miércoles, 29 de julio de 2015

EXORCISMO - LIBERACIÓN - SANACIÓN 6

EXORCISMO - LIBERACIÓN - SANACIÓN 6




Arma del exorcismo


El arma que se usa para arrojar un espíritu maligno de una persona
influenciada o poseída por el demonio es únicamente el santo nombre de
Dios, ya sea el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo Y la Preciosa Sangre
de Cristo.



El arma en los casos de liberación es la oración que se le hace a Dios
el Padre en el nombre de Jesús y por el poder de su Preciosa Sangre,
las peticiones de intercesión hechas por la Virgen María en respuesta a
nuestras oraciones, especialmente el santo rosario, y también las
oraciones dirigidas a San Miguel el Arcángel, a los ángeles y a los
santos.



De acuerdo al canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia, los fieles no pueden hacer exorcismos.



¿Cómo podemos entonces los fieles de la Iglesia hacer uso del Santo Nombre de Cristo sin desobedecer a la Iglesia?

¿Cómo podemos tener recurso al Santo nombre de Cristo, cuando somos tan afectados por malos espíritus?



La respuesta es “nuestra oración de liberación”.



El Apostolado del Trabajo de Dios presenta la solución a esta
situación, y actuando en obediencia a la Iglesia presenta oraciones que
han producido resultados efectivos.



No hagamos ningún exorcismo, es decir, no le demos ordenes al demonio,
ni entremos en diálogo con el de ninguna manera, para no tener que
padecer las consecuencias, dejemos que el Santo Nombre de Cristo
obtenga de Dios el Padre el poder para expulsar a Satanás de nuestro
mundo, invoquemos la preciosa sangre de Cristo para que nos cubra y
proteja en todo momento, dejemos que nuestra fe florezca en alabanza y
súplica ante el único Dios que nos ha ofrecido su protección.



Debido a las restricciones impuestas sobre los creyentes por la
autoridad de la Iglesia para exorcizar, estamos restringidos a hacer
oraciones de liberación en las cuales podemos pedirle a Dios el Padre en
el nombre de Jesús, por la intercesión de la Virgen Maria y de los
santos y por el poder de San Miguel el Arcángel. No por esto vamos a
perder nuestra batalla, por el contrario vamos a dejar que el Señor
luche por nosotros con la seguridad de la victoria, como cuando Moisés
le dijo a los Israelitas antes de cruzar el Mar Rojo.

Éxodo 14:14 El Señor peleará por vosotros.



El arma de nuestra liberación es nuestra propia fe, de la misma manera
que Cristo resistió el enemigo en el desierto, ahora nos encontramos en
el desierto de la vida donde solo tenemos un arma poderosa que es el
Santo Nombre de Jesús. A través de su santo nombre nos llenamos de poder
ante el enemigo, no en forma directa sino buscando refugio en la
protección que Cristo nos da y de las promesas que nos ha hecho.



Mateo 7: 7’8

7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.

8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.



Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se
ponen de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre
en el Cielo. Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí
estoy yo entre ellos.



Juan 14:13-14

13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 




Preparación antes de la Oración de Liberación


Como cuando empezamos una batalla, debemos sentarnos a hacer un
estudio de inteligencia sobre el enemigo, debemos de analizar nuestras
armas y nuestra capacidad, debemos estar totalmente seguros de que
nuestra batalla nos llevará a la victoria.



Tratar de luchar contra el demonio sin conocer las tácticas necesaria
para vencerle es como estar desprotegido y meter las manos en un
avispero o como jugar con candela.

Primero que todos tenemos que tener la noción de que Dios es el único
que puede vencer al enemigo, puesto que solo El es superior al demonio
quien fue creado de acuerdo a sus santos designios.



Aquí necesitamos hacer verdadero uso del Trabajo de Dios, no del
nuestro, pues Dios definitivamente es el único medio para nuestra
liberación.



En cuanto a exorcismo o sea la expulsión del demonio por una orden en
el nombre de Cristo, este es asunto exclusivo del Sacerdote autorizado
por la Iglesia según canon 1172 del Código de la ley Canónica de la
Iglesia Católica.



Repito que no vamos a hacer un exorcismo, vamos entonces a prepararnos
para hacer una oración profunda de liberación, la cual envuelve el
conocimiento de todo lo mencionado previamente y de las oraciones
recomendadas.



También podemos hacer uso de sacramentales tales como un crucifijo que
tenga madera (no debe de ser solo plástico o metálico), agua bendita,
sal bendita y aceite bendito.

La persona influenciada puede rezar estas oraciones aunque, es muy
probable que el enemigo le distraiga y termine haciendo otra cosa.



Por esto recomendamos que se unan por lo menos dos personas fieles a
la Iglesia, preferiblemente que asistan diariamente a la Santa Misa.



El día de la oraciones se deben de reunir ojalá en una casa o lugar
donde no hayan otras personas que puedan de alguna manera interrumpir o
ser influenciadas por la presencia del maligno. Deben primero hablar de
Dios, hacer lecturas de la Santa Biblia, y destinar por lo menos unas
dos o tres horas para no tener prisas. Si las personas no se encuentran
en estado de Gracia, esto es si no han confesado sus pecados
recientemente, corren el riesgo de ser escandalizados por el
conocimiento del enemigo.



Durante algunos momentos de la oración debemos de arrodillarnos,
aunque es mejor estar cómodos y serenos durante la mayoría del tiempo.



Es aconsejable ungir a la persona influenciada con aceite bendito
durante la oración de liberación, especialmente cuando se empieza a
pedir que el Señor expulse el enemigo. También se recomienda rociar agua
bendita en el lugar y bendecidse también.



En las secciones donde aparece el signo de la cruz, se debe pausar, se
puede hacer la señal de la cruz, tanto personalmente como sobre la
persona por quien se esté rezando.

Es aconsejable hacer copias de la oración para cada uno de los
presentes, de esta manera hay mas concentración, aunque solamente una
persona debe de leer las oraciones en voz alta, pero todos deben de
vivirlas en el corazón.



Se debe de leer muy despacio, como esperando obtener la respuesta a la oración después de cada frase.



Aquellos que han recibido el regalo de Lenguas, durante la oración de
liberación deben hacer alabanza a Dios en lenguas, recordando las
palabras de Jesús que en la Corte, o sea frente al acusador, el Espíritu
hablará por nosotros, y nuestro Padre Celestial comandará al enemigo
que salga fuera de la situación o persona por quien estamos orando.



Estas oraciones se pueden repetir cuantas veces sea
necesario, hasta conseguir liberación total. Cuando un sacerdote exorciza en
casos de posesión, rara vez sale el demonio durante la primera sesión, a no
ser por casos de influencia que tan solo necesitan fé y determinación por
parte de la persona en cuestión. 



Esta es una buena oportunidad para entender a Marcos 16:15 en el cual
Jesús le otorga a los creyentes el poder de expulsar espíritus malignos,
como un signo acompañado por el don de lenguas y también de sanación.



Puesto que es el Espíritu el que comanda y no nosotros, en ningún
momento estamos contradiciendo a la Iglesia. El que ora por el bien de
un hermano le da Gloria a Dios. Ver Santiago 5:19-20



Advertencias 

El demonio sabe de antemano que se prepara una
oración con este fin, normalmente suceden cosas inesperadas como
problemas y disgustos que perturban a los que van a hacer la oración,
los autos que no arrancan, programas inesperados, chapas que no abren,
llaves que se rompen, y otras cosas increíbles que pueden causar la
cancelación de la oración, etc., por esto es recomendable que los que
van a hacer la oración vayan a la misa ese día o con mas anterioridad a
todas las misas que puedan y que ofrezcan la Preciosa Sangre de Cristo
para la liberación de la persona que lo requiere.



Al empezar la oración, no se le debe poner mucho cuidado al enemigo si
se manifiesta, especialmente con mentiras o con blasfemias. Pues
nuestra oración es dirigida a Dios, no al demonio, nuestra conversación
es con Dios, no podemos interrumpirla por un dialogo con el enemigo.



Los ruidos o movimientos o gestos hechos por quien se reza, no deben
de causarnos miedo, aunque nos tiemblen los pies, esto es natural, pero
no debemos interrumpir nuestra oración haciendo diálogo con el enemigo.



Nuestra fe debe de permanecer firme en el Poder de Dios que va a traer liberación a un alma que sufre.



En aconsejable hablar con la persona en cuestión y hacerle sentir
arrepentimiento de sus pecados y hacerle afirmar su fe en el Poder de
Cristo para su liberación, claro que también se pueden hacer estas
oraciones por otra persona a cualquier distancia y con la misma
efectividad, pues no tenemos ningún poder o santidad, es Dios que hace
su trabajo al escuchar nuestra oración sincera y llena de fe.



Es muy importante no dejarnos llevar de la curiosidad al tener este
encuentro con el demonio, al fin y al cabo somos hijos de Dios, creados
en su imagen; el demonio también es una creación de Dios y no nos debe
de impresionar, el actúa de acuerdo a su naturaleza maligna, nosotros
oramos de acuerdo al Espíritu de Dios que nos lleva a buscar su Gracia. 







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El trabajo de Dios

www.theworkofgod.org/Spanish



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