martes, 24 de marzo de 2015

¿Renunciará el papa? No, Francisco se dará a sí mismo hasta que Dios quiera | pazybien.es

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¿Renunciará el papa? No, Francisco se dará a sí mismo hasta que Dios quiera






1663a759b5En el segundo aniversario del inicio del Pontificado de Bergoglio, habla su colaborador argentino, Guillermo Karcher

ANTOINE-MARIE IZOARD

CIUDAD DEL VATICANO





Hace dos años, el 19 de marzo de 2013, Papa Francisco inauguraba
solemnemente su Pontificado. A su lado, en la Plaza San Pedro, se
encontraba un ceremoniero pontificio particularmente involucrado tras la
elección de Jorge Mario Bergoglio, el argentino mons. Guillermo
Karcher. Seis días antes, se había reunido con el nuevo Pontífice en la
logia de la Basílica vaticana. Desde hace dos años, este sacerdote de la
diócesis de Buenos Aires que trabaja en el protocolo de la Santa Sede,
forma parte de los colaboradores del Papa, su ex-arzobispo. Vatican
Insider y la agencia francesa I.Media lo interrogaron sobre la vida
cotidiana de Francisco, sobre su salud y sobre las resistencias en la
Curia romana a la reforma del Pontífice.





Usted se encontró hace dos años, como ceremoniero, en la logia de
San Pedro al lado de su ex-arzobispo, apenas elegido Papa. ¿Qué recuerda
de aquella tarde?






Como una hora antes de acompañar al balcón de la Basílica vaticana al
nuevo Papa, es decir al Santo Padre Francisco, me tocó ser asistente
del Cónclave, con otros Ceremonieros pontificios; mientras el mundo veía
con alegría y curiosidad la “fumata bianca”, dentro, en la Capilla
Sixtina, se abría esa puerta del “extra omnes” y aparecía, vestido de
blanco, aquel que hasta ese momento había sido mi Arzobispo en Buenos
Aires. La emoción y la alegría todavía son indescribibles… La historia
presentaba una página nueva.





Usted fue llamado por el Papa el día después. ¿Qué puede contarnos de este encuentro?





Al día siguiente, en la Capilla Sixtina, fue la Misa con los
Cardenales y el nuevo Pontífice, e inmediatamente después me dirigí a
Santa Marta para saludarlo y presentarme como su “sacerdote” y para
ponerme a su absoluta disposición, como lo había estado hasta aquel día.
Platicamos de todo un poco. Sus ojos brillaban.





¿Cuánto ha cambiado Jorge Mario Bergoglio?





Verlo como Papa me impresionaba, pero su simplicidad y su himanidad,
desde el primer momento, fueron desarmantes. Era la misma persona,
consciente de su misión y de su nueva responsabilidad, pero estaba
sereno y confiaba, sobre todo en la Virgen desatanudos, y que desde ese
momento, como Madre y Maestra, habría tenido tanto que hacer con y
mediante él. Es decir, en estos dos años, creo que no ha cambiado para
nada. Cada día la misma voluntad de seguir la voz del Espíritu para
servir a la Iglesia y al mundo; cada día la misma sonrisa y el mismo
humor porteño, que compartimos hablando el mismo “slang”, con esos
términos que muchos llaman “neologismos bergoglianos”.





Algunos argentinos dicen que descubrieron su sonrisa después de su elección…





Cuando yo lo encontraba tanto en Roma como en Buenos Aires, siempre,
durante los ya 22 años que han pasado desde que se convirtió en obispo
auxiliar y yo vine a Roma para hacer el doctorado en liturgia, Bergoglio
ha tenido la misma mirada serena, de hombre de paz, y también la misma
sonrisa. Tal vez cuando era Arzobispo de Buenos Aires, la consciencia de
estar cerca de la edad de su jubilación, además de la voluntad de hacer
todavía muchas cosas con los carismas que Dios le había dado, lo
volvían más meditabundo, pero esto no quiere decir que fuera menos
simpático o afable…





Mientras muchos sienten una fascinación ante el gran carisma del
Papa, algunos fieles, sacerdotes y obispos se quedan perplejos ante su
estilo, ante algunas de sus palabras. ¿Cómo explica estas perplejidades?






Si de perplejidad se trata, debo decir que tal vez se debe a la
dificultad para entender el estilo de un Papa sudamericano, el primero
de la historia, con propias características de espontaneidad y de
libertad interior. Pero creo que, poco a poco, esta forma de afrontar la
vida será vista como complemento de la forma y de la mentalidad
europeas y mediterráneas.





Francisco ha dicho en muchas ocasiones que estimaba el gesto con
el que Benedicto renunció. ¿Él podría tomar una decisión semejante? De
ser así, ¿volvería a Argentina?






Creo que Papa Francisco se dará a sí mismo, como lo hace cada día,
hasta que Dios quiera. Las comparaciones con el Papa emérito Benedicto o
con el Santo Padre Juan Pablo II nunca le han gustado.





La profunda reforma todavía no está acabada, aunque la reforma
económica esté en marcha. ¿Bergoglio ha encontrado ciertas resistencias
en la Curia?






La reforma implica en sí misma mucha perseverancia y docilidad al
Espíritu que guía a la Iglesia. Pero está en marcha. La habían propuesto
los Cardenales en las Congregaciones generales antes del Cónclave, y
Papa Francisco la asumió con valentía y determinación, valiéndose del
consejo de un “grupo de confianza”. Como en todos los ámbitos, también
en la vida eclesial las dificultades surgen, pero nos impulsan más en la
búsqueda de nuevas vías para salir al encuentro de los desafíos que
presenta la humanidad.





El año pasado tuvo que cancelar algunas citas… ¿Qué tal se encuentra físicamente?





Francisco tiene buena salud. Es un gran trabajador y, como tal, se
cansa. Tuvo que cancelar alguna cita el año pasado, por una leve
indisposición o por un dolor de cabeza; esto le puede pasar a
cualquiera… Por lo demás, el cansancio es propio de los que trabajan.





¿Cómo se desarrolla la jornada del Papa? 





Su jornada comienza muy temprano, antes del alba: a las 4.30. Siempre
digo que Francisco es como los monjes o como los campesinos, que viven
sus días sl ritmo del sol.  Después de haberse levantado, reza de 5 a 7,
reza y prepara la homilía del día. A las 7 celebra Misa, luego desayuna
(después del saludo que lo doy cada día a las 8.30), de las 9 a las 13
recibe en audiencia, en el Palacio, a personalidades que han pedido
verlo. Después de comer descansa unos 20 o 30 minutos y, de 15.30 a las
19.30 recibe en su casa (la Domus Santa Marta), a quienes decida según
su agenda privada. Después las Vísperas y el Rosario, la cena y, tras
haber leído y firmado algunos documentos, comienza su reposo nocturno,
hacia las 22 o 22.30.





¿Se irá un poco de vacaciones fuera del Vaticano este verano? 





Nunca se ha ido de vacaciones, a excepción de una vez, con un grupo
de jesuitas cuando era muy joven; pero es seguro que no piensa en
tomarse unos días. Más bien disminuirá un poco el ritmo de trabajo
durante los meses de julio y agosto, en pleno verano romano. Claro, pero
no dejará de trabajar, incluso por solidaridad con los que viven en las
periferisas, que siempre tienen que trabajar para mantener a la familia
y que no conocen las vacaciones.





¿Irá a Argentina en 2016? 





En 2016 todos esperan que visite Argentina. Sobre todo porque se
celebra el Bicentenario de la independencia y es un año signiticativo
para el pueblo argentino. Esperemos que para la promavera austral
(septiembre/octubre), Francisco pueda abrazar a sus compatrioras, no en
el “baciamano” numeroso (200 argentinos) y entusiasta del miércoles al
final de la audiencia, sino en suelo patrio.





Author: Redacción
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