martes, 13 de octubre de 2015

Esdras: Un Sacerdote para el Pueblo

Esdras: Un Sacerdote para el Pueblo



ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA
Lección para el 19 de setiembre

Esdras: Un Sacerdote para el Pueblo


Versículo Clave: “(Esdras) dijo: Dios mío, confuso y
avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque
nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y
nuestros delitos han crecido hasta el cielo”
– Esdras 9:6.
Escritura Seleccionada:
Esdras 9.
EL LIBRO DE ESDRAS es el
primero de los libros post-cautiverio y se ocupa sobre todo del único
remanente que tenía un corazón para Dios. Registra el regreso a
Jerusalén bajo Zorobabel, por decreto de Ciro, un remanente de judíos
que sentaron las bases del Templo. A continuación Esdras restauró la ley
y el culto (Esdras 1:1-11; 3:1-13). La masa de la nación y la mayoría
de los príncipes, se mantuvieron de preferencia en Babilonia y Asiria,
donde fueron prosperados – Esdras 2:2.
El material del Libro de Esdras es histórico y junto con el Libro de
Nehemías tratan la historia de Israel, fue escrita por los escribas,
quienes también escribieron el Libro de Crónicas. Esdras, el escritor
del libro que lleva su nombre, fue un escriba, un hombre educado, cuya
genealogía se remonta a través del sacerdocio de Aarón (Esdras
7:1-5,11). Se cree que Esdras no estuvo entre los que subieron primero a
Jerusalén bajo la proclamación de Ciro, es probable que no naciera
hasta mucho más adelante, después de ese acontecimiento importante. El
registro de los seis primeros capítulos de Esdras abarca un período de
veinte años y después de un intervalo de unos cincuenta años pasó a los
acontecimientos registrados en el séptimo capítulo. La historia del
regreso de su cautiverio y las experiencias de las personas en relación
con la reconstrucción del templo, es probable que lo obtuviera en los
registros de los escribas en Jerusalén.



Al establecer la escena representada en el capítulo de nuestra
lección, vemos que el remanente había perdido su posición. En el
versículo 2 de Esdras 9, leemos: “Porque han tomado de las hijas de
ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con
los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los
gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado”. Cuando Esdras
oyó estas palabras, estaba muy angustiado, tanto es así que rasgó sus
vestidos, e incluso se arrancó el pelo de la cabeza y la barba. Esto lo
llevaría a decir las palabras que se encuentran en nuestro versículo
clave. Después de caer de rodillas y extendiendo sus manos a Dios,
confesaría todo su sentimiento de lo más profundo de su corazón. Él
expresa su dolor por sus transgresiones, rinde acción de gracias a Dios
por su misericordia y le pide que intervenga en nombre del pueblo
(Esdras 9:3-5,7-15). El pueblo y sus dirigentes responden a la petición
de Esdras con un gran sentimiento de tristeza y emoción.



Esdras magnifica la Ley, muestra a la gente que sus problemas fueron
el resultado de su fracaso por no guardar la Ley, que el procedimiento
adecuado era volver a la Ley y tratar de mantener lo mejor de sus
capacidades. Estas fueron palabras difíciles de seguir, significaba la
ruptura de los lazos familiares. Fue un fuerte, pero justo castigo por
quebrantar la Ley. Como resultado de su separación el pueblo sería
restaurado. Esto demostraría ser muy importante para su existencia,
desde entonces por este espíritu se han mantenido unidos los judíos,
separados de todos los demás. “Bienaventurado el pueblo que tiene esto;
Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová” – Salmo 144:15.






No hay comentarios:

Publicar un comentario