus
costumbres a fin de estar pura cuando Él venga a casarse con ella.
A lo largo del Nuevo Testamento hay advertencias de que falsos
maestros se escurrirán (Judas 3-4; II Tes. 2:3-11; II Cor. 11:13-14) y
ganarán control de la organización de la iglesia, forzando a los
cristianos fieles a huir de sus congregaciones originales para continuar
obedeciendo a Dios. Al verdadero pueblo de Dios le fue predicho que
permaneciera como una “manada pequeña” (Lucas 12:32), frecuentemente
esparcida, sin tener poder político en este mundo.
A pesar de la persecución continua — aun durante períodos de gran
martirio — por las grandes iglesias populares que continuamente han
buscado destruirla, un determinado remanente siempre ha permanecido a lo
largo de los últimos 2.000 años.
El mundo ha guardado poco registro de esta pequeña y dispersa
Iglesia, pero Cristo prometió que Él jamás la abandonaría, y que “las
puertas del hades [la tumba] no prevalecerían contra ella” (Mat. 16:18).
Aunque periódicamente ha sido forzada a huir por su vida (Hechos 8:1;
Dan. 12:7), Cristo ha guardado fielmente Su promesa de permanecer con
ella, dándole poder y fortaleciéndola a través de Su Espíritu. Su
verdadera Iglesia es leal y obediente a Su estructura gubernamental, ¡y a ninguna otra!
Inmediatamente después de la advertencia del tercer ángel en
Apocalipsis 14:9-10, el versículo 12 contiene una descripción de los
siervos de Dios quienes no tomarán la marca. Recuerde, solamente hay dos categorías de personas — aquellas quienes toman la marca y aquellas que no.
Dios declara: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apo. 14:12).
En un mundo desobediente que ha seguido un sistema en rebelión contra
Dios, hay relativamente pocas personas que guarden los mandamientos. La
pequeña Iglesia de Dios siempre ha estado dispuesta — y determinada — a
obedecerle.
Este versículo explica que solamente la “fe de Jesús” (no simplemente fe en Jesús) les da la fuerza para resistir el recibir la marca. ¡La superficial fe humana no será de valor para evitar la marca!
Cuando un joven hombre buscando salvación se acercó a Cristo, a Él le
fue preguntado: “¿qué bien haré para tener la vida eterna?” (Mat.
19:16). Cristo respondió: “si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos” (Mat. 19:17).
¡Siempre ha sido así de claro para todos aquellos quienes servirán a Dios! Los mandamientos de Dios deben ser guardados.
Respecto a la obediencia de su Ley, Dios siempre ha tenido sólo un
estándar: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en
un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás
adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes
adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (Santiago
2:10-11).
Los cristianos guardan todas las leyes de Dios. ¡Ellos no hacen excepciones!
La desobediencia es la marca
Las escrituras previas revelan que el pueblo de Dios rechaza la
marca, guarda Sus mandamientos y obedece Su gobierno. Aquellos del mundo
reciben la marca, obedecen a algo más, y por tanto desobedecen a Dios y rechazan Su gobierno sobre ellos.
Ahora, he aquí una descripción de aquellos quienes han triunfado
sobre la marca de Satanás: “Vi también como un mar de vidrio mezclado
con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca
y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas
de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del
Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios
Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”
(Apo. 15:2-3).
Dios compara a aquellos quienes han alcanzado victoria con aquellos
quienes escaparon de Egipto y del gobierno de Faraón. Bajo el liderazgo
de Moisés, Israel escapó de las plagas que cayeron sobre Egipto, lo cual
fue precursor y un tipo de las plagas que han de caer sobre aquellos
quienes han recibido la marca. Pablo habló de cómo los ejemplos del
Antiguo Testamento “están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos” (I Cor. 10:11).
A los santos les es enseñado a “cantar el cántico de Moisés” parados
sobre un mar de vidrio (delante de Dios), justo como Israel estuvo de
pie en la costa del Mar Rojo habiendo sido liberado de la opresión en
Egipto. Ellos cantan el cántico de Moisés porque Moisés refleja los
mandamientos de Dios. Ellos cantan el cántico del Cordero (Cristo)
porque, a través de la fe (“de Cristo”), ellos han conquistado el pecado
y recibido salvación.
Ahora volvamos a Apocalipsis 12 y a los eventos clave que le suceden a
la Iglesia al final. Satanás está enojado, y dirige su ira contra el
pueblo de Dios. Pero esto es contrastado con el gran gozo en el cielo a
causa de la victoria final de Dios a través de Sus siervos. Note: “Por
lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a
vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apo. 12:12). La última frase revela por qué el diablo está enojado.
Los versículos 13-16 explican que unos muy pocos de los siervos
completamente fieles de Dios serán protegidos en el “lugar” de la
Iglesia por tres años y medio (también vea Apo. 3:10-11). Pero aquellos
quienes estén menos vigilantes, menos comprometidos, y tibios, y quienes
hayan aceptado ciertas doctrinas de la “mujer” de Apocalipsis 17,
mientras permanecen generalmente fieles en guardar los mandamientos, no serán protegidos.
He aquí lo que Satanás hace en seguida a este tibio grupo. Léalo
cuidadosamente, porque es mayor prueba de que el pueblo de Dios guarda
los mandamientos, y es prueba de que ellos sufren la ira de Satanás como
resultado.
Continúe con el versículo final del capítulo: “Entonces el dragón se
llenó de ira contra la mujer [la verdadera Iglesia de Dios]; y se fue a
hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan
los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apo. 12:17).
Los cristianos guardan los mandamientos de Dios, y el testimonio de
Jesucristo es la Palabra de Dios — la Biblia. El “testimonio de
Jesucristo” también es mencionado como el “espíritu de profecía” (Apo.
19:10). Los siervos de Dios entienden el marco básico de Su plan
profético general. Ellos no están confundidos acerca de “qué sucede
después”, una vez ciertas profecías comienzan a suceder.
Sin embargo, así como Dios conoce a sus siervos, y ellos están
marcados por obediencia a Él, de igual forma conoce Satanás a sus
siervos, y los marca como propios, a fin que ellos sean protegidos de su
ira — ¡la tribulación!
Entienda esto de la siguiente manera: Satanás marca a sus siervos y
los protege de su ira, mientras persigue y martiriza a aquellos quienes
no tomarán su marca. Por otra parte, Dios protege a sus siervos más fieles (Apo. 3:10-11; 12:13-16), porque ellos no tomarán la marca, ni comprometerán de ninguna otra manera su camino, y vierte su ira sobre aquellos quienes sí
toman la marca de Satanás. (Pero aun aquellos quienes son tibios
pueden, a través de la muerte, triunfar sobre la marca en la tribulación
y recibir salvación).
¡Tenga este cuadro absolutamente claro en su mente!
¡Aquellos quienes reciben las plagas son hechos claros!
Hay otras claras escrituras del Nuevo Testamento que nos dicen exactamente por qué derrama Dios Su ira sobre ciertas personas. Las examinaremos en breve.
Primero debemos examinar lo que Dios dice que es el pecado, porque
sus plagas serán derramadas sobre una humanidad pecadora. Una vez
entendamos cómo define Dios el pecado, podemos entender mejor cómo marca
Satanás a todos aquellos quienes son sus siervos.
He aquí el pecado, definido por Dios: “Todo aquel que comete pecado,
infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (I Juan
3:4).
En palabras claras, justo como los fieles guardan los mandamientos, aquellos quienes pecan quebrantan los mandamientos.
Ahora examinemos entendimiento específico acerca de qué es exactamente
lo que trae la ira de Dios. He aquí lo que Pablo escribió: “Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las
cuales la ira de dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Col. 3:5-6).
¡Allí está! ¡Dios derrama Su ira sobre aquellos quienes le
DESOBEDECEN! No hay malentendido en el claro significado de este
versículo.
Pero consideremos otro: “Pero fornicación y toda inmundicia, o
avaricia… ni palabras deshonestas… Porque sabéis esto, que ningún
fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el
reino… Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene
la ira de dios sobre los hijos de desobediencia” (Efe. 5:3-6).
¡Una vez más, esto es muy claro
respecto a por qué, y sobre quién, derrama Dios Su ira! Y el siguiente
versículo muestra lo que les es instruido a los cristianos no hacer con aquellos quienes practican lo que Pablo describe: “No seáis, pues, partícipes con ellos” (Efe. 5:7).
Aquellos quienes “participan” en esta conducta, o quienes fraternizan “con ellos” (el mundo y sus caminos), participarán de las plagas de Dios sobre una humanidad rebelde.
El profeta Sofonías habla enfáticamente de este terrible día cuando
la ira de Dios es derramada. Note: “Cercano está el día grande del
Eterno, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día del Eterno;
gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de
aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de
oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de
algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y
atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra el Eterno; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol” (Sofonías 1:14-17).
Resumamos ahora lo que hemos leído.
La marca de la bestia es el quebrantamiento de los mandamientos, y
quien quebranta uno los quebranta todos. La marca es aquella del Imperio
Romano — la bestia — y no de la mujer quien la cabalga. La falsa mujer
iglesia “causa” que las masas reciban la marca a través de engaño. El
gobierno humano a través del cual Satanás engaña al mundo, el Imperio
Romano, recibe su poder, su asiento y su autoridad de él. El retener un
empleo o involucrarse en el comercio — comprar o vender — es imposible
para aquellos sin la marca. Los martirios, pasados y futuros, ocurren
porque algunos rechazan la marca, y guardan los mandamientos de Dios en
su lugar. Entonces, la marca es algo que la iglesia apóstata impone, y
es directamente contraria a la Ley de Dios, y tiene una relación directa
con ganarse la vida — retener un empleo.
¿Qué marca elegiría Satanás?
Dado que Satanás ha “engañado al mundo entero” (Apo. 12:9; 20:3),
¿cómo ha logrado él esto? ¿De qué punto se ha apoderado, el cual puede
reemplazar naturalmente con una falsificación? ¿Qué mandamiento
cambiaría Satanás más fácilmente, y luego esperaría que el razonamiento
humano carnal concluyera que es solamente un ajuste inocente?
Ahora entienda. La mente carnal es “enemistad contra Dios; porque no
se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Rom. 8:7). Los seres
humanos concuerdan más con el pecado en todas sus formas. Las personas están perfectamente dispuestas a quebrantar cada uno
de los mandamientos de Dios. Sea idolatría, robo, adulterio, asesinato,
deshonrar a los padres, codiciar o mentir, las personas anuentemente —
ansiosamente — lo hacen. Y, por supuesto, Satanás ciertamente ha guiado a
las personas a todas estas prácticas.
Pero ninguna de estas formas representa, de ninguna manera particular, una prueba
que se conecte directamente con cómo alguien pueda ganarse la vida o
retener un empleo — que se conecte con cómo alguien podría o no “comprar
y vender”. Y Satanás debe elegir un mandamiento, el cual afecte esta habilidad en aquellos quienes no comprometan la Ley de Dios.
Solamente hay un mandamiento que Satanás vería como candidato para
tal prueba. Es un mandamiento que Dios siempre ha dicho que es una señal entre Él y su pueblo.
Ahora debemos preguntar: “¿qué es una marca o señal?” ¿Qué significan estos términos?
En aplicación práctica, los rancheros marcan su ganado para
significar propiedad. En muchos casos, los vendedores cuelgan una señal
sobre su establecimiento para mostrar de quién es la tienda, el
restaurante o la venta. En Génesis 4:15, después de matar a Abel, Caín
recibió una “marca”, que significaba que él había pecado. Esta también
fue una especie de señal que les decía a quienes conocían a Caín quién y
qué era él. La famosa novela La Letra Escarlata es la historia
de una mujer quien cometió adulterio y tuvo que llevar una gran “A” en
el frente de su vestuario para significar lo que ella había hecho.
No es diferente con una iglesia. Dios no fuerza a nadie a obedecerle. Pero Satanás, a través de su iglesia, sí impone su marca sobre su gente, de la misma manera en que un ganadero fuerza su marca sobre el ganado.
Ahora, ¿cuál es la señal que Dios dice que identifica a su pueblo?
¿Qué punto de la obediencia le dice a Dios que somos su pueblo?
Recordando la señal de Dios
Recuerde cómo, en Génesis 2, inmediatamente después que Dios hizo al
hombre, Él terminó la semana con una creación final: “Fueron, pues,
acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó
Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:1-3).
También recuerde que, desde la creación, Dios estableció, bendijo y
santificó (colocó aparte) al séptimo día de la semana como un día de
reposo. Él jamás estableció ningún otro día — y confirmó que esto era Su
Ley “para siempre”. Él le dijo al antiguo Israel: “Acuérdate del día de
reposo para santificarlo… mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios” (Éxo. 20:8, 10).
También vimos que, después de unas pocas generaciones en Egipto, el
pueblo de Dios, los antiguos israelitas, perdieron todo conocimiento de
Su Ley. Dios tuvo que enseñárselas nuevamente. Después de liberarlos de
la esclavitud, la primera gran Ley que Él les dio fue el mandamiento de
guardar el sábado.
Una vez más, el sábado se originó antes de que el Antiguo Pacto fuera
establecido. Los Diez Mandamientos no fueron dados como parte del
Antiguo Pacto. Ellos habían estado vigentes desde la creación.
Luego, en Éxodo 31:12-17, aprendimos que Dios hizo un pacto especial
con Israel referente a Su día de reposo: “Habló además el Eterno a
Moisés, diciendo… En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo;
porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico [os aparto]. Así que guardaréis el día de reposo… el día séptimo es día de reposo consagrado al Eterno… Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel… por pacto perpetuo. señal
es PARA SIEMPRE entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días
hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y
reposó…”
Recuerde, el sábado “santifica” a aquellos quienes lo guardan. Ellos
son puestos aparte como pertenecientes a — propiedad de — Dios. Repito
para énfasis: a los cristianos les es dicho “por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres” (I Cor. 7:23) y “porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios…” (I Cor. 6:20).
Aquellos quienes observan el sábado son señalizados como pueblo de Dios
— y como propiedad de Él. Ellos también son públicamente identificados
como personas quienes guaran los mandamientos. Las leyes civiles
requieren que las personas guarden varios de los otros
mandamientos (contra robar, matar, mentir [perjurio], etc.), ¡así que la
obediencia a estos o a todos los otros mandamientos, los cuales el
mundo reconoce al menos de una manera general, de una forma u otra, no
identifica a alguien como uno que guarda los mandamientos!
¡Vimos que el sábado sí hace esto! Es una señal automática de que las
personas son de Dios, de que pertenecen a Dios, puesto que nadie
pensaría o elegiría guardar este mandamiento sin que haya sido revelado
divinamente.
Recuerde que Dios estableció el sábado como un “pacto perpetuo” para
ser guardado “por vuestras generaciones” — y “para siempre”. Este
mandamiento es absoluto — para todo tiempo. ¡Este día había de ser
observado para siempre! El hacerlo así mantenía a las personas en
contacto con el Dios verdadero. Era el medio por el cual Dios pretendía
que Su pueblo jamás perdiera de vista quién era su Dios — ¡y que ellos
eran Su pueblo! Y una vez más, si todos los pueblos y naciones hubieran
guardado el sábado, como le fue ordenado a Israel, nadie habría caído
jamás a la idolatría y la adoración de otros dioses — lo cual le ha
sucedido a todas las naciones que no lo han guardado.
Debemos preguntar otra vez: ¿Qué mandamiento elegiría Satanás para
derrocarlo? ¿Qué mandamiento aborrecería él más — y por qué? ¿Qué
mandamiento significa que aquellos quienes lo obedecen no le pertenecen a
él?
El único mandamiento que señaliza (de donde viene señal)
que uno pertenece a Dios — y el único mandamiento que apunta
directamente al verdadero Dios de la creación, desplazando así a Satanás
— repito, ¡es el SÁBADO!
¡El diablo aborrece más el Cuarto Mandamiento! No hay manera
de esquivar si alguien observa o no el séptimo día de la semana como el
día de reposo. ¡Usted ya sea lo hace o no! Dios y Satanás saben lo que
está en juego en este punto. Ninguno de ellos está confundido. Y el
mundo como un todo puede ver fácilmente si alguien guarda el sábado o
no.
De dónde vino la “observancia del domingo”
Aunque Dios ordenó que el sábado fuera guardado para siempre, vimos
que las iglesias del mundo lo reemplazaron con la tradición popular de
guardar el domingo. Para este punto es obvio que esta práctica no vino
de Dios o de su Iglesia. Pero veamos más.
Muchos han asumido la tradición no bíblica de que Cristo fue
resucitado de la tumba en domingo. Si el domingo puede ser establecido
como el día en que Cristo fue resucitado, éste puede ser un medio de
inyectar al cristianismo el festival pagano de la Pascua Florida y su
celebración, con su servicio dominical de salida del sol.
Muchos festivales paganos, incluyendo navidad (saturnalia), la pascua
florida (festival de Ishtar), y la adoración en el día del sol, eran
observados a lo largo del Imperio Romano mucho antes de Cristo. La
iglesia apóstata (la “mujer”) simplemente adoptó su práctica, y los
impuso sobre todos los ciudadanos en el imperio a través del gobierno
civil. En realidad, el primero en imponer la adoración en domingo no fue
un papa o una iglesia, sino Constantino, el emperador romano.
He aquí lo que sucedió después. En el Concilio de Laodicea, en 363
d.C., el siguiente decreto fue pasado: “Los cristianos no deben judaizar
al reposar en el sábado, sin deben trabajar en ese día, descansando, en
cambio, en el domingo. Pero, si alguien es encontrado judaizando, sea
declarado maldito de Cristo”.
Entienda lo que este decreto significaba. Cuando alguien era
etiquetado “anatema” (maldito o hereje) por la iglesia, éste era
arrestado por el estado, torturado y a menos que se retractara, esto
continuaría hasta darle muerte. Esto fue impuesto tan estrictamente que a
las personas les era requerido descansar en el domingo y
trabajar el sábado, a fin de involucrarse en negocios o retener un
empleo. Esta imposición gobernaba su “compra y venta”.
El “pequeño cuerno”
Daniel 7 presenta y habla de algo llamado “el pequeño cuerno”. El
versículo 25 da importante luz respecto a lo que sucedió en el Imperio
Romano. He aquí lo que Daniel escribió: “Y hablará [el pequeño cuerno,
el mismo que la falsa “mujer” iglesia] palabras contra el Altísimo, y a
los santos del Altísimo quebrantará” — ahora capte este siguiente punto y
no malentienda — “y pensará en cambiar los tiempos y la ley” (Dan. 7:25).
Esta es una declaración sobresaliente acerca de cómo la gran falsa “mujer” iglesia buscaba alterar la ley de Dios en lo concerniente al tiempo. La sola manera más obvia ha sido cambiar el tiempo del sábado de Dios al pagano día del sol (el día apartado hace mucho tiempo por los hombres para adoración del sol), ¡alterando así la cuarta gran ley de Dios! (Más y más personas hoy hablan del domingo como su “día de reposo”).
¡CUÁN CLARO ha sido el trabajo de esta iglesia en sus esfuerzos por
“quebrantar a los santos”! — ¡y por hablar en contra del “Altísimo”!
¿Hay alguna duda de que Dios derramará su ira sin misericordia sobre
cualquiera que se atreva a hacer estas cosas a su Palabra y a su pueblo?
Dios jamás ha autorizado a su Iglesia o a la humanidad para guardar
el pagano día del sol. Tampoco ordenó Él jamás, ni permitió, que su
pueblo guardara numerosos otros festivales y días de adoración paganos —
¡y siempre ha ordenado explícitamente en contra de ellos!
Lo que usted obedece
Pablo, en su carta a los romanos, explicó que las personas son
siervos de cualquier cosa o cualquier persona a quien obedezcan: “¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Rom. 6:16).
Las personas ya sea sirven y obedecen a Dios, y les es dada vida eterna — o sirven y obedecen al pecado y al “dios de este siglo” (II Cor. 4:4), Satanás, y reciben muerte eterna (Rom. 6:23).
En el Antiguo Testamento, quebrantar el sábado era castigable con muerte (Éxo. 31:14 y
15). II Corintios 3:7-8 describe la administración en el Antiguo
Testamento de una pena de muerte civil, la cual ya no aplica hoy, porque
Dios está edificando ahora la nación de Israel espiritual (Rom. 2:28-29; 8:9; 11:24-26; Gál. 3:29; Efe. 2:11-13, 19; I Pedro 2:5, 9).
El sábado había de ser guardado perpetuamente, a través de las
generaciones de Israel. Aún hay generaciones de Israel hoy — y está
Israel espiritual, el cual guarda los mandamientos de Dios y la fe de
Jesús, y el testimonio de Jesucristo.
Piense bien si usted obedecerá a Dios y cómo lo hará. Porque: “El que
viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos
muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el
que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto
en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
(Heb. 10:28-29).
¡Esto es muy serio!
En términos claros, la marca de la bestia es la observancia del domingo y la observancia de festivales paganos — ¡en lugar de los sábados semanales y anuales de Dios!
Importantes — ¡verdaderamente colosales! — profecías, referentes a
las más terribles calamidades que han de golpear la tierra, se están
abriendo ahora. Usted las ha visto explicadas en claros detalles. Un
mundo espiritualmente oscurecido, ciego y engañado se apresura hacia el
desastre, el cual está ahora justo al frente. Ellos no sospechan que la
ira de Dios, derramada en plena furia, sin diluir con misericordia,
caerá pronto sobre una humanidad pecadora que Dios ha marcado para recibirla.
Estas profecías son certeras — son seguras. ¡Ellas sucederán!
¿Será usted engañado cuando sucedan? ¿Será usted seducido
por milagros y maravillas mentirosas? ¿Tomará usted la marca de la
bestia? ¿Adorará usted a la bestia y a su imagen? ¿Seguirá usted a las
masas e ignorará a Dios? u ¿obedecerá a Dios, vigilará y orará siempre —
y ESCAPARÁ?
Cómo es hecha la marca
El tema de la marca de la Bestia siendo recibida en la mano y la
frente no es diferente de muchos ejemplos encontrados a lo largo del
libro de Apocalipsis. Es simbólica. La mano derecha representa labor o
trabajo, lo que alguien hace. La frente simboliza la mente humana o el intelecto, lo que alguien cree.
Dios quiere que entendamos que es lo que nosotros CREEMOS y HACEMOS lo
que revela a quién hemos elegido obedecer respecto a la observancia del
sábado o el domingo.
La iglesia Romana forzó a las personas a tomar la marca romana de la
observancia del domingo. Este era el día que todo el Imperio Romano
guardaba. ¡La pena por desobedecer esta orden era la muerte! Los hechos
de la historia son inequívocos — al menos 50 millones de personas fueron
asesinadas.
El mandamiento del sábado es el único mandamiento que claramente
identificaría a aquellos quienes han tomado la marca de la Bestia o la
señal de Dios. El Cuarto Mandamiento es el único que el mundo no acepta en su mente ni obedece (trabajando, o reposando con la mano).
Pero, ¿se dio cuenta usted que la señal de Dios también está atada directamente a la mano y la frente?
Se ve que también distingue a su pueblo del resto del mundo. Note este
pasaje acerca de uno de los sábados anuales de Dios: “Y te será como una
señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley del Eterno esté en tu boca” (Éxo. 13:9).
También tome nota de los siguientes versículos en Deuteronomio acerca
de la señal de identificación de Dios: “Estos, pues, son los
mandamientos… Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu
casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y
las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos” (Deu. 6:1, 6-8).
“Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos” (Deu. 11:18). También lea Proverbios 7:2-3 y Apocalipsis 7:3-4; 14:1.
Esta es prueba de su Biblia de que Dios, en Su propia forma, marca a
Sus siervos quienes guardan sus sábados semanales o anuales. La verdad
de Dios en este asunto es inequívocamente clara. Para el lector de mente
abierta, no debe haber lugar para la duda.
Durante la Edad Media, la iglesia Romana en efecto causó que todos
aquellos en el “Sacro Imperio Romano” tomaran la marca. El impacto de
esta doctrina no estaba limitado a que los miembros de la iglesia fueran
forzados a observar el domingo en vez del sábado. La observancia del
domingo se había difundido tanto, aun en aquel tiempo, que causó que todo el mundo occidental
— sin importar su antecedente religioso o su afiliación — aceptara el
domingo, opuesto al sábado como el día semanal de reposo. Esta es ahora
una práctica casi universal en el Occidente, con ciertas religiones
tales como el judaísmo, el islam y pocas denominaciones cristianas como
las únicas excepciones. Los pocos a quienes Dios ha llamado a salir de
este mundo, para ser colocados en su verdadera Iglesia también serían
una excepción a la vasta mayoría de quienes adoran en domingo.
Toda nación en la Tierra es engañada por el falso sistema religioso
que se llama a sí mismo “cristianismo”, mientras sigue prácticas
paganas. Dios da una fuerte advertencia en Apocalipsis para aquellos
quienes desean ser protegidos de los tiempos por venir: “Salid de ella,
pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis
parte de sus plagas” (Apo. 18:4).
¿Está la iglesia romana imponiendo aún esta marca? Aunque actualmente
no tiene el poder para imponer la marca sobre todos, unos Estados
Unidos de Europa vienen. Esta será una unión de diez naciones que será
una combinación de estado y religión — la Santa Iglesia Católica
cabalgará nuevamente a “la Bestia”.
¿Elegirá usted la marca de la Bestia, u obedecerá usted a Dios y tomará Su señal de identificación?
Capítulo Nueve —
¿Sábado o domingo en el Nuevo Testamento?
Ya hemos visto que la costumbre de Cristo era entrar a la sinagoga“en el día de reposo” (Lucas 4:16). También vimos que Él es “Señor del
día de reposo” (Mar. 2:28) y que Él no cambia (Mal. 3:6; Heb. 13:8).
Pero, ¿qué otra evidencia hay en el Nuevo Testamento de la
observancia del sábado? ¿Hay otros pasajes que revelen cuál día guardó
Pablo — y qué día usaba él para enseñarles a aquellos gentiles a quienes Dios estaba convirtiendo? Examinemos una serie de versículos, referidos en letras mayúsculas.
Pablo y Bernabé enseñaban en el sábado
HECHOS 13:14-15, 42-44 contiene un relato de Pablo y Bernabé
enseñándoles a los judíos en el día de reposo: “Ellos, pasando de Perge,
llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo
y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los
principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si
tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad” (Hechos
13:14-15).
El relato sigue en el versículo 42: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas” (Hechos 13:42). ¿Por qué no les diría él que simplemente llegaran al día siguiente
— domingo — en vez de pedirles que esperaran toda una semana, hasta el
siguiente sábado, para más instrucción? El relato no dice nada de que
Pablo les indicara a los gentiles que ellos ya no tenían una obligación
de guardar el sábado — que había sido abolido. Aunque alguien pueda suponer que los judíos
aún tenían esta obligación, ¿por qué no les explicó Pablo a los
gentiles, en un mensaje acerca de la “gracia de Dios” que la Ley había
sido clavada a la cruz? Él pudo haberles explicado fácilmente que el
sábado ya no era obligatorio en la era del Nuevo Testamento. Note el
versículo 43: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de
los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes
hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de dios” (Hechos 13:43).
Pero más tiempo pasó. Las personas querían escuchar más de la
“palabra de Dios”. Pablo les pidió a todos que esperaran otra semana —
una segunda vez. Otra oportunidad perdida de señalarles el domingo a los
gentiles. Ahora lea: “el siguiente día de reposo
se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (Hechos
13:44). ¡“Perseverar en la gracia de Dios” significaba aprender a
observar el sábado!
Los gentiles también se reúnen en sábado
El siguiente pasaje, HECHOS 15:1-2, 14-21, lleva entendimiento
importante. Examínelo de cerca. Ciertamente los judíos vinieron a
Antioquía buscando enseñarles a los gentiles recién convertidos que
ellos debían guardar la ley de Moisés y ser circuncidados para ser
salvos. Esto declara que “contienda no pequeña” surgió entre Pablo y
Bernabé y estos maestros. Una conferencia de ministros fue necesaria
para resolver el asunto de qué era lo obligatorio para los gentiles.
Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén a una conferencia con los apóstoles y
ancianos.
Santiago anunció la decisión final: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hechos 15:19-20).
Examinemos la declaración de Santiago. Algunos dicen que Santiago no
les dijo que los Diez Mandamientos eran obligatorios para los gentiles.
¡Por supuesto, él no dijo esto! Los Mandamientos no estaban en
discusión. En cambio, la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés
eran los asuntos en disputa. Piense un momento. ¿Sugeriría alguien que,
como Santiago no mencionó los Diez Mandamientos, él estaba aprobando
tácitamente el maldecir, robar, el adulterio, robar, mentir, etc.?
¡Ridículo!
¡Cuán lejos llegan algunos para eludir el Cuarto Mandamiento!
Santiago sí mencionó cuatro puntos en la ley de Moisés que aún deben
ser guardados. Note ahora el versículo 21: “Porque Moisés desde tiempos
antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde
es leído cada día de reposo” (Hechos
15:21). Este versículo es crucial. Revela que los convertidos gentiles
estaban asistiendo a servicios y escuchando los primeros cinco libros de
la Ley “cada día de reposo”. El Nuevo Testamento registra esta
importante clave para aquellos que buscan saber cuál día estaba
guardando el pueblo de Dios después de que inició la Iglesia de Cristo —
“cada” semana.
¿Por qué no decía la carta de los apóstoles a los gentiles que
cesaran de reunirse “cada día de reposo”? Piénselo. ¡Esta es una omisión
gigantesca — una enorme oportunidad perdida para corregir lo que muchos
creen que es la mayor carga de todas — observar el sábado! Es evidente
que a los convertidos gentiles les era instruido rutinariamente reunirse
en el día de reposo. ¡Este es el mensaje del versículo 21!
Otro relato
Luego examinemos HECHOS 16:12-15, un relato de Pablo y Silas
observando el sábado en Filipos. Una lectura cuidadosa del relato
muestra que era costumbre de las personas reunirse en una ribera cada
día de reposo: “y de allí a Filipos… y estuvimos en aquella ciudad
algunos días. Y un día de reposo salimos
fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y
sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una
mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que
adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para
que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y… fue bautizada” (Hechos
16:12-15).
Obviamente, Pablo y aquellos con él guardaban el sábado cada semana.
Esto les exigía encontrar dónde tenían lugar las asambleas regulares de
sábado en su localidad.
Pablo guardó el sábado
El siguiente relato, HECHOS 18:1-11 es sobresaliente. Este revela que Pablo trabajaba durante la semana y
descansaba el sábado — “cada” sábado: “Después de estas cosas, Pablo
salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila… con
Priscila su mujer… Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó
con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer
tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos [gentiles]… Y se detuvo allí un año y seis meses,
enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos 18:1-4, 11). ¡Dieciocho meses
equivale a 78 sábados semanales en los cuales Pablo enseñó la Palabra de
Dios!
El versículo 6 muestra que los judíos se enojaron y, blasfemando, partieron de Pablo. Esto lo dejó enseñándoles solamente a Gentiles — ¡y no obstante, él continuó enseñándoles en el sábado! El argumento de que él se reunía en sábado para satisfacer a los judíos no tiene lógica.
Pablo les enseñó tanto a judíos como gentiles cada sábado. Y él trabajaba los otros seis días, de acuerdo con “seis días trabajarás y harás toda tu obra”. Si Pablo también
observaba el domingo, él habría estado violando rutinariamente el otro
aspecto del mandamiento del sábado, teniendo solamente cinco días para
trabajar.
Finalmente, note que Hechos 17:2 declara que Pablo, cuando estaba en Tesalónica: “…como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos”. Esta también era una ciudad gentil.
El patrón es claro. Pablo guardó el sábado, reuniéndose con y enseñándoles a los hermanos en todas partes a las que él iba. Ahora considere lo que él les instruyó a los corintios gentiles: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (I Cor. 11:1).
Pero, ¿es mencionado el domingo en el Nuevo Testamento?
Lo que recién hemos visto debería aclarar la pregunta de qué día observaban los conversos del Nuevo Testamento — judíos y
gentiles. El asunto debería estar claro. Pero la naturaleza humana aún
busca evidencia para probar que el domingo es el día de adoración del
Nuevo Testamento.
¿Menciona el Nuevo Testamento el domingo? No, pero sí
menciona el “primer día de la semana” en ocho lugares. Estos no son
difíciles de examinar. Antes de comenzar, reconozca que al menos uno de
estos pasajes debe autorizar claramente la observancia del domingo. A la
luz de toda la evidencia del Antiguo y Nuevo Testamento que hemos
visto, tal pasaje, para ser siquiera considerado, ¡debería llevar
autoridad absoluta que respalde al domingo!
Juan 20:19
“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos,
vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”. ¿Era este un
servicio de adoración en domingo? ¿Era para celebrar la Resurrección de
Cristo?
Cristo recién había sido resucitado — el sábado por la tarde, entre
las 3 y las 6 p.m. Algunos discípulos habían ido a la tumba el domingo
por la mañana para ver si Él estaba allí. Otros relatos que revisaremos
demuestran que Él ya se había ido — ya había “resucitado”. Su primera
oportunidad para ver a los discípulos habría sido el domingo — el primer
día de la semana. Él recién había sido horriblemente torturado y
crucificado, y había estado tres días en la tumba. Era natural para
Cristo reunirse con ellos justo después de que esto había sucedido.
El relato no dice nada de que este fuera un “servicio de adoración” o
un “servicio de resurrección”. Los hermanos estaban reunidos
privadamente, probablemente en secreto, en una habitación cerrada, “por
temor a los judíos”. Recuerde, los judíos habían crucificado a su amigo y
Maestro. Ellos habrían tenido mucho que discutir. También recuerde que
todos ellos habían estado viviendo juntos en esta habitación (Hechos
1:13). ¡También era imposible que la reunión fuera una especie de
“celebración dominical de resurrección”, porque los discípulos no creían
que Jesús hubiera resucitado (Marcos 16:14; Lucas 24:37, 39, 41)!
Ciertamente no hay nada en este relato que haga referencia al
domingo, o a que el sábado está abolido. Por tanto, concluimos que no
contiene autoridad para cambiar el día de reposo del Dios al domingo.
Mateo 28:1
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro”.
Mateo escribió este versículo seis años después de que este evento
ocurrió. Tome este pasaje literalmente. Mateo usó el día de reposo como
un punto de referencia — para mostrar que estaba atardeciendo hacia el
primer día de la semana, desde lo que él aún entendía era el sábado.
Este es el punto. El día de reposo aún era el séptimo día de la semana
desde la perspectiva de Mateo — ¡y él escribió bajo inspiración de Dios!
Considere un punto más. Mateo está describiendo eventos que
ocurrieron tres días después que Cristo supuestamente aboliera el
sábado, junto con todo lo otro que supuestamente fue “abolido” o
“clavado a la cruz”. Este versículo refuta el argumento de que
simplemente “guardar cualquier día de siete” es aceptable.
Este segundo pasaje de ninguna manera autoriza la observancia del
domingo. Ningún servicio, ni religioso ni de resurrección, se menciona.
Pero sí introduce la tercera referencia.
Marcos 16:2
“Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol” (Marcos 16:2).
Marcos escribió su relato del evangelio diez años después de la
Resurrección de Cristo. Al igual que Mateo, él aún usa el sábado como
referencia. Su propósito para usar “el primer día de la semana” era
simplemente identificar cuándo llegaron María Magdalena y las
otras dos mujeres (Marcos 16:1) a la tumba para ungir el cuerpo de
Cristo con especias. Este pasaje no conlleva autorización para guardar
el domingo, y no habla nada de ninguna especie de servicio religioso.
La cuarta referencia está unos pocos versículos más adelante.
Marcos 16:9
“Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios” (Marcos 16:9).
Algunos usan Marcos 16:9 para probar la teoría de la resurrección en
domingo. Simplemente leer el versículo muestra que no dice que Cristo
“estaba resucitando”, sino, en cambio, que Él “había resucitado”
de la tumba. Usa el tiempo pasado porque, como hemos visto, Cristo ya
se había ido de la tumba por espacio de doce horas (desde el final de la
tarde del sábado) para cuando llegó la mañana del domingo. Una vez más,
no hay referencia a ningún tipo de servicio de resurrección.
Este versículo no es más que una relación de hechos de María
Magdalena apareciendo en la tumba. Este no conlleva más significado que
esto. No hay declaración acerca de la observancia del domingo, de
servicios de adoración o de abolir el sábado.
Lucas 24:1
“el primer día de la semana, muy de
mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que
habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas” (Lucas 24:1).
Comparando este relato con el relato paralelo en Mateo y Marcos
revela que estas mujeres habían esperado hasta que el sábado hubiera
terminado para hacer cierto trabajo. Un versículo antes, en Lucas 25:56,
se declara que estas mujeres “descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”.
Esto sería extraño si a las mujeres les hubiera sido enseñado, a lo
largo del ministerio de 3 años y medio de Cristo, que Él pretendía
“clavar el sábado a la Cruz”. Por supuesto, ellas sabían que el sábado
estaba ordenado para siempre y que Cristo no lo abolió. ¿Cómo podrían
estas mujeres “descansar… conforme al mandamiento” si el Cuarto
Mandamiento había sido abolido?
¿Autoriza Lucas 24:1 la observancia del domingo? ¡Todo lo opuesto!
Éste valida la observancia del sábado, como lo hacen los relatos de
Mateo y Marcos, escritos años más tarde. Lucas realmente enfatiza que el
primer día de la semana es un día normal de trabajo.
Juan 20:1
“el primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro” (Juan 20:1).
Este relato simplemente valida a Mateo, Marcos y Lucas. No contiene nada nuevo. Sin embargo, Juan escribió su evangelio 63 años
después de la Resurrección de Cristo. Al final del primer siglo, él no
tenía duda respecto a que el sábado estuviera aún en efecto. ¡Aquí
tampoco hay autorización para un cambio! (El siguiente capítulo discute
en detalle el tema de la Resurrección de Cristo, y si fue en domingo).
Hechos 20:7-8
“el primer día de la semana, reunidos
los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de
salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y
había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos”
(Hechos 20:7-8).
Este relato, de hecho, habla de una reunión religiosa en el primer
día de la semana. Pero la última frase demuestra que ya había oscurecido
— “había muchas lámparas”. Puesto que Dios cuenta los días de puesta de
sol a puesta de sol (Lev. 23:32; Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31), esto es
lo que llamaríamos sábado por la noche. Esto no tenía nada que
ver con un servicio matutino de adoración dominical. Pablo era un
apóstol visitante. Tal evento era especial, y las personas querían
escucharle predicar por tanto tiempo como fuera posible. Y era un sermón
de despedida.
¿Qué significa “partir el pan”?
Este es un relato interesante por otras razones. Pablo estaba
visitando a la congregación de Troas inmediatamente después de los Días
de Panes Sin Levadura (Hechos 20:6). He aquí lo que hicieron los otros
que viajaban con él: “Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene” (Hechos 20:13-14).
El plan de Pablo era caminar un arduo viaje de 19½ millas a través de
la península para encontrarse con sus compañeros. Estos hombres
tuvieron que navegar 60 millas alrededor de la península hasta su punto
de reunión con Pablo. Tanto Pablo como sus acompañantes harían un
trabajo muy duro, todo el día, el primer día de la semana. Ellos habían
disfrutado el día de reposo juntos y Pablo estaba listo para “salir al
día siguiente” (Hechos 20:7), el domingo por la mañana. El versículo 6
también muestra que esta ocasión había ocurrido “después de los Días de
Panes Sin Levadura” — una de las Fiestas anuales de Dios.
Una vez más, Pablo había pasado un sábado completo predicándoles a
los hermanos, continuando hasta la noche del sábado — o el primer día de
la semana — el cual iniciaba a la puesta del sol en la tarde del
sábado.
Algunos dicen que Hechos 20:7 se refiere a guardar la Cena del Señor
el domingo en la mañana, porque el término “partir el pan” fue usado.
Esta asunción no es verdadera. La larga predicación de Pablo había
dejado hambrientas a las personas. Era la medianoche. Ellos querían
comer. Esta es la razón por la que el versículo 11 dice que aquellos
presentes habían “partido el pan y comido”. Esta era una comida ordinaria, no la observancia de la Cena del Señor. Otros pasajes prueban esto.
Hechos 2:46 habla de los discípulos quienes “…cada día… partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón”. El relato muestra que los hermanos
estaban haciendo esto diariamente. Obviamente, los seres humanos sí comen diariamente.
Además, Hechos 27:34-35 explica: “Por tanto, os ruego que comáis…
[Pablo] tomó el pan y… partiéndolo, comenzó a comer”. Finalmente, aun
Cristo dijo, en Mateo 26:29, que Él no tomaría la “Cena del Señor” sino
hasta después que Él hubiera regresado a la Tierra y estuviera en Su
reino. Sin embargo, Lucas 24:30, en un tiempo posterior,
muestra que Él se sentó “a la mesa”, o comió con los discípulos. Él
partió pan y lo bendijo en esa ocasión. Hay culturas hoy,
particularmente en Europa, que aún usan el término “partir el pan” para
indicar el hecho de partir cierto tipo de pan a medida que comen una
comida.
El relato de Hechos 20 no provee autoridad para la adoración en
domingo. Ni siquiera está hablando acerca del domingo en la mañana,
excepto que Pablo tenía una caminata de todo un día por delante,
comenzando entonces. En cambio, valida que los hermanos se reunieron en
el sábado con Pablo, y que él y sus acompañantes estaban perfectamente
dispuestos a hacer trabajo duro — después del sábado, en el primer día de la semana.
I Corintios 16:2
“Cada primer día de la semana cada
uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” (I Cor.
16:2).
Antes de examinarlo, leamos los primeros tres versículos de este capítulo para poner el versículo 2 en contexto:
“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la
manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la
semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y
cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos
enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén” (I Cor. 16:1-3).
Este pasaje supuestamente da autoridad para pasar un “plato de recolección” cada domingo. ¿Representa un mandato general para todos los cristianos, para todo
tiempo, el dar ofrendas voluntarias en los “servicios dominicales”?
¡No! Sin embargo, el pasaje sí habla de una ofrenda, una recolección a
ser tomada para propósitos específicos. La ofrenda descrita aquí es
única en cinco maneras. A medida que usted lea estos puntos,
vea si hay una indicación o pista, siquiera remota, de que Dios de
alguna forma ordena o autoriza la observancia del domingo.
Primero, es una ofrenda específica descrita en
Romanos 15:25-28: “Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los
santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda
para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues
les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han
sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también
ellos ministrarles de los materiales [físicas]. Así que, cuando haya
concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros
rumbo a España”.
Este pasaje muestra que la ofrenda era “para los pobres que hay entre
los santos que están en Jerusalén”. Este no era un plato de ofrenda
pasado el domingo. Los santos de Jerusalén habían de recibir alimento
porque ellos estaban sufriendo de sequía y hambre. La palabra griega
traducida “fruto” también puede referirse a grano, cultivos o vino, lo
cual puede ser almacenado por períodos largos.
No hay referencia a dinero aquí. Tampoco hay nada acerca de dar una ofrenda al ministro o a un jerarca de la iglesia.
Segundo, fue hecho en un tiempo específico — cuando Pablo pasó por allí (“pasaré entre vosotros rumbo a España”).
Tercero, fue dada en un lugar específico (“ponga
aparte algo”). Esto es porque Pablo vendría más adelante (I Cor. 16:3 —
“cuando Yo llegue”) a recoger lo que los hermanos habían estado
guardando en casa (“ponga aparte algo”). Esta no era una ofrenda que se guardaba en la iglesia, o dada cada domingo — o cualquier domingo.
Cuarto, este mandamiento es específico para los corintios
(I Cor. 16:1). ¡No hay mandamiento para ofrendas dominicales aquí, sino
simplemente una instrucción a los hermanos locales para que almacenaran
una ofrenda importante para los hermanos pobres!
Quinto, esta carta fue recibida en Corinto durante los Días
de Panes Sin Levadura. “Primer día de la semana” debería ser traducido
correctamente “primer día de las semanas (plural)”. La ofrenda
había de suceder casi ciertamente inmediatamente después de los Días de
Panes Sin Levadura, en la primera semana contando hacia Pentecostés.
I Corintios 16, versículo 4 — “Y si fuere propio que yo también vaya,
irán conmigo” — aunado con el versículo 3, refiriéndose a “ellos”,
muestra que se requerían varias personas para transportar esta gran
ofrenda a Jerusalén. Esto no habría sido necesario si simplemente dinero
hubiera sido tomado en un plato para ofrendas. Habría sido necesario si mucho alimento y bebida estaba involucrado.
Ocho pasajes — ¡ninguna autoridad de domingo!
Las personas objetivas admitirán que no hemos visto evidencia — ninguna prueba
— para la observancia del domingo en estos ocho pasajes. No hay ni la
menor sugerencia en ninguno de los versículos de que el domingo debe ser
guardado, o que el sábado está abolido. Tampoco Apocalipsis 1:10,
mencionado anteriormente y refiriéndose al “día del Señor”, tiene algo
que ver con el domingo, como algunos reclaman. Vimos que esto se refiere
al Día del Señor, o Día de la Ira de Dios, que ocurrirá justo antes de
Regreso de Cristo.
En cambio, hemos visto que Cristo, Pablo y los hermanos del Nuevo Testamento (judíos y gentiles) guardaron, todos, el sábado. bendiciones por obediencia, y maldiciones y cautiverio por desobediencia — y por contaminarlo — se han explicado.
Los cristianos han de “vivir… de toda palabra que sale de la boca de
Dios” (Mat. 4:4; Luc. 4:4). La “boca” de Dios ha hablado mucho acerca de
cómo el sábado es santo para Él — “bendito” y “santificado” — y que
este conmemora la semana de creación del verdadero Dios. Dios llama al
sábado “Mi día santo” (Isa. 58:13). Verdaderamente, el sábado es el “día del Señor”.
Capítulo Diez —
La resurrección de Cristo no fue en domingo
Un capítulo inserto importante es vital en este punto. Mencionamospreviamente que el mundo cree de manera común que la Resurrección de
Cristo fue a la mañana del domingo. ¿Dice esto la Biblia o millones lo
han asumido? Y si no fue en domingo, ¿cuándo fue?
La discusión de Mateo 28:1, Juan 20:1, Marcos 16:2 y Lucas 24:1 en el
capítulo previo colocó el escenario. Muy temprano a la mañana del
domingo (aún estaba oscuro), la tumba estaba abierta. ¿Proveen estos
versículos la supuesta prueba para la tradición de resurrección en
domingo? ¿Respaldan estos “el servicio pascual de salida del sol”?
¿Abren ellos la puerta para validar el domingo como el “día del Señor”?
¿Se levantó Jesús de la tumba el domingo por la mañana? ¿Había estado
él allí por tres días y tres noches? ¡Él dijo que esa era la única señal
(Mat. 12:40) de que Él era el Mesías! ¿Coincide — puede coincidir —
esta señal con la tradición de una crucifixión en viernes santo, cerca
de la puesta del sol, y una resurrección en Domingo de Resurrección?
Prueba importantísima
Preguntamos: ¿Qué prueba ofreció Cristo de que Él era el Mesías? Los
fariseos lo retaron acerca de este punto preciso y Él les dio una
respuesta — su señal de que Él era verdadero:
“La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal
del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez
tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de
la tierra tres días y tres noches” (Mat. 12:39-40).
¿Cómo encaja entonces la tradición de “viernes santo-domingo de
resurrección”? ¿Pueden 72 horas (tres días y tres noches) encajar en un
período entre el final del viernes y la mañana del domingo? ¿Por qué tan
poco parecen siquiera cuestionar esta única señal que Cristo dijo daría respecto a que Él era el Mesías? ¿Podría Él haber estado equivocado en esta única gran prueba de quién era Él y aún haber sido el Mesías?
Puesto que nadie atestiguó directamente su Resurrección, debemos
examinar la única autoridad disponible sobre este gran evento — ¡su
Biblia! El apóstol Pablo dijo “examinadlo todo, retened lo bueno” (I
Tes. 5:21). La Biblia es la Palabra revelada de Dios. Es su revelación
escrita para la humanidad acerca de todos los puntos que los hombres no
podrían descubrir por sí mismos a través de investigación o de ensayo y
error. ¡Prepárese para ser sorprendido ante lo que la Biblia dice y no dice respecto a este punto vital!
Aunque el cristianismo profeso acepta anuentemente las tradiciones comunes de hombres,
los verdaderos discípulos (aprendices, estudiantes) de Cristo quieren
saber lo que ÉL dice. Cristo advirtió: “Porque dejando el mandamiento de
Dios, os aferráis a la tradición de los hombres” (Marcos 7:8).
¿Cuál estándar usará usted? ¿Aceptará usted los hechos registrados de
la historia encontrados en la Palabra de Dios — o continuará con las
familiares y cómodas tradiciones de hombres?
La tremenda importancia de su señal
¿Causa alguna sorpresa que Satanás el diablo quisiera negar que
Cristo era el Mesías? ¿Causa alguna sorpresa que él buscaría relegar la
historia de Jonás y la “ballena” a folklore, a un mito, a simbolismo y
superstición? Si este milagro nunca ocurrió, entonces la señal de
Cristo, basada enteramente en él, no es nada más que una alegoría
superficial y sin objetivo.
Considere lo que está en juego en la declaración de Jesús en Mateo 12:39-40. Jesús colocó toda su identidad en la línea con su señal. Si Él falló su única señal, entonces Él no es nuestro Salvador y nada de lo que Él dijo puede ser creído. En efecto, si su profecía de esta señal fracasó, entonces Él debe ser considerado un falso profeta. Él sería un fraude y no debería ser seguido — ¡y la humanidad no tiene salvador!
No confunda el hecho del suceso de la resurrección como la señal, con la pregunta de “por cuánto tiempo” — la precisa cantidad de tiempo — estuvo Él en la tumba antes de que su resurrección ocurriera. Esta era la prueba de su señal.
No esté bajo ilusión alguna respecto a la posición de los críticos
bíblicos — algunas veces conocidos como “críticos superiores”. Aunque es
incómodo verlos tratar de justificar la única señal de Cristo, ellos
realmente no tienen elección. Si la señal de Cristo permanece intacta,
la tradición de viernes santo-domingo de resurrección quedaría expuesta
como algo infundado — falso — ¡y colapsaría en pedazos!
Algunos comentarios de la Biblia casi dejan a la persona sin aliento,
en asombro, cuando afirman que tres días y tres noches, en el idioma
griego, pueden significar realmente tres períodos de tiempo —
sea día o noche. La noche del viernes, el día sábado, y la noche del
sábado son presentados como esos tres “períodos” de tiempo.
Al menos algunos son lo suficientemente honestos para reconocer que la tradición viernes-domingo es, de hecho, solamente la mitad del tiempo que Cristo dijo que estaría en la tumba.
¿Qué son días y noches?
¿Podemos saber con certeza o debemos especular en cuanto al significado — la definición — de un día o el significado de una noche? ¿Deja la Biblia abierta esta definición para opiniones — con la opinión de un hombre siendo tan buena como la de otro?
Jonás 1:17 dice claramente: “y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”.
El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo. Aquí, los eruditos
enfrentan un dilema cuando exploran la frase “tres días y tres noches”.
Algunos de estos mismos “eruditos” — quienes son reamente críticos
— reconocen que el idioma hebreo debe significar un período de 72
horas. No hay espacio para ninguna teoría de “períodos de tiempo” en el
hebreo.
¡He aquí el problema! Cristo dijo que su tiempo en la tumba sería “como
Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez…” La
palabra “como” establece el estándar de comparación. Ésta no deja lugar
para “negociar” el significado del griego. El margen de Jonás 2:2 aun
compara el tiempo de Jonás en el “gran pez” con “la tumba”. En este
versículo, la palabra hebrea traducida “Seol” es sheol. Literalmente significa “la tumba”. La comparación de Cristo con Jonás — en una tumba — se hace completa.
¿Entendía Cristo la longitud de un “día” o la longitud de una
“noche”? ¡Él la entendía! En Juan 11:9-10, Él preguntó: “¿No tiene el
día doce horas? … pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él”.
La Biblia menciona en varios lugares que Cristo se levantó “el tercer
día”. ¿Cuánto tiempo fue esto? La primera mitad del capítulo de la
creación, en Génesis 1:4-13, dice claramente que Dios “dividió la luz de
las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día y a la oscuridad llamó noche. Y
fue la tarde [oscuridad] y la mañana [luz] el primer día… y fue la tarde [oscuridad] y la mañana [luz] el segundo día… y fue la tarde [ahora tres períodos de oscuridad llamados noche — tres noches] y la mañana [ahora tres períodos de luz llamados día — tres días] el tercer día”.
Esta es la definición bíblica de la longitud de tiempo contabilizada
dentro de la frase “el tercer día”. Esto abarcó tres períodos de
oscuridad y tres períodos de luz. Hemos probado que cada uno de estos
períodos es de doce horas. ¡Seis veces doce horas son 72 horas! ¿Qué
podría ser más claro?
El origen del problema
Ya hemos establecido ahora la duración exacta del tiempo de Cristo en la tumba como un período de 72 horas. Él estuvo
allí por tres días y tres noches “como estuvo Jonás…” Examinaremos
brevemente cuatro escrituras adicionales que prueban lo mismo.
En Marcos 7:13, Jesús advierte fuertemente en contra de “invalidar la
palabra de Dios con vuestra tradición”. ¿Cómo es que los eruditos
bíblicos, inteligentes, bien educados, parecen “saber” que Jesús fue
crucificado en viernes y resucitado en domingo? ¿Qué es de la clara y
directa señal de Cristo, la cual ellos no pueden aceptar? ¡La respuesta
yace en la comodidad de tradiciones largamente retenidas pero claramente falsas!
Una de las reglas más importantes para el estudio bíblico es reunir todas
las escrituras acerca de un tema para obtener el cuadro completo de ese
tema. Hay otros versículos que prueban la duración de 72 horas del
tiempo de Cristo en la tumba.
Juan 2:19-21 declara: “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré… Mas él hablaba del templo de su cuerpo”. Claramente, el uso de la frase “en tres días” significa que el tiempo de Cristo en la tumba no podía exceder las 72 horas — o no habría estado dentro del período de tres días.
Inversamente, Mateo 27:63 establece el tiempo de Jesús en la tumba como no menos que tres días, o 72 horas, porque dice: “Después de tres días resucitaré”.
El examinar dos versículos adicionales en el relato de Marcos prueba
los mismos parámetros de Juan 2 y Mateo 27. Note Marcos 8:31: “Y comenzó
a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y
ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los
escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días”. Un entierro a
finales de la tarde del viernes significa una resurrección a finales de la tarde del lunes. ¡Es tan fácil como contar uno, dos, tres!
Finalmente, en referencia a este versículo, si este estuviera solo,
sin otras escrituras para calificarlo — debe ser admitido claramente que
el uso de Cristo de la palabra “después” no limita, por sí
misma, Su tiempo en la tumba a 72 horas. Él aún podría estar allí más
tiempo. Él simplemente no podría estar allí un poquito menos que 72 horas. Este tanto debería estar claro ahora.
Estamos listos ahora para Marcos 9:31: “le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día”. Este versículo presenta otra limitación
para el tiempo de Cristo en la tumba. ¡Considere! Este versículo, si es
tomado por sí mismo, coloca Su tiempo en la tumba entre 48 y 72 horas.
La frase “el tercer día” concluye la duración en 72 horas — pero también crea un mínimo de 48 horas — ¡o el período estaría en algún punto del segundo día!
Una vez más, si este versículo ha de ser tomado solo, una crucifixión
en viernes por la tarde exige una resurrección en algún punto después de la tarde del domingo, y no después de la tarde del lunes.
Estableciendo el tiempo de la resurrección
El siguiente hecho debería estar claro. El momento y tiempo exactos
del día en que Cristo fue colocado en la tumba debe coincidir con el
tiempo exacto del día de Su Resurrección. Debemos establecer precisamente cuándo fue colocado Cristo en la tumba. Entonces sabremos con precisión cuándo dejó la tumba. Claramente, cualquier
tiempo del día o la noche — mañana, mediodía, tarde o medianoche, etc. —
en que Cristo haya entrado a la tumba, ¡tendría que ser el mismo tiempo
en que Él haya partido de ella por su resurrección!
Mientras estaba en el madero, después de “la hora novena” (las tres
de la tarde), Jesús “clamó a gran voz” (Mat. 27:46-50; Marcos 15:34-37;
Luc. 23:44-46) y murió. Lucas 23:44 también hace una referencia a “la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”.
La hora sexta es seis horas después de la salida del sol — ¡o mediodía!
Esto convertiría a la hora novena en las tres empunto.
Estos eventos ocurrieron en el día antes del “día de reposo” — el día
llamado “de preparación” (Mat. 27:62; Marcos 15:42; Luc. 23:54).
Debemos reconocer que la Biblia cuenta los días como el período de tarde
a tarde (Lev. 23:32) o de puesta de sol a puesta de sol. Recuerde
Génesis 1: “…la tarde [noche u oscuridad] y la mañana [día o luz]…”
Juan 19:42 explica: “Allí, pues, por causa de la preparación
de la pascua de los judíos… pusieron a Jesús”. La ley judía de
sepultura (Juan 19:31) prohibía que los cuerpos de los muertos
permanecieran sin sepultar al comienzo de cualquier día de reposo o día
de fiesta. Recuerde, Lucas 23:46 explicó que Cristo murió a las tres
empunto de la tarde, o poco después. Él habría sido sepultado pronto a
partir de entonces — previo a la puesta del sol.
Aún no hemos establecido el día de la semana en que ocurrió la
crucifixión. Sin embargo, nuestro cálculo previo y la comparación de
escrituras relacionadas revelaron que Cristo debió haberse levantado en
algún punto después de las tres empunto en la tarde — en cualquiera que
haya sido el día que correspondía tres días después.
Un breve resumen está en orden en este punto. Una vez más, el hecho
que Cristo es el Mesías está en juego. En base a cuándo fue Él sepultado
(en algún punto entre las tres y las seis empunto en el día de su
crucifixión), su señal como nuestro Mesías era que Él debía — repito debía
— resucitar a la misma hora, 72 horas más tarde. De otra cuenta, Él es
un impostor y un fraude, y nosotros no tenemos Salvador. A menos que
deseemos “dejar sin efecto la palabra de Dios por [nuestra] tradición”,
debemos admitir ahora que una tradición popular y universal se ha
convertido en un montón de escombros. Algunas preguntas honestas
permanecen.
La crucifixión precedió a un día de reposo — pero, ¿cuál día de reposo?
Ahora hemos llegado al importante tema de cuándo comenzar a contar el
período de 72 horas de la señal de Cristo. Esto incluye el día de
reposo. Pero debemos preguntar, ¿cuál día de reposo? ¿Podría
estar esta pregunta en el centro de por qué las personas asumen una
crucifixión en viernes? Ya hemos probado en los cuatro evangelios que el
día de la crucifixión de Cristo era llamado “la preparación”. Juan
19:14 explica: “Era la preparación de la pascua”. Sin embargo,
el versículo 31 va más lejos y declara: “pues aquel día de reposo era de
gran solemnidad”. ¿Qué significa esto? ¿Qué es un día de reposo que es de gran solemnidad?
¡Cualquier judío le dirá que un “día de gran solemnidad” es un DIÁ DE FIESTA o un día santo anual!
Levítico 23 describe siete de estos días que la nación del antiguo
Israel tenía ordenado guardar año con año. Una simple revisión de este
capítulo (Lev. 23:24, 26-32 y 39) revela que Dios consideraba estos días
como días de reposo. Note que Levítico 23:2 se refiere a todos estos
días de reposo como “las fiestas del Señor”. Este mismo
versículo también las llama “santas convocaciones” — significando
asambleas ordenadas. Estos días no caen en el mismo día año con año, más
de lo que lo hacen los festivales paganos comunes que la mayoría
observa hoy.
Mateo 26:2 dice: “Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua,
y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado”. (Levítico 23
muestra que la Pascua era la única fiesta que no era también un día de
reposo, donde el trabajo estaba prohibido). No hay duda de que Cristo
fue crucificado en la Pascua.
La Pascua original es descrita en Éxodo 12. Un cordero era matado y
la sangre de este cordero era colocada sobre los postes de todas las
casas israelitas. Era esta sangre la que causaba que el ángel de la
muerte pasara encima de cualquier casa particular, ¡salvando
así al primogénito de esa casa de la muerte! [NOTA: En inglés la Pascua
es llamada “passover” — “pass” significa pasar; y “over” significa “encima de” — en conjunto “omitir”.]
La Pascua del Antiguo Testamento siempre precedía al día de reposo
anual llamado el primer Día de Panes Sin Levadura. Este día era un día
solemne o un día de fiesta a ser celebrado cada año, una vez más, al día
siguiente de la Pascua. Note Números 28:16-17: “Pero en el mes primero,
a los catorce días del mes, será la pascua del Eterno. Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne”. Esta fiesta era el primer Día de Panes Sin Levadura.
Jesucristo fue asesinado por crucifixión en el mismo día exacto en
que el cordero pascual había sido asesinado cada año. I Corintios 5:7
dice claramente: “porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros”. Juan el bautista llamó a Cristo “el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Cristo fue
crucificado en la Pascua y este día automáticamente sería un día de
preparación para un día de fiesta, o un sábado anual — el cual había de
comenzar casi inmediatamente después de Su sepultura.
Como se mencionó, los sábados anuales pueden ocurrir en cualquier día
de la semana. El martes y el jueves son más comunes que cualquier otro
día para el primer Día de Panes sin Levadura, siguiendo a la Pascua. El
jueves es probablemente el más común de todos. Por ejemplo, en los
treinta y seis años entre 1998 y 1033, el primer Día de Panes sin
Levadura ocurre 12 veces en jueves, y 10 veces en martes. Todos los
otros días son menos frecuentes durante este período. En el año de la
crucifixión de Cristo, de acuerdo con el calendario hebreo, ¡la Pascua ocurrió un miércoles! Esto significa que el sábado anual tuvo que ser un día después — ¡o jueves! Fue, de hecho, este Sábado el que se acercaba, requiriendo así la rápida sepultura del cuerpo de Jesús previo a su llegada. El día de reposo semanal, o sábado, ocurriría dos días después de esto.
¿Cuál fue el día de Resurrección?
Si la Resurrección de Cristo no fue en domingo, ¿entonces
cuándo fue? El mundo cree comúnmente que fue el domingo por la mañana.
¿Dice la Biblia esto, o millones lo han asumido?
Recuerde que Juan 20:1 dice: “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro”. Compare este versículo con Marcos 16:2 y Lucas 24:1.
Ahora es domingo muy temprano (aún está oscuro) y la tumba está
abierta. ¿Proveen estos versículos la supuesta prueba para la tradición
de la resurrección en domingo? ¿Respaldan estos los “servicios pascuales
de salida del sol”? Un problema ya se presenta. ¡Cristo se ha ido de la
tumba antes de la salida del sol!
Ahora note Lucas 24:6. María Magdalena, y las otras con ella, son
descritas encontrando a dos ángeles parados delante de ellas. Estos
ángeles les dijeron claramente a estas mujeres: “No está aquí, sino que
ha resucitado”. Vea también Marcos 16:6 y Mateo 28:5-6.
Cristo se había IDO — ¡Él ya había resucitado! Note el tiempo pasado en la declaración de los dos ángeles. Ahora podemos establecer el día de la resurrección de Cristo. Ya hemos establecido el tiempo
del día de su muerte y la sepultura poco después, y, por tanto, también
el tiempo de su resurrección. Fue bastante después del mediodía, entre
las 3 y 6 p.m. Obviamente, Cristo ya había resucitado, para este tiempo,
en la oscuridad del domingo por la mañana — ¡porque Él se había ido de la tumba desde tiempo después del mediodía en el Sábado !
Dejemos esto claro. Cristo murió después del mediodía en la Pascua el
miércoles y fue resucitado tres días más tarde, después del mediodía del
sábado siguiente.
Así, la resurrección ni siquiera ocurrió en domingo — ¡punto!
La señal de Cristo fue cumplida
¿A quién le creerá usted? ¿Será a los teólogos, eruditos, críticos
superiores y otros tradicionalistas, a quienes les encanta profesar a
Jesús, pero rechazan la señal que Él dio? ¿O creerá usted las palabras
de su Biblia — que Jesucristo resucitó de los muertos exactamente como
Él dijo que lo haría?
Es tiempo ahora de leer un relato diferente del evangelio, de la
declaración de los dos ángeles a las mujeres en el sepulcro. Esta vez
note Mateo 28:6 que dice: “No está aquí, pues ha resucitado, como dijo”
(Mat. 28:6). Esto sería imposible si Cristo hubiera estado en la tumba
un segundo más o uno menos que 72 horas. El Ser que dijo: “¿no hay doce
horas en un día?” estaba muy consciente del tiempo exacto que su señal
exigía que Él permaneciera en el “vientre de la tierra” — la tumba.
Cristo no solamente dijo que Él cumpliría Su señal, sino que ésta
también fue establecida por la boca de dos testigos (Deu. 17:6; 19:15),
quienes resultaron ser ángeles poderosos de Dios.
Pablo añade una prueba final y grande para corroborar que Cristo sí
pasó tres días enteros y tres noches enteras — desde la tarde del
miércoles hasta la tarde del sábado — en la tumba. En I Corintios
15:3-4, Pablo valida las palabras de Cristo y de los dos ángeles que
atestiguaron su cumplimiento. Note: “Porque primeramente os he enseñado
lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
Además, el profeta Daniel dio una profecía que él describió como
“setenta semanas” (Dan. 9:24-27). En esta profecía, el Mesías tenía
predicho “se quitará la vida al Mesías… a la mitad de la semana”. El
miércoles es literalmente el cuarto día, o día medio, de una semana de
siete días. Entonces, fue “a la mitad de la semana” que a
Cristo le fue “quitada la vida”. (Debe notarse que esta profecía en
Daniel también predecía a Cristo siendo “cortado” en la mitad de Su
ministerio — después de 3 ½ años [otoño 27 D.C. a primavera 31 D.C.] —
si la aplicación bíblica de “un día por un año” es correctamente
aplicada a la septuagésima semana de esa profecía.)
¿Hay otras preguntas por examinar?
Algunos dirán: “¿Pero qué hay de esta escritura, o qué acerca de
aquella escritura, o este punto o algún otro punto?”. ¿Hay otras
preguntas que deban ser examinadas?
Algunos preguntan acerca de Marcos 16:9. Ciertas personas suponen que
este versículo prueba la teoría de la resurrección en domingo. ¿Es así?
El solo hecho de leer el versículo hace claro que no dice que Cristo
“estaba resucitando” sino, en cambio, que Él “había resucitado” de la
tumba. Tome tiempo para leer el versículo. Este usa el tiempo pasado
porque, como ya hemos visto, Cristo ya se había ido de la tumba por
cerca de doce horas (desde la tarde del sábado) para cuando llegó este
momento a la mañana del domingo.
Pero, ¿qué de Lucas 24:21? Este dice: “…además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto
ha acontecido” (Lucas 24:21). La frase “esto” es una referencia a todos
los eventos relacionados con la crucifixión. Lucas 24, versículos
18-20, describe los detalles de “esto” como la entrega de Cristo a
Pilatos, su juicio, su crucifixión, su golpiza, su muerte, hasta la
colocación del sello sobre su tumba, lo cual ocurrió al día siguiente —
jueves. Esta discusión ocurrió el domingo, y el domingo era el
tercer día desde que todo “esto” estuvo completo (el jueves) con la
colocación del sello en la tumba de Cristo. Por tanto, no hay un
versículo que pueda ser usado para apartar todo lo que las otras
escrituras acerca de este tema han probado.
Una prueba final
Mateo 28:1 contiene una declaración importante que merece examinarse
antes de que este tema pueda ser terminado. Note que este versículo
comienza con la frase “al final del día de reposo”. La mayoría de las
versiones lo rinden de esta manera, pero algunas usan la frase “pasado
el día de reposo”. La traducción Ferrar Fenton rinde correctamente esta
frase. Fenton traduce esta frase “pasados los días de reposo” (plural).
Fenton es posiblemente el único traductor que notó que el griego
original tiene las palabras “días de reposo” en plural. Esto es importante. Veremos por qué.
Note Marcos 16:1: “María Magdalena, María la madre de Jacobo, y
Salomé, compraron especias aromáticas”. Su propósito era ungir el cuerpo
de Jesús. Ellas no pudieron comprar sus especias sino hasta después
que había pasado el día de reposo. No obstante, Lucas 23:56 explica que
ellas prepararon estas especias “y descansaron el día de reposo
conforme al mandamiento”. Aunque esto puede parecer confuso, no debe
serlo si los dos pasajes son estudiados cuidadosamente.
Solamente una posible explicación emerge. Esta es que las mujeres compraron y prepararon sus especias el viernes, después del jueves, sábado anual solemne
— o el primer día de Panes Sin Levadura — y luego descansaron en el día
de reposo semanal, el cual era el sábado de acuerdo al claro
mandamiento de Dios encontrado en Éxodo 20:8-11.
Marcos 16:1 y Lucas 23:56 deben referirse a dos días de reposo separados
en esa semana de crucifixión — con un día en medio, el viernes.
Cualquier otra explicación crea una contradicción en la escritura y la
Biblia jamás se contradice a sí misma.
El domingo no es “el día del Señor”
Aprendimos previamente en el libro que hay otra razón muy importante por la que los teólogos y muchos otros deben concluir que la resurrección ¡fue
en domingo! Primero, vimos que el domingo es comúnmente referido como
“el día del Señor”. Aunque vimos que el verdadero Día del Señor de la
Biblia era el día de su ira (Joel 2:1-11; Apo. 1:10; 15:1, 7) — el término “día del Señor” llegó a ser sinónimo del domingo. Pero, ¿por qué?
La razón era simple. Con el domingo establecido como el día en que
Cristo fue resucitado, la “autorización” para guardar el domingo en las
iglesias del mundo, en lugar del verdadero día de reposo de Dios, podría
ser asegurada.
Usted ya ha visto referencias al día de reposo. ¡Éxodo 20:8-11
muestra que la observancia del día de reposo es el Cuarto Mandamiento!
Éste siempre fue el séptimo día de la semana y Dios jamás autorizó el
domingo — que sería observar el primer día en su lugar. Dios lo
santificó en la creación — mucho antes de que hubiera judíos o
israelitas para guardarlo (Gén. 2:1). El día de reposo había de ser
guardado “para siempre” — “continuamente” — y “por vuestras
generaciones” en Israel, la que Dios pretendía fuera su nación modelo
(Éxo. 31:12-17). Cristo lo guardó (Lucas 4:16) y dijo que Él era su
Señor y que éste estaba “hecho para el hombre” (Marcos 2:27-28). Él no dijo que estaba “hecho solamente para los judíos”. Pablo lo observó (Hechos 13:42, 44; 17:2; 18:4).
Más que la tradición de Viernes Santo-Domingo de Resurrección colapsa
si Cristo estuvo en la tumba por 72 horas, en vez de 36. La sola razón
más grande para esta tradición no bíblica (recuerde Marcos 7:7)
de observar el domingo colapsa al mismo tiempo. Dios siempre ha dicho:
“acuérdate del sábado para santificarlo” (Éxo. 20:8). Él jamás ha dicho:
“acuérdate del domingo para santificarlo — ¡y simplemente llámalo el día del Señor!” Al lector le queda ponderar esto.
Jesús NO fue crucificado en viernes
Hemos visto que el cristianismo profeso ha seguido erróneamente la
tradición romana de Viernes Santo-Domingo de Resurrección, rechazando la
verdad de la Escritura. Esta tradición enseña que Cristo estuvo en la
tumba desde la tarde del viernes, justo antes de la puesta del sol,
hasta la salida del sol el domingo. Este lapso incluye la noche del
viernes, la porción con luz del sábado y la noche del sábado. Esto es
claramente dos noches y un día — no tres días y tres noches, como Cristo prometió como su única señal.
En vez de creerle a Cristo, los teólogos ignoran Sus propias palabras — respecto a que Él estaría tres días y tres
noches en la tumba — tres días completos de 24 horas. Los religiosos
proclaman la falsa idea de que Cristo solamente estuvo sepultado por la
mitad de ese tiempo. Sorprendentemente, muchos eruditos creen y enseñan
esta falsa idea. El Comentario de Clarke, al explicar Mateo
12:40, sigue esta falsa tradición, establecida tan temprano como a
mediados del segundo siglo d.C. A pesar de los intentos de muchos
eruditos y teólogos por “probar” lo contrario, un día y dos noches no pueden significar tres días y tres noches. (Vea un inserto posterior para la historia de la conocida tradición de “viernes santo”.)
Aceptada por el cristianismo profeso
La tradición de viernes santo-domingo de resurrección distorsiona la
verdad de lo que sucedió en realidad. Pero, ¿cuál es el origen de esta
tradición? Puesto que los originadores de esta falsa doctrina no tenían
prueba bíblica coherente o autoridad en la cual apoyarse, ellos
recurrieron a tácticas fraudulentas para legitimar sus invenciones. Uno
de tales reclamos era que Hermes, el hermano del papa Pío (cerca del año
147 d.C.) “había recibido instrucción de un ángel, quien le ordenó que
todos los hombres debían guardar la Pascua en el día del Señor
[domingo]” (Antigüedades de la Iglesia Cristiana, Joseph Bingham, p. 1149).
La crucifixión de Cristo no fue en viernes
La crucifixión de Cristo tuvo lugar en el día de la Pascua, el 14 deAbib (o Nisan), el primer mes en el Calendario Sagrado de Dios. Esto
ocurrió en el año 31 d.C., en el cual la Pascua cayó en un miércoles.
Muchos fallan en considerar la profecía de que al Mesías le sería “quitada la vida… a mitad
de la semana” (Dan. 9:26-27). El miércoles cae a la mitad de la semana —
el día exacto en el cual cayó la Pascua en 31 d.C. De acuerdo con el
calendario romano, esta fecha fue el miércoles 25 de abril.
Al establecer primero el día de la semana y día del mes de la Pascua
en 1931, podemos llegar al día de la semana y día del mes de la pascua
en 31 d.C. Precisamente cien ciclos de tiempo de 19 años habrían pasado.
El seguir este método ayuda grandemente a computar la diferencia de
tiempo transcurrido entre los calendarios romano y sagrado durante ese
lapso de 1.900 años. Después de esto, podemos calcular a salvo el mes y
la semana en el cual cayó la Pascua en 31 d.C.
Varios programas para computadora con el calendario hebreo calculan
cuándo cayó la Pascua o cualquier otro Día Santo en casi cualquier año,
aún antes del 31 d.C. Los siguientes relatos históricos validan más la
evidencia presentada aquí.
En el séptimo año de Artajerjes, rey de Persia, se hizo un decreto
para reconstruir Jerusalén (Esdras 7). Este siguió al decreto de Ciro,
en el cual él reconocía que “el Señor Dios del cielo” le había encargado
“edificarle casa en Jerusalén, que está en Judá” (Esdras 1:2). El
decreto de Artajerjes se hizo relevante debido a una profecía revelada a
Daniel.
Daniel 9:25 dice: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la
orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe,
habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se
volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. Esto
muestra que hay 62 semanas + 7 semanas — 69 semanas proféticas (o 483
días). Aplicando el principio de un día por un año (Núm. 14:34; Ezequiel
4:6), llegamos a 483 años desde el decreto hasta el comienzo del ministerio de Cristo.
El decreto fue hecho durante el séptimo año del reino de Artajerjes
(457 a.C.). Esta fecha está históricamente bien documentada. Al restar
457 de 483, llegamos al año 26 d.C. Al contar desde a.C. hacia d.C., los
astrónomos correctamente añaden un año dado que no hay un año “cero”,
mientras que los historiadores y cronistas generalmente se niegan a
hacer esto. El añadir un año nos trae a 27 d.C. — el año profetizado del
comienzo del ministerio del Mesías.
Lucas 3:23 nos dice: “Jesús mismo al comenzar su ministerio era como
de treinta años…” El contexto de este versículo es después que Juan el
Bautista había comenzado su ministerio y justo antes que Jesús comenzara
el Suyo. Puesto que Jesús tenía 30 años de edad en 27 d.C., Él habría
nacido en 4 a.C. Recuerde que debemos añadir un año para compensar la no
existencia de año “cero”. Así, desde 4 a.C., avanzando 30 años, nos
trae a 27 d.C. Esto nos lleva a la siguiente prueba histórica que
confirma cuándo nació Cristo.
Poco después del nacimiento de Cristo, un ángel le advirtió a José en
un sueño que él y su esposa María habían de tomar al niño y huir hacia
Egipto. Ellos permanecieron allí hasta la muerte de Herodes (Mat. 2:15).
Cristo era un infante de menos de un año de edad cuando Herodes murió.
Mateo 2:16 muestra que Herodes “mandó matar a todos los niños menores
de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al
tiempo que había inquirido de los magos”. Herodes sabía la edad
aproximada del niño, pero fue más allá de esa edad para incluir a
aquellos de hasta dos años, para asegurarse de que el Mesías profetizado
no escapara de la ejecución.
Para establecer mejor el tiempo exacto de la muerte de Herodes, encontramos en Antigüedades de los Judíos
de Josefo una referencia a un eclipse lunar. Una nota al pie en la
traducción Whiston de Josefo declara: “Este eclipse de luna (el cual es
el único eclipse mencionado por Josefo) es de la mayor consecuencia para
la determinación del tiempo de la muerte de Herodes… y para el
nacimiento y toda la cronología de Jesucristo. Éste ocurrió el 13 de
marzo, en el año 4710 del período Juliano, y el 4° año antes de la era
cristiana” (Libro XVII, Cáp. Vi, Sec. 4). De acuerdo con Josefo, Herodes
murió al año siguiente, 3 a.C.
Poco después de la muerte de Herodes, el ángel le instruyó a José
regresar a la tierra de Israel con María y Jesús, quien tendría cerca de
un año de edad.
Como se mencionó, Cristo tenía 30 años (Lucas 3:23) cuando Él comenzó
su ministerio en 27 d.C. Ahora, veremos cómo la cronología del tiempo
armoniza con la cronología de Cristo: “Y los judíos respondieron y le
dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y
les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron
luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo” (Juan 2:18-21).
Esto ocurrió en la primera Pascua durante el ministerio de Cristo, en
28 d.C. Los judíos dijeron que el templo había estado bajo construcción
por 46 años. Al añadir un año para compensar la ausencia de año “cero”,
esto significa que la construcción del templo comenzó en 19 a.C., el
18° año del reino de Herodes.
En Antigüedades, Josefo escribió: “Y ahora Herodes, en el
décimo octavo año de su reino… emprendió un trabajo muy grande, esto es,
construir él mismo el templo de Dios…” (Libro XV, Cap. xi, Sec. 1).
Desde 19 A.C., avanzamos 46 años desde el comienzo de la reconstrucción
del templo, llegando al 28 d.C. — la primera Pascua después del comienzo
del ministerio de Cristo.
Otra evidencia histórica involucra el tiempo del comienzo del ministerio de Juan el Bautista. Lucas 3:1 comienza: “En el año decimoquinto
del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio
Pilato…” Esto describe luego el comienzo del ministerio de Juan.
El reino del emperador romano Tiberio comenzó cerca de los años 11 ó
12 d.C., puesto que él reinó al mismo tiempo con Augustus César por
cerca de 2 años. Si añadimos los 15 años del reino de Tiberio a 11 ó 12
d.C., llegamos a 26 ó 27 d.C. Aquí, una vez más, vemos la cronología
bíblica verificada por la historia. El 15° año de Tiberio nos trae
precisamente al comienzo del ministerio de Juan el Bautista, el cual fue
justo antes del tiempo del ministerio de Cristo.
Los historiadores concuerdan en que Pilato gobernó por 10 años. Lucas
3:1 muestra que durante el 15° año del reino de Tiberio, Pilato era
gobernador. Algunos relatos históricos, tales como la Enciclopedia Británica,
datan el reino de Pilato desde 26 hasta 36 D.C. Cuando él fue retirado,
él inmediatamente buscó ayuda de su cercano aliado político, el
emperador Tiberio. No obstante, mientras Pilato iba en camino para
reunirse con él, Tiberio murió, en 37 d.C. Con la muerte de Tiberio, el
gobierno de Pilato terminó ese mismo año. Por tanto, el reinado de 10
años de Pilato tendría que coincidir con los años del 27 al 37 d.C.
Ahora recapitulemos: El gobierno de Pilato sobre Judea comenzó a
principios de 27 d.C., durante el 15° año del reinado de Tiberio.
Mientras tanto, Juan el Bautista comenzó su ministerio a principios del
año 27 d.C., lo cual precedió el ministerio de Cristo por varios meses.
El ministerio de Cristo no habría comenzado sino hasta el otoño de 27
d.C., puesto que (1) Él tenía 30 años de edad cuando comenzó su
ministerio y (2) Él nació en el otoño de 4 a.C. El ministerio
de Cristo no podría haber comenzado después de 28 d.C. porque, en ese
punto, la construcción de 46 años del templo habría terminado. Así, el
otoño de 27 d.C. corresponde con numerosas pruebas históricas y
seculares, así como con la Escritura.
La longitud del ministerio de Cristo es importante de entender.
Recuerde la profecía en Daniel 9, la cual establecía 483 años, desde 457
A.C. hasta 27 d.C. El versículo 27 establece la longitud del ministerio
profetizado de Cristo: “Y por otra semana confirmará el pacto con
muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador,
hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame
sobre el desolador”.
Cristo había de confirmar el pacto por una semana. De acuerdo con el
principio de un día por un año, los siete días de esa semana igualan
siete años. No obstante, a la mitad de la semana, el Mesías había de
hacer cesar el sacrificio y la ofrenda. Esto fue hecho a través de
ofrecer Su propia vida para cubrir los pecados de toda la humanidad,
como parte del Plan de salvación de Dios. Al Mesías le fue “quitada la
vida” (Dan. 9:26) a la “mitad de la semana” — después de 3½ “días”, o años
proféticos. Su ministerio terrenal duró precisamente 3½ años. Luego a
Él le fue quitada la vida — crucificado — a la mitad de la semana —
miércoles. En esta profecía, la “mitad de la semana” tenía un
significado dual, como es el caso para la mayoría de la profecía.
Puesto que el ministerio de Cristo comenzó en el otoño de 27 d.C.,
esto significa que Él fue crucificado en la primavera de 31 d.C., 3½
años más tarde.
Juan 2:23 registra la primera Pascua de su ministerio en 28 d.C.:
“Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su
nombre, viendo las señales que hacía”. Posteriormente, Cristo comenzó a
enseñar en el área de Judea cerca de Jerusalén.
Lucas 6:1 registra un evento durante la temporada de Pascua en el
segundo año de Su ministerio, en 29 d.C.: “Y aconteció que pasando él
por los sembrados en un sábado segundo del primero, sus discípulos
arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos” (Reina
Valera Antigua).
El término “un sábado segundo del primero” significa el segundo Día
Santo, el cual era el Último Día de Panes Sin Levadura. Aunque este
evento es cubierto en Mateo 12:1-8 y Marcos 2:23-28, solamente el
recuento de Lucas, escrito en griego, hace claro cuál era este sábado.
El término griego deuteroproton sabbaton, literalmente significa “el segundo sábado del primer rango” — o el segundo Día Solemne de esa temporada de Pascua.
Juan 6:4-5 registra lo siguiente, lo cual precedió a la tercera
Pascua (30 d.C.) del ministerio de Cristo: “Y estaba cerca la pascua, la
fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había
venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para
que coman éstos?” Esto también se encuentra en Mateo 14:15, Marcos
6:35-36 y Lucas 9:12.
La cuarta y final Pascua del ministerio de Cristo es la Pascua más
documentada de todas. Los cuatro evangelios la cubren en detalle. Note
Lucas 22:1-2: “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se
llama la pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban
cómo matarle; porque temían al pueblo”. Juan 11:55 registra: “Y estaba
cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a
Jerusalén antes de la pascua, para purificarse”.
La Pascua final de Cristo completó su ministerio terrenal de 3½ años.
Una vez más, éste comenzó en el otoño de 27 d.C. y terminó en la
primavera de 31 d.C., en un miércoles — a la “mitad de la semana”. El
mundo del cristianismo profeso reclama que la crucifixión de Cristo
ocurrió en un viernes, en 33 d.C. Sin embargo, puede documentarse
fácilmente a través del Calendario Sagrado de Dios que ninguna de las
cuatro Pascuas durante el ministerio de Cristo cayeron en un viernes.
Las cuatro Pascuas cayeron en lunes (28 d.C.), sábado (29 d.C.),
miércoles (30 d.C.) y miércoles (31 d.C.), respectivamente.
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado,
sea anatema” (Gál. 1:8). Él repite esta misma advertencia en el
versículo 9. Las instrucciones de un ángel jamás pueden suplantar la Palabra de Dios.
En una distorsión retorcida, el domingo vino a representar ambas: la
Pascua como el tiempo de la crucifixión y sepultura de Cristo Y la
resurrección. Sin embargo, puesto que no era lógico condensar los
eventos de tres días y tres noches en un solo día, nace la idea de la
crucifixión en viernes. La mencionada carta de Hermes fue usada para
validad la posición de Aniceto, el sucesor de Pío, quien disputó con
Policarpo acerca del tema de transferir la Pascua a un domingo.
Instruido por el apóstol Juan, Policarpo retuvo y enseñó la observancia
de la Pascua como Cristo y los apóstoles lo habían hecho siempre. No
obstante, los obispos de Roma tenían otras ideas.
Así, la carta de Hermes fue, ya sea una falsificación, o fue escrita
engañosamente por Pío, quien murió justo antes de la visita de Policarpo
a Roma (Padres apostólicos, James Donaldson, p. 324). Los
obispos en Roma habían decretado que ellos poseían el poder para
reemplazar y cambiar los tiempos y las leyes de Dios (vea Daniel 7:25).
Ellos reescribieron la historia y desafiaron el orden de los eventos a
fin de introducir sus falsas doctrinas.
Su esfuerzo por cambiar el día de la resurrección al domingo fue
simplemente una continuación de la tradición babilónica — que Nimrod
(padre de la Religión Misteriosa Babilónica) fue resucitado en un
domingo. Para 321 d.C., el emperador romano Constantino estableció el
domingo como parte de la religión estatal oficial, legitimando así todas
las diversas tradiciones vinculadas a ese día.
Ahora que usted está armado con la verdad, ¿la aceptará o aceptará las ciegas tradiciones del cristianismo profeso?
Capítulo Once —
Asamblea y compañerismo en el día de reposo
Como parte de la observancia del sábado, el reunirse es un claromandato bíblico. Esta instrucción también conlleva una advertencia
profetizada para el tiempo del fin. ¿Importa con quién se reúna usted?
¿Es cualquier “Iglesia de Dios” o grupo que guarde el sábado suficientemente bueno?
Nuestro primer vistazo de la Iglesia
Hechos 2:1 registra una escena histórica: Los discípulos están juntos
y la Iglesia del Nuevo Testamento está a punto de comenzar a existir.
Lucas escribe: “estaban todos unánimes juntos”. Pedro da un poderoso
sermón. Los milagros se registran. El Espíritu Santo es dado. Después
que el arrepentimiento es explicado, miles solicitan bautismo. Cerca de
3.000 son “llamados” (Hechos 2:39) y “recibieron su palabra [la de
Pedro]” (Hechos 2:41). Probablemente el más grande bautismo grupal de la
historia ocurre. ¡La Iglesia del Nuevo Testamento nace!
¿Qué significó esto? Por supuesto, la Iglesia de Dios fue
establecida, pero ¿qué más? Aún en su infancia, había pistas. Permítale a
la Biblia responder.
¿Cómo se veía esta nueva Iglesia? He aquí lo que Lucas registra: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión” (Hechos 2:42).
¿Por qué es esto relevante? Las dos características más tempranas y
más definitivas de la Iglesia de Dios son evidentes (1) perseverancia en
la doctrina de los apóstoles, y (2) comunión.
Después que el versículo 43 explica que el temor de Dios es evidente en
“toda persona”, el versículo 44 añade: “Todos los que habían creído
estaban juntos”. El versículo 46 también
dice que ellos continuaban “unánimes [en acuerdo]”, reuniéndose “cada
día” en diversas casas con “sencillez de corazón”. ¡La Iglesia estaba
unificada! El propósito de Dios — su intención — para sus siervos fieles
es que ellos permanezcan juntos, crean la verdad completa, se
sometan a su gobierno, y continúen activamente su Obra (Mat. 24:14,
44-45; 28:19-20; Ezequiel 33:7-9; Isa. 62:6).
Dios está presente en el sábado
Hemos visto muchos lugares donde Dios ha santificado el sábado. Literalmente, Dios está presente en, y a lo largo de, este día. Aquellos quienes están reunidos se están reuniendo en la presencia de Dios. Todo lo que es hecho ocurre en su presencia.
Muchos grupos hablan de comunión. De hecho, como resultado, muchas
iglesias se refieren incorrectamente a sí mismas como “comunidades”.
Aunque tener comunión con otros es muy importante, aun esencial, esto no es la parte central de la verdadera comunión cristiana.
Juan explica la base real de la comunión, tanto con otros cristianos
guiados por el espíritu como con Dios: “lo que hemos visto y oído, eso
os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y
nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo… Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y
la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:3,
6-7).
La verdadera comunión es con Dios y fluye a través de
Cristo. Él enseñó: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos” (Juan 15:5).
Los cristianos “permanecen en Él” (Juan 15:4). Al igual que las uvas
cortadas de una vid, sin el contacto espiritual con Cristo, el
crecimiento cristiano es imposible. Cristo explicó: “porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Entienda. Usted no puede hacerlo solo. Si cualquier extremidad de un
cuerpo es cortada (brazo, pierna, mano, dedo), ésta vivirá por un poco
de tiempo — pero solamente por un poco de tiempo. Ésta morirá, a
menos que sea colocada exitosamente de nuevo en el cuerpo. Juan 15:15
le habla a cualquiera que intente tener una actitud de “solamente tú y
yo, Dios”. (Vea I Corintios 12:12-20).
Vastos millones se reúnen cada domingo, sin tener idea de que Dios no está presente
en este día. Ellos suponen que pueden forzarlo a involucrarse al decir
que Él está allí. Hemos aprendido que Dios jamás ha estado presente en
el domingo. Sin importar lo que digan los hombres, éste siempre será un
día normal de trabajo para Dios. Cristo estableció Su presencia en el
sábado al descansar en ese día. Hemos leído que Él no cambia.
Al reunirse en este día, aquellos quienes tienen el Espíritu de Dios
(Rom. 8:9, 14; Hechos 2:38; 5:32) tienen comunión directamente con
Cristo y el Padre.
Adorando en verdad
La Biblia enseña: “Tu Palabra es verdad” (Juan 17:17). También hemos
visto que la verdad de la Palabra de Dios — la Biblia — es que el sábado
fue santificado. Aunque el mundo enseña que la religión es una “cosa
personal” y que “cada persona debe actuar como mejor considere, de
acuerdo a su propia conciencia”, Dios jamás ha declarado que esta sea
una manera aceptable de adorarle. He aquí lo que Él le dice a usted:
“Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos;
porque la salvación viene de los judíos… Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:22, 24).
Es imposible adorar al verdadero Dios de la creación en el día
equivocado. ¡Esa es la VERDAD! Solamente el séptimo día refleja la
verdad que es la señal de identificación entre Dios y todos los que le
adoran en espíritu.
Varios versículos muestran que Cristo está vivo, dentro de la persona
guiada por el Espíritu. Es así como uno adora a Dios “en Espíritu” — el
Espíritu Santo.
Note lo que Pablo les dijo a los filipenses: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Fil. 2:5).
He aquí lo que él les dijo a los colosenses: “a quienes Dios quiso
dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los
gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27).
Esto es lo que él les dijo a los gálatas: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál. 2:20).
Cristo guardó el sábado. Su “mente” en nosotros siempre guardará el sábado. ¡Él no ha cambiado! ¡Él JAMÁS guardaría un día pagano en, o a través de, usted!
Jesús era un judío. Hemos visto que los judíos aceptan el sábado, al
menos de manera tácita. Pero muchas personas denigran el día de Dios con
el desdeñoso y burlesco cliché de “el sábado de los judíos”. Ellos casi
parecen escupir estas palabras. Yo he escuchado la intolerancia y el
desprecio en sus voces. Romanos 8:7 explica por qué tantos engañadores
hoy hablan con tanto desdén y desprecio del maravilloso sábado de Dios.
Recién leímos que: “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22).
Ahora note lo que Pablo escribió: “Pues no es judío el que lo es
exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la
carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios” (Rom. 2:28-29).
Sí, un verdadero cristiano es un judío. ¿Había escuchado
esto usted antes? Jesucristo es el judío quien está viviendo dentro de
todos aquellos engendrados de Dios. Técnicamente hablando, un cristiano
podría ser referido correctamente ya sea como un “cristiano” o un “judío
espiritual”. Y no hace diferencia alguna si uno ha nacido judío,
israelita o gentil. Todos quienes son bautizados y convertidos (Hechos
2:38) tienen el Espíritu de Dios. Esto significa que ellos obedecen a
Dios (Hechos 5:32).
¡Piense cuidadosamente!
Cristo llevó una vida perfecta, libre de pecado — guardando los
mandamientos. Su rol como nuestro Salvador depende de esto. Esto
significa que Él guardó el Cuarto Mandamiento perfectamente por toda una
vida. ¿Podría alguien pensar que Él hizo esto por 33½ años solamente
para poder decir que ahora está abolido? Él ya había sido el Señor del
sábado por 4.000 años. ¡ÉL AÚN LO ES!
Para todos ustedes que puedan haber nacido gentiles, vuelvan a leer
Romanos 11:17-18, 23-26. Y recuerden Efesios 2:11-12. Las promesas
hechas a Israel ahora aplican para USTED.
Tome nota de este punto. La palabra gentil significa “no
creyente”. ¡Esto es todo lo que la palabra significa! Una vez alguien se
ha arrepentido, ha aceptado a Cristo, ha sido perdonado, bautizado y ha
recibido el Espíritu Santo, ¡ya no es un incrédulo! Él ahora es un
CREYENTE. Casi literalmente, él ya no es más un gentil. Él es un judío espiritual — ¡un cristiano!
El Espíritu de Dios en usted le ayudará a obedecer el sábado — y
todas las otras leyes espirituales de Dios. Al antiguo Israel le fue
dada una ley física de ceremonias y rituales (Gál. 3:16-19) porque ellos
no tenían el Espíritu Santo de Dios viviendo dentro de ellos. Varios
sacrificios animales, lavamientos y otras ceremonias eran simplemente un
“maestro” (Gál. 3:24) que buscaba ayudar a sus mentes físicas a
observar la Ley de Dios hasta que Cristo viniera y ofreciera su
Espíritu. El sábado es un mandamiento espiritual y el Espíritu Santo de
Dios le ayudará a guardarlo. Dios explica que Su amor es “derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Rom. 5:5). Esto significa que
usted tendrá el amor espiritual, por Dios y los hombres, para ser capaz
de cumplir Su Ley (I Juan 5:3; Rom. 13:10). ¡No deje que nadie le diga
lo contrario!
Todos aquellos que buscan sinceramente adorar a Dios en espíritu y
verdad, querrán estar juntos. Ellos desearán profundamente estar con
otros que piensen, crean, entiendan, vivan y soporten las mismas cosas —
¡mientras busquen la misma meta!
Dios ordena reunirse
Comenzamos este capítulo explicando que los cristianos tienen ordenado reunirse cada sábado. ¿Con qué autoridad digo yo esto?
Dios le instruyó a Moisés escribir: “…Las fiestas solemnes del Eterno, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es del Eterno en dondequiera que habitéis” (Lev. 23:2-3).
La palabra hebrea para “santa convocación” es migra, que significa “algo mandado a llamar, una asamblea, una lectura”. Esta es una asamblea ordenada. Es inseparable de la observancia general del sábado — y es tan importante como “descansar” y “no hacer ningún trabajo”.
Si la asamblea en sábado es opcional, entonces ¿cuál es el punto de hebreos 10:23-26? ¿Por qué la necesidad de congregarse? ¿Cuáles son los propósitos de esto?
En Juan 21:15-17, Cristo le dijo directamente a Pablo (tres veces) que, si Pedro lo amaba (a Cristo), él “apacentaría sus ovejas”. Esta admonición no se perdió en Pedro. Más adelante en su ministerio, Pedro les instruyó a los ancianos: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros” (I Pedro 5:2).
He aquí cómo amonestó Pablo a los ancianos reunidos en Efeso,
básicamente acerca de las mismas cosas: “Por tanto, mirad por vosotros, y
por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28).
Los ministros de Dios — los verdaderos pastores — no toman esto a la
ligera. Pregúntese: ¿cómo podría Dios ordenarles a sus ministros
alimentar a ovejas que no tenían ordenado asistir y comer del alimento espiritual servido?
He aquí por qué Dios ha ordenado un ministerio: “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo
viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean
con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza” (Efe. 4:12-15). También lea I Corintios 12:28-29.
Una advertencia vital
Hebreos 10 dice: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza… no dejando de congregarnos,
como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más,
cuanto veis que aquel día se acerca. Porque si pecáremos voluntariamente
después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados” (Heb. 10:23, 25-26).
Demos un vistazo más cercano. Varios puntos son importantes en este pasaje: (1) el contexto es mantenerse firme a la verdad. (2) esto debe ser hecho sin fluctuar — sin ir de aquí para allá. (3) jamás debemos dejar de congregarnos. (4) algunos sí adoptan este enfoque hacia la asistencia en sábado. (5) hemos de exhortar a otros a asistir. (6) es “tanto más” importante a medida que “vemos que aquel día [el Regreso de Cristo] se acerca”. Y finalmente, (7) esto está en el contexto de una advertencia directa en contra de pecar voluntariamente — lo cual ya no deja “sacrificio por los pecados”.
Ya hemos visto a lo largo del libro cómo ve Dios la observancia del
sábado y el guardar Su tiempo santo. Este pasaje ata el ignorar la
necesidad de congregarse y tener comunión con el pecado imperdonable —
“pecar voluntariamente”.
El sacrificio de Cristo no nos da licencia para actuar en contra del
verdadero conocimiento. Esto es imperdonable. Note que en Hebreos 4:9,
Pablo le recordó al pueblo de Dios que: “queda un reposo [griego: Sabbatismos — la mayoría del márgenes añaden correctamente “una observancia del sábado] para el pueblo de Dios”. Este es otro pasaje del Nuevo Testamento que enfatiza que el mandamiento del sábado de Dios aún está vigente. ¡Estúdielo!
Usted jamás debe “dejar de congregarse” cuando esté dentro de una
distancia razonable (Heb. 10:25). Justo unos versículos más tarde, Dios
da un vistazo — una poderosa instrucción — a través de Pablo, respecto a
cómo ve Él a aquellos que fluctúan, que cesan de mantenerse firmes y se
apartan de la fidelidad: “Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Heb. 10:38-39). ¿Ha creído usted en la instrucción de Dios a lo largo de este libro?
¡Recuerde que las personas de la verdadera Iglesia de Dios siempre continuarán firmemente “en la doctrina de los apóstoles y en comunión”!
Por qué congregarse edifica fe
Hay otro aspecto crítico de la congregación en sábado que es poco
comprendido. De hecho, casi nadie hace una conexión a este principio que
funciona en los servicios. A medida que usted escucha los mensajes
espirituales y las noticias de la Obra de Dios alrededor del mundo, algo
está sucediendo en silencio dentro de usted. ¡Veamos qué es!
Note lo que Pablo le dijo a la congregación romana: “¿Cómo, pues,
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de
quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Rom. 10:14).
Sí, los ministros son necesarios para que las personas puedan ser
apropiadamente guiadas dentro de la verdad. No obstante, los miembros
también tienen responsabilidades hacia la Iglesia.
El deseo de aprender es importante. En Hechos 8:31, un eunuco etíope
responde la pregunta de Felipe: “¿entiendes lo que lees?” con su propia
pregunta: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?”. En esta
pregunta, él buscaba ayuda. Requirió humildad para admitir que él no “lo
sabía todo”. Él buscó guía. No obstante, el contexto muestra que él
estaba familiarizado con los escritos de Isaías y debió haber tenido su
propia copia personal. Al igual que el eunuco, usted debe estar
dispuesto a dejar que la Iglesia de Dios le enseñe.
Pablo continúa en Romanos: “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?”
(Rom. 10:15). Los ministros de Dios siempre son enviados por Su fiel
Sede. Ellos jamás van por su propia autoridad, en rebelión contra el
liderazgo elegido de Dios.
Pablo continúa: “…Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de
los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos
obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a
nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:15-17).
Pablo añadió más en su carta a la congregación efesia acerca del rol
de los diferentes oficios ministeriales en la Iglesia. Lea
cuidadosamente este pasaje más largo:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se
ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor” (Efe. 4:11-16).
Escuchar la instrucción de Dios a través de Sus siervos verdaderos es un ejercicio de edificación de fe. La palabra de Dios es viva — ¡dinámica!
Ésta no es estéril o inútil para quienes la escuchan. Al sentarse en
los servicios de sábado, usted no está simplemente “marcando tiempo”,
usted está creciendo en fe — si usted está activamente
comprometido en cada palabra que se está pronunciando. Las personas
salen de los servicios más fuertes de lo que llegaron.
La mayor razón por la cual hemos de congregarnos en el sábado de Dios es para ser nutridos espiritualmente con
la palabra pura de verdad y “todo consejo de Dios” (Hechos 20:27).
¡Esta es una de las formas más importantes en que su fe es fortalecida!
¡Recuerde este principio vital y cómo trabaja dentro de la mente de una persona convertida!
Para alabar a Dios
Una segunda razón muy importante por la que el pueblo de Dios debe
congregarse es quizás mejor resumida en tres versículos de Salmos:
“Exáltenlo en la congregación del pueblo” (Sal. 107:32). “Cantad al Eterno cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos” (Sal. 149:1), y “Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él” (Sal. 89:7).
Estas escrituras hacen claro que el pueblo de Dios se reúne para
alabar a Dios y para aprender a temerle y reverenciarle — y ha de hacer
esto con otros hermanos, ¡congregados como la Iglesia! En el siguiente capítulo, discutiremos cómo alguien que ha decidido guardar el sábado puede observarlo correctamente.
Comunión vital
El tercer propósito para asistir a los servicios de sábado es
disfrutar de comunión apropiada y piadosa. Es una oportunidad semanal
para aquellos quienes temen a Dios de “hablar cada uno a su compañero”
(Mal. 3:16).
Esta es una razón por la que el Nuevo Testamento registra tantos
relatos de los hermanos estando “juntos” (I Cor. 5:4; 11:18; Hechos
20:1-6). Usted ya ha visto varios.
Usted puede convertirse en parte de una pequeña, una en un punto en el que usted se siente como Arquipo, “la iglesia que está en tu casa” (Filemón 2), o como Pablo escribió a los romanos acerca de Priscila y Aquila, “la iglesia de su casa”
(Rom. 16:5). No olvide que Noé estaba solo. Igualmente Lot. Al igual
que estos hombres, usted puede estar entre muy pocos esparcidos en la
“Sodoma” de este mundo, pero usted es muy importante para Dios.
No “menosprecie el día de las pequeñeces” (Zac. 4:10). Aunque la
Iglesia crecerá, la era del Nuevo Testamento casi ciertamente terminará
como comenzó — con muchas pequeñas congregaciones en hogares llenas de
personas celosas. Pero en esta era, cuando un ministro no siempre puede
estar presente, los hermanos deben reunirse con frecuencia alrededor de
un tocacintas, reproductor de CD o una computadora para ser alimentados
con la verdad preciosa de Dios.
Capítulo Doce —
Cómo hacer del sábado una delicia
Como muchas de las enseñanzas de la Biblia, la apropiada y correctaobservancia del sábado se ha convertido en un tema controversial. ¿Está
el sábado gobernado por una estricta lista de “cosas por hacer o por
evitar”? Cristo dijo que el sábado fue hecho para el hombre. En teoría,
si los hombres hubieran hecho el sábado, ellos tendrían el derecho de
decirle cómo guardarlo. Pero, puesto que fue hecho para el hombre, no por
el hombre, el hombre no determina cómo debe ser guardado. ¡Dios lo
hace! ¿Qué significa esto? Usted puede saber cómo guardar y disfrutar
apropiadamente el sábado — ¡como Dios lo planeó!
Dios le dio al hombre sus leyes a fin que podamos disfrutar nuestras
vidas al máximo. Contrario a lo que muchos creen, estas leyes no son una
carga (I Juan 5:3). Ellas fueron dadas a fin que nosotros podamos tener
una relación apropiada con Dios y nuestro prójimo. Jesús también
enseñó: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan
10:10).
Una vez más, la mayoría de los cristianos profesos “están de acuerdo”
con nueve de los Diez Mandamientos. Ellos aún entienden, al menos
vagamente, que está mal adorar a otros dioses y practicar idolatría,
aunque inconscientemente lo hagan. La mayoría diría que está mal tomar
el nombre de Dios en vano. Algunos sienten que es al menos buena idea
mostrar cierto grado de respeto a los padres. Algunos son de la opinión
que está moralmente mal matar, robar, mentir, cometer adulterio, y
codiciar las cosas de otros.
Sin embargo, muy pocas personas intentan activamente practicar estos nueve mandamientos como un camino de vida. Después de todo, ellos solamente saben que la ley “fue clavada a la cruz”. No obstante, ellos aún los aceptan básicamente como “nueve principios”.
Pero cuando se trata del mandamiento de Dios de “recordar el día de
reposo para santificarlo” (Éxo. 20:8; Lev. 23:3; Deu. 5:12), aún
aquellos quienes desean guardarlo simplemente no saben cómo. Hemos visto
que reunirse en espíritu y en verdad para aprender es parte del
requisito de Dios, pero ¿qué más requiere Dios de alguien para que
observe apropiadamente su día?
Establecido en la creación
Después de crear la tierra y todas sus maravillas físicas en seis
días, Dios creó el sábado a través de descansar en el séptimo día (Gén.
2:2-3). Él no descansó porque estuviera cansado (vea Salmos 121:3-4). Al
descansar, Él estableció el patrón que espera que nosotros sigamos.
Nosotros debemos hacer todo nuestro trabajo, encargarnos de nuestras
transacciones de negocios, y disfrutar nuestros placeres recreativos
durante los primeros seis días de la semana. Ese es nuestro tiempo. El
sábado es tiempo de Dios.
Dios no es autor de confusión (I Cor. 14:33). Él hace las cosas
decentemente y en orden (v. 40). Él no creó a Adán primero, antes de
todo lo demás, y luego dijo “bien, ahora encontremos algo para que tú
hagas”. Él creó al hombre y lo colocó en el Huerto del Edén, con las
instrucciones de “labrarlo y guardarlo” (Gén. 2:15). El versículo 19
muestra que Dios envió a todos los animales a Adán para que pudiera
asignarles nombre.
Si el sábado hubiera sido hecho primero, antes que Adán, Cristo no
podría haber dicho: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y
no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).
La Biblia muestra que siete es el número de Dios para terminación y perfección. Además de los siete días de creación, Dios declara, a través del Rey David, que Su Palabra es purificada “siete veces” (Sal. 12:6). Hemos de perdonar a aquellos quienes pecan contra nosotros “setenta veces siete” (Mat. 18:22). Dios nos ordena guardar siete Días Santos anuales (Lev. 23; Deu. 16), ilustrando su plan de 7.000 años de salvación. Siete sellos y siete
trompetas anuncian el Día del Señor, el tiempo del derramamiento de la
ira de Dios sobre la humanidad pecadora y rebelde (Apo. 6-9).
El sábado es tiempo santo, algo que no podemos detectar con nuestros cinco sentidos. Nosotros no tenemos el derecho de determinar lo que es santo. Dios nos revela a nosotros que este día es diferente.
Puesto que el camino de Dios es amor (II Cor. 13:11; I Tes. 4:9), Él
no diría “acuérdate del sábado, para santificarlo” y luego no le diría
qué día es. Con esto dicho, es TIEMPO SANTO, ¡diferente del resto!
El sábado no es una carga
El apóstol Juan escribió: “sus mandamientos no son gravosos”
(I Juan 5:3). Este versículo es una de las descripciones de Dios de Su
ley, a la cual Él también llama “santa, justa y buena” (Rom. 7:12). No
depende de nosotros el decidir lo que Dios quiere decir con esta
declaración. No depende de nosotros determinar qué “no es gravoso” y
luego decir “así es como Dios quiere que yo viva, porque así es como se siente bien para mí”.
Las personas usualmente toman la ruta fácil. Proverbios 14:12 y 16:25
dicen: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es
camino de muerte”.
Dios ha prometido no poner más sobre nosotros de lo que podemos
soportar (I Cor. 10:13). Los hombres tienen la costumbre de hacer esto,
con sus costumbres y tradiciones (Lucas 11:46). Cristo dijo: “porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mat. 11:30). Dios no creó el sábado para ser una carga, sino, en cambio, una delicia (Isa. 58:13). Este es tiempo que Él nos ha dado,
al final de cada semana, para bajar el ritmo de la agitación de
nuestras vidas diarias, y para reflexionar en su Camino. El sábado es un
recordatorio semanal de que somos el pueblo de Dios, y que Él es
nuestro Dios.
Aquellos quienes buscan agradar verdaderamente a Dios encontrarán que, tal como ellos trabajan durante los primeros seis días de la semana, el sábado trabaja para ellos.
Ahora, consideremos algunos principios que responden preguntas
básicas referentes a la observancia del sábado. El lector debe entender
que hay un límite en cuanto a lo que puede ser dicho acerca de las
preguntas que siguen en el libro.
Comer fuera el sábado
“¿Es permisible comer en restaurantes en el sábado? ¿Es esto ‘hacer negocios’ o causar que otros trabajen?”
Está bien hacer esto — ¡con balance! Simplemente no se exceda
haciéndolo. La mayoría de los restaurantes están abiertos para negocio
en sábado, sea que elijamos salir a comer o no. Al salir a comer, no
estamos creando para ellos trabajo que no estarían haciendo de otra
forma.
Esta pregunta también ha surgido referente a comer fuera en los Días
Santos anuales. El mismo principio aplica. Dios no espera que nosotros
nos saltemos tiempos de comida en sus días de fiesta.
Está bien tener una comida en un restaurante con otros hermanos para
continuar la comunión en el sábado. Pero si ésta hubiera de tardar
varias horas (debido a circunstancias extenuantes o a ciertas
tradiciones culturales), usted podría estar en peligro de quebrantar el
sábado.
Cristo mostró que no está mal satisfacer el hambre inmediata en el
sábado (Mat. 12:1-5). Él citó el ejemplo de David al comerse el pan
sagrado del Templo (I Sam. 21:6).
Ver películas o TV en el sábado
“¿Está mal ver filmes o documentales con temas bíblicos en el sábado?”
Apartar tiempo en el sábado para ver una película relacionada con la
Biblia podría, potencialmente, apartarse del propósito de Dios para el
día — que reflexionemos en sus caminos. Como cristianos, debemos
determinar si esto nos ayuda a guardar apropiadamente el sábado, o si es algo hecho en lugar de guardar el sábado.
No es pecado ver tales películas. Sin embargo, las
representaciones de Hollywood de los eventos bíblicos y sus
circunstancias siempre son inexactas (algunas veces casi en su
totalidad). Los productores de filmes buscan promover sus propias ideas y
conceptos equivocados acerca de la Biblia, generalmente con el fin que
las personas vean sus filmes, y para hacer dinero. Ellos saben que las
personas pagarán más fácilmente por ver ficción que hechos (especialmente cuando se trata de la Biblia).
Sus filmes muestran a grandes hombres de Dios con cabello largo (lo
cual la Biblia afirma que es una vergüenza; vea I Corintios 11:14).
Ellos son presentados como débiles, extraños, o desequilibrados
mentalmente. La representación de su atuendo está basada en la
imaginación de Hollywood, y no en la información histórica.
Como tratando de convencer a los espectadores de la
humanidad de los siervos de Dios, Hollywood coloca énfasis en sus
errores. Para hacer esto, ellos usan escenas espeluznantes que hacen
titilar los sentidos. Esto opaca la pura verdad de la Biblia.
Además, en muchos de tales filmes, es usado el inglés King James o el
español antiguo en las traducciones. En los tiempos antiguos, ninguno
de los siervos de Dios hablaba inglés o español antiguo. Esto no
existía. Estos hombres generalmente hablaban hebreo, arameo o griego.
Ellos no habrían hablado en inglés King James o en español antiguo:
ningún vosotros, vuestro, podríais, seguiréis, etc.
“¿Es apropiado ver programas de noticias el sábado?”
Cristo nos instruye: “Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el
señor de la casa” (Mar. 13:35). Nosotros debemos estar vigilantes no
solamente seis días de la semana, sino también en el sábado. El ver
programas de noticias, que dan detalles a medida que los eventos
proféticos ocurren, no está mal. Pero el convertirlo en un “asunto de
todo el día”, obteniendo las perspectivas de cada red noticiosa, es quebrantar el sábado.
¿Encender fuego en el sábado?
“¿Es permisible cocinar o encender un fuego el sábado?”
Algunos han citado Éxodo 35:3 como evidencia de que no hemos de cocinar en el sábado: “No encenderéis fuego
en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo”. Ciertas sectas de
judíos ortodoxos malentienden este versículo, tomándolo literalmente
para decir que ellos no pueden siquiera encender los interruptores de la
luz o encender un fósforo en el sábado, por ningún propósito. Esto no
es lo que el pasaje pretende.
Cuando el contexto completo de la escritura es examinado, el
significado de las palabras de Dios se hace claro. Los israelitas
estaban mostrando un celo extremo en su deseo por construir el
tabernáculo. Las personas más tarde llevaron una sobre abundancia de
materiales para construir el tabernáculo. Mucho tuvo que ser rechazado
(Éxo. 36:5-6).
Lo que Dios estaba prohibiendo (Éxo. 35:3) era la quema de fuegos industriales
en el sábado. En el curso de la construcción del tabernáculo, los
israelitas estaban involucrados en el trabajo de metales. Dios no quería
que ellos hicieran esto en Su sábado. Por supuesto, este mandamiento
aún es aplicable en el caso de cualquier fuego relacionado al lugar de
trabajo.
Este mandamiento en ninguna manera prohíbe cocinar en el sábado. Sin
embargo, los principales preparativos siempre deben ser hecho en el día
de preparación (viernes), antes del sábado.
Esposos y esposas
“¿Es apropiado para un esposo y su esposa tener relaciones íntimas en el sábado?”
Dios no les ordena a las parejas casadas que se abstengan del
contacto sexual en el sábado. Note Génesis 1:26-28: “Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza… Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…”
Dios creó a Adán y a Eva en el sexto día de la semana de creación,
justo antes del sábado (Gén. 1:31). “Y dijo el Eterno Dios: No es bueno
que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Por tanto, dejará
el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (Gén. 2:18, 24-25).
¿Habría creado Dios al hombre y a la mujer, les habría dado las
instrucciones que recién leímos, y luego les habría dicho “ahora esperen
hasta después del sábado para estar juntos”? ¡Por supuesto que no!
“¿Se deben hacer concesiones para cónyuges inconversos, en tanto este ‘consienta vivir con usted’?”
Veamos un ejemplo: ¿es equivocado que una esposa prepare en sábado la comida para un esposo no convertido?
Esto no es quebrantar el sábado, a menos que el esposo haga demandas
poco razonables (por ejemplo: esperar que la esposa vaya a la tienda en
el sábado o que prepare una comida elaborada que le absorbería tiempo y
la distraería). Si su pareja verdaderamente consiente vivir con usted,
él o ella no buscarán causarle que comprometa.
“¿Está mal asistir a una función nocturna con un cónyuge no convertido la noche del viernes?”
Una vez más, el mismo principio aplica. Considere las influencias que
estarían presentes. ¿Se beneficiaría usted por ir? ¡Probablemente no! O
¿se beneficiarían ambos si usted respetuosamente se niega (I
Cor. 7:14, 16)? Casi ciertamente, ¡sí! Recuerde: “…todo lo que no
proviene de fe, es pecado” (Rom. 14:23).
Matrimonios y funerales
“¿Está mal asistir a una boda o a un funeral en sábado?”
En tanto cualquiera de estas actividades no esté en conflicto con la
reunión de sábado, no está mal asistir a una ceremonia para alguien
cercano a usted. Nuevamente, ciertos juicios deben ser hechos. Si el
asistir a la ceremonia le privará de los servicios de sábado, sí estaría
mal. Si usted puede asistir a ambos (con el énfasis apropiado colocado en la observancia del sábado), entonces no estaría mal.
Además, cuide otros elementos de las bodas que pueden ocurrir antes
de la puesta del sol del sábado, tales como bailes, el tipo inapropiado
de música, típico en las bodas del mundo, el uso de alcohol, las
conversaciones vacías y las celebraciones exageradas, así como los tipos
de atuendos inapropiados que ahora son tan comunes en las bodas del
mundo.
Hacer el bien en el sábado
“¿Es aceptable hacer ‘buenas obras’ en el sábado?”
Algunos han preguntado: ¿Está mal ayudar a alguien con un neumático
ponchado, o alguna otra dificultad mecánica, mientras vamos hacia los
servicios? Si es alguien que usted conoce, tal como un miembro de la
Iglesia en camino hacia los servicios o en el vecindario, o alguien más
en una obvia y genuina necesidad, la respuesta es que no está mal.
Sin embargo, en este tiempo y esta era, cuando es potencialmente peligroso detenerse y asistir a extraños, usted debe confiar en la sabiduría de Dios para hacer la decisión correcta.
El ejemplo de Cristo fue hacer bien en el sábado a medida que las situaciones se presentaran a sí mismas.
Esto generalmente involucraría circunstancias inusuales (Mat. 12:1-9,
12; Marcos 3:4; Lucas 6:7-9; Juan 5:7-9). Cristo no se salía de su
camino en busca de buenas obras por hacer en el sábado.
¿En qué esperaría Dios que pusiera usted más importancia: en una oportunidad para prestar asistencia física
a una persona no convertida (quien, al hacer sus propias cosas en el
sábado de Dios tuvo dificultades menores), o en la oportunidad de servir
(espiritual y físicamente) a hermanos de igual mente, con quienes
usualmente compartimos solamente en el sábado?
Una vez más, debemos usar buen juicio. Si es alguien que
usted conoce, entonces no estaría mal detenerse y ofrecer ayuda.
Recuerde, usted — su ejemplo — puede ser la única Biblia que algunos
leerán. Algunos podrán ver sus buenas obras y “…glorificar al Padre que
está en el cielo” (Mat. 5:16).
Si, en su celo por llegar a tiempo a los servicios, usted no muestra
interés por su vecindario, usted ha perdido una oportunidad de “dejar
que su luz brille delante de los hombres”. Su ayuda le habría mostrado:
(1) a guardar el sábado; (2) que está bien hacer el bien en el sábado.
Todo en la vida requiere buen juicio. Por ejemplo, no estaría mal
detenerse en la escena de un accidente en el cual alguien está
obviamente lesionado y necesitado de ayuda inmediata (y hacer lo que sea
posible hasta que llegue el personal de emergencias). En tal caso,
estaría mal pasar insensiblemente por el lugar (Gál. 6:10; Santiago
4:17).
¿Qué acerca de un “buey en el pozo”?
“¿Qué si aparece una situación de emergencia, que requiere trabajar en el sábado?”
Muchos han luchado con la pregunta de qué califica como una situación
de un “buey en el pozo”. A través de ese ejemplo (Mat. 12:10-11; Lucas
14:1-5), Cristo lo definió como una situación imprevista más allá de
nuestro control.
Algunos han liberalizado el tema cavando un pozo el viernes, dejando
abierta intencionalmente la puerta, llevando al buen hacia el camino, y empujándolo
dentro del pozo. Ellos frecuentemente son fariseos en su lista de
“cosas correctas e incorrectas”, pero luego tratan de rodearlas al
empujar al buey entre el pozo. Algunos olvidan que el sábado fue hecho
para el hombre, y no el hombre para el sábado. Enfocándose
desmedidamente en el día, ellos van al extremo opuesto, adorándolo, en vez de adorar al dios que lo creó.
Debemos ejercer buen juicio y planificación. Por ejemplo, si usted
invitará a hermanos a su hogar después de los servicios de sábado, vea
por adelantado y anticipe lo que necesitará.
Aun si usted no está esperando huéspedes, usted debe planificar para
el sábado de manera que usted y su familia puedan guardarlo como Dios
manda. Por ejemplo, si usted sabe que se le está terminando una comida
en particular, la cual usted normalmente disfruta en el sábado, o si hay
algo especial que usted quisiera comer, planifique por adelantado.
Además, asegúrese de tener suficiente combustible para el auto antes
de que llegue el sábado. También es generalmente buena idea revisar los
neumáticos y otros fluidos vitales. El experimentar problemas mecánicos
en el sábado — y perderse los servicios de Dios — puede ciertamente
dificultar el regocijarse. Aunque no podemos prever cada posible
problema, el encargarnos de aquellos que sí podemos prever es parte
importante de una apropiada planificación para el sábado.
El tratar cada potencial “buey en el pozo” requeriría más de un
capítulo. Este puede venir en todo tamaño, forma y color imaginable.
Como lo dice Proverbios 22:3: “El avisado ve el mal y se esconde; mas
los simples pasan y reciben el daño”. Las diferentes circunstancias
requieren diferentes grados de planificación y preparación.
Un ejemplo de un regular (pero evitable) “buey en el pozo” es
experimentado por los lecheros. Las vacas deben ser ordeñadas dos veces
por día. Esta es una tarea manual que requiere aproximadamente quince
minutos por vaca. Aun si se hace mecánicamente, ciertos pasos
intermedios deben ser hechos a mano. Esto consume tiempo.
Mantenga en mente, muchos de los siervos de Dios en el Antiguo
Testamento eran agricultores o granjeros — y Dios los bendecía. Ellos
debieron haber planificado sus diversas tareas a fin que éstas no
interfirieran con la apropiada observancia del sábado. ¡Ellos lograban
sacar adelante la tarea!
En el pasado, los lecheros exitosos en la Iglesia de Dios atendían
las necesidades del ganado sin quebrantar el sábado. Ellos simplemente
confinaban a los becerros con sus madres antes de la puesta del sol del
viernes, y los liberaban después de la puesta del sol del sábado. El
trabajo era hecho, ¡y el sábado no era violado!
Hay muchos otros temas específicos de las granjas que podrían ser
abordados. Pero si Abel, Noé, Abraham, Jacob, Moisés, David y otros lo
hicieron funcionar, también puede ser hecho hoy.
En la sociedad de hoy, basada en la codicia, la “cría industrial” es
el estándar. Las granjas crecientemente son poseídas por corporaciones
con “líneas de montaje” que operan “24/7”.
Pero esta jamás fue la intención de Dios. Dios había colocado a Adán
en el huerto del Edén para “…labrarlo y guardarlo” (Gén. 2:15). Dios
jamás coloca a las personas en situaciones que las forcen a comprometer
las leyes que Él les ordenó guardar (Santiago 1:13).
Sin embargo, si un agricultor se encuentra constantemente en predicamentos en el sábado, debido a mala planificación,
él debería considerar cómo reducir su carga de trabajo o aun considerar
otra ocupación. Lo mismo aplica para cualquier otra profesión con
problemas similares.
¿Cuál es su actitud hacia el sábado?
¿Ve usted el sábado como planeado por Dios? ¿Lo anticipa
usted cada semana, como tiempo para apartar las preocupaciones diarias
(ir a trabajar, pagar cuentas, comprar, etc.) y para enfocarse en una
relación con su Creador? O ¿lo ve usted como una carga, como tiempo que
le es quitado? ¿Ve usted el reloj el sábado, esperando la puesta del
sol, a fin de poder “regresar a su vida”?
El sábado es el regalo semanal de Dios para su pueblo.
Nosotros deberíamos considerarlo como Su mandamiento de diezmar. De
manera similar, Dios nos da nueve décimas de nuestro ingreso después que
le pagamos la primera décima que le pertenece a Él. Dios nos da seis
séptimas partes de la semana para hacer lo que plazcamos, dentro de los
límites de Su Ley. Todo lo que Él requiere a cambio es que guardemos
santo el séptimo día. Él nos ordena usar el sexto día de cada semana
para prepararnos para el sábado. Esto implica apropiada
planificación — previendo y asegurándonos de que todo esté en lugar
antes de la puesta del sol del viernes, a fin que estemos preparados
para recibir el sábado, en la misma manera que recibimos las
bendiciones por obedecer el mandamiento del diezmo de Dios: “os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde” (Mal. 3:10).
A diferencia de diezmar, Dios nos da nuestras seis séptimas
partes de la semana “por adelantado”. Solamente al final de la semana
nos prueba “si andamos en la [Su] ley o no” (Éxo. 16:4).
Aquellos con niños deben planificar actividades para ellos que les
ayuden a apreciar apropiadamente el sábado. Proverbios 22:6 dice:
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará
de él”.
Debemos tomarnos el tiempo para sentarnos regularmente con
nuestros niños y leerles la Palabra de Dios. De esta forma, no solamente
estarán más atentos a los mensajes dados en el sábado, sino también
podrán entender y apreciar mejor que el cristianismo es un camino de vida, y no solamente un evento de un día a la semana.
Den caminatas periódicas con sus niños en el sábado y señalen la
belleza de la creación de Dios. Siempre recuerde que Dios les está
ofreciendo a sus niños la misma recompensa que le está ofreciendo a
usted. Nosotros debemos hacer todo lo que podamos para inculcar en ellos
el deseo de heredar el Reino de Dios.
Vestuario de sábado
“¿Cómo debemos vestirnos para el sábado?”
Este es otro aspecto de la observancia del sábado que ha sido
liberalizado y diluido entre el pueblo de Dios. Muchos han olvidado que
ellos vienen delante de Dios. Aunque usted pueda no tener una
gran congregación con la cual reunirse, y esté guardando el sábado en su
hogar (o en el hogar de unos pocos hermanos más), usted aún se está
reuniendo en la presencia de Dios. Aun si nadie más ve cómo está usted
vestido, Dios sí lo ve.
Recuerde el ejemplo de Herbert W. Armstrong al viajar al extranjero,
visitando a líderes mundiales: si él tenía dos camisas — una para
vestirla el viernes en su reunión con un rey, presidente, primer
ministro, etc., y una para el sábado — él reservaría la mejor de las dos
para el sábado. Él sabía que vendría delante de Dios.
Su atuendo del sábado no debe ser extravagante, atrayendo la atención hacia usted. Nuestro enfoque debe ser en Dios y en cómo podemos servir a otros.
Los hombres deben vestir traje y corbata. Para las mujeres, vestidos o
conjuntos de falda y blusa son apropiados. La modestia es la regla al
determinar cosas tales como la longitud apropiada de la falda, etc.
Jamás debemos basar nuestras elecciones de vestuario en los estándares
de Hollywood, los cuales son impuestos por diseñadores de moda del mundo
(y en muchos casos, homosexuales).
Una delicia
El sábado es un tiempo para apartar los eventos de los seis días
previos y enfocarse más centradamente en la importancia de nuestro
llamamiento. Es el tiempo que Dios nos ha dado para congregarnos y tener
comunión con aquellos de un mismo sentir (Fil. 2:5). Nosotros debemos
usarlo para exhortarnos unos a otros (Heb. 10:25).
Este no debe ser usado simplemente “para descargar” todos nuestros
problemas y dificultades sobre los hermanos. Aunque debemos mencionar
ciertas pruebas que estemos soportando, a fin que otros puedan orar por
nosotros, ese no debe ser el enfoque central de nuestra conversación.
Debemos enfocarnos en lo positivo.
Recuerde, el sábado es un recordatorio semanal del descanso milenial y el rejuvenecimiento que el mundo enero disfrutará después del Regreso de Cristo (Heb. 3:11; I Pedro 3:8).
Recuerde el relato de Éxodo 3 de Dios hablándole a Moisés desde una
zarza en llamas. La mayoría de los cristianos profesos están
familiarizados con este pasaje. Pero allí estaba la omitida lección
perteneciente al sábado. En el versículo 5, Dios le había ordenado a
Moisés: “No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (Éxo. 3:5).
¿Cuál es la conexión aquí con el sábado? Vimos que Isaías fue inspirado a escribir: “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad [asuntos] en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré subir sobre las
alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre;
porque la boca del Eterno lo ha hablado” (Isa. 58:13-14).
El sábado es tiempo santo que apunta a Dios; nosotros no
debemos profanarlo. Es nuestra oportunidad semanal de ensayar el milenio
venidero — el descanso de sábado de 1.000 años para toda la humanidad,
cuando todas las personas aprenderán el Camino de Dios.
Al guardar el sábado como Dios pretende, nosotros expresamos nuestro deseo “venga tu reino” (Mat. 6:10).
Pero solamente con la viviente, activa y única verdadera Iglesia
¿Con quién debo reunirme en el sábado?
El tema del sábado es inseparable de aquel de la identidad y
ubicación de la verdadera Iglesia, presentado anteriormente. Por
supuesto, muchos grupos claman ser la verdadera Iglesia de Dios. Algunos
de estos observan el sábado en un grado u otro, o de una forma u otra.
No obstante, en cada caso, todas las iglesias que guardan el sábado —
sin excepción — enseñan muchas falsas doctrinas.
Cuando los individuos aprenden por primera vez acerca del sábado, ellos frecuentemente creen que pueden congregarse con cualquier
organización o grupo que guarde el sábado. Pero solamente porque una
iglesia se reúna en el verdadero día de reposo no significa que sea la verdadera Iglesia de Dios.
Jesús dijo que Él edificaría “Su Iglesia” (Mat. 16:18). Él la llamó
“un edificio” que está “bien coordinado” (Efe. 2:21), y construido con
Él como fundamento. Jesucristo está literalmente “edificando un
edificio” consistente de hermanos a quienes Él llama “piedras vivas” (I
Pedro 2:5). Salmos 127:1 declara: “Si el Eterno no edificare la casa, en
vano trabajan los que la edifican”.
¡Cristo continúa construyendo su Iglesia hoy, y usted ha entrado en contacto con ella!
Vidas están cambiando cada día debido a la Obra de Dios, la Obra que
Cristo está haciendo a través de Sus instrumentos humanos en SU Iglesia.
Dios le ordena congregarse con el Cuerpo de Cristo — ¡una sola y
unificada organización de hijos espiritualmente engendrados de Dios!
Solamente hay UN grupo así. Cualquier organización no será suficiente —
¡sin importar lo que digan los hombres! Usted no puede agradar a Dios y
congregarse con aquellos que comprometen la verdad de Dios. ¡Eso no
agrada a Dios! Lea II Juan 7-10, Tito 3:9-11 y Romanos 16:17.
Usted es instado a estudiar cuidadosamente mi exhaustivo y fascinante libro ¿Dónde está la verdadera Iglesia? — ¡y su increíble historia!
¡La elección es suya!
Algunos pueden temer dar el paso y obedecer el mandamiento del sábado
de Dios, diciendo: “es imposible guardar el sábado. Perdería mi empleo.
Perdería mi hogar. Mi familia moriría de hambre”.
Pero considere. Se requiere de fe
real y activa para obedecer al Dios viviente — y para confiar en Su
habilidad de cuidar de usted. ¿Tiene usted suficiente fe para confiarle a
Él su empleo, y por extensión su hogar y el bienestar de su familia?
Si usted se encuentra en una situación en la cual está trabajando en
el sábado, pídale a Dios ayuda para acercarse a su empleador. ¡Pídale a
Dios sabiduría! Pero asegúrese de no preguntarle a su empleador si usted puede tener libre el sábado. En cambio, muy cortésmente — y en un tono bajo, sin confrontación — infórmele
a su empleador que usted ya no puede trabajar en este día. Déjele saber
que usted ha aprendido que Dios ha apartado de la puesta del sol del
viernes a la puesta del sol del sábado como tiempo santo, y que a usted
le es ordenado por Él abstenerse de trabajo de cualquier tipo,
no solamente de su empleo. Menciónele sinceramente que usted lamenta los
inconvenientes que esto pueda ocasionarle a él o a la compañía. Y si
aplica a su tipo de trabajo, dígale a su empleador que usted está
dispuesto a trabajar el domingo o cualquier otro día de la semana en el
cual usted normalmente no trabaja.
Ha sido mi experiencia que aquellos quienes se acercan a sus
empleadores de esta manera — y previamente le piden a Dios de manera
ferviente que les conceda favor — ¡NO pierden sus empleos! La mayoría de
compañías prefieren no interferir con las creencias religiosas de las
personas. Pero aún aquellos quienes han perdido sus empleos, usualmente
encuentran otros mejores.
¿Entonces qué hará usted? ¿Le creerá usted a Dios? ¿Obedecerá usted Su clara instrucción de santificar el sábado?
Nunca olvide. Dios decide qué es y qué no es pecado. Usted no tiene ese poder. ¡Pero usted tiene el poder de OBEDECER!
Usted debe elegir entre obedecer a Dios y obedecer a los hombres, aun
cuando obedecer a Dios no sea popular — ¡y casi nunca lo es! La
rebelión finalmente termina con el castigo eterno de la muerte eterna.
¡Es posible confiar en — creerle a — Dios! Pero usted debe mezclar fe con obediencia (Santiago 2:18-26). ¿Está usted dispuesto a hacer esto? Tristemente, el hecho de la historia es que la mayoría no lo está.
Usted ha visto que el ciclo semanal ha permanecido inquebrantable a
lo largo de las eras. Usted también ha visto que Cristo no fue
crucificado en viernes, ni fue resucitado en domingo. Usted ha aprendido
acerca de la conexión del sábado con que Israel y Judá fueran llevados
en cautiverio, junto con versículos que mostraron que la Iglesia del
Nuevo Testamento guardó el sábado. Usted leyó que la observancia del
domingo, junto con la observancia de la navidad, el año nuevo, la pascua
florida, etc., es la MARCA de la bestia.
A usted le ha sido mostrado y ha visto sucumbir una presunta “prueba”
tras otra de por qué muchos observan el domingo. Estas han colapsado
bajo el peso de los hechos de la historia y de su Biblia.
Es mi responsabilidad informarle de la verdad de lo que la Palabra de
Dios dice acerca del sábado. Yo he hecho esto — ¡yo he “clamado” y
“levantado mi voz como trompeta” (Isa. 58:1)!
A usted le ha sido hecha conciencia de su pecado respecto al
mandamiento del sábado. Todos los aspectos han sido cubiertos
exhaustivamente a lo largo de este libro. Ahora usted sabe la verdad.
Responsabilidad viene al conocer la verdad. Considere cuidadosamente
todo lo que usted ha aprendido. Usted será juzgado por lo que haga con
el conocimiento dado (Santiago 4:17; Hebreos 10:26).
El todopoderoso y viviente Dios le llama a USTED al arrepentimiento (Hechos 2:38; 17:30), lo cual significa cambio.
Todas las excusas para la falta de acción han sido removidas. Ahora
usted debe decidir por usted mismo si obedecerá el mandamiento de Dios.
Usted no puede evitar una decisión — ¡y comprenda que no decidir ES una decisión! Dios no le forzará hacia la obediencia.
¿Obedecerá usted a Dios — o a los hombres? ¡Sólo usted decidirá!
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