Lecturas de la Semana de Oración



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Lecturas de la Semana de Oración para ser leídas del viernes 5 de diciembre al sábado 13 de diciembre de 2014
Al acercarnos al final del año 2014,
esta Semana de Oración es el evento final del año que conmemora el
centenario de los eventos de la Primera Guerra Mundial–eventos que
dieron lugar al surgimiento de la Sociedad Misionera Internacional,
Iglesia Adventista del Séptimo Día, Movimiento de Reforma.
Aunque es cierto que la guerra creó
situaciones muy difíciles y, en consecuencia, la iglesia de Dios afrontó
pruebas muy duras, es igualmente cierto que éstas no fueron las
primeras pruebas para la iglesia. Antes de esos acontecimientos, hubo
puntos de vista opuestos y fuertes debates acerca de diversos asuntos,
especialmente en 1888. El Señor usó a A.T. Jones y E.J. Waggoner para
presentar el tan necesitado mensaje de Cristo Nuestra Justicia; pero un
gran número de los delegados vieron los asuntos de forma distinta lo
cual condujo a una oposición y a una división de pensamiento y forma de
actuar. El mensaje de 1888 llegó a una crisis porque la gente pensó de
distintas maneras y porque había falta de espiritualidad. Entre los años
1914 a 1918, la prueba vino desde el exterior, pero se convirtió en una
crisis por las mismas razones de antes, pues la iglesia estaba dividida
y espiritualmente desprovista de la preparación necesaria para
enfrentar la emergencia. Estos puntos y muchos otros han sido
presentados de diversas maneras y en distintos lugares del mundo en el
presente año conmemorativo. Los mismos también serán considerados en los
artículos a ser leídos en esta semana.
A menudo, la gente, y especialmente los
jóvenes, preguntan por qué hablamos tanto acerca de la historia. “Lo que
importa es lo actual”, dicen, pero la actualidad es la suma de todo lo
que ha acontecido antes. Esto es particularmente cierto en asuntos
religiosos. Si desconocemos la procedencia de la iglesia de Dios, no
estaremos en capacidad de valorar en dónde nos encontramos hoy día. Si
no estamos en capacidad de reconocer lo que está ocurriendo hoy, y de
corregir lo que necesitamos, jamás llegaremos a feliz destino. No es
difícil contemplar el pasado y ver dónde otros cometieron errores; es
mucho más difícil descubrir nuestras propias equivocaciones e incluso,
dificilísimo, corregirlas en medio de la cultura que nos rodea.
Pero se están levantando banderas rojas
que al menos deberían alertarnos y hacer que nos observemos a nosotros
mismos más detenidamente, prestando atención a cómo hacemos las cosas,
cómo pensamos, cómo manejamos los oráculos sagrados y las decisiones que
estamos tomando. Y “nosotros” somos los individuos, las iglesias, los
dirigentes y los comités directivos dentro de la organización de la
iglesia. Los líderes han de dar cuenta especialmente –y necesitan ser
llamados a cuenta– como se ha visto en los eventos revisados durante
este año.
El pueblo de Dios está compuesto por
“ovejas”; así lo dijo el Señor Jesucristo. Él hizo a las personas como
seres sociales, lo cual no es malo. Pero Jesús también dijo: “Yo soy el
buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Mas el
asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas,
ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye. Y el lobo las arrebata,
y esparce las ovejas. Así que, el asalariado huye, porque es
asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas. Yo soy el buen pastor,
conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo
conozco al Padre, pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:11-15). Los
líderes pueden ser seguidos con seguridad cuando ellos siguen al Buen
Pastor. Cuando no lo siguen, no deben ser seguidos.
Los eventos que acontecieron en el
pasado volverán a ocurrir. O, mejor dicho, las pruebas se repetirán,
sólo que tendrán una apariencia distinta.
Conocer lo que ya ha acontecido es de
suma importancia, así como también el fiel cumplimiento de todas
nuestras responsabilidades actuales. “Cada día deberíamos enfrentar sus
pruebas y tentaciones con el poder de Jesús. Si fallamos un día
aumentamos la carga del siguiente y tenemos menos fuerza. No deberíamos
anublar el futuro por nuestro descuido en el presente; pero realizando
cuidadosamente los deberes de hoy debemos prepararnos para hacer frente a
las emergencias del mañana (Review and Herald, 3 de febrero de 1885)”
(A Fin de Conocerle, págs. 224, 225).
¿Cómo estamos enfrentando los desafíos
de cada día? ¿Cuál es nuestra condición espiritual? ¿Somos tan fieles y
determinados como fueron Daniel y sus amigos en Babilonia, o estamos
haciendo compromisos con el mundo y careciendo de una clara visión del
futuro? ¿Cómo nos estamos preparando para la crisis venidera? ¿Estamos
unidos en un mismo espíritu de amor, fidelidad y consagración? ¿Vivimos
diariamente nuevas experiencias con el Señor? Sólo si estamos ocupados
en las batallas del Señor haremos progresos espirituales, obtendremos
victorias, y estaremos preparados para las grandes pruebas que se
aproximan así como para el más grande evento de la historia de esta
tierra.
En la séptima lectura, el Hno. Idel
Suárez Moleiro, nos habla acerca de una conversación que sostuvo el
pasado 15 de mayo con un profesor adventista, durante el simposio
llevado a cabo por los Adventistas del Séptimo Día en Friedensau,
Alemania, con relación a las acciones de la Iglesia en la Primera Guerra
Mundial. “Durante un receso del último día, un erudito adventista
presentó algunas predicciones problemáticas que, de acuerdo a la
filosofía adventista post-moderna, puede que la ley dominical nunca
venga y la profecía al respecto pueda fracasar. Le pregunté a otro de
los profesores que asistía al evento: ‘También vosotros, en vuestra
Universidad Adventista de América, creéis que la ley dominical puede ser
que nunca ocurra?’. Me contestó que el problema era que la cuarta
generación de adventistas están experimentando problemas, dado que la
segunda venida de Cristo aún no ha ocurrido”.
A esto hemos llegado. Ahora la tarea es
doble. Primero, hay que advertir a los miembros de iglesia, a los
jóvenes e incluso a todo el mundo para que no actúen como el siervo malo
y digan en su corazón: “Mi señor se tarda en venir. Y comenzaré a herir
a sus consiervos, y aún a comer y a beber con los borrachos” (Mateo
24:48, 49). El propósito del Evangelio es que seamos la luz del mundo y
la sal de la tierra. Mientras esperamos que Jesús venga y establezca su
reino de paz en lugar de un mundo que se aproxima a la ruina ambiental,
lleno de violencia y que se tambalea al borde del caos, debemos vivir y
enseñar los principios de santidad y justicia presentados en las
Escrituras, los cuales son vida y bendición.
Segundo, “Tenemos también la palabra
profética más permanente, a la cual hacéis bien de estar atentos como a
una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y
el lucero de la mañana salga en vuestro corazón” (2 Pedro 1:19).
Promovamos entre nuestras filas que cada uno, personalmente, investigue
las escrituras proféticas a la luz de los eventos pasados y presentes,
particularmente las que se hayan en los libros de Daniel y el
Apocalipsis, las cuales no han recibido toda la atención que merecen.
Tenemos una responsabilidad de enseñar los sólidos principios de
interpretación bíblica que proporcionan a cada alma investigadora las
herramientas necesarias para poner juntas las distintas partes de las
profecías y comprender el significado espiritual de las mismas en el
plan de la divina providencia. El dejar de lado cualquiera de éstas es
un uso incorrecto de la Palabra Sagrada.
Rogamos que estas Lecturas para la
Semana de Oración puedan servir para clarificar nuestro foco acerca de
dónde venimos y hacia dónde vamos. Más que nunca, necesitamos tomar
especial cuidado de lo que se supone que hagamos–sea esto considerado
pequeño o grande–y abstenernos de intervenir en aquellas cosas que son
responsabilidad de Dios. Debemos apreciar las experiencias que Él nos ha
dado y animar a todos los que se encuentran en nuestro círculo de
influencia a vivir sus propias experiencias con Dios.
Recomendamos, tanto a los dirigentes así
como a los hermanos, reunirse en los respectivos lugares de culto para
cada una de las lecturas de esta semana, excepto que se les presente la
oportunidad de ir a compartirlas y orar con aquellos que de otra manera
les tocaría estudiarlas solos por causa de incapacidad o enfermedad. El
último día de la Semana de Oración, esto es, el sábado 13 de diciembre
de 2014, será un día de ayuno y oración en todo el mundo. También la
ofrenda correspondiente a la Semana de Oración, la cual es de
importancia crítica para apoyar las actividades de la Asociación General
en nuevos campos y en países dependientes, será recogida al final de la
última lectura. Las necesidades son particularmente urgentes y los
medios que Dios nos ha dado no solamente son limitados sino que también
se encuentran en peligro.
–Los hermanos y hermanas de la
Asociación General
“Usted nunca, nunca debería tratar de
quitar un solo ápice o remover uno de los hitos que el Señor ha dado a
su pueblo como verdad.
“No es que no hay cambio en las
características de nuestro trabajo. Es de resaltar tan clara y distinta
como la profecía lo ha hecho. No tenemos que entrar en ninguna
confederación con el mundo, suponiendo que al hacerlo podríamos hacer
más trabajo.
“No tenemos nada que temer del futuro, a
menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y ha
enseñado en nuestra historia pasada. Ahora somos un pueblo fuerte, si
vamos a poner nuestra confianza en el Señor; porque estamos manejando
las poderosas verdades de la Palabra de Dios. Tenemos todo para estar
agradecidos. Si caminamos en la luz que brilla sobre nosotros desde los
oráculos vivientes de Dios, tendremos grandes responsabilidades, que
corresponden a la gran luz Dios nos ha dado. Tenemos muchos deberes que
cumplir, porque nos han hecho los depositarios de la verdad sagrada que
ha de darse al mundo en toda su belleza y esplendor. Somos deudores a
Dios para utilizar todas las ventajas que nos ha confiado para
embellecer la verdad de la santidad de carácter, y para enviar el
mensaje de advertencia y de consuelo, de esperanza y de amor, para los
que están en las tinieblas del error y pecado“ (Conferencia-General Boletín Diario, 20 de febrero de 1899).

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Readings for the Week of Prayer to be read from Friday, December 5, through Sabbath, December 13, 2014
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Lectures pour la semaine de prière – du vendredi 5 décembre au sabbat 13 décembre 2014