martes, 13 de octubre de 2015

Análisis del Libro de Esdras

Análisis del Libro de Esdras

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Text Box: LINAJE ESCOGIDO
Análisis
del Libro de Esdras
Autor: Desconocido. Generalmente se acepta que Esdras no
fue el autor de todo el libro, sino que pudo haber sido recopilado de las partes
que él no escribió. Fue un judío de descendencia sacerdotal exiliado en
Babilonia.
Temas Principales: El regreso de
los judíos de su cautiverio de Babilonia, la reconstrucción del Templo y la
inauguración de reformas sociales y religiosas.
Mensaje Espiritual: El poder de la
palabra de Dios en la vida humana.

Situación histórica

El rey persa Ciro, a quien Isaías se refiere llamándolo
"pastor" y "ungido" de Jehová (Is 44.28; 45.1), promulgó
en el primer año de su reinado (538 a.C.) un edicto, por el cual los judíos
exiliados en Babilonia quedaban en libertad de regresar a su patria llevando
consigo el encargo expreso de edificar «la Casa a Jehová, Dios de Israel (él
es el Dios), la cual está en Jerusalén» (2 Cr 36.22–23; Esd 1.3). Casi
cincuenta años habían transcurrido desde el día en que los caldeos (o
"babilonios") incendiaron el Templo, derribaron el muro de Jerusalén
y prendieron fuego a todos sus palacios (2 Cr 36.17–19). En aquella ocasión,
la mayoría de los que lograron salvarse fueron llevados «cautivos a
Babilonia» (2 Cr 36.20).
A partir del punto en que Reyes y Crónicas
finalizan su relato, los libros de Esdras y Nehemías toman el
hilo de la historia de Israel. Su aportación es de inapreciable valor, dada la
escasa documentación disponible acerca del período siguiente al decreto de
Ciro. Fue entonces cuando no solo regresaron muchos desterrados a Jerusalén,
sino que allí restablecieron el culto (Esd 3.1–7), iniciaron la
reconstrucción del Templo y la restauración de los muros de la ciudad (Esd 3.8–13;
6.13–15; Neh 2.11–7.4) y se dispusieron a crear una nueva comunidad
nacional, auténticamente regida por la ley de Dios (Neh 8–10).

Contenido del libro

La primera sección de las dos en que se divide el libro de Esdras
(cap. 1–6) ofrece una detallada información sobre el tiempo que siguió al
retorno a Jerusalén de los judíos exiliados. Bajo la supervisión y la
dirección de Sesbasar y Zorobabel, los repatriados llevaron importantes
riquezas (2.66–69) y, lo que es más significativo, «los utensilios de la
casa de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén» (1.7). Sin
embargo, la alegría del regreso fue efímera, pues no tardó mucho en verse
ensombrecida con problemas y dificultades. En cierto momento llegó a cundir
tanto el desánimo entre los trabajadores, que hasta la reconstrucción del
Templo quedó suspendida (4.24). Finalmente, la personal decisión de Zorobabel
y de otros responsables, unida a la palabra profética de Hageo y Zacarías
(5.1; cf. Hag 1.1, 12–15; Zac 4.6–9), posibilitaron que el año 516 a.C. se
celebrara la dedicación del santuario único de Jerusalén.
La segunda parte del libro (cap. 7–10) se refiere a la
actividad desarrollada por el propio Esdras hijo de Seraías, un sacerdote y
escriba (cf. 7.6, 10, 21) descendiente de Aarón por la línea de Sadoc, hombre
piadoso e ilustrado, que gozó de gran prestigio incluso en la corte real de
Babilonia. Lo demuestra la confianza que en él depositó el rey Artajerjes al
comisionarlo para «visitar a Judea y a Jerusalén» y transportar allá los
utensilios destinados al servicio del Templo, además de oro, plata, ganados y
provisiones (7.10–26). Y que el rey se sintió identificado con la misión de
Esdras, resulta evidente por el entusiasmo con que ordenó: «Todo lo que es
mandado por el Dios del cielo, sea hecho puntualmente» (7.23).
El cumplimiento de aquella misión supuso para Esdras hacer
frente a arduos problemas. Probablemente el más grave de ellos fue conducir a
Israel a una profunda reforma de sus valores éticos y religiosos, encaminada a
evitar que su fe en Dios se contaminara con elementos extraños e impuros. Para
esto, Esdras hubo de imponer normas extremadamente rigurosas y dramáticas,
como, por ejemplo, la expulsión de las mujeres extranjeras casadas con judíos
(9.1–2, 12; 10.3–4, 10–11).
El sacerdote Esdras reaparece en los cap. 8–10 del libro de Nehemías.
A oídos del pueblo, reunido «en la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas» (Neh 8.1), Esdras leyó la Torá, la ley mosaica; y después de
haber escuchado la lectura y de haber hecho confesión general de pecados,
todos, bajo la firma de sacerdotes y levitas (Neh 9.38), se comprometieron por
escrito a guardar la Ley.

Composición del libro

El autor dispuso el texto de Esdras (=Esd) basándose en
diversos documentos, entre los que figuraban las "memorias" de
Nehemías, copero del rey de Persia (Neh 2.1). En estilo autobiográfico,
Nehemías relata cómo Artajerjes I lo autorizó para ir a Jerusalén a dirigir
los trabajos de restauración de la muralla (Neh 1–7 y 10–13), y cómo la
obra fue realizada con gran celeridad pese a la pertinaz hostilidad de
samaritanos, moabitas y otras gentes habitantes de lugares vecinos. También
refiere Nehemías un segundo viaje a la ciudad, en cuyo transcurso tomó severas
medidas para corregir la conducta irregular de muchos de los judíos residentes
(Neh 13.4–29).
La documentación utilizada como fuente de información era en
gran parte contemporánea de los hechos a los que se refería. Había en ella
textos oficiales: decretos (Esd 6.1–12), correspondencia diplomática (Esd 5.6–17;
7.11–26), listas de repatriados (Esd 8.1–14) y un detallado informe de
Esdras relativo a su misión (Esd 7.11–10.44 y Neh 8.1–9.38). La diversidad
de fuentes documentales es seguramente la razón de que una parte de Esdras
se escribiera en arameo (4.8–6.18 y 7.12–26), y el resto del libro en
hebreo.

Esdras y Nehemías

Una incógnita todavía sin resolver es la cronología de Esdras
y Nehemías: cuál de los dos fue primero, y cuál después. Se parte, como
fecha comprobada, del 445 a.C., cuando Nehemías llegó a Jerusalén, año que
corresponde al vigésimo del reinado de Artajerjes I (Neh 2.1). Pero todavía
está por determinar si Esd 7.7–8 se refiere a este mismo monarca o a
Artajerjes II. En el primer supuesto habría que situar la visita de Esdras en
el año 485 a.C., fecha anterior a la llegada de Nehemías; en el segundo caso
se trataría del 398 a.C., es decir, en un tiempo posterior.
Las historias que ofrecen respectivamente los libros de Esdras
y Nehemías proponen la imagen de dos personalidades muy fuertes, de dos
hombres muy diferentes, protagonistas de la complicada etapa que siguió al
exilio babilónico. El uno sacerdote y el otro laico, ambos se muestran animados
de un mismo sentido del deber y de un ferviente anhelo de llevar a sus
compatriotas a una profunda restauración espiritual y material. Cada cual asume
así su propia y específica responsabilidad: Esdras, celoso custodio de la Ley,
es el gran reformador religioso del pueblo judío; Nehemías, uniendo la
actividad a la fe, se ocupa de temas administrativos y de llevar a buen término
la reedificación de las murallas de Jerusalén.
Esquema del contenido:
1. Repatriación de los exiliados y reconstrucción del templo
de Jerusalén (1.1–6.22)
2. Esdras informa de su misión (7.1–10.44)


Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
La Biblia de Referencia
Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática # 4222







Linaje Escogido

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