jueves, 26 de febrero de 2015

Leccion Esc. Sabática

Leccion Esc. Sabática





El libro del Profeta EZEQUIEL

INTRODUCCIÓN

1. Título.-

En hebreo el libro recibe su título del nombre de su autor,
Yejezqe'l, que significa: "A quien Dios fortalecerá". Este nombre, como
el de muchos otros de los santos de la antigüedad, correspondía muy
bien con la vida y obra de quien lo llevaba.

En la RVR; así como en hebreo, el libro ocupa el tercer lugar entre
los escritos de los cuatro profetas mayores. Esta es ciertamente su
ubicación cronológica verdadera, porque coloca el libro entre dos
grandes contemporáneos de Ezequiel. Entre esos profetas, Jeremías
empezó sus profecías mucho antes, y Daniel siguió con sus profecías
mucho después.

2. Paternidad literaria.-

Hasta años recientes la autenticidad y canonicidad del libro de
Ezequiel no había sido objeto de serios ataques. Sin embargo, los
eruditos conservadores, así como muchos de la escuela más rigurosamente
crítica, aún mantienen la posición tradicional de que Ezequiel mismo fue
el autor de la compilación de los pronunciamientos proféticos que ahora
lleva su nombre.

No se conoce nada de la historia personal del profeta, salvo lo que
puede conocerse por el mismo libro y por las circunstancias de los
tiempos en que vivió el autor. No se lo menciona en ningún otro libro
del AT, y sus escritos nunca son citados directamente en el NT la
excepción, quizá, de (2 Cor. 6: 17), aunque existen muchas alusiones a
sus símbolos, especialmente en el Apocalipsis. Fuera de la Biblia sólo
es mencionado por Josefo (Antigüedades x. 5. 1; 6. 3; 7. 2; 8. 2), y por
Jesús hijo de Sirac (Ecco. 49: 8), aunque ninguno de los dos añade
ningún detalle de importancia.

Ezequiel se llama a sí mismo "sacerdote, Ezequiel hijo de Buz" (cap.
1: 3). Nada se sabe de Buz. El hecho de que Ezequiel fuera incluido
entre "todos los príncipes, y.. todos los hombres valientes" (2 Rey. 24:
14) que fueron llevados al cautiverio junto con Joaquín (597 a.C.; ver
com. Eze. 1: 2), indica que quizá fue miembro de la aristocracia de
Jerusalén.

No se sabe con exactitud la edad de Ezequiel cuando fue llevado
cautivo. Algunos sugieren que "el año treinta" del cap. 1: 1 podría
referirse al trigésimo año de su vida. De ser así, habría tenido 25
años en el tiempo de su exilio. Según Josefo, el profeta era entonces
joven (Op. cit. x. 6. 3). Parece deducirse que era por lo menos 598
relativamente joven en ese tiempo, porque tina de sus profecías data de
27 años más tarde, o sea en 570 ó 571 (ver com. cap. 29:17), e
indudablemente ejerció su oficio por algún tiempo más. Ver el cuadro
cronológico de las profecías de Ezequiel en la p. 602.

A diferencia de Jeremías, que se quedó soltero (Jer. 16: 2),
Ezequiel tuvo una esposa a quien quería como el deleite de sus ojos
(Eze. 24: 16). Ella murió repentinamente en el noveno año del
cautiverio (cap. 24: 1; ver com. cap. 1: 2), y dejó al profeta solo ante
las grandes pruebas de su oficio profético.

3. Marco histórico.-

Ezequiel comenzó su profecía en el 5.11 año del cautiverio de
Joaquín (cap. 1:2), 593/92 a. C. (ver t. III, PP. 95-96). El reino
norte de Israel había desaparecido hacía más de 100 años, y se
aproximaba rápidamente la caída de Judá. Ya había empezado el
cautiverio babilónico cuando, en el 3er año de Joacim (605 a. C.),
Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino contra Jerusalén (Dan. 1: 1). No
se sabe cuántos cautivos fueron llevados en esa ocasión. Entre ellos
había algunos "del linaje de los príncipes" (Dan. 1: 3; cf. 2 Rey. 24:
1).

Después de 11 años de reinado, Joacim llegó a un fin ignominioso, y
lo sucedió en el trono su hijo Joaquín (597 a. C., ver com. 2 Rey, 24:
1). Después de un reinado de sólo tres meses, fue llevado cautivo a
Babilonia, junto con 10.000 de los principales de su pueblo, incluso
Ezequiel (2 Rey. 24:12-16; Eze. 1: 1-2; 33: 21).

El sucesor de Joaquín, Sedequías, no fue mejor que sus predecesores.
En el 11.º año de su reinado (586 a. C.) ocurrió la caída final de
Judá (2 Rey. 25: 1-11). El residuo del pueblo fue llevado cautivo, el
templo fue quemado y, Jerusalén destruida. Sólo unos pocos de "los
pobres de la tierra" fueron dejados para que labrasen las viñas y la
tierra (2 Rey. 25: 12).

Tales fueron los tiempos turbulentos en que Ezequiel, siendo todavía
joven, fue llamado al oficio profético. La perspectiva no era nada
halagüeña. El castigo que ya había caído sobre Jerusalén, en vez de
hacer que recapacitaran los habitantes de Judá, pareció sólo sumergirlos
más profundamente en la apostasía y el vicio. Tampoco quisieron
someterse a la "disciplina" (Heb. 12: 11) los exiliados junto al río de
Quebar. Ellos también continuaron siendo rebeldes e idólatras (Eze. 2:
3; 20: 39), y revelaron estar poco dispuestos a practicar una reforma
completa.

4. Tema.-

Los mensajes del libro de Ezequiel aclaran el propósito de Dios para
con su pueblo en el trance amargo del cautiverio babilónico. Durante
siglos los profetas habían aconsejado y amonestado a Israel, y sin
embargo la nación se había sumergido cada vez más en la apostasía. Al
fin resultó evidente que el pueblo escogido jamás alcanzaría las metas
que Dios le había propuesto como nación (ver PP. 31 34), a menos que se
emplearan medidas drásticas para enseñarle las lecciones de la
obediencia y la cooperación con Dios. Por lo tanto, se le permitió que
aprendiera en medio de la adversidad las lecciones que había rehusado
aprender durante los tiempos de prosperidad (ver p. 33).

Aunque parezca extraño, fueron los gobernantes de Israel los que,
por precepto y ejemplo, llevaron al pueblo a la apostasía (Isa. 3: 12;
9: 16; Eze. 34: 2-19). Evidentemente, al principio Dios tenía el
propósito de que sólo los gobernantes fuesen llevados al cautiverio
(Dan. 1: 3-4). La gran mayoría del pueblo había de quedar en Judea,
esperando allí el regreso de un grupo de escarmentados gobernantes para
que los guiaran en los caminos de Dios. Si los judíos hubieseis estado
dispuestos a someterse a Nabucodonosor, como lo quería Dios (Jer. 27:
1-22), la ciudad de Jerusalén y su magnífico templo habrían quedado
intactos (Jer. 17: 25, 27; 38: 17), y el siglo de demora, dificultades, y
desánimos que afrontaron los exilados a su regreso de Babilonia se
hubiera evitado. Pero la terca resistencia de Israel (Jer. 28: 1-14)
hizo que su 599 copa de sufrimiento fuera cada vez más amarga, y originó
una segunda y una tercera deportación en los años 597 y 586 a. C.,
respectivamente. "Los yugos de madera" fueron reemplazados por "yugos
de hierro" (Jer. 28: 13-14).

Pero aun en el cautiverio la injusticia divina fue atemperada con
misericordia. Dios vino a su pueblo como maestro, para impresionarlo
con la necedad de la desobediencia y lo deseable de cooperar con él, y
no como un juez severo para castigarlo. Los trances amargos del
cautiverio no fueron tanto retribuidos en su naturaleza, como
correctivos. Los profetas Jeremías, Ezequiel y Daniel fueron
comisionados para que revelaran el propósito del cielo a los hombres y
para que lograran su cooperación con ese propósito. Jeremías fue enviado
a los judíos que quedaron en Judea, mientras Ezequiel llevaba a cabo
una misión semejante entre los que ya habían ido al cautiverio. Daniel
fue embajador del cielo en la corte de Nabucodonosor, para que el
monarca conociera la voluntad divina y cooperara con ella. Los fuegos
del sufrimiento no habían de arder con más intensidad de la necesaria,
para eliminar la escoria. Para una consideración detallada del papel de
Daniel en relación con el cautiverio, véase la Introducción del
comentario al libro de Daniel. En cuanto al abarcante propósito divino
para Israel durante el cautiverio, ver las PP. 31-34; cf. com. Dan. 4:
17.

El libro de Ezequiel se compone de dos partes distintas. En la
primera, caps. 1: 1 a 33: 20, se registran los mensajes dados por
Ezequiel a los cautivos cerca del río Quebar, en las proximidades de
Babilonia, en su mayor parte antes de la caída de Jerusalén en 586 a. C.
La segunda, caps. 33: 21 a 48: 35, anticipa la terminación del
cautiverio, y tenía el propósito de infundir esperanza debido a esa
restauración. Dios tenía la intención de exhortar vivamente por medio
de Ezequiel al Israel del cautiverio, para que aceptara finalmente el
plan divino para él. Una exhortación tal resultaba muy apropiada ante
los nuevos acontecimientos históricos. El plan del libro corresponde
con un estilo evangélico característico. Varios mensajes se dedican a
señalar los pecados del pueblo. El propósito era doble: en primer
lugar, lograr que el pueblo se arrepintiera verdaderamente; y en segundo
lugar, revelar la necesidad de la ayuda divina para la obediencia
futura prometida en el nuevo pacto. Los israelitas tenían una imagen
deformada del carácter de Dios y de su plan con su pueblo, debido, por
una parte, a su ignorancia; y por la otra, a causa de la instrucción
pervertida de los sacerdotes corruptos, de los falsos profetas y los
gobernantes apóstatas. Esa impresión errónea era la que procuraba
corregir Ezequiel. Esperaba que un nuevo concepto de Dios fuera la
fuerza impelente para llevar a cabo la reforma necesaria y para
conseguir que el pueblo aceptara su excelso destino. Les rogaba que
aceptaran el exilio y abandonaran su falsa esperanza de que Jerusalén
podría resistir sin ser tomada. Les rogaba que permitieran que el
cautiverio ejerciera sobre ellos su efecto saludable. Culminó su
súplica con descripciones repetidas y detalladas de la gloria futura que
vendría como resultado de su aceptación de las condiciones divinas.
¡Cuán diferente habría sido la historia de Israel si hubiera aceptado el
vehemente ruego del profeta!

5. Bosquejo.-

Las profecías de Ezequiel se presentan de acuerdo con un plan bien
meditado. En forma natural caen dentro de dos divisiones principales:
los 33 primeros capítulos representan profecías dadas, por lo menos en
su mayoría, antes de la destrucción de Jerusalén; y los últimos 15, las
que fueron dadas después de la destrucción. La primera división a su
vez puede dividirse en dos partes: los caps. 1-24 dedicados a Israel en
relación con el cautiverio, y los caps. 25: 1 a 32: 32, a los castigos
sobre las naciones circunvecinas.

Otra característica interesante de las profecías de Ezequiel es su
cronología exacta. 600 La tabla cronológica de la p. 602 muestra las
fechas para las distintas secciones del libro con tanta corrección, que
es posible computarlas con datos cronológicos proporcionados por el
profeta (comparar con la cronología de Jeremías en la p. 384).

Cada división principal se subdivide naturalmente en varias
secciones con la presencia de la expresión "y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo", la cual aparece 29 veces en el libro. El bosquejo
sigue el plan de las sugestiones ya dadas:

I. Profecías de castigo para Israel, 1: 1 a 24:27.

A. Primera sección, 1: 1 a 7:27 (5." año, 4.1 mes, 5.1 día).

1. Ezequiel es llamado, 1: 1 a 3: 11.

a. La visión de la gloria de Dios, 1: 1-28.

b. La misión divina para el profeta, 2: 1 a 3: 11.

2. El comienzo de la actividad profético, 3:12 a 7:27.

a. La vacilación en el Quebar, 3: 12-16.

b. La vacilación reprendida, 3: 17-27.

c. El sitio de Jerusalén descrito simbólicamente, 4: 1-17.

d. Las cuatro señales y su interpretación, 5: 1-17.

e. Los montes de Israel reprendidos, 6: 1-14.

f. El asolamiento de Israel predicho, 7: 1-27.

B. Segunda sección, 8: 1 a 19:14 (6.º año, 6.º mes, 5.º día).

1. Una serie de visiones mientras estaba en el Espíritu, en Jerusalén, 8:1 a 11:25.

a. Las abominaciones en el templo, 8: 1-18.

b. El castigo, 9: 1-11.

c. La reaparición de la visión de los seres vivientes, 10: 1-22.

d. Los dirigentes del pueblo reprendidos, 11: 1-25.

2. Dos señales simbólicas, 12: 1-20.

a. Un símbolo del intento de fuga y la captura de Sedequías 12: 1-26.

b. Símbolos de los terrores del sitio, 12: 17-20.

3. Discursos que revelaban la causa e inminencia de los castigos anunciados, 12: 21 a 14: 23.

a. La certidumbre del rápido cumplimiento, 12: 21-28.

b. El discurso contra los falsos profetas y profetisas, 13: 1-23.

c. El testimonio contra los buscadores idólatras de oráculos, 14: 1-23.

4. Varias parábolas y varios símbolos, 15: 1 a 19: 14.

a. La madera de la vid, 15: 1-8.

b. La niñita miserable y la vid adúltera, 16:1-63.

c. Las dos águilas y la viña, 17: 1-24.

d. Las uvas agrias, 18: 1-32.

e. Los leoncillos de la leona, 19: 1-9.

f. La vid secada, 19: 10-14.

C. Tercera sección, 20: 1 a 23: 49 (7.º año, 5.º mes, 10.º día).

1. Narración de las rebeliones de Israel, 20: 1-49.

2. Varias descripciones de castigos amenazantes, 21: 1-32.

a. La espada contra Jerusalén, 21: 1-7.

b. La espada afilada y pulida para la matanza, 21: 8-17.

c. La adivinación del rey de Babilonia, 21: 18-27.

d. La espada contra Amón, 21: 28-32.

3. Enumeración de los pecados de Jerusalén y la destrucción resultante, 22: 1-31. 601

a. Las abominaciones de los príncipes y del pueblo, 22: 1-16.

b. La suerte terrible de Jerusalén, 22: 17-22.

c. La falta de un solo intercesor, 22: 23-31.

4. La historia de la apostasía en una parábola, 22: 1-49.

D. Cuarta sección, 24: 1-27 (9.º año, 10.º mes, 10.º día).

1. Visión de la olla hirviente, 24: 1-14.

2. Muerte de la esposa de Ezequiel, 24: 15-27.

II. Profecía del castigo de naciones extranjeras, 25: 1 a 32: 32.

A. Primera sección, 25: 1 a 28: 26, fecha no especificada, pero quizá siga al mensaje presentado bajo "D".

1. Una serie de profecías concernientes a los vecinos próximos a Israel, 25: 1-17.

a. Contra los amonitas, 25: 1-7.

b. Contra los moabitas, 25: 8-11.

c. Contra los edomitas, 25: 12-14.

d. Contra los filisteos, 25: 15-17.

2. Una serie de profecías concernientes a Tiro, 26: 1 a 28: 19.

a. Su caída predicha, 26: 1-21.

b. Lamentación sobre Tiro, 27: 1-36.

c. Lamento por su príncipe, 28: 1-10.

d. Origen, historia y destino de Satanás, presentados bajo el símbolo del rey de Tiro, 28: 11 - 19.

3. Una profecía contra Sidón, 28: 20-26.

B. Segunda sección, 29: 1 a 32: 32 (varias fechas), profecías concernientes a Egipto.

1. Primera división (10.º año, 10.º mes, 12.º día).

a. Castigo de Faraón, 29:1-7.

b. Asolamiento de la tierra de Egipto, 29:8-12.

c. Promesa de un regreso del cautiverio, 29:13-16.

2. Segunda división (27.º año, Jer mes, Jer día del mes [interpolada aquí para completar la predicción sobre Egipto]).

a. Egipto sería entregado a Nabucodonosor como su salario, 29: 17-20.

b. Restauración de Israel, 29: 21.

3. Tercera división (ninguna fecha, quizá la misma del grupo a): Egipto y sus auxiliares deberían caer, 30:1-19.

4. Cuarta división (11.º año, Jer mes, 7.º día: Babilonia fortalecida contra Egipto, 30:20-26.

5. Quinta división (11.º año, 3er mes, Jer día): La gloria y la caída de
Egipto corren paralelamente con las de Asiria, 31:1-18.

6. Sexta división (12.º año, 12.º mes, Jer día): Lamentaciones por Egipto, 32: 1-16.

7. Séptima división (12.º año, 15.º día): Egipto ha de tomar su lugar entre otras naciones caídas, 32: 17-32.

III. Profecías de misericordia concernientes a Israel, 33: 1 a 48: 35.

A. Primera sección, 33: 1 a 39: 29 (12.º año, 10.º mes, 5.º día).

1. La misión de Ezequiel renovada, 33: 1-20.

2. La llegada de noticias de la caída de Jerusalén, 33: 21-33.

3. Los pastores de Israel reprendidos, 34: 1-31.

4. Una profecía contra Edom, 35: 1-15.

5. Los montes de Israel consolados, 36: 1-38. 602

a. Israel desolado debería ser reedificado, 36: 1-15.

b. Un reavivamiento espiritual, base del nuevo reino, 36: 16-38.

6. La visión de los huesos secos, 37: 1-28.

7. Profecías contra Gog y Magog, 38: 1 a 39:29.

B. Segunda sección, 40: 1 a 48: 35 (25.0 año, en el principio del año, 10.0 día) visiones de restauración futura.

1. Del templo, 40: 1 a 43: 27.

2. El ceremonial del templo, 44: 1 a 47: 12.

3. La distribución de la tierra, 47: 13 a 48: 35.

,RT,NO,0.2,RT,NO,0.516667,RT,NO,0.888889,RT,NO,1.79931,NM,NO,2.79931,NM,NO,3.37639,RT,NO,3.9,NM,NO,4.4,NM,NO>Tabla
Cronológica de las Profecías de Ezequiel
______________________________________________________________________

Año del Mes del Cautiverio Calendario Año a. C.* Día Mes de Joaquín juliano P-P O-O Capítulos*

1 (597196) (597196)

5 4 5 julio 593 592 1-7

5 6 6 Septiembre 592 591 8-19

10 5 7 Agosto 591 590 20-23

10 10 9 Enero 588 588 24-25?

12 10 10 Enero 587 587 29: 1-16;30: 1-19?

1 --- 11 587/86 587/86 26-28

7 1 11 Abril 587 586 30: 20-26

1 3 11 Junio 587 586 31

5 10 12 Enero 585 585 33 (34-39?)

1 12 12 Marzo 585 585 32:1-16

15 [12]* 12 Marzo [585] [585] 32:17-32

10 [1?]* 25 Abril 573 Oct. 573? 40-48

Abr. 572?

1 1 27 Abril 571 570 29: 17-21


Resumen - CAPÍTULO 1

1 El tiempo de la visión de Ezequiel junto al Quebar. 4 Visión de
los cuatro querubines, 15 de las cuatro ruedas, 26 y de la gloria de
Dios.
1
ACONTECIÓ en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del
mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los
cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.

2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes,

3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buz, en la
tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano
de Jehová.

4 Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una
gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y
en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente,

5 y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.

6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.

7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como
planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.

8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados.

9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.

10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al
lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro;
asimismo había en los cuatro cara de águila.

11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima,
cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus
cuerpos.

12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el
espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se
volvían.

13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de

fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba
entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían
relámpagos.

14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.

15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre
la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.

16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del
crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su
obra eran como rueda en medio de rueda.

17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban.

18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.

19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a
ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las
ruedas se levantaban.

20 Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia
donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se
levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba
en las ruedas.

21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban,
se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas
se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes
estaba en las ruedas.

22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión
a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.

23 Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas,
extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que
cubrían su cuerpo.

24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas
aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el
ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas.

25 Y cuando se paraban y bajaban sus 604 alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.

26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la
figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura
del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.

27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de
fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para
arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que
tenía resplandor alrededor.

28
Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así
era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la
semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi
rostro, y oí la voz de uno que hablaba.
COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA

1.

Año treinta.

Con la precisión característica de un fiel historiador, Ezequiel
inicia su disertación profético dando la fecha exacta de los
acontecimientos de que se va a ocupar. Habla del año treinta, pero no
especifica cuál es el acontecimiento preciso que da comienzo a este
período. Muchos creen que se refiere al 30.º año de su vida. El tener
30 años era importante, porque a esa edad se consideraba que un joven
hebreo había alcanzado plena madurez. En el comienzo de la dispensación
levítica, ésta había sido la edad cuando los levitas comenzaban a
desempeñarse en sus funciones religiosas (Núm. 4: 3). Tanto nuestro
Señor como Juan el Bautista iniciaron su ministerio público cuando
tenían alrededor de 30 años (ver com. Mat. 3: 1).

Dado que este 30.º año es equiparado con el 5.º año del cautiverio
de Joaquín (ver com. Eze. 1: 2), de acuerdo con dos de las formas
posibles de computarlo, el 1.º de los 30 años habría sido un año
importante: en el 18.º año de Josías fue descubierto el libro de la ley
en el templo (2 Rey. 22: 3-8). Este acontecimiento señaló el comienzo
de una reforma que, si hubiera continuado con éxito, habría modificado
grandemente la futura historia de Judá. Es posible que Ezequiel hubiera
estado refiriéndose a este hecho importante cuando mencionó el año 30.

Mes cuarto.

Se contaban los meses a partir de Nisán, en marzo-abril, sin importar si se

computaba el año a partir de la primavera o a partir del otoño (ver
t. II, PP. III- 113, 117). El mes cuarto habría comenzado en lo que
para nosotros sería junio o julio de 593 ó 592

a.C. (ver com. vers. 2).

En medio de los cautivos.

Es decir, Ezequiel se hallaba en una región donde los cautivos se
habían establecido. Recibió la visión en forma privada, y más tarde la
presentó públicamente (cap. 3: 1,4).

Quebar.

La mayoría de los antiguos comentadores identificaban este río con
el Habor, río que hoy se denomina Jabur en el norte de Mesopotamia. El
problema de esta ubicación es que este río no estaba en "tierra de los
caldeos" (vers. 3). Sin embargo, excavaciones más recientes, hechas en
Nipur, muy cerca de la ciudad de Babilonia, han revelado que allí había
una colonia judía entre los siglos VII a V a. C. Por esta comarca corría
uno de los grandes canales de Babilonia, cuyo nombre era Kabar, que
quizá corresponde con el río Quebar, al que se refiere Ezequiel.

Visiones de Dios.

Estas no fueron tan sólo visiones dadas por Dios, sino
manifestaciones de la gloria divina presentadas ante la vista del
profeta. Tales revelaciones reciben el nombre de teofanías. Con
frecuencia suceden cuando comienza el ministerio de un profeta. Así,
Isaías tembló ante la grandiosa manifestación del trono alto y sublime
(Isa. 6: 1). Moisés contempló la gloria en la zarza ardiente (Exo. 3:
2). Juan el revelador vio a uno semejante al Hijo del Hombre que andaba
en medio de los candeleros de oro (Apoc. 1: 13). ¿Cuál era el propósito
de estas visiones de Dios? Puede considerarse como la imponente
manifestación mediante la cual Dios inicia al profeta en un nuevo mundo
de conocimiento y percepción, una nueva etapa de su vida, una nueva fase
de responsabilidad. Se esperaba de esos mensajeros que, como profetas,
se expresaran con convicción acerca de los asuntos divinos. No
bastarían suposiciones. Deberían hablar de cosas que en verdad hubieran
visto. Les era ventajoso poder decir con Isaías: "Han visto mis ojos
al Rey, Jehová de los ejércitos"(Isa. 6: 5).

Ezequiel quedó tan impresionado con su visión de la gloria divina,
que tomó nota del momento preciso: fue "a los cinco días" del "mes
cuarto", "en el quinto año de la deportación de Joaquín" (vers. 2). Los
cristianos harían bien en tomar nota de las intervenciones 605
especiales de la divina providencia y las revelaciones insólitas de la
presencia divina en su vida para recordarlas con frecuencia.

2.

Quinto año.

Esta fecha es fácil de sincronizar con la historia secular, pues la
captura de Joaquín es el acontecimiento que está fechado con mayor
precisión en toda la Biblia. Ubicado ya en el año 597 a. C. por su
sincronismo con un año del reinado de Nabucodonosor (ver com. 2 Rey. 24:
12), cuyos años de reinado han sido fijados por referencias
astronómicas (t. II, p. 156), se sabe ahora que ocurrió el día 2 del mes
de Adar (ver PP. 536, 783), lo que equivale aproximadamente al 16 de
marzo. Después Joaquín fue llevado a Babilonia, y comenzó el período
denominado cautiverio de Joaquín (2 Rey. 24: 6-15). Sin duda Ezequiel
era uno de los tristes prisioneros llevados a Babilonia en esa ocasión,
porque su sistema de fechas, basado en el año del cautiverio de Joaquín
-como lo indica este versículo-, lo equipara dos veces con los años "de
nuestro cautiverio" (caps. 33: 21; 40: 1). El 5.º año del exilio de
Joaquín nos lleva al año 593/592 a. C., cuando habrían comenzado las
visiones de Ezequiel. Esta fecha podría corresponder con el verano
junio-agosto en el hemisferio norte del año 593, o el verano (hemisferio
norte) del 592, dependiendo de la forma de computar el año del
cautiverio de Joaquín: a partir de la primavera (según el calendario
babilónico) o a partir del otoño (según el calendario civil judío). Ver
en la p. 602 las fechas posibles de las visiones.

3.

Vino.

El hebreo dice literalmente, "siendo fue". El verbo se duplica aquí
para dar más énfasis: o sea, la palabra "ciertamente vino" al profeta.
Ezequiel reconoció que esta nueva vivencia era singular. Sabía que lo
que le había "venido" no procedía de arrebatos de su imaginación ni de
algún destello de iluminación espiritual. El Señor le estaba hablando
directamente de un modo que era posible porque había sido investido del
don profético.

Sacerdote.

Ver la p. 597.

Mano de Jehová.

Símbolo del poder divino que descansó sobre él. La misma expresión
se emplea en el caso de otros profetas, tales como Elías (1 Rey. 18:
46), Eliseo (2 Rey. 3: 15). Comparar esto con las vivencias de Daniel
(Dan. 8: 18; 10: 10), Isaías (Isa. 8: 11), y Juan (Apoc. 1: 17).
Ezequiel sabía que este nuevo y extraño poder que ahora lo movía no era
otro sino el poder de Dios.

4.

Y miré.

Así comienza la descripción de lo que pasó ante la vista del atónito
profeta. La visión de los cuatro seres vivientes, las cuatro ruedas,
el firmamento y el trono ha sido considerada como la más difícil de
comprender de todo el AT. Es verdad que ciertos aspectos de ella
resaltan por ser inusitados, pero esto no debiera impedir que procuremos
comprender lo que a Dios le plugo presentar y después hacer registrar y
conservar en su sagrada Palabra. Se puede entender buena parte, quizá
casi todo, de lo que Dios deseaba enseñar por medio de esta visión.

Del norte.

El norte era la dirección desde la cual los conquistadores asirios y
caldeos acostumbraban atacar a Jerusalén (ver com. Jer. 1: 14). Se ha
sugerido que quizá por esta razón se presentara como procedente de esa
dirección el viento tempestuoso, que traía en sí la nube que ocultaba la
divina presencia y el arco de la promesa. Por encima de los crueles
monarcas de Asiria y Babilonia estaba entronizado el Dios de
misericordia y verdad (2JT 350). Ezequiel estaba colmado de lúgubres
presentimientos acerca de la desolación de su tierra y necesitaba ser
reanimado.

Una gran nube.

Indudablemente se trata de un símbolo de la presencia divina (Exo. 19: 9-16; Sal. 50: 3).

Fuego envolvente.

Si bien se podría traducir más o menos literalmente como "fuego que
se recogía dentro de sí mismo" (VM), el hebreo debe entenderse como
"fuego que destella", "fuego fulgurante" (BJ).

Bronce.

Heb. jashmal, palabra que sólo aparece aquí, en el vers. 27 y en el
cap. 8: 2. No se conoce su sentido exacto. Algunos piensan que no es
una palabra hebrea, y que corresponde con la palabra acadia eshmaru,
"bronce pulido". La LXX dice elektron, "electro" (BJ), una aleación de
plata y oro. Este material pulido, al brillar a la luz de las llamas
fulgurantes, incrementaba el deslumbrante brillo y esplendor de la
escena.

5.

Semejanza.

Al profeta se le muestran seres que nunca antes ha contemplado y a
los cuales tampoco conocían sus oyentes y lectores. Debe describirlos
con palabras que los hombres puedan entender. Sus sentimientos de
incapacidad se reflejan en que usa frecuentemente la palabra
"semejanza". Esta palabra aparece 8 veces en el cap. 1, una vez la
expresión equivalente "a manera de", y una vez la palabra "aspecto". 606

De hombre.

A pesar de toda la extraña variedad de detalles que restaban aún por
describir, la principal impresión era que los seres vivientes tenían
forma humana. Se paraban y se movían erguidos como hombres.

6.

Cuatro caras.

Los cuatro seres vivientes tenían la misma apariencia. Cada uno de
ellos tenía cuatro caras: de hombre, de león, de buey, y de águila
(vers. 10). En cambio los cuatro seres vivientes que Juan vio no eran
idénticos. Cada uno de ellos tenía sólo una cara, y los cuatro tenían
caras diferentes (Apoc. 4: 7). Sin embargo, las formas de esas caras
corresponden con las caras que Ezequiel vio en los seres vivientes.

Cuatro alas.

Los seres vivientes de Apoc. 4 tenían seis alas, los serafines de Isa. 6: 2 tenían seis alas.

7.

Los pies.

Mejor, sus "piernas" (BJ). La palabra hebrea que se traduce como
"pies" muchas veces designa las "piernas" (1 Sam. 17: 6). Su contextura
era tal, que los seres vivientes podían moverse en todas direcciones,
sin que necesitaran darse vuelta, lo que se explica en Eze. 1: 17.

8.

Manos de hombre.

Ver com. cap. 10: 8. Si en estos dos pasajes se describe a los
mismos seres, lo que parecería evidente, las manos no son parte del
cuerpo de los seres vivientes. Representan la mano de Dios colocada
debajo de las alas a fin de guiarlos.

9.

Se juntaban.

Compárese con el vers. 11.

No se volvían.

No tenían necesidad de volverse, puesto que las caras miraban en
todas direcciones, y en cualquier dirección que estuvieran avanzaban
hacia adelante. Los pies eran "derechos" (vers. 7), lo que también
permitía que fuera igualmente fácil desplazarse en cualquier sentido.
Quizá pueda imaginarse una forma como la de un cuadrado que nunca giraba
sobre, su eje, sino que simplemente se movía en la dirección en que era
impulsado.

10.

Sus caras.

Cada uno de estos seres tenía sólo un cuerpo, pero cada cuerpo tenía
cuatro caras. Las caras estaban a los cuatro lados, para que cada uno
de los cuatro seres pudiera mirar hacia las cuatro direcciones al mismo
tiempo.

Puesto que el profeta no interpreta los símbolos de su misión, y
puesto que en ningún otro pasaje de la Biblia se afirma específicamente
cuál era el significado de estas caras, sólo se puede conjeturar en
cuanto a la aplicación específica de los símbolos. Los comentadores han
sugerido varias alternativas: (1) El rostro humano es el símbolo más
excelso del Eterno; el león es el símbolo de la soberanía; el buey es
también símbolo de cierto tipo de soberanía, junto con un símbolo
natural de la fuerza puesta al servicio del ser humano; el águila es
emblema de poder regio. (2) Los rostros simbolizan a los cuatro
evangelistas. Esta posición fue sostenida por los padres de la iglesia,
siendo Ireneo uno de los primeros que presentó esta teoría. Algunas
veces se identificaba al león con Mateo y al hombre con Marcos, pero
otras veces, se invierte la identificación. Todos concuerdan en
identificar a Lucas con el buey y a Juan con el águila. Pero esta
interpretación sólo se basa en la imaginación. (3) Según la tradición
posterior judía, los cuatro seres, en el orden en que los presenta
Ezequiel, son los estandartes que solían usar las tribus de Rubén, Judá,
Efraín y Dan cuando acampaban en el desierto (Núm. 2: 2). No es
posible verificar que esos hubieran sido los antiguos estandartes. Aun
si eso fuera posible, es difícil ver relación alguna entre los
estandartes y los propósitos didácticos de la visión.

Cuando se intenta interpretar el significado de estos cuatro seres
vivientes, es bueno recordar que en la profecía simbólica el profeta ve
la representación de la realidad y no la realidad misma. Estas
representaciones pueden parecerse a la realidad, aunque muchas veces no
es así. Con frecuencia, los actores de un drama profético tienen una
apariencia sumamente diferente de los seres o movimientos que
representan. Así, ángeles pueden desempeñar papeles que más tarde
deberán realizar los hombres. Un ángel hizo el papel del pueblo
adventista en una visión del chasco (Apoc. 10: 1-11; cf. Apoc. 14
:6-12). Representaciones de bestias y dragones aparecen para dramatizar
la actividad de naciones y potestades sobrenaturales (Dan. 7: 8; Apoc.
12; 13; 17). En un caso, Jesús aparece simbolizado por un cordero "como
inmolado", con siete cuernos y siete ojos (Apoc. 5: 6). Nadie osaría
pensar, ni por un momento, que se intentara representar la apariencia de
Jesús. En una visión del segundo advenimiento se muestra a Jesús
cabalgando sobre un caballo blanco, vestido de vestiduras manchadas en
sangre, y con una espada en su boca. Otra vez: el propósito de esta
visión no es representar la apariencia real de Jesús en el momento de
ese gran acontecimiento 607 que será el pináculo de la historia (Apoc.
19: 11-15). Se debe tener cuidado de no entender literalmente lo que
dice un profeta bíblico cuando no está hablando en forma literal. En
cierta ocasión, cuando sus críticos se burlaron de ella, Elena de White
escribió lo siguiente: "Mis opositores se burlan de 'esa débil y pueril
expresión de gloriosas uvas que crecen en alambres de plata que están
unidos a varas de oro'... Yo no afirmé que las uvas crecieran en
alambres de plata. Lo que yo contemplé está descrito así como me
pareció verlo. No debe suponerse que las uvas estuvieron unidas a
alambres de plata o a varas de oro, pero ésa fue la apariencia que se me
presentó" (EGW MS 4, 1883).

En lo que a interpretación de profecía simbólica se refiere, es
importante permitir que el mismo Espíritu que dio la visión identifique
sus símbolos. Cuando no aparece tal identificación, el expositor queda
en libertad para conjeturar en cuanto a la aplicación. Por eso debe
evitarse el dogmatismo. Además, como ocurre en las parábolas, los
diversos elementos de la presentación simbólica tienen diversos grados
de significado y de importancia. Una parábola no necesita explicarse en
todos sus detalles. Lo mismo ocurre con la profecía simbólica. No
debe dársele la misma importancia a cada detalle de un cuadro profético.
Es posible que algunos lineamientos se introduzcan sólo para redondear
la presentación o para establecer un marco de fondo adecuado. Así como
debe hacerse con las parábolas, es necesario determinar cuál es el
motivo central de la visión y qué trazos de la presentación pictórica
tienen el propósito de enseñar una verdad divina (t. III, p. 1129, PVGM
190-191).

Gracias a la inspiración podemos saber cuáles son las lecciones que
debemos aprender de la visión de Ezequiel sobre los seres vivientes (PR
392-393; 2 TT 349-353; Ed 172-174). Las afirmaciones a las cuales se
hace referencia aquí establecen en primer término el marco de la visión.
Esta presentación profético tenía el propósito de animar a los judíos
en momentos cuando una buena parte de su país estaba en ruinas por causa
de las invasiones sucesivas, y muchos de los habitantes estaban
cautivos en un país extranjero. A esos oprimidos les parecía que Dios ya
no regía el mundo. Muchos interpretaban que el saqueo desenfrenado
cometido por las naciones paganas significaba que a Dios ya no le
importaba lo que ocurría. El pueblo no veía la mano de Dios en el
decurso de la historia. No veían que un propósito divino y supremo
estaba en acción en lo que acababa de ocurrir, así como había obrado a
través de todos los siglos. Esta visión fue dada para mostrar que un
poder supremo intervenía en los asuntos de los gobernantes terrenales y
que Dios todavía ejercía dominio. Este era el propósito principal de la
visión. Por lo tanto, cualquier interpretación que se intente hacer,
debe ser consecuente con este objetivo.

Los seres vivientes representan a seres celestiales (2 TT 349).
Como ya se señalara, no es necesario imaginar que entre los servidores
de Dios hay seres con cuatro cabezas y cuatro alas. En ningún lugar la
inspiración exige que se llegue a esa conclusión. Sin duda, la forma
que Dios eligió para estos seres en esta presentación profético tenía el
propósito de simbolizar a los mensajeros celestiales en la plenitud de
su función, poder y adaptabilidad.

12.

Donde el espíritu.

Estos seres no realizan ninguna acción independiente. Sus
movimientos están en armonía con las indicaciones del Espíritu. Se
destaca también esto en el vers. 20.

13.

Hachones encendidos.

Otra referencia al fuego que se menciona en el vers. 4. Ahora
Ezequiel puede observar a poca distancia. Procura describir en términos
humanos el interesante espectáculo de luces vibrantes y destellos
fulgurantes que de continuo se movían entre los seres.

14.

Relámpagos.

Con esta figura se representa la velocidad de estos seres que van y
vienen en sus diversas misiones. "La luz resplandeciente que cruza entre
los seres vivientes con la rapidez del relámpago representa la rapidez
con que esta obra avanzará finalmente hacia su terminación" (2JT 353).

A los hombres muchas veces les parece que los propósitos divinos
tardan demasiado en cumplirse. Es verdad que ha habido cierta demora,
pero "el Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped. 3:
9). Un día, muy pronto, con terrible velocidad, irrumpiendo como una
sorpresa abrumadora, el fin vendrá, más rápidamente de lo que esperan
los hombres. 608

15.

Una rueda sobre la tierra.

Mientras aún contemplaba a estos cuatro seres vivientes, el profeta
vio ante sí otro portento. Había un total de cuatro ruedas (vers. 16,
19). Estas ruedas tocaban la tierra, en cambio, los querubines habían
aparecido en una nube (vers. 4-5).

16.

Color del crisólito.

Literalmente, "ojo de Tarsis". Sin duda se trata de alguna piedra
preciosa, pero no es posible identificarla con precisión. Algunos
sugieren que se trata del topacio. Sin duda, el nombre Tarsis indica la
procedencia de esta piedra. Con referencia a la ubicación de Tarsis,
ver com. Gén, 10: 4.

En medio.

Sin duda, la construcción peculiar y la disposición especial de las
ruedas presentaban un cuadro que resultaba confuso; sin embargo, los
movimientos se realizaban en perfecta armonía.

17.

Sus cuatro costados.

Así como ocurría con los seres vivientes, no había ningún movimiento
sobre un eje, pero el movimiento era posible y las ruedas se
desplazaban en todas direcciones. No había ningún cambio en la posición
relativa entre los seres vivientes y las ruedas en movimiento.

18.

Aros.

"Circunferencia"(BJ)

Llenos de ojos.

Esto indica que la visión no tenía que ver con meras fuerzas físicas sino con fuerzas inteligentes.

19.

Andaban junto a ellos.

En los vers. 19-21 hay ciertas repetición, pero también se nota
cierta variedad en la expresión. La descripción hace resaltar la
perfecta coordinación de los movimientos de los seres vivientes y de las
ruedas. No hay una acción independiente, ni de parte de las ruedas, ni
de los seres vivientes.

Según PR 392-393 y 2JT 349-353, las ruedas, arregladas en forma tan
complicada, representan los asuntos de los hombres y los acontecimientos
de la historia en todas sus acciones y reacciones. Lo que para el
observador inexperto parece ser una confusión irremediable, resultado de
la casualidad, obra de la ambición y del capricho de los hombres, se
presenta aquí como un modelo armonioso, formado y guiado por una mano
infinita que marcha hacia un fin predeterminado. Para un estudio acerca
de la intervención de Dios en la historia, ver com. Dan. 4:17.

22.

Expansión.

Heb. raqia' (ver com. Gén. 1: 6; Sal. 19: 1). La "bóveda
resplandeciente" (BJ) de la cual se habla es la expansión que está sobre
los seres vivientes.

Cristal.

Heb. qéraj, "hielo". En todos los otros casos, esta palabra se
traduce como "helada" (Gén. 31: 40; Job 6: 16) o "hielo" Job 37: 10; 38:
29; Sal. 147: 17; Jer. 36: 30). Se presenta el cuadro de una
manifestación hermosísima, quizá algo parecida a la magnificencia de la
luz del sol matinal que descansa sobre las nieves eternas de alguna
elevada cima.
23.

Las alas de ellos estaban derechas.

El profeta procura representar cada parte de la ,visión en su debida
relación con las otras partes. Dos de las alas de cada ser eran
derechas, es decir, se extendían hacia la expansión que estaba por
encima, no necesariamente para sostenerla, como algunos han pensado.
Las otras dos alas estaban reverentemente plegadas sobre el cuerpo de
los seres vivientes.

24.

Sonido.

Heb. qol, palabra común para designar una "voz", un "ruido", un
"sonido". En cada caso, el contexto debe indicar cuál significado es
mejor.

Ezequiel oye el sonido del movimiento de alas, pero lo encuentra
diferente de cuanto haya oído alguna vez. Busca algún símil para
describir la melodía que llena de arrobamiento su alma. Encuentra
cierto paralelo en el sonido de muchas aguas, quizá un arroyo saltarín o
una magnífica catarata. Pero el símil resulta inadecuado. El sonido
es complejo. Además de la voz de Dios, Ezequiel percibe la voz de una
gran multitud, como si muchos seres participan de los movimientos de los
seres vivientes y de los movimientos de las ruedas.

25.

De arriba de la expansión.

Esta voz viene del trono que está por encima de la expansión (vers.
26). Esta voz debe distinguirse del sonido que anteriormente se había
oído y descrito.

Bajaban sus alas.

Comparar con el vers. 24. La repetición de esto parecería insinuar
un nuevo acto de reverencia para la Majestad entronizada por encima de
la expansión. Cuando se oyó esta voz, los querubines se detuvieron,
cesaron los potentes sonidos de su ir y venir y sus alas cayeron
inmóviles, en actitud de reverente atención.

26.

La figura de un trono.

Este es el clímax supremo de la visión. La mayor gloria se ha
reservado para el final. Por encima de la expansión cristalina aparece
lo que a primera vista le pareció al profeta que era un espacio 609 de
color azul intenso y profundo. En la RVR aparece invertido el orden de
este trozo del versículo. En el hebreo dice: "como apariencia de piedra
de zafiro, figura de trono". Sin duda la apariencia a manera de piedra
lo impresionó primero; después, al verse con mayor claridad el detalle,
el profeta percibió la forma de un trono.

Semejanza que parecía de hombre.

El profeta vio en visión sólo una representación del original (ver
com. vers. 10). Ezequiel no vio al Ser Divino, sino una representación
de la Deidad. Al describir al Ser como a un hombre, el profeta fue
sumamente cauteloso, como lo indica la frase "semejanza que parecía de
hombre". "A Dios nadie le vio jamás" (Juan 1: 18). Por lo tanto, los
seres humanos no pueden dar una descripción precisa de la verdadera
esencia divina. Dios se revela a los en visión o realmente de varias
formas: A Abrahán, Cristo se le apareció como un caminante (Gén. 18: 1);
Jacob, como un asaltante (Gén. 32: 24); a Josué, como un guerrero (Jos.
5: 13). A Juan el revelador se le reveló en visión de diversas
maneras, incluso con el símbolo de un cordero (Apoc. 6: 1; cf. Apoc. 1:
1-16; 14: 1). Las "visiones de Dios" (ver com. Eze. 1: 1) le dieron a
Ezequiel la garantía que necesitaba para estar seguro de que su
llamamiento era genuino, y le añadieron la autoridad necesaria para
presentar su mensaje.

El Dios que gobierna en los cielos no es un Señor ausente. Ezequiel
vio la expansión y el trono directamente sobre las cabezas de los seres
vivientes. Estos, a su vez, estaban al lado de cada una de las ruedas,
las cuales dejaban de rodar cuando tocaban en tierra. Qué consolador
es saber que Aquel que se sienta por encima de los querubines, todo lo
rige, que guarda aún a su pueblo y que toda potestad terrena que procura
exaltarse contra el Dios del cielo será subyugada y que Dios será todo
en todo.

27.

Bronce refulgente.

Heb. jashmal (ver com. vers. 4). Mediante varias repeticiones, el
profeta procura describir la excelsa gloria y el grandioso brillo de la
escena. Sin embargo, esta manifestación no es más que un pálido reflejo
del original, porque el Padre eterno "habita en luz inaccesible; a
quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver" (1 Tim. 6: 16).

28.

El arco iris.

Es probable que Ezequiel recordara la misericordioso promesa de Gén.
9: 13. Por más desanimadoras que fueran las circunstancias, por más
que presagiaran un desastre nacional, el profeta sabía que los
pensamientos de Dios para con su pueblo eran pensamientos de paz y no de
mal. Así se cumplió la majestuosa presentación de la gloria de Dios.
Abrumado por el brillo celestial de la escena, Ezequiel se prosternó con
el rostro en tierra, pero una voz le ordenó que se levantara y
escuchara la palabra del Señor.

El arco iris que rodea el trono de Dios es nuestra garantía de su
amor eterno. "El trono circundado con el arco de la promesa, [es] la
justicia de Cristo. . . El arco iris que rodea el trono representa el
poder combinado de la misericordia y la justicia" (EGW RH, 13-12, 1892).
Es una prenda "de la misericordia de Dios hacia el pecador
arrepentido" (PP 97).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-28 Ed 173-174; 2JT 349-353; 3JT 407-408; PR 393-394; TM 213

1 Ed 173; 2JT 349; PR 330, 393

3-10 FE 395

4-5 Ed 173; 2JT 349; PR 393

11 PP 360

13 2JT 350

14 CS 566

15-21 Ev 73; 3JT 407; MeM 40

16, 26 Ed 173; 2JT 349; PR 393

28 2JT 350; PP 97 610


Resumen - CAPÍTULO 2

1 La comisión de Ezequiel. 6 Instrucciones al profeta. 9 El rollo y su dura profecía.
1 ME DIJO: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.

3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a
gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han
rebelado contra mí hasta este mismo día.

4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.

5 Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.

6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus
palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con
escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos,
porque son casa rebelde.

7 Les hablarás, pues, mi palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.

8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde
como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.

9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.

10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por
detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.
COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA

1.

Hijo de hombre.

Heb. ben-'adam. Esta es la frase con la que habitualmente Dios se
dirige a Ezequiel. Aparece 93 veces en este libro. Daniel es el único
profeta a quien también se le aplica este nombre, pero esa expresión
aparece sólo una vez en su libro. En hebreo hay varias palabras que se
traducen como "hombre": (1) 'ish, que se refiere al hombre como varón o
esposo; (2)'enosh, que es un término poético que rara vez se emplea en
singular, es más bien un término colectivo que abarca a todo el género
humano. Parece referirse a la debilidad, la fragilidad y la mortalidad
del hombre Jesús, quien tomó sobre sí mismo no la naturaleza de los
ángeles, sino la de la raza humana después de que cuatro mil años de
pecado dejaran sus huellas de degeneración, recibe el nombre profético
de "Hijo de enash" (Dan. 7: 13; 'enash es la forma aramea de 'enosh);
(3) 'adam, que describe al hombre en un sentido genérico. Dios dijo:
"Hagamos al 'adam a nuestra imagen" (Gén. 1: 26). En muchos casos la
frase "ser humano" corresponde adecuadamente a la palabra 'adam; (4)
géber, que describe al hombre en su vigor juvenil.

El que se lo llame 'hijo de hombre" (ben'adam) le recuerda a
Ezequiel que es miembro de la raza humana. Dios se proponía emplear
instrumentos humanos para transmitir su mensaje de salvación a las almas
que estaban por perecer. Podría haber empleado otros medios. Podría
haber constituido a sus ángeles en embajadores. Una voz audible desde
el cielo podría haber proclamado el Evangelio. Pero Dios deseaba que el
hombre fuera participante en los goces de un ministerio abnegado en
favor de otros, por lo que le encomendó "la palabra de la
reconciliación" (2 Cor. 5: 19). Ningún "hijo de hombre" puede eludir
esta responsabilidad. Se ganan o se pierden almas de acuerdo con la
forma en que el hombre reaccione ante ella. Por eso la denominación
"hijo de hombre" equivale a un llamamiento al ministerio personal o
público con ardiente celo en favor de sus prójimos.

Ponte sobre tus pies.

La visión de la gloria de Dios había dejado postrado a Ezequiel.
Después de una manifestación similar del poder de Dios, Daniel declaró:
"No quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y
no tuve vigor alguno" (Dan. 10: 8). Al ser llamados al servicio
divino, estos profetas en primer lugar fueron inducidos a que sintieran
su propia debilidad. Después llegó el poder divino que los activó, 611
devolviéndoles la fuerza física y capacitándolos para recibir la
comunicación celestial.

2.

Entró el Espíritu en mí.

La profecía es uno de los dones del Espíritu (1 Cor. 12: 28). El
llamamiento a ejercer el cargo de profeta no depende de una elección
personal, sino de una designación divina (Núm. 12: 6; 1 Cor. 12: 28). La
recepción del Espíritu Santo, que imparte el don profético, es la
evidencia del llamamiento genuino. Cualquier pretensión de haber
recibido este don sin ese prerrequisito necesario, será falsa. Cuando
Ezequiel fue llamado, el Espíritu entró en él provocándole un estado que
en lenguaje profético se llama estar "en el Espíritu" (Apoc. 1: 10; 4:
2). Mientras el profeta está "en el Espíritu", puede parecerle que
realiza viajes por lugares distantes a pesar de que no dé siquiera un
paso. Al describir su visión del tercer cielo, Pablo admitió que no
podía distinguir su visión de la realidad. "Si en el cuerpo, no lo sé;
si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe" (2 Cor. 12: 2).

3.

Hijos de Israel.

Aquí comienza la comisión de Ezequiel. Esencialmente su mensaje era
para los exiliados de Judá, pero su alcance más amplio también
comprendía las diez tribus que más de un siglo antes habían sido
llevadas al cautiverio por los asirios. Las cambiantes vicisitudes de
las naciones le habían adjudicado a Babilonia y a Media los territorios
de Asiria, de modo que cuando el cautiverio babilónico absorbió al
remanente de Judá, en cierto sentido las 12 tribus fueron reunidas,
todas bajo un yugo extranjero (Jer. 50: 17-18, 33).

Gentes rebeldes.

La palabra que se traduce como "gentes" es la que se emplea
habitualmente para designar a los paganos. Por haberse apartado
obstinadamente de Dios, los israelitas, que debían haber sido un reino
de sacerdotes (ver Exo. 19: 6), se habían degradado tanto que ahora son
llamados despectivamente "paganos"; y se le añade el adjetivo "rebelde".
Al profeta se le recuerda que la apostasía de Israel data de mucho
tiempo.

4.

De duro rostro.

Es decir, "obstinados", "tercos". La frase "de empedernido corazón"
subraya esta idea. El Señor estaba pintando un horrendo cuadro de la
depravación de Israel. No era un cuadro que exageraba la realidad, como
pronto habría de descubrir el profeta.

Así ha dicho Jehová el Señor.

La tarea que se le encarga a Ezequiel es la comisión divina que se
le encomienda a cada maestro de la Palabra, a cada expositor de la
sagrada verdad. La Palabra de Dios no debe ser mezclada con opiniones
humanas. Las teorías privadas son falibles. En lo que atañe a los
asuntos divinos, sólo pueden saberse con exactitud las cosas que Dios ha
revelado. Todo lo demás es mera opinión humana. Cuando sopla todo
viento de doctrina y se disemina todo tipo de interpretación, los
hombres necesitan tener la seguridad de un mensaje respaldado por un
"Así ha dicho Jehová". Tal declaración es la voz de la autoridad.
Ezequiel necesitaba esta garantía, pues la ruina de Judá era inminente.
Su mensaje ostentaba las credenciales de la más excelsa autoridad.

5.

Si no escucharen.

No escuchar equivale a no hacer caso, a desobedecer. Comparar con la
misma expresión en el vers. 7; cap. 3: 11; cf. cap. 3: 27. No debe
atribuirse a un acto de predestinación el que alguien no haga caso. El
plan divino para la salvación comprende a todos: "La gracia de Dios se
ha manifestado para salvación a todos los hombres" (Tito 2: 11); Dios no
quiere "que ninguno perezca" (2 Ped. 3: 9). A todos se les concede una
oportunidad adecuada para la salvación. Jesús es la luz que "alumbra a
todo hombre" (Juan 1: 9). Para inducir a las personas a aceptar la
redención ofrecida, deben usarse todas las influencias posibles, en
consonancia con el libre albedrío y las decisiones referentes al gran
conflicto. Pero al hombre le toca decidir si ha de escuchar o no. Los
desobedientes no tienen excusa. De cada alma que finalmente se pierda
Dios podrá decir: "¿Qué más se podía hacer. . . que yo no haya hecho?"
(Isa. 5: 4). Los hombres se destruyen a sí mismos cuando rechazan
aceptar la salvación de Cristo (1 JT 160). Como acontecimiento
culminante del gran conflicto, será revelada la historia del mundo en
visión panorámica para mostrar a cada alma su relación con las
decisiones vitales del gran conflicto. Como resultado de esto, todos
admitirán la justicia de Dios y cuán adecuada fue la gracia ofrecida
(Rom. 14: 10-11; Apoc. 15: 3; cf. CS 724-729).

Conocerán.

La evidencia máxima de que el profeta es portador de las
credenciales divinas es el cumplimiento de su palabra. Además, mientras
el profeta pronuncia su mensaje, el Espíritu Santo da testimonio a los
corazones endurecidos de que el enviado de Dios presenta un mensaje
celestial. El Espíritu 612 Santo deseaba convencer a los cautivos
rebeldes de que su conducta de obstinada impiedad era injustificada. A
pesar de que pudieran burlarse abiertamente del mensajero divino, por
debajo de esa burla estaría el arraigado temor de que la voz que estaban
despreciando era en verdad la voz de Dios. Los mensajes de Ezequiel
habrían de ser "olor de muerte para muerte" o "de vida para vida" (2
Cor. 2: 16).

6.

No les temas.

Ezequiel sufriría la oposición de gobernantes, de sacerdotes y de
falsos profetas. Se burlarían de él, lo calumniarían, lo acusarían y lo
amenazarían, pero en todo eso no debía ceder ante los intentos de
intimidarlo o ante los temores que lo descorazonaban y acosaban por
todos lados.

Zarzas.

Esta metáfora representa la oposición que el profeta hallaría entre aquellos a quienes se lo enviaba.

7.

Escuchen o dejen de escuchar.

Ver com. vers. 5.

8.

No seas rebelde.

Existía el peligro de que frente a una perspectiva tan terrible,
Ezequiel rehuyera su responsabilidad. Si se atemorizaba se identificaría
con la misma rebelión que debía reprender. Existía el peligro de que
sufriera la influencia de un ambiente saturado de apostasía y que
perdiera la noción de la gravedad del pecado. Hay un veneno sutil en la
atmósfera de una sociedad impía. Es difícil que una persona tenga fe
cuando está entre quienes no tienen fe, sobre todo cuando fingen tener
las mismas esperanzas y aspiraciones que él alberga. Por esta razón el
mayor peligro de la iglesia emana de adentro y no de afuera. Si los que
son llamados a ser dirigentes son ellos mismos "rebeldes", así como la
"casa rebelde", ¿qué puede esperarse sino un difundido alejamiento de
Dios? La historia de la apostasía de Israel revela el terrible resultado
de lo que ocurre cuando los hombres miran a los hombres y confían en
impíos dirigentes humanos.

Come lo que yo te doy.

Esta es una profecía simbólica. El profeta comió el rollo en visión;
pero no en la realidad (ver com. vers. 2). Esta figura está llena de
significado espiritual. A fin de impartir a sus prójimos, el maestro
debe recibir primero el mensaje de Dios. En segundo lugar, así como el
alimento físico recibido en el cuerpo se convierte en carne, sangre y
huesos, así también el mensaje debe ser asimilado para llegar a ser
parte del mensajero. El maestro no puede hacerse idóneo para el servicio
mediante un conocimiento superficial e incierto de su mensaje. El
mensaje debe entrar en lo más íntimo naturaleza su naturales debe
penetrar su ser, debe participar de todas las funciones de su vida
espiritual. Debe llegar a ser una parte integral de su pensamiento y de
su vida.

9.

Una mano extendida.

Posiblemente la mano fuera la de uno de los cuatro seres vivientes.
Representaba los instrumentos intermediarios por los cuales Dios imparte
revelaciones a sus siervos los profetas (Apoc. 1: 1). Los mensajes
mismos tienen su origen en Dios. Por lo tanto, el profeta puede afirmar
con convicción: "Esta es la palabra de Jehová".

10.

Escrito por delante y por detrás.

En la antigüedad, los libros se escribían en cuero o en hojas de
papiro que se unían con una costura, a fin de formar largas fajas que
luego eran enrolladas. Por lo general se escribían sólo de un lado. El
rollo que se le entregó a Ezequiel estaba escrito por los dos lados, sin
duda para indicar que había mucho tema para escribir. El mensaje no era
ningún evangelio de paz tal como el que los ángeles anunciaron a los
pastores de Belén cuando Cristo nuestro Salvador nació (Luc. 2: 13-14).
Su mensaje era "nuevas de gran gozo" (Luc. 2: 10); pero ésta era una
profecía de "endechas y lamentaciones y ayes". Sin embargo, la
revelación de la amenazante calamidad fue el medio empleado por Dios
para despertar a los corazones endurecidos por el pecado a fin de que él
pudiera sanarlos con el bálsamo del Evangelio. En el transcurso de su
obra, Ezequiel muchas veces tuvo el privilegio de atenuar sus discursos
de reproche con exhortaciones de misericordia.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-10 TM 215

7 CS 512; Ev 61; 2JT 301; 3JT 89, 391;5T 20, 74, 263; 8T 61, 69; TM 233 613

CAPÍTULO 3

1 Ezequiel se come el rollo. 4 Dios lo anima; 15 le señala su
obligación con la profecía. 22 Dios enmudece al profeta, y abre su boca.

1 ME DIJO: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.

2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus
entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce
como miel.

4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.

5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.

6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas
palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.

7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a
mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de
corazón.

8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.

9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los
temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.

10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.

11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales
y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.

12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran
estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar.

13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se
juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos,
y sonido de gran estruendo.

14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en
la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre
mí.

15 Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río
Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete
días atónito entre ellos.

16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel;
oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le
amonestaras ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal
camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre
demandaré de tu mano.

19 Pero si tú amonestaras al impío, y él no se convirtiera de su
impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás
librado tu alma.

20 Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y
pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le
amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no
vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano.

21 Pero si al justo amonestaras para que no peque, y no pecare, de
cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.

22 Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.

23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria
de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me
postré sobre mi rostro.

24 Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me
habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.

25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.

26 Y haré que se peque tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no
serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde. 614

27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás:
Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír,
no oiga; porque casa rebelde son.

1.

Come este rollo.

Es posible que una leve vacilación de Ezequiel demandara la
repetición de la orden (cap. 2: 8). La lección que se deseaba enseñar
exigía ser ilustrada en forma dramática. El profeta no debía de escoger
su propio mensaje. Su comida debía ser hacer la voluntad de Aquel que lo
había enviado y proclamar su mensaje (Juan 4: 34). La inspiración es
más que la purificación y el estímulo de los poderes mentales en forma
subjetiva. Se imparten hechos objetivos, externos.

Los que estudian la Palabra también deben aprender esta lección.
Deben recibir la Biblia como si les hubiera sido enviada a ellos, porque
los hombres no crean la verdad divina, sino que la descubren en la
Biblia. El mensaje debe asimilarse en forma personal, debe ser algo
íntimo. Las verdades deben convertirse en parte integrante de la vida y
del carácter. Este es el medio por el cual los hombres llegan a ser en
todo sentido nuevas criaturas.

3.

Dulce como miel.

Cuán emocionante le resultó a Ezequiel comprender que había sido
llamado para ser colaborador de Dios, portavoz de Jehová para reprender
los pecados de su pueblo. Ser llamado a desempeñarse como profeta es en
verdad un excelso privilegio. Pero el peligro de la exaltación del yo
siempre se halla presente. Pablo temía eso (2 Cor. 12: 7). Compárese
esto con el caso de Elena de White (LS 71-72). La vivencia inicial de
Ezequiel, la sensación de dulzura, más tarde se convirtió en amargura
cuando debió hacer frente a las realidades de la tarea. Esto ocurre
frecuentemente con los que son llamados a un servicio especial. Cuán
pronto la primera emoción pierde su fuerza cuando uno tiene que
enfrentarse con las severas realidades del deber inflexible.

5.

De lengua difícil.

Se indica que, en lo externo, su tarea sería más fácil que si
hubiera sido enviado a los paganos cuyo idioma no comprendía y a quienes
su lengua sería extraña. En primer lugar, su misión era ir a "las
ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mat. 15: 24). No se trataba de
que las otras naciones estuvieran fuera del alcance de la salvación,
sino que el propósito de Dios era hacer de Israel el núcleo espiritual y
la fuerza evangelizadora. Por medio de su pueblo escogido Dios deseaba
preservar entre los hombres el conocimiento de su ley y extender su
reino espiritual. Los profetas reconocieron este propósito. Buena parte
de las profecías de Ezequiel fue dedicada a la enumeración de los
castigos que caerían sobre las naciones vecinas. En esencia, estas
profecías eran exhortaciones a esos países, que les revelaban su
historia futura si rehusaban aceptar el plan de Dios (Jer. 18: 7-8). Ver
las PP. 28-32.

6.

Ellos te oyeran.

Así como lo hicieron Naamán el sirio (Luc. 4: 27), la mujer cananea
(Mat. 15: 21-28) o el centurión romano (Mat. 8: 5-12). Las maravillas
que se realizaron en Corazín y Betsaida habrían sido más que suficientes
para la conversión de Tiro, Sidón y Nínive (Mat. 11: 21; 12: 41). Pero
Israel se había empedernido más que las naciones que lo rodeaban.

En todos los tiempos Dios ha tenido el propósito de salvar a tantos
miembros de la familia humana como sea posible. "Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío
de su camino y que viva" (Eze. 33: 11). Dios no quiere "que ninguno
perezca" (2 Ped. 3: 9). Las enérgicas condenaciones de los escritores
proféticos deben entenderse -tal como era su propósito- como pronóstico
de calamidades nacionales, nunca como pronunciamientos de eterna ruina
para todos los individuos de la nación. No importa cuán severa fuera la
predicción de una ruina nacional, los individuos que componían la
nación tenían todavía la oportunidad de alcanzar la salvación personal.
Así fue como en tiempos de Elías quedaron 7.000 que no habían doblado
sus rodillas ante Baal (1 Rey. 19: 18).

7.

A mí.

Para que Ezequiel no se desanimara por el hecho de que el pueblo se
negaba a oír sus palabras, el Señor le recordó que ya se había negado
antes a escucharlo a él. "El siervo no es mayor que su señor" (Juan 13:
16). El siervo no debe esperar un mejor trato que el que recibe su
Maestro. El que trabaja en favor de las almas siente agudamente el
rechazo de los hombres. Recuerde el chasco más acerbo que experimentó
su Maestro, quien es en realidad el que es rechazado en la persona de su
siervo. Es verdad que el siervo puede examinar los esfuerzos que ha
hecho para ver si la misericordia fue rechazada por 615 causa de alguna
deficiencia en su presentación. Pero muchos rechazaron al mismo Señor de
gloria, y sus siervos ¿deberán sentir que son superiores a su Maestro?

Toda la casa de Israel.

Es decir, los israelitas en general. Había en ese tiempo santos como
Jeremías y Daniel, y sin duda muchos otros, que en forma individual
mantenían su integridad ante Dios.

8.

Fuerte.

La raíz de este adjetivo es la misma de la primera parte del nombre
de Ezequiel (ver p. 597), y es probable que se emplee esta palabra en
referencia con su nombre. Es posible que el profeta hubiera protestado
que era demasiado débil para hacer frente a la terquedad de pecadores
empedernidos. Aquí se le promete que, no importaba cuán duros fueran los
israelitas, el profeta sería hecho más duro que ellos y él prevalecería
contra ellos. Esta promesa no implica coacción alguna para lograr la
aceptación de ese mensaje. En el gobierno de Dios, la aceptación siempre
es un acto voluntario.

9.

Diamante.

Heb. shamir, "piedra de gran dureza". Algunos piensan que se trata
del "esmeril". La RVR traduce "diamante" (cf. Jer. 17: 1) y así también
la BJ; pero en esa época no se conocía el diamante.

10.

En tu corazón.

Esta frase explica la simbólica acción de comer (vers. 1). En este
versículo el proceso de la recepción aparece invertido: primero el
corazón, después los oídos. Esto ilustra un tipo de transposición
bastante común en el hebreo.

Todas mis palabras.

El profeta no puede negarse a recibir y a declarar todo el consejo de Dios (vers. 11).

11.

A los cautivos.

Antes (vers. 4; cf. cap. 2: 3) se le había dicho a Ezequiel que su
misión sería la de ir a la casa de Israel. Ahora se le da la misión más
específica de ir a "los cautivos". Cuando Ezequiel fue llamado en el año
593/592 a. C. (ver com. cap. 1: 2), y por varios años más, los cautivos
no formaban sino una pequeña parte de la nación judía. Después de la
caída de Jerusalén en 586 a. C. los cautivos representaban la mayoría
del pueblo. El mensaje de Ezequiel estaba dirigido a los cautivos; el de
Jeremías al remanente de Judá, y el de Daniel a la corte de Babilonia,
salvo aquella parte de su libro que estuvo sellada hasta el tiempo del
fin (Dan. 12: 4; CS 405). De modo que, aunque los tres fueron
contemporáneos, sus esferas de responsabilidad eran diferentes. Ver p.
599.

12.

Me levantó.

Aquí termina la fase inicial de la consagración del profeta a la
función profético. Aún en espíritu, Ezequiel es alejado de la escena del
trono, de los seres vivientes y las ruedas. Al alejarse, oye detrás de
sí el sonido de un gran "estruendo" ("terremoto", LXX). Es un sonido
inteligible, una voz de alabanza. Nada se dice específicamente del
origen de este sonido, pero quizá como en Isa. 6 y Apoc. 4, la alabanza
se origina en los seres que rodean el trono.

14.

Indignación.

"Ardor" (BJ), "encono" (VM). El llamado de Dios, que tan dulce había
sido para Ezequiel (Eze. 3: 3), al llevarse a la práctica se convirtió
en amargura. La indignación de Ezequiel pudo deberse en parte a los
pecados de su pueblo; pero por encima de eso, la revelación de la
dificultad insuperable de la tarea, el temor al fracaso y quizá también
la conciencia de no ser apto, sin duda se sumaron para desanimar
abrumadoramente al profeta. Compárese esto con un caso similar en la
vida de Jeremías (Jer. 20: 8, 9; cf. Jer. 9: 2).

15.

Tel-abib.

Heb. tel 'abib, "montículo de espigas todavía verdes". Pero se
estima que más bien proviene del acadio til abubi, "montículo de la
inundación de la tormenta". Tales dunas de arena, producidas por acción
del viento y del agua, parecen ser comunes en las cercanías de Nipur
(ver com. cap. 1: 1). Sin embargo, no es posible ubicar con precisión a
Tel-abib.

Siete días.

Algunos han comparado este período de siete días de silencio con un
tiempo de retiro que han tenido otros grandes caudillos religiosos, como
por ejemplo los 40 días de Elías en el monte Horeb (1 Rey. 19: 48), la
permanencia de Pablo en Arabia (Gál. 1: 17) y el retiro de nuestro Señor
al desierto después de su bautismo. Otros sugieren que la reacción de
Ezequiel se debió a su sorpresa ante las condiciones con que se encontró
o a las actitudes que enfrentó. Otros comparan el silencio de Ezequiel
con la conducta de los amigos de Job, que se sentaron en el suelo con el
patriarca "por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra"
(Job 2: 13). Sin embargo, el contexto parecería sugerir que Dios no
había dispuesto esa demora. En cambio, la mudez puede haber sido causada
por la amargura y la indignación de espíritu que 616 sentía Ezequiel.
Es probable que el profeta postergara deliberadamente su misión, o quizá
aun se estuviera negando a realizarla. La misericordia de Dios esperó
siete días. Cuando al fin de ese período no hubo respuesta de Ezequiel,
le vino palabra del Señor a modo de una solemne advertencia. Cabe
recordar una reticencia similar de parte de Elena de White a hacer saber
a otros lo que el Señor le había revelado (1T 62-64).

17.

Atalaya.

La figura es la del centinela militar apostado en la torre de vigía,
cuyo trabajo es advertir a la gente de peligros que se avecinan (2 Sam.
18: 24-27; 2 Rey. 9: 17-20). La palabra describe la característica
especial de la obra de Ezequiel. El profeta debía vigilar personalmente
por las almas.

18.

Tú no le amonestaras.

Cuando el atalaya veía que el peligro se acercaba, debía tocar la
trompeta. Cuando Ezequiel viera que los impíos iban descuidadamente a la
perdición, debía hablarles advirtiéndoles de los inevitables resultados
de su proceder. Puede entenderse que en su aplicación más amplia estas
palabras no se refieren meramente al peligro físico y a la muerte, sino
al peligro espiritual que podría acarrear el veredicto de muerte eterna
en el tribunal de Dios. Las decisiones de ese tribunal significan vida
eterna o muerte eterna para cada alma que alguna vez haya vivido. La
aniquilación será la suerte final de todos cuantos persistan en la
transgresión. Al atalaya se le impone la responsabilidad de advertir a
los hombres acerca de este castigo inevitable. Su descuido puede
resultar en la pérdida de almas.

Muchas veces surge el interrogante: "¿Es justo que Dios permita que
la salvación de un alma dependa de que otra persona cumpla o no con su
deber de dar la advertencia?" Debe responderse que Dios es justo, pero
que el pecado es sumamente injusto. Dios obra en favor de la salvación
de los hombres en una manera que concuerda con su carácter y con los
aspectos decisivos del conflicto de los siglos. No emplea coacción. Esto
pone un límite a lo que Dios puede hacer directamente para la salvación
de un alma. Pero cuando otros cooperan con Dios en sus esfuerzos por
salvar esa alma, inmediatamente se incrementan las influencias que
operan sobre la persona, y aumenta la responsabilidad de que acepte el
plan divino para él. En esta consideración se fundamenta la actividad
misionera. Consideremos el caso de una isla que no ha sido tocada por la
influencia cristiana. Dios, quien por medio de Jesús "alumbra a todo
hombre" (Juan 1: 9), hace todo lo que puede para salvar a todos los
habitantes del lugar. Sin embargo, con la llegada del misionero, las
oportunidades aumentan mucho. Como resultado, muchos más son salvados.
Así Dios no puede ser acusado de injusticia, sino nosotros. Somos
nosotros los que hemos sido atalayas infieles, y nuestras propias almas
se perderán a menos de que con genuino arrepentimiento pidamos a Dios
que nos perdone.

19.

Tú habrás librado tu alma.

La responsabilidad del atalaya acaba cuando la advertencia ha sido
dada en forma adecuada. Sin embargo, el atalaya haría bien en
preguntarse si ha dado la advertencia en la forma más efectiva posible y
durante un tiempo suficientemente largo.

Quienes reciben la advertencia quedan libres de escoger si han de
escuchar o no. Toda alma que se pierda lo hará por su propia elección.
Nadie podrá culpar a Dios, quien ha proporcionado una oportunidad
adecuada a todos.

Los hombres viven o mueren según sea su elección personal. Ezequiel
hace resaltar la responsabilidad personal antes que la nacional.
Individualmente los israelitas no debían considerar que estaban perdidos
porque su nación sufría un castigo. Por otra parte, no debían suponer
que el arrepentimiento sería innecesario para ellos como personas porque
tenían a Abrahán como padre (Mat. 3: 9).

20.

Tropiezo.

El propósito de la piedra de tropiezo es detener al pecador en su
camino descendente y despertarlo para que sienta su peligro. Cuando se
detiene así al pecador, se necesita la voz de un atalaya. Una
advertencia en el momento debido puede hacer que se aparte de su mal
camino. El que no se dé la advertencia puede dar como resultado que se
lance desenfrenadamente hacia la destrucción. Por esto se exigirá del
atalaya que dé cuenta de su sangre. De nuevo puede verse hasta qué punto
Dios depende de la cooperación de los seres humanos en la obra de la
salvación (ver com. vers. 18).

Sus justicias.

Es decir, sus acciones piadosas o justas. Este pasaje contradice la
difundida idea de que el hombre que es de veras piadoso no puede
apostatar ni perderse finalmente. Sólo los que perseveren hasta el fin
serán salvos (Mat. 24: 13). 617

No vendrán en memoria.

En el plan de Dios no se calculan las recompensas teniendo en cuenta
el número de acciones piadosas menos el número de pecados cometidos, ni
viceversa, como lo enseñaban los judíos. En el caso del hombre justo
que persevera hasta el fin, todo el registro de su culpa es borrado y su
recompensa es determinada en base a su aceptación del sacrificio de
Cristo. Por otra parte, el pecador que no se arrepiente encuentra que
ninguna de sus obras piadosas es tomada en cuenta al asignársela el
castigo (cap. 18). Esto explica la razón de que, al perdonarse los
pecados, no son borrados inmediatamente. Se conserva un registro hasta
el momento del juicio, porque si el justo luego rechaza el perdón
ofrecido y se pierde, todas sus iniquidades, hayan sido perdonadas en
algún momento o no, son tomadas en cuenta para determinar su recompensa
final (PVGM 196).

22.

Mano de Jehová.

Es evidente que lo que Ezequiel había oído lo colmó de una abrumadora sensación de la gravedad de su responsabilidad.

23.

La gloria de Jehová.

Ezequiel volvió a ver la impresionante visión que había contemplado
(cap. 1). La gran manifestación de la gloria de Dios que lo había
inspirado a aceptar su misión, sin duda lo imbuyó con una renovada
certeza. Aceptó la reprensión debida a su silencio. En adelante,
Ezequiel aparece como siervo humilde y obediente.

24.

Enciérrate.

Probablemente Dios mandó esto a fin de que tuviera el tiempo necesario para meditar antes de comenzar a realizar su obra.

25.

Cuerdas.

Sin duda, esto no se refiere a un encarcelamiento literal, pues no
hay en el libro ninguna referencia a tal cosa. Si se hace alusión a
cuerdas figuradas, podrían referirse a la obstinada negativa del pueblo a
escuchar, lo que haría casi imposible que Ezequiel declarase sus
profecías. De este modo, sería como si estuviera atado.

26.

Se pegue tu lengua.

Como en el caso de Zacarías (Luc. 1: 22) que no creyó las palabras
del ángel, parecería haber una reprobación de la negativa de Ezequiel a
hablar cuando se le ordenó que debía hacerlo. Sin embargo, el Señor
empleó este caso para bien. La mudez del profeta y el que sólo pudiera
hablar cuando el Señor abría su boca, era otra señal a la casa rebelde
de que las palabras que pronunciaba eran en verdad las palabras del
Señor.

27.

Oiga.

Compárese esto con las palabras de Jesús registradas en Mat. 11: 15 y
13: 9. En la LXX la segunda frase dice: "El que desobedezca, que
desobedezca", que halla un eco en Apoc. 22: 11.

Casa rebelde.

En tiempos anteriores, Dios había dicho que Israel era un pueblo "de
dura cerviz" (Exo. 32: 9). El mismo espíritu que provocó los 40 años
de peregrinación en el desierto había hecho que el cautiverio fuera
inevitable.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-27 TM 216

7 CS 512

17 CM 126; 2JT 76; 3JT 279; OE 219; RC 55; IT 469; 2T 708

17-19 1T 313

18 2JT 523

19 2T 53

21 IT 313


CAPÍTULO 4

1 Bajo el símbolo de un sitio, Dios muestra el tiempo de la caída de
Israel y su cautiverio. 9 Por medio del sitio se predice el hambre
devastadora.
1 TU, HIJO de hombre, tómate un adobe, ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén.

2 Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y
sacarás contra ella baluarte, y pondrás delante de ella campamento, y
colocarás contra ella arietes alrededor.

3 Tómate también una plancha de hierro, 618 y ponla en lugar de muro
de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y
será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal a la casa de Israel.

4 Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la
maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre
él, llevarás sobre ti la maldad de ellos.

5 Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días,
trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de
Israel.

6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y
llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día
por año te lo he dado.

7 Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella.

8 Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.

9 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y
ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te
acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él.

10 La comida que comerás será de peso de veinte ciclos al día; de tiempo en tiempo la comerás.

11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás.

12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano.

13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo.

14 dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni
nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni
despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.

15 Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan.

16 Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré el sustento
del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y
beberán el agua por medida y con espanto,

17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad.

1.

Tómate.

Los estudiosos de las profecías han debatido si los extraños
acontecimientos de este capítulo fueron acciones reales, visibles, o
sólo vívidos símbolos vistos por el profeta en visión, que después debía
contar a la gente. Pueden citarse las siguientes razones para suponer
que estos acontecimientos fueron presentados en forma visible ante los
Ojos del pueblo: (1) Debían ser una señal para la casa de Israel (vers.
3); (2) hubo hechos similares en el caso de otros profetas cuando las
acciones fueron evidentemente visibles: los cuernos de hierro de
Sedequías (1 Rey. 22: 11), el andar "desnudo y descalzo" de Isaías por
espacio de tres años (ver com. Isa. 20: 3), los yugos de madera de
Jeremías Jer. 27: 2), y el matrimonio de Oseas con la ramera (Ose. 1:
3). El hecho de que Ezequiel sacara sus pertenencias a la vista del
pueblo y luego se abriera paso a través de la pared (Eze. 12: 2-7), era
evidentemente una representación objetiva del asedio que se avecinaba.
Estas lecciones objetivas sin duda tenían el propósito de llamar la
atención, porque lo que el ojo ve tiende a causar impresiones más
profundas en la mente que las palabras que se escuchan. Todavía hoy en
los sacramentos se presenta algo que se puede ver para profundizar más
la enseñanza de las verdades divinas.

Adobe.

Heb. lebenah, "ladrillo" (BJ). Era común en la antigüedad escribir
en ladrillos. Los arqueólogos han descubierto miles de ladrillos con
inscripciones.

2.

Pondrás contra ella sitio.

Los cautivos esperaban que Jerusalén hubiese ya sufrido su último
asedio. Animados por falsos profetas, esperaban volver pronto a su
tierra natal. Sus más acariciadas esperanzas se verían anuladas sí
aceptaban la predicación de Ezequiel de que habría otro asedio. Sin
embargo, era inevitable la ruina de su amada ciudad. Ante la vista del
pueblo fueron presentados los castigos inminentes con símbolos
significativos que hablaban con mayor fuerza y eficacia que las
palabras.

Fortaleza.

Heb. dayeq, sustantivo colectivo que designa el total de las obras
de asedio, 619 quizá con referencia especial a los dispositivos que
permitían que los sitiadores alcanzaran una altura mayor que los muros,
para observar así lo que ocurría en la ciudad y también para disparar
sus flechas contra los defensores.

Baluarte.

En este caso, algún terraplén que permitiera que los atacantes subieran a los muros.

Arietes.

Eran pesadas vigas de madera, con punta de hierro, que se suspendían
horizontalmente desde torres o armazones movibles. Se hacía golpear
estas vigas en forma violenta contra los muros. En los bajorrelieves
asirios estas máquinas de guerra aparecen con frecuencia, por lo cual se
supone que en esa época eran comunes.

3.

Plancha de hierro.

Heb. majabath. Esta plancha ("sartén", BJ) es todavía un utensilio
común de cocina en el Cercano Oriente (Lev. 2: 5). Es posible que la
plancha fuera parte de los enseres domésticos del profeta. Se la empleó
para representar un escudo o muro de defensa levantado por el enemigo,
desde cuya protección descargaba sus proyectiles. Quizá el hierro
simbolizaba la invulnerabilidad de las líneas enemigas.

Señal.

El hecho de que estos vívidos símbolos habían de ser una "señal",
apoya vigorosamente la idea de que este capítulo habla de
acontecimientos literales (ver com. vers. 1). Con referencia a la
palabra "señal", ver com. Isa. 7: 14.

4.

Lado izquierdo.

Es probable que la posición tuviera que ver con el hecho de que
Samaria se encontraba al norte de Jerusalén, es decir, hacia la
izquierda, cuando uno mira hacia al este. No es necesario suponer que
Ezequiel quedó acostado en forma continuada 24 horas al día, durante el
largo período aquí especificado. Quizá dedicara sólo cierta parte del
día a esta forma de predicación simbólica.

Casa de Israel.

En este pasaje se emplea esta frase en su sentido más limitado para referirse a las diez tribus.

Llevarás sobre ti la maldad.

Hay diferencia de opiniones en cuanto a si Ezequiel debía simbolizar
el pecado de Israel o su castigo. Posiblemente las dos ideas
estuvieran implicadas en el simbolismo. Como otros profetas de la
antigüedad, Ezequiel debía mitigar sus mensajes de condenación con el
ofrecimiento del bálsamo del Evangelio. Sin embargo, el pecado no podía
pasarse por alto. Era necesario que fuera expiado. Es posible que la
acción de Ezequiel de llevar sobre sí la maldad de Israel hubiera
servido para indicar que Dios estaba dispuesto a perdonar el pecado del
pueblo, y aún en esa hora tardía quería cumplir su propósito mediante
Israel.

5.

trescientos noventa días.

Se han formulado muchas interpretaciones de este período. Hay
quienes prefieren aceptar los números que aparecen en la LXX, según la
cual eran 150 los días que Ezequiel debía llevar las iniquidades de
Israel, y 40 los días que debía llevar las de Judá; en total, 190 días.
Sin embargo, estos números no solucionan nada, pues los 150 días no
representan los años de cautiverio de las diez tribus, que fueron
llevadas cautivas en el año 723/1722 a. C.

Si se usan las cifras que aparecen en el hebreo, deberá considerarse
que los 390 años representan el período de la apostasía de Israel.
Este período comienza con la separación de Jeroboam y las diez tribus
cuando se apartaron de Judá. Esta separación señaló el comienzo del
pecado de Israel. Después de haberse separado de la monarquía designada
por Dios, el reino septentrional sufrió bajo una larga sucesión de
reyes impíos. Ni uno de sus reyes fue piadoso.

Pero también aquí aparecen dificultades. Según la "cronología
corta", sistema de cómputo empleado en este comentario (ver t. Il, PP.
143-146), el cisma de las diez tribus ocurrió por el año 931 a. C. (ver
t. II, p. 78). Desde ese momento hasta la visión de Ezequiel en 593/592,
sólo habían transcurrido unos 339 años. Hasta la caída de Jerusalén
sólo hubo 345 años, y hasta el retorno del cautiverio pueden computarse
395. Empleando la ahora desacreditada "cronología larga" (ver t. Il, p.
145), los 390 años desde el cisma hasta Ezequiel arrancan de
aproximadamente el año 980 a. C. De todo esto puede deducirse que los
sincronismos no se prestan para confirmar ni un sistema cronológico ni
el otro.

6.

Cuarenta días.

Siguiendo la analogía ya tratada al comentar el vers. 5, los 40 años
representarían los años del pecado de Judá. A diferencia de Israel,
Judá permaneció fiel a sus gobernantes designados, miembros de la casa
de David. Pero los habitantes de Judá también se habían volcado en
forma creciente a la idolatría, y si bien hubo varios reyes piadosos en
el reino de Judá que procuraron 620 refrenar la creciente marca de
impiedad, la nación fue degradándose progresivamente. Una de las
últimas oportunidades importantes para lograr la reforma ocurrió durante
el reinado de Josías, quien, en el 8.º año de su reinado (2 Crón. 34:
3), "comenzó a buscar al Dios de David, su padre". Fue un noble
intento, pero en lo que respecta al pueblo fue una reforma superficial.
Más tarde se les dijo que habían ido demasiado lejos como para que se
evitaran los castigos que los amenazaban (2 Crón. 34: 23-25). Si se
considera que el año 8.º de Josías, 633/632 a. C., señala el comienzo
del período especial de culpabilidad de Judá, desde esa fecha hasta el
primer mensaje de Ezequiel en el año 593/592 (ver com. Eze. 4: 5), se
computan exactamente 40 años.

Entre otros intentos de entender estos períodos de tiempo está el
que suma 390 más 40, lo que da 430 días, cifra que se compara con Exo.
12: 40 donde se dan 430 años de peregrinaje para los hijos de Israel.
Pero esta analogía no parece tener ningún sentido. Una variación
totalmente caprichosa relaciona los 390 días con los 40 azotes de Deut.
25: 3, los cuales fueron reducidos por los maestros judíos a "cuarenta
azotes menos uno" (2 Cor. 11: 24). De este modo, se pretende que les
correspondían 39 a cada una de las tribus y 40 a Judá.

Día por año.

Literalmente, "día para el año". Esta expresión puede compararse con
una afirmación similar en Núm. 14: 34: "Conforme al número de los días,
de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras
iniquidades cuarenta años, un año por cada día". En estas
declaraciones se encuentran las primeras insinuaciones de la escala
profético que más tarde sería tan importante en la interpretación de las
grandes profecías de tiempo, tales como la del "tiempo, y tiempos, y
medio tiempo" (Dan. 7: 25) y la de "dos mil trescientas tardes y
mañanas" (Dan. 8: 14).

7.

Afirmarás tu rostro.

Expresión que indica perseverancia y firmeza de propósito (Lev. 17:
10; 20: 3, 5-6; 26: 17; Eze. 15: 7; 20: 46). La firmeza de propósito
concernía "al asedio de Jerusalén". Esto debía hacerse durante los
períodos cuando el profeta estuviera acostado de cada lado llevando
simbólicamente tanto la iniquidad de Israel como la de Judá. La
combinación de estos actos puede entenderse mejor a la luz de los
propósitos de Dios en esta ocasión, como se los revela por medio de
Jeremías. Mediante varios símbolos, y también usando declaraciones
proféticas sencillas, Dios le declaró al remanente que había quedado en
Judá que su única esperanza de seguridad estaba en someterse al rey de
Babilonia. Su iniquidad había ido demasiado lejos para que se pudiera
evitar el castigo de Jerusalén y de sus habitantes. Debían llevar su
iniquidad. Les esperaba el cautiverio. Esto se oponía diametralmente a
las arrogantes ambiciones de los militaristas. Apoyados por falsos
profetas, rechazaban en forma desafinaste la exhortación de Jeremías y
seguían adelante con sus planes de resistir. Jeremías mismo fue tildado
de espía y traidor. Los que estaban cautivos juntamente con Ezequiel
también esperaban poder librarse de los babilonios. En vez de aceptar
con paciencia el plan de Dios de que llevaran su iniquidad y de que
llegaran a comprender que su rebelde corazón era la raíz de todas sus
penurias, acariciaban la esperanza de que su amada ciudad resistirla y
que pronto ellos mismos podrían volver a su tierra natal.

Descubierto tu brazo.

En actitud de estar listo para la acción.

8.

Ataduras.

No se dice de qué tipo eran estas ataduras, pero el simbolismo es
claro. Esta restricción simbolizaba el carácter inexorable de los
acontecimientos predichos. El pueblo, por más diligente que fuera, no
podía hacer nada para impedir la devastación de Jerusalén y el
cautiverio del remanente.

9.

Trigo.

El orden en el cual se enumeran estos alimentos sin duda indica la
escasez de alimento debido a las angustias del asedio. El trigo y la
cebada no bastarían para alimentar al pueblo durante el sitio, y sería
necesario mezclarlos con alimentos considerados de menor calidad.

Habas.

Ver 2 Sam. 17: 28.

Lentejas.

Ver Gén. 25: 29, 34; 2 Sam. 17: 28.

Millo.

Heb. dojan, palabra que sólo aparece aquí y que se traduce correctamente como "mijo" (BJ) o "millo" (RVR).

Avena.

Heb. kussémeth hoy conocido como Triticum sativum, "espelta". El pan que tuviera una parte de espelta no sería muy sabroso.

10.

Veinte siclos.

o sea unos 200 g (ver t. I,p.173). Esta escasa ración apenas bastaría para sustentar la vida. 621

11.

La sexta parte de un hin.

El hin equivalía a 3,67 lt (ver el t. I, p. 176) y la sexta parte
sería 0,61. Se ha descrito la escasa ración de alimento y de agua con
la cual Ezequiel debía subsistir, como "demasiado para morir y demasiado
poco para vivir".

12.

Excremento humano.

Debido al asedio no habría leña para combustible, y al prolongarse
el asedio se consumiría todo el estiércol. Por eso los hombres se verían
obligados a emplear excremento humano, desecado, como combustible.

13.

Pan inmundo.

Es probable que este pasaje signifique que durante el cautiverio los
judíos no podrían observar todos los preceptos mosaicos sobre
alimentación.

14.

¡Ah, Señor Jehová!

Ezequiel protesta por la orden divina. Pedro lo hará muchos años
después (Hech. 10: 14). Ezequiel afirma que ha sido observador
escrupuloso de la ley. Su petición es oída y la orden se atenúa. Se le
da permiso para usar un combustible que es aún hoy muy común en esa
parte del mundo.

16.

El sustento del pan.

Ver Eze. 5: 16; 14: 13; cf. Lev. 26: 26; Sal. 105: 16. Aquí se
muestra la aplicación de esta representación profético. Las condiciones
que acompañan al hambre, tan vívidamente representadas por Ezequiel, son
aplicadas a la ciudad de Jerusalén.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

6 CS 371;DTG 200;PR 515

CAPÍTULO 5

1 Con el símbolo del cabello, 5 se presenta el juicio contra
Jerusalén por su rebelión, 12 ejecutado por medio del hambre, la espada y
la dispersión.

1 Y TU, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, toma una navaja de
barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una
balanza de pesar y divide los cabellos.

2 Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando
se cumplan los días del asedio; y tomarás una tercera parte y la
cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una tercera parte
esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos.

3 Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto.

4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y
en el fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de
Israel.

5 Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.

6 Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que
las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque
desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.

7 Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que
las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andando en mis
mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de
las naciones que están alrededor de vosotros habéis andado.

8 Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti;
sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones.

9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.

10 Por eso los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los
hijos comerán a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos
los vientos todo lo que quedare de ti.

11Por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, ciertamente por haber
profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo
también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia.

12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia 622 y será
consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada
alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los vientos, y
tras ellos desenvainaré espada.

13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré
satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando
cumpla en ellos mi enojo.

14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.

15 Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones
que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e
indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado.

16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre,
que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces
aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el
sustento del pan.

17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te
destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré
sobre ti espada. Yo Jehová he hablado.

1.

Navaja de barbero.

Corresponde mejor: "Toma una espada afilada, tómala como navaja de
barbero" (BJ). Evidentemente el profeta debía tomar una espada, por
cansa de su simbolismo, para emplearla como navaja. Con referencia a la
figura de la navaja, ver Isa. 7: 20, donde se emplea este instrumento
como símbolo de la devastación obrada por un ejército invasor.

Nótese que en el cap. 5 continúa sin interrupción la narración profético que comenzara en el cap. 4: 1.

Sobre tu cabeza.

Se le indica a Ezequiel que debe realizar, como representación
simbólica, un acto prohibido. Era contrario a la ley que el sacerdote se
afeitara la cabeza o la barba (Lev. 21: 5). Esta vez Ezequiel no
protesta (ver Eze. 4: 14). Sabe cuándo le es legítimo pedir una
modificación de un mandato divino o su revocación y cuándo debe prestar
obediencia sin discusiones.

Balanza.

Es posible que la balanza represente justicia y el cuidado con que
Dios trata a cada alma. Cada alma será tan cuidadosamente pesada y las
recompensas serán asignadas de tal modo, que cuando se revelen los
juicios de Dios al fin de la historia, no se oirá ni una sola voz de
protesta en toda la vasta creación. Desde el más pequeño hasta el más
grande, todos se verán obligados a confesar: "Justos y verdaderos son
tus caminos, Rey de los santos" (Apoc. 15: 3; ver CS 727).

2.

En medio de la ciudad.

Es decir, en medio del símbolo que Ezequiel había hecho (cap. 4: 1).
La tercera parte que se quemó representaba a los que estuvieran en la
ciudad y perecerían por la peste y el hambre (cap. 5: 12). La tercera
parte que sería cortada con espada alrededor de la ciudad representa a
los que morirían a espada mientras intentaran escapar, como ocurrió en
el caso de los hijos de Sedequías y el resto del séquito del rey (Jer.
52: 10). La tercera parte que sería esparcida representa a la pequeña
parte de la población que después de haber escapado de la destrucción,
sería esparcida entre los paganos. Aun allí la espada había de
seguirlos (Eze. 5: 12).

3.

En la falda.

Esto simboliza la limitada protección que habría de recibir el
remanente que quedara en el país, gobernado por Gedalías (2 Rey. 25: 22;
Jer. 40: 5-6).

4.

En medio del fuego.

Buena parte del remanente habría de perecer violentamente. Esta
profecía halló un trágico cumplimiento en la conspiración de Ismael
contra Gedalías y las calamidades que siguieron (Jer. 40-41). Esto
motivó a que muchos descendieran a Egipto, donde murieron en consonancia
con la profecía de Jeremías (Jer. 42: 13-17). Los que permanecieron en
el país sufrieron otro destierro por orden de Nabuzaradán (Jer. 52: 30).
Como resultado de todo esto, la tierra se despobló.

5.

En medio de las naciones.

Aquí se destaca la posición estratégica de Jerusalén, situada en
medio de las naciones del Cercano Oriente y en la encrucijada de los
principales caminos de la antigüedad. Su ubicación especial le
proporcionaba a Israel grandes oportunidades. Hacia el sur estaba
Egipto; hacia el noreste, Asiria y Babilonia, y hacia el norte, los
asirios. Sobre la costa estaban los filisteos, y más hacia el norte, los
fenicios. A poca distancia hacia el este estaban los moabitas y
amonitas, y hacia el sur, los edomitas.

Dios colocó a su pueblo en "medio de las 623 naciones", y quería que
fuera una gran fuerza evangelizadora mediante la cual el conocimiento
del verdadero Dios debía de extenderse a todo el mundo. Deseaba que la
nación de Israel fuera una clara demostración de la superioridad de la
verdadera religión por sobre todos los falsos sistemas de culto. El caso
de Israel y su prosperidad habían de ser un ejemplo tan atrayente, que
todas las naciones buscarían al Dios de Israel (ver las PP. 28-32).

Esta lección es para nosotros también. Dios nos ha colocado como
cristianos, individualmente como luces para nuestros vecinos. También
espera de nosotros que seamos una demostración de la inmensa
superioridad y de las grandes ventajas de ser cristianos. Desea que
hagamos de nuestra religión algo tan atrayente como para que otros
también la busquen.

6.

Ella cambió mis decretos.

Mejor, "Pero ella se ha rebelado contra mis normas con más
perversidad que las naciones" (BJ). La rebelión es un acto voluntario,
premeditado y planificado.

Más que las naciones.

Debe entenderse en el sentido de que los israelitas habían pecado
contra una luz mayor. Dios juzga a los hombres teniendo en cuenta la luz
y las oportunidades que han tenido o que pudieran haber tenido si las
hubieran buscado. Quienes forman parte de la iglesia de Dios en este
tiempo disponen de la luz acumulada durante siglos. Dios espera de ellos
una norma de conducta más elevada que la de las personas de cualquier
época anterior. Si se resisten y con rebelión se niegan, como lo hizo
Israel, su culpa será proporcionalmente mayor.

7.

Por haberos multiplicado.

La palabra hebrea así vertida no puede traducirse con certeza. Se
ha sugerido que debería traducirse de la siguiente forma: "Porque
vuestro bullicio o agitación es mayor que el de las naciones". "Por
cuanto habéis sido más turbulentos que las naciones" (VM).

Ni aun según las leyes de las naciones.

En varios manuscritos hebreos no aparece la negación, lo cual
equivaldría a afirmar que los israelitas habían andado según las
costumbres de las naciones. Si se conserva la negación, deberá
interpretarse que Israel no se había comportado como las otras naciones,
las cuales al menos eran fieles a los dioses que adoraban, mientras que
Israel se rebeló contra su Dios.

9.

Lo que nunca hice.

No se especifica con claridad con qué se compararían las calamidades
inminentes, si se refiere a las grandes catástrofes del pasado: el
diluvio o la destrucción de Sodoma. Es verdad que ninguna de ellas
significó una muerte tan lenta como la que se predice en el vers. 10. Lo
que queda claro es que Israel había tenido mayores oportunidades y
privilegios que los que se les había confiado a otras naciones; en
consecuencia, el castigo de su pecado sería proporcionalmente más severo
y más resaltante que el que Dios había infligido o infligiría a
cualquier otra nación.

10.

Comerán a los hijos.

Moisés, y más tarde Jeremías, habían amenazado con este terrible
castigo (Lev. 26: 29; Deut. 28: 53; Jer. 19: 9). Esta predicción halló
su horrible cumplimiento en el asedio de Samaria (2 Rey. 6: 28-29), en
el sitio de Jerusalén por los caldeos (Lam. 4: 10) y finalmente en el
sitio de la ciudad por los romanos (Josefo, Guerras vi. 3, 4). Moisés
también había advertido que serían esparcidos "por todos los pueblos"
(Deut. 28: 64).

11.

Vivo yo.

Un solemne juramento que aparece 14 veces en el libro de Ezequiel.

Profanado mi santuario.

Esta profanación se describe con mayores detalles en el cap. 8.

Te quebrantaré.

Diversos manuscritos hebreos y las versiones antiguas dicen así. El texto masorético dice: "te raeré".

12.

Una tercera parte.

Comienza aquí la explicación de las acciones simbólicas registradas
en la primera parte del capítulo. El fuego (vers. 2) representa hambre y
pestilencia.

13.

Tomaré satisfacción.

Heb. najam, en la forma verbal que aparece aquí, "me vengaré" (BJ).
Es difícil que concibamos que Dios se satisfaga ejecutando tan
terribles castigos como éstos, pues Dios no quiere "la muerte del impío"
(cap. 33: 11). Isaías dice que la destrucción es la "extraña obra" de
Dios (Isa 28: 21). Ante la necesidad de un castigo, así describe Oseas
los sentimientos de Dios: "¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te
entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a
Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi
compasión" (Ose. 11: 8). A pesar de la compasión y de la misericordia
de Dios, la rebelión y la iniquidad deben recibir su merecido castigo y
el mal debe ser raído de la tierra. 624

14.

Soledad.

Comparar con Lev. 26: 31.

15.

Escarmiento.

"Advertencia". Jerusalén debía haber sido la gran lección objetiva de
la forma en que Dios quiere educar a la humanidad (ver las PP. 29-32).
Su posición estratégica llamaba la atención de muchas naciones. Ahora
era ampliamente conocida su calamidad, que revelaba su verdadera
situación religiosa.

16.

Hambre.

En los vers. 16-17 se hace una recapitulación de las desgracias de
Jerusalén. En otros pasajes los castigos de Dios se representan con la
figura de saetas (Deut. 32: 23; Sal. 7: 13; 64: 7). Entre otras fuerzas
desoladoras, se había amenazado a los judíos con un castigo mediante
fieras (Lev. 26: 22; Deut, 32: 24). Los leones y los osos se
multiplicaron en el país cuando estuvo deshabitado (2 Rey. 17: 25). La
"sangre" sin duda indica muerte violenta.

CAPÍTULO 6

1 Juicio contra Israel por su idolatría. 8 El remanente será
bendito. 11 Se exhorta a los fieles a lamentarse por las calamidades.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.

3 Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así ha
dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a
los valles: He aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros espada, y
destruiré vuestros lugares altos.

4 Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán
quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros
ídolos.

5 Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus
ídolos, y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares.

6 Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los
lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan
desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán quebrados y
acabarán, vuestras imágenes del sol serán destruidas, y vuestras obras
serán deshechas.

7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.

8 Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones
algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las
tierras.

9 Y los que de vosotros escaparan se acordarán de mí entre las
naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de
su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que
fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán de sí mismos, a causa de
los males que hicieron en todas sus abominaciones.

10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.

11 Así ha dicho Jehová el Señor: Palmotea con tus manos, y golpea
con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de
Israel! porque con espada y con hambre y con pestilencia caerán.

12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a
espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así cumpliré en
ellos mi enojo.

13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de
sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en
todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo
de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus
ídolos.

14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré
la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y
conocerán que yo soy Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

Esta frase indica el comienzo de una nueva revelación, sin duda
después de un intervalo de silencio entre esta revelación y la anterior.
Sin embargo, la profecía 625 está estrechamente relacionada con la
explicación del simbolismo del cap. 5. El intervalo no puede haber sido
largo; el cap. 8 está ubicado en el 6.º mes del 6.º año, poco más de un
año después del comienzo de las visiones de Ezequiel. En este libro, la
frase "vino a mí palabra de Jehová" parece introducir cada nueva
revelación divina.

2.

Pon tu rostro.

Frase característica de Ezequiel (caps. 13: 17; 20: 46; 21: 2, 16; 25: 2; 28: 21; 29: 2; 35: 2, 38: 2).

Hacia los montes.

Figura poética que representa a los habitantes de esos montes (Eze.
36: 1; Miq. 6: 2). En contraste con las amplias llanuras donde estaba
Ezequiel, Judea era un país montañoso. Además, los montes eran centros
de culto idolátrico (Deut. 12: 2; 2 Rey. 17: 10-11; Jer. 2: 20; 3: 6,
23; Ose. 4: 13).

3.

Los arroyos.

Es posible que se haga mención específica a los arroyos y los
valles, porque allí también se realizaban abominables ritos de
idolatría, tales como el sacrificio de los niños por fuego en el valle
de Hinom (Isa. 57: 5; Jer. 7: 31).

Lugares altos.

Heb. bamah. Estos eran santuarios al aire libre donde la gente
ofrecía sacrificios a Jehová (ver com. 1 Rey. 3: 2). Sin embargo, debido
a que los cananeos habían practicado la más vil idolatría en estos
lugares altos, el culto allí tendía a degradar la religión de Jehová.
Después del establecimiento del templo en Jerusalén, ése fue el único
centro legítimo de culto en toda la nación. Al propasarse la idolatría,
esos lugares altos se convirtieron en escenarios de la celebración de
los más degradantes ritos paganos. Algunos reyes piadosos, como Ezequías
y Josías, procuraron destruirlos (2 Crón. 31: 1; 34: 34); pero sus
sucesores idólatras los restablecieron.

4.

Vuestras imágenes del sol.

Heb. jamman, "altarcito de incienso". Esta palabra proviene de la
raíz jamman, "calentarse". La palabra jammah, que se refiere al calor
del sol, y que en Cant. 6: 10 e Isa. 30:26 se aplica poéticamente al sol
mismo, se deriva de la misma raíz. De esta relación algunos han
deducido que se trataba de algo relacionado con la adoración del sol.
Pero la palabra en sí significa "altar de incienso" (ver com. 2 Crón.
14: 5). Estos altares eran parte de los enseres empleados en el
complicado sistema de adoración de ídolos, que aquí es condenado a una
total destrucción. Este versículo es un eco de Lev. 26: 30, donde Moisés
pronuncia los mismos castigos para los judíos por causa de su maldad.

Vuestros ídolos.

Heb. gillulim, "ídolos". Esta palabra siempre tiene un sentido
despectivo. Algunos piensan que es de la raíz galal, "hacer rodar", y
que podría referirse a algo que se puede hacer rodar, tal como un
tronco. Otros sugieren que hay una relación con la palabra gel,
"estiércol" (Job 20: 7; Eze. 4: 12, 15), y que por lo tanto indica algo
despreciable. La palabra gillulim aparece 39 veces en Ezequiel y tan
sólo 9 veces en el resto de los libros del AT. Se dice irónicamente que
los ídolos ya no serían más adorados por los vivos, sino por los cuerpos
inertes de sus adoradores muertos.

6.

Serán deshechas.

Del verbo hebreo majah, que en la forma verbal que aparece aquí
tiene más vigor que "ser deshecho". Significa ,"exterminar",
"aniquilar". Los israelitas deberían haber "exterminado" los altares
idolátricos de los cananeos para así haber quitado realmente de su medio
un motivo de tentación. Porque no hicieron caso a la orden divina, sus
propias obras habrían de ser raídas.

7.

Sabréis.

En vez de reconocer a Dios y hacer caso a sus revelaciones, los
hijos de Israel hacían "escarnio de los mensajeros de Dios, y
menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió
la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio" (2 Crón. 36:
16). El pueblo se negó a reconocer que el mensaje divino era genuino,
hasta que fue rudamente sacudido por el castigo con que lo amenazaban
esos despreciados profetas. El cumplimiento de la profecía fue el sello
divino de la legitimidad del profeta y de su obra.

En su idolatría los israelitas habían comparado a Jehová con los
dioses de los paganos, y lo habían considerado como uno de los muchos
dioses a quienes se podía adorar. Escogieron sus dioses pensando en cuál
les podría proporcionar una mayor prosperidad (2 Crón. 28: 23). Para
combatir esta filosofía desmoralizadora, los profetas habían presentado
dos clases de pruebas para demostrar la superioridad del verdadero Dios
sobre los que eran dioses sólo de nombre. En primer lugar, se refirieron
al poder creador de Jehová. Y en segundo lugar, subrayaron la capacidad
divina para predecir (Isa. 45; Jer. 10). Aquí se presenta esta última
prueba como la que finalmente arrancaría de labios de los 626 obstinados
israelitas la confesión de que, al final de cuentas, Jehová era el
verdadero y único Dios. En su misericordia, Dios había esperado que
este reconocimiento se produjera antes de que ya no hubiera remedio. El
Señor no deseaba permitir que sus escogidos cosecharan el fruto de su
propia obstinada incredulidad.

También en otros pasajes se afirma que la profecía y su cumplimiento
constituyen una razón suficiente para creer: "Y ahora os lo he dicho
antes que suceda, para que cuando suceda, creáis" (Juan 14: 29). Es
posible que ésta sea la evidencia más poderosa de que las Escrituras son
divinas y que Dios es lo que ha dicho que es. La profecía es el
argumento contra el cual el escéptico no ha encontrado ninguna respuesta
lógica. En nuestros días hay una acumulación de evidencias proféticas.
Quienes se niegan a reconocer su validez, y por lo tanto no aceptan las
demandas de Dios, quien las pronunció, finalmente, así como el Israel de
antaño, se verán obligados a reconocer la soberanía del único Dios
verdadero y viviente.

La palabra "sabréis" o su equivalente aparece 88 veces en Ezequiel, y
en cierto modo es la nota tónica del libro. Israel fue llevado al
cautiverio porque no "sabía" (Isa. 1: 3; 5: 13; Ose. 4: 6). El
cautiverio fue un proceso educativo. Por medio de la dura adversidad, el
pueblo de Dios había de aprender lo que no había aprendido en tiempos
de prosperidad (DTG 20; ver p. 33).

8.

Un resto.

Tal como ocurre con frecuencia en los mensajes proféticos, hay aquí
una vislumbre de esperanza en una profecía de calamidades. Debido a las
difíciles condiciones, algunos serían conmovidos y admitirían que habían
actuado impíamente, y en cierta medida se volverían a su Dios. Por
medio de este "resto" Dios procuraría cumplir sus promesas.

La idea del remanente (o "resto"), se basa en el hecho de que la
salvación es algo individual. Es decir, depende de la elección personaI.
Dios puede salvar de una iglesia sólo a aquellos cuya experiencia
revela que se han puesto enteramente de parte de Dios. Del gran número
de cristianos que habrá en los últimos días, sólo un remanente guardará
"los mandamientos de Dios" y tendrá "el testimonio de Jesucristo" (Apoc.
12: 17). Dios no desea que tan sólo unos pocos se salven. No quiere que
ninguno perezca (2 Ped. 3: 9). Sin embargo, el hombre usando su libre
albedrío, debe escoger la salvación, y gracias al don de Dios podrá ser
considerado apto para la vida eterna.

9.

Yo me quebranté.

Algunas de las versiones antiguas dicen: "yo quebranté", es decir,
que Dios quebrantó sus corazones en un esfuerzo por llevarlos al
arrepentimiento. La BJ y la VM concuerdan con esas versiones.

Sus ojos.

Es probable que se mencionen los ojos porque son el medio por el cual el corazón ha sido seducido por mal.

Fornicaron.

Se describe la apostasía con La figura de la infidelidad en la relación matrimonial (cf. Jer. 3: 20).

Se avergonzarán de sí mismos.

"Tendrán horror de sí mismos" (BJ). La vergüenza es una señal de una
tristeza piadosa, que si se permite que complete y perfeccione su obra,
llevará al arrepentimiento (2 Cor. 7: 10); de otro modo, la vergüenza
sólo representa remordimiento por las consecuencias. La mayoría de los
israelitas experimentaban un remordimiento impío. Sin embargo, algunos
sentían una tristeza piadosa. Como Job, exclamaron: "Por tanto me
aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42: 6). La verdadera
tristeza se produce de la siguiente manera: Dios detiene al hombre en su
caprichoso proceder y lo invita a examinarse en el espejo de la
perfecta ley divina. A la luz de esa ley, que es la gloria del
inmaculado Jesús, el alma descubre que está minada de pecado. Desaparece
el ensalzamiento del yo. Comienza un intenso horror de uno mismo.
Estando en esta condición, el pecador confía su alma desvalida a Jesús, y
depende plenamente de los méritos divinos; su arrepentimiento es
aceptado.

11.

Palmotea... golpea.

Se ordena realizar estas dos acciones para transmitir una mezcla de
emociones, estupefacción, asombro, indignación, desagrado, tristeza,
pena y lástima, en primer lugar, por el pecado que ha contemplado, y en
segundo lugar, por el mal que prevé (Eze. 22: 13; cf. Núm. 24: 10; Job.
27: 23).

12.

El que esté lejos..

Nadie podría escapar de estos castigos. Todos caerían, no importa donde estuvieran.

13.

Todo collado alto.

Aquí se enumeran todos los lugares donde la gente solía levantar
santuarios para la idolatría (vers. 6). Las cimas de los collados eran
lugares predilectos para levantar santuarios. 627

14.

Diblat.

No es posible ubicar con precisión este lugar. El nombre no aparece
en ningún otro pasaje bíblico. En Núm. 33: 46-47 aparece
Almón-diblataim, que es una forma dual del nombre. En Jer. 48: 22 se
encuentra Bet-diblataim. Estas dos aldeas, que quizá fueran sólo una,
estaban en Moab y es probable que deban identificarse con lo que es hoy
Kirbet Deleilat es Serakiyeh, en la meseta junto a la frontera oriental,
cerca ya del gran desierto que se extiende hacia el este. También es
posible que debiera leerse "Riblah" en vez de "Diblah", pues en el
hebreo la letra "r" y la letra "d" son muy similares y con frecuencia se
confunden. Además, las terminaciones de ambas palabras son idénticas.
Ribla se encontraba a unos 80 km. al suroeste de Hamat. Los reyes
egipcios y babilonios usaron esta aldea como base de sus operaciones
militares en Siria (2 Rey. 23: 33; 25: 5-6). También sería posible
traducir "desde el desierto hasta Ribla", lo que equivaldría a la
expresión "desde Dan hasta Beerseba". De este modo, se afirma que toda
la región desde el desierto por el sur hasta Ribla por el norte se
transformaría en desierto.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

11 PE 33, 56; 1 T 363

CAPÍTULO 7

1 Desolación final de Israel. 16 El doloroso lamento de los que
escapen. 20 Los enemigos profanarán el santuario por las abominaciones
de Israel. 23 Con el símbolo de una cadena se demuestra su penoso
cautiverio.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de
Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.

3 Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te
juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones.

4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré
sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y
sabréis que yo soy Jehová.

5 Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal.

6 Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.

7 La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene,
cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes.

8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor,
y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.

9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos
pondré sobre ti, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis
que yo Jehová soy el que castiga.

10 He aquí el día, he aquí que viene; ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.

11 La violencia se ha levantado en vara de maldad; ninguno quedará
de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos
quien se lamente.

12 El tiempo ha venido, se acercó el día; el que compra, no se
alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda la
multitud.

13 Porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden vivos;
porque la visión sobre toda la multitud no se revocará, y a causa de su
iniquidad ninguno podrá amparar su vida.

14 Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien
vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud.

15 De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; y el que esté en
el campo morirá a espada, y el que esté en la ciudad lo consumirá el
hambre y la pestilencia.

16 Y los que escapen de ellos huirán y estarán sobre los montes como
palomas en los 628 valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.

17 Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua.

18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.

19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su
plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no
saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para
su maldad.

20 Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia, e
hicieron de ello las imágenes de sus abominables ídolos, por eso se lo
convertí en cosa repugnante.

21 En mano de extraños la entregué para ser saqueada, y será presa de los impíos de la tierra, y la profanarán.

22 Y apartaré de ellos mi rostro, y será violado mi lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo profanarán.

23 Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales
poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y
sus santuarios serán profanados.

25 Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá.

26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre
rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del
sacerdote, y de los ancianos el consejo.

27 El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de tristeza, y las
manos del pueblo de la tierra temblarán; según su camino haré con ellos,
y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

La repetición de esta frase (ver com. cap. 6: 1) sugiere que había
transcurrido otro período de silencio, seguido ahora por una nueva
comunicación profética. El tema de este capítulo es la inminencia de los
castigos ya predichos y la magnitud de la destrucción. Este capítulo
tiene forma más poética que los mensajes anteriores y podría compararse
con una endecha.

2.

El fin.

Sin duda esta frase se repite para dar mayor énfasis (vers. 6; cf. cap. 12: 21-28). Esta es la nota tónica del cap. 7.

Los cuatro extremos.

Literalmente, "las cuatro alas". Esta expresión equivale a los
cuatro puntos cardinales: norte, sur, este, oeste (ver Isa. 11: 12;
Apoc. 7: 1). Se predice aquí el fin de Israel como nación.

3.

Te juzgaré.

En los vers. 8-9 se repiten casi sin modificaciones los vers. 3-4.
Estos pasajes representan sin tipo de estribillo en la endecha. Así se
le da mayor fuerza a las acusaciones.

Según tus caminos.

Cf. con Apoc. 22: 12. Algunos psicólogos han alegado que el hombre
no es totalmente responsable de sus acciones. Afirman que es víctima de
problemas glandulares, de un sistema nervioso inestable o de sin
ambiente inadecuado. Sin embargo, la religión de la Biblia afirma y
demuestra que el poder del Evangelio es mayor que toda tendencia
hereditaria o cultivada hacia el mal.

4.

Ni tendré misericordia.

Es decir, Dios no permitirá que su misericordia, la cual es atributo
esencial de su carácter, impida que se apliquen los castigos.

5.

Un mal.

Quizá en el sentido de un "mal único" o un "mal final". Es decir, un
mal completo en sí mismo, que no necesita repetirse. Mediante el cambio
de una letra, varios manuscritos hebreos, así como los tárgumes
(paráfrasis en arameo de las Escrituras hebreas), dicen "mal tras mal".
El "mal" (Heb. ra'ah) no sólo se refiere al mal moral, sino también a
una "calamidad" y a un "desastre". Este segundo significado es el más
adecuado en este caso. Judá había de sufrir calamidad tras calamidad.

6.

Se ha despertado.

En el hebreo hay un juego de palabras imposible de reproducir en la
traducción. Dice el texto: haqets heqits, "el fin ha despertado". El
castigo predicho se está levantando a fin de cumplir su tarea
destructora.

7.

Mañana.

Heb. tsefirah, cuyo significado es incierto. Esta palabra sólo
aparece aquí, en el vers. 10 y en Isa. 28: 5, donde se traduce como
"corona". Viene de una raíz que significa "trenzar", "entrelazar". Es
posible que se refiere a la culminación, la "corona" del "fin".

Alegría.

Heb. hed, palabra que sólo aparece aquí en el AT. Es posible que en
vez de hed debería leerse hedad, el grito de alegría de quienes prensan
las uvas (Jer 25: 30; 51: 14). 629 En lugar de alegría habría un ruido
discordante y aterrador de batalla y de guerra.

8.

Te juzgaré.

En los vers. 8-9 se repiten en buena parte las palabras de los vers.
3-4. La última frase es más enfática: "Sabréis que yo soy Jehová el que
castiga".

10.

Ha florecido la vara.

Por lo general, los intérpretes judíos han entendido que la vara
representa al conquistador caldeo, la vara de la ira del Señor. Su
poder crecía como un renuevo, dando indicios de vigorosa vitalidad, y
rápidamente tomando la forma que permitiría que el conquistador golpeara
fuertemente. La "soberbia" también puede aplicarse a los caldeos, o
quizá también a Israel, quien por su "insolencia" (BJ) estaba ganándose
su castigo.

11.

La violencia se ha levantado.

La construcción literaria indica que el autor se sentía
profundamente afectado porque se expresa con oraciones cortas, omitiendo
algunos verbos, lo cual dificulta mucho la traducción. La traducción
literal del pasaje es como sigue: "La violencia se levantó para [ser]
vara de maldad, no de ellos, no de su multitud, y no de [?; no se sabe
el significado de la palabra hebrea] y no [?; "lamentación" según la
traducción tradicional judía de noah] en ellos". Uno de los manuscritos
de la LXX dice "ornamento" por noah. Si alguno hubiera estado presente y
hubiera escuchado la cadencia de la voz del profeta; si se hubiera
visto sus gestos y la expresión del rostro, indudablemente el sentido
hubiera sido claro. Si la tradición judía acerca de que en la última
frase debe entenderse "lamentación" es correcta, se entendería que no se
habrían de realizar los habituales ritos de sepelio.

12.

El que compra, no se alegre.

Un elemento importante de la actividad de los israelitas era la
compra y venta de tierras. Según la ley (Lev. 25: 14-16), la posesión de
tierras compradas en ningún caso había de extenderse más allá del año
del jubileo, en cuyo tiempo todas las tierras habían de volver a quienes
las poseían por derecho de herencia. El que se vendiera tierras a bajo
costo naturalmente alegraría al comprador. Por otra parte, una
propiedad heredada se suele vender con tristeza porque se transfieren
los derechos a otros. Frente al inminente asedio, Ezequiel afirma que el
comprador no tendría de qué alegrarse, porque no gozaría de lo
comprado. Pero el vendedor no tendría razón para lamentarse por haber
perdido su propiedad al venderla, porque de todos modos, el cautiverio
inminente lo privaría de sus propiedades.

13.

No volverá.

El vendedor, sin duda, tendría demasiada edad como para que tuviera
la esperanza de vivir hasta que se hubieran completado los 70 años del
cautiverio. Tampoco le aprovecharía en nada el año del jubileo mientras
estuviera en el cautiverio.

14.

No habrá quien vaya.

Un cuadro de desmoralización, quizá debida a un sentimiento de
culpabilidad que al fin los ha llevado a comprender que no pueden
esperar que Dios los ayude.

16.

Como palomas.

Unos pocos escaparían y hallarían refugio en las montañas, pero su condición sería extremadamente precaria.

Gimiendo.

El verbo hamah es empleado para designar el gruñido de los osos
(Isa. 59: 11), el ladrido de los perros (Sal. 59: 6, 14), el bramido de
las naciones (Sal. 46: 6), el clamor del salmista (Sal. 55: 17), el
estruendo del mar (Isa. 17: 12). Con frecuencia, cuando el pecado
produce sus amargos resultados, se expresan acerbos pesares.
Desgraciadamente, esos "pesares" son ocasionados por las tristes
consecuencias del pecado y no porque el pecado haya deshonrado a Dios.
Los hombres anhelan que desaparezcan las consecuencias, mas no ser
liberados de la culpa y del poder del pecado; pero esto último debe
preceder a lo anterior.

En la LXX, la segunda parte del versículo reza: "A todos mataré, a
cada uno en sus injusticias". En siríaco dice: "todos ellos morirán",
como si el manuscrito hebreo del cual se tradujo hubiera tenido allí una
forma del verbo muth, "morir", y no del verbo hamah, "gemir".

17.

Débil como el agua.

Esta figura muestra la debilidad y el desamparo de los fugitivos. No
podían usar las manos que deberían haber sido fuertes para portar armas
de guerra y para construir fortificaciones. Y las rodillas que deberían
haber sido fuertes para resistir la batalla o para huir de la espada
desenvainada, se negaban a responder.

18.

Cilicio.

En el antiguo Cercano Oriente el vestirse de cilicio indicaba
tristeza, humillación y dolor. El horror que sentirían, se debería a que
comprenderían que iban en aumento sus males, la vergüenza causada por
el chasco, el sentido de culpabilidad y la desilusión. 630

Cabezas... rapadas.

Era costumbre raparse la cabeza en señal de profundo duelo (Isa. 15: 2; Jer. 7: 29; 48: 37; Amós 8: 10).

19.

Su plata.

Quizá se haga referencia a que al huir, la gente arrojaría sus
objetos de valor. También podría referirse a los ídolos, que en el día
de la calamidad demostraron que carecían de valor.

Será desechado.

Mejor, "su oro se convertirá en basura" (BJ), en "cosa asquerosa" (VM). La misma palabra se emplea en Lev. 15:19-33.

20.

Su ornamento.

El ornamento de ellos. El pueblo había empleado su riqueza, su plata
y su oro para fabricarse ídolos detestables, a los cuales Dios
aborrecía.

Soberbia.

"El objeto de su orgullo" (BJ). Es evidente que se refiere al
santuario, lugar que se guardaba celosamente de todo intruso, el centro
de la vida religiosa y nacional de Israel.

23.

Cadena.

Heb. rattoq, palabra de sentido incierto. Se traduce como cadena por
el parecido que tiene con rethuqoth, que en Isa. 40: 19 se traduce como
"cadenas". En la LXX la primera frase del versículo dice: "y harán
desorden [gr. furmós]". Si aquí correspondiera leer "cadena", el profeta
estaría prediciendo acontecimientos futuros mediante lecciones
objetivas. Así como a Jeremías se le ordenó hacerse coyundas y yugos
(Jer. 27: 2), así también a Ezequiel podría habérsele mandado que
hiciera una cadena que simbolizara el cautiverio inminente, cuando el
rey y la población fueron llevados en cadenas a Babilonia (2 Rey. 25: 7;
Jer. 40: 1).

24.

Los más perversos de las naciones.

Es decir, los caldeos.

Sus santuarios.

El empleo del adjetivo posesivo "sus" insinúa que Dios ya no
consideraba suyos a los israelitas. El plural podría referirse al
templo y sus diversos lugares santos. Es interesante notar en la
Epístola a los Hebreos que la palabra griega hágia, traducida como
"santuario", es también una forma plural (Heb. 8: 2). Algunos piensan
que en este pasaje no se hace referencia al templo sino a santuarios
privados, levantados en los techos de las casas y en los jardines.

25.

Destrucción.

Heb. qefadah, "angustia", "temblor" como de quien siente gran temor.
Sin duda se refiere al horror y al espanto que acompañan a los
terribles castigos, tal como el Señor lo describió tan claramente al
referirse a los hombres que desfallecen "por el temor y la expectación
de las cosas que sobrevendrán" (Luc. 21: 26).

26.

Rumor.

Compárese esto con la expresión "guerras y rumores de guerra" (Mat.
24: 6; cf. Luc. 21: 9). Los rumores que circulan en tiempos de invasión y
de guerra intensifican la angustia. Se dice que en este tiempo de
angustia, era en vano recurrir a las tres principales fuentes de
instrucción: los profetas, los sacerdotes y los ancianos (1 Sam. 28: 6;
Jer. 5: 31; 6: 13; 23: 21-40; 28: 1-9; Lam. 2: 9; Amós 8: 11; Miq. 3:
6).

27.

El rey se enlutará.

El rey, el príncipe (en ciertos pasajes equivale a "rey", como en
los caps. 12:12; 19:1; aquí podría ser el heredero del trono), y la
gente común: todos habrían de sufrir por igual.

Sabrán.

Ver com. cap. 6: 7

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

19 3T 549

CAPÍTULO 8

1 Ezequiel es llevado en visión a Jerusalén, 5 y se le muestran la
imagen del celo, 7 las habitaciones con ídolos, 13 los endechadores de
Tamuz, 15 y los que adoraban el sol. 18 La ira de Dios por esta
idolatría.

1 EN EL sexto año, en
el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado
en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y
allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.

2 Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus
lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía
resplandor, el aspecto de bronce refulgente. 631

3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de
mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó
en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro
que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del
celo, la que provoca a celos.

4 Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del
norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte, junto a la
puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.

6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las
grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de
mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.

7 Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero.

8 Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta.

9 Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.

10 Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias
abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban
pintados en la pared por todo alrededor.

11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la
casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno
con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso.

12 Y me dijo: Hijo de
hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen
en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque
dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.

13 Me dijo después: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos.

14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que
está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a
Tamuz.

15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas.

16 Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová; y he aquí
junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar,
como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus
rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el
oriente.

17 Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para
la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han
llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí para irritarme; he aquí
que aplican el ramo a sus narices.

18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni
tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré.

1.

Sexto año.d

El sexto año del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2), el año
592/591 a. C. (ver la p. 602). Aquí comienza una nueva serie de
profecías que se extiende hasta el fin del cap. 19. La fecha indica que
esta serie comenzó un poco más de un año después del llamado de Ezequiel
a ser profeta (cap. 1: 2). Desde su primera visión, el tiempo de
Ezequiel se dividió en períodos de 7 días (cap. 3: 15), 390 días (cap.
4: 5) y 40 días (cap. 4: 6), lo que da un total de 437 días, siempre que
no se hubieran superpuesto días de los diferentes períodos. Se ha
afirmado que este período no puede ubicarse entre las fechas de las dos
visiones, que es un lapso de 14 meses lunares, o sea aproximadamente
unos 413 días. Por supuesto, hay opiniones divergentes en cuanto a la
aplicación de estos períodos, y, además, no es necesario suponer que
sería necesario que una nueva revelación se demorase hasta que estos
períodos hubieran concluido (ver com. cap. 4: 5). Por otra parte, a fin
de adaptar su año lunar al año solar, los judíos añadían un mes
adicional cada dos o tres años. Si el 5.° año fue un año al cual se le
intercaló otro mes (cosa que parece muy probable, si se tiene en cuenta
el ciclo de 19 años), ese mes adicional aumentaría el total a unos 442
días.

Mes sexto.

Septiembre de 592 ó 591 (ver p. 602).

Ancianos.

Es posible que representaran cierta organización civil conservada
aún en el cautiverio, y que no fue suprimida por los babilonios. Es
posible que ellos, junto con los sacerdotes exiliados, con frecuencia se
consultaran en cuanto a los asuntos públicos. El 632 hecho de que los
ancianos recurrieron al Señor acerca de la situación en que se
encontraban (ver caps. 14: 1; 33: 31), manifiesta claramente que a
Ezequiel ya se lo conocía como profeta que se había granjeado el respeto
de los cautivos.

2.

De hombre.

El hebreo dice que el profeta vio una figura con apariencia de
fuego. La apariencia "de hombre" proviene de la LXX. Sin embargo, la
mención de "lomos" y de la "mano" (vers. 3) implican que lo que vio
tenía figura humana. A Ezequiel se le presentó otra teofanía (ver com.
cap. 1:1). La visión aconteció mientras los ancianos estaban sentados
delante del profeta. Evidentemente no vieron nada, pero el estado de
visión en que estaba Ezequiel sin duda los preparó para escuchar al
final de la visión "todas las cosas que Jehová... había mostrado" al
profeta. (cap.11: 25).

3.

El Espíritu me alzó.

No tenemos razón para pensar que Ezequiel fue transportado
literalmente. Sin duda se trasladó en visión (ver com. Dan. 8: 2). Como
Pablo, sin duda Ezequiel no podía determinar si estaba en el cuerpo o
fuera de él (2 Cor. 12: 3).

La entrada de la puerta de adentro.

Esta era una de las puertas que llevaba del patio del pueblo al
patio de los sacerdotes. En el relato de la construcción del templo de
Salomón no se menciona la existencia de puertas que dieran acceso de uno
de esos atrios al otro, pero es evidente que las hubo en el templo
posterior de Herodes. Era quizá una de las partes más conspicuas del
templo, un lugar donde se congregaba mucha gente.

La imagen.

Heb. sémel, "ídolo", "imagen", que aparece sólo cinco veces en el AT
(Eze. 8: 3, 5; Deut. 4: 16; 2 Crón. 33: 7, 15), y siempre se traduce
correctamente en la RVR. Se han hecho varias conjeturas en relación con
esta "imagen del celo". Se ha pensado que podría ser una representación
de Baal, Moloc o Astarté. Pero es posible que "imagen del celo" no fuera
un nombre propio de una deidad pagana específica, sino más bien un
nombre que describe una imagen que provocaba a celos al Señor. El que se
instalara un Dios rival en el lugar dedicado al culto de Yahweh,
produciría tal efecto. Es posible que en este tiempo hubiera ídolos
paganos en el templo. Desde los días de Salomón, quien había erigido
lugares de culto para los diversos ídolos de sus esposas "en el monte
que está enfrente de Jerusalén" (1 Rey. 11: 7), la idolatría había ido
aumentando progresivamente. Pareciera que bajo la presión del rey
asirio, Acaz había colocado un altar donde se practicaba la idolatría
dentro del templo mismo, por lo cual el altar de los sacrificios había
tenido que ser trasladado hacia el norte, para dar lugar a ese nuevo
altar (ver com. 2 Rey. 16: 10-16). Más tarde, Manasés "edificó altares
en la casa de Jehová" (2 Rey. 21: 4). Con la sola excepción de Josías,
los posteriores reyes de Judá fueron impíos. Es muy posible que hubiera
usado la zona del templo para sus cultos idolátricos.

4.

La gloria.

La presencia de la gloria de Dios era una señal de que él conocía la
idolatría de su pueblo, e indagaría los secretos del culto de ellos.

5.

Hacia el lado del norte.

Esto indica que Ezequiel se encontraba en visión en el atrio de los
sacerdotes; de otro modo no podría haber mirado hacia el norte para ver
el ídolo en la puerta de norte. Ya se ha mencionado la imagen (vers. 3),
pero ahora la atención del profeta se dirige hacia ella con más
detenimiento. No bastaba que meramente la viera al pasar.

6.

Para alejarme.

En el hebreo el verbo está en infinitivo, sin pronombre; pero es muy
lógico pensar que con el culto idolátrico el pueblo alejaba a Dios de
su santuario. La gente depositó su confianza en la creencia de que Dios
protegería su templo y su ciudad. El profeta debía informarles que por
causa de sus iniquidades, tanto la ciudad como el templo serían
destruidos.

Abominaciones mayores.

Estribillo que se repite en este capítulo (vers. 13, 15). El profeta
es conducido como si pasara a través de las etapas sucesivas de una
idolatría creciente y planeada.

7.

La entrada del atrio.

Ezequiel había estado antes en el atrio interior (ver com. vers. 5).
Ahora se lo lleva a la puerta misma, la cual parece haber estado
rodeada de aposentos (Jer. 35: 4; Eze. 40: 44).

8.

Cava.

Ezequiel cavó en visión. Sin duda el propósito de esta parte de la
visión era mostrarle al profeta las actividades que se desarrollaban con
mucho secreto.

10.

Pintados.

Mejor "tallados", quizá en relieve. Algunos comentadores afirman que
la idolatría que se practicaba allí era de origen egipcio; otros dicen
que procedía de Babilonia. En el cap. 23: 14 las imágenes de la pared
son caldeas. Es posible que no todas las figuras 633 tuvieran el mismo
origen, sino que representaban diversos ritos.

11.

Setenta.

Quizá sea éste un número aproximado. No debe confundirse este grupo
con el Sanedrín, que no existió hasta después del cautiverio. Ezequiel
vio a estas personas en visión, no en la realidad, por lo que no tiene
sentido discutir si había o no en el templo un recinto suficientemente
grande como para que cupieran allí 70 hombres.

Jaazanías.

Algunos han procurado identificar a este personaje con "Jaazanías
hijo de Azur", uno de los príncipes impíos que se mencionan en el cap.
11: 1. No puede establecerse esa relación, ni tampoco puede saberse si
el Safán que se menciona era el que fue escriba del rey Josías (2 Rey.
22: 8-9). Si así fuera, el mencionar que fue antepasado de Jaazanías
podría servir para mostrar la diferencia entre sus caracteres y para
revelar la decadencia moral de los dirigentes de la nación.

Cada uno con su incensario.

En el momento culminante, todos los 70 ancianos estaban oficiando
como sacerdotes, ofreciendo a los ídolos representados el incienso que
sólo los hijos de Aarón tenían derecho de usar (2 Crón. 26: 16-18), y el
cual sólo debía ser ofrecido al verdadero Dios.

12.

No nos ve Jehová.

No negaban la existencia de Dios y su providencia, sino que, al
parecer, concebían a Yahweh como una deidad local que había abdicado.
Ezequiel expone la filosofía de este grupo en la forma de un dicho
popular, lo cual es característico del estilo del profeta (caps. 9: 9;
11: 3, 15; 12: 22, 27; 18: 2, 25, 29; 33: 10, 24, 30; 35: 12; 37: 11).

14.

Tamuz.

Dios adorado por los babilonios con el nombre de Du'uzu, considerado
como hermano o hijo, esposo o amante de la diosa Ishtar. Tamuz era el
Dios de la vegetación y de las pasturas y patrono de los rebaños. Según
una antigua tradición, moría anualmente y descendía al mundo de los
muertos. Su muerte era marcada por el calor del verano que secaba los
campos, los arroyos y la vegetación. Su partida se conmemoraba con
manifestaciones públicas de duelo y el canto de endechas en el cuarto
mes del año semítico (Duzu o Tamuz, que comenzaba en lo que para
nosotros es junio o julio; ver t. II, p. 119). También se creía que cada
año Ishtar descendía al mundo de los muertos para despertar al Dios
fallecido. Se suponía que su despertar y su retorno hacían que la
vegetación volviera a florecer. Los griegos conservaron una leyenda
similar en el mito de Demetrio y Perséfone.

Tamuz era adorado en Babilonia, Asiria, Fenicia y Palestina. En
Fenicia, este culto tomó la forma del culto de Adonis ('adon significa
"señor"), una deidad fenicia local. Después el nombre Adonis fue
transmitido a los griegos, cuyo mito de Venus y Adonis pasó a los
romanos. Si bien la tradición antigua identifica a Tamuz con Adonis, en
realidad el culto de Adonis no era más que una forma del divulgado culto
a Tamuz. No se sabe cuándo fue adoptado este culto por los Judíos.

El hecho de que la fiesta de Tamuz cayera en el cuarto mes y no en
el "sexto mes", cuando Ezequiel tuvo la visión, no presenta ningún
problema. El profeta vio en visión lo que Dios quiso mostrarle. Sin duda
se le mostraron representaciones de la impiedad que en diversos
momentos se practicó en Jerusalén.

16.

Veinticinco.

La LXX dice "veinte". No se sabe con certeza qué importancia puede
tener el número. Algunos han pensado que alude al sumo sacerdote y a los
jefes de los 24 grupos de sacerdotes (ver com. 1 Crón. 24: 1), con lo
cual estarían representados todos los sacerdotes. Estaban de pie entre
el altar y el templo, en lo más santo del atrio. Allí, de espaldas al
templo del Señor, adoraban al sol. La adoración del sol, Shamash, fue
practicada por los cananeos desde épocas remotas y se había introducido
en el culto de los reyes y del pueblo de Judá (2 Rey. 23: 5, 11; cf.
Deut. 4: 19; 17: 3; Job 31: 26). El hecho de que estuvieran en el atrio
interior ha llevado a pensar que quizá fueran sacerdotes, pero en
algunos casos entraban allí también quienes no eran sacerdotes (2 Rey.
11: 4-15). Si se trataba de los guardianes específicos de la verdadera
religión, su pecado era el más flagrante insulto a Dios. Así se lo hizo
resaltar como la mayor de las abominaciones (2 Crón. 36: 14).

17.

Maldad.

Heb. jamas. También puede traducirse como "impiedad", "violencia".
Se emplea la misma palabra para describir la impiedad de los
antediluvianos (Gén. 6: 11). La LXX dice anomía, "conducta que es contra
la ley, que no toma en cuenta la ley".

Se volvieron.

El pueblo volvió vez tras vez a su conducta impía.

Aplican el ramo.

En los así llamados "jardines de Adonis" se tomaban flores cortadas,
634 se las ponía en una fuente llena de tierra y se las alzaba frente
al rostro. En un mural de Pompeya se ilustra esta costumbre. La antigua
tradición judía afirma que debe leerse "mi nariz" (la del Señor). Se
parafrasea el pasaje de la siguiente forma: "Pusieron sobre mí una
afrenta, volviéndome sus espaldas en el lugar dedicado a mi culto". La
LXX dice: "Son como los que se burlan".

18.

No los oiré.

Ya es demasiado tarde para evitar la catástrofe nacional. Sin
embargo, la salvación individual no está excluida. Los pocos que "gimen y
que claman a causa de todas las abominaciones" que se hacen en la
tierra, serán liberados. Los otros, por su conducta obstinada, han
escogido la destrucción.

Debido a que obstinadamente se niegan a escuchar la voz del Señor
que los llama a enmendar sus caminos, los hombres finalmente quedan
sordos a la voz de Dios. Cuando llegue ese tiempo, Dios ya no los oirá.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1, 10-13 PR 330

14-18 PR 330

CAPÍTULO 9

1 Por medio de una visión se muestra la supervivencia de algunos, 5 y
la destrucción del resto. 8 Dios no los escucha debido a su gran
pecado.

1 CLAMÓ en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la
ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para
destruir.

2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de
arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su
instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino,
el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se
pararon junto al altar de bronce.

3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín,
sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al
varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano,

4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de
Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que
claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de
ella.

5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él,
y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.

6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no
quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os
acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los
varones ancianos que estaban delante del templo.

7 Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.

8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré
sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo
el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

9 Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande
sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena
de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y
Jehová no ve.

10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia;
haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas.

11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su
cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo
que me mandaste.

1.

Clamó.

El cap. 9 es una continuación de la visión simbólica del cap. 8. El
profeta registra 635 lo que pasó ante su entendimiento en visión
panorámica, y deja al lector que interprete en qué forma han de
entenderse los diferentes símbolos. El que habla es el mismo del cap. 8.
Su identidad se descubre cuando Ezequiel se dirige a él: "¡Ah, Señor
Jehová!" (vers. 8).

Los verdugos.

Heb. peqqudah, palabra que se traduce como "cargo" (Núm. 4: 16);
"guarnición" (2 Rey. 11: 18), "oficios" (2 Crón. 23: 18), "castigo"
(Isa. 10: 3). En 1 Crón. 26: 30 y 2 Crón. 24: 11, se refiere a
funcionarios. Pareciera que aquí se refiere a los que tienen cierto
"oficio", cierto "cargo", que son "guardas" (Núm. 3: 32), y que en este
pasaje deben cumplir las órdenes de Dios. También es posible traducir
como lo hace la BJ: "Se acercan los castigos de la ciudad". Esto se basa
en la LXX que dice: "Se ha acercado la venganza de la ciudad".

2.

Seis varones.

Los "verdugos", o ejecutores de venganza, aparecen bajo forma
humana. En su aplicación primaria, representan a los babilonios, quienes
habían de ejecutar la sentencia divina sobre la ciudad. En su
aplicación secundaria, representan a los instrumentos del castigo que,
cuando acabe el tiempo, ejecutarán sentencia, primero sobre quienes han
profesado ser guardianes espirituales del pueblo, y más tarde sobre los
impíos en general.

La puerta de arriba.

Puesto que los atrios del templo estaban construidos en forma
escalonada, el atrio interior era el más elevado. "Hacia el norte"
indica la puerta donde el profeta había visto la idolatría (cap. 8: 5).

Entre ellos.

Este varón era uno de los seis que llevaban instrumentos para
destruir, y no un séptimo, como lo afirman algunos intérpretes (1JT
335-336). Estaba "vestido de lino", la vestimenta usual del sacerdote y
la vestimenta especial del sumo sacerdote en las ceremonias del gran día
de la expiación (Lev. 16).

Tintero.

Heb. qéseth, palabra que sólo aparece aquí, y que quizá proviene de
la palabra egipcia gÑty, "paleta de escritor", por lo cual puede
suponerse que era una caja que contenía plumas, cuchillo y tinta. La BJ
traduce: "cartera de escriba". En la LXX dice "cinto de zafiro", en vez
de "tintero de escriba". Quizá corresponde con la traducción de algún
otro manuscrito, pero es más lógica la versión masorética.

3.

La gloria.

Es decir, la gloria descrita en el cap. 8: 4, una reaparición de la visión del cap. 1.

Al umbral.

Es posible que esto representara que la orden para el castigo
procedería del mismo templo, al cual los judíos consideraban como una
garantía de su seguridad.

4.

Señal.

En hebreo, tau, última letra del alfabeto hebreo. En tiempos de
Ezequiel, esta letra tenía la forma de X. El sellamiento se efectuó en
visión, y es posible que la manera específica de hacerse no tenga
importancia. La antigua interpretación que consideraba que esa marca era
una prefiguración de la cruz es mera fantasía. En la visión, la señal
era sin duda literal, pero su significado atañía plenamente al carácter.
El mensajero no debía prestar atención a la alcurnia o posición, sino
sólo debía poner la señal a quienes gimieran por la pecaminosidad que
prevalecía y se mantuvieran alejados de ella.

La visión se refería en primer lugar a la destrucción de Jerusalén
ordenada por Nabucodonosor. Tendrá otro cumplimiento cuando transcurran
las escenas finales de la historia de este mundo. Es muy similar a las
visiones de Apoc. 7; 15; 16. En el Apocalipsis la señal distintiva es el
"sello de Dios", y al igual que la señal de Ezequiel, es colocada sobre
quienes están en condiciones de recibirlo. Dios coloca su señal de
aprobación sobre todos los que, por medio del poder del Espíritu Santo,
reflejan la imagen de Jesús (ver PVGM 51). Se ha comparado esta señal
con la marca que indica que Dios es dueño, como si Dios inscribiera
sobre los que están en condiciones de ser ciudadanos de su reino, su
nombre y dirección: "Dios, Nueva Jerusalén" (TM 446).

La señal externa y visible de que la obra de gracia se ha completado
en el alma será la observancia del sábado bíblico (3JT 232). Esto
transcurrirá de la siguiente manera: El día sábado siempre ha sido el
día designado por Dios para el descanso del hombre. Establecido en la
creación (Gén. 2:1- 3), debía ser una obligación perpetua. La orden de
observarlo fue colocada en el corazón de la ley moral (Exo. 20: 8-11).
Ni Cristo ni sus apóstoles abrogaron el sábado. La gran apostasía que
siguió a la muerte de los apóstoles pretendió ponerlo de lado para
colocar en su lugar otro día de reposo, el primero de la semana. Pero la
Palabra de Dios predice que una gran obra de reforma con respecto al
sábado precederá a la segunda venida de Cristo (Isa. 56: 1-2, 6-8; 636
58: 12-13; Apoc. 14: 6-12; ver CS 504-513). También predice que al mismo
tiempo Satanás, el gran caudillo apóstata, ensalzará su propio
fraudulento sistema de religión que ostenta un falso día de reposo, el
día domingo, como día de culto (Apoc. 13; 14: 9-12; cf. Dan. 7: 25).
Logrará éxito hasta el punto de que podrá unir a todo el mundo en un
gran movimiento a favor del domingo (Apoc. 13: 8; 14: 8; 16: 14; 18: 3;
ver CS cap. 36-41). Como resultado de sus esfuerzos, el mundo se
dividirá en dos sectores, los que son fieles a Dios y guardan su sábado,
y los que se unen al falso movimiento religioso universal y guardan el
falso día de reposo. De este modo la observancia del sábado se
convertirá en una señal distintiva del verdadero adorador de Dios.

Sin embargo, no es la observancia visible del sábado lo que
constituye la señal. El sello representa la aprobación divina que
deberán recibir todos los que han de ser ciudadanos del reino de gloria
que está a punto de ser establecido. Sólo aquellos cuyas almas hayan
sido purificadas se aferrarán al sábado en aquel terrible tiempo de
angustia que precederá al retorno de Jesús. Los guardadores del sábado
que no sean sinceros abandonarán las filas del pueblo de Dios y se
unirán con Satanás en contra del cielo, en la batalla contra el Rey del
universo (TM 473). Así sólo los verdaderamente leales quedarán como
únicos defensores del santo sábado de Dios. A ellos se les unirán otros
de los verdaderos hijos de Dios, los cuales hasta entonces habrán estado
esparcidos en las diferentes iglesias cristianas. Ellos, ante la
creciente luz del fuerte clamor, se decidirán por la observancia del
sábado y, pese a cualquier oposición, se unirán al pueblo remanente de
Dios (CS 669-670).

Se coloca la señal sobre todos los "que gimen y que claman a causa
de todas las abominaciones que se hacen". Quienes pertenecen a este
grupo se caracterizan por la profunda angustia que sienten debido a las
divisiones que existen entre los que afirman que son seguidores de Dios.
Se lamentan y afligen sus almas porque en la iglesia hay todo tipo de
avaricia, egoísmo y engaños. Se sienten incapaces de detener la marea de
iniquidad y se llenan de dolor y de alarma (2 JT 65-66). Los que
pertenecen al otro sector procuran encubrir los males que existen y
disculpar la gran impiedad que prevalece por doquiera. Afirman que Dios
es demasiado bueno y demasiado misericordioso como para castigar el mal.
Dicen que el Señor no hará ni bien, ni mal. Aseveran que Dios no espera
que el hombre alcance una norma tan elevada, y que se satisfará con que
el hombre tenga un mero deseo de hacer el bien. Pero el Señor no puede
modificar su norma. Hacer eso equivaldría a cambiarse él mismo. Al
contrario, proporciona gracia para el logro de toda virtud y la
corrección de todo defecto. Pide de todo cristiano que aproveche al
máximo lo que Dios le concede. No exige nada menos que la perfección. Si
no está en perfecta relación con Cristo, el alma no podrá recibir el
sello de Dios cuando concluya el tiempo de gracia.

6.

Comenzaréis por mi santuario.

La primera aplicación de este decreto indica el fin del tiempo de
gracia de Jerusalén. Dios había agotado sus recursos en sus
exhortaciones al rebelde Israel. Quitaría su poder represor que frenaba a
los invasores caldeos. Sin misericordia, los ejércitos caldeos
ejecutarían la orden de matar "a viejos jóvenes... hasta que no quedara
ninguno". Habrían de comenzar por el santuario, donde se habían
concentrado los horrendos pecados del pueblo.

Estas escenas volverán a verse en los últimos días. Entonces también
el juicio habrá de comenzar por la "casa de Dios" (1 Ped. 4: 17), con
aquellos a quienes Dios ha dado gran luz y que han sido los guardianes
espirituales del pueblo, pero han traicionado su cometido (2JT 65-66).
Estos pastores infieles serán primero maltratados por los que han sido
engañados por ellos ( PE 282). Más tarde perecerán en la destrucción
general que precede y acompaña a la segunda venida de Cristo (Apoc.
15-19).

7.

Contaminad la casa.

Los judíos esperaban que Dios preservaría su casa para que no fuera
contaminada. En esto se chasquearon. En parte, la contaminación se debió
a los cadáveres desangrados de los adoradores idólatras.

8.

Quedé yo solo.

En visión, Ezequiel vio a Jerusalén reducida a una ciudad de
muertos. Le parecía que había quedado solo en medio de los muertos. No
se menciona aquí a ninguno que hubiera quedado vivo por haber tenido la
marca protectora. Sin duda, constituían una pequeña minoría.

Remanente de Israel.

Las diez tribus ya habían ido al cautiverio en 723/722 a. C. (2 Rey.
17: 6). 637 Un número considerable de los habitantes del reino del sur
de Judá, había sido llevado en el año 605 a. C. y especialmente en el
año 597 a. C. (p. 598). La naturaleza y la magnitud del pecado
justificaban el castigo.

9.

Tierra.

Heb. 'érets, que también significa "país". Ambas traducciones son
apropiadas. El pueblo afirmaba que el Señor no se preocupaba de la
conducta de los hombres. Se imaginaban que tenían plena libertad de
portarse a su antojo el uno para con el otro, sin que nadie les pidiera
cuenta de sus acciones. Como resultado se produjo una decadencia moral.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1 2JT 62

1-2 CS 714; 1JT 335

2-7 TM 439

3-6 2JT 62

4 CS 714; 1JT 335, 355, 2JT 64, 177; PR 433; TM 453

4-6 5T 505

5-6 1JT 336; 2JT 65

6 CS 714

10 TM 439

11 PE 279; SR 402


CAPÍTULO 10

ón de los carbones encendidos para esparcirlo sobre la ciudad. 8 La visión de los querubines.

1 MIRÉ, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los
querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un
trono que se mostró sobre ellos.

2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las
ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones
encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y
entró a vista mía.

3 Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro.

4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al
umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó
del resplandor de la gloria de Jehová.

5 Y el estruendo de las alas de lo querubines se oía hasta el atrio
de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

6 Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo:
Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se
paró entre las ruedas.

7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al
fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del
que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.

8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a
cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de
crisólito.

10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra.

11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían
cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de
ella iban; ni se volvían cuando andaban.

12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas.

13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda!

14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín;
la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de
águila.

15 Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar.

16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con
ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la
tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos.

17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se
alzaban, se alzaban 638 con ellos; porque el espíritu de los seres
vivientes estaba en ellas.

18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.

19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra
delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se
alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta
oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por
encima sobre ellos.

20 Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines.

21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas.

22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto
al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho
hacia adelante.

1.

Miré.

Reaparece la visión descrita en el cap. 1: 15-28. En la expansión
del firmamento de nuevo se ve algo que se asemeja a un trono de zafiro.
Ezequiel no menciona un ser que ocupe el trono. Su presencia está
insinuada por la forma verbal "habló" que aparece en el versículo
siguiente.

Querubines.

Los querubines (kerubim) del cap. 10 corresponden con los "seres
vivientes" del cap. 1. En la teología hebrea, un querubín era un ser de
naturaleza sublime y celestial, de forma humana, pero con alas. Los
querubines guardaron la puerta del paraíso (Gén. 3: 24). Las figuras que
estaban encima del propiciatorio, tanto en el tabernáculo como en el
templo de Salomón, son denominadas querubines (Exo. 25: 18; 1 Rey. 6:
23; cf. 1 Sam. 4: 4; 2 Sam. 22: 11). En contraste con la posición
erguida de los querubines descritos por Ezequiel, los querubines
babilonios, llamado karubu o karibu -lo cual significa "intercesores"-
tenían mayormente forma de animales, tales como toros o leones, con
cabeza de hombre. Los querubines egipcios tienen forma humana.

2.

Al varón.

El capitán de los seis administradores de justicia (cap. 9: 2)
recibe la orden de llenarse las manos con brasas del fuego y esparcirlas
sobre la ciudad. Esto simboliza la inminente destrucción de la ciudad.
No puede afirmarse con seguridad que esta figura represente la manera en
la cual la ciudad sería destruida (2 Crón. 36: 19). El templo y la
ciudad fueron incendiados por los caldeos (2 Rey. 25: 9). Compárese con
Apoc. 8: 5.

4.

Querubín.

Aquí se emplea el singular, pero en sentido colectivo. En la LXX se
retiene la forma plural. Los movimientos de la gloria del Señor parecen
haber simbolizado la presencia divina que se aprestaba a abandonar el
templo.

5.

El estruendo.

El movimiento de las alas sugiere que los querubines se estaban preparando para abandonar el templo (cap. 1: 24).

Dios Omnipotente.

Heb. 'El-shaddai. Título que se aplica con frecuencia a Dios.
Shaddai aparece muchas veces sin 'El (Dios), sobre todo en el libro de
Job, donde aparece así 31 veces. No se conoce con precisión el sentido
básico de Shaddai. Los eruditos han propuesto varias soluciones, pero
ninguna de ellas resalta satisfactoria (t. I , p. 179).

6.

Toma fuego.

Estos movimientos representan la estrecha conexión entre el cielo y
los acontecimientos terrenales. El curso de la historia no es el
resultado de la operación de fuerzas ciegas, sino que detrás de la
complicada trama de los acontecimientos humanos, Dios está realizando
sus propósitos (ver com. cap. 1: 19).

8.

Una mano de hombre.

La mano representa la mano del Omnipotente que sostiene y guía a los
seres celestiales. Estos, a su vez, impulsaban las ruedas, lo que
representa la mano de Dios que interviene en los asuntos terrenales (PR
393).

9.

Cuatro ruedas junto a los querubines.

En los vers. 9-17 se repite en buena medida la descripción
presentada en la visión del cap. 1 (ver los comentarios allí). Hay sin
embargo, algunas variantes. La repetición no es accidental, pues aquí se
presentan los movimientos en relación con el progreso de la narración, y
se maestra a Dios como relacionado directamente con los acontecimientos
que llevan a la caída de Jerusalén. La visión de los seres vivientes
presentada en el Quebar era general. Mostraba la mano de Dios a través
de toda la historia. La visión de Jerusalén fue específica, y mostró la
mano divina interviniendo en un acontecimiento importante. Entre las
variantes está la mención de la abundancia de ojos (cap. 10: 12) que
cubren todo el cuerpo de los querubines, como también 639 los aros de
las ruedas (cap. 1: 18). Estos ojos sin duda son símbolo de vigilancia e
inteligencia. Muestran que nada puede escapar a la vista de Dios, pues
"todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta" (Heb. 4: 13). En Eze. 10: 14, donde se describen
los cuatro rostros, el "rostro de querubín" reemplaza a la "cara de
buey" (cap. 1: 10). En este capítulo, la frase dice literalmente "rostro
del querubín", por lo cual algunos han pensado que la palabra querubín
originalmente significaba "buey" (ver com. vers. 1). El vers. 14 no
aparece en la LXX, lo que no facilita la determinación del sentido
exacto del texto.

19.

Se levantaron.

En el vers. 3, los querubines habían estado a la "derecha de la
casa". Su desplazamiento hasta la puerta oriental es preludio de su
partida definitiva.

Se pararon.

El texto hebreo dice "se paró", pero la LXX y las versiones siríacas dicen "se pararon".

20.

Estos eran los mismos.

El profeta identifica con precisión lo que había visto en las dos visiones.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-22 Ed 173-174; 2JT 349-353; 3JT 407-408; OE 504; PR 392-395; TM 216

8, 21 DMJ 99; Ed 173; FE 409; 2JT 350, 352; PR 130, 393


CAPÍTULO 11

1 La incredulidad de los príncipes. 4 Su pecado y castigo. 13
Ezequiel se lamenta, y Dios le muestra su propósito de salvar a un
remanente, 21 y castigar a los malvados. 22 La gloria de Dios abandona
la ciudad. 24 El profeta es devuelto a la cautividad.
1
EL ESPÍRITU me elevó, y me llevó por la puerta oriental de la casa de
Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí a la entrada de la
puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías hijo de Azur
y a Pelatías hijo de Benaía, principales del pueblo.

2 Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;

3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne.

4 Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.

5 Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho
Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a
vuestro espíritu, yo las he entendido.

6 Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus calles.

7 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que
habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla;
mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella.

8 Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor.

9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros.

10 A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová.

11 La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré.

12 Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis
estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres
de las naciones que os rodean habéis hecho.

13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de
Benaía murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con gran voz, y
dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente de Israel?

14 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

15 Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu
parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes
dijeron los moradores de Jerusalén: 640 Alejaos de Jehová; a nosotros es
dada la tierra en posesión.

16 Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he
arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras,
con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde
lleguen.

17 Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de
los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis
esparcidos, y os daré la tierra de Israel.

18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.

19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de
ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les
daré un corazón de carne,

20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y
de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas,
dice Jehová el Señor.

22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos.

23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.

24 Luego me levantó el Espíritu y me volvió a llevar en visión del
Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos a los cautivos. Y se fue de
mí la visión que había visto.

25 Y hablé a los cautivos todas las cosas que Jehová me había mostrad
COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA

1.

El Espíritu me elevó.

Los acontecimientos del cap. 11 no siguen en orden cronológico a los
que se registran en los cap. 9 y 10. Es evidente que la visión presenta
mayores detalles en relación con la condición moral de los dirigentes
de Jerusalén.

La puerta oriental.

El lugar hacia el cual Ezequiel había visto que se dirigían los querubines (cap. 10: 19).

Veinticinco hombres.

El mismo número de personas que Ezequiel había visto adorando el sol
en el atrio interior (cap. 8: 16), aunque es probable que no fuera el
mismo grupo. Es posible que aquéllos fueran sacerdotes (ver com. cap. 8:
16), mientras que éstos parecen haber sido los dirigentes seculares.
Sin embargo, no hay una evidencia clara de una distinción nítida.

Jaazanías.

El nombre significa "Yahweh oye". Algunos sugieren que el
significado de los nombres que se dan aquí tenía el propósito de señalar
la falsa esperanza con la cual el pueblo se engañaba. Es posible que
Azur signifique "uno ayudó". Pelatías significa "Yahweh libera" y
Benaía, "Yahweh edifica". Si el significado de estos nombres es el punto
clave, la muerte repentina de Pelatías (vers. 13), habría sido muy
impresionante. Por otra parte, se puede haber destacado a Jaazanías y a
Pelatías tan sólo porque eran bien conocidos como dirigentes de la
apostasía.

3.

No será tan pronto.

No es claro el hebreo de esta frase, que parece ser un dicho o un
proverbio. Literalmente se lee: "no cerca para edificar casas, ésta [la
ciudad] la olla, nosotros la carne". Es posible que haya aquí una
referencia burlona al mensaje que Jeremías había enviado a los cautivos
en Babilonia, en el sentido de que debían construir casas y establecerse
cómodamente, pues el cautiverio sería largo. Este mensaje airó a muchos
de los cautivos, los cuales enviaron cartas a Jerusalén para exigir que
Jeremías fuera castigado (Jer. 29: 24-28). Es posible que los príncipes
contradijeran el mensaje de Jeremías con las palabras: "No está cerca
el tiempo de construir casas para un largo cautiverio".

Algunos piensan que se hace referencia aquí a los dirigentes
rebeldes de Jerusalén, los cuales, ignorando las advertencias de
Jeremías en cuanto a la inminente destrucción de la ciudad, seguían
haciendo planes para construir en la ciudad condenada.

La metáfora de la olla parecería haber sido tomada de Jeremías Jer.
1: 13). Es posible que signifique que así como la olla protege del fuego
a la carne que está en ella, así también los muros de la ciudad
protegerían a sus habitantes del ejército de los caldeos. En la LXX esta
frase tiene forma de una pregunta a la cual se debe dar una respuesta
positiva: "¿No se van a construir casas pronto?" (BJ). La actitud que
aquí se expresa, refleja claramente la confianza jactancioso de los
habitantes de Jerusalén (Jer. 28: 3). Jeremías había aconsejado a los
judíos que estaban en la ciudad que salieran y se rindieran a los
caldeos (Jer. 21: 9). Pero rechazaron en forma insolente este consejo y
prefirieron permanecer en "la olla". Esta idea condice bien con 641el
contexto del capítulo, puesto que la narración continúa mostrando que
este "privilegio" les sería negado. También es posible que la metáfora
signifique que así como la "olla" es el lugar donde debe, estar la
"carne", así también es en Jerusalén donde deben estar sus habitantes,
indicando así que ellos permanecerían allí. Compárese con Jer. 13: 12.

5.

Yo las he entendido.

Por su omnisciencia, Dios entiende los verdaderos designios, deseos y
motivos que mueven las acciones externas (1 Crón. 28: 9; Prov. 15: 11;
Jer. 17: 10).

6.

Vuestros muertos.

Es probable que se los denomine así porque las ejecuciones habían
sido hechas sin un mandato de Dios. Es posible que también se haga
referencia a los que habían sido muertos como resultado de las
atrocidades de los babilonios. Por su apostasía moral y religiosa, los
dirigentes de Jerusalén eran culpables de esa matanza.

7.

Ellos son la carne.

El pueblo se jactaba de la protección que le brindaba su ciudad y no
tenía intención alguna de hacer caso a las instrucciones de Jeremías de
que debían abandonar la ciudad y entregarse a los caldeos (Jer. 21: 9).
Pero la solemne advertencia de Ezequiel era que sólo los muertos
podrían permanecer dentro de la ciudad. Los vivos sufrirían su castigo
fuera de los muros.

10.

A espada caeréis.

Esta profecía se cumplió históricamente cuando el general de
Nabucodonosor, después de tomar la ciudad de Jerusalén, llevó a los
moradores de la región ante el rey que se encontraba en Ribla, aldea
situada a unos 16 km. al sur de Cades. Allí Nabucodonosor pronunció
sentencia contra los cautivos, mató a los hijos de Sedequías ante la
presencia del rey, y ejecutó a otros. Después que le sacaron los ojos,
Sedequías, en compañía del remanente, fue transportado a Babilonia (2
Rey. 25: 6-7).

13.

Murió.

Ezequiel vio la muerte de Pelatías tan sólo en visión, pero sin duda
era un hecho profético. Compárese con la muerte de Hananías (Jer. 28:
17).

14.

Vino a mí palabra.

Esta sección parecería ser una continuación de la profecía anterior,
una respuesta a la intercesión del profeta. La descripción de la
partida de los querubines (vers. 22-23), claramente relaciona este
mensaje con el anterior (cf. cap. 10: 18-19).

15.

Tus hermanos.

Es decir, los que estaban con Ezequiel en el exilio.

Parentesco.

Heb. ge'ullah, el "derecho de ser go'el", es decir el derecho de ser
el pariente cercano que defendía o redimía a su pariente (Lev. 25: 25,
48; ver com. Rut 2: 20).

Alejaos.

Expresión de arrogante confianza, desprovista de simpatía por los
exiliados. Los habitantes de Jerusalén se consideraban superiores a los
que habían sido llevados al exilio en Babilonia.

16.

Un pequeño santuario.

También podría traducirse como lo hace la BJ: "santuario para ellos,
por poco tiempo". Es probable que este sentido sea el que aquí se
deseaba dar a la frase. Dios todavía tenía consideración por su
remanente. Mediante él deseaba cumplir sus propósitos. Tenía el plan de
que el cautiverio fuera una disciplina saludable que indujera a su
pueblo para que sirviera de nuevo a Dios y para que fuera tan
movimiento preparatorio que abriera el camino para que se cumplieran los
propósitos divinos, tan largamente demorados.

17.

Os daré.

Los jactanciosos y arrogantes serían expulsados, y los cautivos a
quienes habían despreciado serían reunidos de nuevo y poseerían la
tierra (ver Núm. 14: 3, 31-32).

18.

Quitarán.

Históricamente esta profecía se cumplió en parte con la aversión que
manifestaron los judíos para con la idolatría después que volvieron del
cautiverio. Pero los propósitos de Dios iban mucho más lejos. En los
vers. 18-21 Dios bosqueja sus planes para el futuro Estado de Judá. Este
pasaje predice las condiciones tales como habrían sido si el pueblo de
Israel hubiera aceptado plenamente y hubiera seguido el programa divino.

19.

Un corazón.

El nuevo Israel de Dios se caracterizaría por su unidad de propósito
y de acción. Desgraciadamente, el fracaso de Israel impidió que esta
promesa se cumpliera. Jesús oró para que esta bendición pudiera
realizarse en la iglesia cristiana. Su oración fue contestada por un
breve tiempo en el fervor de la iglesia primitiva, cuya multitud "era de
un corazón y un alma" (Hech. 4: 32). Lamentablemente, la unidad no
perduró. Lobos rapaces, que no perdonaron al rebaño, entraron y
desmembraron la comunidad de los creyentes (Hech. 20: 29). Desde
entonces siempre ha habido desunión en el mundo cristiano y esta
situación continuará hasta que, en ocasión del regreso de nuestro Señor,
"todos lleguemos a la unidad de la fe" (Efe. 4: 13). 642

Corazón de piedra.

El cambio de corazón representa la vivencia del nuevo nacimiento,
más plenamente manifestada en el NT (Juan 3: 3-8; ver MeM 24), pero de
ningún modo aplicable sólo a la era cristiana. Los medios que Dios ha
empleado para la salvación de los seres humanos han sido los mismos en
todas las épocas, pero ha habido una revelación gradual del propósito
divino. No quiere decir esto que Dios retenga a los hombres en la
ignorancia para desventaja de ellos, sino que su falta de voluntad de
aceptar las revelaciones procedentes del cielo muchas veces limita lo
que Dios puede revelar. Cuando se rechazan preciosos rayos de luz, se
hace imposible que el Señor envíe una instrucción mayor. Así ocurrió con
Israel. Si los repatriados hubieran experimentado plenamente lo que
aquí se describe, Dios habría dado más luz paulatinamente. Por desgracia
se conformaron con las desventajosas limitaciones impuestas por su
interpretación del antiguo pacto, por lo cual la luz más plena del
Evangelio sólo pudo venir con el Mesías.

20.

Anden en mis ordenanzas.

Sólo quienes tengan un corazón renovado por la gracia divina podrán
guardar la ley de Dios, porque "la mente carnal... no se sujeta a la ley
de Dios, ni tampoco puede" (Rom. 8: 7). La promesa de un poder que, por
medio del Espíritu Santo, capacitaría al hombre para obedecer a Dios
fue una parte esencial del pacto eterno de Dios con el hombre. Israel no
había comprendido esto. Los hombres creían que la salvación se podía
obtener mediante sus propios esfuerzos. Se negaban a someterse a "la
justicia de Dios" (Rom. 10: 3). No veían la necesidad de un Salvador, ni
de la conversión. Rechazaron por completo la única experiencia que los
capacitaría para guardar la ley divina.

Yo sea a ellos por Dios.

Dios tenía el plan de que la gloriosa experiencia que se describe
aquí se realizara después del retorno del cautiverio babilónico. Esta
promesa nunca se cumplió porque los repatriados no cumplieron con las
condiciones del nuevo pacto, en las cuales se basaba su prosperidad
espiritual. Las promesas de Dios son condicionales. Sin embargo, lo que
Dios no pudo realizar por medio de la simiente literal de Israel, lo
cumplirá por medio de la simiente espiritual (Rom. 9-11). El
cumplimiento final de esta gloriosa perspectiva se efectuará al fin del
milenio (Apoc. 21: 3).

21.

Cuyo corazón.

Porque el ser humano tiene libre albedrío y es responsable de sus
propias decisiones, algunos escogerán "abominaciones". Dios desea que
todos sean salvos, pero no forzará la voluntad de nadie. En
consecuencia, los que se pierdan perecerán como resultado de su propia
elección y no porque haya fallado la gracia de Dios.

22.

Querubines.

Cf. cap. 10: 18-19.

23.

El monte.

Es probable que se refiera al monte que más tarde se llamó monte de
los Olivos, una cadena de cerros cuyas tres cimas principales se elevan a
823 m sobre el nivel del mar, del otro lado del valle del Cedrón, al
este de Jerusalén. La ciudad misma está a 777 m sobre el nivel del mar.
El lugar donde reposó la gloria divina después de alejarse del templo
(DTG 769) fue el sitio desde donde más tarde Jesús contempló la ciudad y
"lloró sobre ella" (Luc. 19: 37-41). Desde allí anunció la segunda
destrucción de la rebelde y obstinada ciudad (Mat. 24) y proclamó las
señales de su segunda venida. Desde el mismo monte ascendió visiblemente
al cielo (Luc. 24: 50-51; Hech. 1: 11-12). Sobre esta altura descenderá
la Nueva Jerusalén (Zac. 14: 4-5, 9; ver CS 720-721).

24.

En visión.

Ver com. cap. 8: 3.

25.

Y hablé.

Sin duda los ancianos de Judá (cap. 8: 1) habían esperado hasta que
concluyera la visión de Ezequiel. Estaban presentes y preparados para
recibir la comunicación del Señor.

COMENTARIOS DE ELENA G. WHITE

19 CH 500; ECFP 119; 5T 218; 8T 136;

TM 265 643

CAPÍTULO 12

1 La visión del viaje de Ezequiel 8 representa la cautividad de
Sedequías. 17 El temblor del profeta simboliza la desolación de los
judíos. 21 Reproche contra jactancioso proverbio de los judíos. 26
Cumplimiento rápido de la visión.
1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales
tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque
son casa rebelde.

3 Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte
de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a
vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.

4 Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de
cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien
sale en cautiverio.

5 Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared, y saldrás por ella.

6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los
sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra; porque por señal te
he dado a la casa de Israel.

7 Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres de día, como
enseres de cautiverio, y a la tarde me abrí paso por entre la pared con
mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de
ellos.

8 Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo:

9 Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces?

10 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta profecía se refiere al
príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de
ella.

11 Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad.

12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de
noche, y saldrán; por la pared abrirán paso para sacarlo por ella;
cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra.

13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y
haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá
morirá.

14 Y a todos los que estuvieron alrededor de él para ayudarle, y a
todas sus tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada
en pos de ellos.

15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciera entre las naciones, y los dispersare por la tierra.

16 Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y
de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las
naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

18 Hijo de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con ansiedad.

19 Y di al pueblo de la tierra: Así ha dicho Jehová el Señor sobre
los moradores de Jerusalén y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán
con temor, y con espanto beberán su agua; porque su tierra será
despojada de su plenitud, por la maldad de todos los que en ella moran.

20 Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada; y sabréis que yo soy Jehová.

21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

22 Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la
tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá
toda visión?

23 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este
refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han
acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión.

24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.

25 Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable;
no se tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré
palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor.

26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

27 Hijo de hombre, he aquí que los de la 644 casa de Israel dicen:
La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos
tiempos profetiza éste.

28 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más
ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá,
dice Jehová el Señor.


1.

Vino a mí palabra de Jehová.

El propósito de esta profecía es destacar la inutilidad y la vanidad
de confiar en que el reino de Judá y la ciudad de Jerusalén perdurarían
y que pronto se realizaría la liberación del cautiverio babilónico.

2.

Tienen ojos.

Comparar con Deut. 29: 4; Isa. 6: 9; Jer 5: 21; Mat. 13: 14-15. Sin
duda, se debió a esta tendencia perversa del pueblo por lo que se le
ordenó al profeta que diera una señal ante la cual no podrían cerrar los
ojos.

3.

Enseres de marcha.

O "equipo de portado" (BJ). Es decir, las cosas que necesitaría un
emigrante: ropa, utensilios, etc. Los preparativos debían ser hechos en
el día, y el equipo debía ser trasladado a algún lugar conveniente.

6.

Cubrirás tu rostro.

Quizá para representar la forma en que Sedequías (ver com. vers. 10)
se disfrazaría para que nadie lo reconociera, o acaso en señal de
dolor, símbolo de la angustia y la tristeza de la partida hacia el
exilio.

7.

Yo hice así.

Es posible que Ezequiel realizara este acto simbólico sin comprender
plenamente su significado. El hecho de que los exiliados le
preguntaran: "¿Qué haces?" (vers. 9) demuestra que este acto simbólico
fue realizado en realidad y no en visión.

10.

Esta profecía.

Literalmente la frase dice: "el príncipe es este pronunciamiento en
Jerusalén". Es decir, el mensaje se refería al príncipe. La palabra
traducida como profecía es maÑÑa, "pronunciamiento", que aparece con
frecuencia en Isaías y Jeremías (Isa. 13: 1; 14: 28; Jer. 17: 21-22;
etc.). Ezequiel no la emplea más que dos veces, y sólo aquí tiene el
sentido de "profecía". Se ha sugerido que Ezequiel evitó emplear este
vocablo porque estaba desacreditado por su uso frecuente entre los
falsos profetas (ver Jer. 23: 33-38). El "príncipe" es Sedequías (ver 2
Rey. 25: 2-4; Jer. 39: 4).

11.

Vuestra señal.

Es decir, señal para los que estaban en el cautiverio. Debían dejar de confiar en que Jerusalén sobreviviría.

12.

Abrirán paso.

No se menciona este hecho en el relato histórico (Jer. 39: 4), pero
no hay razón para suponer que las palabras tenían un sentido figurado.

13.

Pero no la verá.

El cumplimiento de este detalle de la profecía está registrado en
Jer. 52: 11. Antes de que Sedequías fuera llevado a Babilonia, le
sacaron los ojos en Ribla. Por lo tanto, no vio la tierra de los
caldeos. Josefo registra un hecho interesante, aunque tal vez apócrifo.
Según él, Sedequías se inclinaba a creer las advertencias de Jeremías en
cuanto al cautiverio, pero sus consejeros lo disuadieron de hacer lo
que el profeta aconsejaba. Cuando llegó a Jerusalén la noticia de la
profecía de Ezequiel en el sentido de que Sedequías no vería la tierra
de los caldeos, el rey dedujo que las dos profecías eran
contradictorias, y no creyó ni a la una ni a la otra (Antigüedades x. 7.
2).

14.

Esparciré.

Cuando el rey fuese tomado, se desbandaría el resto de su ejército.

15.

Y sabrán.

Gramaticalmente, esta forma verbal podría aplicarse tanto a los
paganos como a los israelitas, pero en vista de que la expresión "sabrán
[o sabréis] que yo soy Jehová" (cap. 5: 13; 6: 7; etc.) es un
estribillo que reaparece constantemente en estas profecías que se
refieren a los israelitas, es posible que aquí también se refiera a
ellos.

16.

Unos pocos de ellos.

Literalmente, "hombres de número"; es decir, hombres que fácilmente
podrían contarse. Estos sobrevivientes, al relatar su vergonzosa
historia, darían a conocer a los paganos que no había sido debilidad de
parte del Dios de Israel lo que había ocasionado la tremenda angustia y
la servidumbre de su pueblo, sino el fracaso de Israel que no había
cumplido con su destino divino.

17.

Palabra de Jehová.

Ver com. cap. 6: 1.

18.

Temblor.

Anteriormente (cap. 4: 16), Ezequiel había predicho una terrible
escasez. Ahora había de demostrar el terror y la angustia del asedio
inminente.

19.

Pueblo de la tierra.

Sin duda, algunas de las profecías de Ezequiel llegaron a oídos de
los habitantes de Judá. Pero estas predicciones no carecían de
significado para los exiliados, muchos de los cuales esperaban que el
remanente de Judá sobreviviera y que Jerusalén no sería destruida. El
profeta les 645 informó que su tierra sería despojada de toda su
plenitud y se transformaría en desierto y desolación.

21.

Palabra de Jehová.

Ver com. cap. 6: 1.

22.

Se van prolongando los días.

Se describe a los habitantes de Jerusalén como si se burlaran de que
las amenazas divinas fueran fidedignas. Su proceder se resume en un
dicho proverbial. Afirman que el tiempo se pasa y no se cumple ni la
predicción de bien ni la de mal. No hay razón ya de esperar que se
cumplan las predicciones. Su actitud refleja la tendencia común de los
pecadores a interpretar mal la longanimidad y la paciencia de Dios (Ecl.
8: 11; Amós 6: 3; Mat. 24: 48; 1 Tes. 5: 3). Los burladores de los
postreros días pronuncian un refrán similar: "¿Dónde está la promesa de
su advenimiento? Por que... todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación" (2 Ped. 3: 4).

23.

Se han acercado aquellos días.

Los días venideros traerían consigo el rápido cumplimiento de cada detalle de las calamidades que Ezequiel había predicho.

24.

Visión vana.

Los falsos profetas predecían prosperidad y el pronto retorno de los
cautivos de Babilonia. Los verdaderos profetas predecían un largo
cautiverio, pérdida de muchas vidas y la destrucción y desolación de la
ciudad y del templo. Es probable que los burladores arguyeran que las
predicciones de Ezequiel eran tan vanas como él decía que eran las de
los falsos profetas. Apresurando el cumplimiento del castigo ya
predicho, Dios daría una contestación eficaz a estos argumentos, y
convencería a esos falsos profetas, demostrándoles que sus profecías
eran mentirosas, y a esos burladores les haría ver que sus argumentos
eran ilógicos.

25.

En vuestros días.

Los efectos de la visión no sobrevendrían a alguna progenie futura, sino a la generación que vivía entonces.

27.

Lejanos tiempos.

Este nuevo aserto se dirige contra un grupo de personas que, al
menos en apariencia, reconoce a Ezequiel como profeta. También sería
posible concebir que el tiempo transcurrido produjo una modificación en
el lenguaje de los opositores. En vez de decir que la visión
desaparecería (vers. 22), proyectan su cumplimiento para un futuro
lejano. El Señor hace frente a la idea de la postergación diciéndole a
la gente que ninguna cosa que él ha dicho se prolongará o postergará. La
actitud del pueblo es característica de la que manifiestan muchos de
los que aguardan la segunda venida de Jesús. No lo dicen con palabras,
pero sus acciones dicen que "mi Señor tarda en venir" (Mat. 24: 48).
Algún día, pronto, súbita e inexorablemente, el fin los sorprenderá, y
con él, el cumplimiento de toda visión.

Puede surgir la pregunta: ¿Por qué parece demorarse la venida de
Jesús? ¿Han fallado las palabras del Señor? La inspiración formula esta
misma pregunta y luego la contesta: "¿Pero ha fallado la palabra de
Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y las amenazas de Dios
son igualmente condicionales" (Ev 504).

No es necesario recordar sino unas pocas declaraciones de los
autores bíblicos a fin de mostrar que siempre consideraron que el tiempo
era muy corto. Pablo escribió a los corintios: "Pero esto digo,
hermanos: que el tiempo es corto" (1 Cor. 7: 29); y a los romanos: "La
noche está avanzada, y se acerca el día" (Rom. 13: 12). Por medio del
vidente de Patmos, Jesús mismo testificó: "El tiempo está cerca" (Apoc.
1: 3) y "He aquí vengo pronto" (cap. 22: 6-7). Sin embargo, tanto Pablo
como Juan también predijeron con claridad que ciertos acontecimientos
debían transcurrir antes de la venida de Jesús (ver com. 2 Tes. 2: 1-5;
Apoc. 1: 3).

Es verdad que Cristo no ha venido tan pronto como, al principio, lo
esperó su pueblo remanente, basándose en la profecía cumplida. Repetidas
veces se ha afirmado que Cristo podría haber venido antes (DTG 587-588;
CS 511; 3JT 72; 8T 115-116; 3JT 297). La razón de la demora se explica
en las siguientes palabras: "La larga noche de tinieblas es penosa, pero
la mañana es postergada por misericordia, porque si el Señor viniera,
muchos serían hallados desapercibidos. El deseo de Dios de que su pueblo
no perezca ha sido la razón de tan larga demora" (Ev 503). Esto
armoniza con lo que el apóstol afirma en 2 Ped. 3: 9. El mismo autor
añade que es deber del cristiano apresurar la venida de Jesús (vers.
12). El comentario inspirado respecto de este asunto dice así: "Es
privilegio de todo cristiano no sólo esperar sino apresurar la venida de
nuestro Señor Jesucristo" (3JT 212).

Algún día llegará el momento cuando el tiempo ya no se prolongará
más. "[La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la
tarea de presentar el mensaje a 646 toda nación, lengua y pueblo" (Ev
505). Cuando Dios crea que ha llegado el momento. apropiado, hará que
sucedan acontecimientos que precipitarán el fin "más pronto de lo que
los hombres esperan" (CS 689).

Sin embargo, no puede saberse el tiempo preciso de su venida.
Tampoco deberían los hombres conjeturar en cuanto al momento exacto en
que ocurrirá. Las siguientes palabras representan un excelente consejo:
"No podréis decir que habrá de venir dentro de un año, o de dos, o de
cinco; tampoco habréis de postergar su venida afirmando que posiblemente
transcurran aún diez o veinte años. El pueblo de Dios tiene el deber de
que sus lámparas estén preparadas y ardiendo, de ser como quienes
aguardan al novio cuando éste vuelva de las bodas" (EGW RH 22-3-1892).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

2 3JT 295; PVGM 88

21-28 CS 443; PR 331

22 DTG 23; PR 516

27-28 Ed 179


CAPÍTULO 13

1 Profecía contra los falsos profetas, 10 y su obra inútil y engañosa. 17 Contra las profetisas y sus vendas mágicas.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que
profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra
de Jehová.

3 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!

4 Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.

5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro
alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en
el día de Jehová.

6 Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y
Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de
ellos.

7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación
mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado?

8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros
habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo
estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor.

9 Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan
mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos
en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y
sabréis que yo soy Jehová el Señor.

10 Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo
paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con
lodo suelto,

11 di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia
torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento
tempestuoso la romperá.

12 Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que la recubristeis?

13 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento
tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y
piedras de granizo con enojo para consumir.

14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo
suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y
seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.

15 Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con
lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron,

16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven
para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el Señor. 647

17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo
que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,

18 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen
vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la
cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de
mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?

19 ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y
por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando
vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que
escucha la mentira?

20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra
vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las
libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas
que vosotras cazáis volando.

21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de
vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis
que yo soy Jehová.

22 Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al
cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no
se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo,

23 por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más
adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy
Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

Compárese este capítulo con la profecía de Jer. 23, dirigida a los
falsos profetas de Jerusalén y de sus alrededores. Algunos han pensado
que en este pasaje Ezequiel se dirige a los falsos profetas que había
entre los cautivos (ver Eze. 13: 9).

2.

Profetas de Israel.

El que se denomine de esta manera a los falsos maestros sugiere que
el pueblo simpatizaba con ellos y los aceptaba. El espíritu de la época
aprobaba a tales falsos maestros. Es posible que estos profetas
estuvieran tan autoengañados que habían llegado a creer que lo que
decían era verdad (ver 2 Tes. 2: 11), pero a éstos que pretendían ser
mensajeros divinos se les instruye que oigan "palabra de Jehová".

3.

Insensatos.

Del Heb. nabal, palabra que no sólo indica una falla intelectual,
sino también una falta de calidad moral. En el hebreo la frase "profetas
insensatos", hannebi'im hannebalim, es un interesante juego de
palabras.

Nada han visto.

También podría entenderse en el sentido de que los profetas han
andado en pos de su "propia inspiración" (BJ) y de aquello que no han
visto.

4.

Como zorras.

Las zorras son astutas y arteras (Luc. 13: 32); destruyen los
viñedos (Cant. 2: 15); viven en las ruinas (Lam. 5: 18). Los falsos
profetas eran arteros, malévolos y destructores de la viña de Dios

5.

Habéis subido.

Este versículo se dirige a los falsos profetas. El vers. 4 estaba
dirigido al pueblo; en el vers. 6 los falsos profetas aparecen
nuevamente en tercera persona, y en el vers. 7, otra vez están en
segunda persona. Tales cambios de persona son frecuentes en la profecía y
comunes en Ezequiel.

Muro.

Nada habían hecho estos falsos profetas para advertir o instruir a
la nación en su hora de crisis. Estaban traicionando a la gente,
entregándola en manos de sus enemigos, en vez de ayudarla. Comparar con
Isa. 1: 5; PVGM 234.

6.

Vieron.

Heb. jazah, "contemplar", verbo que se emplea con frecuencia para
referirse a las visiones de origen divino (Isa. 1: 1; 21; etc.).

Ha dicho Jehová.

Estos supuestos profetas encuentran hoy su equivalente en muchos
predicadores que presentan doctrinas falsas, las cuales, afirman
apasionadamente, se apoyan en un "así ha dicho Jehová". No importa con
cuánto fervor se proclame una doctrina, no importa cuán impresionantes
sean los títulos de quienes la proclamen, no debería hallar cabida en el
credo del creyente a menos de que en verdad el Señor la haya enseñado.
No importa que las teorías humanas parezcan totalmente plausibles, nunca
debería olvidarse que carecen de autoridad divina.

Que él confirme.

Mejor, "esperan confirmar" o "esperan que se confirme" (VM).
Esperaban confirmar su veracidad cuando se cumpliera lo que habían
predicho. Es posible que esperaran que Dios aceptaría la misión que
ellos mismos se habían designado y haría que sus presuntuosos
pronunciamientos se realizaran.

7.

¿No habéis visto?

El profeta parecería interrogar a sus rivales. Sólo podía haber una
648 respuesta a sus preguntas. Los falsos profetas no podían negar las
acusaciones. Aquí se enumeran tres calamidades que habrían de sobrevenir
a estos profetas engañosos. "No estarán en la congregación de mi
pueblo".

9.

Congregación.

Heb. sod, reunión secreta o concilio privado.

En el libro.

Estos profetas no serían contados entre los fieles del remanente que
serían inscritos en los registros de Israel. En Esd. 2: 62 hay un
ejemplo de cómo se usó el registro o "libro" del pueblo en ocasión del
retorno del cautiverio.

10.

Paz.

Comparar con Jer. 6: 14; 23: 17; Miq. 3: 5; Zac. 10: 2. Los falsos
profetas adormecían a la gente con la idea de una falsa seguridad y
lograban así anestesiar su conciencia. Por otra parte, los verdaderos
mensajeros de Dios no halagan al pecador. No tienen un mensaje de paz
para adormecer al que no ha sido santificado para que caiga en una falsa
seguridad. Tienen el deber de despertar la conciencia del impío hasta
que el alma angustiada exclame: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Hech.
16: 30). Ver com. Jer. 6: 14.

Pared.

Heb. jayits. Aunque hay cierta duda en cuanto al sentido exacto de
esta palabra, parece referirse a una pared interior, la cual sería mucho
más débil que una muralla exterior.

Lado suelto.

Heb. tafel, "revoque de barro" o "revoque de cal". La figura debe
entenderse de la siguiente forma: Se ha construido una débil pared
interior o tabique. Los falsos profetas la blanquearon, mejorando así su
apariencia, pero sin darle mayor fuerza. Los dirigentes y el pueblo
inventaron varios esquemas, tales como la alianza con Egipto (Jer. 37:
5, 7), y los que se consideraban a sí mismos como profetas les dieron
importancia con su influencia y su persuasión.

Se observa un paralelo notable con lo que ocurre hoy en el mundo
religioso. Se han introducido en la fe cristiana muchas doctrinas falsas
que no encuentran apoyo en la Palabra de Dios. Estas doctrinas tienen
sus raíces en la tradición, y detrás de la tradición, su origen muchas
veces puede hallarse en prácticas y conceptos paganos. En vez de
abandonar toda creencia que no se funda en las Sagradas Escrituras, los
hombres emplean enormes cantidades de energía en "blanquear" esos
débiles conceptos a fin de que sean más plausibles. Un ejemplo notable
de esto es el esfuerzo que se ha realizado para conseguir pruebas
bíblicas que apoyen la observancia del domingo. La mayoría de los
cristianos guardan un día cuya observancia no se ordena en la Biblia.
Razonan que esto debe ser correcto, puesto que la iglesia cristiana por
siglos ha estado siguiendo esta práctica. Pasan por alto la evidencia
clara que señala al séptimo día de la semana como verdadero día de
reposo y tuercen otros pasajes bíblicos a fin de prestar apoyo al primer
día de la semana. El resultado de todo esto será igual a lo que les
sucedió a los constructores y blanqueadores de la pared de Ezequiel
(Eze. 13: 12-16).

11.

Piedras de granizo.

Comparar con Sal. 11: 6; 18: 13-14; Eze. 38: 22. Sin duda, aquí se
refiere en primer lugar a la invasión babilónica a la cual los judíos no
podrían resistir, a pesar de todos los preparativos de los cuales se
jactaban. Ver com. cap. 13: 12.

12.

Pared.

Aquí se emplea la palabra qir, la cual generalmente representa un
muro exterior; no se usa la misma palabra jayits (ver com. vers. 10).
Sin duda la razón por la cual la pared no resistió fue que la estructura
defectuosa era demasiado débil como para servir de muro exterior. La
terrible desilusión de los blanqueadores, y de todos cuantos habían
confiada en sus astucias, halla su equivalente en el rudo despertar de
quienes, al final del tiempo, habrán colocado toda su confianza en el
gran reavivamiento religioso falso dirigido por Satanás, sólo para ver
que ese sistema se desintegra bajo los terribles castigos de las siete
últimas pIagas. En una de las últimas grandes escenas del drama de los
siglos, Satanás mismo pretenderá ser divino, y se presentará ante el
mundo como Dios (ver 2JT 369; 8T 27-28; 9T 16; TM 54, 365-366; CS 682).
Los milagros jugaran un papel importantísimo en este engaño (Apoc. 13:
13-14; 16: 13-14). Como resultado de estos engaños, todos menos un fiel
remanente serán arrastrados a las filas del enemigo (Apoc. 13:8) y se
unirán a Satanás en su lucha contra Dios (TM 472). Sólo un pequeño
remanente permanecerá leal y fiel a Dios (Apoc. 14: 12). Cuando
comiencen a caer los castigos, y las multitudes vean que aquel a quien
han considerado como Dios no tiene poder para detener la mano de Aquel
que es más poderoso, repentinamente comprenderán que han sido engañados.
Con furor se lanzarán contra la falsa organización que ha sido creada
por los engaños de Satanás y la destruirán por completo 649 (Apoc. 17:
16-17; CS 714). Entonces podrá decirse otra vez: "No existe la pared, ni
los que la recubrieron" (Eze. 13: 15).

17.

Contra las hijas.

Sólo aquí en el AT se mencionan falsas profetisas. Entre las
verdaderas profetisas están María (Exo. 15: 20), Débora (Juec. 4: 4),
Hulda (2 Rey. 22: 14), y en tiempos del NT, Ana (Luc. 2: 36) y las
cuatro hijas de Felipe el evangelista (Hech. 21: 89).

18.

Ay de aquellas.

Aunque el sentido general de los vers. 18-19 es claro, es imposible
identificar con precisión todos los detalles. Ezequiel había visto lo
que describe aquí; no así nosotros. Emplea palabras que eran conocidas
entonces, pero puesto que muchas de ellas no aparecen sino aquí en el
AT, su sentido no es del todo claro.

Vendas.

Heb. késeth, del acadio kasu, "atar". Sin duda estas "bandas" (BJ) o
"vendas" tenían algún propósito mágico, o servían como amuletos pero no
puede afirmarse nada acerca de esto.

Para todas las manos.

Literalmente, "para todas las coyunturas de mi mano", aunque varias
versiones antiguas dicen "manos" y omiten el posesivo. Si debe
entenderse que el posesivo forma parte de la frase, debería entenderse
que Dios dice que las profetisas hacen vendas para las manos de él, a
fin de impedir la obra del Señor mismo.

Velos mágicos.

Heb. mispajah, palabra que sólo aparece aquí en el AT. Sin duda se
refiere a algún tipo de velo o cobertura para la cabeza. Pareciera que
las profetisas no llevaban estos velos, sino lo usaban las que venían a
consultarlas.

Almas.

Heb. néfesh, "alma" o "persona" (ver com. Sal. 16: 10). Al parecer,
quienes venían a consultar eran víctimas de estas falsas profetisas.

¿Habéis de cazar?

Es posible entender esto en el sentido de que en su provecho propio, las profetisas vivían de la credulidad de sus víctimas.

19.

Puñados de cebada.

Algunos han pensado que aquí se hace referencia a la antigua
costumbre de llevar regalos al profeta a quien se venía a consultar (1
Sam. 9: 7-8; 1 Rey. 14: 3). Puesto que la cebada era considerada como un
cereal inferior, y puñados indican poca cantidad, estas palabras
podrían indicar el ínfimo provecho por el cual estas falsas profetisas
estaban dispuestas a pervertir la verdad y llevar a la gente a la ruina.
Otros piensan que aquí hay una referencia a la antigua costumbre de
adivinar con cebada y migas.

Escucha la mentira.

Esta frase podría indicar la tendencia a escuchar falsedades
agradables. Jeremías describe esta condición. "Los profetas profetizaron
mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así
lo quiso" (Jer. 5: 31).

20.

Al vuelo.

Del Heb. paraj, cuyo significado es dudoso. Sin embargo, el sentido
general del versículo es claro. Las víctimas serían liberadas del lazo
de quienes habían intentado esclavizarlas. Dios no permitirá que una
sola persona de corazón sincero sea engañada.

22.

Con mentiras.

Las profetisas habían creado falsas imágenes de Dios en la mente de
justos e impíos, desanimando a los primeros de hacer lo bueno, y
confirmando a los últimos en sus caminos de impiedad.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

4-5 PE 123

10 1T 247; 5T 679

13 PP 544

14 CH 338

22 CS 713 650


CAPÍTULO 14

1 Dios responde a los idólatras conforme a sus pensamientos. 6
Exhortados a arrepentirse por temor a los juicios debido a los falsos
profetas. 12 Hambre debido a la irrevocable sentencia de Dios, 15 y
bestias feroces, 17 y espada, 19 y pestilencia. 22 Quedará un remanente
como ejemplo para los demás.
1 VINIERON a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí.

2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

3 Hijo de hombre, estos hombres han
puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su
maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno
consultado por ellos?

4 Háblales, por tanto, y diles: Así ha
dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere
puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad
delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que
viniere conforme a la multitud de sus ídolos,

5 para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.

6 Por tanto, di a la casa de Israel:
Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y
apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.

7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros
que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y
hubiere. puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su
rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle
por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;

8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y
por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo
soy Jehová.

9 Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová
engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de
en medio de mi pueblo Israel.

10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consultaré, así será la maldad del profeta,

11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni
se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les
sea por Dios, dice Jehová el Señor.

12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose
pérfidamente, y extenderé yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el
sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y
bestias,

14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y
Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice
Jehová el Señor.

15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y
quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,

16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice
Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos
serían librados, y la tierra quedaría desolada.

17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,

18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice
Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos
serían librados.

19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,

20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice
Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia
librarían solamente sus propias vidas.

21Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo
enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre,
fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?

22 Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas,
que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y
veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice
venir sobre 651 Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.

23Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y
conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice
Jehová el Señor
COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA.

1.

Ancianos de Israel.

Es probable que fueran los mismos ancianos de Judá que aparecen en
el cap. 8: 1. Se estaba usando más y más el nombre de Israel para
referirse a la nación existente, aunque se empleaba la palabra Judá
cuando se deseaba hacer una clara distinción. No se dice qué venían a
preguntar los ancianos, ni siquiera se dice específicamente que venían a
preguntar algo. Aparentemente tenían la costumbre de sentarse delante
del profeta aguardando cualquier mensaje que el Señor pudiera enviarle
(cap 33: 31).

3.

Ídolos.

Heb. gillulim, palabra predilecta de Ezequiel (ver com. cap. 6:4).
La LXX dice diano'mata, "pensamientos", quizá para expresar que añoraban
la idolatría de tiempos anteriores. Instruido por el Espíritu, el
profeta leyó lo que estaba en el corazón de los que se sentaban delante
de él. Es probable que no se refiriera a una franca idolatría entre los
cautivos, sino a la condición pecaminosa y al enajenamiento de su
corazón.

Tropiezo.

Heb. mikshol, "motivo [u ocasión] de tropiezo", "obstáculo". Aquí, la ocasión que lleva a la iniquidad.

En modo alguno.

La construcción hebrea de infinitivo absoluto que aquí se emplea indica que la pregunta debe responderse con un no rotundo.

4.

Al que viniere.

Así se traduce de acuerdo con la tradición masorética. El texto
hebreo es difícil de interpretar. En los tárgumes se lee: "por mí
mismo". La forma verbal traducida como "responderé" puede entenderse
como reflexiva, lo cual daría la idea de que Dios se propone responder
por sí mismo sin la intervención del profeta.

Nadie puede esperar conocer plenamente lo que Dios quiere que haga a
menos que su propio corazón esté verdaderamente sometido a la voluntad
divina. Esto ocurre porque el corazón que no ha sido regenerado ni
regido por el Espíritu Santo no puede entender las cosas de Dios (1 Cor.
2: 14). Aunque la mente carnal recibiera instrucción, entendería mal,
aplicaría mal, distorsionaría lo que oye, pues los hombres creen sólo lo
que quieren creer. Dios, quien nunca fuerza la voluntad humana, permite
que estos seres voluntariosos se aferren a sus engaños (ver Juan 7: 17;
2 Tes. 2: 11-12).

6.

Convertíos, y volveos.

Estas dos palabras se traducen de diferentes formas de una misma
raíz verbal. En combinación dan un mayor énfasis. Lo que se ha
presentado en los versículos anteriores forma la base de una fervorosa
exhortación al verdadero arrepentimiento. No puede haber esperanza para
Israel si sólo hay en él una reforma exterior. La nación tendrá que
enfrentarse con el que escudriña los corazones, el cual puede aceptar
como único arrepentimiento aquel que alcanza hasta lo más recóndito del
alma.

Volveos.

Literalmente, "volved vuestros rostros".

7.

Extranjeros.

Compárese con Lev. 17: 10; 20: 1-2; etc. Los extranjeros residentes
habían compartido la luz y los privilegios que le habían sido confiados a
Israel, y serían tenidos por tan culpables como los israelitas.

8.

Señal.

Su castigo sería un ejemplo que serviría para que otros no siguieran el mismo camino.

9.

El profeta.

Refiérese aquí a los falsos profetas cuyas prácticas fueron condenadas en el cap. 13.

Yo Jehová.

Es decir, el Señor permite que el profeta impío sea engañado, así
como también endureció el corazón de Faraón permitiendo que la semilla
de la obstinación brotara y diera fruto (ver com. Exo. 4: 21; 1 Rey.
22: 22).

Lo destruiré.

El pecador ocasiona su propia destrucción por causa de su propia
impenitencia (ver 5T 120). Una vez que la persona deja de prestar
atención a las invitaciones, las reprensiones y las advertencias del
Espíritu de Dios, su conciencia comienza a cauterizarse, y cuando vuelve
a recibir la advertencia, le resulta más difícil obedecer que antes. Se
asemeja a una persona que está sucumbiendo ante la enfermedad, pero se
niega a tomar el remedio. Sin embargo, en las Escrituras, Dios, el
médico, con frecuencia aparece simbólicamente como el que también envía
los resultados de la enfermedad sobre los que se niegan a aceptar su
remedio. Por ejemplo, se dice que puso un espíritu de 652 mentira en
boca de los profetas a fin de que aconsejaran al rey que emprendiera el
mal camino que ya estaba decidido a seguir (1 Rey 22: 19-23). Así
ocurrió también, cuando el corazón de Saúl se apartó de Dios, y el
"Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo
de parte de Jehová" (1 Sam. 16: 14). Sin embargo, no debe entenderse
que Dios pueda ser el autor del pecado y del engaño. En su plan,
sencillamente no realiza el milagro necesario para impedir los
resultados del pecado. Retira su Espíritu del corazón que le rechaza, y
entrega la persona a sus propios engaños, permitiendo que el pecado
produzca su inevitable fruto: la muerte. "Te perdiste, oh Israel, mas en
mí está tu ayuda"(Ose. 13: 9; CS 40-41; ver com. 2 Crón. 22: 8).

10.

Así será.

Tanto los falsos profetas como los que los habían consultado habían
participado del pecado, y ambos serían tenidos como culpables.

11.

No se desvíe más.

Un rayo de esperanza en la oscura noche de la apostasía: el pueblo
de Dios que una vez más anda en la verdad. Aquí puede discernirse el
propósito de la disciplina: que Israel fuera inducido al verdadero
arrepentimiento, que su pueblo se reuniera y que le fueran devueltos sus
privilegios anteriores.

13.

La tierra.

Heb., "una tierra". Este pasaje parece contradecir la creencia
popular de que Jerusalén no sería destruida por causa de los justos que
en ella había, así como Sodoma y Gomorra no habrían sido destruidas si
allí se hubieran encontrado diez justos.

14.

Noé, Daniel y Job.

Todos ellos fueron ejemplos de verdadera piedad. Fueron rectos en su
generación (Gén. 6: 9; Job 1: 1; Dan. 1: 8; 6: 22). El hecho de que a
Daniel se lo mencione antes de Job no justifica la conjetura de que este
versículo se refiere a algún otro Daniel, anterior al que figura en el
libro del mismo nombre, cosa que sugieren muchos eruditos modernos,
quienes piensan que Ezequiel está hablando del Dan'el de los textos
ugaríticos. Esos textos hablan de un Dan'el que fue un piadoso rey en
tiempos muy antiguos, que defendía a las viudas y a los huérfanos.
Sencillamente, el profeta no estaba preocupado por el orden cronológico.

Cabe señalar que estos hombres habían sido el medio por el cual se
habían salvado otros. Por amor de Noé, toda su familia se había salvado
(Gén. 6 :18). Gracias a Daniel, se salvaron sus compañeros (Dan. 2: 18).
Job evitó el castigo de sus amigos con su intercesión (Job 42: 7-8).
Aunque habían podido salvar a algunos, no habían podido salvar a la
generación en la cual vivieron. Noé no pudo salvar a la raza impía que
vivió antes del diluvio, y Daniel, a pesar de ocupar un alto puesto en
la corte babilónico, evidentemente no había podido influir en
Nabucodonosor a fin de que salvara al pueblo de Judá ni a su ciudad
capital. Si los judíos depositaban cualquier clase de confianza en la
posición y la influencia de Daniel, esta esperanza debía ser desechada.
Compárese con Jer. 15: 1.

15.

Feroces.

Heb. ra'ah, "malas".

16.

Estos tres varones.

La afirmación del vers. 14 se repite aquí como también en los vers.
18 y 20, con ligeras variaciones en las palabras empleadas. Con
referencia a los cuatro castigos de los vers. 13, 15, 17, 19, ver Lev.
26: 22, 25-26.

21.

Cuatro juicios terribles.

La presencia de hombres justos no podría haber evitado uno solo de
estos castigos. ¡Cuánto menos podrían hacerlo cuando todos esos castigos
cayeran juntos sobre Jerusalén!

22.

Seréis consolados.

Cuando los exiliados observaran la conducta y el proceder de los
recién llegados, sabrían que Dios no había obrado sin causa al permitir
la destrucción de Jerusalén. Por otra parte, el cambio de comportamiento
de algunos de los que habían escapado demostraría su arrepentimiento
(vers. 11), lo cual ayudaría a los cautivos a ver que los castigos de
Dios habían sido una disciplina y no una venganza.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

3-4 5T 164

3-5 2T 444

14,16 HAd 269; 2JT 70; MC 359; 5T 338;

8T 314

20 CS 680; PVGM 391 653


CAPÍTULO 15

1 La madera inservible de la vid 6 simboliza el rechazo divino de Jerusalén.
1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra
madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?

3 ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa?

4 He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos
extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá
para obra alguna?

5 He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna;
¿cuánto menos después que el fuego la hubiere consumido, y fuere
quemada? ¿Servirá más para obra alguna?

6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid
entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la
consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén.

7 Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon,
fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi
rostro contra ellos.

8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice Jehová el Señor.
COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA

1.

Palabra de Jehová.

El cap. 15 es una corta poesía que bien podría llevar el título de "Alegoría de la viña".

2.

¿Qué es la madera de la vid?

En el cap. 14, el profeta ha afirmado que Dios no librará a
Jerusalén por causa de los pocos justos que se encuentran en ella. Ahora
destruye otro refugio en el cual evidentemente confiaba el pueblo. Su
parábola enseña que Israel no tiene ninguna superioridad inherente sobre
las otras naciones. El pueblo no debe depositar su confianza en el
hecho de que ha sido especialmente elegido por Dios, porque no es más
una verdadera vid, sino mera madera, del tipo más inútil, que sólo sirve
de combustible. Con frecuencia, las Escrituras comparan a Israel con
una vid o una viña (Sal. 80:8-16; Isa. 5: 1-7; Jer. 2: 21; Ose. 10: 1;
Mat. 21: 33-41; etc.). Algunos comentadores creen que aquí se describe
una vid silvestre.

4.

¿Servirá?

Como madera, la vid es totalmente inútil. En su estado perfecto no
se la puede emplear para ninguna cosa útil, y mucho menos cuando está
parcialmente chamuscada y destruida.

6.

Así haré.

En este versículo se presenta la situación imperante en Judea. Sus
extremidades habían sido consumidas por los estragos de un enemigo
extranjero y la parte central, donde se hallaba la ciudad capital,
estaba a punto de ser destruida. Puesto que los judíos no habían
respondido al propósito divino que los había escogido como testigos de
Dios, su nación había de ser completamente quebrantada.

7.

Del fuego.

En el hebreo no aparece la palabra "aunque". Sólo dice: "del fuego
salieron y el fuego los comerá". Se describe así con gran exactitud la
situación de Judá. La nación ya se había consumido en los dos extremos, y
la parte del medio estaba chamuscada y pronto había de ser entregada al
fuego. 654


CAPÍTULO 16

1 La condición de Jerusalén, es comparada con una recién nacida en
completo abandono. 6 El tierno amor de Dios por ella. 15 Su degradante
prostitución. 35 Su horrendo juicio. 44 Su pecado, igual al de su madre,
pero peor que el de sus hermanas Sodoma y Samaria, exige castigos. 60
Se le promete misericordia para el fin.
1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones,

3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu
nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre
hetea.

4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu
ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal,
ni fuiste envuelta con fajas.

5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto,
teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del
campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.

6 Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando
estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en
tus sangres: ¡Vive!

7 Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te
hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían
formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.

8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo
era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y
te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y
fuiste mía.

9 Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite;

10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda.

11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello.

12 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.

13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino
fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y
fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar.

14 Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura;
porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice
Jehová el Señor.

15
Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu
renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.

16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y
fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni
sucederá más.

17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te
había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas;

18 y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.

19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el
aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para
olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor.

20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a
luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos.
¿Eran poca cosa tus fornicaciones,

21para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía?

22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has
acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y
descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre.

23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor),

24 te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas.

25 En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste
abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y
multiplicaste tus fornicaciones.

26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. 655

27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí
tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los
filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino
deshonesto.

28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.

29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.

30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor, habiendo
hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada,

31 edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo
tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que
menospreciaste la paga,

32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.

33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos
tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se
llegasen a ti en tus fornicaciones.

34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las
demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das
la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente.

35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.

36 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas
tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a
tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de
tus hijos, los cuales les diste;

37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los
cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que
aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubriré tu desnudez,
y ellos verán toda tu desnudez.

38 Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos.

39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos,
y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus
hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta.

40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas.

41 Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de
muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de
prodigar tus dones.

42 Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.

43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me
provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu
camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; pues ni aun has pensado
sobre toda tu lujuria.

44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija.

45 Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y
hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus
hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo.

46 Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al
norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita
al sur de ti.

47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus
abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste
más que ellas en todos tus caminos.

48 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.

49
He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad
de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no
fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.

50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.

51 Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú
multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus
hermanas con todas las abominaciones que tú hiciste.

52 Tú también que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los
pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas
son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por
cuanto has justificado a tus hermanas.

53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de
sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré 656 volver
los cautivos de tus cautiverios entre ellas,

54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas.

55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas,
volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro
primer estado.

56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias,

57 antes que tu maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas
tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los
filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.

58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.

59 Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú
hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?

60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los
días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.

61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a
tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te
daré por hijas, mas no por tu pacto,

62 sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;

63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca,
a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice
Jehová el Señor.


1.

Palabra de Jehová.

Por medio de una alegoría muy realista se le "notifica a Jerusalén
sus abominaciones" (vers. 2). Parte del lenguaje que se emplea en la
alegoría resulta chocante para el lector moderno. Hoy no se habla en
esta forma tan franca, pero aquellos a quienes Ezequiel se dirigía
estaban acostumbrados a esa forma de hablar, por lo cual no les
resultaba chocante.

3.

Amorreo . . . hetea.

Hasta hace pocos años, el verdadero sentido de esta frase era un
misterio. Sin embargo, los descubrimientos arqueológicos de las últimas
décadas han proyectado mucha luz sobre la antigua historia de Palestina.
Ahora se sabe que los amorreos habitaron esa región desde épocas muy
antiguas, y que los hititas, que se venían infiltrando desde el norte,
ocuparon algunas zonas de Palestina antes de que los hebreos se
establecieran en el país. Entre los diversos pueblos de Canaán estaban
los Jebuseos, quienes vivían en la antigua ciudad de Jebús, ubicada en
el lugar donde más tarde se situó la ciudad de Jerusalén. Los reyes de
esa ciudad, antes de que fuera conquistada por los israelitas, tenían
nombres amorreos e hititas. Este marco histórico étnico fue la cuna de
Jerusalén. Las palabras de Ezequiel constituían un sarcasmo muy duro
para la gente de Jerusalén, que se jactaba de ser del linaje de Abrahán,
pero que se comportaba como si descendiera de los habitantes paganos de
lo que posteriormente fue tierra de Israel. El parecido de carácter era
de mayor importancia que el hecho de proceder del mismo linaje (ver
Juan 8: 44).

4.

En cuanto a tu nacimiento.

En los vers. 4-5 se describe a un niño recién nacido que había sido
arrojado en un campo, práctica que era común entre los paganos.
Abandonada, la criatura pronto habría muerto. Era necesario cortarle el
cordón umbilical a fin de que tuviera vida independiente. La costumbre
antigua indicaba que se debía frotar al recién nacido con sal después de
lavarlo. Según los antiguos este tratamiento fortalecería la piel, la
secaría más y la limpiaría mejor. También se consideraba que la sal
tenía propiedades preservativas. Además, se acostumbraba fajar y
envolver al niño (ver Luc. 2: 7). ¿Qué período de la historia de Israel
se representa en esta parábola? Es probable que se refiera a la
permanencia en Egipto, donde nació la nación de Israel.

6.

¡Vive!

Se presenta a Dios como si fuera un transeúnte, quien, al pasar,
descubre a esa criatura tan digna de lástima y tan repulsiva a la vista.
Y, a pesar de ser tan repugnante la criatura, Dios se apiada de ella y
le salva la vida. El Señor halló a los hebreos en esa situación
desvalida y miserable en la tierra de esclavitud. Por medio de una cruel
opresión y la matanza de los niños varones, los egipcios procuraron
impedir que el pueblo de Israel se convirtiera en un pueblo más fuerte y
más numeroso que ellos (Exo. 1: 9-14). Pero Dios bendijo a su pueblo, y
a pesar de la dura 657 esclavitud, "se fortaleció en gran manera" (Exo.
1: 20).

7.

Te hice multiplicar.

La LXX dice: "Crece; como brote del campo te he dado". En el
hebreo, los verbos están en tiempo perfecto, lo cual indicaría que se
trata de acciones ya realizadas.

Llegaste a ser muy hermosa.

La vocalización del texto masorético obligaría a traducir como
"viniste con ornamento de ornamentos", lo cual no es muy claro. La LXX
dice: "Entrastes en la ciudad de las cuidades". Pero las versiones
siríacas dicen: "Llegaste a la edad de la menstruación", lo cual sería
posible entender del hebreo, si se hace una ligera modificación
ortográfica. Es decir, que la criatura abandonada había llegado a ser
señorita. "Llegaste a la edad núbil" (BJ).

8.

Y pasé yo.

Esta visita es diferente de la que realizara Dios al hallar a Israel
recién nacido en Egipto, cuando lo bendijo y lo multiplicó. Israel
había llegado ahora a la edad del matrimonio, y el Señor se compromete
en casamiento con él (cf. Jer. 2: 2).

Extendí mi manto.

Esta acción representaba la intención de conferir a la joven el
honor del matrimonio (ver com. Deut. 22: 30; Rut 3: 9). Es evidente
que se hace referencia al solemne acuerdo concertado en el Sinaí, cuando
Jehová hizo pacto con los hebreos, quienes, a su vez, se comprometieron
a amarlo, adorarlo y obedecerle en forma exclusiva, eliminando así a
todo otro Dios rival (Exo. 19: 1-9; 24: 1-8).

9.

Te lavé.

El lavamiento y el ungimiento eran parte de los preparativos para el matrimonio (Rut 3: 3; Est. 2: 12).

10.

Bordado.

Heb. riqmah, "tela multicolor". En Sal. 45: 14 se describe a la
hija del rey como vestida de reqamoth, plural de riqmah (ver allí el
comentario).

Te calcé de tejón.

Heb. tajash. Esta palabra sólo aparece aquí y en el Pentateuco (ver
com. Exo. 25: 5; 26: 14; etc.), donde también se traduce tejón.

Seda.

Heb . meshi palabra que sólo aparece aquí y en el vers. 13. La
tradición afirma que esta palabra debe traducirse como "seda", pero no
hay ninguna seguridad de que sea lo que nosotros hoy entendemos por
"seda". Ezequiel habla de telas y artículos de vestir conocidos en sus
días, pero nuestro conocimiento incompleto de las costumbres de su época
impide comprender claramente todos los detalles. Sin embargo, la
verdad esencial del pasaje es clara.

11.

Adornos.

La descripción corresponde con los adornos de una novia oriental de
familia real. Con referencia a "brazaletes", ver Gén. 24: 22, 30; Núm.
31: 50; Eze. 23: 42. En cuanto a "collar", ver Gén. 41: 42.

12.

Joyas.

Heb. nézem, literalmente "anillo", traducido como "pendiente" en
Gén. 24: 47 y "joyeles" en Isa. 3: 21. Sin duda se hace referencia a
las joyas que aún hoy llevan comúnmente las damas del Cercano Oriente en
la nariz.

Surge la pregunta: ¿Debe encontrarse en este pasaje el permiso de
usar tales adornos hoy? ¿Acaso no fue Dios mismo quien adornó con tanta
profusión a la joven? Debe responderse en forma negativa. En primer
lugar, se trata de un caso figurado, cuyas imágenes son tomadas de las
costumbres de la época. Un caso similar es el empleo de Jesús de la
parábola del rico y de Lázaro, basada en una doctrina totalmente falsa
del estado de los muertos (PVGM 206-207). Además, lo que en tiempos de
menos luz del AT se sancionó o por lo menos se permitió, con frecuencia
no se sancionó en el período evangélico, debido a su mayor luz.
Ejemplos de esto son la poligamia y el divorcio fácil (ver com. Deut.
14: 26). En 1 Tim. 2: 9-10 y 1 Ped. 3: 3-4 se habla en contra del uso
de joyas y en contra de que las damas cristianas se adornen con joyas y
vestimentas costosas.

13.

Prosperaste.

Es probable que se haga referencia a los tiempos de David y de
Salomón, cuando el reino de Israel se extendió desde el Eufrates hasta
"el límite con Egipto" (ver com. 1 Rey. 4: 21), y muchos de los reinos
vecinos le pagaban tributo. Este fue el período áureo de Israel.

14.

Yo puse sobre ti.

Se le recuerda al pueblo que su prosperidad y su gloria no se debían
a ningún mérito propio, sino que debían a Dios lo que disfrutaban.

15.

Confiaste en tu hermosura.

Un cumplimiento notable de Deut. 32: 15; cf. Ose. 13: 6. Habiendo
llegado al pináculo de la gloria en la primera parte del próspero
reinado de Salomón, Israel comenzó a confiar demasiado en su grandeza y
prosperidad. Salomón perdió de vista el elevado destino que Dios tenía
para los hebreos y se empeñó en convertir a Israel en un imperio grande y
poderoso entre las naciones de la tierra. Para lograr esto, celebró
contratos y alianzas con 658 naciones extranjeras, lo cual había sido
expresamente prohibido por Dios. Creyendo que se beneficiaba con el
tratado concertado con el rey de Egipto y sellado con su matrimonio con
la hija del faraón, Salomón concertó acuerdos similares con otras
naciones. Pero el engaño fue fatal. La multitud de sus esposas
introdujo la idolatría en su reino, hasta que, tanto el rey como los
súbditos se inclinaron ante los dioses extraños. De este modo, el medio
que Salomón había empleado para expandir su imperio fue lo que motivó
su caída. Los enormes tributos exigidos para mantener la magnificencia
del reino se convirtieron en pretexto para la revuelta. El imperio que
tenía fuera de Palestina se desintegró y el reino mismo se dividió.

Te prostituiste.

Se emplea esta figura para describir las alianzas con naciones
extranjeras realizadas para obtener ventajas políticas, las cuales Dios
había prohibido en forma enfática (Deut. 7: 2; Juec. 2: 2), o para
describir cualquier forma de culto que reemplazara al culto del
verdadero Dios. Esta figura es común en las Escrituras (Exo. 34: 15-16;
Lev. 17: 7; Deut. 31: 16; Juec. 2: 17; Isa. 1: 21; Jer. 2: 20; Sant. 4:
4). En este pasaje se hace referencia a las diversas alianzas que
efectuó Salomón con los paganos y la consiguiente adopción del culto
idolátrico de esas naciones.

16.

Lugares altos.

Heb. bamah (ver com. cap. 6: 3).

Ni sucederá más.

En el Heb. la última parte del versículo dice: "ellas no vienen y no
será". Sin embargo, es probable que la traducción de la RVR represente
aproximadamente la idea del hebreo.*

17.

Que yo te había dado.

En los vers. 17-19 se acusa a Israel de haber dado a otros los
obsequios que Dios le había prodigado. En la parábola de los talentos
(Mat. 25: 14-30), Jesús hizo resaltar que es algo muy grave consagrar a
propósitos egoístas los talentos confiados. Dios le ha asignado a cada
hombre su tarea, una obra especial en un lugar especialmente designado.
A cada uno lo ha dotado con capacidades especiales para cumplir esa
tarea. Muchos aceptan los dones que se les confían - dones de salud,
intelecto, posesiones, tiempo- y los pervierten empleándolos para fines
totalmente egoístas. Los tales son tan culpables y dignos de censura
como lo fue la idólatra nación de Israel. Cada uno debería preguntarse
seriamente si está haciendo la obra que Dios le ha asignado.

Muchos tienen un concepto distorsionado del éxito. Piensan que sólo
aquellos que han llegado a cierta jerarquía, han logrado ciertos
propósitos, han triunfado. Esta no es la definición que el ciclo da del
éxito. Ante la vista de Dios se considera que una persona ha triunfado
cuando cumple la misión especial que el cielo le ha encomendado. Esa
misión puede ser muy humilde, y la tarea servil, pero no por eso la
recompensa ha de ser menor.

Imágenes de hombre.

Posiblemente las imágenes de Baal.

20.

Los sacrificaste.

Referencia al culto de Moloc, idolatría muy común en el período
último de Israel (2 Rey. 16: 3; Sal. 106: 37; Isa. 57: 5; Jer. 7:
31-32). En esta forma de culto se quemaba a los niños en brazos de un
ídolo, lo que constituía un crimen terrible y antinatural (ver com.
Lev. 18: 21; 1 Rey. 11: 7; 2 Rey. 16: 3).

22.

No te has acordado.

Aquí se acusa a Israel del pecado de vil ingratitud. La nación
había gozado de todos los privilegios y había sido ensalzada hasta el
cielo debido a sus prerrogativas. Dios no había pasado por alto ninguna
cosa que le ayudaría a lograr el éxito. Por medio de un profeta
anterior había dicho: "¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya
hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas
silvestres?" (Isa. 5: 4).

En la Biblia hay muchísimos otros ejemplos de ingratitud. A la
cabeza de la lista está el tremendo ejemplo de la ingratitud de Adán.
El también ocupaba una situación magnífica. Para siempre será un
misterio cómo él -un ser santo- pudo llegar al punto de pecar contra
Dios, desdeñando de tal modo al Eterno que había dispuesto todo sólo
para el bien de Adán. La historia humana terminará con un registro de
ingratitud. En los últimos días, los hombres serán "ingratos" (2 Tim.
3: 1-5). Los cristianos deberían cuidarse de no ser mezquinos en
expresar su agradecimiento. Deberían dedicar una parte mucho mayor de
sus oraciones a alabar a Aquel que es la fuente de toda bendición.

23.

Toda tu maldad.

Hasta este punto, 659Ezequiel se había ocupado de las formas
cananeas de la idolatría. Ahora comienza a condenar las alianzas con
países más distantes y las idolatrías provenientes de ellos.

24.

Lugares altos.

Heb. gab, "toro" o "bocel", la moldura redonda que rodea la base de
una columna. Algunos comentadores han sugerido que se refiere a una
construcción redonda, quizá una bóveda. Sin embargo, los relieves
procedentes de Asur parecerían indicar que se hace alusión a cierta
plataforma elevada, frente al altar, en el cual se llevaban a cabo
relaciones sexuales rituales. En la LXX se lee o«z'k'ma pornikón, "casa
de prostitución", y en la BJ, "prostíbulo". En muchas de las formas
antiguas de culto, la prostitución adquiría un carácter semirreligioso.

26.

Hijos de Egipto.

Algunos piensan que aquí se hace referencia al carácter licencioso
del culto egipcio. En repetidas ocasiones, Israel buscó amistad con
Egipto, sobre todo en la última parte de la monarquía (1 Rey. 3: 1;
9: 16; 10: 28; 2 Rey. 17: 4; 18: 21; Isa. 30: 1-5; 31: 1-3; 36: 6; Ose.
7: 1 1). En este mismo tiempo, parte de la obra de jeremías consistía
en oponerse a la tendencia a pactar una alianza con Egipto (Jer. 37: 5,
7). Con la figura de la prostitución se representan las alianzas
políticas y comerciales (Isa. 23: 17; Nah. 3: 4).

Gruesos de carnes.

Una figura del poder de Egipto y de la fuerza de los soldados egipcios. Cf. cap. 23: 20.

27.

Disminuí tu provisión ordinaria.

El propósito de Dios era que ésta fuera una medida disciplinaria que
hiciera que la esposa infiel se diera cuenta de su pecado. Los seres
humanos tienden a olvidar que todas las bendiciones temporales provienen
de Dios, quien hace que su sol brille tanto sobre justos como sobre
malos. Por el ejercicio inmediato del poder divino, cada semilla brota a
la vida y la tierra produce en abundancia para sostener al hombre.
Dios desea que al ser quitados estos beneficios, los hombres recuerden
que dependen plenamente de él.

Filisteos.

Desde los tiempos de los jueces, los filisteos habían sido
persistentes enemigos de Israel. Fueron subyugados por David, pero
nuevamente causaron dificultades durante el período de los últimos reyes
(2 Rey. 18: 8; 2 Crón. 26: 7; 28: 18). Con frecuencia fueron el tema
de declaraciones proféticas (Isa. 9: 12; Jer. 25: 20; 47: 1, 4; Eze. 25:
15-16; Amós 1: 6-8; 3:9; Abd. 19; Sof. 2: 5; Zac. 9: 6).

Se avergüenzan.

Es posible que esta figura se base en la idea de que los filisteos
por lo menos se habían mantenido fieles a sus dioses y no los habían
cambiado por otros como lo había hecho Israel (Jer. 2: 10-11).

28.

Asirios.

Tanto Judá (2 Rey. 16: 7) como Israel (Ose. 8: 13) brindaron su amistad a los asirios.

29.

Canaán.

Heb. kena'an. Es probable que aquí no se emplee la palabra en su
sentido de nombre propio, sino en el sentido secundario de "tráfico" o
"comercio" (ver Isa. 23: 8 donde kena'an se traduce como "mercaderes";
cf. Ose. 12: 7; Sof. 1: 11). En Eze. 17: 4 "tierra de mercaderes" es
"tierra de kena'an", y se aplica a Babilonia. En este pasaje, se podría
traducir "el país de los mercaderes, en Caldea" (BJ). Con Babilonia
concluye la enumeración de países con los cuales había fornicado Israel.

30.

¡Cuán inconstante!

Esta exclamación condena el apetito enfermizo del deseo carnal. Los
pecados que se cometen, con frecuencia debilitan la naturaleza moral
hasta. que las facultades de la voluntad son destruidas. El hombre es
entonces esclavo de su concupiscencia. El Evangelio de Jesucristo es
plenamente capaz de transformar tales corazones endurecidos por el
pecado. Cuando el hombre permite que el poder divino entre en su vida,
la voluntad debilitada puede fortalecerse una vez más y la fibra moral
puede ser regenerada.

31.

Mis lugares altos.

Heb. gab. Ver com. vers. 24.

Menospreciaste la paga.

Por lo general una ramera acepta el pago, pero Israel,
contrariamente al procedimiento acostumbrado, daba obsequios a sus
amantes (vers. 31-34). Estratégicamente situada en la gran ruta que
unía a las naciones rivales de Asiria y Egipto, Israel bien podría haber
exigido el pago de su amistad. En vez de hacerlo, pagó un elevado
precio por la ayuda de esas naciones. Compró así su ruina (2 Rey. 16:
8-9; cf. Ose. 12: 1).

35.

Oye.

Después de señalar el pecado de Judá, el profeta declara cuál ha de ser su castigo. Se emplea el mismo lenguaje figurado.

36.

Por cuanto.

El hebreo de esta frase dice: "por haberse derramado tu nejósheth" y
"fue (o ha sido) expuesta tu desnudez en tus obscenidades con tus
amantes". La palabra nejósheth significa "cobre", por lo cual la VM
traduce "ha sido derramado tu dinero". También podría derivarse de la
palabra 660 acadia nujshu, "abundancia", y en tan sentido despectivo,
"derroche". La tendencia modera es de pensar que nejósheth viene de la
palabra acadia najshatu, "menstruación". La BJ dice: "Por haber
exhibido tu vergüenza y descubierto tu desnudez..."

Sangre de tus hijos.

El infanticidio requerido en el culto de Moloc (ver com. vers. 20).

37.

Todos tus enamorados.

Es decir, todas las naciones vecinas con las cuales Israel se había aliado.

38.

Las leyes de las adúlteras.

En la antigua ley judía, el castigo del asesinato, del adulterio y
de sacrificar a Moloc era la muerte (Exo. 21: 12; Lev. 20: 15, 10). La
pena capital era el apedreamiento (Lev. 20: 2; cf. Juan 8: 5). La
acusación de haber derramado sangre, además de referirse al infanticidio
relacionado con los sacrificios de Moloc, podría también incluir otros
crímenes, asesinatos y homicidios judiciales.

39.

Lugares altos.

Ver com. vers. 24.

40.

Te apedrearán.

Esta era la forma de aplicar la pena capital en el caso de adulterio
(ver com. vers. 38). La ley mandaba que el castigo debía ser ejecutado
por la congregación (Núm. 15: 36), o por los hombres de la ciudad (Lev.
20: 2). En este caso, la "muchedumbre de gente" es el ejército de los
caldeos.

41.

Quemarán tus casas.

En 2 Rey. 25: 9 y Jer. 52: 13 se relata el cumplimiento literal de
esta predicción. Hay aquí una mezcla de lo figurado con lo literal. La
casa de la adúltera será destruida y las casas de Jerusalén serán
quemadas.

Muchas mujeres.

Si se sigue la figura de Jerusalén como esposa infiel, éstas serían las naciones paganas.

42.

Descansaré.

Aquí aparece la figura del esposo celoso que completa el castigo de
su esposa adúltera. La retribución se acaba como se extingue un fuego
que ha consumido todo el combustible. Como lo indica la secuela (vers.
53, 60-63),los castigos no serían finales, sino que la retribución sería
correctiva.

43.

Me provocaste a ira.

Heb. ragaz, verbo que quizá debería traducirse aquí como "te airaste contra mí".

44.

Cual la madre, tal la hija.

Otro ejemplo de la costumbre oriental de expresar las vivencias
cotidianas en dichos cortos y expresivos. Hoy diríamos: 'De tal palo,
tal astilla". Este dicho afirma que Israel, a pesar de que se
enorgullecía de sus antepasados, a los cuales consideraba muy superiores
a los de otros, no era mejor que su madre hitita (ver com. vers. 3).

45.

Desechó a su marido.

"Sus maridos" (BJ). No se puede identificar con claridad a estos
maridos. Algunos han pensado que se representa aquí a Dios como si
fuera el esposo, no sólo de Israel, sino también de las otras naciones.
En el caso de ellas, la idolatría también equivalía a haber apostatado
de Dios, quien les había dado una revelación de sí mismo. Dios es Dios
de todo el mundo y no sólo de Israel. Tiene derecho de recibir la
lealtad de toda la humanidad, en primer lugar por haber creado al
hombre, y en segundo lugar porque ha dado a todos una medida de
revelación suficiente como para que le rindan un culto inteligente.
Jesús es la "luz verdadera, que alumbra a todo hombre" (Juan 1: 9; cf.
Rom. 1: 20; Hech. 14: 17).

46.

Hermana mayor.

Desde el punto de vista cronológico, Sodoma no era menor que
Jerusalén, ni Samaria era mayor. El hebreo habla de hermana "grande" y
hermana "pequeña". El reino de Samaria era mayor y más fuerte, mientras
que Sodoma era menor porque tenía una población relativamente pequeña.

Habita al sur.

En forma poética se representa a Sodoma como si todavía existiera.

47.

Como si esto fuera poco y muy poco.

Heb. kime'at qat. La primera palabra significa "como poco". La
segunda posiblemente signifique "pequeño", aunque esto no es seguro.
Algunos piensan que está relacionada con la palabra etiópica quatit,
"pequeño". De entenderse así, la frase debería traducirse: "ni hiciste
según sus abominaciones muy poco, te corrompiste más que ellas". En el
hebreo, esta frase también podría referirse a "poco tiempo". Entonces
debería entenderse: "no hiciste según sus abominaciones, sino que en
poco tiempo te corrompiste más que ellas".

Debe entenderse que su pecado era mayor y que eran más culpables
porque habían tenido mayores oportunidades. Este fue el pensamiento de
Cristo cuando condenó a la gente de sus días, afirmando que sería "más
tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para
aquella ciudad" (Mat. 10: 15). Son más pecadores quienes pecan contra
la luz más clara. Los castigos más terribles son los que sobrevienen a
quienes han tenido mayores oportunidades, pero se han 661 abusado de la
misericordia de Dios y no han aceptado las advertencias divinas. La luz
acumulada durante siglos brilla en nuestros días. Los que hoy
descuidan las bendiciones y las oportunidades son más culpables que los
hombres de cualquier otra época.

La ira de Dios que se manifiesta en las siete postreras plagas está
reservada para quienes deciden ir en contra de Cristo en el día de mayor
luz, cuando el mensaje del tercer ángel se incremento convirtiéndose en
un fuerte clamor, y toda la tierra es iluminada con la gloria de Dios
(Apoc. 18: 1-4). Los pecadores de otras épocas sólo sufren la ira que
sobreviene después del milenio.

49.

Soberbia.

El profeta no señala los crímenes contra la naturaleza que
comúnmente se asocian con el nombre de Sodoma. Más bien parece
referirse a las causas y no a las manifestaciones externas. La
prosperidad siempre pone en peligro la virtud, y el ocio lleva a la
tentación y a todo tipo de pecado. Moisés había prevenido a Israel en
contra de estos peligros (Deut. 6: 10-12; cf. (Jer. 22: 21; Ose. 13: 6).
En la enumeración de pecados, se incluye uno negativo: "no fortaleció
la mano del afligido y del menesteroso". Por lo general los hombres se
preocupan de los pecados de comisión. Pero es igualmente fácil perder
el cielo por los pecados de omisión. En la parábola, Jesús ordena a los
que están a su izquierda que se aparten, no porque hayan cometido
grandes pecados visibles, sino porque han descuidado el sencillo
ministerio del amor (Mat. 25: 41-46). Esta enseñanza armoniza con la
declaración del apóstol: "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le
es pecado" (Sant. 4: 17).

No se mencionan los pecados de Samaria, sin duda porque sus
abominaciones eran tan recientes que no necesitaban ser mencionadas,
mientras que la historia de Sodoma había concluido más de mil años
antes.

50.

Cuando lo vi.

El hebreo dice "como yo vi". En primer lugar, Dios inspecciona (ver
Gén. 18: 21) y después castiga, conforme a las obras. Este proceder es
análogo al del juicio final, cuando se hará una cuidadosa investigación
de los registros de todos los hombres antes de que se asignen las
recompensas o castigos (2 Cor. 5: 10).

51.

Has justificado a tus hermanas.

Esta frase deberá entenderse a modo de comparación. Sodoma y
Samaria, en comparación con Judá, parecíais ser inocentes, sin siti que
esa aparente inocencia bastara para absolverlas de culpa.
Frecuentemente, los seres humanos procuran justificar su propia conducta
imperfecta comparándose con otros que, según sus aseveraciones, son más
pecadores que ellos mismos. Esta conducta lleva a la ruina. Los
hombres sólo deberían compararse con una norma: el inmaculado carácter
de Cristo.

53.

Haré volver a sus cautivos.

Literalmente, "haré volver el cautiverio de ellas", es decir, "las
restableceré" (BJ). Se indica así que, en un sentido figurado,
volverían a su estado anterior, ya que en Sodoma nunca hubo cautiverio.
Este texto es problemático pues Sodoma y sus hijas (las ciudades
circunvecinas) habían desaparecido con todos sus habitantes, siglos
antes, y no quedaban de ellas descendientes (Gén. 19: 25; Jud. 7). Por
esto ¿cómo podía efectuarse un restablecimiento? Es posible que en este
pasaje Sodoma simbolice a los pueblos vecinos, tales como los amonitas y
los moabitas, descendientes de Lot, quien había sobrevivido a la
destrucción de Sodoma. El plan divino para la salvación del hombre es
también para todas las naciones. Sin embargo, el lenguaje de este
pasaje es sumamente figurado, y el propósito de esta comparación es el
de "provocarlos [a los judíos] a celos" (Rom. 11: 11). En la
restauración Judá aparece ocupando el tercer lugar.

54.

Siendo tú motivo de consuelo.

El que estas hermanas, a quienes Jerusalén había despreciado,
participaran en la restauración sería en sí un motivo de mayor
humillación.

55.

Y tus hermanas.

Se menciona en primer término a Sodoma y a Samaria, no porque
cronológicamente iban a ser restablecidas antes que Judá, si es que se
alude a una aplicación literal (ver com. vers. 53), sino a fin de que,
siguiendo el mismo argumento, la mera mención de ellas pudiera provocar
el arrepentimiento de la arrogante Judá.

56.

Digna de mención.

Literalmente, "para informe oído', sin duda con el sentido de un
"informe para mal', o "burla", o "reproche". Es posible que esta frase
deba interpretarse como una pregunta: "¿Acaso no hiciste burla de tu
hermana Sodoma, el día de tu orgullo?" (BJ).

57.

Siria.

Heb.'Aram. En varios manuscritos y en las versiones siríacas se lee
"Edom". Las letras hebreas de la palabra 'Aram y de la palabra 'Edom
son muy similares (ver com. 2

662 Sam. 8: 12). Este pasaje puede referirse a la alegría de Judá frente a las desgracias tanto de Siria como de Edom.

59.

Invalidar el pacto.

Israel había invalidado el pacto hecho en el Sinaí, según el cual
Dios ofrecía a Israel el privilegio de llegar a ser su "especial tesoro"
(Exo 19: 5). Este pueblo debería ser el depositario de los sagrados
oráculos y había de divulgar el conocimiento de la ley de Dios,
primeramente mediante La demostración de la verdad en sus vidas, y en
segundo lugar, mediante la obra misionera activa. Fracasaron
miserablemente en ambos sentidos. Ver PP. 32-36.

60.

Pacto sempiterno.

Aunque Israel había sido desleal y había quebrantado el pacto, su
infidelidad no podía modificar la fidelidad de Dios. El estaba
dispuesto a convenir un nuevo compromiso de pacto tan pronto como ellos
se arrepintieran. Desgraciadamente, a causa de la continua infidelidad
del remanente, esto no se cumplió hasta la era evangélica, cuando se
aseguró la estabilidad del pacto, que ya no se hizo con una nación sino
con individuos. Por otra parte, el ofrecimiento de hacer un "pacto
sempiterno" no fue aceptado por los repatriados después del exilio.

En la Biblia aparecen dos pactos: uno "antiguo" y otro "nuevo". En
realidad, no hay más que un pacto: el plan de salvación, que es un
"pacto eterno". El que se hable de un "pacto antiguo" -el que fue
ratificado en el Sinaí- y un "pacto nuevo" -el que fue ratificado en el
Calvario- podría prestarse para alguna confusión. El pacto eterno es
sencillamente lo que Dios ha dispuesto para la salvación de la raza
humana. En su esencia el "pacto eterno" es un sinónimo del "plan de
redención". Este pacto fue concertado con Adán en el Edén y más tarde
fue renovado con Abrahán (PP 387). Representaba la puesta en marcha de
un plan mediante el cual el hombre pudiera ser restablecido a la
posición que había perdido. El hombre necesitaba recibir el perdón de
sus transgresiones. Este perdón fue posible por medio de la obra que el
Hijo de Dios habría de realizar en su encarnación, vida y muerte. El
carácter del hombre necesitaba ser puesto de nuevo en armonía con la
imagen divina. Se le prometió al hombre el poder divino, el cual, una
vez aceptado por el ser humano, expulsaría de la vida el pecado e
incorporaría en el alma los rasgos de piedad.

Este pacto o convenio para la salvación fue concertado con Adán,
pero se aplica igualmente a los hombres de todas las edades. En el NT,
este mismo pacto se denominó "nuevo pacto", sencillamente porque su
validación mediante el sacrificio de Cristo ocurrió después de la
validación del antiguo pacto, realizado en el Sinaí.

El antiguo pacto fue concertado en el Sinaí. Ya que existía una
disposición adecuada para la salvación de los hombres, ¿por qué fue
necesario que se hiciera este otro pacto? El pacto antiguo nunca tuvo
el propósito de ocupar el lugar del pacto eterno. Tampoco debía servir
como otra manera de alcanzar la salvación. Si se estudia el marco
histórico de este pacto, se comprenderá con mayor claridad su propósito.
Mientras habían sido esclavos en Egipto, los israelitas en buena
medida habían perdido el conocimiento de Dios y de los requerimientos
divinos. Se necesitaría algún tiempo para lograr su redacción. La
verdad espiritual sólo puede comprenderse en forma gradual. Sólo cuando
se ha aprendido una verdad, puede adquiriese otra más. Dios comenzó su
instrucción en el Sinaí diciéndole al pueblo que el propósito de su
plan era el de hacer armonizar la vida de ellos con el carácter divino.
Sin embargo, ese propósito fue expresado en forma objetiva: "Ahora,
pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis
mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la
tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa"
(Exo. 19: 56). En ese momento los israelitas entendían poco lo que eso
implicaba. Concordaron con la amplia declaración de los propósitos, y
respondieron: "Todo lo que Jehová ha dicho, haremos" (Exo. 19: 8). Dios
tenía el plan de proseguir a partir de este punto, e instruir al pueblo
en la forma de lograr esos objetivos. En forma gradual, a medida que
pudieran comprenderlos, Dios se proponía enseñarles todos los detalles
del pacto eterno (ver Material Suplementario de EGW com. Exo. 19: 38).

Desgraciadamente, el pueblo nunca pudo progresar más allá de la
primera lección en su instrucción espiritual. Captó la idea de que era
necesario obedecer. Esta filosofía la había aprendido en Egipto. Por
lo tanto, procuró el favor de Dios esforzándose en rendir una obediencia
externa a los requerimientos divinos. Fueron rechazados todos los
intentos 663 divinos de mostrar que era necesario tener un corazón
nuevo, y que era indispensable la gracia divina para que tal obediencia
fuera posible. Salvo pocas excepciones individuales, esta actitud
continuó durante todo el período del AT, a pesar de que los profetas
repetidas veces instaron al pueblo para que aceptara esa relación más
excelsa. Con referencia al nuevo pacto, ver Jer. 31: 31- 34; Heb. 8:
8-13; PP 386-390.

61.

Y te avergonzarás.

Por medio de sus desgracias, Judá sería humillada e instruida, y al fin llegaría a comprender los propósitos de Dios.

Las mayores . . . las menores.

Estos plurales indican que no sólo se hace referencia a Samaria y a
Sodoma, sino que están incluidas todas las naciones que acepten la
relación que establece el nuevo pacto.

Tu pacto.

Quizá se haga alusión aquí a la interpretación errónea que Judá
había hecho del pacto divino original que, según el plan de Dios, debía
abarcar a todo el mundo, pero que, según los judíos, debía excluir de
sus beneficios a todas las otras naciones.

63.

Para que te acuerdes.

El perdón concedido por Dios no borra por completo el recuerdo del
pasado pecaminoso. La vergüenza que acompaña a este recuerdo es una
salvaguardia necesaria dentro de la nueva vivencia. Este conocimiento
también hace recordar constantemente la magnitud de la salvación.
Comparar esto con PR 57.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

8, 13-15 CS 432

32 CS 432

49 CH 629; CM 213; CN 439; Ed 205; IJT 145; 2JT 74; 2T 371

49-50 CRA 157; PP 152

62-63 PVGM 146

CAPÍTULO 17

1 Dios utiliza la parábola de las dos águilas y la vid, 11 para
destacar sus castigos contra Jerusalén por volverse de Babilonia a
Egipto. 22 Dios promete plantar el cedro del Evangelio.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel.

3 Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes
alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al
Líbano, y tomó el cogollo del cedro.

4 Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes.

5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo
bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un
sauce.

6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus
ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se
hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones.

7 Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas
plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y
extendió ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su
plantío.

8 En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.

9 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No
arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus
hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para
arrancarla de sus raíces.

10 Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo
cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se
secará.

11 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

12 Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan
estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino Jerusalén, 664
y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.

13 Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y
le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la
tierra,

14 para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que guardando el pacto, permaneciese en pie.

15 Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que
le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas
cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar?

16 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia,
en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento
menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió.

17 Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por
él en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres
para cortar muchas vidas.

18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando
he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no
escapará.

19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el
juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré
sobre su misma cabeza.

20 Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré
venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación
con que contra mí se ha rebelado.

21 Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y
los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo
Jehová he hablado.

22 Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto
cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y
lo plantaré sobre el monte alto y sublime.

23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará
fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las
aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán.

24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol
sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice
reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré.

1.

Palabra de Jehová.

Es ésta una nueva comunicación, sin que por eso deje de formar parte
de la misma serie de profecías que comienza con la visión de los cap.
8-11. Los vers. 12-24 permiten determinar la ocasión y fijar la fecha de
la profecía. Esto ocurrió cuando Sedequías procuraba conseguir ayuda
egipcia para enfrentarse con Nabucodonosor.

2.

Figura.

Heb. jidah, "enigma" (Sal. 49: 4), "cosa escondida" (Sal. 78: 2).
En esos pasajes aparecen juntas las palabras que se traducen como
"figura" y "parábola" en este versículo de Ezequiel.

3.

Una gran águila.

Literalmente, "el águila grande" (BJ). Según el vers. 12, este
símbolo representa al "rey de Babilonia" (cf. Jer. 48: 40; 49: 22).

Líbano.

En forma poética se representa aquí a Judá. Es posible que el
nombre de uno de los palacios de Salomón, llamado "casa del bosque del
Líbano" (1 Rey. 7: 2; 10: 17, 21) hubiera sugerido este simbolismo.

El cogollo.

Heb. tsamméreth, palabra que sólo aparece aquí, en el vers. 22, y en
el cap. 31: 3, 10, 14. Su etimología es dudosa, pero pareciera que
significa "cima" (BJ) del árbol. Se alude aquí a Joaquín, a quien
Nabucodonosor llevó cautivo a Babilonia (2 Rey. 24: 12).

4.

Mercaderes.

Heb. kena'an, palabra que suele transliterarse como "Canaán', pero
que aquí se emplea con el sentido secundario de "comercio" o
"mercadería" (ver com. cap. 16: 29). La "tierra de mercaderes" es
Babilonia (cap. 17: 12).

5.

La simiente de la tierra.

Esta representaba a Sedequías, a quien Nabucodonosor puso por rey
en lugar de Joaquín. Es posible que Joaquín haya sido depuesto del
trono por su tendencia favorable a Egipto. Se esperaba que Sedequías,
como vasallo de Babilonia, permanecería fiel a su señor el rey.

6.

Una vid de mucho ramaje.

En los días de Sedequías, el Estado judío pudo llegar a ser
fructífero y próspero, a pesar de estar sujeto a Babilonia. Sedequías
había jurado reconocer la soberanía de Nabucodonosor (2 Crón. 36: 13).
Sin duda, Nabucodonosor esperaba que el floreciente reino de Israel
sirviera algo así como de parachoques entre su reino y Egipto, aquí
tenía sueños de convertirse en imperio.

7.

Otra gran águila.

Hofra de Egipto, también 665 llamado Apries (vers. 15; cf. Jer. 44: 30).

Hacia ella.

Aunque Sedequías había jurado lealtad a Babilonia (2 Crón. 36: 13;
cf. 17: 14), en forma traicionera buscó la ayuda de Egipto. Jeremías
intentó disuadir a Sedequías de que se aliara con Egipto (Jer. 37: 7).

9.

Será prosperada?

Se insinúa una respuesta negativa. Las propuestas de amistad de
Egipto dieron como resultado la completa destrucción de Judá.

10.

Viento solano.

Un símbolo muy apropiado para representar a los babilonios, quienes
moraban al este de Palestina. El viento solano (oriental) es notorio
por su efecto devastador sobre la vegetación

( Job 27: 21; Eze. 19: 12; Ose. 13: 15; Jon. 4: 8).

11.

Y vino a mí.

Esta nueva introducción sugiere que transcurrió algún tiempo antes
de que se diera la explicación de la parábola. Durante ese lapso la
parábola habría de ser un enigma para el pueblo; suscitaría su
curiosidad, y lo volvería más atento cuando el profeta explicara el
sentido de la misma. La verdad siempre encuentra terreno más fructífero
en la mente inquisitivo.

12.

¿Qué significan estas cosas?

El profeta presenta a continuación la interpretación formal de la
parábola (vers. 12-17). Sin duda la "casa rebelde" incluía a aquellos
exiliados en Tell-abib que esperaban que la alianza con Egipto tuviera
éxito y fuera derrocado el poder de Babilonia.

He aquí.

La interpretación de la parábola aparece en el comentario de los vers. 3- 10.

15.

Caballos.

A partir de la 18.ª dinastía, los carros formaban parte del equipo
militar de los ejércitos egipcios (ver com. Exo. 14: 7; 1 Rey. 10:
28-29; cf. 2 Crón. 12: 2-3; Isa. 31: 1; 36: 9).

¿Escapará?

La perfidia de Sedequías, manifestada al violar su pacto de lealtad,
además de sus otras grandes impiedades, no podía pasarse por alto. Con
referencia a la santidad de un juramento, ver Jos. 9; 2 Sam. 21: 1-2.

16.

Morirá.

Ver com. Eze. 12: 13.

17.

Hará Faraón nada por él.

El hebreo dice " hará a el Faraón". La traducción de la RVR afirma
que de ningún provecho o servicio sería la ayuda de Egipto. Se ha
sugerido la corrección del verbo a fin de que pueda traducirse como "le
salvará" (BJ).

Cuando se levanten vallados.

Serían los babilonios los que levantarían vallados y edificarían torres (ver com. cap. 4: 2), y no los egipcios.

18.

Había dado su mano.

Es decir, había prometido o jurado.

19.

El juramento mío.

El Señor designa como suyo el pacto y el juramento que había
concertado con Nabucodonosor, sin duda porque había sido hecho en el
nombre de Dios (2 Crón. 36: 13). Además, como árbitro de la historia,
el Señor tenía planes de que en este momento los judíos se sometieran al
yugo de Babilonia (Jer. 27: 12).

20.

Extenderé sobre él mi red.

La primera parte de este versículo es casi idéntica al cap. 12: 13. Ver allí el comentario.

22.

Tomaré yo.

Una promesa de restauración futura. Dios mismo se interpondría y
tomaría el "cogollo" del cedro y lo plantaría "en el monte alto de
Israel". Sin duda la predicción se refiere al Mesías.

Monte.

Ver Eze. 20: 40; cf. Isa. 2: 2-4; Miq. 4: 1-3.

23.

Las aves de toda especie.

De esta forma se representa la variedad de habitantes que pueblan la
tierra (cf. Mat. 13: 32), gente de "toda nación, tribu, lengua y
pueblo". Mediante un remanente, Dios deseaba cumplir el propósito con
el cual originalmente había llamado a Israel. La instrucción religiosa
había de impartiese desde Sión, y el reino espiritual había de
extenderse por todo el mudo. El fracaso del remanente de Israel
determinó que se llamara a la iglesia cristiana (1 Ped. 2: 9; cf. Deut.
10: 15). Sus miembros, reunidos de toda nación, tribu, lengua y
pueblo, habían de constituir la nueva nación por medio de la cual Dios
evangelizaría al mundo (Mat. 21: 33-46).

24.

Todos los árboles.

Es decir, las naciones vecinas. Ellas serían testigos de la
restauración de la nación de Israel y reconocerían que todo poder
proviene de Dios, quien en silencio y con paciencia está llevando a cabo
los propósitos de su divina voluntad. Dios ha asignado una tarea a
cada persona y a cada nación. A todos se les permite ocupar un lugar en
la tierra a fin de ver si cumplirán el propósito divino (ver Ed 173;
PR 392-393).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

15-18 PR 332

22-23 PR 441 666

CAPÍTULO 18

1 Dios desaprueba la parábola de las uvas agrias. 5 Muestra cómo
trata a un padre justo, 10 a un hijo impío de un padre justo, 14 a un
hijo justo de un padre impío, 19 a un hombre impío que se arrepiente, 24
y a un hombre justo que se corrompe. 25 Dios defiende su justicia, 31 y
exhorta al arrepentimiento.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra
de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes
de los hijos tienen la dentera?

3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.

4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así
el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

5 Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia;

6 que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos
de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare a
la mujer monstruosa,

7 ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviera su prenda, que no
cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al
desnudo con vestido,

8 que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad
retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre,

9 en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer
rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.

10 Mas si engendrara hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de estas,

11 y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su prójimo,

12 al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviera
la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación,

13 prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas
estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él.

14 Pero si éste engendrara hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos;

15 no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare,

16 ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos;
al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo;

17 apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiera;
guardare mis decretos y anduviera en mis ordenanzas; éste no morirá por
la maldad de su padre; de cierto vivirá.

18 Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al
hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él
morirá por su maldad.

19 Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?
Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis
estatutos y los cumplió, de cierto vivirá.

20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del
padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; Injusticia del justo será
sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.

21Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y
guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia,
de cierto vivirá; no morirá.

22 Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá.

23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?

24 Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e
hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá
él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su
rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello
morirá.

25 Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa
de Israel: ¿No es recto 667 mi camino? ¿no son vuestros caminos
torcidos?

26 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá.

27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma.

28 Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá.

29 Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor;
¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros
caminos no son rectos.

30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de
Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras
transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina.

31Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis
pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué
moriréis, casa de Israel?

32 Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.

1.

Palabra de Jehová.

Aquí comienza una nueva sección que habla de la responsabilidad
individual de cada persona. En repetidas ocasiones Ezequiel había hecho
notar que los castigos seguramente habían de sobrevenir. Así esperaba
inducir al pueblo al arrepentimiento. Pero este saludable propósito fue
frustrado por la forma en que se interpretó el castigo. Los israelitas
consideraban que eran hijos inocentes que sufrían por causa de la
iniquidad de sus padres y que, en consecuencia, el arrepentimiento era
inútil e innecesario. No estaban dispuestos a reconocer su propia culpa,
ni a admitir su responsabilidad personal.

2.

Usáis este refrán.

El hecho de que se lo califique de "refrán", indica que era un dicho
popular. El tiempo del verbo hebreo sugiere que se trataba de algo que
se repetía con frecuencia. Jeremías hizo referencia al mismo proverbio y
también lo condenó (Jer. 31: 29-30). Las uvas agrias que comieron los
padres eran sus propios pecados. La "dentera" de los hijos representaba
el sufrimiento que los judíos creían que les había sobrevenido a causa
de los pecados de sus padres. A primera vista podría parecer que este
refrán concuerda con lo que se expresa claramente en el segundo
mandamiento, que las iniquidades de los padres serían visitadas sobre
los hijos (Exo. 20: 5; 34: 7; Deut. 5: 9). Si así fuera, ¿por qué habría
de condenar Ezequiel con tanta vehemencia el refrán? La declaración de
Ezequiel y lo que se afirma en la ley tienen que ver con dos aspectos
diferentes del problema. Los contemporáneos de Ezequiel insistían en
que sufrían por causa de la culpa de sus padres. En la ley se trata de
transmitir a los hijos la depravación. "Es inevitable que los hijos
sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son
castigados por las culpas de sus padres, a no ser que participen de los
pecados de éstos" (PP 313).

El pecado degradó y depravó la naturaleza de Adán y Eva. Era
imposible que los padres de la raza humana transmitieran a su posteridad
lo que ellos mismos no poseían (ver CS 588). Por lo tanto nosotros,
como descendientes de ellos, sufrimos el resultado de la transgresión de
nuestros antepasados, pero no porque se nos impute arbitrariamente su
culpa. Si esto fuera así, podría acusarse a Dios de ser injusto. Pero si
ocurre que los padres sólo transmiten lo que tienen, se elimina esa
acusación si se considera que la única alternativa habría sido aniquilar
a la familia humana en el momento del primer pecado. La puesta en
marcha del plan de salvación implicaba la necesidad de perpetuar la vida
de nuestros primeros padres, aunque eso permitiera la operación de la
ley de la herencia. Sin embargo, esta situación era justa pues había
sido instituido el plan de salvación, el cual haría que al fin quedaran
eliminados los apetitos pervertidos, la moral depravada, la enfermedad y
la degeneración del cuerpo, que se transmitieron como legado de padre a
hijo. Este plan también prometía en esta vida la victoria sobre las
tendencias al mal, heredadas y cultivadas. El saludable resaltado final
no sólo será la salvación de multitudes sin número, sino también la
eterna inmunidad contra futuras transgresiones. Los compatriotas de
Ezequiel no comprendieron esta verdad y acusaron injustamente a Dios de
infligir sobre ellos el castigo de pecados por los cuales no tenían
ninguna responsabilidad.

4.

Todas las almas son mías.

Las "almas" o "vidas" (BJ) representan a las personas. Todos 668 los
seres humanos son de Dios por derecho de creación. Todos son igualmente
criaturas suyas, y su trato con ellos está libre de prejuicio o
parcialidad. Ama a todos y desea salvarlos. El castigo sólo se aplica
cuando es merecido.

El alma que pecare.

Aunque Ezequiel hablaba en primera instancia de los castigos que se
avecinaban, sus palabras tienen una aplicación más amplia. Se aplican
igualmente a la muerte segunda, final e irrevocable (Apoc. 20: 14; cf.
Mat. 10: 28). En el universo de Dios, ya restaurado, no quedará ningún
vestigio de pecado. No quedarán recuerdos de la maldición, tales como
almas que arden para siempre en un infierno eterno. El triunfo de Dios
sobre el mal será completo. La idea de que al impío se le concederá vida
eterna, aunque ésta sea la de un tormento eterno, es totalmente
contraria a las Sagradas Escrituras. Esta doctrina se apoya en la falsa
premisa de que el alma es una entidad separada e indestructible. Pero
esta idea no proviene de la Biblia, sino de los falsos conceptos
filosóficos que desde muy temprana época invadieron el pensamiento judío
y cristiano. La palabra aquí traducida como "alma" (néfesh) no tiene
nada que ver con ninguna parte inmortal del hombre, ni siquiera con el
principio de vida en el hombre. Equivale a "ser humano", "persona". La
palabra néfesh designa al ser humano como a una persona única, diferente
de todas las demás. A fin de hacer destacar esta identidad peculiar,
las Escrituras hablan del hombre con el término "alma". Aquí Ezequiel
afirma que "la persona que pecare morirá". En el com. de Sal. 16: 10
aparece un estudio detallado de la palabra nefesh.

5.

Según el derecho y la justicia.

Comparar con Miq. 6: 8.

6.

No comiere sobre los montes.

Es decir, que no hubiera participado de comidas ceremoniales
dedicadas a dioses paganos. Dios condenó severamente la participación en
las fiestas paganas (Eze. 16: 16; 22: 9; cf. Deut. 12: 2).

Ni alzare sus ojos.

Es probable que esta expresión indique el deseo de practicar la idolatría (ver Gén. 19: 26; Mat. 5: 28-30).

Ni violare.

cf. Exo. 20: 14; Lev. 20: 10.

Ni se llegare.

Cf. Lev. 18: 19; 20: 18.

7.

Su prenda.

Cf. Exo. 22: 26; Deut. 24: 6, 13

Diere de su pan.

Con frecuencia se alaba la generosidad para con el pobre y se insta a
practicar esta virtud (Job 31: 16-22; Isa. 58: 57; Mat. 25: 34-46;
Sant. 1: 27; 2: 15-16).

8.

Interés.

No se refiere sólo a la usura, sino a cualquier tipo de interés
cobrado sobre un préstamo. La ley de Moisés prohibía a los judíos que
cobraran interés a sus hermanos pobres, pero les permitía cobrarlo a un
extranjero (ver com. Exo. 22: 25; Deut. 23: 19-20).

Hiciere juicio verdadero.

Ver Isa. 33: 15; Jer. 7: 5; Zac. 7: 9. Dios exige de sus hijos absoluta justicia, veracidad e integridad.

9.

Este vivirá.

Sin duda Ezequiel aplicaba estas palabras en primera instancia a la
prosperidad temporal en este mundo presente, pero también pueden
aplicarse a la vida futura inmortal. Cuando la persona acepta a Cristo,
recibe la vida eterna. Dijo Jesús: "El que cree en mí, tiene vida
eterna" (Juan 6: 47; cf. 1 Juan 5: 11-12). "Cristo se hizo carne con
nosotros, a fin de que pudiéramos ser espíritu con él. En virtud de esta
unión hemos de salir de la tumba, no simplemente como manifestación del
poder de Cristo, sino porque, por la fe, su vida ha llegado a ser
nuestra" (DTG 352).

10.

Hijo ladrón.

En los vers. 10-13 se describe el caso de un hijo que, en vez de
seguir el buen ejemplo de su padre piadoso, se descarría completamente, y
temerariamente abandona la virtud para practicar el crimen.

14.

No hiciere según ellos.

En los vers. 14-18 se describe el caso de un hijo que, espantado por
los pecados de su padre, se siente impulsado a evitar el pecado de su
progenitor. En este caso el padre ha comido "uvas agrias" y el hijo no
ha sufrido de dentera (vers. 2). De este modo se contradice
explícitamente la parábola. Cada persona será juzgada según su propio
carácter individual.

Sin embargo, no puede negarse que el hijo de un hombre piadoso tiene
ciertas ventajas, y que el hijo de un padre impío tiene ciertos
impedimentos en lo que se refiere a la posibilidad de formar un carácter
recto. Sin embargo, la responsabilidad de una persona es directamente
proporciona a los privilegios que ha tenido (Luc. 12: 48). Pero puesto
que el Evangelio tiene el poder de vencer las tendencias al mal, tanto
hereditarias como cultivadas, puede eliminarse el efecto de una herencia
desfavorable, por lo menos en lo que se refiere a la adquisición del
carácter debido. Dado que todos tienen el privilegio de recibir 669 el
Evangelio, ninguno podrá presentar ante el juez en el día final la
excusa insinuada en esta parábola de las "uvas agrias". Quien se pierda
no tendrá razón para acusar a otro sino a sí mismo por haber quedado
excluido del cielo.

19.

¿Por qué el hijo no llevará?

Es probable que la pregunta surja del hecho de que la parábola
parece contradecir lo que se enseña en la ley, la forma en que opera la
naturaleza y la opinión popular. Ezequiel no discute las objeciones
humanas, sino repite la ley de la responsabilidad individual. En el
pensamiento judío, la persona era considerada como parte de la familia o
de la nación. La nueva enseñanza de Ezequiel era en realidad
precursora de uno de los conceptos básicos del nuevo pacto. Bajo el
antiguo pacto (ver com. cap. 16: 60), se creía que la salvación se
basaba en la relación externa con el sistema central de culto. El
sacerdote era el intérprete de la ley divina, y el individuo, en vez de
estudiar las Escrituras por sí mismo, dependía de la interpretación de
los dirigentes religiosos. En el nuevo pacto, se afirma
categóricamente: "Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el
menor hasta el mayor de ellos" (Heb. 8: 11; cf. Jer. 31: 34). Todos
habrían de tener acceso directo a Dios. Ya no habrían de adorar en
Jerusalén, mediante ceremonias visibles, sino que adorarían a Dios en
espíritu y en verdad Juan 4: 21-24). Dios exige justicia y misericordia
para con los hombres y humildad delante del Señor (Miq. 6: 8).

20.

Alma.

Ver com. vers. 4.

21.

El impío, si se apartare.

Aquí se considera el cambio de carácter en el individuo. En primer
lugar, se. presenta el caso de un impío que se arrepiente y hace
justicia (vers. 21-23, 27-28). En segundo lugar, el caso de un justo que
cae en la impiedad (vers. 24-26).

22.

No le serán recordadas.

Ezequiel se convierte ahora en predicador del Evangelio. Su tema es
la justificación por la fe. Los pecados ya no son recordados, porque
tras el arrepentimiento y la confesión, han sido completamente
perdonados. Todos han sido colocados sobre Jesús, quien se ha
convertido en sustituto y garantía del pecador. Y el Señor, a su vez,
"coloca la obediencia de su Hijo a la cuenta del pecador. La justicia
de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe,
perdona y justifica al alma arrepentida y creyente; la trata como si
fuera justa y la ama así como ama a su Hijo" (EGW RH 4-11-1890). Tales
son las maravillosas disposiciones del plan celestial. El hombre es
aceptado ante Dios como si nunca hubiera pecado (ver CC 62). De este
modo, enteramente entregado a Dios, ya no necesita preocuparse por lo
que Cristo y el Padre piensan de él, sino tan sólo de lo que Dios piensa
de Cristo, sustituto del hombre (ver EGW GCB 23-4-1901, PP. 419-422).

23.

¿Quiero yo?

Comparar con 1 Tim. 2: 4; 2 Ped. 3: 9. La acusación de que Dios no
es justo en su trato con los hombres es contestada con la afirmación de
que Dios no se complace en la muerte del impío, sino que desea que los
hombres se conviertan y vivan. Además de esto, ha proporcionado una
oportunidad para todos. Con ferviente anhelo ruega a cada pecador que se
aparte del pecado, a fin de que no sea destruido con él al fin.

24.

Ninguna de las justicias.

Si el justo apóstata, el "libro de memoria" (Mal. 3: 16) en el cual
están escritas todas sus buenas obras, no será tomado en cuenta para el
juicio. Recibirá su merecido según sea su larga lista de pecados. No
sólo se le computarán los pecados de los cuales no se ha arrepentido,
sino también aquellos de los que había obtenido una vez el perdón.
Cuando una persona se aparta de Dios, "rechaza el amor perdonador"
divino, y en consecuencia se halla "en la misma condición en que se
hallaba antes de ser perdonado. Ha negado su arrepentimiento, y sus
pecados están sobre él como si no se hubiera arrepentido" (PVGM 196).
Hay quienes afirman erróneamente que cuando un pecado es perdonado, al
punto es borrado. Así como ocurría con el símbolo, la sangre "quitaba
el pecado del arrepentido" pero lo dejaba en "el santuario hasta el día
de la expiación", así también los pecados de los arrepentidos "serán
borrados de los libros celestiales" en el día del juicio (PP 371-372;
ver también CS 536-539).

25.

Recto.

Heb. takan (forma nifal), "ser examinado", "ser aprobado", "estar en
orden", "ser correcto". La gente sigue insistiendo en que Dios no obra
de acuerdo con leyes uniformes y que su proceder es caprichoso. En
respuesta, el profeta reafirma la equidad de los castigos divinos (vers.
25-29).

30.

Convertíos, y apartaos.

Los vers. 30-32 constituyen una exhortación basada en los principios
de la justicia del trato de Dios con 670 los hombres. Cuando el
profeta aconseja que nos hagamos "un corazón nuevo y un espíritu nuevo"
(vers. 31), no quiere decir que el hombre puede salvarse por su propio
poder. Pero el hombre tiene algo que hacer en la obra de la salvación.
Dios no puede hacer nada en favor del hombre sin que el hombre
consienta y coopere con él (ver DTG 43 l). El significado del
arrepentimiento no es expresado tan claramente en la raíz hebrea shub
como lo es en la palabra griega metánoia. La palabra castellana tampoco
revela todo lo que está implicado en esta vivencia espiritual. La idea
básica de la palabra shub es "volverse". Según esta definición, los
hombres se vuelven de sus pecados (ver CC 21). Metánoia se compone de
dos palabras: metá, que significa "después", y noús, que significa
"mente". En consecuencia, el vocablo significa "tener una mente
diferente después".

El pecado tiene su sede en la mente. El alma debe proponerse la
acción pecaminosa antes de que la pasión pueda dominar a la razón. Por
lo tanto, la raíz del pecado es la propensión de la mente que hace que
el hombre escoja el camino de impiedad. La solución del problema está
en corregir esta disposición básica. Esto es lo que el arrepentimiento
tiene el propósito de hacer. Debe haber una modificación de la forma de
pensar de la persona. Puesto que Dios nunca fuerza la voluntad, este
acto debe ser voluntario. Sin embargo, el Espíritu Santo es dado para
ayudar a la persona. Es completamente imposible que la persona por sí
misma pueda lograr la transformación. Pero cuando escoge hacer el
cambio, y en su gran necesidad clama a Dios, las facultades del alma son
imbuidas con poder desde lo alto y la tendencia de la mente es
corregida.

Por lo tanto, el verdadero arrepentimiento es una función de la
mente. Comprende un análisis cuidadoso de la situación para descubrir
cuáles son los factores que han llevado a la caída y también un estudio
de la manera en que se puede evitar cometer errores similares en el
futuro. El arrepentimiento es un paso vital en el proceso de eliminar
el pecado de la vida. Una vez que la persona se ha arrepentido de su
pecado, puede confesarlo y le será perdonado. Pero la confesión sin
arrepentimiento no tiene sentido. Dios no puede perdonar pecados que
todavía están activos en el corazón. Por esta razón la Biblia pone
mayor énfasis en el arrepentimiento que en la confesión. La enseñanza
básica de Jesús era: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado" (Mat. 4: 17; Mar. 1: 15). La admonición de Pedro fue:
"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros" (Hech. 2: 38).

Para que nuestra vida espiritual culmine con éxito, es
imprescindible comprender debidamente el verdadero significado del
arrepentimiento en relación con la confesión. La razón por la cual
muchos cristianos caen con tanta frecuencia en los mismos errores es
porque nunca han permitido verdaderamente que el Espíritu Santo cambie
su forma básica de pensar con referencia a esos pecados. Nunca han
tomado a pecho sus pecados para descubrir cómo, por medio del poder de
la gracia divina, pueden obtener la victoria completa sobre esos
pecados.

No os será . . . causa de ruina.

Israel acusaba a Dios de haber sido injusto y de haber causado su
ruina. Dios afirmaba que el pecado mismo, elegido voluntariamente por
el pecador, era la causa de su ruina (ver IJT 169). Es posible que el
pecador no reconozca ahora la justicia de los caminos de Dios, pero en
ese momento pavoroso, cuando haga frente al juez de toda la tierra, se
oirá de sus labios el reconocimiento de que los caminos de Dios son
justos (ver CS 726-727).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

4, 20 CMC 349;CS 588; FE 197; NB 54; PE 51; SR 388; 1T 39

23 PR 93; 5T 631

24 CS 537

25 5T 631

25-26 PVGM 229

30-32 5T 631

31 2T 225

31-32 PR 93

32 CC 53 671


CAPÍTULO 19

1 Lamentación por los príncipes de Israel por medio de la parábola
de los cachorros de león capturados y encerrados, 10 y por Jerusalén,
con la parábola de la vid arrancada.


1 Y TU, levanta endecha sobre los príncipes de Israel.

2 Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros,

3 e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres.

4 Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto

5 Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su
esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo.

6 Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres.

7 Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.

8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y
extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado.

9 Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo
llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su
voz no se oyese más sobre los montes de Israel.

10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a
las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.

11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su
estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y
la multitud de sus sarmientos.

12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento
solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron;
las consumió el fuego.

13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.

14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su
fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha
es esta, y de endecha servirá.

1.

Endecha.

Heb. qinah, "canto de duelo", "lamento", "elegía" (ver t. III, p. 21).

Príncipes.

Joacaz y Joaquín (ver com. vers. 3, 5). La LXX dice "príncipe" en
singular, en armonía con el singular "tu madre" del vers. 2.

2.

Tu madre.

La madre representa a Jerusalén (cf. Gál. 4: 26), o quizá aquí a
toda la comunidad nacional. Con referencia a la figura del león, ver
Gén. 49: 9; Núm. 23: 24; 24: 9. Israel, personificado con la figura de
una leona, se echó entre los leones, es decir, los otros reinos del
mundo, las naciones gentiles.

Ocupó su lugar en la familia de las naciones.

3.

Uno de sus cachorros.

Joacaz, hijo de Josías, conocido también con el nombre de Salum (1
Crón. 3: 15; Jer. 22: 11; ver com. 2 Rey. 23: 30, 32), quien fue llevado
cautivo a Egipto (vers. 4).

Devorar hombres.

Joacaz dio la espalda a las reformas de su padre Josías (2 Rey. 23:
1-25)e hizo lo malo "ante los ojos de Jehová" (2 Rey. 23: 32). Con
referencia a la figura de "devorar hombres", ver Eze. 22: 25, 27.

4.

Grillos.

Heb. jaj, "espina", "gancho", como los que se ensartaban en la nariz
de animales o cautivos. A esos ganchos se ataban cuerdas, de las
cuales se tiraba a las víctimas (2 Rey.19: 28; Isa. 37: 29; Eze. 38 :4).

De Egipto.

Cf. 2 Rey. 23: 33-34; 2 Crón. 36: 4.

5.

Otro de sus cachorros.

Los detalles dados en el vers. 9 indican que este cachorro
representa a Joaquín. Se pasa por alto, sin mencionarlo, el reinado
intermedio de Joacim (2 Rey. 23:34 a 24:6).

6.

Devoró hombres.

Ver com. vers. 3.

7.

Saqueó fortalezas.

El hebreo dice literalmente "conoció sus viudas" (wayyeda'
'almenoth), lo cual daría a entender que en vez de proteger a las
viudas, como era su deber, el rey se habría abusado de ellas. En los
tárgumes 672 ambas palabras están modificadas ligeramente (wayyaro'a
'armenoth), de modo que se lee "dañó las fortalezas". La LXX dice "asoló
su arrogancia".

9.

Al rey de Babilonia.

Joaquín había reinado unos tres meses cuando la ciudad de

Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor el rey fue llevado cautivo a Babilonia, donde

fue encarcelado (2 Rey. 24: 8-17). Allí estaba cuando fue
pronunciada esta profecía. Algunos años más tarde fue puesto en
libertad (2 Rey. 25: 27-30).

10.

Una vid.

Aquí se presenta una nueva alegoría, en la cual se compara a Israel con una vid robusta.

En medio de la viña.

El texto masorético tiene aquí una palabra muy oscura: bedamka, que
la RVA traduce "en tu sangre". La RVR traduce como si fuera karmeka,
vocablo que aparece en dos manuscritos hebreos. En la escritura hebrea
bedamka y karmeka son muy parecidos. Los tárgumes dicen tidmeh, de la
raíz damah, "ser como". La LXX, seguramente siguiendo otro texto,
expresa: "como flor de un granado".

11.

Varas.

Si bien aquí aparece la palabra mattoth en su forma plural, en los
vers. 12 y 14 aparece la forma singular matteh. Pero en el vers. 12,
aparece el verbo en plural con "rama" en singular. La LXX traduce todas
las veces en singular, como si la "vara" fuera Joaquín. Si
correspondiera el plural, las "varas" serían los príncipes de la casa
real.

12.

Fue arrancada.

Esta figura se refiere al cautiverio y la deportación de Joaquín y de parte del pueblo (2 Rey. 24: 10-16).

13.

Tierra de sequedad y de aridez.

De esta manera se representa a Babilonia. Se representa a la vid
como si hubiera sido sacada de un terreno fértil y trasplantada a tierra
árida y seca.

14.

Ha salido fuego de la vara.

La rebelión de Sedequías contra Nabucodonosor hizo que ese monarca
mandara a su ejército a Judea para tomar la ciudad de Jerusalén y llevar
a los judíos cautivos a Babilonia (2 Rey. 25: 1-17; ver com. Eze. 17:
11-21). De este modo se dio fin a la vid y a sus ramas.

Endecha es ésta.

La desolación era en ese momento sólo parcial. Cuando ocurriera la
destrucción completa, habría razón para mayor endecha y lamento.


CAPÍTULO 20

1 Dios rehusa ser consultado por los ancianos de Israel. 5 Les
recuerda la historia de sus rebeliones en Egipto, 10 en el desierto, 27 y
en la tierra prometida. 33 Promete reunirlos por el Evangelio. 45 Con
la parábola de un bosque señala la destrucción de Israel.

1 ACONTECIO en el año séptimo, en el
mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los
ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.

2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

3 Hijo de hombre, habla a
los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A
consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová
el Señor.

4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,

5 y diles: Así ha dicho
Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para
jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a
ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo:
Yo soy Jehová vuestro Dios;

6 aquel día que les alcé
mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra
que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más
hermosa de todas las tierras;

7 entonces les dije: Cada
uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os
contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.

8 Mas ellos se rebelaron
contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las
abominaciones de delante de sus Ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y
dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos
en medio de la tierra de Egipto.

9 Con todo, a causa de mi
nombre, para que no se infamase ante los Ojos de las naciones en medio
de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos
de la tierra de Egipto.

10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,

11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.

12
Y les di también mis días de reposo,* para que fuesen por señal entre
mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

13 Mas se rebeló contra
mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y
desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere,
vivirá; y mis días de reposo* profanaron en gran manera; dije, por
tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para
exterminarlos.

14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los
traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual
es la más hermosa de todas las tierras;

16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos,
y mis días de reposo profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.

17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto;

18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos
de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus
ídolos.

19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra;

20 y santificad mis días de reposo,* y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.

21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis
estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los
cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de
reposo.* Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir
mi enojo en ellos en el desierto.

22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase
a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los
esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,

24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis
estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus
padres se les fueron los ojos.

25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir.

26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a
todo primogénito, para desalarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.

27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles:
Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres
cuando cometieron rebelión contra mí.

28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi
mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a
todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí
presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso
agradable, y allí derramaron sus libaciones.

29 Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.

30 Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No
os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras
sus abominaciones?

31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros
hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos
hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice
Jehová el Señor, que no os responderé.

32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís:
Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que
sirven al palo y a la piedra.

33 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con 674 mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;

34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en
que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo
derramado;

35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.

36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor.

37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;

38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se
rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas
a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.

39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor:
Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me
obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y
con vuestros ídolos.

40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová
el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la
tierra. allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las
primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.

41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de
entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que
estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las
naciones.

42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de
Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a
vuestros padres.

43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros
hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a
causa de todos vuestros pecados que cometisteis.

44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de
mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas
obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.

45 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra
hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev.

47 Y dirás al bosque del Neguev: Oye la palabra de Jehová: Así ha
dicho Jehová el Señor: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual
consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la
llama del fuego; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el
sur hasta el norte.

48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará.

49 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?


1.

El año séptimo.

El séptimo año del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2), o sea
el año 591/590 a. C. (p. 598). Esta nueva fecha corresponde con los
cap. 20: 1 a 23: 49 (cf. cap. 24: 1). La unidad de esta nueva serie de
mensajes se demuestra en la triple repetición de la expresión "¿quieres
tú juzgarlos?" (cap. 20: 4) y "¿no juzgarás tú?" (cap. 22: 2 y 23:
36).

Vinieron... a consultar.

No se dice nada en cuanto al motivo de su consulta. Sin duda
deseaban saber qué mensaje les habría de dar el Señor en ese momento de
crisis.

3.

No os responderé.

Dios nunca se niega a conceder luz al que busca con sinceridad.
Pero si el que consulta se niega a andar en la luz que ya le ha sido
revelada, es presunción el pedir mayor luz. Con frecuencia los hombres
buscan más luz con la esperanza de evitar tener que realizar algún deber
desagradable que Dios les está pidiendo que cumplan (ver 2 Tes. 2:
10-11).

4.

Hazles conocer.

Al profeta se le manda narrar la historia pasada de Israel.
(Comparar este capítulo con Neh. 1; Sal. 78, y el discurso de Esteban,
registrado en Hech. 7.)

5.

Así ha dicho Jehová.

En los vers. 5-9 se trata del período egipcio de la historia de Israel.

El día que escogí.

Ver Deut. 4: 37; 7: 7.

Alcé mi mano.

En señal de juramento (Gén. 14: 22; Deut. 32: 40; Apoc. 10: 5-6). La misma expresión aparece en Eze. 20: 6, 15, 23,42.

Me di a conocer.

Ver Exo. 4: 29-3 1.

6.

Fluye leche y miel.

Ver com. Exo. 3: 8.

La más hermosa de todas las tierras.

Sólo Ezequiel emplea esta descripción. Isaías llama a Babilonia "hermosura de reinos" (Isa. 13: 19).

8.

Se rebelaron contra mí.

En la historia no se menciona ninguna rebelión en Egipto. 675 Sin
embargo, en Jos. 24: 14 se hace alusión a la tendencia de Israel a
adoptar las costumbres idolátricas de Egipto; cf. PP 264-265. Cuando
se presentó la oportunidad de salir de Egipto, muchos se sintieron
maldispuestos a abandonar ese país (PP 265-266).

9.

A causa de mi nombre.

Aquí se presenta el motivo del bondadoso trato de Dios para con
Israel. El pueblo no debía lisonjearse creyendo que alguna bondad de su
parte hubiera merecido esos favores (cf. Núm. 14: 11-20; Deut. 9: 28;
Jer. 14: 7, 2 1).

10.

Los traje al desierto.

En los vers. 10-22 se repasa la segunda parte de la historia de Israel, su peregrinación por el desierto.

11.

Por los cuales el hombre . . . vivirá.

Comparar con Gál. 3: 12. No debemos entender que en Eze. 20: 11
sólo se exige una observancia externa, de fórmula, o superficial de
ciertos preceptos específicos. Dios deseaba que la obediencia del
hombre fuera motivada por el amor y por la apreciación inteligente del
carácter de Dios. Pero, debido a la falta de preparación espiritual, al
principio de su historia Israel no estaba preparado para participar de
esa excelsa relación. Con todo, Dios tenía el plan de guiar al pueblo
hasta que llegara a esa vivencia tan rápidamente como fuera posible.
Nunca fue el propósito divino que en todo el período del AT los hombres
tuvieran una comprensión tan limitada del plan de salvación (ver com.
cap. 16: 60).

12.

Les di mis días de reposo.

"Les di además mis sábados" (BJ). No era que el sábado hubiera sido
instituido por primera vez en el Sinaí, pues había existido desde la
creación (Gén. 2: 1-3), sino que en esa ocasión se había repetido el
mandamiento. La palabra "acuérdate" en el cuarto mandamiento implica
que ya existía el día de reposo (Exo. 16: 22-28; PP 263). El Decálogo
(Exo. 20: 8-11) presenta los grandes hechos de la historia de la
creación como base para el sábado. Dios creó "los cielos y la tierra,
el mar y todas las cosas que en ellos hay" en seis días literales (ver
com. Gén. 1: 5). Descansó en el séptimo día y lo apartó como día de
reposo para toda la humanidad (Mar. 2: 27). Por eso, la observancia del
sábado es la señal, o marca de que la persona que observa este día
reconoce a Jehová como a su Dios porque estos hechos de la creación sólo
se aplican a él. La observancia de este día no se basa en ninguna
división natural del tiempo en ciclos semanales, sino en el mandato
expreso de Dios, y en la creencia en su revelación. Los hombres pueden
alegar que el efecto saludable del descanso sabático también podría
lograrse en cualquier otro día. Sin embargo, Dios ha designado un día
de descanso específico. Nos manda que lo santifiquemos, que no nos
dediquemos en él a actividades seculares ni a placeres personales (Isa.
58: 13). Los hombres no pueden escapar de esta obligación con
impunidad.

El sábado, además de ser monumento recordativo de la creación (Exo.
20: 11), debía ser para los israelitas una señal de que Jehová era quien
los santificaba (Exo. 31: 13), y que era quien los había sacado de la
esclavitud egipcia (Deut 5: 15). El sábado es, pues, un símbolo de
creación, santificación y liberación.

Las profecías de Apoc. 12-14 muestran que el sábado será el punto
más controvertido en la época que precederá a la venida del Hijo del
Hombre (ver CS 663). El remanente de Dios se distinguirá por su
observancia de los mandamientos de Dios (Apoc. 12: 17; 14: 12), entre
los cuales se encuentra el mandamiento del sábado. Al mismo tiempo, las
potencias religiosas apóstatas exaltarán un falso día de reposo y
demandarán su observancia. Los hombres se verán obligados a decidirse
por el sábado del Señor o por el falso día de reposo, el primer día de
la semana. Por eso, la observancia del sábado otra vez se convertirá en
una prueba definitoria y será una señal (lo que en Apoc. 7: 2 se llama
"sello") del verdadero adorador (CS 697).

13.

Se rebeló contra mí.

Ver en Exo. 32: 1 6 un ejemplo histórico de la rebelión de Israel
contra los mandamientos de Dios, mientras el pueblo estaba en el
desierto. Se registran dos casos de violación del sábado (Exo. 16:27;
Núm. 15:32).

14.

A causa de mi nombre.

Por causa de su nombre, Dios no destruyó por completo al pueblo,
sino sólo excluyó a esa generación de entrar en Canaán (Núm. 14: 29-33).
En Amós 5: 25-26; Hech. 7: 42-43 se hace referencia a la idolatría de
Israel durante su peregrinaje por el desierto.

18.

Dije en el desierto a sus hijos.

En los vers. 18-26 se repasa la tercera parte de la historia de
Israel, la de la generación que se crió en el desierto bajo la
influencia de la legislación y de los estatutos dados en el Sinaí. El
pueblo recibió la severa amonestación de que evitara los pecados de sus
padres. Los 676 discursos de Deuteronomio estaban dirigidos a esa
generación.

20.

Santificad mis días de reposo.

Ver com. vers. 12. En ese pasaje se afirma que el sábado es señal
de que es Jehová quien santifica. Aquí se presenta como señal de que
Jehová es el Dios de Israel. La celebración regular del sábado, cada
siete días, tenía el propósito de que se conservara siempre el recuerdo
de Dios (PR 135). Si siempre se hubiera observado el día sábado como
Dios lo había dispuesto, los pensamientos y los afectos del hombre se
hubieran dirigido hacia el Creador como el objeto de reverencia y
adoración, y nunca habría existido un idólatra ni un ateo (PP 348).
Tanto aquí como en el vers. 12, aparece la forma plural, "días de
reposo", o sea "sábados" (BJ). Esta forma también aparece en Exo. 31:
13; Lev. 23: 38.

21.

Los hijos se rebelaron.

Los hijos siguieron el ejemplo de sus padres. De esto se encuentran
evidencias históricas en Núm. 15-17. Dios amenazó con destruir toda la
congregación (Núm. 16: 21-45), pero desistió de ello por causa de su
nombre.

23.

Los esparciría.

Esta amenaza debería entenderse en relación con las advertencias de
Lev. 26: 33; Deut. 4: 27; 28: 64. El exilio predicho no sobrevino a esa
misma generación. Transcurrieron muchos siglos antes de que el castigo
fuera infligido en realidad. Cuando Ezequiel pronunció esta profecía,
se había cumplido en parte y estaba a punto de cumplirse en su
totalidad.

25.

Estatutos que no eran buenos.

Estos no eran los "estatutos... por los cuales el hombre que los
cumpliere vivirá" (vers. 11). No forman parte de la ley mosaica. Esto
resulta evidente por la referencia que se hace en el vers. 26 a la
consagración de los niños a Moloc. Los estatutos que el pueblo había
adoptado, que no eran buenos, habían venido de los paganos que los
rodeaban. ¿Cómo, pues, podría decirse que Dios se los dio? En el
lenguaje figurado bíblico, se le atribuyen a Dios muchas acciones, no
porque él las haya realizado, sino porque a pesar de su omnipotencia y
de su omnisapiencia, no impide que se realicen. Si se entiende este
principio, se explican muchas afirmaciones que parecen contradecirse o
que, como ésta, parecen contradecir directamente lo que enseña la Biblia
en cuanto al carácter puro y santo de Dios (Isa. 63: 17; 2 Tes. 2:
11-12).

Se ha intentado aplicar este pasaje a la multitud de ceremonias y
ordenanzas de la ley mosaica que no se habrían requerido si Israel
hubiera sido obediente y si se hubiera deleitado en la observancia de
los mandamientos de Dios (ver 2JT 282-283). Pero difícilmente pueda
designarse como "estatutos que no eran buenos" a las disposiciones del
código mosaico, porque éstas ya existían cuando Ezequiel hizo esta
afirmación. Además, la ley ceremonial fue dada por Cristo mismo, y era
digna de su autor divino. Pablo mismo afirma que esta ley era gloriosa.
La luz más clara que ahora tenemos no debiera llevarnos a despreciar
lo que antes fue dado en forma de símbolos (PP 383-384).

También se ha sugerido que los "estatutos que no eran buenos" son
los decretos divinos, por medio de los cuales se permitió en forma
sucesiva que las naciones paganas oprimieran al pueblo de Dios (ver com.
Dan. 4: 17). Esto había ocurrido en ocasión de las repetidas veces
cuando los asirios invadieron a Judá (Isa. 8: 7; 10: 5-6; cf. Isa. 5:
25-26; 9: 11-12; Amós 6: 14), y otra vez se repetía en los días de
Nabucodonosor (Isa. 47: 5-6; cf. Isa. 42: 24-2 5; 60: 10, 15; Jer. 1:
11-16; 4: 18; 5: 15-19).

26.

Los contaminé.

Esta frase debería entenderse en armonía con lo que se dice en el
vers. 25. Dios no contaminó al pueblo, sino sólo permitió que sufriera
las consecuencias de su propia conducta. En el lenguaje figurado
bíblico se dice muchas veces que Dios hace lo que permite que se haga o
no lo impide. Algunas de las versiones, tales como la de Lutero y Van
Ess, introducen esta idea directamente en el texto, traduciendo de la
siguiente manera: "Permití que se contaminaran".

Pasar por el fuego.

Ver com. cap. 16: 20.

27.

Me afrentaron.

En los vers. 27-29 se repasa el cuarto período de la historia de
Israel, el más largo de todos, que abarca desde la entrada en Canaán
hasta los tiempos del profeta Ezequiel.

29.

Bama.

Transliteración de la palabra hebrea bamah, "lugar alto", que así se
ha traducido en la primera parte del versículo. En el hebreo hay una
especie de juego de palabras. "¿Qué es habbamh (el lugar alto) donde
habba'im (estáis yendo)?. Y fue llamado su nombre bamah (lugar alto)
hasta hoy". Con referencia a los "lugares altos", ver com. cap. 6: 3.

30.

¿No os contamináis?

Aquí el profeta se 677 dirige a sus contemporáneos y los acusa de los mismos pecados que caracterizaron a sus antepasados.

31.

No os responderé.

Comparar con el vers. 3.

32.

Como las naciones.

Con referencia al deseo de ser "como todas las naciones" vecinas,
ver 1 Sam. 8: 5, 20. El profeta descubre aquí las aspiraciones secretas
de quienes vienen a consultar, y contradice de plano sus sórdidas
ambiciones. Es posible que estos hombres se engañaran a sí mismos con
la idea de que si fuera posible liberarse de la responsabilidad
espiritual que tenían como pueblo escogido de Jehová, podrían escapar de
los severos castigos con que el profeta había amenazado. Posiblemente
creían que si aceptaban estar a la misma altura de los paganos, teniendo
de ese modo una menor responsabilidad, Jehová los dejaría en paz. Como
estaban las cosas, les parecía que de continuo eran molestados por los
castigos debidos a su resistencia a cumplir su misión divina. Se les
contesta que esto no será todo, porque Israel tiene una relación con
Dios muy diferente a la que tienen los paganos. El trato de Dios con
los hombres corresponde con la luz y los privilegios que han tenido.
Dios no se apresura a quitar esos privilegios, ni fácilmente abandona a
aquellos para quienes ha planeado un excelso destino. Lo que Dios
propone y ejecuta es para el bien de aquellos con quienes trata, lo que
ellos mismos al fin han de reconocer. Dios continúa influyendo en todos
los que se someten a sus designios y los cumplen, aunque sólo se trate
de un remanente. Este es el tema de la profecía que sigue.

33.

Mano fuerte.

Esta expresión se emplea con frecuencia en el Pentateuco para
indicar las maravillas que Jehová realizó para liberar a su pueblo del
poder de los egipcios y para sacarlos de Egipto (Deut. 4: 34; 5: 15; 7:
19; etc.; cf. Exo. 6: 1, 6). Dios va a realizar un nuevo éxodo.

34.

Os sacaré.

En los vers. 34-35 se habla del nuevo plan de Dios. Al ser sacado,
el pueblo no es llevado inmediatamente a su propia tierra. En primer
lugar debe ser separado de los pueblos entre los cuales vive. No se le
permitirá ser "como las naciones" (vers. 32).

35.

Desierto de los pueblos.

Es dudoso que este pasaje se refiera a algún desierto real, como el
de Siria o el de Arabia. La frase "desierto de los pueblos" es poco
precisa. Por contraste, el desierto donde peregrinó Israel es llamado
"yermo de horrible soledad" (Deut. 32: 10), morada de "serpientes
ardientes, y de escorpiones" (Deut. 8: 15). El plan que Ezequiel
describe aquí nunca tuvo un cumplimiento histórico, por lo menos de una
manera importante. La regeneración espiritual que Dios procuraba llevar
a cabo entre los cautivos no se realizó. Si estos propósitos se
hubieran cumplido, y si los repatriados que volvieron con Zorobabel
hubieran sido personas de renovada vida espiritual, la historia
subsiguiente de Israel habría sido muy diferente.

37.

Pasar bajo la vara.

Se emplea aquí la figura del pastor que cuenta y separa a sus ovejas
(Lev. 27: 32; Jer. 33: 13). Así como ocurre en Mat. 25: 33, el pastor
separa a las ovejas de los cabritos. El país del Israel restablecido ha
de ser tierra de justicia, y los rebeldes no han de entrar nunca en
ella.

39.

Servidles.

Comparar con Jos. 24: 15. Si los hombres se niegan a obedecer a
pesar de la advertencia, no hay nada más que Dios pueda hacer. La
coerción es contraria a su carácter. Por lo tanto, no les impide servir
a sus ídolos. Las palabras de este versículo recuerdan las de Apoc.
22: 11, que dicen literalmente: "Que el que hace injusticia, haga
injusticia todavía, y el inmundo sea hecho inmundo todavía". También en
Ose. 4: 17 se lee algo similar: "Efraín es dado a ídolos; déjalo".
Pero tales decretos no son dados sin gran tristeza y pesar. El profeta
añade: "¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín?... Mi corazón se conmueve
dentro de mí, se inflama toda mi compasión" (Ose. 11: 8).

40.

En mi santo monte.

Es decir, en el monte de Sión, llamado también "alto monte de
Israel", aquí y en el cap. 17: 23 (cf. Sal. 2: 6; Isa. 2: 2-4; Miq. 4:
1-3). Según el vers. 39 de este capítulo, los que prefirieran sus
ídolos, serían abandonados para que siguiesen sus impíos caminos. Los
que quedan aparecen aquí como restablecidos en su propia tierra,
sirviendo de veras a su Dios.

Toda la casa de Israel.

Las gloriosas promesas eran para todos, sin distinción de tribus.
Sin embargo, la exhortación era individual y se aplicaba sólo a los que
estuvieran dispuestos a aceptar la relación del nuevo pacto.

Demandaré vuestras ofrendas.

La ley ritual todavía estaría en vigencia después de la
restauración, lo que indica que no se alude 678en primer lugar a la era
cristiana. La restauración en los días de Zorobabel tampoco señaló el
cumplimiento de esta profecía. Es una de las promesas condicionales de
gloria futura que nunca se cumplieron porque Israel nunca se apartó de
sus pecados. Si se hubieran cumplido las condiciones, todo el mundo
podría haber estado preparado para la venida del Mesías y la historia
podría haber sido muy diferente de lo que fue (ver las PP. 30-32).

43.

Os aborreceréis.

Esta es la característica del verdadero penitente. Quienes procuran
disculpar sus pecados no han dado ni siquiera el primer paso hacia el
verdadero arrepentimiento. Job es un ejemplo de los que por un tiempo
procuraron justificar su conducta. Sólo cuando se le mostró la
revelación del carácter de Dios, vio con penosa claridad el contraste
entre su propia pecaminosidad y la pureza de su Hacedor. Con angustia
exclamó: "Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza"
(Job 42: 6). Pablo nunca pudo perdonarse por haber perseguido a los
cristianos. Años más tarde exclamó: "Soy el más pequeño de los
apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la
iglesia de Dios" (1 Cor. 15: 9). El aborrecimiento de uno mismo por
causa de los pecados se produce al contemplar la absoluta perfección de
Cristo; este es el antídoto más eficaz para impedir que esos pecados
vuelvan a repetirse. La razón por la cual caemos tantas veces en los
mismos errores es que no mantenemos fijos los ojos en nuestro Redentor.

44.

No según.

La salvación es, y siempre lo será, una dádiva inmerecida. Nuestra
conducta impía sólo nos ha ganado la muerte. No hay ninguna cantidad de
"obras" que el pecador pueda acumular, que al fin lo hagan digno de
entrar en el cielo. Por otra parte, no hay ningún pecado tan grande que
no pueda ser quitado por el perdón de Dios, tras un sincero
arrepentimiento v una reforma verdadera. Cuando el justo reciba su
recompensa, todos los pecados que ha cometido ni siquiera le serán
mencionados (ver com. cap. 18: 22).

46.

Neguev.

En el hebreo, esta palabra, así como las que se traducen "sur" y
"austral", se refiere al punto cardinal "sur". Se refiere aquí a la
tierra de Judá, que, a pesar de estar casi directamente hacia el oeste
de Babilonia, era alcanzada desde el norte por quienes venían de
Babilonia (ver com. Jer. 1: 13). En el hebreo, los vers. 45-49 aparecen
como parte del capítulo siguiente.

47.

Todo árbol verde.

Es decir, la gente de todas las clases sociales, o sea toda la
población. Si la distinción que se hace se basa en la moralidad (cap.
21: 4), debe recordarse que en caso de una catástrofe nacional sufren
todos los que componen la nación, ya sean buenos o malos. Esta
calamidad no necesariamente representa la destrucción eterna del
individuo. El hombre todavía tiene el privilegio de recibir la
salvación personal.

48.

No se apagará.

El incendio sería tan terrible que nadie podría apagarlo. Ardería
hasta que terminara su obra destruidora. Entonces se extinguiría solo.
Esta misma expresión, aplicada a los fuegos del infierno (Mar. 9: 43,
45), ha sido interpretada por algunos como una prueba de que el infierno
arderá por toda la eternidad. Otro texto muestra que una
interpretación tal es errónea, porque el incendio ocasionado en
Jerusalén por los caldeos no fue apagado (Jer. 17: 27), y sin embargo se
extinguió cuando concluyó su obra de devastación.

49.

¿No profiere éste parábola?

La gente desea evitar aplicarse la profecía a sí misma diciendo que es una parábola; pretende no comprenderla.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

10-20 3JT 396

11 PP 389

12 CH223; DTG255; MeM267; PRl35

12-20 MM 123

13-24 PP 434

16, 19 PR 135

20 CS 490; DTG 249; 3Jt 128-129; PR 135

33 FE 449

37 Ed 170; MC 314; PR 366

49 ST 68 679


CAPÍTULO 21

1 Ezequiel profetiza contra Jerusalén con la señal de su gemido. 8
La espada brillante y afilada, 18 contra Jerusalén, 25 contra el reino,
28 y contra los amonitas.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama palabra
sobre los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.

3 Dirás a la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo
estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al
justo y al impío.

4 Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi
espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el
norte.

5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.

6 Y tú, hijo de hombre, gime con quebrantamiento de tus lomos y con amargura; gime delante de los ojos de ellos.

7 Y cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás: Por una noticia que
cuando llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se
debilitará, y se angustiará todo espíritu, y toda rodilla será débil
como el agua; he aquí que viene, y se hará, dice Jehová el Señor.

8 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

9 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Di: La espada, la espada está afilada, y también pulida.

10 Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que
relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo ha despreciado como
a un palo cualquiera.

11 Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en mano del matador.

12 Clama y lamenta, oh hijo de hombre; porque ésta será sobre mi
pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel; caerán ellos a
espada juntamente con mi pueblo; hiere, pues, tu muslo;

13 porque está probado. ¿Y qué, si la espada desprecia aun al cetro? El no será más, dice Jehová el Señor.

14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza, y bate una mano contra otra,
y duplíquese y triplíquese el furor de la espada homicida; esta es la
espada de la gran matanza que los traspasará,

15 que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen; en todas
las puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuesta está
para que relumbre, y preparada para degollar.

16 Corta la derecha, hiere a la izquierda, adonde quiera que te vuelvas.

17 Y yo también batiré mi mano contra mi mano, y haré reposar mi ira. Yo Jehová he hablado

18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

19 Tú, hijo de hombre, traza dos caminos por donde venga la espada
del rey de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos; y pon una señal
al comienzo de cada camino, que indique la ciudad adonde va.

20 El camino señalarás por donde venga la espada a Rabá de los hijos
de Amón, y a Judá contra Jerusalén, la ciudad fortificada.

21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al
principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las
saetas, consultó a sus ídolos, miró el hígado.

22 La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para
dar la orden de ataque, para dar comienzo a la matanza, para levantar la
voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, para
levantar vallados, y edificar torres de sitio.

23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa, ya que les
ha hecho solemnes juramentos; pero él trae a la memoria la maldad de
ellos, para apresarlos.

24 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto habéis hecho
traer a la memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y
descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto
habéis venido en memoria, seréis entregados en su mano.

25 Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad,

26 así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona;
esto no será más así; 680 sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto.

27 A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta
que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.

28 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el
Señor acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues: La
espada, la espada está desenvainada para degollar; para consumir está
pulida con resplandor.

29 Te profetizan vanidad, te adivinan mentira, para que la emplees
sobre los cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día vino en
el tiempo de la consumación de la maldad.

30 ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te juzgaré,

31 y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré encender
sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de
destrucción.

32 Serás pasto del fuego, se empapará la tierra de tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo Jehová he hablado.

1.

Palabra de Jehová.

En los vers. 1-7 se reproduce en lenguaje claro la enigmática parábola ya presentada (cap. 20: 45- 49).

2.

Contra Jerusalén.

En vez de la triple mención del sur (cap. 20: 46), se emplean las palabras "Jerusalén', "santuarios' y "tierra de Israel'.

3.

Mi espada.

Se muestra aquí que el "fuego" de la enigmática parábola (cap. 20: 47) es la espada del invasor.

4.

Al justo.

Ver com. cap. 20: 47. En ocasiones de castigos nacionales, los
inocentes muchas veces sufren los mismos castigos temporales de los
culpables.

5.

No la envainaré más.

Hasta que la misión no se hubiera cumplido. Entonces la espada
debía volver a su vaina. Esta frase debe entenderse en un sentido
limitado, semejante al del fuego que no sería apagado (cap. 20: 48; ver
allí el comentario). Se interpretan a veces algunas expresiones
similares como si indicaran que el castigo no tendrá fin. En cada caso,
la duración deberá ser determinada por el contexto (ver com. cap. 30:
13).

6.

Quebrantamiento de tus lomos.

Comparar con Nah. 2: 1, 10. Al profeta se le manda representar
vívidamente ante sus oyentes cuán profundamente se conmoverían todos por
la noticia de la caída de Jerusalén.

7.

Hará que desfallezca todo corazón.

Comparar con Luc. 21: 26.

8.

Palabra de Jehová.

Podría denominarse a los vers. 8-17 como "El cantar de la espada
afilada y bruñida". En general, estos versículos son una ampliación del
mensaje de los vers. 1-6.

10.

¿Hemos de alegrarnos?

Esta parte del versículo y la que sigue son difíciles de entender en
el hebreo. Dicen literalmente: "O nos regocijaremos, el cetro de mi
hijo, rechazando todo árbol". La LXX dice: "Prepara para la ruina,
mata, pon por nada, desprecia cada árbol" (es posible que estos
"árboles" sean los del cap. 20: 47). Los exégetas o intérpretes de la
Biblia hebrea dicen que se trata de un texto modificado y no lo tratan
de explicar. Si se modifica la vocalización de una palabra, podría
interpretarse la última parte de la siguiente manera: "En lo que a vara
[es decir, "castigo" (ver Prov. 10: 13)] se refiere, mi hijo, tú has
despreciado todo lo de madera", entendiéndose que, por lo tanto, su
castigo sería con algo que no fuera madera, es decir una espada
metálica.

11.

Matador.

El rey de Babilonia (vers. 19).

12.

Hiere, pues, tu muslo.

En señal de extremo dolor o gran vergüenza (cf. Jer. 31: 19). El
propósito de los gestos era el de atraer la atención y suscitar
preguntas (ver com. Eze. 4: 1).

13.

Porque está probado.

La traducción de este pasaje en todas las versiones representa un
intento de aclarar un pasaje muy oscuro. El problema es similar al del
vers. 10. Nácar-Colunga opta por omitir esta parte del versículo. La BJ
intenta hacer la siguiente interpretación: "Pues la prueba está hecha, y
¿qué pasaría si no hubiera cetro desdeñoso?" Dujovne-Konstantynowski
dice: "Porque se hará prueba de ella; ¿y si la vara castigadora no
prospera tampoco?"

14.

Bate una mano contra otra.

Un gesto que revela gran emoción, en este caso, evidentemente de horror (véase Eze. 21: 17; cf. Núm. 24: 10).

Triplíquese.

Sin duda estas frases hacen notar cuán terrible sería la matanza.
El hebreo 681 de este pasaje es muy oscuro. En parte, el sentido de
este versículo se ha derivado de las versiones.

15.

Espanto de espada.

La palabra traducida como "espanto",'ibjah, sólo aparece aquí y se
desconoce su traducción precisa. Algunos han pensado que la palabra
debe escribirse tibjah, vocablo que significa "matanza" o "carne" (1
Sam. 25: 11; Sal. 44: 22; Jer. 12: 3). De este modo debería leerse: "yo
he puesto una espada para la matanza".

16.

Corta a la derecha.

La forma de las palabras hebreas muestra que es la espada la que recibe la orden.

17.

Yo también batiré mi mano.

Se emplea aquí una figura para atribuirle a Dios actos y
sentimientos humanos. Dios hace aquí lo que mandó que hiciera el
profeta (ver com. vers. 14).

Haré reposar mi ira.

Ver com. cap. 16: 42.

18.

Palabra de Jehová.

Aquí comienza la tercera profecía de este capítulo, más específica que la anterior.

19.

Dos caminos.

En este pasaje se representa al rey de Babilonia en la encrucijada
de dos caminos, indeciso si ha de tomar primero el camino a Jerusalén o
el que va a la capital de los amonitas (vers. 20).

Pon una señal.

Heb. "pondrás una mano" para indicar el camino. Esta señal se
ubicaría a varios centenares de kilómetros al oeste de Babilonia, quizá
en Tadmor (ver com. 1 Rey. 9: 18), o quizá aun en el valle del Orontes.

21.

Para usar de adivinación.

Los paganos recurrían a la adivinación cuando había que tomar
decisiones importantes. Aquí se menciona tres tipos específicos de
adivinación.

Idolos.

Heb. terafim, estatuillas de figura humana (ver com. Gén. 31: 19).
No sabemos hoy cómo se las empleaba para la adivinación.

Miró el hígado.

Este método de adivinación, llamado hepatoscopía (ver com. Dan. 1:
20), era común entre los babilonios. Se han encontrado hígados de
oveja, hechos en arcilla, marcados con líneas e inscripciones, que
evidentemente se usaban para instruir en el uso de este método.

Aunque en la iglesia cristiana no se admite ningún tipo de
adivinación, muchos cristianos intentan lograr una indicación de la
conducción divina por métodos que Dios no puede aprobar y que en esencia
son similares a los antiguos métodos de adivinación. Cualquier método
de hacer una decisión que incluya el factor azar, ya sea el de tirar una
moneda o abrir las páginas de la Biblia para encontrar donde se ponga
el dedo la respuesta al problema, entra en la misma categoría de la
adivinación con ídolos o hígados.

Ha sacudido las saetas.

El método babilonio quizá era similar al que más tarde usaron los
árabes. Varias saetas, sin cabeza y con mensajes apropiados, eran
sacudidas al mismo tiempo en un carcaj u otro recipiente, y se sacaba
una, o se hacía girar el recipiente y era elegida la que caía primero.
Lo que se había escrito sobre esa saeta se suponía que indicaba la
voluntad de los dioses.

No se niega que algunas veces el Señor ha guiado mediante algunos de
estos métodos, sobre todo a quienes tienen poca instrucción, o tal vez
en casos de emergencia. Sin embargo, estos métodos de azar deberían
descartarse a medida que el alma crece en la gracia.

Si en todas las decisiones de la vida el hombre recibiera una
respuesta directa de Dios mediante alguna señal visible, se convertiría
en mera máquina. Se robaría a sí mismo el derecho básico y la libertad
humana: la autodeterminación, facultad que le ha sido concedida por
Dios.

Echar suertes está en la misma categoría y no debería emplearse. Se
nos ha dado el siguiente consejo: "No tengo fe en eso de echar
suertes... Echar suertes para nombrar los oficiales de la iglesia no
armoniza con el plan de Dios" (EGW, carta 37, 1900).

22.

Su mano derecha.

Es decir, la suerte que le correspondía a Jerusalén estuvo a la mano derecha del rey.

23.

Como adivinación mentirosa.

Es decir, al parecer de los habitantes de Jerusalén.

Solemnes juramentos.

Esto podría entenderse como una referencia a los judíos que habían
formulado solemnes juramentos de lealtad a Babilonia (2 Crón. 36: 13;
Eze. 17: 18-19). Esos juramentos habían sido invalidados. Este
significado parecería ser el más sencillo de todos.

El trae a la memoria.

El sujeto tácito de esta frase podría ser el Señor, y la "maldad"
sería la del pueblo. También podría ser Nabucodonosor el que va a
recordar y castigar a Judá por haber quebrantado su juramento (2 Crón.
36: 10, 13; Jer. 52: 3; Eze. 17: 15-19).

24.

Descubriendo vuestros pecados.

Esos pecados deberían haber sido cubiertos o expiados 682 en el
servicio del día de expiación (Lev. 16). Debido a que Israel se había
negado a reconocer su culpa, el pecado había quedado "descubierto", y
demandaba castigo. Cada nueva transgresión recordaba todo el registro
de los pecados anteriores, y a esta fecha el total acumulado exigía un
castigo inmediato.

25.

Impío príncipe.

Sedequías.

26.

Tiara.

Heb. mitsnéfeth, "turbante". Viene de la raíz tsanaf, "atar
alrededor". En este caso, en la cabeza. Sólo aquí se traduce como
"tiara". En los otros casos (Exo. 28: 4, 37, 39; 29: 6; 39: 28, 31;
Lev. 8: 9; 16: 4), se traduce mitsnéfeth como "mitra". Este turbante
era símbolo de autoridad, ya fuera del sumo sacerdote o del rey.

No será más así.

Habría un completo cambio en el orden constituido.

27.

A ruina.

La triple repetición de esta palabra intensifica la idea. El edicto
se refiere al trono de la casa de David. "Hasta que Cristo mismo
estableciese su reino, no se iba a permitir a Judá que tuviese rey" (PR
332; Ed 174).

28.

Acerca de los hijos de Amón.

Aunque el rey de Babilonia había decidido atacar a Jerusalén en vez
de asediar a Rabá (vers. 20- 22), los amonitas no escaparían al castigo
(cap. 25: 1-7).

29.

Profetizan.

Heb. jazah, "ver". Verbo que muchas veces se emplea para referirse a
las visiones del vidente o profeta. Aquí sin duda son los adivinos
amonitas los que "profetizan".

Para que la emplees.

Es decir, la espada descrita en el vers. 28.

30.

¿Lo volveré?

En hebreo es un imperativo: "Vuélvela a la vaina" (BJ). La orden
está dirigida a los amonitas (vers. 28). Sus esfuerzos serían vanos.
En su propia tierra recibirían el castigo de sus impías acciones.

31.

Temerarios.

Del Heb. be'ir, "ganado", "bestia" (Sal. 49: 10; 92: 6), cuyo
significado es ,"estúpido como animal'. Estos "hombres bárbaros" (BJ)
aparecen de nuevo en Eze. 25: 4, 10.

32.

No habrá más memoria de ti.

En contraste con la gloriosa promesa hecha a Israel (vers. 27).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

3, 5, 7, PR 333

25-27 PR 332

26-27 Ed 174

27 8T 86, 97

31 PR 333


CAPÍTULO 22

1 Enumeración de los pecados de Jerusalén. 13 Dios los consumirá
como escoria en su horno ardiente. 23 La corrupción generalizada de los
profetas, los sacerdotes, los príncipes y el pueblo.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad
derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones?

3 Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de
sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra
sí misma para contaminarse!

4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en
tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado al
término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y
en escarnio a todas las tierras.

5 Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación.

6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre.

7 Al padre y a la madre despreciaron en 683 ti; al extranjero
trataron con violencia en medio de ti; al huérfano y a la viuda
despojaron en ti.

8 Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo* has profanado.

9 Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades.

10 La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo.

11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno
contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su
hermana, hija de su padre.

12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura
tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí,
dice Jehová el Señor.

13 Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.

14 ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en
que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.

15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.

16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria;
todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y
en escorias de plata se convirtieron.

19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto todos
vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os
reuniré en medio de Jerusalén.

20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en
medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os
juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.

21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.

22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en
medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre
vosotros.

23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

24 Hijo de hombre, di a ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor.

25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león
rugiente que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra,
multiplicaron sus viudas en medio de ella.

26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios;
entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron
entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo* apartaron sus ojos, y
yo he sido profanado en medio de ellos.

27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan
presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener
ganancias injustas.

28 Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad
y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y
Jehová no había hablado.

29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, al
afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin
derecho.

30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese
en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la
destruyese; y no lo hallé.

31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los
consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice
Jehová el Señor.

1.

Palabra de Jehová.

El capítulo 22 puede dividirse en tres partes: los vers. 1-16, una
lista de los pecados de Jerusalén; vers. 17-22, la parábola del
refinamiento del metal; vers. 23-31, la descripción de la corrupción
general que afecta a todas las clases sociales.

2.

¿No juzgarás tú?

Ver com. cap. 20: 1.

Ciudad derramadora de sangre.

Es decir, "ciudad culpable del derramamiento de sangre". Entre los
crímenes que le habían granjeado a Jerusalén ese infame título, sin duda
podían contarse asesinatos hechos al amparo de la ley y el ofrecimiento
de niños en sacrificio a Moloc.

3.

Para que venga su hora.

La hora de su castigo. Debe considerarse esta declaración 684 como
un resultado y no como un propósito, o quizá como una figura por medio
de la cual se presentan las consecuencias de un acto como si fueran el
propósito del acto.

4.

Escamio.

"Irrisión" (BJ). Comparar con Sal. 44: 13-14; 79: 4.

5.

Las que están cerca de ti.

Es probable que el antecedente de este pronombre femenino sea
"ciudades", palabra que en hebreo es femenina. En el hebreo las
"naciones" son del género masculino.

6.

Según su poder.

Literalmente, "según su brazo", debiéndose entender "según su
fuerza". Los príncipes de Judá habían menospreciado la justicia y
gobernaban caprichosamente.

En derramar sangre.

Nótese la triple repetición de esta frase (vers. 6, 9, 12). El
profeta clasifica los pecados de Israel en tres categorías: los pecados
de crueldad y profanación (vers. 6-8); los pecados de idolatría, incesto
y lascivia (vers. 9-11), los pecados de avaricia y codicia (vers. 12).

13.

Batí mis alas.

Como una muestra de indignación (cap. 6: 11; 21: 14).

14.

¿Estará firme tu corazón?

La forma de la pregunta indica que se espera una respuesta negativa.

15.

Haré fenecer de ti tu inmundicia.

Aunque no se hace resaltar aquí este aspecto, los castigos habrían de tener un efecto saludable.

16.

Serás degradada.

"Te has mostrado impía" (BJ). La forma verbal hebrea, con ligera
modificación, puede entenderse como "tomarás heredad" (RVA), pero la
mejor traducción es la de la RVR. La LXX dice: "Yo tomaré heredad en ti
ante los ojos de las naciones". Algunas versiones antiguas dicen: "Yo
seré profanado en vosotros a la vista de las naciones" (cf. caps. 20: 9;
36: 20).

17.

Palabra de Jehová.

En los vers. 17-22 se presenta una parábola basada en el proceso del
refinamiento de la plata. El horno es Jerusalén (vers. 19). Es dudoso
que se halle en esta parábola la idea de la purificación. La idea que
resalta es más bien la de la ira divina cuyo ardor derrite la escoria
sin valor.

23.

Palabra de Jehová.

Los vers. 23-31 constituyen la tercera sección del capítulo (ver
com. vers. 1). Contienen otra enumeración de los pecados de Israel, en
la cual se indica que todas las clases sociales han pecado.

25.

Profetas.

La LXX dice "gobernantes". El cambio de una sola letra permite esa
traducción. Ya en el cap. 13 se ha acusado a los falsos profetas. Su
obra fue un continuo impedimento para la labor de los verdaderos
profetas. No es de admirarse que a la luz de afirmaciones tan
contradictorias, la gente estuviera confundida y que encontrara excusas
plausibles para no obedecer los mandatos divinos.

La misma confusión existe hoy en el mundo religioso. Debido a que
el mundo cristiano está dividido irremediablemente, y como hay personas
piadosas en las diversas comuniones, algunos opinan que, al fin de
cuentas, no importa lo que creen.

El único antídoto seguro contra la influencia de los falsos profetas
en nuestros días es conocer por investigación personal lo que es
verdad. Es peligroso depender de las investigaciones, y de las
opiniones ajenas o de la sabiduría de otro (CW 45; 2JT 296; CS 651-652).

Debido a que los falsos profetas habrían de abundar en los últimos
días, en repetidas ocasiones Jesús advirtió contra sus técnicas sutiles
(Mat. 24: 4-5, 11, 24). Dice que "engañarán, si fuere posible, aun a
los escogidos" (Mat. 24: 44). También se hace referencia a que
recurrirán a "grandes señales y prodigios", lo que casi no existió en
tiempos de Ezequiel. A medida que el gran día de Dios se acerca,
Satanás intensificará sus esfuerzos para engañar. Dominará cada vez más
el mundo, a medida que los ángeles celestiales se lo vayan permitiendo.
Bajo el disfraz de la religión y por medio de milagros, tomará
posesión de los habitantes de este mundo. Y "todos los moradores de la
tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del
Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" lo adorarán
(Apoc. 13: 8). Por lo tanto, necesitamos tener un conocimiento cabal de
las Escrituras a fin de distinguir entre lo verdadero y lo falso (CS
651-652).

26.

Violaron mi ley.

Los sacerdotes tenían la misión especial de instruir al pueblo en
cuanto a los requerimientos divinos, de observar y enseñar la distinción
entre lo santo y lo profano (Lev. 10: 10), y de instruir al pueblo cómo
debía guardarse el sábado. En todo esto habían sido infieles. 685

Apartaron sus ojos.

Esta acusación tiene un paralelo notable en nuestros días. Las
profecías del libro de Apocalipsis (caps. 12-14) manifiestan que Dios
pide una reforma en lo que atañe a volver al verdadero día de reposo del
Señor, el séptimo día de la semana. Esta reforma ha de preparar al
mundo para la segunda venida de Cristo. El mensaje ha sido proclamado.
La reacción ha sido similar a la que hubo en tiempos de Ezequiel. Los
hombres apartan sus ojos para no ver la obligación que tienen de guardar
el verdadero día de reposo. Cierran los ojos ante las claras
evidencias bíblicas y dicen: "No resulta claro".

27.

Príncipes.

Heb. sar, miembros de la clase gobernante y caudillos de familias importantes.

28.

Lodo suelto.

Mejor, "revoque de lodo", "revoque de cal" (ver com. cap. 13: 10).
En el mundo religioso hay quienes apoyan casi cualquier tipo de
creencia.

Hay varias reglas importantes que pueden ayudar hoy a los hombres a
distinguir entre lo que es "lodo suelto" y lo que es genuino. Estas
reglas deberían emplearse para probar a cualquiera que pretenda basarse
en la Biblia. También sirven como sistema para dirigir la investigación
bíblica, a fin de que no se llegue a conclusiones erróneas.

1. La Biblia siempre debería estudiarse con oración. Sólo el
Espíritu Santo puede ayudarnos a ver la importancia de aquellas cosas
que son fáciles de entender, y hacer que no torzamos aquellas verdades
que son difíciles de entender (ver CS 657-658). Además, las cosas
espirituales se disciernen espiritualmente (1 Cor. 2: 14). Por lo
tanto, una persona que no tiene el Espíritu de Dios no puede entender
las cosas divinas. La práctica correcta de la oración colocará a una
persona en condiciones de recibir la verdad divina.

2. La persona debe estar lista a seguir la luz revelada (Juan 7:
17). Las verdades divinas no son dadas en forma confusa, ambigua, para
que los hombres las pisoteen. Dios reserva la comprensión de sus
mensajes para quienes estén dispuestos a caminar en la luz que ilumina
sus mentes. El negarse obstinadamente a andar en esta luz cierra la
puerta a una mayor comprensión de la verdad divina.

3. La Biblia debe interpretarse en concordancia con ella misma.
Cuando se la entiende correctamente, la Biblia no se contradice. Si una
conclusión sacada de un pasaje bíblico contradice a otro pasaje del
mismo libro, debe decirse que esa conclusión es falsa. Muchas veces se
le puede dar varias interpretaciones a un versículo o a un pasaje,
cuando se lo considera en forma aislada. En tal caso, debe aceptarse la
conclusión que esté en completa armonía con toda la Biblia.

4. La Biblia debe interpretarse a la luz de su contexto. El
estudiante debería tornar cuidadosamente en cuenta el contexto del
pasaje que está considerando para saber de qué estaba hablando el autor.
Deberá limitar su aplicación a los límites puestos por el autor. Por
ejemplo, cuando Pablo dice: "Todo me es lícito" (1 Cor. 6: 12), esa
declaración, tomada en forma aislada, podría interpretarse en el sentido
de que Pablo afirma aquí que era un libertino. Pero el contexto señala
que está hablando de que era lícito comer carnes sacrificadas a ídolos.
Nadie tiene el derecho de aplicar la palabra "todo" más allá de lo que
Pablo tenía en cuenta cuando hizo esta afirmación.

5. Debe permitirse que la Biblia sea su propio intérprete. Con
frecuencia, el Espíritu Santo no interpreta inmediatamente el símbolo
que emplean las Escrituras, pero se espera que en otro pasaje el mismo
Espíritu explicara el lenguaje difícil de comprender. Y así ocurre.
Podría añadirse que, cuando no se presenta esta explicación adicional,
cualquier intento que hagan los hombres por interpretar estos símbolos,
en el mejor de los casos sólo puede considerarse como una conjetura.

En resumen, el procedimiento correcto para descubrir lo que la
Biblia enseña sobre cualquier tema es tomar todo lo que la Biblia dice
en cuanto a ese tema antes de llegar a conclusión alguna. La
consideración del tema en todos sus alcances impide que el intérprete
salga por una tangente de interpretación que no sea bíblica.

29.

El pueblo de la tierra.

Aquí se acusa a la gente común.

30.

Busqué entre ellos hombre.

Comparar con Jer. 5: 1.

Que se pusiese en la brecha.

Dios llama a los hombres hoy a que reparen la brecha en la ley de
Dios. Muchos han respondido, pero otros siguen razonando en forma
mundana y no ven necesidad de hacer una reforma. De aquellos que ponen
mano a la obra se dice: "Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; 686
los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado
reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar" (Isa. 58:
12).

31.

El ardor de mi ira.

En este lenguaje, que es evidentemente figurado, los diversos
castigos de Dios son comparados con fuego. El fuego consume, y el
efecto de estos castigos fue el de consumir a aquellos sobre quienes
cayeron. Al final de la historia del mundo los que hayan rechazado la
misericordia divina sufrirán el fuego literal (Apoc. 20: 9).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

8 PR 135

28 IT 247; TM 39

31 PR 135


CAPÍTULO 23

1 Las prostituciones de Ahola y Aholiba. 22 Aholiba será destruida
por sus amantes. 36 El profeta reprueba los adulterios de ambas, 45 y
señala sus juicios.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,

3 las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí
fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos
virginales.

4 Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales
llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron:
Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba.

5 Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos,

6 vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciabas todos ellos, jinetes que iban a caballo.

7 Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los
hijos de los asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró; se
contaminó con todos los ídolos de ellos.

8 Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron
en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron
sobre ella su fornicación.

9 Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado.

10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a
ella mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues en
ella hicieron escarmiento.

11 Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que
ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su
hermana.

12 Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y
capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a
caballo, todos ellos jóvenes codiciables.

13 Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.

14 Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color,

15 ceñidos por sus lomos con talabartes, y tiaras de colores en sus
cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de
los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento,

16 se enamoró de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.

17 Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su
lecho de amores, y la contaminaron, y ella también se contaminó con
ellos, y su alma se hastió de ellos.

18 Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces,
por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma
de su hermana.

19 Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria los días de
su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto. 687

20 Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.

21 Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud,
cuando los egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud.

22 Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo
suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y
les haré venir contra ti en derredor;

23 los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y
todos los de Asiria con ellos; jóvenes codiciables, gobernadores y
capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos
ellos.

24 Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud de
pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo
pondré delante de ellos el juicio, y por sus leyes te juzgarán.

25 Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te
quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare caerá a espada.
Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido
por el fuego.

26 Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todos los adornos de tu hermosura.

27 Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación de la tierra de
Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te
acordarás de Egipto.

28 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo te entrego en
mano de aquellos que aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se
hastió tu alma;

29 los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto
de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la
inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución.

30 Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones, con las cuales te contaminaste en sus ídolos.

31 En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu mano.

32 Así ha dicho Jehová el Señor: Beberás el hondo y ancho cáliz de
tu hermana, que es de gran capacidad; de ti se mofarán las naciones, y
te escarnecerán.

33 Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y de desolación, por el cáliz de tu hermana Samaria.

34 Lo beberás, pues, y lo agotarás, y quebrarás sus tiestos; y
rasgarás tus pechos, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.

35Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto te has
olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú
también tu lujuria y tus fornicaciones.

36 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Ahola y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones?

37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado
con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí,
hicieron pasar por el fuego, quemándolos.

38 Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis días de reposo.*

39 Pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi
santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí, así hicieron en
medio de mi casa.

40 Además, enviaron por hombres que viniesen de lejos, a los cuales
había sido enviado mensajero, y he aquí vinieron; y por amor de ellos te
lavaste, y pintaste tus ojos, y te ataviaste con adornos;

41 y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.

42 Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con ella; y con
los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y
pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas.

43 Y dije respecto de la envejecida en adulterios: ¿Todavía cometerán fornicaciones con ella, y ella con ellos?

44 Porque han venido a ella como quien viene a mujer ramera; así vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas.

45 Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las
adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre; porque son
adúlteras, y sangre hay en sus manos.

46 Por lo que así ha dicho Jehová el Señor: Yo haré subir contra ellas tropas, las entregaré a turbación y a rapiña,

47 y las turbas las apedrearán, y las atravesarán con sus espadas;
matarán a sus hijos y a sus hijas, y sus casas consumirán con fuego. 688

48 Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestras perversidades.

49 Y sobre vosotras pondrán vuestras perversidades, y pagaréis los
pecados de vuestra idolatría; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.

1.

Palabra de Jehová.

En el cap. 23 se presenta una extensa alegoría, cuyo principal
propósito es el de mostrar la pecaminosidad de Judá. Esta alegoría
tiene algún parecido con la del cap. 16, aunque también tiene ciertas
diferencias. Su tema central es el de las alianzas políticas con
naciones extranjeras.

2.

Una madre.

Las dos ciudades, Jerusalén y Samaria, tenían una misma madre: el pueblo hebreo. Tenían antepasados comunes.

3.

En su juventud.

Para los fines que se persiguen en esta parábola, se representa a
las hijas como si hubieran existido la una independientemente de la otra
aun durante el período de la permanencia en Egipto. En su "juventud"
se habían apartado de Dios. En ese tiempo no se consideraba que la
nación de Israel hubiera estado "desposada" aún. El matrimonio con
Jehová acaeció cuando se concertó el pacto en el Sinaí (Exo. 19).

4.

Ahola.

Heb. 'Oholah, nombre propio que con ligera modificación de su
ortografía podría interpretarse como "tienda de ella". Esto llamaría la
atención al hecho de que Samaria había instituido su propio culto, en
vez de permitir que la gente fuera al templo de Jerusalén (1 Rey. 12:
26-33).

Aholibah.

Heb. 'Oholibah, nombre propio que, con ligera modificación de
vocales, podría interpretarse como "mi tienda [está] en ella". Esto
llamaría la atención al hecho de que el santuario de Jehová estaba en
Judá.

Llegaron a ser mías.

Las dos profesaban lealtad al Dios verdadero.

5.

Los asirios.

En Ose. 7: 11-12 se habla de Samaria que busca alianzas con poderes extranjeros.

6.

Jinetes que iban a caballo.

Los asirios eran famosos por su caballería.

8.

Fornicaciones de Egipto.

Probablemente se alude aquí a un acontecimiento que precipitó la caída de Samaria (2 Rey. 17: 4; cf. Ose. 7: 11).

9.

La entregué.

Cf. 2 Rey. 17: 5-6. La historia de Samaria se relata en forma breve
porque esa nación ya no existía. Sin embargo, sirve de base para una
comparación con Jerusalén, cuya necedad se describe con mayores
detalles.

11.

Más que ella.

Además de haberse do con Asiria y con Egipto, Judá procuró la ayuda de Babilonia (vers. 16).

12.

Los asirios.

De este enamoramiento son pruebas el proceder de Acaz para con
Tigiat-pileser, cuando quiso conseguir ayuda de ese rey para luchar
contra los sirios y los israelitas (2 Rey. 16: 7-9), y el intento de
Ezequías de comprar la ayuda de Senaquerib, mientras que al mismo tiempo
también confiaba en el socorro de Egipto (2 Rey. 18: 14, 21).

13.

Un mismo camino.

Las dos hermanas habían seguido el mismo proceder.

14.

Hombres pintados en la pared.

Tales pinturas, hechas en hermosos colores, eran comunes entre los
asirios. Los babilonios también decoraban las murallas con figuras a
colores.

16.

Los envió mensajeros.

Quizá Manasés, durante su cautiverio en Babilonia (2 Crón. 33: 11)
había visto en esa ciudad un posible rival de Asiria. El envío de
embajadores de parte de Merodac-baladán a Ezequías (Isa. 39) sugiere que
Babilonia buscaba en Judá apoyo contra Asiria (ver com. 2 Rey. 20: 12).
No se sabe en qué ocasión precisa Judá envió los mensajeros a los
cuales aquí se hace referencia.

17.

Su alma se hastió de ellos.

Judá se hastió de su alianza con Babilonia y buscó la ayuda de
Egipto. En los vers. 17-19 se describe esta política vacilante (2 Rey.
cap. 24; 25).

18.

Mi alma se hastió de ella.

El Señor se cansó de la conducta de Judá y se apartó de ella con repulsión.

20.

Rufíanes.

Heb. pilégesh, "concubina" (Gén. 22: 24; 2 Sam. 3: 7). Aquí se
refiere a los príncipes egipcios, cuyos favores Judá procuraba.

Asnos.

Se usa la figura de asnos y caballos para mostrar la intensidad de la pasión (cf. Jer. 2: 24; 5: 8; Ose. 8: 9).

23.

Pecod.

Nombre de una tribu aramea que vivía al este del Tigris, cerca de la desembocadura de ese río (Jer. 50: 21).

Soa y Coa.

Se cree que eran los Sutu y los Qutu, tribus que vivían al este del Tigris.

24.

Carros.

Heb. hótsen, cuyo significado se 689 desconoce. La LXX dice "desde el norte", lo cual es muy lógico.

Ruedas.

Cf. cap. 26: 10.

25.

Te quitarán tu nariz.

Tanto los asir como los babilonios mutilaban a los presos Según
Diodoro de Sicilia (i. 78), los egipcios castigaban a una esposa
adúltera cortándole la nariz.

28.

Aquellos que aborreciste.

Cf. vers. 17 En los vers. 28-31 se describe el castigo de Jerusalén mediante la figura del castigo de una ramera.

32.

Beberás.

De la copa de ira. (cf. Isa 51: 17; Jer. 25: 15).

34.

Quebrarás sus tiestos.

Los exégetas de la Biblia hebrea señalan que hay muchas variantes
propuestas para esta frase. Una posible traducción sería: "roerás la
alfarería ella". La LXX dice: "Y tú la beberás. Y fiestas y los
novilunios de ella yo desecha Por cuanto yo he hablado, dice el Señor".
Sin duda el hebreo habla de la desesperación que sentirían los judíos
en el día de su castigo.

36.

¿No juzgarás tú?

Cf. cap. 20: 4; 22: Aquí comienza una nueva sección. El profeta
resume los pecados de Ahola y de Aholiba pero desde un punto de vista
diferente d que emplea en la descripción de los vers. 22 Nombra aquí
tres elementos conspicuos (1)El culto de Moloc (vers. 37), (2) la
profanación del templo (vers. 38), y (3) la violación del sábado (vers.
38).

39.

El mismo día.

Tan audaces eran los judíos en su idolatría que el mismo día en que
ofrecían sus hijos en sacrificio a Moloc en valle de Hinom, iban con
toda hipocresía presentarse como adoradores en el templo de Jehová (cf.
Jer. 7: 9-10).

40.

Enviaron por hombres.

El tiempo de verbo hebreo sugiere que lo hicieron en repetidas ocasiones. Correspondería emplea la forma verbal "enviaban".

Pintaste tus ojos.

Los antiguos usaban antimonio en polvo, de color negro, con lo que
sombreaban el contorno de los ojos a fin que su parte blanca resultara
más bella y seductora (ver com. 2 Rey. 9: 30).

41.

Suntuoso estrado.

"Espléndido diván" (BJ), en el cual se reclinaban los convida para
participar de una fiesta (ver com. Cant. 3: 7; Mar. 2: 15).

42.

Sabeos.

Heb. sawba'im, cuyo qeré* es saba'im. Se desconoce el sentido de la
palabra sawba'im. La palabra saba'im se traduce como "borrachos".
Pareciera que el profeta subraya la progresiva degradación de la ciudad
corrupta. A hombres vulgares, borrachos, procedentes del desierto, se
les permite participar de sus abrazos. La LXX y la Vulgata omiten por
completo la palabra; así también la BJ: "Hombres traídos del desierto".

43.

¿Todavía cometerán?

El hebreo de este versículo es oscuro. Por eso dice la BJ en nota
de pie de página: "Traducción dudosa de un texto probablemente
corrompido". (Entiéndese por "texto corrompido" uno que ha sido
modificado con el intento de hacerlo menos difícil de entender.) La LXX
dice: "¿Con estos no cometen adulterio? Y obras de ramera también ésta
cometió adulterio". La tradición de la RVR es tan lógica como cualquier
otra.

45.

Hombres justos.

Es posible que por, contraste se designe así a los babilonios, lo
cual es un duro reproche para las impías hermanas. Por otra parte, ésta
puede ser una expresión general, empleada para representar aquellos
hombres a quienes se les ha confiado el juicio justo.

47.

Las apedrearán.

Aquí se entremezcla la figura y la realidad. El apedreamiento en el
castigo legal del adulterio (Lev. 20: 21 Deut. 22: 22, 24), pero la
destrucción final Jerusalén sería por medio de la espada.

48.

Todas las mujeres.

Es decir, todas las naciones, para quienes el ejemplo de Israel serviría como advertencia.


CAPÍTULO 24

1 La parábola de la olla hirviente, 6 señala la inevitable
destrucción de Jerusalén. 15 El lamento contenido por el profeta a pesar
de la muerte de su esposa, 19 simboliza las calamidades de los judíos,
superiores a cualquier lamento.

1 VINO a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:

2 Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén este mismo día.

3 Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho
Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua;

4 junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos.

5 Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos debajo de
ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella.

6 Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de
la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas,
por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella.

7 Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra alisada
la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta
con polvo.

8 Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré
su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta.

9 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera,

10 multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados.

11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se
caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se
consuma su herrumbre.

12 En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida.

13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te
limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie
mi ira sobre ti.

14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás,
ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus
obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.

15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus Ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.

17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante
sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni
comas pan de enlutados.

18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.

19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que haces?

20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo:

21 Di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo
profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros
ojos y el deleite de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas
que dejasteis caerán a espada.

22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto.

23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros
zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os
consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.

24 Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él
hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el
Señor.

25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a ellos su
fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de
sus almas, y también sus hijos y sus hijas,

26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias.

27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y
hablarás, y no estarás 691 más mudo; y les serás por señal, y sabrán que
yo soy Jehová.


1.

Año noveno.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2), o sea el año 589-188
a. C. Esta es la misma fecha que aparece en 2 Rey. 25: 1; Jer. 39: 1-2;
52: 4-5. Es evidente que después los judíos observaron esta fecha como
día de ayuno (Zac. 5: 19).

Mes décimo.

Es decir, enero del 588 a. C., no importa si se computa el año de primavera a primavera o de otoño a otoño (ver p. 602).

2.

Escribe la fecha.

Se le manda al profeta que anote la fecha en la cual recibió su
mensaje y la anuncie como el día del comienzo del ataque de
Nabucodonosor contra Jerusalén. Puesto que Babilonia distaba en línea
recta unos 800 km. de Jerusalén y más de 1200 km. por el camino regular,
difícilmente podría pensarse que el profeta recibió esta información
por medios humanos. Por lo tanto, cuando los cautivos más tarde
recibieron la noticia del ataque de Nabucodonosor, al comparar su fecha
con la del mensaje de Ezequiel, tuvieron una prueba convincente de que
los mensajes de Ezequiel provenían de Dios.

3.

Parábola.

Heb. mashal (ver t. III, p. 957). No se dice si Ezequiel simplemente pronunció la parábola o si realizó el acto simbólico.

Pon una olla.

Parece haber aquí una alusión de las figuras del cap. 11: 3-7, aunque la aplicación es diferente.

4.

Sus piezas.

Es decir, los judíos. Es probable que las "buenas piezas" fueran
las clases encumbradas. También podría entenderse que se mencionan las
diferentes piezas, no para designar a alguna clase social en forma
específica, sino para hacer resaltar que todos, aun los mejores, serían
abarcados por la ruina.

5.

Enciende.

Heb. dur, verbo que se traduce mejor "apila en torno" (BJ).

Huesos.

Una ligera modificación permite leer "leña" (BJ; cf. vers. 10).
Mientras tienen todavía su gordura, los huesos también podrían servir
como combustible.

6.

Olla herrumbrosa.

La olla corroída por la herrumbre representaba la ciudad misma.

Por sus piezas.

Significaba que los habitantes de Jerusalén serían llevados cautivos o serían muertos.

7.

Sobre una piedra alisada.

Esto indica que los actos criminales de violencia de Jerusalén
(caps. 22: 12-13; 23: 37; etc.) habían sido cometidos en forma abierta y
desvergonzada (cf. Gén. 4: 10; Job 16: 18; Isa. 26: 21).

8.

Su sangre.

Es decir, la sangre que sería derramada en ocasión de la destrucción
de Jerusalén. Su castigo había de ser tan notorio a la vista del mundo
como lo había sido su pecado.

10.

Consumir.

Heb. tamam, "completar", "acabar". La traducción de la BJ, "cuece
la carne a punto", es interpretativa, pero quizá represente
correctamente la idea del hebreo.

Hacer la salsa.

Heb. raqaj, verbo que significa "mezclar". Sobre todo se emplea
para referirse a la mezcla de los ingredientes del aceite de la unción
(Exo. 30: 33, 35). Es dudoso aquí su sentido específico. En la LXX la
última parte de este versículo dice: "para consumir la carne y disminuir
el caldo".

11.

Olla vacía.

La ciudad sin sus habitantes. El fuego debe seguir hasta que se
haya consumido la herrumbre. La ciudad misma sería destruida. En los
vers. 11-14 se señala la ineficacia de esfuerzos anteriores realizados
para lograr una reforma y se indica que los castigos inminentes serían
seguros y completos.

15.

Vino a mí.

Aquí comienza otra sección, la cual no está relacionada directamente con la parábola de los vers. 1-14.

16.

Yo te quito.

Se le informa a Ezequiel que su esposa, a quien ama profundamente,
está a punto de morir. No necesitamos inferir de las palabras que se
emplean aquí que su muerte fue el resultado de la acción directa de
Dios. Es posible que la esposa de Ezequiel hubiera estado enferma por
algún tiempo, y Dios puede haber advertido al profeta que ella pronto
moriría. Muchas veces se emplea una figura de dicción para decir que
Dios hace algo que en realidad permite, o no impide que se realice (ver
com. 2 Crón. 18: 18). Satanás es el autor del pecado, del sufrimiento y
de la muerte (ver DTG 15, 436-437). Sin embargo, Dios se deleita en
tomar lo que el enemigo provoca para molestar y lo convierte en algo que
resulta provechoso (ver Rom. 8: 28; DTG 436-437). Aquí se emplea la
pérdida del deleite de los ojos de Ezequiel para 692 grabar vívidamente
en el pensamiento de la gente el mensaje divino.

La experiencia de Ezequiel muestra claramente que el que sirve a
Dios no necesariamente queda inmune al sufrimiento y a la desgracia.
Algunas veces parecería que los mensajeros de Dios son acosados más
intensamente que otros que no dedican sus esfuerzos al ministerio,
cristiano. Muchos desastres han sobrevenido a quienes han dedicado sus
vidas a servir en algún lugar lejano y difícil. Algunas veces una penosa
enfermedad o muerte repentina han sobrecogido a los que estaban
consagrados a la obra de Dios. No debería considerarse que esas
desgracias son castigos divinos. Son el resultado de la obra de Satanás.
Debe permitirse que el enemigo llegue hasta las almas para que no pueda
al fin afirmar que no tuvo suficiente oportunidad. Este principio queda
demostrado en la historia de Job. Sin embargo, cuando el enemigo aflige
a los hijos de Dios, el Señor se deleita en hacer que la tristeza
redunde en beneficio y sirva para la purificación de los que quedan (ver
DTG 436-437).

17.

No hagas luto.

Debían evitarse las manifestaciones habituales de duelo (cf. Jos. 7:
6; 1 Sam. 4: 12; 2 Sam. 15: 30, 32; Isa. 20: 2; Miq. 3: 7).

Pan de enlutados.

Quizá se aluda aquí a una comida fúnebre (cf. Deut. 26: 14; Jer. 16: 7; Ose. 9: 4).

18.

Hablé al pueblo.

No se nos dice qué fue lo que el profeta habló. Posiblemente
compartió con sus compatriotas la trágica noticia de la muerte de su
esposa.

19.

¿Qué significan. . . estas cosas?

Los extraños actos de Ezequiel despertaron la curiosidad esperada.

21.

Yo profano mi santuario.

El santuario, el deleite de los ojos del pueblo, había de ser
profanado y destruido. Los profanos pies de los gentiles entrarían en
sus santísimos recintos, donde ni siquiera los sacerdotes podían entrar.

Deleite.

Así aparece en algunos manuscritos hebreos. El texto masorético dice "compasión".

23.

Os consumiréis.

Heb. maqaq, "consumirse", "podrirse".

24.

Ezequiel.

Fuera del cap. 1: 3, ésta es la única vez que Ezequiel se nombra a
sí mismo. En Isa. 20: 3 y Dan. 8: 27 hay ejemplos paralelos de autores
que mencionan su propio nombre en el texto inspirado.

27.

En aquel día.

Se le informa a Ezequiel que cuando reciba la noticia de la caída de
la ciudad (ver com. cap. 33: 21-22), hablará de nuevo (cf. cap. 3:
26-27).

CAPÍTULO 25

1 Venganza divina contra los amonitas, 8 contra Moab y Seir, 12
contra Edom, 15 y contra los filisteos, por su soberbia contra Israel.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón, y profetiza contra ellos.

3 Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra de Jehová el Señor. Así
dice Jehová el Señor: Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, cuando mi
santuario era profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en
cautiverio la casa de Judá;

4 por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales, y
pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán
tus sementeras, y beberán tu leche.

5 Y pondré a Rabá por habitación de camellos, y a los hijos de Amón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová.

6 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto batiste tus manos,
y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio
para la tierra de Israel,

7 por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a
las naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te
destruiré de entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy
Jehová.

8 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dijo Moab y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las naciones;

9 por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades,
desde sus ciudades 693 que están en su confín, las tierras deseables de
Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim,

10 a los hijos del oriente contra los hijos de Amón; y la entregaré
por heredad, para que no haya más memoria de los hijos de Amón entre las
naciones.

11 También en Moab haré juicios, y sabrán que yo soy Jehová.

12 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hizo Edom, tomando
venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron
de ellos;

13 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Yo también extenderé mi
mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré;
desde Temán hasta Dedán caerán a espada.

14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y
harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi
venganza, dice Jehová el Señor.

15 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hicieron los filisteos
con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por
antiguas enemistades;

16 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano
contra los filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que
queda en la costa del mar.

17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.

1.

Vino a mí.

Aquí comienza una nueva serie de profecías relacionadas con varias
naciones vecinas. Ezequiel había concluido su testimonio acerca de la
destrucción de Jerusalén y del remanente del Estado israelita. Ya no
debía hablar más de ese tema, sino aguardar que se cumpliera la
condenación predicha. Entre tanto, Dios le mandó que dirigiese su
atención a las naciones que rodeaban a Jerusalén, y que predijera su
inevitable suerte. El castigo había comenzado por la casa de Dios (ver
Eze. 9: 6; cf. 1 Ped. 4: 17), pero ahora habría de extenderse al mundo
exterior.

Jehová no es Dios sólo de una nación; es el Dios de todo el mundo.
No hace acepción de personas. Todos le pertenecen, sin distinción de
nacionalidad. El Señor anhela salvar tanto a los habitantes de una
nación como a los de otra. Al revelarse como Supremo en la disposición
de los acontecimientos terrenos y Árbitro de las naciones, Dios
procuraba atraer a los hombres hacia sí mismo, y solicitaba su
adoración. Era su plan que la manifestación de su omnisciencia,
desplegada en la predicción tan precisa de la historia futura, pudiera
servir como base para la fe. En verdad, las amenazas y los castigos que
se predicen para estos pueblos parecen ser severos e inexorables, sin
mezcla de misericordia. Sin embargo, debe recordarse que eran castigos
nacionales, en los cuales no estaba necesariamente implicada la
salvación personal de los ciudadanos individualmente. Una calamidad
nacional con frecuencia impulsa a los hombres a buscar a Dios, de modo
que lo que parecería ser desventajoso realmente redunda en provecho de
ellos.

Dios lleva cuentas precisas con las naciones. Todas son probadas
para ver si han de cumplir o no el elevado destino que se les ha
asignado. Cuando la cuenta llega a un límite, sufren como nación el
castigo. Lo mismo ocurrió en el caso de Israel. Sufrió una derrota
sumamente trágica, pero a través de todo lo que ocurrió, Dios dispuso
los planes para la salvación de un reducido remanente. Ver com. Dan. 4:
17.

Además, en el tiempo cuando Israel estaba buscando apoyo militar en
algunas de esas naciones, necesitaba ver cuán vanas eran sus
aspiraciones, porque todas ellas sufrirían también la derrota.

Esta nueva sección contiene mensajes dirigidos a las siete naciones
más vinculadas con Israel y Judá: (1) Amón (cap. 25: 1-7), Moab (cap.
25: 8-11), (3) Edom (cap. 25: 12-14), (4) Filistea (cap. 25: 15-17), (5)
Tiro (caps. 26: 1 a 28: 19), (6) Sidón (cap. 28: 20-23), y (7) Egipto
(caps. 29: 1 a 32: 32).

Hay quienes se sorprenden de que Ezequiel no profetice en contra de
Babilonia. Isaías (Isa. 13), Jeremías (Jer. 51: 52-53) y Daniel (Dan. 2;
7) predicen su caída. Ezequiel tenía la misión de dar a conocer cómo
Dios iba a usar a Babilonia para que ejecutara su voluntad al castigar a
su pueblo, y esto podría haberse anulado si se hubiera detenido a
hablar de la derrota final de Babilonia. Era más apropiado que los
exiliados para quienes él escribía, procuraran "la paz" (Jer. 29: 7) del
pueblo entre el cual moraban, antes que se regocijaran en la caída
final de sus opresores. 694 Si Ezequiel hubiese hablado claramente
contra el país de su cautiverio, quizá le hubiera costado la vida.

2.

Los hijos de Amón.

Eran descendientes de la hija menor de Lot, y, por lo tanto,
consanguíneos de Israel (Gén. 19: 38). Durante siglos habían hostilizado
a Israel (Juec. 3: 13; 11: 12-15, 32-33; 1 Sam. 11: 1-11; 2 Sam. 10:
6-14; Amós 1: 13-15). Su religión era una superstición cruel y
degradante que exigía sacrificios humanos. Su culto a Moloc era una
fuente continua de tentación para Israel (1 Rey. 11: 7).

3.

¡Ea, bien!

Hebreo he´aj, interjección que aquí indica una perversa alegría ante la caída de Jerusalén.

4.

Los orientales.

Heb. bene-qédem, "hijos del oriente". Este nombre se aplica a
diversas tribus nómadas que habitaban el desierto, al este de Amón y de
Moab (Gén. 29: 1; Juec. 6: 3, 33; 7: 12; 8: 10; 1 Rey. 4: 30; Job 1: 3).

Apriscos.

Heb. tirah, "muro de piedra", dentro del cual se protegía un
campamento (Gén. 25: 16; Núm. 31: 10; Sal. 69: 25). La LXX dice así: "Y
acamparán con sus enseres en ti y pondrán sus tiendas en ti".

5.

Rabá.

Rabá de los hijos de Amón, capital de los amonitas (2 Sam. 12: 26;
Eze. 21: 20), ubicada a unos 37 km. al este del río Jordán, cerca del
nacimiento del Jaboc. Tolomeo Filadelfo más tarde fundó la ciudad de
Filadelfia en el sitio de Rabá. No debe confundirse esta Filadelfia con
la ciudad del mismo nombre del Asia Menor (Apoc. 1: 11). El nombre
moderno de Rabá es Ammán.

6.

Batiste tus manos.

Batir las manos y dar golpes con los pies eran gestos que
demostraban una fuerte emoción (Núm. 24: 10; Eze. 21: 14, 17; 22: 13).
En este pasaje estos gestos son manifestaciones de una alegría
maliciosa. El motivo del regocijo evidentemente no era la perspectiva de
obtener ventajas materiales, sino maldad y "menosprecio para la tierra
de Israel". Los amonitas deberían haber temblado ante la posibilidad de
que Rabá hubiera sido escogida como el objetivo de la primera campaña
militar, en vez de Jerusalén (Eze. 21: 19-22).

7.

Yo soy Jehová.

Hasta este momento, Amón no había querido reconocer este hecho. Dios
deseaba que el conocimiento de su poder llevara a los hombres a buscar
la salvación divina.

8.

Moab y Seir.

En Isa. 15; 16; Jer. 48; Sof. 2: 8-9 se encuentran otras profecías
dirigidas en contra de Moab. Es posible que se mencionen juntas las dos
naciones por causa del parecido existente entre sus pecados. Más tarde
se las trata por separado: Moab (Eze. 25: 8-11) y Seir, o sea Edom (cap.
25: 12-14). En la LXX, aquí sólo aparece Moab.

Los moabitas eran descendientes de la hija mayor de Lot, por lo cual
eran tan consanguíneos de los israelitas como los amonitas (ver com.
vers. 2). Estas dos naciones, cuya historia y destino estaban tan
estrechamente entrelazadas, reciben la amenaza de una ruina similar.

Moab es mencionado con frecuencia en la historia sagrada (Núm. 22;
24; 25; Juec. 3: 12-31; 1 Sam. 14: 47; 2 Sam. 8: 2; 2 Rey. 3: 5; 24: 2; 2
Crón. 20). Algunas veces Israel estuvo dominado por Moab, como ocurrió
cuando Eglón era rey (Juec. 3: 12-31); y algunas veces Moab estuvo bajo
el dominio de Israel, como ocurrió durante el reinado de David (2 Sam.
8: 2).

La Piedra Moabita, hallada en las ruinas de Dibón en 1868, relata la
opresión de Moab en tiempos de Omri, el rey de Israel, y la sublevación
de Moab bajo el mando de Mesa, su rey. Mesa atribuye su victoria sobre
Israel a la intervención de Quemos, su Dios (ver la nota adicional de 2
Rey. 3).

Como todas las naciones.

Los habitantes de Judá habían afirmado que su Dios era superior a
los dioses paganos y que podía librarlos. Pero ahora la desgracia de
Judá parecía negar esta afirmación. Los moabitas se alegraban con
maligno deleite frente a la triste situación de sus vecinos del oeste.

9.

Abro el lado de Moab.

Es decir, dejar al descubierto el flanco de Moab para que los
enemigos entraran. Por su ubicación en una elevada meseta con empinados
accesos, los enemigos de Moab no podían llegar fácilmente a ella. Pero
si las ciudades de la frontera caían, el resto del país pronto
sucumbiría también.

Bet-jesimot.

Ciudad ubicada a unos 4 km. al noreste del punto donde el Jordán
desemboca en el mar Muerto. El lugar lleva ahora el nombre de Tell
el-'Azeimeh.

Baal-meón.

Aldea situada a unos 15 km. al oeste del mar Muerto, cerca de su extremo norte, llamada ahora Ma'in.

Quiriataim.

Aldea situada a unos 16 km. al suroeste de Baal-meón, llamada ahora Qereiyat.

Todas las ciudades nombradas pertenecían 695 a la región que Sehón y
Og habían tomado de los moabitas siglos antes. A su vez, los israelitas
arrebataron este territorio a los amorreos, cuando entraron en Canaán y
permanecieron allí por largo tiempo. Cuando el poderío de Israel
decayó, Moab tomó otra vez esa región. Es probable que se nombre esas
ciudades aquí en vista de que una vez habían sido posesión de Israel.

10.

Hijos del oriente.

Ver com. vers. 4.

Para que no haya.

La frase que comienza aquí debería llegar hasta el fin del vers. 11. La división de los versículos dificulta la comprensión.

12.

Edom.

Los edomitas eran descendientes de Esaú, hermano mayor de Jacob. La
hostilidad entre Israel y Edom se remonta al tiempo cuando Esaú vendió
su primogenitura a Jacob (Gén. 25: 29-34). A Israel se le había
advertido específicamente que no debía aborrecer "al edomita" (Deut. 23:
7); sin embargo, la hostilidad persistía.

13.

Temán.

No se ha identificado exactamente su ubicación. Algunos han pensado
que se trataba de una ciudad cerca de Petra, de un distrito, o de un
nombre para Edom. Los habitantes de Temán eran renombrados por su
sabiduría (Jer. 49: 7; Abd. 8, 9).

Dedán.

Tribu que vivía cerca del oasis el 'Ola en el oeste de Arabia.

14.

En manos de mi pueblo.

Esta frase sugiere que el castigo divino contra Edom habría de
cumplirse por mano de los israelitas. Algunos han señalado el
cumplimiento de esta predicción en tiempos de los Macabeos, cuando Juan
Hircano conquistó a los idumeos (Josefo, Antigüedades xiii.g. 1) y los
obligó a circuncidarse en señal de que formaban parte del pueblo Judío.
Sin embargo, es más probable que esta parte de la profecía había de
cumplirse en relación con los planes de Dios para el reino restaurado de
Israel. Este nuevo Estado finalmente destruiría a todos sus enemigos
(cap. 38; 39).

15.

Los filisteos.

Con referencia a su origen, ver com. Gén. 10: 14; 21: 32; Jos. 13:
2; t. 11, pp.29, 25, 36. Otras profecías contra los filisteos aparecen
en com. Isa. 14: 29-32; ver también Jer. 47; Amós 1: 6-8; Sof. 2: 4-7.

16.

Los cereteos.

Es probable que esta tribu viviera en la costa, al sur de los filisteos (ver com. 1 Sam. 30: 14; cf. Sof. 2: 5).

Destruiré el resto.

Los filisteos han desaparecido, pero al menos un remanente de Israel habría de sobrevivir (Isa. 1: 9).

CAPÍTULO 26

1 Profecía contra Tiro por menospreciar a Jerusalén. 7 Poder de
Nabucodonosor contra Tiro. 15 Lamento y espanto del mar por su caída.

1 ACONTECIÓ en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: Ea, bien;
quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo
seré llena, y ella desierta;

3 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra
ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace
subir sus olas.

4 Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa.

5 Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones.

6 Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová.

7 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo
yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con
caballos y carros y Jinetes, y tropas y mucho pueblo.

8 Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra
ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará
contra ti.

9 Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. 696

10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con
el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros,
temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como por portillos de
ciudad destruida.

11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu
pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra.

12 Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán
tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu
madera y tu polvo en medio de las aguas.

13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.

14 Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca
más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor.

15 Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro: ¿No se estremecerán las
costas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se
haga la matanza en medio de ti?

16 Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y
se quitarán sus mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se
vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y
estarán atónitos sobre ti.

17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú,
poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el
mar, ella y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la
rodeaban?

18 Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán a causa de tu fin.

19 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo te convertiré en ciudad
asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el
abismo, y las muchas aguas te cubrirán.

20 Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con los
pueblos de otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra,
como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para
que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra de los vivientes.

21 Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada, dice Jehová el Señor.

1.

En el undécimo año.

Este año del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2; p. 602) fue
el año 587/586 a. C. cuando cayó la ciudad de Jerusalén, si es que
coincide con los años del reinado de Sedequías (2 Rey. 25: 2-4, 8-9). No
se indica el mes. Algunos piensan que la profecía fue dada después de
la caída de la ciudad (cf. Eze. 26: 2), y esto podría ser así si
Ezequiel hubiera empleado un calendario cuyo año hubiera comenzado en
otoño. Sin embargo, la referencia a la toma de la ciudad posiblemente
fuera una anticipación.

Las profecías contra Amón, Moab, Edom y los filisteos fueron
relativamente cortas. La que se presenta contra Tiro ocupa tres
capítulos (cap. 26-28), mientras que la profecía contra Egipto, la
nación extranjera más importante que fue objeto de los reproches de
Ezequiel, abarca cuatro capítulos.

2.

Tiro.

Tiro era una poderosa ciudad comercial compuesta de la antigua Tiro,
situada en la costa, y la nueva Tiro, construida en una isla rocosa de
unas 57 hectáreas de superficie, a menos de 1 kilómetro de la costa. La
nueva Tiro tenía dos puertos, uno hacia el norte, el otro hacia el sur.
Desde allí los tirios enviaban sus flotas mercantes hasta el África
Occidental, en el Atlántico, y quizá hasta la Gran Bretaña actual. Los
tirios fundaron colonias en España y en el norte de África, algunas de
las cuales llegaron a ser muy conocidas, como Cartago, Gades (hoy
Cádiz), y Abdera. También eran famosos los artífices de Tiro. Sus
productos manufacturados: artículos de cobre, textiles (sobre todo los
teñidos de púrpura), artículos de vidrio, y alfarería, eran famosos en
todo el mundo antiguo.

Los fenicios hablaban una lengua semítica. La religión tenía un
papel importante en su vida. Su principal Dios era Melkart, algunas
veces llamado Baal Melkart, Dios patrono de Tiro. Evidentemente, éste
fue el Baal que se adoró en Israel por influencia de Jezabel. También se
adoraba a Astarté y a otras divinidades con orgías de suma corrupción
(t. 11, PP. 41-43).

Con referencia a la historia de la antigua Fenicia, ver com. Gén. 10: 6, 15, 17-18; t. 11, PP. 69-71.

Ea, bien.

Ver com. cap. 25: 3. La alegría de Tiro por la caída de Jerusalén
parece haber sido puramente egoísta. En tiempos de Salomón, Jerusalén
había sido un gran centro comercial por el cual pasaban las mercancías
de Arabia y aun de la India. Sin duda Jerusalén 697 se había enriquecido
por el comercio con los fenicios. Aun después de haber declinado el
poderío de Jerusalén, debido a la importancia de su ubicación
seguramente había sido el centro de muchas transacciones comerciales que
Tiro se habría alegrado de monopolizar.

3.

Muchas naciones.

Es probable que aquí se haga alusión a Nabucodonosor y a "todos los
reinos de la tierra bajo el señorío de su mano", es decir, sus aliados
(cf. Jer. 34: 1). También es posible que el profeta hubiera estado
pensando en lo que ocurriría en el futuro. Después que Nabucodonosor
destruyó la ciudad que estaba en la costa, diversas conquistas sucesivas
redujeron aún más a la orgullosa ciudad. Tiro pasó a formar parte del
imperio persa, aunque mantuvo una condición de independencia parcial.
Más tarde fue dominada por los macedonios, y luego por los romanos.

4.

Barreré de ella hasta su polvo.

Una figura de destrucción completa. Posteriormente, cuando Alejandro
asedió la nueva Tiro, construyó un terraplén desde la costa hasta la
isla, empleando para ello las piedras y los escombros de la antigua
Tiro.

5.

Tendedero de redes.

Los pescadores todavía emplean el sitio de la antigua ciudad de Tiro para tender a secar sus redes.

6.

Hijas.

Es probable que con esta figura se representen las ciudades aliadas de Tiro que compartieron su suerte.

Del norte.

De allí vendría la invasión (ver com. Jer. 1: 14).

7.

Rey de reyes.

Daniel aplica a Nabucodonosor el mismo título (Dan. 2: 37). Los
reyes persas también lo adoptaron (Esd. 7: 12) como puede verse en las
inscripciones.

Con caballos.

Las diversas divisiones del ejército mencionado, son fuerzas
terrestres. No existe ningún registro de que se haya empleado una fuerza
naval que bien podría haber facilitado la captura de la ciudad insular.
El asedio duró 13 años. Nabucodonosor destruyó por completo la ciudad
de la costa, pero no pudo tomar la isla de Tiro. Finalmente se llegó a
un acuerdo por medio del cual Tiro aceptó someterse a Babilonia.

8.

Torres de sitio.

En los vers. 8-12 se describen los métodos comunes de atacar una ciudad continental.

11.

Columnas.

Heb. matstsebah, "pilar". Es posible que sea una referencia a las
dos famosas columnas descritas por Herodoto (ii. 44), la una de oro, y
la otra de esmeralda; ambas estaban en el templo de Melkart, el Baal de
Tiro.

12.

En medio de las aguas.

No hay ningún registro de que Nabucodonosor intentara construir un
terraplén desde la costa hasta la isla; pero Alejandro lo hizo y logró
tomar la ciudad. Aun así, debió emplear su flota para dominarla en el
año 332 a. C. (Diodoro de Sicilia, xvii. 40-46)

13.

Tus canciones.

Quienes lean con cuidado el libro del Apocalipsis notarán el gran
parecido de gran parte de su simbolismo y el lenguaje de ciertos pasajes
de los libros de Jeremías, Ezequiel y Daniel. Es evidente que Juan,
guiado por la Inspiración, empleó profusamente las imágenes y figuras de
los profetas de antaño, a fin de describir las grandes escenas con que
culminará la historia de este mundo, con palabras que resultarían
familiares y significativas para el que ha estudiado cuidadosamente el
AT. De este modo puede decirse que las desolaciones de la Babilonia
literal y de Tiro, le proporcionaron a Juan una descripción gráfica de
la desolación de la Babilonia simbólica (ver también com. Isa. 13; 14;
23: 1; 47: 1; Jer. 25: 12; 50: 1). Los símbolos y el lenguaje del libro
de Apocalipsis serán mejor comprendidos si se los estudia a la luz de lo
que escribieron los profetas de antaño acerca de los sucesos que
transcurrieron en sus tiempos (ver com. Deut. 18: 15). Diversos aspectos
del castigo de la ciudad de Tiro, tales como se los presenta en Eze. 26
a 28, tienen valor para el estudio del castigo de la Babilonia
simbólica que se presenta en Apoc. 17 y 18. Nótense especialmente los
siguientes puntos:

Ezequiel 26 a 28.

1. "Haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras" (26: 13).

2. "Los príncipes del mar" (26: 16).
"Poblada por gente de mar" (26: 17).
"Todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar" (27: 29).

3. "Levantarán sobre ti endechas" (26: 17).
"Harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente" (27: 30) 698

"Endecharán por ti endechas amargas, con amargura del alma. Y
levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre
ti" (27: 31-32).
"Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti" (27: 36).

4. "Cómo pereciste tú" (26: 17).

5. "Ciudad que era alabada" (26:17).

6. "Haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán" (26: 19).
"Seas quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas" (27: 34; cf. vers. 26- 27).

7. "Dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada" (26: 21: cf. 27: 36).

8. "Frafica con los pueblos de muchas costas" (27: 3).
"Los mercaderes en los pueblos" (27: 36).

9. "Tus mercancías" (27: 27).

10. "Echarán polvo sobre sus cabezas y se revolcarán en ceniza" (27:30).

11."¿Quién como Tiro?" (27:32).

12."A los reyes de la tierra enriqueciste" (27:33).
"Sus reyes temblaran de espanto" (27:35).

13."A causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón" (28:5).

14."Yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones" (28:7).

15."La quemarán con fuego" (17: 16).
"Será quemada con fuego" (18: 8).
"El humo de su incendio" (18: 9).

Apocalipsis 17 y 18.

1. "Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti"" (18: 22).

2. "Todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar" (18: 17).
"Todos los que tenían naves en el mar" (18: 19).
"Tus mercaderes eran los grandes de la tierra" (18: 23).

3. "Los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella" (18: 11).
"Los reyes de la tierra... llorarán y harán lamentación sobre ella" (18: 9; cf. vs. 10, 15-19).

4. "En una hora ha sido desolada" (18: 19; cf. vers. 10.)

5. "La gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra" (17:18).

6. "Una gran piedra de molino... la arrojó... Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia" (18: 21).

7. "Nunca más será hallada" (18: 21).

8. "Los mercaderes ... se han enriquecido a costa de ella" (18: 15).
"Tus mercaderes eran los grandes de la tierra" (18: 23).

9."Mercadería" (18: 12).

10."Echaron polvo sobre sus cabezas" (18: 19).

11."¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" (18: 18; cf. vers. 10: 19).

12."Los reyes de la tierra" (18: 9).
"Los mercaderes... se han enriquecido a costa de ella" (18: 15).

13."Ella se ha glorificado y ha vivido en deleites" (18: 7).
"Tantas riquezas" (18:17; cf. vers. 14-15, 19).

14."Los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón" (16: 16).
"Con justicia juzga y pelea" (19: 11; cf. 17: 14; 19: 15,19).

15."Yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra" (28: 18).

14.

Nunca más serás edificada.

Algunos han pensado que esta predicción no se ha cumplido
totalmente, puesto que hoy hay una comunidad de unos 14.000 habitantes
que viven en la península actual, formada por lo que era la isla, más el
terraplén. Otros creen que la profecía sólo se aplicó a la ciudad
ubicada en la costa. Señalan como evidencia del cumplimiento de la
profecía, la desolación que allí existe, tan grande que ni siquiera
puede saberse a ciencia cierta dónde estuvo la antigua ciudad. Por otra
parte, es necesario comprender que aunque hubiera una ciudad en el sitio
de la antigua ciudad en la costa, aun así la profecía de Ezequiel se ha
cumplido. La profecía de Ezequiel fue pronunciada contra Tiro tal cual
era en tiempos del profeta: una ciudad culta y esplendoroso. La
civilización y la ciudad de donde ella emanaba habían de ser destruidas.
Cualquier edificio moderno que pudiera estar en ese sitio no sería una
renovación de la antigua cultura, por lo cual no sería una invalidación
de la profecía.

Además, la expresión "nunca más" (Heb. lo'...'od) no es absoluta, ni
se trata de un tiempo indefinidamente largo, sino que su duración debe
siempre relacionarse con el contexto. Fue así como José lloró sobre el
cuello de su padre 'od, palabra que se traduce de manera apropiada como
"largamente" (Gén. 46: 29). Aunque la idea de perpetuidad o período
indefinidamente largo no se encuentra en la palabra 'od, puede inferirse
de otras referencias a la ruina de Tiro (ver com. vers. 21). Ver
también com. Isa. 13: 20.

16.

Príncipes del mar.

Es decir, los mercaderes que habían obtenido riquezas y poder
mediante el comercio, no necesariamente miembros de familias reinantes
(cf. Isa. 23: 8). Se describe su sorpresa y su angustia con la figura
del luto oriental.

17.

Poblada por gente del mar.

Heb., "poblada del mar". La LXX dice: "Cómo pereciste tú del mar".

18.

Se espantarán.

Sin duda, debido a que el comercio de Tiro había contribuido a su prosperidad. 699

19.

Haré subir sobre ti el abismo.

En los vers. 19-21 se representa a Tiro como si descendiera al
abismo. Allí simbólicamente están todos los que han pasado por esta
vida. En forma poética, como ocurre en Isa. 14, se representa a los que
allí están como si se levantaran para recibir al recién llegado (ver
com. Isa. 14: 9-10). Por supuesto, todo esto se dice en lenguaje
figurado. Ezequiel emplea la misma figura al referirse a Egipto (Eze.
32: 18-32).

20.

Para que nunca más.

La LXX traduce: "para que no habites ni te levantes sobre la
tierra". Esta traducción representa una ligera modificación del texto
masorético, que bien podría hacerse sin mayor dificultad. La idea es más
lógica. El hebreo podría entenderse en el sentido de que cuando la
arrogante ciudad de Tiro, que ahora se regocijaba por la calamidad de
Jerusalén, estuviera entre los muertos, Dios establecería a su pueblo.

21.

Dejarás de ser.

Heb., "nada de ti".

Nunca más serás hallada.

Aquí la palabra hebrea 'od (ver com. vers. 14) está unida a las
palabras le'olam, literalmente, "por un siglo" o "época". La duración de
un 'olam debe determinarse por su contexto (ver com. Exo. 21: 6). La
combinación de las palabras 'od y 'olam parece hacer resaltar la
duración. De ahí que podría entenderse que la profecía de Ezequiel
afirma que la antigua cultura y la civilización de Tiro desaparecerían y
nunca más volverían a ser. Nunca más volvería a la vida el antiguo
imperio.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

7 PR 377

CAPÍTULO 27

1 Las inmensas riquezas de Tiro. 26 Su grande e irreparable caída.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro.

3 Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que
trafica con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho Jehová el Señor:
Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura.

4 En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza.

5 De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil.

6 De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim, incrustados de marfil.

7 De lino fino bordado de Egipto era tu cortina, para que te
sirviese de vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa era tu
pabellón.

8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.

9 Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus
junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti
para negociar, para participar de tus negocios.

10 Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de
guerra; escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te dieron tu esplendor.

11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros
alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos colgaron sobre tus
muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.

12 Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus
riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias.

13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias. 700

14 Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos, comerciaban en tu mercado.

15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban
mercadería de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron por sus
pagos.

16 Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con
perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a
tus ferias.

17 Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos de
Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados.

18 Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la
abundancia de toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban.

19 Asimismo Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias, para
negociar en tu mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña
aromática.

20 Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para carros.

21 Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en
corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus
mercaderes.

22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron también tus mercaderes;
con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro,
vinieron a tus ferias.

23 Harán, Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad, contrataban contigo.

24 Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias cosas; en
mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con
cordones, y en madera de cedro.

25 Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus
mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera
en medio de los mares.

26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares.

27 Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus
pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus
hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti
se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída.

28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas.

29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar se quedarán en tierra,

30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza.

31 Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura del alma.

32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán
sobre ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del
mar?

33 Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos
pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus
riquezas y de tu comercio.

34 En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo
de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti.

35 Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros.

36 Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de ser.

1.

Palabra de Jehová.

En esta nueva sección continúa la profecía contra Tiro.

2.

Endechas sobre Tiro.

En el vers. 3 comienza un poema con ritmo de qinah, que es el ritmo
típico de la endecha (t. III, p. 21). Esta endecha describe a Tiro
mediante la figura de una imponente nave, totalmente equipada, con su
dotación completa, que va a todas partes llevando a cabo próspero
comercio; pero que al fin naufraga en aguas borrascosas. En determinados
momentos, la realidad se deja entrever en medio de la figura, lo que es
característico en el estilo de Ezequiel.

Quizá la razón por la cual se le dedica tanto espacio a Tiro sea que
su orgullo, su ambición, su organización y su conducta se parecían
tanto a la modalidad de Satanás, el gran caudillo rebelde. En otro
pasaje (cap. 28: 11-19) el profeta se lamenta por Satanás mismo,
empleando para ello la figura del príncipe de Tiro. Más tarde, Juan el
revelador emplea el lenguaje de la profecía de Ezequiel contra 701 Tiro
para proferir su lamento por el colapso de la organización religiosa
falsa y universal de Satanás (Apoc. 18).

3.

Las orillas del mar.

Heb., "las entradas del mar". Posiblemente se refiere a los dos
puertos principales de Tiro: el "egipcio" hacia el sur y el "sidonio",
hacia el norte de la isla.

4.

Tus confines.

Como estaba rodeada de mar, la isla de Tiro sugería la figura de una nave en alta mar.

5.

Maderaje.

Las "planchas" (BJ) de los lados de la nave.

Senir.

Este es el nombre amorreo, ugarítico y acadio del monte Hermón (ver Deut. 3: 9).

Cedros del Líbano.

Sin duda de gran valor, debido a su altura, dureza y durabilidad.

6.

Basán.

Una fértil meseta al oeste del mar de Galilea (ver com. Jos. 12: 4),
famosa por sus bosques de encinas y su ganado (Sal. 22: 12).

Tus bancos.

Heb. qéresh, que en Exo. 26: 15 quiere decir "tabla"; pero que aquí
podría referirse a la "proa" o a la "planchada" de la nave. La BJ
traduce "puente".

De pino.

En el texto masorético se lee "hija de asureos", pero los tárgumes
modifican la vocalización y unen las dos palabras de modo que se lee
"con cipreses", de donde proviene la traducción de la RVR. La LXX dice:
"tus templos hicieron de marfil, casas de bosques de las islas de
Quitim".

Quitim.

En forma específica, este nombre designa a la isla de Chipre, pero
en forma genérica se emplea para referirse a las islas y a las costas
del Mediterráneo (ver com. Dan. 11: 30).

7.

Las costas de Elisa.

Elisa era uno de los hijos de Javán (Gén: 10: 4; 1 Crón. 1: 7).
Algunos han pensado que las costas de Elisa se hallaban en la isla de
Chipre, otros, que estaban en Sicilia y Cerdeña.

Pabellón.

Quizá mejor un "toldo" (BJ), o "cubierta", como se traduce la palabra en Gén. 8: 13.

8.

Tus remeros.

A continuación se describe la tripulación de la nave. Las dos
ciudades que se mencionan como que proporcionaban los remeros, eran
tributarios de Tiro. Sidón estaba a unos 40 km. al noroeste de 'Tiro,
sobre la costa fenicia; Arvad, conocida por los griegos como Aradus, era
una isla rocosa a unos 150 km. al norte de Sidón.

9.

Gebal.

Se denomina así a la antigua ciudad de Biblos, ubicada a 66 km. al
noroeste de Sidón, sobre un cerro, junto al río Adonis, cerca de la
costa. Las excavaciones han puesto al descubierto allí muchas ruinas
fenicias.

10.

Persas.

En buena medida, Tiro dependía de mercenarios para formar su ejército.

Lud.

Los lidios (ver com. Gén. 10: 13).

Fut.

Muchos egiptólogos creen que Fut corresponde con Punt, un territorio
africano junto al mar Rojo. Por otra parte, los asiriólogos
generalmente identifican a Fut con una parte de Lidia.

11.

Los gamadeos.

En ninguna otra parte se menciona a los gamadeos. Es posible que
fueran los habitantes de Kumidi, una ciudad fenicia mencionada en las
Cartas de Amarna, cuya ubicación precisa se desconoce, pero que
parecería haber estado cerca de Arvad. Gamad era probablemente un
territorio sirofenicio. En vez de gamadim, los tárgumes dicen gomerim
(ver Gomer, Gén. 10: 2).

Sus escudos colgaron.

Comparar esto con Cant. 4: 4.

12.

Tarsis.

Se cree que Tarsis es otro nombre de Tartesos, colonia fenicia en la costa sur de España.

Ferias.

Heb. 'izbonim, las mercancías dejadas por una nave para que fueran vendidas, o el lugar donde se las vendía.

13.

Javán.

Ver com. Gén. 10: 2.

Tubal.

En los autores clásicos se los designa tibarenios, y en las
inscripciones cuneiformes asirias, tabeleanos (ver com. Gén. 10: 2).

Mesec.

Los moscos (o moskeos) de los autores clásicos griegos, o musku de
los documentos cuneiformes asirios (ver com. Gén. 10: 2).

14.

Togarma.

Nombre que se aplica a los armenios de la zona norte, descendientes
de Jafet (ver com. Gén. 10: 3), quienes se denominaban como la casa de
Torgom. Desde tiempos muy antiguos, comerciaron con caballos y asnos.
Habitaban las zonas montañosas en la parte sur del Cáucaso.

15.

Hijos de Dedán.

Tribu árabe que vivía al sur de Edom (ver com. Gén. 10: 7; Eze. 25: 13).

16.

Edom.

El texto masorético dice 'aram (Siria), pero cerca de 25 manuscritos
dicen 'edom (ver com. cap. 16: 57). También la versión de Aquila y las
versiones siríacas dicen "Edom". "Damasco" aparece en representación
de Siria (cap. 27: 18).

Perlas.

Heb. nofek, piedra semipreciosa de color verde que se encuentra en
el desierto 702 del Sinaí, algunas veces designada como turquesa. Es
difícil identificar en forma precisa muchas de las piedras preciosas que
se mencionan en la Biblia. Los progresos de la cristalografía han
permitido identificar algunas antiguas piedras preciosas mediante el
análisis de gemas halladas en diferentes descubrimientos arqueológicos.
Los antiguos empleaban un solo nombre para diversas piedras del mismo
color, aunque la composición química fuera diferente.

Rubíes.

Heb. kadkod, el rubí o jaspe rojo.

17.

Minit.

Ciudad amonita que se cree estuvo cerca de Hesbón (Juec. 11: 33).

Panag.

Vocablo que sólo se encuentra aquí. Si se tratara de un nombre
geográfico, nada se sabe de su ubicación. Según los tárgumes y la LXX,
éste es un nombre que tiene que ver con ungüentos. La Vulgata traduce:
"bálsamo". Una palabra acadia similar, pannigu, se refiere a un
alimento hecho de harina o masa.

18.

Damasco.

La antigua capital de un importante reino asirio.

Vino de Helbón.

Este vino aparece en las inscripciones de Nabucodonosor. La moderna
Halbun se encuentra a unos 20 km. al noroeste de Damasco. todavía se
cultivan vides en esa zona.

Lana blanca.

O "lana de Sajar" (BJ). Se desconoce la ubicación de Sajar. La LXX dice "lana de Mileto".

19.

Dan.

No se sabe por qué razón aparece el nombre de esta ciudad tan poco importante. En la LXX no aparece.

Errante.

Heb. me'uzzal, palabra que también podría traducirse como
proveniente "de Uzal" (BJ), lugar no identificado de Arabia (Gén.
10:27).

Javán.

Heb. yawan, nombre de Grecia, que posiblemente debería escribirse yáyin, vino. Así aparece en la LXX.

Mirra destilada y caña aromática.

Estos elementos eran ingredientes del sagrado aceite de la unción de los sacerdotes (Exo. 30: 23- 24).

20.

Paños preciosos para carros.

También podría tratarse de "sillas de montar" (BJ) o de la mantilla que se pone debajo de la silla.

21.

Arabia.

Se emplea aquí este término con el sentido limitado que tiene en
otros pasajes bíblicos (2 Crón. 9: 14; Isa. 21: 13; Jer. 25: 24), es
decir, para referirse a la parte norte de ese país desértico habitado
por tribus nómadas.

Cedar.

Así se llamaba una de las tribus nómadas, descendiente de Ismael (Gén. 25: 13; cf. Isa. 60: 7).

22.

Sabá.

Descendientes de Cus, hijo de Cam (Gén. 10: 7). Su territorio
estaba en el suroeste de Arabia y comprendía el Yemen. Este era el país
de la reina de Sabá que visitó a Salomón. Ya en ese tiempo era
conocido por sus especias y su oro (1 Rey. 10: 1-2, 10; Sal. 72: 10, 15;
Isa. 60: 6; Jer. 6: 20; ver com. Gén. 10: 7).

Raama.

Se cree que era una tribu del sur de Arabia (ver com. Gén. 10: 7).

23.

Harán.

El profeta deja de lado la zona de Arabia para hablar de
Mesopotamia. Harán, donde Abrahán vivió por algún tiempo (Gén. 12: 4),
estaba en el noroeste de Mesopotamia, sobre el río Balik, en la
encrucijada de dos grandes rutas de caravanas.

Cane.

Lugar desconocido, tal vez cerca de Harán.

Edén.

Distrito junto al Eufrates, al sur de Harán (2 Rey. 19: 12; Isa. 37: 12).

Sabá.

El nombre es el mismo que aparece en el vers. 22. Es posible que aquí esté fuera de lugar. En la LXX no aparece.

Asiria.

Aunque en este caso se emplea el nombre común de Asiria, el hecho de
que aparezca aquí ha inducido a algunos eruditos a identificarlo con lo
que hoy se llama Qalat Sherqat, en la orilla occidental del Tigris, a
unos 80 km. al sur de Nínive.

Quilmad.

Lugar desconocido, quizá ubicado cerca de la ciudad de Asur.

24.

Varias cosas.

Heb. maklul, "ropa espléndida". Una traducción mejor podría ser "vestidos de lujo" (BJ).

En madera de cedro.

El hebreo se refiere más bien a la forma de atar cuidadosamente los bultos donde estaban estas magníficas ropas.

25.

Las naves de Tarsis.

Probablemente se designa así los barcos que acarreaban metales. En
lo concerniente a Tarsis, quizá se refiera a España (ver com. 1 Rey. 10:
22).

26.

Tus remeros.

Aquí reaparece la figura de la nave. Se encuentra en alta mar,
abofeteada por el viento solano, traicionero y peligroso (Sal. 48: 7).
La airosa nave es quebrantada por la fiera tormenta.

27.

Tus pilotos.

Se encuentran aquí los diversos tipos de tripulantes. Todo lo que
había constituido el poderío, la gloria y la riqueza de Tiro pereció en
un gran desastre. Todo eso fue echado en medio del mar cuando zozobró
703 esa gran nave.

28.

Las costas.

La palabra así traducida significa más bien los espacios baldíos que
rodean una ciudad (ver com. Jos. 14:4). Aquí se designa así a los
alrededores de la ciudad.

29.

Todos los que toman remo.

El mundo comercial se lamenta por la pérdida de la airosa nave con
todos los actos que acompañan a una manifestación de duelo, y componen
un himno fúnebre (vers. 32-36).


CAPÍTULO 28

1 Juicios de Dios contra el príncipe de Tiro por su orgullo sacrílego.
11 Lamentación por su grande gloria corrompida a causa de su pecado. 20
Juicio contra Sidón. 24 La restauración de Israel.


1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el
Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un Dios, en
el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y
no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios;

3 he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto.

4 Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros.

5 Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has
multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu
corazón.

6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,

7 por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de
las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu
sabiduría, y mancharán tu esplendor.

8 Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.

9 ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador.

10 De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.

11 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

12 Hijo de
hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y
acabado de hermosura.

13 En Edén, en el huerto de Dios
estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina,
topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo,
esmeralda y oro; los primeros de tus tamboriles y flautas estuvieron
preparados para ti en el día de tu creación.

14 Tú, querubín grande, protector, yo
te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las
piedras de fuego te paseabas.

15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.

16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de
iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te
arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.

17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de
los reyes te pondré para que miren en ti.

18 Con la multitud de tus maldades y
con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo,
pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en
ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.

19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

20 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 704

21Hijo del hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella,

22 Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra
ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy
Jehová, cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique.

23 Enviaré a ella pestilencia y sangre en sus calles, y caerán
muertos en medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y
sabrán que yo soy Jehová.

24 Y nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora, ni
aguijón que le dé dolor, en medio de cuantos la rodean y la
menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.

25 Así ha dicho Jehová el Señor: Cuando recoja a la casa de Israel
de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré
en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la
cual di a mi siervo Jacob.

26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas,
y vivirán confiadamente, cuando yo haga juicios en todos los que los
despojan en sus alrededores; y sabrán que yo soy Jehová su Dios.


1.

Palabra de Jehová.

El cap. 28 consta de tres secciones. La primera (vers. 1-10) es una
profecía contra el príncipe de Tiro, cuya caída se atribuye a su
desmedido orgullo y arrogancia. La segunda sección (vers. 11-19) es que
lamento por el rey de Tiro. Este pasaje se convierte en una digresión en
la cual se habla del verdadero rey de Tiro, es decir, Satanás. Se
señalan los principios implicados en esta clase de digresión en el
comentario de esta sección. La tercera sección, que es la más corta
(vers. 20-26), es una profecía contra Sidón, la otra gran ciudad
fenicia.

2.

Príncipe.

Heb. nagid, "jefe", "caudillo". Según Josefo, el rey de Tiro en
ocasión del asedio de Nabucodonosor era Etbaal (Contra Apio i. 21). Sin
embargo, es indudable que el profeta habla aquí de la insolencia y del
desmesurado orgullo de todos los gobernantes de Tiro.

En el trono de Dios.

Quizá sea una referencia a la hermosura natural y a la posición
estratégica de Tiro. Algunos le atribuyen importancia a esta declaración
pues el templo de Baal Melkart estaba allí.

3.

Más sabio que Daniel.

Esta frase está llena de ironía. Daniel se había distinguido en la
corte babilónico como sabio y revelador de secretos (Dan. 1: 20; 2: 48;
4: 18; 5: 11-14; etc.). Al rey de Tiro quizá se lo compara con una
persona como Daniel, porque se sentía satisfecho de su superioridad.
Algunos piensan que el Daniel al cual se menciona aquí es el héroe de
nombre Dan´el, que aparece en las tablillas de Ras Shamra del siglo
XIVA. C. (ver com. Eze. 14: 14). Esto es sumamente improbable.

7.

Los fuertes de las naciones.

Ezequiel usa en otros pasajes (cap. 30: 10-11; 31: 12; 32: 12) la misma frase para designar al ejército babilonio.

8.

Con la muerte.

El Heb. emplea el plural "muertes" (también la RVA). Se trata de una
forma enfática de referirse a una "muerte violenta" (BJ).

9.

Tú, hombre eres.

Heb., "tú hombre".

10.

Incircuncisos.

Según Herodoto (ii. 104), los fenicios practicaban la circuncisión.
Al igual que los judíos, menospreciaban a los incircuncisos.

12.

Rey de Tiro.

Los versículos 11-19, aunque son una endecha por el rey de Tiro, sin
duda tienen una aplicación más amplia que la que se hace directamente
al príncipe de Tiro. Las figuras trascienden tan ampliamente una
aplicación tan limitada, que ni siquiera la suposición de que este
pasaje sea "extremadamente irónico" puede resolver los problemas que
surgen si sólo se le da una aplicación local.

Las siguientes declaraciones parecen sumamente difíciles de aplicar a
un rey literal de Tiro: (1) "En Edén, en el huerto de Dios estuviste",
vers. 13; (2) "Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo
monte de Dios" vers. 14; (3) "Perfecto eras en todos tus caminos desde
el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad". vers. 15;
(4) "Yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del
fuego, oh querubín protector", vers. 16. Pareciera que mientras Ezequiel
contemplaba en visión el carácter y las actividades del rey de Tiro, la
Inspiración levantó el velo entre lo visible y lo invisible para
permitir que el profeta viera al ser invisible, pero poderoso, a quien
servía el rey de Tiro. 705 En forma similar se le había permitido a
Isaías que viera, más allá del rey literal de Babilonia (cap. 14: 4), a
Satanás, cuyo carácter y política practicaba el rey de Babilonia (vers.
12-16).

Por esto es más adecuado considerar este pasaje como una digresión
de la profecía contra el príncipe de Tiro, para presentar la historia
del que era en verdad el rey de Tiro: Satanás mismo. Si se entiende así,
este pasaje nos proporciona la historia del origen, la posición inicial
y la caída del ángel que más tarde llegó a conocerse como el diablo y
Satanás. Si no fuera por este pasaje y el que se encuentra en Isa. 14:
12-14, no tendríamos ningún relato razonablemente completo del origen,
de la condición inicial y de las causas de la caída del príncipe del
mal. Las referencias neotestamentarias sobre este ser (Luc. 4: 5-6; 10:
18; Juan 8: 44; 1 Juan 3: 8; 2 Ped. 2: 4; Jud. 6; Apoc. 12: 7-9; etc.),
aunque concuerdan perfectamente con estas antiguas profecías, por sí
mismas no proporcionan la historia completa.

El Espíritu Santo fue quien planificó y unificó las Escrituras. Fue
el Espíritu quien se aseguró que se diera suficiente información acerca
de todos los asuntos esenciales, incluso la historia de Satanás. Además,
fue el Espíritu quien determinó cuándo, cómo, y por medio de quién se
habría de dar la revelación. La ocasión que se considera en este pasaje
era muy apropiada, pues el príncipe de Tiro había imitado en forma
notable a su verdadero líder, el diablo. A la luz del gran conflicto,
Tiro, junto con todas las naciones paganas, estaba bajo el dominio de
los principios de este gran caudillo rebelde, y su influencia en la
historia de esas naciones debía ser debidamente expuesta.

Ver en PP 11-23 y CS 546-558 un estudio del origen y del destino de Satanás.

Tú eras el sello.

La palabra que aquí se traduce como "sello" en el cap. 43: 10 se
traduce como "diseño". El sentido general es claro. Lucifer estaba
dotado de sabiduría, gloria y hermosura más que todos los otros ángeles.

13.

Edén.

Debe entenderse en su sentido más amplio: la morada de Dios (ver PP
13). El contexto muestra que Lucifer no había caído todavía. La creación
de nuestra tierra, la ubicación de nuestros primeros padres en el Edén
ocurrieron después de su caída (ver PP 14; 3SG 33; 1SP 23; PE 146).

Toda piedra preciosa.

Las piedras que se nombran aquí aparecen también en la lista de las
que se encontraban en el pectoral del sumo sacerdote (Exo. 28: 17-20;
39: 8-14). Sin embargo, no se las nombra en el mismo orden. Además, hay
tres que no aparecen aquí. En la LXX las dos listas son idénticas. La
enumeración de estas joyas destaca la excelsa posición de quien, después
de Cristo, era el personaje más digno de honor en el cielo.

Tamboriles.

Plural de tof, por lo general un tamborcito de mano (t. III, p. 32).
Algunos piensa que tof se refiere aquí al lugar en donde era engarzada
la gema.

Flautas.

Heb. néqeb, palabra oscura que tal vez significa "pasaje
subterráneo" o "mina". Hay quienes piensan que esta palabra hace alusión
a la cavidad en la cual se engarzaba la piedra. Si esto fuera así, el
pasaje estaría hablando de la hermosa montura en la cual estaban
engarzadas las piedras preciosas. La BJ traduce: "En oro estaban
labrados los aretes y pinjantes que llevabas", pero admite que se trata
de una "traducción dudosa". Por otro lado, si se habla aquí de
instrumentos musicales, esto corresponde con Lucifer, quien fue director
de los coros del cielo (1SP 28-29).

El día de tu creación.

Por cuanto era un ser creado, Lucifer era definidamente inferior al
Padre y al Hijo, en quienes está la vida original, intrínseca, propia. A
pesar de esto, Lucifer pretendió ser igual al Hijo. Cuando Dios dijo al
Hijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen", Satanás quedó celoso de
Jesús (ver PE 145). Deseaba que se lo consultara en relación con la
formación del hombre. Cuando aspiró a tener el poder que sólo le
correspondía ejercer a Cristo, cayó de su excelsa posición y se
convirtió en el diablo. Es incorrecto decir que Dios creó al diablo o
Satanás. El Señor creó a un hermoso ángel, santo y sin mancha, pero este
ángel se convirtió a sí mismo en el demonio.

14.

Querubín grande.

La palabra hebrea mimshaj, aquí traducida como "grande", no tiene
una traducción precisa conocida. La figura del querubín protector o
cubridor por encima del propiciatorio en el tabernáculo judaico ilustra
la posición original de Satanás. Lucifer, el querubín cubridor o
protector, estaba en la luz de la presencia de Dios. Era el más excelso
de todos los seres creados, y el más encumbrado en revelar los
propósitos de Dios para el universo (ver DTG 706).

Santo monte.

Esta figura representa la 706 sede del gobierno de Dios, es decir,
el cielo mismo, representado por la figura de un monte (ver com. Sal.
48: 2).

Piedras de fuego.

Con frecuencia se presenta a Dios como si estuviera rodeado de fuego
y de brillo (Apoc. 4: 3). Cuando el Señor se reveló a Moisés, a Aarón y
a otros personajes de la antigüedad, éstos vieron los pies de Dios
sobre un "embaldosado de zafiro" (Exo. 24: 10). Se mencionan estos
detalles para hacer destacar el contraste entre los privilegios que
Lucifer tenía originalmente, y la suerte que le tocó después de su
caída.

15.

Hasta que se halló en ti maldad.

En PP 11-23 y CS 546-558 se describe en forma detallada la
naturaleza del pecado que ocasionó la exclusión de Satanás del cielo.

16.

La multitud de tus contrataciones.

"La amplitud de tu comercio" (BJ). Esta figura está tomada del enorme
comercio de Tiro. No desaparece la figura del rey Tiro. La nefasta obra
de Lucifer, quien diseminó la rebelión en el cielo, es comparada con el
comercio de Tiro, movido por la avaricia y muchas veces fraudulento.

Te arrojé.

Con una ligera modificación de vocales, la palabra dice: "te
destruiré". En Apoc. 12: 7-9 se describe a Miguel (Cristo, ver com. Dan.
10: 13) como el caudillo de las fuerzas que expulsan al gran rebelde
del cielo.

17.

Se enalteció.

En relación con la causa de la caída de Lucifer, ver las referencias que aparecen en com. vers. 15.

18.

Profanaste tu santuario.

Si bien la palabra santuario aparece en singular en el texto
masorético, está en plural en muchos manuscritos, en los tárgumes y en
las versiones siríacas. Sin lugar a duda se hace referencia aquí al
santuario celestial que fue profanado por la entrada del pecado.

Te puse en ceniza.

Se presenta la destrucción de Satanás con la figura de la
destrucción de la ciudad de Tiro y de su rey por medio del fuego. En
realidad, la aniquilación del instigador del mal será efectuada por los
fuegos que en el día final quitarán todo vestigio de pecado y
purificarán la tierra para que pueda ser el hogar de los redimidos
(Apoc. 20: 14-15; 21: 1).

19.

Se maravillarán.

Esta frase debe formar parte de la figura. Satanás vivirá mucho más
tiempo que los otros pecadores en el lago de fuego (PE 294-295). Los
redimidos que estén dentro de la ciudad serán testigos del resultado del
fuego renovador.

Para siempre dejarás de ser.

Esta declaración proporciona la seguridad de que el pecado, una vez
erradicado, nunca más volverá a empañar el universo de Dios (ver Nah. 1:
9). Al permitir que madurara plenamente la rebelión, Dios ha asegurado
el futuro. Los habitantes del vasto universo de Dios han desarrollado
una inmunidad espiritual contra el mal que los asegura contra cualquier
futura transgresión. Los resultados de haberse apartado de los
principios del gobierno de Dios son plenamente conocidos. Todos están
convencidos de la justicia, la bondad y la sabiduría del carácter de
Dios. El pecado nunca alterará la perfecta armonía que existirá en el
nuevo mundo que Dios haya creado de nuevo.

21.

Sidón.

Ciudad fenicia (ver com. cap. 27: 8).

22.

Seré glorificado.

Dios desea que se sepa que él tiene el destino de todas las naciones bajo su dominio (Ed 169-174; ver com. Dan. 4: 17).

23.

Con espada.

Después de la victoria parcial de Nabucodonosor sobre Tiro, Sidón se
convirtió en el principal estado fenicio. Más tarde, Cambises puso a la
ciudad bajo la dominación persa (c. 526 a. C.). Una rebelión ocurrida
aproximadamente en el año 351 a. C. ocasionó la destrucción de la
ciudad. Más tarde, Sidón cayó ante Alejandro, y posteriormente fue
dominada por Roma.

24.

Espina desgarradora.

Es posible que esta figura se haya tomado de Núm. 33: 55, donde se la aplica a los cananeos en general.

25.

Me santificaré en ellos.

De acuerdo con el plan de Dios, aquellas naciones que habían
hostilizado a sus vecinos, sobre todo a los judíos, serían privadas de
su poder, y el pueblo de Dios, restablecido después del cautiverio,
disfrutaría de sus anteriores privilegios. Las naciones vecinas
reconocerían la supremacía de Jehová.

26.

Edificarán casas.

Compárese con Isa. 65: 9-10; Jer. 30: 18; 32: 41. Aquí se describe
el estado ideal que Dios proyectaba para el Israel restaurado. Si su
pueblo hubiera seguido los planes divinos, habría vivido seguro en las
casas que construyera y habría comido abundantemente de las viñas que
plantara, sin temer que alguna vez fueran destruidas. Pero ni siquiera
la severa disciplina del cautiverio pudo lograr la regeneración
espiritual necesaria para que Dios pudiera cumplir su promesa. 707

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

6 CS 548; DTG 712

6-8 CS 730

7 PR 377, 384

12 CM 25; DTG 706

12-15 CS 547; FE 175, 331; PP 13

14-15 CM 25

16 DTG 712

16-19 CS 730

17 CS 548; PP 13; 4T 422

17-19 FE 175, 332

18-19 CS 558

19 DTG 712


CAPÍTULO 29

1 Juicio contra faraón por su traición a Israel. 8 La desolación de
Egipto. 13 Su restauración después de cuarenta años. 17 Egipto,
recompensa para Nabucodonosor. 21 Israel será restaurado.


1 EN EL año décimo, en el mes décimo, a los doce días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.

3 Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra
ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos,
el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.

4 Yo, pues, pondré garfios en tus quijadas, y pegaré los peces de
tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los
peces de tus ríos saldrán pegados a tus escamas.

5 Y te dejaré en el desierto a ti y a todos los peces de tus ríos;
sobre la faz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado; a
las fieras de la tierra y a las aves del cielo te he dado por comida.

6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová, por cuanto fueron báculo de caña a la casa de Israel.

7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo
el hombro; y cuando se apoyaron en ti, te quebraste, y les rompiste sus
lomos enteramente.

8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo traigo contra ti espada, y cortaré de ti hombres y bestias.

9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta, y sabrán que yo soy Jehová; por cuanto dijo: El Nilo es mío, y yo lo hice.

10 Por tanto, he aquí yo estoy contra ti, y contra tus ríos; y
pondré la tierra de Egipto en desolación, en la soledad del desierto,
desde Migdol hasta Sevene, hasta el límite de Etiopía.

11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni será habitada, por cuarenta años.

12 Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras
asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán desoladas
por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las naciones, y lo
dispersaré por las tierras.

13 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Al fin de cuarenta años
recogeré a Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueren
esparcidos;

14 y volveré a traer los cautivos de Egipto, y los llevaré a la
tierra de Patros, a la tierra de su origen; y allí serán un reino
despreciable.

15 En comparación con los otros reinos será humilde; nunca más se
alzará sobre las naciones; porque yo los disminuiré, para que no vuelvan
a tener dominio sobre las naciones.

16 Y no será ya más para la casa de Israel apoyo de confianza, que
les haga recordar el pecado de mirar en pos de ellos; y sabrán que yo
soy Jehová el Señor.

17 Aconteció en el año veintisiete, en el mes primero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

18 Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército
prestar un arduo servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y
toda espalda desollada; y 708 ni para él ni para su ejército hubo paga
de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.

19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo doy a
Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará sus
riquezas, y recogerá sus despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para
su ejército.

20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de
Egipto; porque trabajaron para mí, dice Jehová el Señor.

21 En aquel tiempo haré retoñar el poder de la casa de Israel. Y
abriré tu boca en medio de ellos, y sabrán que yo soy Jehová.

1.

En el año décimo.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2). La fecha que se
señala aquí corresponde con enero del año 587 a. C. (p. 602). Tal vez
la profecía fue pronunciada poco después del tiempo cuando los
babilonios transitoriamente suspendieron el asedio de Jerusalén porque
los egipcios, al mando de Hofra (Jer. 37: 5, 11), se acercaban. Jeremías
había profetizado que ese intento fracasaría (cap. 37: 6-10). La
noticia de estos acontecimientos puede haber estimulado a los exiliados a
tener una nueva esperanza en la liberación de Jerusalén. La profecía
de Ezequiel en contra de Egipto puede haber tenido este marco histórico.

3.

Faraón.

Con referencia al significado de este título, ver. com. Gén. 12:
15. El faraón que reinaba por ese tiempo era Hofra, el Apries de los
griegos, 589-570 a. C. (t. II, 93).

Dragón.

Si bien el texto masorético dice tinnim, "chacales", muchos
manuscritos hebreos rezan tannin, "dragón". Es posible que se haga
alusión aquí al "cocodrilo" (BJ), animal muy conocido en Egipto.

Mío es el Nilo.

Según Herodoto (ii, 170), Apries se jactaba de que estaba tan bien
establecido que ni siquiera un Dios podría quitarle su poder. Los
monumentos de Egipto testifican elocuentemente del pomposo orgullo de
los faraones.

4.

Garfios en tus quijadas.

Herodoto (ii. 70) describe cómo los egipcios tomaban los cocodrilos
del Nilo con anzuelo y carnada. Dios quebrantaría el terco orgullo del
jactancioso monarca.

Los peces de tus ríos.

Es probable que los peces representaran los ejércitos egipcios, o
tal vez los aliados de Egipto. Faraón no habría de morir solo, sino que
acarrearía la ruina de otros.

5.

En el desierto.

Allí en el desierto serían devorados por las aves y bestias de rapiña. Egipto sería despojado.

6.

Báculo de caña.

La figura era clara para los del lugar. Las cañas crecían en
abundancia en las márgenes del Nilo (Exo. 2: 3). Desde hacía mucho
tiempo, Dios había advertido que su pueblo no debía depositar su
confianza en la ayuda egipcia (Isa. 30: 6-7; 31: 3; Jer. 2: 36; cf. 2
Rey. 18: 21; cf. Isa. 36: 6). La alianza de Sedequías con Egipto estaba
destinada a un fracaso total (Jer. 37: 5-7).

8.

Espada.

Israel sufrió por haber confiado en Egipto cuando Dios le había
mandado específicamente que no lo hiciera. Egipto también habría de
sufrir por causa de su perfidia y maldad.

10.

Migdol.

Parece que varios lugares de la zona oriental del delta del Nilo se
llamaban así. Si esta Migdol es la misma que menciona Jeremías, es
probable que sea la que hoy se conoce como Tell el-Jeir, ubicada al sur
de Pelusio (Jer. 44: 1; 46: 14).

Sevene.

Localidad en la frontera sur de Egipto, hoy conocida como Asuán,
cuyas ruinas están muy cerca de la ciudad moderna. Las dos localidades,
Migdol y Sevene, representan los extremos del país, tanto por el norte
como por el sur.

11.

Cuarenta años.

Podría entenderse que la desolación descrita en los vers. 9-12 es
relativa. El lenguaje es poético; es el de un profeta a quien no se le
puede negar el empleo de hipérboles. Hasta donde se sepa, la historia
no registra ninguna desolación de este tipo ni ningún período de 40 años
de desolación.

13.

Recogeré a Egipto.

A diferencia de Tiro y otros estados cananeos, y más tarde
Babilonia, Egipto habría de revivir. Es difícil determinar a qué
acontecimiento histórico se hace referencia aquí.

14.

Patros.

Transliteración de la forma hebrea de la palabra egipcia pa'-ta'-reÑy del acadio paturisi, la región del alto Egipto.

15.

Será humilde.

Esta profecía ha tenido un cumplimiento histórico. Egipto fue
dominado por poderes extranjeros poco más de medio siglo después de esta
profecía, y a pesar de haber sobrevivido a todos sus dominadores
extranjeros, nunca ha vuelto a su anterior grandeza y prestigio. 709

16.

Apoyo de confianza.

El pueblo de Dios en repetidas ocasiones había pecado al ir a Egipto
en busca de ayuda (2 Rey. 17: 4; 23: 35; Isa. 30: 2-3; cf. cap. 36:
4-6). Esta tentación sería eliminada por completo.

17.

En el año veintisiete.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2); la fecha corresponde
con abril del año 571 ó 570 (p. 602). Esta es la última fecha que
aparece en Ezequiel. Es evidente que el mensaje de los vers. 17-21 fue
ubicado aquí para que todas las profecías relacionadas con Egipto
pudieran aparecer juntas.

18.

Paga de Tiro.

El sitio de Tiro, que había durado 13 años, acabó en 573 a. C.
Nabucodonosor no pudo tomar la ciudad isleña (ver com. cap. 26: 7).
Aquí se presenta el asedio de Tiro como si hubiera sido un servicio
prestado a Dios, por el cual Nabucodonosor no había recibido la debida
recompensa.

19.

A Nabucodonosor.

Las tablillas cuneiformes de Nabucodonosor relatan una campaña
militar contra Egipto en el año 37 del rey (J. B. Pritchard, editor,
Ancient Near Eastern Texts [Textos del antiguo Cercano Oriente], p.
308). La tablilla está fragmentada de modo que no está completo el
relato de la campaña. Se cree que Ezequiel se refiere aquí a esta
conquista. En el com. de Jer. 46: 13 aparece un estudio más completo de
los aspectos históricos del problema; ver también t. III, p. 96.

21.

Poder.

El hebreo dice "cuerno" (BJ y RVA), que era símbolo de poder (Deut.
33: 17; Sal. 92: 10). Cuando Israel aprendiera a confiar solamente en
Dios y no en poderes terrenales, tales como Egipto, ese cuerno que había
sido cortado, comenzaría a brotar otra vez.

Abriré tu boca.

Es probable que no se refiera al silencio obligado del cap. 24: 27, sino a la obra del profeta como maestro del pueblo.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

3, 6 PR 334


CAPÍTULO 30

1 La desolación de Egipto y sus ayudadores. 20 El brazo de Babilonia será fortalecido para quebrar el de Egipto.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!

3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones será.

4 Y vendrá espada a Egipto, y habrá miedo en Etiopía, cuando caigan
heridos en Egipto; y tomarán sus riquezas, y serán destruidos sus
fundamentos.

5 Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y los hijos de las tierras aliadas, caerán con ellos a filo de espada.

6 Así ha dicho Jehová: También caerán los que sostienen a Egipto, y
la altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevene caerán en él a
filo de espada, dice Jehová el Señor.

7 Y serán asolados entre las tierras asoladas, y sus ciudades serán entre las ciudades desiertas.

8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando ponga fuego a Egipto, y sean quebrantados todos sus ayudadores.

9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para
espantar a Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de
Egipto; porque he aquí viene.

10 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré las riquezas de Egipto por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia.

11 El, y con él su pueblo, los más fuertes de las naciones, serán
traídos para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas sobre
Egipto, y llenarán de muertos la tierra.

12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de malos, y por
mano de extranjeros destruiré la tierra y cuanto en ella hay. Yo
Jehová he hablado.

13 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré 710 también las imágenes,
y destruiré los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra
de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor.

14 Asolaré a Patros, y pondré fuego a Zoán, y haré juicios en Tebas.

15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré a la multitud de Tebas.

16 Y pondré fuego a Egipto; Sin tendrá gran dolor, y Tebas será destrozada, y Menfis tendrá continuas angustias.

17 Los jóvenes de Avén y de Pibeset caerán a filo de espada, y las mujeres irán en cautiverio.

18 Y en Tafnes se oscurecerá el día, cuando quebrante yo allí el
poder de Egipto, y cesará en ella la soberbia de su poderío; tiniebla la
cubrirá, y los moradores de sus aldeas irán en cautiverio.

19 Haré, pues, juicios en Egipto, y sabrán que yo soy Jehová.

20 Aconteció en el año undécimo, en el mes primero, a los siete días del mes, que vino a mí palabra de Jehová diciendo:

21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón rey de Egipto; y
he aquí que no ha sido vendado poniéndole medicinas, ni poniéndole faja
para ligarlo, a fin de fortalecerlo para que pueda sostener la espada.

22 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Heme aquí contra Faraón
rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré
que la espada se le caiga de la mano.

23 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras.

24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada
en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél
gemirá con gemidos de herido de muerte.

25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos
de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada
en la mano del rey de Babilonia, y él la extienda contra la tierra de
Egipto.

26 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras; y sabrán que yo soy Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

El capítulo 30 contiene dos profecías separadas dirigidas en contra
de Egipto: (1) los vers. 1-9, sin fecha, pero que quizá pertenecen a la
profecía anterior (cap. 29: 17-21); (2) los vers. 20-26, con fecha bien
definida, son una profecía dada unos tres meses después de la del cap.
29: 1-16, si Ezequiel computaba los años de primavera a primavera, o un
año y tres meses más tarde, si hacía comenzar el año en el otoño.

3.

El día de Jehová.

Ver com. Isa. 2: 12.

Día de castigo de las naciones.

Heb., "tiempo de las gentes o naciones". Dios mantiene el registro
de sus cuentas con las naciones. El es quien determina cuándo se ha
colmado la copa de su iniquidad (2JT 13; 5T 524; 3JT 143; 3JT 283; ver
com. 4: 17).

5.

Etiopía.

Heb. Kush. Los cusitas vivían en Nubia, que incluía parte del Sudán actual (ver com. Gén. 10: 6).

Fut.

Heb. Put (ver com. cap. 27: 10).

Lud.

Ver com. Gén. 10: 13; Jer. 46: 9; cf. Eze. 27: 10.

Arabia.

Esta traducción viene de las versiones siríacas y de las de Aquila y
Símico. El hebreo dice "multitud mixta". Ver en Jer. 25: 20 donde se
traduce "mezcla de naciones". Es posible que esta frase se aplique a
los mercenarios extranjeros que formaban parte del ejército egipcio o a
los extranjeros en general.

Libia.

Heb. kub, pueblo no identificado. Las versiones siríacas rezan lub,
de donde proviene la traducción de la RVR. En la LXX, la primera parte
de este versículo dice: "persas y cretenses, y lidios y libios".

Los hijos de las tierras aliadas.

Literalmente, "los hijos de la tierra del pacto". La LXX dice:
"hijos de mi alianza". Si esta traducción fuera correcta, es posible
que sea una referencia a los judíos que habían buscado refugio en Egipto
después del asesinato de Gedalías (Jer. 42-44). Jeremías había afirmado
que la espada y el hambre de las cuales estaban procurando escapar, los
alcanzarían allí (Jer. 42: 16-18).

6.

Los que sostienen a Egipto.

Es probable que éstos sean los aliados que apoyaban a Egipto.
Algunos piensan que se hace referencia aquí a los "fundamentos" del
vers. 4.

Desde Migdol.

Ver com. cap. 29: 10.

7.

Asolados.

Cf. cap. 29: 12.

8.

Sabrán que yo soy Jehová.

Esta frase es como un estribillo que se repite a través de todo el
libro de Ezequiel. Es la afirmación del gran propósito de Dios:
presentar ante toda la humanidad el conocimiento salvador que 711 él
ofrece. El emplea diversos medios para declarar a la raza humana sus
consejos. Habla por medio de la voz de la conciencia, por medio de los
profetas inspirados, y por medio de sus providencias y castigos. Su
propósito final es hacer que el conocimiento de su nombre cubra la
tierra así como las aguas cubren el mar (Hab. 2: 14). Puede considerarse
que este mensaje inspirado dirigido en contra de Egipto es el intento
de Dios por revelar la solicitud divina para con las inmensas multitudes
de egipcios. Ver com. cap. 6: 7.

9.

Mensajeros.

Puede referirse a los egipcios que llegarían huyendo a Etiopía, para
alarmar a sus habitantes con la noticia de la caída de Egipto, o a una
embajada especial enviada para advertir a los etíopes del peligro.

10.

Mano de Nabucodonosor.

Ver com. cap. 29: 19.

12.

Los ríos.

Heb. ye'orim, del egipcio irw, nombre del Nilo. La palabra ye'orim
es plural, y describe al Nilo con sus ramificaciones y su sistema de
canales.

13.

No habrá más príncipe.

La frase hebrea así traducida (naÑi'lo' yiheyeh-'od) no
necesariamente indica que perpetuamente dejaría de existir el príncipe
(ver com. cap. 26: 14). La expresión podría significar que durante un
largo tiempo no habría príncipe en la tierra de Egipto, o que no habría
más príncipes egipcios que tuvieran el poder de los reyes anteriores.

14.

Patros.

Ver com. cap. 29: 14.

Zoán.

También llamada Tanis o Avaris, en el brazo tanítico del Nilo (ver
com. Isa. 30: 4). Se han desenterrado allí muchos monumentos y templos y
se encontraron las tumbas reales de la 22.ª dinastía.

Tebas.

Ciudad ubicada en la ribera este del Nilo a unos 500 km. al sur del Cairo (ver com. Jer. 46: 25).

15.

Sin.

Heb. sin. No se conoce ninguna ciudad egipcia que lleve este nombre,
pero quizá corresponda con Pelusio, o se encontraba cerca de ese lugar.
Pelusio era una ciudad fronteriza, bien fortificada, y considerada, con
razón, como una ciudad clave para tomar a Egipto. De ahí que en este
pasaje se hable de "Sin, fortaleza de Egipto". Muchas batallas
importantes se riñeron en esta zona. Pelusio también estaba cerca del
mar, y aunque no se ha identificado exactamente su ubicación, se cree
que fuera Tell Farama, a unos 22 km. al este del canal de Suez.

17.

Avén.

Corresponde con el On de Gén. 41: 45, 50, de donde era la esposa de
José, y con Bet-semes (casa del sol) de Jer. 43: 13. Es la Heliópolis
(ciudad del sol) de los griegos, así llamada porque desde tiempos
antiquísimos había sido el centro del culto egipcio al sol.

Pibeset.

Aldea situada en el delta a unos 83 km. al noreste de Menfis, lugar
denominado ahora Tell Basta. Era el centro de la adoración de la diosa
Bastet, cuya cabeza tenía la forma de la cabeza de un gato, y que era
adorada con repugnantes orgías (Herodoto ii. 66). Entre las ruinas de
esta antigua localidad se ha encontrado un cementerio para gatos. Por lo
general se conoce mejor el nombre griego de esta ciudad: Bubastis.

18.

Tafnes.

Ciudad situada a unos 37 km. al suroeste de Pelusio (ver com. Jer.
2: 16; Eze. 30: 15). Hacia allí huyeron los judíos después de que
Gedalías fuera asesinado. Como señal de que sería destruido el remanente
de Egipto, se le ordenó a Jeremías que escondiera piedras en la entrada
de la casa de Faraón en Tafnes, para señalar el lugar donde
Nabucodonosor habría de levantar su tienda de campaña (Jer. 43: 9-11).
Las excavaciones realizadas en este lugar por W. M. Flinders Petrie en
1886, dejaron al descubierto una plataforma de ladrillos que ha sido
identificada como el lugar donde Jeremías escondió las piedras. Los
autores clásicos griegos llamaban a la ciudad, Dafne. Hoy se denomina
Tell Defenneh.

Se oscurecerá.

La oscuridad es un símbolo profético común para representar la
calamidad que se avecina (Isa. 13: 10; Joel 2: 10, 31; 3: 15; Amós 8:
9).

20.

El año undécimo.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1:2). La fecha corresponde
con abril de 587 ó 586 a. C. (p. 383). Cf. cap. 29: 1; p. 602.

21.

Faraón rey de Egipto.

Hofra o Apries (589-570 a. C.), personaje de grandes empresas y genio militar (t. II, p. 93).

23.

Esparciré a los egipcios.

Con referencia al cumplimiento histórico de los vers. 23-24, ver com. cap. 29: 19.

26.

Sabrán que yo soy Jehová.

Ver com. vers. 8.

COMENTARIO DE ELENA G. DE WHITE

25 PR 334 712


CAPÍTULO 31

1 Referencia al faraón; 3 en cuanto a la gloria de Asiria, 10 y la
caída debido a su orgullo. 18 Destrucción paralela de Egipto.

1 ACONTECIÓ en el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?

3 He aquí era el asirio cedro en el
Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su
copa estaba entre densas ramas.

4 Las aguas lo hicieron crecer, lo
encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los
árboles del campo enviaba sus corrientes.

5 Por tanto, se encumbró su altura
sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a
causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado.

6 En sus ramas hacían nido todas las
aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del
campo, y a su sombra habitaban muchas naciones.

7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas.

8 Los cedros no lo cubrieron en el
huerto de Dios; las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los
castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de
Dios fue semejante a él en su hermosura.

9 Lo hice hermoso con la multitud de
sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de
Dios, tuvieron de él envidia.

10 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya que por ser encumbrado en
altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se
elevó con su altura,

11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado.

12 Y lo destruirán extranjeros, los poderosos de las naciones, y lo
derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y
por todos los arroyos de la tierra será quebrado su ramaje; y se irán de
su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán.

13 Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias del campo,

14 para que no se exalten en su altura todos los árboles que crecen
junto a las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni confíen en
su altura todos los que beben aguas; porque todos están destinados a
muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con
los que descienden a la fosa.

15 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que descendió al Seol, hice
hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las
muchas aguas fueron detenidas; al Líbano cubrí de tinieblas por él, y
todos los árboles del campo se desmayaron.

16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las
hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y
todos los árboles escogidos del Edén, y los mejores del Líbano, todos
los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.

17 También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a
espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio
de las naciones.

18 ¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los
árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo
profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a
espada. Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.


1.

El año undécimo.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1:2); esta fecha
corresponde con junio de 587 o 586 a. C. (ver p. 602). Esta profecía fue
dada unos dos meses después de la anterior (cap. 30: 20). En forma de
alegoría profético y con un impresionante paralelismo poético, el
profeta describe la 713 caída de la gran nación de Egipto.

2.

Faraón.

Hofra o Apries, conocido por su arrogancia y orgullo (ver com. cap. 29: 3).

3.

El asirio.

Heb. 'ashshur, que se traduce correctamente como "Asiria". Sin
embargo, al cambiar la r por una k, letras sumamente parecidas en el
hebreo, y modificando una vocal, que no se escribía cuando fue redactado
el libro de Ezequiel, se obtiene la palabra 'ashweka, "yo te
compararé". De ahí la traducción de la BJ: "¿A quién compararte en tu
grandeza? Mira: a un cedro del Líbano". Sin embargo, no hay seguridad
de que se justifique este cambio. También puede entenderse la alegoría
en el sentido de que la historia y la caída de Asiria representaban la
historia y la caída de Egipto. Si se modifica el texto, la aplicación
es directa.

Cedro.

Véanse figuras similares en Isa. 10: 34; 37: 24; Eze. 17: 3; Dan. 4: 20-22; Zac. 11: 1-2.

4.

Las aguas lo hicieron crecer.

La LXX dice: "Las aguas lo nutrieron". Se hace referencia aquí al
Nilo o al Tigris, según la interpretación que se adopte (ver com. vers.
3).

6.

Las aves del cielo.

Compárese con Eze. 17: 23; Dan. 4: 21.

8.

El huerto de Dios.

La LXX dice: "paraíso de Dios". Pareciera tomarse esta figura del
huerto del Edén (cf. Gén. 2:8; Eze. 31:9). Mediante el uso de una
hipérbole poética, el profeta describe la pretendida grandeza de Egipto.
Es posible que el "huerto de Dios" represente aquí a Israel, el pueblo
de Dios.

10.

Su corazón se elevó.

Ver com. cap. 29: 3.

11.

Poderoso de las naciones.

Es decir, Nabucodonosor (ver com. cap. 29: 19).

12.

Lo dejarán.

Cf. cap. 29: 5.

13.

Sobre su ruina.

Cf. cap. 29: 5.

14.

Para que no se exalten.

Esta es la lección que debe aprenderse de la parábola. Que los otros
árboles no confíen en su propia fuerza ni se infatúen con la
prosperidad.

15.

Seol.

Heb. she'ol, y en la LXX, hád's, morada simbólica de los muertos,
representada bajo la forma de una caverna subterránea (ver com. Prov.
15: 11).

16.

Seol.

Ver com. vers. 15.

17.

Los muertos a espada.

Aquí la realidad irrumpe en lo simbólico.

Su brazo.

Los que lo ayudaron en sus conquistas.

18.

Este es Faraón.

Aquí el lenguaje es alegórico.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

39 PR 268

8 PP 479

10-16 PR 270

18 PR 270

CAPÍTULO 32

1 Lamentación por la tenebrosa caída de Egipto. 11 La espada de
Babilonia lo destruirá. 17 Será lanzado al sepulcro junto con todas las
naciones incircuncisas.

1 ACONTECIÓ en el año duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y
dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en
los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y
hollabas sus riberas.

3 Así ha dicho Jehová el Señor: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red.

4 Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del campo, y haré
posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de
toda la tierra.

5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los valles de tus cadáveres.

6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti. 714

7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré
entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no
hará resplandecer su luz.

8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor.

9 Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando lleve al
cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las tierras que no
conociste.

10 Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán
horror grande a causa de ti, cuando haga resplandecer mi espada delante
de sus rostros; y todos se sobresaltarán en sus ánimos a cada momento en
el día de tu caída.

11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.

12 Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los
poderosos de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda
su multitud será deshecha.

13 Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas; ni más las
enturbiará pie de hombre, ni pezuña de bestia las enturbiará.

14 Entonces haré asentarse sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite, dice Jehová el Señor.

15 Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de
todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran,
sabrán que yo soy Jehová.

16 Esta es la endecha, y la cantarán; las hijas de las naciones la
cantarán; endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice Jehová
el Señor.

17 Aconteció en el año duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

18 Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a
él, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la
tierra, con los que descienden a la sepultura.

19 Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.

20 Entre los muertos a espada caerá; a la espada es entregado; traedlo a él y a todos sus pueblos.

21 De en medio del Seol hablarán a él los fuertes de los fuertes,
con los que le ayudaron, que descendieron y yacen con los incircuncisos
muertos a espada.

22 Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada.

23 Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente
está por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a
espada, los cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

24 Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro;
todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales descendieron
incircuncisos a lo más profundo de la tierra, porque sembraron su terror
en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que
descienden al sepulcro.

25 En medio de los muertos le pusieron lecho con toda su multitud; a
sus alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos
a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes,
mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro; él fue
puesto en medio de los muertos.

26 Allí Mesec y Tubal, y toda su multitud; sus sepulcros en sus
alrededores; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque habían
sembrado su terror en la tierra de los vivientes.

27 Y no yacerán con los fuertes de los incircuncisos que cayeron,
los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus espadas
puestas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos,
por cuanto fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes.

28 Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a espada.

29 Allí Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales con su
poderío fueron puestos con los muertos a espada; ellos yacerán con los
incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.

30 Allí los príncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios,
que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su
poderío, yacen también incircuncisos con los muertos a espada, y
comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.

31 A éstos verá Faraón, y se consolará sobre toda su multitud;
Faraón muerto a espada, y todo su ejército, dice Jehová el Señor.

32 Porque puse mi terror en la tierra de 715 los vivientes, también
Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los
muertos a espada, dice Jehová el Señor.

1.

Año duodécimo.

Del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1:2), es decir, el año 585
a. C. La fecha corresponde con la primavera (marzo-abril) de 585, ya sea
que se compute el año comenzando en primavera o en otoño (p. 602).
Para esta fecha, Jerusalén ya había caído, pues los ejércitos
babilónicos la habían tomado en julio del año 586 a. C.

Este es el último capítulo de la serie de profecías dirigidas contra
Egipto. En los vers. 1-16 se acusa a Egipto representado por un dragón.
Los vers. 17-32 son una endecha para Egipto que desciende al Seol.

2.

Eres semejante.

O "te has comparado", lo que indica que el faraón ha creído ser un
gran caudillo de naciones. También puede traducirse este verbo como lo
hace la BJ: "Leoncillo de las naciones, estás perdido".

Dragón.

Aunque el texto masorético dice tannim, "chacales", varios
manuscritos dicen tannin, "dragón" o "cocodrilo" (ver com. cap. 29: 3).

3.

Extenderé. . . mi red.

Cf. cap. 29: 4.

4.

Todas las aves.

Cf. cap. 29:5.

6.

Regaré de tu sangre.

Figura gráfica de una gran matanza.

7.

Cubriré los cielos.

Símbolo de destrucción y luto.

10.

Dejaré atónitos.

El relato de la trágica suerte de Egipto paralizará de temor a los
habitantes de otros países. Temerán que la espada que destruyó a Egipto
sea empleada contra ellos.

12.

Los poderosos de las naciones.

Cf. cap. 30:11. Una descripción apropiada del azote babilónico que barrió nación tras nación.

13.

Todas sus bestias.

Es decir, el ganado de las tierras del Nilo. Es posible que sea ésta
una figura poética con la cual el profeta representa la inquieta
actividad de la vida egipcia.

14.

Haré asentarse sus aguas.

A fin de permitir que el sedimento se asiente y el agua quede clara.
LXX traduce: "Sus aguas estarán tranquilas". El ganado ya no turbaría
el agua con sus patas (vers. 13). En otras palabras, el bullicio de la
vida y de la actividad de Egipto habría de cesar.

Como aceite.

Es decir, suavemente, sin ser turbados por hombres ni animales.

16.

Las hijas de las naciones.

En el antiguo Cercano Oriente se pagaba a mujeres para que
realizaran los actos propios del duelo (2 Sam. 1:24; 2 Crón. 35:25; Jer.
9:17). Hay datos adicionales sobre esta costumbre típicamente oriental
en com. Jer. 9:17; Mar. 5:38.

17.

Quince días.

En el texto hebreo no aparece el mes, pero si esta sección
corresponde a la continuación de los vers. 1-16, difícilmente podría
referirse a otro mes, fuera del duodécimo, mencionado ya en el vers. 1.
De ser así, este mensaje se dio tan sólo dos semanas después del
anterior. La LXX dice: "En el año duodécimo, en el mes primero, a los
quince días del mes". Esta fecha colocaría al mensaje en una fecha
anterior a la de los vers. 1-16. Si fue pronunciado antes, quizá fue
colocado aquí por causa del parecido de su texto con el resto del
capítulo.

18.

Lo profundo de la tierra.

Se concebía que el Seol (ver com. vers. 21) estaba en lo profundo de
la tierra (ver com. cap. 31: 15). En com. Prov. 15: 11 se trata del
Seol como la morada simbólica de los muertos.

19.

Incircuncisos.

La circuncisión era practicada en Egipto aun antes de que los
hebreos estuvieran allí. Estar con incircuncisos era considerado como
una terrible indignidad.

21.

Seol.

Ver com. cap. 31: 15.

Hablarán.

Se representa a las diversas naciones como si yacieran juntas en el
Seol, y allí conversaran. Esta figura se emplea también en relación con
el "rey de Babilonia" (Isa. 14:4, 15-19). Ver comentario allí.

22.

Asiria.

Ver com. Gén. 10: 11. La caída de Nínive -ciudad capital de ese gran
imperio de la antigüedad- ocurrida en el año 612 a. C., estaba aún
fresca en el recuerdo de la gente.

24.

Elam.

Esta nación, que ocupaba las mesetas al este de Babilonia, había
perdido su independencia ante los asirios y más tarde había sido
dominada por los babilonios (ver com. Jer. 49: 34).

26.

Mesec.

Los mosquianos de los autores griegos clásicos, o mushku de las inscripciones asirias (ver com. Gén. 10: 2).

Tubal.

Los tibarenios de Herodoto, y los tabaleanos de las inscripciones asirias (ver com. Gén. 10: 2).

27.

Y no yacerán.

Tanto la LXX como las 716 versiones siríacas omiten la negación, lo
cual daría al pasaje un sentido más claro. La LXX dice: "Y durmieron con
los gigantes caídos de antaño".

28.

Serás quebrantado.

Compárese con el vers. 19. Ezequiel se dirige nuevamente al faraón
para recordarle que debe prepararse para sufrir el mismo fin que había
sobrevenido a las otras naciones.

29.

Edom.

Ver com. cap. 25: 12.

30.

Príncipes del norte.

Quizá se aluda aquí a ciertos jefes sirios.

Sidonios.

Con frecuencia se emplea este nombre para designar a los fenicios en
general. Con referencia a los orígenes raciales de los fenicios en
general y de los sidonios en particular, ver com. Gén. 10: 15, 18;
también t.II, PP. 69-70.

31.

Se consolará.

La vana consolación del faraón sería ver a otras naciones grandes y
ricas postradas en el polvo así como lo estaba él. En cuanto a una
humillación anterior del orgullo egipcio, ver com. Exo. 14: 23-31; 15:
1-27.

CAPÍTULO 33

1 El deber del atalaya es prevenir al pueblo del peligro, 7 y
Ezequiel es amonestado a cumplir con su deber. 10 Dios le muestra la
justicia de su proceder con los que se arrepienten y con los que no se
arrepienten. 17 El mantiene su justicia. 21 Ezequiel profetiza la
desolación del país una vez que escucha la noticia de la caída de
Jerusalén. 30 juicio de Dios contra los que se burlan de los profetas.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando
trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un
hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya,

3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,

4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiera,
y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.

5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiera librará su vida.

6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y
el pueblo no se apercibiera, y viniendo la espada, hiriere de él a
alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre
de mano del atalaya.

7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de
Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no
hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por
su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y
él no se apartare de su camino, el morirá por su pecado, pero tu
libraste tu vida.

10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis
hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están
sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues,
viviremos?

11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del
impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos,
volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia
del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío
no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no
podrá vivir por su justicia el día que pecare.

13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su
justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas,
sino que morirá por su iniquidad que hizo.

14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se
convirtiera de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,

15 si el impío restituyera la prenda, devolviere lo que hubiere
robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad,
717 vivirá ciertamente y no morirá.

16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.

18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.

19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.

20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes
décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de
Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.

22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar
el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana;
y abrió mi boca, y ya no más estuve callado.

23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la
tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra;
pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en
posesión.

25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con
sangre, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros Ojos, y derramaréis
sangre, y poseeréis vosotros la tierra?

26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y
contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer
la tierra?

27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que
están en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre
la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que
están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.

28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la
soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que
no haya quien pase.

29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.

30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto
a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro,
cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene
de Jehová.

31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como
pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes
hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su
avaricia.

32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de
voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por
obra.

33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.

1.

Palabra de Jehová.

La profecía de los vers. 1-20 no lleva fecha, pero por las
circunstancias que se narran en los vers. 21-22, parecería razonable
suponer que fue dada en la tarde, antes de que llegara el mensajero
portador de la noticia de la caída de Jerusalén.

2.

Los hijos de tu pueblo.

Aquí comienza una nueva fase del ministerio de Ezequiel y se renueva la comisión profético.

Lo pusiere por atalaya.

Cf. cap. 3: 17. Con referencia a la función del atalaya, ver 2 Sam.
18: 24-25; 2 Rey. 9: 17; Hab. 2: 1. Con referencia a Eze. 33: 2-9, com.
cap. 3: 17-19.

3.

Tocare trompeta.

Ver Ose. 5: 8; Amós 3: 6.

10.

¿Cómo, pues, viviremos?

El ánimo de los oyentes de Ezequiel había cambiado. Anteriormente,
habían respondido al profeta con incredulidad y desprecio (cap. 12: 22).
El pueblo había procurado justificar su pecado afirmando que estaban
sufriendo el castigo, no de sus propios pecados, sino de los pecados de
sus padres (cap. 18: 2). Una vez que la destrucción de Jerusalén fue
confirmada, no pudieron ya contradecir las palabras del profeta. Sumidos
en la desesperación preguntan angustiados si hay para ellos alguna
esperanza en vista de que éste es el castigo por sus pecados.

11.

No quiero.

Ezequiel alegra a sus compatriotas con la seguridad de que Dios no
quiere que mueran. Desea que todos se arrepientan y vivan (2 Ped. 3:
9). Su propósito es que el castigo del cautiverio tenga efectos
saludables 718 y lleve al arrepentimiento. Advierte que ninguna justicia
anterior cubrirá la transgresión presente (vers. 12). Pero al mismo
tiempo, ninguna maldad podrá excluir al pecador de alcanzar misericordia
si se arrepiente.

12.

La justicia del justo.

En los vers. 12-20 se resume brevemente la enseñanza del cap. 18
sobre el tema de la responsabilidad individual. Ver allí el comentario.

21.

Año duodécimo.

Es decir, del cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2). No es
posible saber a ciencia cierta qué calendario empleaba Ezequiel para
computar los años. Muchos eruditos creen que empleó el año de primavera a
primavera, como se usaba en Babilonia, aunque también es posible que
hubiera recurrido al calendario judío, cuyo año se computaba de otoño a
otoño. Además, no se sabe si los años del cautiverio de Joaquín deben
contarse mediante el cómputo inclusivo (t. II, PP. 139-140) o sin él.

Si los años del cautiverio se calculan sin el cómputo inclusivo, ya
sea con el año que comenzaba en primavera, o en el otoño, puede fijarse
el 5.º día del 10.º mes en el mes de enero de 585 a. C., unos seis meses
después de la caída de Jerusalén en julio de 586 a. C. Por otra parte,
si se emplea el cómputo inclusivo, debe concluirse que las malas
noticias llegaron en enero del año 586, lo cual sería problemático, pues
la ciudad de Jerusalén sólo cayó en julio de 586. Con referencia a la
fecha de la caída de Jerusalén, ver el t. II, p. 165, y el t. III, PP.
93-94.

22.

Abrió mi boca.

Ver com. cap. 24: 27.

23.

Vino a mí palabra.

En los vers. 23-29 se presenta una nueva profecía, pronunciada quizá
inmediatamente después de la llegada del fugitivo, o quizá después de
un tiempo. No se da ninguna fecha para las profecías que comienzan aquí y
se extienden hasta el final del cap. 39. Los caps. 40-48 corresponden
con unos 12 años después de la caída de Jerusalén. Es probable que esta
serie de profecías fue presentada fragmentariamente durante este
período de 12 años (ver p. 602).

24.

Habitan aquellos lugares asolados.

Según se relata en 2 Rey. 25: 12, 22; Jer. 52: 16, los pobres fueron
dejados en la tierra para que cuidaran de las viñas y de las tierras. A
ellos se unieron judíos fugitivos provenientes de países vecinos. Este
discurso tiene el propósito de refutar lo que decía esa gente.

Abrahán era uno.

Estas palabras expresan la arrogancia de aquellos a quienes los
babilonios habían dejado en la tierra de Palestina. En realidad, decían
que si a Abrahán, siendo uno, se le había dado posesión de la tierra,
ellos, siendo muchos, ciertamente podrían poseer la tierra y tomar por
heredad las propiedades de los exiliados. La respuesta del profeta
indicaba que ser descendientes de Abrahán no les reportaría ningún
beneficio. Dios tenía en cuenta las cualidades del carácter de cada uno,
y el hecho de que fueran muchos no tenía importancia.

Muchas personas hoy confían en su relación con alguna organización
eclesiástica, en vez de buscar una correcta relación con Dios, que es lo
único que les permitirá estar en pie en el día final. Depositan su
confianza en estadísticas abultadas y en la popularidad. Al final de
cuentas, la verdadera religión es algo personal, y cada uno debe
ocuparse de su salvación con temor y temblor (Fil. 2: 12). La relación
con la iglesia organizada es el resultado natural y esperado de una vida
cristiana personal genuina. Pero esa relación en sí misma no constituye
en absoluto el fundamento de la esperanza.

25.

¿Comeréis con sangre?

Ver Gén. 9:4; cf. Lev. 3: 17; 7: 26; 17: 10-14; Deut. 12: 16. La
gente que había quedado en el país no se sentía inclinada a abandonar
los pecados de sus padres. Los caps. 42 y 43 de Jeremías constituyen un
triste comentario de la descarada rebelión contra las expresas órdenes
de Dios.

26.

Estuvisteis sobre vuestras espadas.

Se habían apoyado en sus actos de violencia. Los asesinatos eran comunes (cf. Jer. 49).

27.

En aquellos lugares asolados.

Se enumeran aquí tres azotes: la espada (de los babilonios o de los
forajidos dedicados al pillaje), las fieras, y la pestilencia. Comparar
esta lista con enumeraciones similares en Eze. 5: 12; 14: 12- 21; cf.
Lev. 26: 22, 25.

29.

Yo soy Jehová.

Ver com. caps. 6: 7; 30: 8.

30.

Los hijos.

Los vers. 30-33 se aplican a los que estaban en el exilio. Su número
había aumentado con la llegada de nuevos cautivos. Se le advierte al
profeta que no debe dejarse engañar por la deferencia que parecen
mostrarle los judíos.

De ti.

La gente no se oponía a Ezequiel, Disfrutaba de sus discursos. Es
probable que el profeta no hubiera tenido antes una congregación tan
numerosa ni tan promisoria. 719 Se le advierte que esa gente era
meramente oidores y no hacedores de la palabra (ver Mat. 7: 21- 27;
Sant. 1: 22-25).

32.

Cantor de amores.

O "canción de amor" (BJ). Los judíos se habían congregado como para escuchar el concierto de un artista.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-33 TM 422

1-9 5T 15

6-7 3JT 297; 3T 452; 7T 254; TM 476

6-9 2JT 297, 322

7-8 3JT 142; 8T 195

7-9 CS 513; HAp 290; 1JT 535; 3JT 289; OE 15; TM 297

8 TM 412

8-9 CS 378; 1JT 325

9 2T 54

11 CMC 236; CS 591, 685, 700; DMJ 122; DTG 535; 1JT 251; PP 680; PR 76, 93, 241; PVGM 110; 2T 225

13-16 5T 629

13-20 TM 297

15 CC 38, 58; 5T 631

15-16 CMC 92, 103, 105; DTG 509

17 5T 631

30-32 Ed 253

31 PVGM 390

31-32 DMJ 118


CAPÍTULO 34

1 Reproche a los pastores. 7 Juicios de Dios contra éstos. 11 Cuidado de Dios por su rebaño. 20 El reino de Cristo.


1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel;
profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los
pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los
pastores a los rebaños?

3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordado degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.

4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no
vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni
buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con
dureza y con violencia.

5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.

6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo
collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis
ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.

7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:

8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue
para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras
del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los
pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;

9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.

10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los
pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de
apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos,
pues yo libraré mi ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.

11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus
ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos
los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la
oscuridad.

13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las
traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel,
por las riberas, y en todos los lugares habitados del país. 720

14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel
estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos
serán apacentadas sobre los montes de Israel.

15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.

16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada,
vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a
la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos
cabríos.

18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también
holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que
bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que
quedan?

19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca;

21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y
acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las
echasteis y las dispersasteis.

22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.

23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.

24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las
fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los
bosques.

26 Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y
haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.

27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y
estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová,
cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se
sirven de ellos.

28 No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la
tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien
las espante.

29 Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más
consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las
naciones.

30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

1.

Palabra de Jehová.

En esta nueva profecía se censura a los pastores infieles. Dios
anuncia que va a quitarles su rebaño para poner en lugar de ellos a
David como pastor (vers. 23). La tierra será restituida a su producción
plena. El mensaje de este capítulo es similar al de Jer. 23: 1-8.

2.

Pastores.

Heb. ro'im, de la raíz ra'ah, "pastorear", "alimentar". Se emplea
metafóricamente para referirse a los dirigentes responsables o a los
gobernantes (ver 1 Rey. 22: 17; Jer. 2: 8).

Se apacientan a sí mismos.

El pastor debería hacer lo que indica su nombre. Es probable que
esta acusación esté dirigida específicamente a los últimos reyes de
Judá.

3.

Grosura.

Heb. jéleb. Si se modifican ligeramente los puntos vocálicos, se lee
jalab, "leche". Así aparece en la LXX y en la Vulgata. No importa cuál
de esas formas se acepte, la idea es la misma. Los dirigentes se
alimentaban bien, a expensas del pueblo. Cobraban elevadísimos
impuestos.

4.

La perdida.

Ver Jer. 50: 6; cf. Mat. 18: 11-14; Luc. 15; comparar con la parábola de la oveja perdida (ver com. Luc. 15: 3-7).

Con dureza y con violencia.

Compárese con Exo. 1: 13-14; Lev. 25: 43.

5.

Por falta de pastor.

Se culpa a los dirigentes por el desastre que ha sobrevenido a
Israel. Su impío ejemplo había hecho que el pueblo se apartara de los
caminos de justicia. Es claro que esto no significa que el pueblo
estuviera libre de pecado. A nadie se le puede obligar a pecar. Debe dar
su consentimiento para ello. Por su propia elección uno 721 sigue el
impío ejemplo de otros.

6.

Mis ovejas.

El posesivo indica que Dios afirmaba que eran suyas las ovejas, o sea el pueblo de Israel.

8.

Mis pastores.

Ellos eran los que habían sido designados para cuidar el rebaño de Dios; y por lo tanto eran responsables ante él.

10.

Contra los pastores.

El primer castigo sería la eliminación de los pastores que buscaban su propio provecho.

11.

Así ha dicho Jehová.

Las ricas promesas de los vers. 12-31 describen las condiciones que
hubieran imperado si Israel hubiera cumplido bien con su parte. Las
profecías se cumplieron en forma parcial en ocasión del retorno del
exilio. Pero, porque los judíos no procuraron una verdadera conversión,
ni durante el exilio ni después de él, el cumplimiento de estas
profecías fue muy limitado. Más tarde, cuando Israel rechazó a su
Mesías, la nación perdió todo derecho a las bendiciones que aquí se
prometen. Esas promesas fueron transferidas a la iglesia cristiana, y
habrían de cumplirse en principio en relación con esa comunidad
espiritual. Un reino político terrenal ya no sería más el centro del
reino espiritual. Los nuevos prosélitos estarían esparcidos por todos
los países. Ya no tendrían más por capital a la Jerusalén terrenal. En
cambio, habrían de esperar una ciudad celestial. En su aplicación
espiritual, estos versículos se cumplirán en los cielos nuevos y en la
tierra nueva. Se habrían cumplido en forma literal después de que los
judíos regresaran del exilio babilónico si el pueblo hubiera cumplido
con las condiciones que Dios había determinado (ver PP. 31-34).

14.

Buenos pastos.

Si se hubieran cumplido las condiciones del arrepentimiento y del
reavivamiento espiritual, el Señor habría restaurado la fertilidad
original de Palestina, como "tierra que fluye leche y miel" (Exo. 3: 8,
17; Núm. 13: 27; etc.). Dios habría enviado lluvia a su debido tiempo y
habría bendecido a su pueblo en todo sentido, como lo había prometido
anteriormente (Deut. 28: 1-14). Cuando Israel entró en Canaán, estas
promesas no se habían realizado porque el pueblo no había cumplido con
las condiciones necesarias. En esta ocasión, se les presentaba una
segunda oportunidad de recibir las mismas preciosas promesas. A Israel
se le ofreció un nuevo comienzo, si la nación estaba dispuesta a cumplir
con su parte.

16.

A la engordado . . . destruiré.

La gordura era símbolo de prosperidad. Muchas veces la prosperidad
lleva a olvidar a Dios (Deut. 32: 15). Los pastores infieles habían
engordado a expensas del rebaño. Se habían alimentado ellos mismos en
vez de alimentar el rebaño. Ahora se los apacentaría "con justicia", es
decir, recibirán las consecuencias de sus actos. La palabra hebrea
mishpat se traduce mejor como "juicio".

17.

Entre oveja y oveja.

Dios juzgará entre los diversos miembros del rebaño. No todos
participarán de la restauración, sino solamente quienes se arrepientan y
vuelvan a Dios, su Pastor (ver Eze. 34: 20, 22; cf. Mat. 25: 31-46).

18.

Holláis... lo que... queda.

Se acusa a los falsos pastores de desenfreno y derroche. Lo que
ellos mismos no han usado, han arruinado para que no puedan usarlo
otros.

23.

Un pastor.

Sin duda se hace notar el contraste entre los muchos gobernantes que
había tenido el pueblo antes. Es probable que también se haga alusión a
la división del reino en dos partes, las cuales habrían de ser
reunidas.

Mi siervo David.

Por lo general los comentadores han entendido que aquí se hace
referencia al Mesías (Jer. 23: 5-6; Luc 1: 32). Debido a que Israel
nunca aceptó las condiciones en las cuales se basaba el cumplimiento de
estas promesas, se justifica esta aplicación. Esta predicción halla su
cumplimiento en la venida de Jesús en la carne y en su venida en gloria.

25.

Quitaré de la tierra las fieras.

Cuando Israel había entrado en Canaán, Dios había prometido crear la
tranquilidad que aquí se describe (Lev. 26: 6). A Israel se le
proporciona ahora otra oportunidad de desempeñar su papel como centro
del reino espiritual mundial de Dios, y en esa condición se le promete
toda clase de prosperidad temporal (Eze. 34: 14, 26-30).

26.

Lluvias de bendición.

Ver Lev. 26: 4; Sal. 68: 9; Mal. 3: 10.

29.

Planta de renombre.

Mejor, "un plantío famoso" (BJ).

31.

Ovejas de mi pasto.

En este versículo se explica la figura. Cuán maravillosa gracia es
la del Dios del cielo que condesciende a tener comunión con los hombres,
quienes, como ovejas, se han apartado de él. 722

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

3-4 Ed 171

4 DTG 444; HAp 14

4-6 2JT 115

11-12 7T 230

12 PVGM 171; SC 63

15-16 7T 230

16 DTG 442; PP 189

18 PE 37

22 PP 189

23, 25 DTG 442

25 PE 18; 1T 68

25-26 7T 230

26 DTG 115-116; HAp 9; MC 70

28 DTG 442; PP 189

29-31 HAp 9

30-31 7T 230

31 DTG 445; OE 189


CAPÍTULO 35

Juicio contra el monte Seir por su odio a Israel.


1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él,

3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti,
oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en
desierto y en soledad.

4 A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová.

5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y entregaste a los hijos de
Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo
extremadamente malo,

6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a sangre te
destinaré, y sangre te perseguirá; y porque la sangre no aborreciste,
sangre te perseguirá.

7 Y convertiré al monte de Seir en desierto y en soledad, y cortaré de él al que vaya y al que venga.

8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles en todos tus arroyos, caerán muertos a espada.

9 Yo te pondré en asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.

10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y tomaré posesión de ellas; estando allí Jehová;

11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, yo haré conforme a tu
ira, y conforme a tu celo con que procediste, a causa de tus enemistades
con ellos; y seré conocido en ellos, cuando te juzgue.

12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste
contra los montes de Israel, diciendo: Destruidos son, nos han sido
dados para que los devoremos.

13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.

14 Así ha dicho Jehová el Señor: Para que toda la tierra se regocije, yo te haré una desolación.

15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque
fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo
Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

Al profeta se le ordena pronunciar otra profecía contra Edom (cap.
25: 12-14). Esta acusación, ¿por qué aparece en medio de las promesas de
restauración? El profeta toma nota de los impedimentos para la
reocupación de Palestina. Los edomitas habían penetrado en la parte sur
de Palestina después de que Israel fuera llevado cautivo. Quizá
Babilonia permitió esto porque Edom parece haberse aliado con
Nabucodonosor contra Israel en ocasión del sitio de Jerusalén (ver com.
vers. 5). El profeta predice la completa eliminación de este
impedimento.

2.

Seir.

Heb. Ñe'ir, de una raíz que significa "ser peludo". Este era el
nombre del jefe de una familia horea, emparentado por matrimonio con
Esaú, de quien descendían los edomitas (ver com. Gén. 36). También se
emplea 723 este nombre para designar la cadena montañosa que queda al
este del Arabá, que se extiende desde el mar Muerto hacia el sur. Aquí
en forma poética es símbolo de Edom (ver. Gén. 36: 8-9; Deut. 2: 1, 5; 1
Crón. 4: 42).

4.

Tú serás asolado.

Algunos han visto el cumplimiento de la presente predicción cuando
los nabateos empujaron a los edomitas hacia el Neguev, sur de Palestina
(c. 126 a. C.). Sin embargo, puesto que esta profecía aparece en medio
de la predicción de la restauración de Israel, puede suponerse que
habría hallado su cumplimiento específico en relación con esa
restauración (ver com. cap. 25: 14).

5.

Enemistad perpetua.

Esta enemistad venía del tiempo de Jacob y de Esaú (Gén. 27: 41; cf.
Gén. 25: 22-23). En ocasión del éxodo, Edom había rehusado el paso de
los israelitas por su territorio (Núm. 20: 14- 21). Después que se
establecieron los israelitas en Canaán, los edomitas habían contemplado
con manifiesta envidia el creciente poder de Israel. Edom se había
unido a Amón y a Moab en contra de Judá en los días de Josafat (2 Crón.
20: 10-11; cf. Sal. 83: 1-8; ver la introducción al Sal. 83).
Pareciese que, en ocasión de la toma de Jerusalén, los edomitas habían
ayudado a los babilonios, ocupando las puertas y ubicándose en los
caminos que llevaban a la campiña para impedir que los fugitivos
escaparan (Abd. 11-14). En el día de la calamidad de Jerusalén, los
edomitas habían exclamado: "Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos"
(Sal. 137: 7).

6.

A sangre.

Comparar esto con lo que dijo Jesús: "Todos los que tomen espada, a espada perecerán" (Mat. 26: 52).

7.

Al que vaya.

Comparar con Zac. 7: 14; 9: 8, 10.

8.

Todos tus arroyos.

Las características topográficas de la tierra de Edom son descritas con toda precisión en este pasaje.

9.

Asolamiento perpetuo.

Edom, que expresaba su regocijo por la destrucción de su rival y que
gozaba fugazmente de una aparente superioridad frente a Israel, a pesar
de las apariencias, estaba realmente en desventaja. Para Israel habría
una restauración, mientras que para Edom no habría sino asolamiento
perpetuo.

10.

Las dos naciones.

Es decir, Judá e Israel. El segundo pecado de Edom (cf. vers. 5) fue pretender heredar la tierra de Judá y de Israel.

Estando allí Jehová.

Dios había asignado a Israel su territorio como herencia especial de
su pueblo. Aunque Israel estuviera transitoriamente ausente de sus
tierras, Dios todavía se interesaba en el país, y lo estaba conservando
para el retorno de los exiliados. Cuando más tarde el pueblo perdió sus
privilegios (ver p. 33), perdió el derecho a la tierra. Con referencia
al hecho de que la tierra pertenecía a Jehová, ver Lev. 25: 23; Ose. 9:
3; Joel 2: 18.

11.

Seré conocido.

Los castigos que sobrevendrían a Edom servirían para convencer a Israel que su Dios no los había abandonado por completo.

12.

Injurias.

O también, "insultos" (BJ).

15.

Como te alegraste.

Así como Edom se había regocijado por la caída de Israel, así también se regocijarían otros por la derrota final de Edom.

Yo soy Jehová.

Ver com. cap. 30: 8.


CAPÍTULO 36

1 La tierra de Israel es consolada tanto por la destrucción próxima de
sus enemigos, quienes la vilipendiaron, 8 como por las bendiciones que
Dios le promete. 16 Israel es rechazado por sus pecados, 21 pero será
restaurado sin que lo merezca. 25 Las bendiciones del reino de Cristo.


1 TU, HIJO de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová.

2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de
vosotros: ¡Ea! también las alturas eternas nos han sido dadas por
heredad;

3 profetiza, por tanto, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Por
cuanto os asolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis
heredad de las otras naciones, y se os ha hecho caer en boca de
habladores y ser el 724 oprobio de los pueblos,

4 por tanto, montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así
ha dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a
los valles, a las ruinas y asoleamiento y a las ciudades desamparadas,
que fueron puestas por botín y escarnio de las otras naciones alrededor;

5 por eso, así ha dicho Jehová el Señor: He hablado por cierto en el
fuego de mi celo contra las demás naciones, y contra todo Edom, que se
disputaron mi tierra por heredad con alegría, de todo corazón y con
enconamiento de ánimo, para que sus expulsados fuesen presa suya.

6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di a los montes y
a los collados, y a los arroyos y a los valles: Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis
llevado el oprobio de las naciones.

7 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: Yo he alzado mi mano, he
jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su
afrenta.

8 Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y
llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque cerca están para
venir.

9 Porque he aquí, yo estoy por vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.

10 Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, a toda la casa de
Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y edificadas las
ruinas.

11 Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado, y serán
multiplicados y crecerán; y os haré morar como solíais antiguamente, y
os haré mayor bien. que en vuestros principios; y sabréis que yo soy
Jehová.

12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y
tomarán posesión de ti, y les serás por heredad, y nunca más les matarás
los hijos.

13 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros:
Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tu nación has sido;

14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.

15 Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás
denuestos de pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice
Jehová el Señor.

16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

17 Hijo de hombre, mientras la casa de Israel moraba en su tierra,
la contaminó con sus caminos y con sus obras; como inmundicia de
monstruosa fue su camino delante de mí.

18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra; porque con sus ídolos la contaminaron.

19 Les esparcí por las naciones, y fueron dispersados por las
tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras les juzgué.

20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi
santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de Jehová, y de la
tierra de él han salido.

21 Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.

22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor:
No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo
nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis
llegado.

23 Y santificaré mi
grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis
vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová,
dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus
ojos.

24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.

25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas
vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Os daré corazón
nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.

30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los
campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre 725 las
naciones.

31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras
que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras
iniquidades y por vuestras abominaciones.

32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien;
avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de
Israel.

33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que os limpie de todas
vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y
las ruinas serán reedificadas.

34 Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a ojos de todos los que pasaron.

35 Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto
del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas,
están fortificadas y habitadas.

36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo
reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo
Jehová he hablado, y lo haré.

37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de
Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican
los rebaños.

38 Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus
fiestas solemnes, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de
hombres; y sabrán que yo soy Jehová.

1.

Profetiza.

En este punto, Ezequiel deja de pronunciar un mensaje de castigo
para Israel y las naciones vecinas, y dirige palabras de ánimo a sus
compatriotas. Desde la caída de Israel, los enemigos habían gozado
burlándose a expensas del pueblo de Dios. Esta situación no había de
continuar. Aunque Israel había sido humillado, y estaba sufriendo el
castigo de su rebelión, Dios todavía reconocía a los judíos como pueblo
suyo. El aparente triunfo de los enemigos del pueblo de Dios sería
pasajero. Aunque humillado y desvalido, Israel se levantaría más
glorioso que nunca.

Montes de Israel.

Deben compararse las promesas de restauración que aquí se presentan
con las acusaciones que se dirigen a los montes de Israel en el cap. 6.

2.

Alturas eternas.

Heb. bamoth 'olam, expresión muy parecida a gib'oth 'olam, "collados
eternos" (Gén. 49: 26; Deut. 33: 15). Sin duda esta expresión es
sinónima con "montes de Israel". La LXX reza "desolaciones eternas",
como si el texto hebreo dijera shimemoth 'olam, frase que aparece en el
cap. 35: 9.

Nos han sido dadas.

Comparar cap. 25: 3, 8, 15; 26: 2; 35: 10.

3.

En boca de habladores.

Comparar Deut. 28: 37; 1 Rey. 9: 7; Sal. 44: 14.

5.

El fuego de mi celo.

La misma expresión aparece en Sof. 3: 8; cf. Sof. 1: 18. Dios se
atribuye emociones humanas a fin de que los hombres puedan entender.

7.

Yo he alzado mi mano.

En señal de juramento (cap. 20: 5).

Han de llevar su afrenta.

Israel había tenido que llevar la afrenta que los paganos le habían
infligido (vers. 6). Ahora los paganos llevarían su propia vergüenza o
afrenta. Esto no sería a modo de desquite, sino como resultado de sus
propios pecados. Dios no hace acepción de personas. El pecado,
dondequiera se lo encuentre, recibe su justa retribución. Israel había
sufrido por sus pecados, y las naciones paganas, a su turno, sufrirían
por los suyos.

8.

Daréis vuestras ramas.

La tierra de Israel, representada aquí por sus montes, había de
prepararse para el retorno de los exiliados. El pasto debía brotar para
alimentar a los animales, y los árboles debían dar fruto para alimentar
a los nuevos habitantes. Esta es una manera muy llamativa de describir
la seguridad del retorno de los exiliados.

Cerca están.

Debe entenderse esta afirmación en un sentido relativo.
Probablemente quedaban todavía unos 50 años de los 70 predichos por
Jeremías Jer. 25: 11).

9.

Yo estoy por vosotros.

En pasajes anteriores se había presentado a Dios como contrario a
Israel (cap 5: 8; 13: 8). Este cambio no indica que Dios había variado.
Dios había castigado a Israel por causa de sus pecados. Derramaría
gracia sobre su pueblo si éste se arrepentía.

10.

Toda la casa de Israel.

Dios tenía el propósito de que tanto Judá como Israel regresaran del
cautiverio. De nuevo habría de existir un reino unido y próspero,
donde se replantaran las viñas, se reconstruyeran las casas y se
renovaran los rebaños. Esta gloriosa 726 perspectiva debía servir a
Israel como un incentivo para que aceptara la gracia ofrecida por Dios, y
de ese modo se efectuara un reavivamiento espiritual. Estas promesas
eran sólo para un Israel regenerado (ver com. vers. 26).

11.

Mayor bien.

Estas promesas de abundantes bendiciones sólo se cumplieron
escasamente cuando Israel volvió del cautiverio. Dios deseaba realizar
mucho más que lo que alguna vez se realizó en la historia de Israel
después del exilio (PP. 28-32).

14.

No devorarás más hombres.

Este mensaje está dirigido a la tierra misma, no a sus habitantes
(ver Núm. 13: 32). Algunos han sugerido que los paganos que vivían en
torno de Palestina, que habían visto desarraigar primeramente a los
cananeos y después a los israelitas, atribuían supersticiosamente el
fracaso de estas naciones a algo inherente a la tierra misma. No
reconocían que la verdadera causa de la ruina era la mano de Dios que
guiaba el destino de hombres y naciones. Sin embargo, en la edad de oro
que anticipaba el profeta, el pueblo viviría seguro. No podría
repetirse más esa acusación.

16.

Palabra, de Jehová.

Los vers. 17-38 constituyen una profecía separada, aunque
estrechamente relacionada con la primera parte del capítulo. El profeta
repasa brevemente la historia de Israel a fin de mostrar que la
restauración no se debería a ningún mérito de la nación, sino sería por
causa del nombre de Dios.

17.

La contaminó.

Ver Núm. 35: 34. Con referencia a la "inmundicia de monstruosa", ver Lev. 15: 19.

20.

Profanaron mi santo nombre.

La conducta de los israelitas y la desgracia que la acompañó
deshonraron a Yahweh ante los paganos, quienes naturalmente entendieron
que si el Dios de Israel no podía hacer nada más por sus seguidores, no
era mejor que los ídolos. Los paganos consideraban a Yahweh meramente
como el Dios nacional de los israelitas (Núm. 14: 16; Jer. 14: 9).

21.

He tenido dolor.

Dios se propone actuar debido al honor de su nombre. Restablecerá a
su pueblo, no meramente por amor a ellos, pero por amor a su propio
nombre.

22.

No lo hago por vosotros.

Por causa de su santo nombre, el Señor iba a restablecer a su pueblo
(cf. Exo. 32: 12-14; Núm. 14: 13-20). El pueblo no debía considerarse
en modo alguno que era favorecido por el cielo. Dios había elegido a
la nación para que fuera el medio de realizar su propósito de salvar a
todo el mundo (PP. 28-32). Al aumento de privilegios acompañaba el
aumento de responsabilidades.

23.

Delante de sus ojos.

Algunos manuscritos, tanto hebreos como de la antigua versión
latina, dicen "delante de vuestros ojos" Las dos frases son igualmente
aceptables. Si se considera que se trata de "vuestros ojos", se destaca
la importante verdad de que sería necesario, en primer lugar, que Dios
fuera santificado a la vista de su pueblo, mediante un arrepentimiento y
una reforma, antes de que pudiera ser santificado a la vista de los
paganos. Su nombre había sido profanado entre los paganos por la vida
inconsecuente de su pueblo profeso. La restauración de Israel
vindicaría el nombre de Dios entre los paganos. En ese momento, se
demostraría con toda claridad que Yahweh no era como los débiles dioses
de los paganos, sino que es omnipotente (Deut. 28: 58; Mal. 1: 11).

25.

Agua limpia.

Sin duda se toma esta figura de las diversas purificaciones
ordenadas por la ley ceremonial (Núm. 8: 7; 19: 9, 17-18), en las cuales
se empleaba agua.

26.

Corazón nuevo.

En este versículo se presenta el meollo de la enseñanza de Ezequiel.
Las promesas de restauración dependían de la renovación espiritual y
moral del pueblo. Siempre, desde el Sinaí, Dios había procurado
introducir los principios del nuevo pacto, pero el pueblo se negaba a
aceptarlos (ver com. cap. 16: 60). Los israelitas no comprendían que
sin la gracia divina y sin la renovación del corazón no podían prestar
la obediencia necesaria. Los profetas constantemente intentaron elevar
la vida espiritual del pueblo. En el pasaje que se considera aquí, con
todo fervor Ezequiel muestra a los cautivos que la única base que puede
existir para la restauración y el éxito futuro es el "corazón nuevo".
¿Abandonarían al fin su justicia propia para aceptar las gloriosas
estipulaciones del nuevo pacto? ¿Cesarían en sus vanos esfuerzos por
establecer su propia justicia para aceptar la justicia de Dios? De
ellos dependía aceptar el ofrecimiento. La historia registra que no
aceptaron lo que Dios les ofrecía y se pusieron aún más intolerantes
(ver PP. 34-36).

Existe un grave peligro de que en nuestra época de tanta luz, los
hombres todavía escojan vivir bajo las condiciones del viejo pacto. 727
Comprenden que la obediencia es condición necesaria para obtener la
salvación, pero sus esfuerzos nacen de corazones no santificados.
Intentan hacer lo imposible. Se desaniman. Claman: "Miserable de mí"
(Rom. 7: 24). Si en ese momento de desesperación encuentran a Jesús, él
hace por ellos lo que "era imposible para la ley" (Rom. 8: 3). Cuando
Cristo vive en una persona, "la justicia de la ley" se cumple en
nosotros (Rom. 8: 4).

27.

Haré que andéis.

Ver com. cap. 11: 20.

28.

Me seréis por pueblo.

La condición para que se cumpliera esta promesa era la pureza
espiritual ya descrita. Si se hubiera efectuado el reavivamiento
necesario, Israel habría vivido en forma permanente en el país.
Jerusalén habría existido para siempre. Desde allí habría salido la
paloma de la paz que habría traído a todo el mundo bajo la influencia de
la verdadera religión (ver DTG 530; CS 21). La palabras: "Me seréis
por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios" (ver Eze. 11: 20; cf. Jer. 7:
23; 11: 4; 30: 22), describen las consecuencias del pacto que Dios
proponía a Israel. Este pacto significaba más que independencia y
prosperidad de la nación. Incluía el plan de convertir a Israel en el
núcleo espiritual de un programa misionero mundial. El rechazo del
pacto (Mat. 21: 43) dio por resultado la eliminación de este privilegio
espiritual. No implicaba necesariamente que los judíos nunca
establecerían un estado político independiente. De ningún modo puede
entenderse que estas antiguas predicciones han hallado su cumplimiento
en el establecimiento del actual Estado de Israel. Tampoco se
cumplirían estas profecías si hubiera un retorno masivo de los judíos a
Palestina. Jesús afirmó positivamente (Mat. 21: 43) que la promesa del
pacto había sido dada a otra "gente", es decir, a la iglesia cristiana.
Por medio de ella Dios obra ahora para evangelizar al mundo (Rom. 2:
28-29; 9: 6; Gál. 3: 29; PP. 35-38).

29.

De todas vuestras inmundicias.

Se promete la gracia divina para que no haya una reincidencia en las
antiguas prácticas. Esta vivencia demanda la renovación diaria de la
consagración, una recepción cotidiana de nuevas fuerzas espirituales, y
el mantenimiento de una constante vigilancia contra el enemigo.

30.

Multiplicaré asimismo el fruto.

Israel podría haber recibido estas bendiciones temporales cuando
entró en Canaán (Deut. 28: 3-6). El pecado produjo sequía y hambre.
Estas promesas no se aplican en forma tan directa o literal a los
cristianos de hoy como a los israelitas de antaño. En aquellos tiempos
Dios actuaba con una nación geográficamente aislada. La prosperidad de
la nación había de ser una lección objetiva para las otras naciones.
Hoy día los cristianos están esparcidos en todos los países y comparten
las calamidades que ocurren en sus respectivas naciones. Sin embargo,
Dios no olvida a su pueblo en los desastres. Con frecuencia interviene
para protegerlo y bendecirlo.

31.

Os avergonzaréis.

Ver com. cap. 20: 43. Cuando se abran los portales del cielo para
que entren allí quienes han guardado la verdad, habrá otra vez un
sentimiento de gran indignidad. Cuando los redimidos contemplen las
glorias que sobrepasan a toda imaginación humana, echarán sus coronas al
pie de su Redentor y le rendirán todo honor a él (PE 288).

32.

No lo hago por vosotros.

Ver com. vers. 22.

35.

Como huerto del Edén.

Palestina recibiría tales bendiciones que su esplendidez y
prosperidad se asemejarían a las del huerto del Edén. El cumplimiento
de esta promesa también dependía de que el pueblo fuera fiel y
obediente. No pudo cumplirse por la apostasía de Israel. Sin embargo,
ningún fracaso humano puede frustrar el eterno propósito de Dios. "Al
Israel espiritual le han sido devueltos los privilegios que fueron
concedidos al pueblo de Dios cuando se le libertó de Babilonia" (PR
527). Los redimidos pronto habrán de habitar la "tierra nueva" (Apoc.
21: 1) que se asemejará al huerto del Edén en hermosura y fertilidad.

36.

Las naciones que queden.

Ezequiel describe las condiciones que podrían haber existido. Era
el plan divino que por medio de la restauración de Israel pudiera darse
al mundo una demostración de la bondad y de la benevolencia del
verdadero Dios, a fin de que las naciones pudieran ser atraídas y
tuvieran la oportunidad de formar parte de un nuevo sistema de gobierno
espiritual. Desgraciadamente, los judíos que volvieron del exilio
crearon una impresión completamente diferente. Otras naciones, en vez
de ser atraídas, fueron inducidas a blasfemar al Dios a quien esos
rebeldes pretendían adorar (ver PP. 33-34).

Hoy día la situación es un tanto diferente. 728 En vez de tener a
una nación aislada como ejemplo de las ventajas del plan divino, Dios
pide a cada cristiano que haga tan atractiva su vida como para que otros
sean inducidos a buscar al Dios a quien adoran los cristianos.

37.

Seré solicitado.

Anteriormente Dios había rehusado escuchar (cap. 14: 3-4; 20: 3).
Pero habría de llegar el momento cuando "la casa de Israel", purificada
en cuerpo y en espíritu, comprendería su dependencia de Dios y lo
buscaría para lograr el consejo y la conducción sin los cuales sería
imposible que como nación lograran el elevado destino que les aguardaba
(ver PP. 28-32).

38.

Las ovejas de Jerusalén.

Se compara a la densa población que Palestina habría de tener con
los grandes rebaños que se sacrificaban en Jerusalén durante las
importantes fiestas anuales.

Sabrán.

Este estribillo tan común en Ezequiel se comenta en el cap. 6: 7.
Aparece cuatro veces en el cap. 36 (vers. 11, 23, 36, 38).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

25 PVGM 143

25-26 MJ 69

26 CC 49; CM 347; DTG 374; Ev 215; FE 264; 3JT 177; MeM 24, 269; MM 40; 9T 152; TM 333, 376

26-27 DMJ 14; DTG 145

31 PVGM 146

CAPÍTULO 37

1 La restitución de los huesos secos 11 reaviva las esperanzas
muertas de Israel. 15 La unión de los dos palos 18 destaca la
incorporación de Israel a Judá. 20 Las promesas del reino de Cristo.

1 LA MANO de Jehová
vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio
de un valle que estaba lleno de huesos.

2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que
eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran
manera.

3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.

4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.

5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.

6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros
carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y
sabréis que yo soy Jehová.

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo
profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso
con su hueso.

8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la
piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.

9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di
al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro
vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y
vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de
Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció
nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.

12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras
sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.

13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 729

14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar
sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice
Jehová.

15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

16 Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y
para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y
escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel
sus compañeros.

17 júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.

18 Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?,

19 diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de
José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus
compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y
serán uno en mi mano.

20 Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,

21 y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los
hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los
recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra;

22 y los haré una
nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos
ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán
divididos en dos reinos.

23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y
con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las
cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por
Dios.

24 Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un
solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y
los pondrán por obra.

25 Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual
habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los
hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de
ellos para siempre.

26 Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y
los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos
para siempre.

27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.

1.

La mano de Jehová.

El capítulo 37 consta de dos partes: la visión de los huesos secos y
(vers. 15-28) un acto simbólico que predice la futura unión de Israel
con Judá. La visión de los huesos secos tenía el propósito de ilustrar
cómo Israel, esparcido y aparentemente sin esperanza, reviviría y sería
restaurado.

Podría preguntarse hasta qué punto esta profecía tiene que ver con
la resurrección futura. Muchos sostienen que el profeta no pensaba en
absoluto en tal aplicación, y que el símbolo se explica plenamente
mediante la restauración de la vida nacional del pueblo de Israel. La
manera más natural de aplicar la profecía es relacionarla con el plan
divino para el resurgimiento del Estado judío. Esto sería finalmente
seguido por una resurrección literal, en la cual los patriarcas, junto
con todos los santos de Dios, serían resucitados para compartir el nuevo
reino. No es necesario excluir totalmente este acontecimiento del
simbolismo. Todo el simbolismo tiene el propósito de describir cómo
habrían sido los acontecimientos, tanto de ese período como del
subsiguiente, si los judíos hubieran cooperado con Dios para la
realización del plan que el Señor tenía para ellos. Pero la
incredulidad y la desobediencia desvirtuaron el propósito divino. Deben
examinarse los escritos del NT para saber cómo esos acontecimientos,
que deberían haber hallado su cumplimiento literal en el período
postexílico, se cumplirán en la era cristiana, en relación con el Israel
espiritual (ver PP. 37-38).

Valle.

Heh. biq'ah, "valle", o llanura entre dos cadenas de cerros. En el
cap. 3: 22 se traduce "campo". Quizá se haga referencia al mismo lugar.

2.

Secos en gran manera.

Esto indica que no habían tenido vida desde hacía mucho tiempo.
Quizá así se hace notar la absoluta imposibilidad de que revivieran.

3.

¿Vivirán estos huesos?

La pregunta parece destacar la idea de que es poco probable
imposible que esos huesos volvieran a vivir, a menos desde un punto de
vista humano. 730

Tú lo sabes.

Comparar con Apoc. 7: 14.

4.

Oíd palabra.

En forma figurada, se describen los huesos como si fueran capaces de oír.

5.

Espíritu.

Heb. rúaj, traducido como "viento" en el vers. 9 y como "espíritu"
aquí y en el vers. 14. Rúaj representa la energía divina que anima a
los seres vivientes. Cuando Dios sopló en la nariz del hombre aliento
de vida (Gén. 2: 7), no sólo proporcionó el oxígeno que llenó los
pulmones de Adán, sino que impartió vida, a fin de que lo que había sido
tejido inanimado se convirtiera en cuerpo viviente.

6.

Pondré en vosotros espíritu.

El proceso de la revivificación corresponde con las dos etapas en que el hombre originalmente fue creado (Gén. 2: 7).

9.

Sobre estos muertos.

Los huesos estaban esparcidos por el valle como los muertos en una batalla.

11.

Casa de Israel.

El Espíritu Santo interpreta aquí la visión simbólica. Sin duda el
principal propósito era describir la restauración de la nación, o "casa
de Israel", cuya condición en ese momento bien podía representarse con
los huesos secos.

12.

Yo abro vuestros sepulcros.

En el vers. 2 los huesos aparecen "sobre la faz del campo", mientras
que aquí parecerían estar en sus sepulcros. Esta nueva figura podría
indicar una promesa mayor, la de despertar a quienes hubieran descendido
al sepulcro esperando el reino de Dios. No hay ninguna razón aparente
por la cual esta gloriosa perspectiva debiera negarse a los piadosos de
Israel. Un acontecimiento tal habría de señalar la consumación de toda
la restauración. Por otra parte, esta profecía no debe ser considerada
como si fuera principalmente una predicción de la resurrección final al
fin de la era cristiana. El plan original de Dios para la restauración,
que culmina con la resurrección, no se cumplió con el Israel literal.
Lo que Dios habría realizado por medio de la nación de Israel se
efectuará ahora por medio de la iglesia cristiana. Por causa de esta
modificación de las circunstancias, ciertos rasgos de la profecía se
modifican. Los escritores del NT tienen la tarea de informarnos en
cuanto a la manera en que estas profecías, que deberían haberse cumplido
anteriormente, hallarán su aplicación final (ver PP. 37-40). Esos
escritores describen claramente el tiempo y las circunstancias de la
resurrección final Juan 5: 28-29; 1 Tes. 4: 16-17; Apoc. 20: 1-5; etc.).

16.

Un palo.

La profecía de los vers. 15-28 no lleva fecha, pero quizá fue dada
poco después de la visión de los vers. 1-14. Las dos están
estrechamente relacionadas. Las naciones separadas de Israel habían de
reunirse bajo el benéfico reinado de David.

21.

Los recogeré.

La restauración de Israel tras el cautiverio entre los paganos fue
el primer paso en el cumplimiento de las promesas divinas. Este
remanente debía componerse de quienes habían aprovechado de la
disciplina del exilio y habían llegado a ser espiritualmente puros.
Puesto que el reavivamiento requerido nunca se logró, ni antes ni
después del regreso en el tiempo de Zorobabel, estas promesas no
pudieron cumplirse. Dios hizo en favor de Israel todo lo que permitió
la terca desobediencia de los israelitas, pero el pueblo siguió siendo
rebelde. Por eso, finalmente Dios tuvo que rechazarlos por completo.
La presentación de la promesa divina en este versículo y en los
siguientes se aplica a lo que habría sido si los propósitos de Dios se
hubieran cumplido (p. 36).

22.

Un rey.

En el vers. 24 se lo nombra como "mi siervo David". Sin embargo,
puesto que estos planes no pudieron cumplirse como habría sido la
intención original, el NT presenta al Mesías como el que habría de
ocupar el trono de David (Luc. 1: 32).

25.

Para siempre.

Se destaca aquí la permanencia del nuevo Estado. Se dice que la
tierra será ocupada para siempre y que el reinado de David será para
siempre. Según los vers. 26-28, el santuario habrá de estar "entre
ellos para siempre", y el "pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos".
Compárense con este pasaje las siguientes declaraciones relacionadas
con el propósito de Dios: "Si Israel hubiese permanecido fiel a Dios,
aquel edificio glorioso [el templo de Salomón] habría perdurado para
siempre, como señal perpetua del favor especial de Dios para con su
pueblo escogido" (PR 32). "De haberse mantenido Israel como nación fiel
al cielo, Jerusalén habría sido para siempre la elegida de Dios" (CS
21). Ezequiel describe lo que podría haber ocurrido (ver Luc. 19: 42).

26.

Los multiplicaré.

Esto habría resultado del aumento natural de la población y del crecimiento debido a diligentes esfuerzos misioneros.


CAPÍTULO 38

1 El ejército, 8 y a malicia de Gog. 14 juicios de Dios contra Gog.

1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él,

3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.

4 Y te quebrantaré, y pondré garfios en
tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y
jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos,
teniendo todos ellos espadas;

5 Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo;

6 Comer, y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.

7 Prepárate y apercíbete, tú y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé tú su guarda.

8 De aquí a muchos días serás visitado; al cabo de años vendrás a la
tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes
de Israel, que siempre fueron una desolación; mas fue sacada de las
naciones, y todos ellos morarán confiadamente.

9 Subirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la
tierra serás tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.

10 Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento,

11 y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes
tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y
no tienen cerrojos ni puertas;

12 para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos
sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de
entre las naciones, que se hace de ganado y posesiones, que mora en la
parte central de la tierra.

13 Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes,
te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud
para tomar botín, para quitar plata y oro, para tomar ganados y
posesiones, para tomar grandes despojos?

14 Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así ha dicho
Jehová el Señor: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habite con
seguridad, ¿no lo sabrás tú?

15 Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos
pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso
ejército,

16 y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la
tierra; será al cabo de los días; y te traeré sobre mi tierra, para que
las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante
de sus ojos.

17 Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No eres tú aquel de quien hablé yo
en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales
profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos?

18 En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo.

19 Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel;

20 que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y
toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que
están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se
desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a
tierra.

21 Y en todos mis montes llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano.

22 Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré
llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están
con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre.

23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.

1.

Palabra de Jehová.

Los cap. 38 y 39 forman una sola profecía. Todo el pasaje ha sido
732 objeto de muchas especulaciones. De tanto en tanto se han
presentado diversas interpretaciones. A fin de evaluarlas en forma
adecuada, es necesario conocer bien el propósito básico, los métodos, y
el alcance de la profecía.

El problema está en encontrar la forma de distinguir bien entre lo
que tiene aplicación local e inmediata y lo que tiene una aplicación más
remota, quizá en la era cristiana, o al fin del tiempo. Los estudiosos
de la Biblia que aplican ciertas profecías del AT a la era cristiana
advierten con frecuencia que estas profecías tienen aquí y allá
predicciones que son evidentemente de aplicación local e inmediata.
Algunos procuraron explicar esta aparente mezcla de lo inmediato con lo
futuro suponiendo que el profeta, mientras daba un mensaje a la gente de
sus días, hacía de tanto en tanto digresiones proféticas y proyectaba
sus profecías al futuro distante. Aunque esta premisa parecería
resolver parcialmente el problema, no proporciona criterios para
distinguir en forma adecuada lo que es inmediato y lo que es un futuro
remoto.

La respuesta a este problema está en la formalicen de un principio,
cuyo método aparece en la Biblia misma y también en los escritos de
Elena de White. Podrá verse que este principio proporciona un método
seguro de discriminación entre lo que el Espíritu Santo, por medio de la
inspiración, quiso que fuera de significado inmediato, y lo que era de
aplicación más distante. Podría enunciarse este principio de la
siguiente manera:

Las profecías que tienen que ver con la gloria futura de Israel y de
Jerusalén estaban condicionadas por la obediencia Jer. 18: 7-10; PR
519-520). Se habrían cumplido en forma literal en los siglos
siguientes, si los israelitas hubieran aceptado plenamente los
propósitos divinos para con ellos. El fracaso de Israel imposibilitó el
cumplimiento de estas profecías en su intención original. Sin embargo,
esto no implica necesariamente que ellas no tienen ya importancia.
Pablo proporciona una respuesta con las siguientes palabras: "Porque no
todos los que descienden de Israel son israelitas" (Rom. 9: 6). Por eso
estas promesas se aplican en cierto modo al Israel espiritual. Pero
¿hasta qué punto? Esto debe ser determinado por medio de la
inspiración. Tenemos en el NT y en los escritos del espíritu de
profecía, numerosas citas de los autores del AT que muestran cómo estas
antiguas predicciones -que deberían haber hallado un glorioso
cumplimiento en el Israel literal- se cumplirán finalmente en el Israel
espiritual.

Sin embargo, al punto resalta que no todos los detalles de la
profecía original podrían cumplirse con precisión, ya que han variado
mucho las condiciones y el medio ambiente. En verdad, es una regla
segura de exégesis aplicar únicamente al futuro aquellas profecías que
la revelación así aplica. Corresponde notar también las limitaciones
que se imponen. Lo que va más allá de esos límites no puede ser más que
especulación -en el mejor de los casos- y nunca debería constituir la
base de un dogma, ni la premisa sobre la cual se levante toda una
estructura de razonamiento teológico.

El tono netamente local que tienen estas antiguas profecías se
explica porque Dios originalmente quiso que estas predicciones se
cumplieran en la forma indicada. Además, lo que se ha designado como
digresiones que llegan a un futuro distante -en buena medida sin
relación con la presentación general del pasaje- aparecen también
presentadas en el marco de los primeros propósitos de Dios. En vista de
que esos primeros propósitos no se han cumplido, escritores inspirados
posteriores presentan el cumplimiento progresivo de esas predicciones
dentro del marco de la iglesia cristiana (PP. 27-30).

A la luz de este principio, puede observarse que los cap. 38 y 39 de
Ezequiel se habrían cumplido en forma literal después del regreso de
los judíos del exilio si éstos hubieran aceptado las condiciones
ofrecidas por los profetas. Debido a su rechazo persistente, la
prosperidad que aquí se describe nunca llegó a realizarse. En
consecuencia, la liga de naciones paganas no pudo atacar a un pueblo que
morara en la prosperidad aquí anunciada.

¿Se aplicará esta profecía en el futuro? Si se observa el principio
recién enunciado, tal aplicación podría establecerse solamente por medio
de una revelación posterior. En el NT, aparece sólo una referencia
directa a los símbolos de esta profecía (Apoc. 20: 8). En este pasaje
Juan afirma que esta profecía -que a cambio de ciertas condiciones se
habría cumplido en forma literal en tiempos anteriores- se cumplirá
hasta cierto punto en la lucha final contra Dios por parte de las
enormes huestes de los impíos, llamados "Gog y 733 Magog". Los escritos
de Elena de White no dicen nada en forma directa acerca de este
capítulo. Por supuesto, en forma indirecta se puede notar un paralelo
entre esta lucha y la contienda final en contra del Israel de Dios
cuando "las naciones se unan para invalidar la ley de Dios" (5T 524) y
los impíos se unan plenamente "a Satanás en su guerra contra Dios" (CS
714). Así "como [Satanás] influyó en las naciones paganas para que
destruyeran a Israel, así en un futuro cercano impulsará a los poderes
impíos de la tierra a destruir el pueblo de Dios" (CS 195-196; cf. TM
473). Este conflicto milenario concluirá finalmente con la destrucción
de Satanás y de sus huestes (denominados Gog y Magog, Apoc. 20: 8) al
final del milenio. Pero para entonces, el conflicto habrá alcanzado
proporciones mundiales y ya no podrá limitarse a una esfera pequeña como
la que se indica en Eze. 38 y 39, donde aparece como una lucha militar
contra el Estado judío restablecido (2JT 372-373; 3JT 46).

Cualquier exposición que vaya más allá de los límites de la
interpretación del NT y de las revelaciones del espíritu de profecía
carece de un "Así dice Jehová". Por supuesto, no debe afirmarse que no
puede haber un mayor conocimiento sin una revelación adicional. Pero sí
puede afirmarse que además de la confirmación específica de la
inspiración existe una gran probabilidad de error en cualquier
exposición de ese tipo, sobre todo en relación con profecías no
cumplidas, lo cual puede verse claramente en toda la historia de la
interpretación profético.

2.

Gog.

Este es el nombre escogido por Ezequiel para designar al caudillo de
las huestes paganas que habrían de atacar al Estado judío restaurado
después del retorno de los exiliados (vers. 14-16). Ha sido imposible
identificar a Gog con cualquier personaje histórico conocido. No se
sabe de qué raíz viene esta palabra. La palabra aparece 13 veces en las
Escrituras, pero el contexto de los pasajes no proyecta ninguna luz
sobre su significado. En 1 Crón. 5: 4, Gog aparece como nombre de uno
de los hijos de Joel de la tribu de Rubén. En Apoc. 20: 8, se emplea en
relación con Magog para simbolizar a las naciones impías, a quienes
Satanás reúne después del milenio para atacar a Cristo y para tomar la
Nueva Jerusalén. En las 11 veces que aparece en Ezequiel (cap. 38: 2-3,
14, 16, 18; 39: 1, 11, 15) se lo describe como caudillo de una enorme
coalición de naciones paganas. La LXX y el texto samaritano rezan Gog
en lugar de Alga en Núm. 24: 7. En Eze. 39: 11, 15, aparece la forma
compuesta Hamóngog, la "multitud de Gog". Este nombre se aplica al
valle donde serían enterradas las multitudes de Gog. Ninguna de estas
referencias sirve para identificar a Gog, y la única indicación que se
da en cuanto a su origen está en el cap. 38: 15, donde se dice que
vendría de su lugar, "de las regiones del norte".

En las fuentes seculares, contemporáneas con Ezequiel o anteriores
no se encuentra ningún personaje denominado Gog, aunque han aparecido
algunos nombres que se le asemejan. Uno de ellos es el nombre de Giges,
rey de Lidia (c. 660 a. C., ver t. 11, p. 68; com. 1 Crón. 1: 5).
Debido al ligero parecido entre Giges y Gog, algunos comentadores han
procurado hacer corresponder al uno con el otro. Al examinar la
evidencia histórica, se encuentra que Giges no fue un rey de
extraordinaria pericia militar. En los registros de Asurbanipal, Giges
aparece bajo el nombre de Guggu. Se cuenta como Guggu envió embajadores
a Asurbanipal en procura de ayuda para defenderse de los cimerios.
Asurbanipal afirma que con la ayuda de Asur y de Ishtar, dioses asirios,
Guggu pudo vencer a sus enemigos. Pero luego, en una guerra entre
Asiria y Egipto, el traidor Guggu se unió con los egipcios. Esta
perfidia fue castigada más tarde cuando los cimerios saquearon su país y
lo mataron. Este es el relato de Guggu. Sin embargo, no hay evidencia
alguna para probar que Gog es la forma hebrea de Guggu. La única
relación parecería estar en el sonido similar de los nombres, y esta
prueba carece de valor si no hay otras que la confirmen.

Otra suposición relaciona a Gog con el país bárbaro de Gagaia, que
aparece en una carta de un rey babilonio del siglo XV al faraón de
Egipto, en las tablillas de Tell el-Amarna (t. 1, PP. 113- 114). Sin
embargo, Gagaia es un país y no una persona, como lo es el Gog que
aparece en Ezequiel.

En realidad, no hay necesidad de encontrar un Gog en los registros
históricos. Lo más probable es que Gog sea el nombre ideal empleado por
Ezequiel para denominar al caudillo de las hordas paganas que se lanzan
en un ataque final contra Israel, después de su restauración, en un
tiempo cuando los israelitas gozan de la prosperidad prometida 734 por
Dios, a condición de que su pueblo le obedezca.

Tierra de Magog.

Esta era la patria de Gog, y al igual que "Gog" su significado es
desconocido. Es posible que Ezequiel mismo hubiera acuñado ese nombre
poniendo como prefijo ma al nombre gog. "Magog" aparece cinco veces en
las Escrituras. Dos veces aparece en Ezequiel (aquí y en el cap. 39: 6)
como tierra de Gog; una vez aparece en Apoc. 20: 8, en relación con las
naciones de los impíos; y en Gén. 10: 2 y 1 Crón. 1: 5, como uno de los
hijos de Jafet. Algunos, después de haber identificado a Gog con
Giges, rey de Lidia, sugieren que Magog debe ser el país de Lidia. No
hay ninguna prueba histórica de que esto sea así. Algunos han pensado
que Gagaia (ver com. p. 733) se refiere a Magog, aunque no puede
afirmarse esto de modo terminante (ver com. Gén. 10: 2).

Una antigua tradición judía identificaba a Magog con los escitas
(Josefo, Antigüedades i. 6. 1). Lo mismo sugiere Gesenio (ver su
diccionario hebreo). Sin embargo, esta identificación de Magog con los
escitas sólo se apoya en una conjetura. Estos dos nombres, Gog y Magog,
han sido motivo de mucha especulación. Al igual que Gog, es probable
que el nombre sea simbólico, habiéndose evitado a propósito un parecido
demasiado grande con la realidad, lo que muchas veces sucede en las
profecías a fin de que tal identificación no impida de ninguna manera el
cumplimiento de la predicción.

De tanto en tanto otras interpretaciones fantásticas han
identificado a Magog con diversas naciones o con personas. Podría
reunirse toda una colección de leyendas relacionadas con Gog y Magog.
En muchas de ellas aparece el relato de la construcción de un muro para
impedir la entrada de Gog y Magog. Este muro se ha ubicado en muchos
países, desde Grecia hasta la China, dependiendo del origen nacional de
la leyenda. Cuando se destruyó el muro, las fuerzas destructoras de Gog
y Magog pudieron realizar su obra. En algunas de las leyendas, estos
acontecimientos estaban relacionados con la venida del anticristo, en
cuyo tiempo serían liberados Gog y Magog (los pueblos bárbaros del norte
del Cáucaso), que hasta este momento habían estado contenidos por
Alejandro el Grande (ver L. E. Froom, Prophetic Faith of Our Fathers [La
fe profético de nuestros padres], t. I, PP. 555, 583-584, 586, 662).

Príncipe soberano.

Heb. nesi' ro'sh. Nesi' significa "príncipe", y ro'sh se traduce
como "cabeza", o como "principal". Por otra parte, la LXX translitera
Rós, como si se tratara de un nombre propio. La VM dice: "Príncipe de
Ros". De cualquier modo que se traduzca esta parte del versículo, la
enseñanza general de la profecía no se modifica. Si se considera que
ro'sh debe traducirse como el nombre propio de una nación, surge el
problema de tener que identificar esa nación o su territorio.

Por otra parte, difícilmente pueda justificarse la transliteración
de la palabra ro'sh para dar el nombre propio Ros. Se trata de tina
palabra común, que aparece más de 600 veces en el AT. Su sentido básico
es "cabeza", y sólo en Gén. 46: 21 tiene la característica de nombre
propio. Allí aparece como nombre de uno de los hijos de Benjamín.
Indudablemente, es posible que una palabra que aparece más de 600 veces
con la idea básica de "cabeza" en uno o dos casos pudiera convertirse en
un nombre propio, pero la única base que hay para ello es la
transliteración de la LXX. La LXX fue traducida en los siglos III y II
a. C., y por alguna razón los traductores emplearon el nombre propio Rós
en lugar de la traducción de la palabra ro'sh, "cabeza". No hay modo
de saber si en sus días había algún país llamado Rós.

Hay una consideración sintáctica que podría favorecer el que se tome
esta palabra como nombre propio. Si aquí se emplea la palabra ro'sh
como adjetivo, debería normalmente llevar un artículo, pues modifica a
nesi', que en el hebreo es palabra definida por encontrarse en cadena
constructa (genitivo de relación) con un nombre propio, "Mesec". Se
encuentran ejemplos de esta construcción donde se le agrega el artículo
definido al adjetivo que modifica al sustantivo que está en cadena
constructa. En Jer. 13: 9, "la mucha soberbia de Jerusalén". En Esd.
7: 9, "la buena mano de Dios". En Eze. 38: 2, el adjetivo no tiene
artículo, lo que permitiría traducir la palabra como nombre propio, pues
los nombres propios no llevan artículo. Pero esta comprobación está
lejos de ser decisiva. En algunos casos, el adjetivo mismo forma parte
de la cadena constructa y no lleva artículo en hebreo (por ejemplo, 2
Sam. 23: 1; 2 Crón. 36: 10). En 1 Crón. 27: 5 se halla una excepción
notable a la regla enunciada más arriba. 735 Allí aparece la expresión
hakkóhen ro'sh, "el sacerdote principal". En este caso el sustantivo
sacerdote tiene artículo, pero no lo tiene el adjetivo "principal". Por
otra parte, los editores del texto masorético consideran que se trata
de un error y que debería leerse en forma normal hakkóhen haro'sh, "el
sacerdote el principal".

Al buscar en las fuentes seculares, no se encuentra ningún país de
nombre "Ros". En las inscripciones asirias aparecen varios nombres
cuyos sonidos se asemejan a "Ros" (o Rosh), pero no hay la certeza de
que sea en realidad el territorio al cual se hace referencia aquí.

Desde el siglo X hasta el presente, diversos exégetas han procurado
identificar a "Ros" con "Rusia". Según Gesenio, los escritores
bizantinos del siglo X identificaban a Ros con hoi Rhos, pueblo que
vivía en la región norte de los montes Tauro. Gesenio consideró que
eran "sin duda los rusos" (ver su diccionario hebreo). También menciona
que Ibn Fosslan, autor árabe del mismo período, dice que esta gente
vivía sobre el río Rha (el Volga).

Por otra parte, la evidencia histórica muestra que el nombre de
"Rusia" no viene de "Ros" (o Rosh). Entre los eslavos que vivían en lo
que es ahora Rusia, había grupos de vikingos llamados varegos (o
varegas), emigrados de la parte oriental de Suecia. Aunque hay
diferentes opiniones en cuanto al papel de los varegos, la opinión
prevaleciente entre los especialistas es que estos guerreros
comerciantes y dirigentes militares -que no eran de origen eslavo-
dieron el nombre de "Rus" (de ahí "Rusia") al territorio que gobernaron.
La tradición rusa afirma que Rurik, que era varego, tomó el título de
príncipe de Novgorod (principal ciudad del norte de Rusia por ese
tiempo) en torno al año 862 a. C. Sus descendientes gobernaron a Rusia
aun durante la dominación mogol, hasta la muerte de Feodor (Teodoro), el
último gobernante de la dinastía Rurik, en 1598. Después de varios
años de agitaciones, tiempo durante el cual varios personajes reinaron
por la fuerza, se eligió un nuevo zar, Miguel Romanoff, cuya dinastía
continuó hasta la revolución de 1917 (ver J. B. Bury, A History of the
Eastern Ronwn Empire [Una historia del Imperio Romano Oriental], 1912,
p. 412; Bernard Pares, A History of Russia [Una historia de Rusia],
1944; Encyclopaedia Britannica [Enciclopedia británica], ed. 1974, s. v.
"Russia").

Puede, pues, observarse que cualquier parecido que pudiera existir
entre la palabra ro'sh y el nombre "Rusia", es pura coincidencia. No
parece poder comprobarse que se empleó el nombre de Rusia para designar a
ese país hasta más o menos el siglo X d. C.

Mesek.

Este nombre aparece nueve veces en las Escrituras. En Gén. 10: 2 y 1
Crón. 1: 5, Mesec figura como hijo de Jafet. En 1 Crón. 1: 17, Mesec
está como hijo de Sem, pero sin duda se trata de un error de copia y
debería leerse "Mas", como aparece en Gén. 10: 23. En los otros seis
casos, Mesec figura como nombre de una nación (Eze. 27: 13; 32: 26; 38:
2-3; 39: 1; Sal. 120: 5). Según la LXX, en Isa. 66: 19, debería leerse
"Mesec" en vez de "que disparan arcos". En Gén. 10: 2; 1 Crón. 1: 5 y
los cinco textos de Ezequiel, Mesec aparece en relación con Tubal,
indicando así que se habla de los descendientes de Jafet. Ezequiel los
designa como comerciantes que trafican con Tiro vendiendo "utensilios de
bronce" y también esclavos (cap. 27: 13). En Salmos, aparecen como
guerreros (Sal. 120: 7).

Se cree que Mesec corresponde con los mosquianos de los autores
clásicos griegos (Herodoto iii. 94; vii. 78), o sea los mushku de las
inscripciones asirias (ver com. Gén. 10: 2).

Algunos escritores, que encuentran a Rusia en ro'sh, también
encuentran a Moscú en el sonido mushku y piensan que esa ciudad puede
haber sido fundada por los descendientes de los mushku. Sin embargo, la
Encyclopaedia Britannica, edición 1974, indica que Moscú fue fundada en
el siglo XII por Jorge Dolgoruki. No hay ninguna relación entre los
dos nombres.

Tubal.

Este nombre aparece ocho veces en las Escrituras. En Gén. 10: 2 y 1
Crón. 1: 5, se enumera a Tubal como a uno de los hijos de Jafet. Este
nombre figura en Isa. 66: 19, donde la LXX pone también a Mesec (ver
com. Mesec). En Ezequiel aparece cinco veces (27: 13; 32: 26; 38: 2-3;
39: 1), siempre junto con Mesec. La forma compuesta del nombre,
Tubal-caín, aparece dos veces en Gén. 4: 22, como nombre del hijo de
Lamec y Zila.

Se ha identificado históricamente a Tubal con los tibarenios (en
griego tibarenói) mencionados por Herodoto (iii. 94) y con tabal de las
inscripciones asirias (ver com. Gén. 10: 2).

Quienes afirman que Ro'sh representa a Rusia procuran relacionar a
Tubal con Tobolsk 736 ciudad del centro de Rusia. La única razón de
identificar a uno con el otro es que hay algún parecido en el sonido de
sus nombres, razón poco sólida. Tobolsk no fue fundada hasta 1587 por
los cosacos.

El hecho de que hubo otras naciones que ocuparon un lugar mucho más
importante en la historia que las que se mencionan en el cap. 38,
sugiere que tal vez el propósito de la profecía no fue el de dar la
identidad específica de esos pueblos. Israel debía saber que se
levantaría un gran grupo de naciones que se opondría a su futuro
surgimiento y a su grandeza nacional y espiritual. No tenía mayor
importancia el precisar quién dirigiría esa inmensa confederación,
puesto que casi todos los poderes paganos que se oponían a Dios estaban
incluidos en ella. Es probable que la selección y la enumeración de
ciertas naciones no fuera más que una figura poética. Del mismo modo, al
aplicarse esta profecía al presente, puesto que todas las naciones se
unirán con Satanás en su lucha final contra el gobierno del cielo, no se
gana nada con intentar identificar a unas pocas de ellas.

4.

Te quebrantaré.

Heb. "yo te haré volver". "Yo te haré dar media vuelta" (BJ).
Dios no hace volver a Gog de Palestina, sino de alguna otra empresa, a
fin de que se dirija contra la Tierra Santa. El contexto de estos
versículos y del cap. 39: 2 indican esto. La figura es la de un animal
indómito que se dispone a hacer lo que le place, pero que es dirigido
por un poder superior. Aquí se presenta a ese poder como si fuera el
poder de Jehová, puesto que con frecuencia se afirma en las Escrituras
que Dios hace lo que permite que Satanás haga (ver com. 2 Crón. 18: 18;
Eze. 38: 10).

Garfios en tus quijadas.

Cf. cap. 29: 4.

Todo tu ejército.

Este vasto conjunto de pueblos va contra Israel plenamente equipado.
Aparentemente sus planes han sido trazados en forma cuidadosa y se han
hecho preparativos adecuados. Desde un punto de vista militar, todo
pareciera favorecer a los atacantes. Pero estando Yahweh contra Gog,
Israel no tiene nada que temer.

5.

Persia.

El profeta había convocado anteriormente a las naciones que vivían
al norte. El segundo grupo vivía al este y al sur: sin embargo, no se
mencionan naciones inmediatamente vecinas. Sólo se convoca a esta
batalla a las que viven en los confines del mundo conocido; por posibles
razones de esto, ver en este cap. com. vers. 2, en el párrafo final de
la sección "Tubal". Para encontrar un bosquejo de la historia de Persia
ver t. III, PP. 53-66.

Cus.

Heb. Kush, fue uno de los hijos de Cam (Gén. 10: 6). Sus
descendientes se establecieron en el sur de Egipto en lo que más tarde
fue Nubia, actualmente al extremo sur de Egipto y al norte de Sudán (ver
com. Gén. 10: 6).

Fut.

Ver com. cap. 27: 10.

6.

Gomer.

Uno de los hijos de Jafet (Gén. 10: 2; 1 Crón. 1: 5). También se
menciona a Gomer como la esposa de Oseas (Ose. 1: 3). El único otro
caso bíblico en que aparece dicho nombre es en esta referencia a Gomer y
todas sus tropas. Nada de esto arroja mucha luz para poder determinar
quiénes fueron estos pueblos que se unieron a Gog contra Israel.

En las fuentes seculares se hace frecuente mención de los gímirrai o
cimerios (ver Homero, Odisea xi. 14), de quienes se cree que eran el
mismo pueblo aquí descrito con el nombre de Gomer y "sus tropas".
Fueron una horda bárbara de iranios que procediendo de lo que ahora es
el sur de Rusia, se volcó en el siglo VIII a. C. sobre el territorio de
Asiria y sus vecinos, causando disturbios y derramamiento de sangre (ver
Herodoto i. 15. 16; por información adicional, ver com. Gén. 10: 2).

Togarma.

Togarma fue hijo de Gomer, nieto de Jafet, hermano de Askenaz y de
Rifat (Gén. 10: 3; 1 Crón. 1: 6). Con excepción de estas dos
referencias, el nombre sólo aparece aquí y en Eze. 27: 14, donde se
afirma que los de Togarma comerciaban en caballos y mulas en el mercado
de Tiro. Se ha identificado a este pueblo con los tilgarimmu de las
inscripciones asirias (ver com. Gén. 10: 3).

7.

Prepárate.

El profeta parece usar de ironía al animar a Gog a que haga todos
sus preparativos bélicos y reúna a todas sus fuerzas a fin de que todos
los enemigos de Dios perezcan juntos. Gog mismo ha de ser guarda de
todo ese ejército, para dirigir el ataque.

8.

Serás visitado.

"Recibirás órdenes" (BJ). El hebreo paqad puede traducirse también como "pasar revista" (Isa. 13: 4), o "ser llamado .

Al cabo de años.

Cf. Gén. 49: 1; Núm. 24: 14; Dan. 10: 14; Miq. 4: 1; ver com. Isa.
2: 2. No hay cómo saber cuán largo sería este 737 período. Quedaban
aún por delante muchos años de cautiverio, después de lo cual
transcurrirían años hasta que se restableciera el Estado judío y se
encontrara en la condición que aquí se describe.

Siempre.

Heb. tamid, "continuamente" (ver com. Dan. 8: 11). Los montes de
Israel no siempre habían estado desolados, pero durante el cautiverio lo
habían estado de continuo. Aún después del retorno del cautiverio, la
rehabilitación sería un proceso gradual, y la plena restauración no se
produciría hasta después de la destrucción de los enemigos del nuevo
Estado.

9.

Como tempestad.

Cf. Prov. 1: 27; Isa. 21: 1; 28: 2; Eze. 13: 11.

Como nublado.

Atribuyendo esta profecía a los acontecimientos de lo que sería
ahora un futuro inmediato, algunos han aplicado este simbolismo a las
modernas fuerzas aéreas. Esto es mera conjetura. No hay cómo saber si
Satanás empleará fuerzas aéreas en su última campaña, después del
milenio (Apoc. 20: 9; ver com. Eze. 38: 1).

10.

Concebirás mal pensamiento.

"Concebirás perversos planes" (BJ). En los vers. 4-16 se presenta a
Dios como el que hace que Gog ataque la tierra de Israel. Aquí es
evidente que Dios lo hace en el sentido de que permite que Gog lleve a
cabo los intentos de su impío corazón.

11.

Sin muros.

Cf. Zac. 2: 4-5. Esta falta de defensa haría que Gog confiara en la victoria.

12.

La parte central de la tierra.

Heb. "ombligo de la tierra". Esta figura sólo aparece aquí y en
Juec. 9: 37, donde se aplica sin duda a un cerro cerca de Siquem,
probablemente por causa de su ubicación central respecto al Jordán y al
Mediterráneo. Aquí Palestina aparece como centro de la tierra, quizá en
el mismo sentido en que se dice que Jerusalén fue puesta "en medio de
las naciones" (Eze. 5: 5).

13.

Sabá.

Aquí el profeta añade tres nombres más a su lista de naciones. No
se dice que éstas se unirían con las huestes invasoras, sino que
preguntarían por el botín que se tomaría. Quizá tendrían la esperanza
de que parte del botín pasara a sus manos. Ver en com. cap. 27: 22 la
identificación de Sabá.

Dedán.

Ver com. cap. 25: 13.

Tarsis.

Se cree que habría sido la colonia fenicia de Tartesos en España.
Se ha procurado identificar este lugar con países vecinos de Palestina,
pero por lo que se dice en la Biblia, queda claro que Tarsis quedaba a
alguna distancia, allende el mar. Los minerales que se traían de Tarsis
todavía existen en España. Tartesos parece corresponder bien con la
descripción bíblica de Tarsis (ver com. Gén. 10: 4). Es posible que
los "mercaderes de Tarsis" fueran los fenicios.

16.

Cuando sea santificado en ti.

En los vers. 14-16 se repite en buena parte lo que ya se había dicho
respecto de la apacible seguridad de Israel y de que Dios permitía que
la poderosa confederación de Gog subiese contra su pueblo. El carácter
de Dios estará plenamente vindicado en la destrucción de Gog. Así
también, cuando Satanás y la vasta multitud de los impíos sean
destruidos al fin del milenio, la sabiduría, la justicia y la bondad de
Dios serán plenamente vindicadas. De labios de todos los seres creados,
ya sean leales o rebeldes, se oirán estas palabras: "Justos y
verdaderos son tus caminos, Rey de los santos" (Apoc. 15: 3; cf. CS
726-729).

17.

De quien hablé.

No existe ahora ninguna profecía anterior en la cual se mencione por
nombre a Gog, ni necesitamos preocuparnos de que tal profecía se haya
perdido. Vista en su sentido más amplio, la batalla que aquí se describe
no es más que la culminación de la antigua lucha entre los poderes del
mal y el pueblo de Dios. Respecto de esto hay frecuentes menciones en
profecías anteriores. La primera insinuación de esta lucha proviene del
jardín del Edén, en la maldición pronunciada sobre la serpiente. Dios
predijo que habría constante guerra entre la simiente de la mujer -la
iglesia- y Satanás. El triunfo final sobre el mal fue predicho en la
frase, "ésta [la simiente de la mujer] te herirá en la cabeza" (Gén. 3:
15). Otras referencias al conflicto y al triunfo final del bien se
encuentran en los Salmos y en libros proféticos posteriores (Sal. 2:
1-10; Isa. 26: 20-21; etc.).

Era de esperar que cualquier éxito de parte del pueblo de Dios
debería enfrentarse con la más violenta oposición del gran adversario.
Lo que se dice de Gog en este capítulo es un esbozo del tipo de
resistencia que habría encontrado en el período postexílico el pueblo
regenerado que al fin hubiera cumplido la misión que Dios le había
encomendado. Puesto que la profecía era condicional y las condiciones
nunca fueron cumplidas, las predicciones no hallaron su cumplimiento en
el Israel literal. Tampoco es posible proyectar 738 al futuro todos los
detalles a fin de que se cumplan entonces. Sólo aquellos elementos
proféticos reiterados más tarde por autores inspirados han de aplicarse
en el futuro (ver PP. 38-40; com. vers. 1).

18.

Subirá mi ira.

Se llaman antropomorfismos aquellas figuras que atribuyen a Dios
atributos humanos. Dios describe sus actos con frases que resultan
conocidas para los hombres. En realidad, Dios está muy por encima del
razonamiento humano. "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová" (Isa. 55: 8).

19.

Gran temblor.

Aquí hay un detalle al cual llaman la atención los autores del NT
Hablan de terribles convulsiones naturales que precederán a la venida
del Hijo del Hombre. Jesús habló del "bramido del mar y de las olas", y
de los hombres que desfallecerían por "el temor y la expectación", no
tanto por causa de alguna amenaza militar sino porque la naturaleza
parecería estar totalmente alterada (Luc. 21: 25-26; CS 693). Juan el
revelador presenta una descripción más viva de los grandes cataclismos
del mundo natural (Apoc. 16: 18-20). Los hombres siempre han dependido
de la naturaleza. Hasta donde se sepa, ni una vez en el largo
transcurso de la historia del mundo, salvo en relación con lo que se
registra en Jos. 10: 12-13 y 2 Rey. 20: 8-11, ha dejado el sol de hacer
su recorrido normal. Toda ley natural siempre ha operado con plena
regularidad. Los hombres han confiado en la permanencia de esas leyes,
olvidando a Aquel en quien "todas las cosas... subsisten" (Col. 1: 17).
En lugar de Dios, han elegido al ídolo de la ciencia que es en verdad
"el Dios de este siglo" (2 Cor. 4: 4). El "gran temblor" en el mundo
natural les hará reconocer la terrible realidad de que el Dios a quien
han elegido, el "príncipe de la potestad del aire" (Efe. 2: 2), no tiene
poder sobre los elementos. Sin embargo pretendió tener una posición y
un poder iguales a los del Hijo de Dios (ver com. Eze. 28: 13) y afirmó
que si se le diera la oportunidad de hacerlo, ejercería sobre el mundo
un dominio más equitativo que el que ejercía Cristo. Se le ha dado una
oportunidad de realizar esa demostración. Ahora, en medio de una tierra
tambaleante todos los hombres ven la falsedad y la arrogancia de sus
pretensiones y descubren aunque demasiado tarde, que el tiempo de gracia
se ha acabado para siempre.

21.

La espada de cada cual.

Esto también sucederá durante el tiempo de terrible desilusión,
cuando las multitudes descubran que sus dirigentes religiosos las han
engañado, y con furor se vuelquen sobre ellos. "Las espadas que debían
servir para destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus
enemigos. Por todas partes hay luchas y derramamiento de sangre" (CS
714).

Tal como se registra en el AT, en numerosas ocasiones Dios liberó a
su pueblo, haciendo que sus enemigos combatieran entre sí Juec. 7: 22; 1
Sam. 14: 20; 2 Crón. 20: 22-24).

22.

Piedras de granizo.

Este acontecimiento corresponde con el granizo de la séptima plaga,
cuando caerán piedras de como un talento de peso para aumentar la
destrucción ya realizada (Apoc. 16: 21). Es posible que el "fuego"
halle su equivalente en los "relámpagos" de Apoc. 16: 18. Esta profecía
se aplica al final de la historia del mundo de la siguiente forma:
"Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra
en claridad de llamaradas" (CS 695).

23.

Sabrán.

Así como Gog había de ser completamente derrotado y los hombres
habían de reconocer la superioridad del Dios del cielo, así también, a
medida que se acerca el pináculo del gran conflicto, serán completamente
desenmascarados los planes del gran engañador, tan cuidadosamente
trazados, y quedarán al descubierto la falsedad y la debilidad de las
pretensiones de Satanás. Tanto hombres como demonios deberán reconocer
que hay Uno que es supremo, y que todos sus actos en el gran conflicto
han sido llevados a cabo para lograr el eterno bien de su pueblo y del
universo entero (ver CS 729).

Con referencia a este estribillo que aparece con frecuencia en el
libro de Ezequiel, ver com. cap. 6: 7. Aparece dos veces aquí (cap. 38:
16, 23) y cuatro veces en el cap. 39 (vers. 6-7, 22, 28).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

22 PP 544 739

CAPÍTULO 39

1 juicios de Dios contra Gog. 8 Victoria de Israel. 11 Sepultura de
Gog en Hamón-gog. 17 Festín de las aves. 23 Israel, castigado por sus
pecados, será restaurado de nuevo con favor eterno.

1 TU PUES, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho
Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano
de Mesec y Tubal.

2 Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel;

3 y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha.

4 Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los
pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las
fieras del campo, te he dado por comida.

5 Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.

6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con seguridad en las costas; y sabrán que yo soy Jehová.

7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y
nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo
soy Jehová, el Santo de Israel.

8 He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado.

9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y
quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y
lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años.

10 No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino
quemarán las armas en el fuego; y despojarán a sus despojadores, y
robarán a los que les robaron, dice Jehová el Señor.

11 En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en
Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el
paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud;
y lo llamarán el Valle de Hamón-gog.

12 Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra.

13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos
célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor.

14 Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que
viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin
de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento.

15 Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de
algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los
sepultureros en el valle de Hamóngog.

16 Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra.

17 Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves
de toda especie, y a toda fiera del campo: juntaos, y venid; reuníos de
todas partes de mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio
grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre.

18 Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la
tierra; de carneros, de corderos, de machos cabríos, de bueyes y de
toros, engordados todos en Basán.

19 Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaras de sangre de las víctimas que para vosotros sacrifiqué.

20 Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos los hombres de guerra, dice Jehová el Señor.

21 Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán
mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse.

22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios.

23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva
por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos
mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a
espada.

24 Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro.

25 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la
cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y
me mostraré celoso por mi santo nombre. 740

26 Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que
prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no
haya quien los espante;

27 cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra
de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas
naciones.

28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos
llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin
dejar allí a ninguno de ellos.

29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

1.

Profetiza contra Gog.

Este capítulo prosigue con el tema del anterior, repitiendo en parte
lo que ya se ha dicho acerca de Gog pero añadiendo mayores detalles en
cuanto a la amplitud del botín (vers. 9-10), el sistema de sepultar a
los muertos (vers. 11-16), y la extensión de la matanza (vers. 17-20).
En los vers. 21-29 se recapitulan las bondadosas promesas de Dios para
la restauración.

Gog.

Ver com. cap. 38: 2.

2.

Te conduciré.

" idea que da el verbo hebreo shasha' es "conducir como a un niño que
aprende a caminar". Los tárgumes emplean el verbo nasha', "engañar",
"llevar al error". La LXX emplea el verbo kathodegéo, "conducir hacia
abajo". Estas diferencias corresponden con la combinación de ideas del
cap. 38: 4, 16.

3.

Sacaré tu arco.

Esta frase indica que los invasores serían arqueros.

4.

Aves... fieras.

Los buitres y los chacales estaban siempre listos para alimentarse
de los cuerpos de los muertos en batalla (1 Sam. 17: 46; Eze. 33: 27).

6.

Fuego sobre Magog.

Magog es el país de Gog (ver com. cap. 38: 2). El castigo cae sobre
ese país también, y se extiende a las costas y las islas del mar.

7.

Sabrán las naciones.

El nombre de Dios sería vindicado mediante estos castigos (ver com. cap. 38: 16).

9.

Fuego por siete años.

Es claro que esta parte de la profecía no se cumplirá en forma
literal en relación con la segunda venida de Cristo y el milenio. Según
el principio que se presentó (com. cap. 38: 1), la historia habría sido
muy diferente si Israel hubiera permitido que Dios realizara los planes
que tenía para su pueblo. En el transcurso natural de los
acontecimientos, la nación próspera y restablecida sería el objeto del
ataque de naciones paganas envidiosas que habrían rehusado aceptar el
mensaje de Israel acerca del verdadero Dios. En la guerra que aquí se
describe, Dios protegería a su pueblo dándoles una victoria abrumadora.
Esta descripción profético del gran conflicto sin duda se habría
cumplido literalmente como se habrían cumplido las promesas de
restauración nacional y misión de alcances mundiales para el Israel
repatriado. Podría preguntarse entonces, ¿por qué no podrían cumplirse
estas cosas ahora que una vez más existe un Estado de Israel en
Palestina? Debe responderse que desde que se hicieron estas
predicciones, por haber rechazado a Jesús, los judíos fueron rechazados
como nación por Dios, y las promesas que han pertenecido durante dos mil
años a la iglesia cristiana, habrán de cumplirse en un sentido
espiritual en el Israel espiritual (PP. 37-38).

11.

Lugar para sepultura.

Gog, que había esperado ganar una completa victoria sobre Israel, no
recibiría de parte del Señor más que un lugar para sepultura en ese
país. El texto masorético dice "lugar allí", pero la LXX y la Vulgata
traducen "lugar de renombre".

El valle de los que pasan.

No puede ubicarse con precisión este valle. Se dice que está "al
oriente del mar", sin duda con referencia al mar Muerto. La ubicación
específica no importa para la interpretación del pasaje.

Obstruirá el paso.

Podría entenderse que los viajeros que por allí pasaran deberían
detenerse en este lugar notorio para considerar el castigo infligido
sobre los enemigos del pueblo de Dios, o tal vez que el valle no tendría
salida.

Valle de Hamón-gog.

Es decir, "valle de la multitud de Gog".

14.

Hombres a jornal.

Heb., "hombres de continuo", hombres designados para realizar esa
tarea hasta cumplirla. La obra había de realizarse en forma
sistemática.

Con los que viajen.

La preposición hebrea 'eth, aquí traducida "con", puede también
indicar que la palabra que sigue es el objeto directo del verbo. Así se
leería "que recorren la tierra para enterrar a los que pasan, a los que
741 quedan sobre la faz de la tierra". La LXX y las versiones siríacas
omiten esta frase. De ahí que la BJ sólo diga, "entierren a los que
hayan quedado por el suelo".

15.

Una señal.

Para atraer la atención de los sepultureros.

16.

Hamona.

Es posible que esta palabra sea derivada de hamon, en hebreo, "multitud".

17.

Aves de toda especie.

No debe considerarse que las figuras de los vers. 17-20 representen
acontecimientos que transcurrirían después de los que se describen en la
primera parte del capítulo. Simplemente describen los mismos
acontecimientos bajo otra figura. Esta nueva figura sirve para
magnificar la descripción de la inmensa matanza. En Isa. 34: 6 y Jer.
46: 10 se presentan también los castigos destructivos de Dios como si
fueran sacrificios. Toda esta sección tiene un notable parecido con
Apoc. 19:17-18, pasaje que indica cómo y cuándo esta parte de las
Escrituras hallará un certero cumplimiento con relación a la era
cristiana. Con algunas de las mismas figuras, Juan representa la
tremenda matanza de los impíos en ocasión de la segunda venida de
Cristo, destrucción que en ese caso será tan completa que no quedará
nadie que entierre los muertos.

21.

Mi gloria entre las naciones.

Ezequiel predijo el curso que habría seguido la historia si Israel,
ya en el cautiverio, hubiera aprovechado plenamente de su castigo (ver
com. cap. 38: 1). La derrota de las multitudes de Gog no representa la
aniquilación final de todos los elementos pecaminosos y el comienzo de
cielos nuevos y una tierra nueva, totalmente renovados. Más bien
describe un paso intermedio. La grandiosidad de la escena provocaría tal
admiración en todo el mundo, que la atención de los hombres por
doquiera se dirigiría hacia Dios y sus propósitos para los habitantes de
la tierra. Esto sería un motivo para que se acrecentara mucho la obra
misionera de Israel, lo que culminaría con la presencia del reino de
Dios.

23.

Sabrán las naciones.

Ya no afirmarían, como lo habían hecho antes, que los sufrimientos
de Israel eran el resultado de que Dios no tenía suficiente poder para
protegerlos. Por el contrario, verían la justicia y la equidad de los
propósitos divinos, y por ende, serían atraídos a su reino y buscarían
entrar en él.

29.

Habré derramado de mi Espíritu.

El reavivamiento de Israel habría sido acompañado por un gran
derramamiento del Espíritu. Este poder prometido los habría capacitado
para evangelizar rápidamente el mundo y prepararse para la venida del
Mesías.

CAPÍTULO 40

1 Tiempo, forma y Depósito de la visión. 6 Descripción de la puerta
del este, 20 del norte, 24 del sur, 32 del este, 35 y del norte. 39 Ocho
mesas. 44 Las cámaras. 48 El pórtico del templo.

1 EN EL año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año,
a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue
conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me
llevó allá.

2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso
sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una
gran ciudad, hacia la parte sur.

3 Me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto
de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y
él estaba a la puerta.

4 Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus
ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te
muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta
todo lo que ves a la casa de Israel.

5 Y he aquí un muro fuera de la casa; y la caña de medir que aquel
varón tenía en la mano era de seis codos de a codo y palmo menor; y
midió el espesor del muro, de una caña, y la altura, de otra caña. 742

6 Después vino a la puerta que mira hacia el oriente, y subió por
sus gradas, y midió un poste de la puerta, de una caña de ancho, y el
otro poste, de otra caña de ancho.

7 Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y
entre las cámaras había cinco codos de ancho; y cada poste de la puerta
junto a la entrada de la puerta por dentro, una caña.

8 Midió asimismo la entrada de la puerta por dentro, una caña.

9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de
dos codos; y la puerta del portal estaba por el lado de adentro.

10 Y la puerta oriental tenía tres cámaras a cada lado, las tres de
una medida; también de una medida los portales de cada lado.

11 Midió el ancho de la entrada de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos.

12 El espacio delante de las cámaras era de un codo a un lado, y de
otro codo al otro lado; y cada cámara tenía seis codos por un lado, y
seis codos por el otro.

13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de ancho, puerta contra puerta.

14 Y midió los postes, de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal todo en derredor.

15 Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior, cincuenta codos.

16 Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por
dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las
ventanas estaban alrededor por dentro; y en cada poste había palmeras.

17 Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí había cámaras, y
estaba enlosado todo en derredor; treinta cámaras había alrededor en
aquel atrio.

18 El enlosado a los lados de las puertas, en proporción a la longitud de los portales, era el enlosado más bajo.

19 Y midió la anchura desde el frente de la puerta de abajo hasta el
frente del atrio interior por fuera, de cien codos hacia el oriente y
el norte.

20 Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.

21 Sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro; y sus postes y
sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos de
longitud, y veinticinco de ancho.

22 Y sus ventanas y sus arcos y sus palmeras eran conforme a la
medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y se subía a ella por
siete gradas, y delante de ellas estaban sus arcos.

23 La puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta hacia
el norte, y así al oriente; y midió de puerta a puerta, cien codos.

24 Me llevó después hacia el sur, y he aquí una puerta hacia el sur;
y midió sus portales y sus arcos conforme a estas medidas.

25 Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las otras
ventanas; la longitud era de cincuenta codos, y el ancho de veinticinco
codos.

26 Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de
ellas; y tenía palmeras, una de un lado, y otra del otro lado, en sus
postes.

27 Había también puerta hacia el sur del atrio interior; y midió de puerta a puerta hacia el sur cien codos.

28 Me llevó después en el atrio de adentro a la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas medidas.

29 Sus cámaras y sus postes y sus arcos eran conforme a estas
medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de
cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.

30 Los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho.

31 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes; y sus gradas eran de ocho peldaños.

32 Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme a estas medidas.

33 Eran sus cámaras y sus postes y sus arcos conforme a estas
medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de
cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.

34 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.

35 Me llevó luego a la puerta del norte, y midió conforme a estas medidas;

36 sus cámaras, sus postes, sus arcos y sus ventanas alrededor; la
longitud era de cincuenta 743 codos, y de veinticinco codos el ancho.

37 Sus postes caían afuera al atrio, con palmeras a cada uno de sus
postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.

38 Y había allí una cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán el holocausto.

39 Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado, y otras
dos al otro, para degollar sobre ellas el holocausto y la expiación y el
sacrificio por el pecado.

40 A un lado, por fuera de las gradas, a la entrada de la puerta de¡
norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada de la
puerta, dos mesas.

41 Cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, junto a la
puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán las víctimas.

42 Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, de un
codo y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de un codo de
altura; sobre éstas pondrán los utensilios con que degollarán el
holocausto y el sacrificio.

43 Y adentro, ganchos, de un palmo menor, dispuestos en derredor; y sobre las mesas la carne de las víctimas.

44 Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba
al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las
cuales miraban hacia el sur; una estaba al lado de la puerta del
oriente que miraba hacia el norte.

45 Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los sacerdotes que hacen la guardia del templo.

46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que
hacen la guardia del altar; estos son los hijos de Sadoc, los cuales son
llamados de los hijos de Leví para ministrar a Jehová.

47 Y midió el atrio, cien codos de longitud, y cien codos de anchura; era cuadrado; y el altar estaba delante de la casa.

48 Y me llevó al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico,
cinco codos de un lado, y cinco codos de otro; y la anchura de la
puerta tres codos de un lado, y tres codos de otro.

49 La longitud del pórtico, veinte codos, y el ancho once codos, al
cual subían por gradas; y había columnas junto a los postes, una de un
lado, y otra de otro.

1.

El año veinticinco.

Sin duda se refiere al cautiverio de Joaquín (ver com. cap. 1: 2),
siempre que se siga el mismo esquema de fechas en todo el libro. El
hecho de que el vers. 1 se refiera a "nuestro" cautiverio (al igual que
el cap. 33: 21) indica que Ezequiel fue llevado cautivo, junto con
Joaquín.

Principio del año.

Heb. ro'sh hashshanah, "cabeza del año". Puesto que la palabra ro'sh
algunas veces significa "primero", hay quienes consideran que aquí se
indica el primer mes del año, es decir, el mes de Nisán. Si así fuera,
esta fecha correspondería con el mes de abril de 573 o de 572 a. C.
(dependiendo de si Ezequiel computó los años a partir de la primavera o a
partir del otoño). Sin embargo, si Ezequiel se refería al "principio
del año", y computaba el cautiverio según el año civil judío, que
comenzaba con el 7.º mes (Tisri), se hace referencia aquí al día de la
expiación en octubre de 573 (ver p. 602). Es interesante notar que ésta
es la única vez en que aparece en la Biblia la frase ro'sh hashshanah,
nombre que todavía dan los judíos al primer día del mes de Tisri, cuando
se celebra el Año Nuevo judío. Sin embargo, esto no prueba que en ese
tiempo la frase hubiera tenido el mismo significado. El día que se
menciona es el 10º', no el 1.º.

Catorce años.

El año 25 del cautiverio de Joaquín puede hacerse coincidir con el
año 14 de la caída de Jerusalén, a fin de hacer concordar las tres
fechas posibles mencionadas en el párrafo anterior (ver t. 111, PP.
9596).

Los cap. 40-48 constituyen tina profecía única, muy singular.
Presentan con lujo de detalles la visión de un nuevo templo. También
aparece un nuevo y notable plan para dividir la tierra y una visión de
aguas vivas que manan de ese magnífico templo.

Esta profecía presenta varios problemas de interpretación. Se han adoptado frente a ella tres posiciones principales:

1. La posición literal. Según ella, Ezequiel proporcionó el esbozo
de una nueva constitución para Israel, que en realidad se habría puesto
en práctica en algún momento futuro, ya fuera en seguida después del
exilio, o más tarde. Según esta teoría, la construcción del templo, la
institución de un culto y la división de la tierra habrían seguido
precisamente las especificaciones dadas por Ezequiel.

2. La posición futurista. Según ella, la visión del templo
proporcionaría una nueva 744 constitución para el Israel restaurado y
reunido. Sin embargo, a pesar de conceder que en un pequeño grado esta
constitución pudo haber tenido vigencia después del exilio, espera una
futura edad de oro, cuando la visión se cumplirá en forma exacta y
completa.

3. La posición alegórica. Niega todo cumplimiento literal y espera
algún cumplimiento simbólico, inmediatamente después del exilio, en la
era cristiana, o al final de la historia del mundo.

Con referencia a estas tres posiciones podría comentarse lo siguiente:

En contra de la posición literalista, debe hacerse notar que es
inconcebible que no haya alusión al lenguaje de Ezequiel en los libros
históricos de Esdras y Nehemías, ni en las profecías de Hageo, todos
ellos relacionados con este período. Aunque en estos libros se describe
el retorno, la distribución de la tierra y la reconstrucción del templo,
no hay ninguna referencia a esta profecía, ni se nota de parte de los
constructores ningún deseo de ceñirse a las instrucciones de Ezequiel.

En contra de la posición futurista, podría decirse que en vista de
la relación existente entre la antigua dispensación y la nueva, según se
puede leer en las Escrituras, es imposible concebir que alguna vez Dios
mandara de nuevo que se ofrecieran sacrificios animales que fueran
aceptos para él.

En contra de la posición alegórico, debe hacerse notar que no
justifica adecuadamente los múltiples detalles de la visión y no
presenta un modelo de interpretación suficientemente significativo como
para justificar la gran extensión del tema.

La posición más simple es la que sigue los principios esbozados en
el com. cap. 38: 1. Según esos principios, la visión del templo se
habría cumplido en forma literal si el pueblo hubiera sido fiel a su
cometido, pero porque fracasó, la profecía no pudo cumplirse de acuerdo
con su intención original. Relativamente pocos judíos volvieron a
Palestina, y distaron mucho de cumplir el propósito de Dios para ellos.
Ciertos elementos (cap. 47) se cumplirán parcialmente en la iglesia
cristiana, como lo hacen notar autores inspirados posteriores.

La visión del templo es una profecía pictórica, y se le deben
aplicar los principios esbozados en los comentarios del cap. 1:10.
Ezequiel vio representaciones de lo real, y no la realidad misma. El
grado de identificación sigue siendo un problema que deberá todavía ser
interpretado. Sin embargo, sin tomar en cuenta hasta dónde llegan las
diferencias entre la realidad y el símbolo, un estudio comparativo de
las otras profecías relacionadas con la restauración nos lleva a pensar
que aquí el profeta describe un estado literal, con una capital literal y
un templo literal. Sería difícil concebir que los judíos, a quienes se
dirigía esta profecía, pudieran haberla entendido de otra forma. El
hecho de que los autores bíblicos postexílicos nunca hicieran referencia
a esta profecía, y el hecho de que los constructores del templo,
evidentemente, no prestaron ninguna atención a este plan, quizá podría
explicarse si se supone que los constructores sabían muy bien que las
condiciones todavía no se habían dado para que estas promesas pudieran
cumplirse. Tampoco hay en esta serie de profecías insinuación alguna de
que esos planes habían de ejecutarse en seguida del regreso de los
repatriados. Sin duda se las consideraba como una meta futura, que
debían esforzarse por alcanzar.

Si Dios sabía que su templo nunca sería edificado, ¿por qué se
esforzaría tanto en proporcionar un modelo tan lleno de pormenores del
estado futuro? La respuesta es que Dios no dejó de utilizar método
alguno para que Israel fuera inducido a aceptar el excelso destino que
originalmente había sido preparado para él. Hasta este momento, la
historia de Israel había significado una serie de fracasos. Dios ahora
le ofrecía otra oportunidad para que empezara de nuevo. El pasado sería
olvidado y nunca más sería presentado contra él. Israel como nación, y
su pueblo personalmente, estaban invitados a aferrarse de esta gloriosa
promesa.

Es razonable suponer que, a fin de convencer a su pueblo de la
seguridad de la promesa, Dios mandó a su siervo que trazara un plano
exacto del templo que habría de ser el centro de culto del nuevo Estado.
Dios podría haber presentado esta promesa sólo en términos generales.
Podría meramente haberles dicho que en lo futuro el templo habría de ser
reconstruido. Pero esa comunicación habría sido imprecisa. No habría
duda en cuanto a la seriedad de las intenciones de Dios si describía
cuidadosamente cada detalle de la construcción y del servicio. Se
dedican en total nueve capítulos al templo y a sus servicios, y a
detalles relacionados con la ciudad 745

PLANO DEL TEMPLO DE EZEQUIEL

746 y la nueva división de la tierra.

Esta es la última visión importante de Ezequiel (sólo la que
respecta a Egipto, dada en el cap. 29: 17-21, fue posterior), y su
magnitud y grandeza son un pináculo apropiado para la carrera profético
de Ezequiel. Se ha dado la siguiente descripción pintoresca de esa
carrera: "Ezequiel irrumpe en la escena como la nube de tormenta
descrita en su primera profecía. El progreso de sus visiones nos
encandila como las luces cromáticas que giran en medio de la nube en
movimiento, hasta que la tormenta se pasa, la nube se disipa en el
espacio y queda tanta luz que pueden verse los esplendores de una
ciudad, de un templo, y de una nación iluminados con la gloria
inmarcesible de un Dios omnipresente" (Homiletic Commentary [Comentario
homilético]).

2.

Un monte muy alto.

El profeta fue colocado en un punto elevado a fin de que desde allí pudiera examinar los detalles de la visión.

Parecido a una gran ciudad.

El templo y sus atrios, rodeados de muros, daban la impresión de una
ciudad amurallada (con referencia al tamaño, ver com. vers. 5).

3.

Un varón.

No se identifica este personaje.

Cordel de lino.

Este cordel se emplearía para medir las distancias mayores (cf. cap. 47: 3).

Caña de medir.

Ver Apoc. 11: 1; 21: 15. Este instrumento habría de emplearse para las medidas pequeñas (ver com. Eze. 40: 5).4.

Cuenta todo.

El propósito de presentar al profeta todos estos complicados
detalles era el de hacer conocer a los hijos de Israel el glorioso plan
que Dios tenía para ellos. La descripción de estos detalles sin duda
tenía el propósito de servir ¿como un gran aliciente para que el pueblo
cumpliese con las condiciones necesarias. De este modo se le aseguraba
que los pensamientos de Dios para Israel eran de paz y no de mal (ver
Jer. 29: 11). La presentación de un plano completo les mostraba que Dios
hablaba en serio respecto de sus propósitos y que cumpliría con su
parte si el pueblo hacía lo que le correspondía (ver PP. 31-32).

5.

De a codo y palmo menor.

Si se computa el codo como 44,45 cm, y el palmo como la sexta parte
del codo, o sea 7,4 cm, se llega a un codo de 51,86 cm. La caña de medir
habría tenido entonces un largo total de 3,12 M.

Espesor.

Se habla aquí del espesor del muro que rodeaba el atrio. En el plano
de la p. 745, se designa este muro con la letra A. Este esquema se
presenta para dar una idea aproximada del edificio y de los atrios (ver
nota bajo el plano).

Aquí se da la misma medida para el alto y para el ancho del muro. No
se da el largo, pero parece haber sido de unos 500 codos (unos 250 m;
ver com. cap. 42:16) por cada uno de los cuatro lados. Este muro rodeaba
todo el complejo del templo. No era alto (unos 3 m), de modo que los
que se acercasen para adorar podrían fácilmente ver a la distancia el
templo en toda su hermosura y gloria, brillando por encima de los muros.

6.

Puerta que mira hacia el oriente.

En los vers. 6-16 se describe la puerta oriental (p. 745, B), o
puerta principal que llevaba directamente a la entrada al templo. Se la
describe con todos sus detalles. Las dimensiones de las puertas
exteriores del norte y del sur son idénticas (p. 745, F, G).

Gradas.

La puerta se hallaba a mayor elevación que el terreno que rodeaba el
recinto del templo. Se supone que, al igual que las puertas del norte y
del sur, tenía siete gradas (vers. 22, 26; ver p. 745, a).

Un poste.

Mejor "umbral" (BJ) de la puerta. Es decir, la entrada de la puerta desde afuera.

Una caña de ancho.

La misma dimensión del espesor de los muros (vers. 5), o sea 3,60 m. La otra dimensión de esta entrada era de

6 m (vers. 11).

7.

Cámara.

Según lo que dice el vers. 10, había tres cámaras a cada lado de la entrada central. Estas piezas medían unos 3 m de lado.

Poste.

Mejor, "umbral".

Por dentro.

Literalmente, "desde la casa'. Sin duda se hace referencia aquí al
umbral que estaba del lado interior de la estructura de la puerta, que
llevaba al atrio (vers. 8).

8.

La entrada de la puerta.

El "vestíbulo del pórtico"(BJ).

De la puerta.

Muchos manuscritos y las versiones antiguas omiten el pasaje que
comienza aquí y termina en el vers. 9. Evidentemente consideraron que se
trataba de una ditografía* (ver nota de la BJ). Quienes aceptan el
texto acortado, afirman que había un 747 solo vestíbulo en esta puerta.
Los que aceptan todo el pasaje, afirman que eran dos los vestíbulos.
Por esto, son diferentes los dibujos que se hacen de la estructura de la
puerta. Ver la nota debajo del plano en la p. 745, donde se destacan
los problemas que surgen por falta de precisión en cuanto a los detalles
arquitectónicos.

9.

Ocho codos.

Es decir, unos 4 m. Algunos afirman que ésta es la medida del portal
de este a oeste; otros afirman que es la medida de sur a norte.

Postes.

Heb. 'ayil, "pilar". La misma palabra se traduce como "gran árbol".

10.

Cámaras.

Ver com. vers. 7.

11.

Entrada.

Es decir, el umbral exterior.

La longitud del portal.

No se sabe con seguridad qué es lo que se mide aquí. Algunos piensan
que esta medida corresponde con la parte techada del portal; otros
piensan que era el pasillo entre las cámaras laterales, el cual quizá no
tenía techo.

12.

Espacio.

Quizá un "parapeto" (BJ) delante de las cámaras de la guardia. Al
parecer había alguna barrera que sobresalía un codo en el pasaje frente a
la cámara de la guardia, a fin de que el centinela pudiera salir sin
impedimento al corredor para ver bien todo lo que allí ocurría.

13.

Desde el techo.

Esta medida de 25 codos (unos 13 m) corresponde con el ancho del portal, de norte a sur.

14.

Los postes, de sesenta codos.

La LXX de la edición Rahlfs dice: "Y el espacio del pórtico de la
puerta, sesenta codos". Los códices Vaticano y Alejandrino dicen: "Y el
espacio del pórtico de la puerta, afuera, veinte codos". Es posible que
la palabra 'elim, "postes", se hubiera confundido con 'ulam, "atrio", y
que "sesenta", hexekonta, se hubiera confundido con "afuera", éxóthen,
en el griego, pero el cambio de 60 a 20 no es fácil de explicar. Por
otra parte, una columna de 60 codos de altura (30 m) sería realmente
imponente.

15.

Cincuenta codos.

Unos 25 m. El largo del edificio de la puerta era dos veces el ancho
(vers. 13). El método de reconstrucción que imagina que había un
pórtico o vestíbulo (ver com. vers. 8) divide el largo total de la
siguiente forma: entrada exterior, 6 codos; tres cámaras de 6 codos cada
una, 18 codos; dos espacios o pilares de 5 codos cada uno, 10 codos;
umbral interior, 6 codos; pórtico, 8 codos; quiciales, 2 codos, lo que
da un total de 50 codos. Si se reconstruye este edificio con dos
pórticos, estas cifras se modifican.

16.

Ventanas estrechas.

Heb., "ventanas cerradas", quizá "ventanas enrejadas" (BJ); ver com.
1 Rey. 6: 4. No es clara la ubicación exacta de estas ventanas.

Palmeras.

Se había empleado decoraciones similares en los tallados del templo de Salomón (1 Rey. 6: 29,32).

17.

Atrio exterior.

El templo tenía dos atrios: uno interior y otro exterior (p. 745, R y C respectivamente).

Enlosado.

El enlosado, o pavimento (p. 745, D), rodeaba el atrio exterior.

Treinta cámaras.

No se da ni la ubicación ni el tamaño de estas cámaras (p. 745, E,
E, E, E, E, E). Desde el punto de vista de la simetría, puede pensarse
que eran diez en cada uno de los muros no ocupados por el edificio del
templo. No se dice si estaban construidas en bloques o en unidades
individuales.

18.

En proporción a la longitud.

Este pavimento parece haber sido tan ancho como la longitud de los
edificios del pórtico, o sea unos 50 codos (cap. 40: 15). De esto se
restaría el espesor del muro exterior (6 codos, vers. 5), lo que dejaría
un pavimento de unos 44 codos (aproximadamente 22 m).

Más bajo.

Es posible que se lo designara de ese modo para distinguirlo del atrio interior, que era más elevado (cap. 41: 8).

19.

Cien codos.

Es decir, unos 50 m. Esta medida abarcaba desde la entrada interior
de la puerta del edificio exterior del pórtico hasta la entrada exterior
del edificio del pórtico interior (vers. 23, 27).

20.

Hacia el norte.

En los vers. 20-22 se describe el pórtico del norte (p. 745, F), que
era idéntico a la puerta oriental (p. 745, B), descrita ya en los vers.
6-16. Se añade la información adicional de que había siete
escalones(p. 745, a) que llevaban a la puerta (vers.22).

23.

La puerta del atrio interior.

Quien estuviera en el atrio exterior (vers. 17), junto a la puerta
norte exterior (p. 745, F) podría ver las puertas interiores que daban
al norte y al este (I, H), cada una de las cuales estaba frente a su
correspondiente puerta exterior, ya fuera del norte o del este, y
separada de ellas por un espacio de 100 codos (unos 50 m).

24.

Hacia el sur.

En los vers. 24-27 se describe el pórtico sur (p. 745, G), que es
idéntico 748 a las puertas del norte y del este, ya descritas.

27.

Puerta hacia el sur del atrio interior.

La ubicación de esta puerta (p. 745, j) corresponde con la de las puertas del norte y del este.

28.

La puerta del sur.

Las tres puertas del atrio interior (p. 745, H, 1, j) eran
básicamente iguales a las puertas exteriores. Una diferencia era que en
las puertas interiores había una escalinata de ocho peldaños (p. 745,
b), y las exteriores tenían siete peldaños (p. 745, a).

32.

Midió la puerta.

En los vers. 32-37 se presenta la descripción de las puertas norte y
este del atrio interior, las cuales eran idénticas a la puerta sur, ya
descrita (vers. 28-31).

38.

Allí lavarán.

La proximidad de este pasaje con la descripción de la puerta norte
(vers. 35-37) ha inducido a algunos a pensar que los muebles que ahora
se describen pertenecían a esa puerta. Otros creen que aquí comienza una
nueva sección y que se trata de la puerta oriental (vers. 40, 44; cap.
43:17; 46:1-2).

39.

Mesas.

En los vers. 39-41 se describen las ocho mesas donde se degollaban
las víctimas para los sacrificios. Con referencia a la posible ubicación
de estas mesas, ver com. vers. 40 (p. 745, c, c).

40.

La puerta del norte.

Algunos comentadores entienden que la palabra que aquí se traduce
como "del norte", significa "al norte' (BJ), es decir, al norte de la
puerta oriental. No hay certeza en cuanto a si estas mesas estaban en la
puerta este, en la norte, o en las tres.

43.

Ganchos.

Heb. shefattáyim, palabra que se ha traducido como "piedras del
fogón", ,aprisco", o "alforjas". La palabra sólo aparece aquí y en Sal.
68: 13, donde la RVR traduce "tiestos" (ver com. Sal. 68: 13). La LXX
dice "cornisa", "saliente". Los tárgumes dicen , ganchos".

44.

Cámaras.

No se especifica ni el tamaño ni la ubicación exacta de estas
cámaras. Según la LXX eran dos: una, en la puerta norte, mirando hacia
el sur; y la otra, en la puerta sur, mirando hacia el norte. Por otra
parte, el hebreo parece indicar que se encontraban al lado de las
puertas del norte y del este, y bien podrían haber estado en algún punto
entre la puerta norte y la puerta este, y entre la puerta este y la
puerta sur.

En el diagrama de la p. 745, P, P señalan una posible ubicación de estas cámaras, en armonía con lo que dice el hebreo.

46.

Hijos de Saco.

Con referencia al sacerdocio de los sadoquitas, ver com. 2 Sam. 8: 17.

47.

Midió el atrio.

Este era el atrio del altar (p.745, R), un cuadrado de unos 100 codos (unos 50 m) de lado, en el centro del atrio interior.

48.

Pórtico del templo.

En los vers. 48-49 se dan las dimensiones del vestíbulo del templo (p. 745, M).

Poste.

"Pilares" (ver com. vers. 9). Aquí se da la medida del espesor de las dos proyecciones a ambos lados de la entrada.

Tres codos.

Es decir, aproximadamente 1,5 m. Es posible que ésta fuera la dimensión de las proyecciones a cada lado de la entrada.

49.

Veinte codos.

Algunos consideran que esta medida se tomó en la dirección norte
sur, y suponen que las cámaras laterales (cap. 41: 6-7) se extendían por
la parte posterior del edificio así como por los lados. Otros ubican
las cámaras laterales sólo en los lados norte y sur, y consideran que
esta medida de 20 codos se extiende de este a oeste.

Once codos.

La LXX y la BJ dicen "doce".

Gradas.

Así como se llegaba a los dos atrios por escaleras, también se subía
a la casa por gradas. Según la LXX y la BJ, eran diez las gradas. La
casa estaba más arriba que el atrio interior. Ver la p. 745, d.

Columnas junto a los postes.

Igual que el templo de Salomón, este nuevo edificio debía tener una
columna a cada lado de las gradas (p.745, N, N; ver 1 Rey. 7: 15-22).
749

CAPÍTULO 41

Medidas, divisiones, cámaras y adornos del templo.

1 ME INTRODUJO luego en el templo, y midió los postes, siendo el
ancho seis codos de un lado, y seis codos de otro, que era el ancho del
tabernáculo.

2 El ancho de la puerta era de diez codos, y los lados de la puerta,
de cinco codos de un lado, y cinco del otro. Y midió su longitud, de
cuarenta codos, y la anchura de veinte codos.

3 Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta, de dos codos;
y la puerta, de seis codos; y la anchura de la entrada, de siete codos.

4 Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte
codos, delante del templo; y me dijo: Este es el lugar santísimo.

5 Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos
la anchura de las cámaras, en torno de la casa alrededor.

6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras, treinta
en cada uno de los tres pisos; y entraban modillones en la pared de la
casa alrededor, sobre los que estribasen las cámaras, para que no
estribasen en la pared de la casa.

7 Y había mayor anchura en las cámaras de más arriba; la escalera de
caracol de la casa subía muy alto alrededor por dentro de la casa; por
tanto, la casa tenía más anchura arriba. Del piso inferior se podía
subir al de en medio, y de éste al superior.

8 Y miré la altura de la casa alrededor; los cimientos de las ¿amarás eran de una caña entera de seis codos largos.

9 El ancho de la pared de afuera de las cámaras era de cinco codos,
igual al espacio que quedaba de las cámaras de la casa por dentro.

10 Y entre las cámaras había anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa.

11 La puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba, una puerta
hacia el norte, y otra puerta hacia el sur; y el ancho del espacio que
quedaba era de cinco codos por todo alrededor.

12 Y el edificio que estaba delante del espacio abierto al lado del
occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos
de grueso alrededor, y noventa codos de largo.

13 Luego midió la casa, cien codos de largo; y el espacio abierto y el edificio y sus paredes, de cien codos de longitud.

14 Y el ancho del frente de la casa y del espacio abierto al oriente era de cien codos.

15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del espacio
abierto que había detrás de él, y las cámaras de uno y otro lado, cien
codos; y el templo de dentro, y los portales del atrio.

16 Los umbrales y las ventanas estrechas y las cámaras alrededor de
los tres pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las
ventanas; y las ventanas también cubiertas.

17 Por encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de
ella, y por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, tomó
medidas.

18 Y estaba labrada con querubines y palmeras, entre querubín y querubín una palmera; y cada querubín tenía dos rostros;

19 un rostro de hombre hacia la palmera del un lado, y un rostro de
león hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor.

20 Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines labrados y palmeras, por toda la pared del templo.

21 Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era como el otro frente.

22 La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de
dos codos; y sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Y
me dijo: Esta es la mesa que está delante de Jehová.

23 El templo y el santuario tenían dos puertas.

24 Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra.

25 En las puertas del templo había labrados de querubines y
palmeras, así como los que había en las paredes; y en la fachada del
atrio al exterior había un portal de madera. 750

26 Y había ventanas estrechas, y palmeras de uno y otro lado a los
lados del pórtico; así eran las cámaras de la casa y los umbrales.

1.

El templo.

Aquí se habla del lugar santo (p. 745, L; ver 1 Rey. 6: 17; 7: 50).

Postes.

Es decir, los "pilares" (BJ). Se hallaban a cada lado de la entrada y
medían 6 codos (unos 3 m) de espesor, medida igual a la de los muros
(vers. 5).

2.

Los lados de la puerta.

Se da la medida desde la puerta hasta el muro.

Cuarenta codos.

Estas dimensiones son idénticas a las del lugar santo del templo de
Salomón (1 Rey. 6: 2, 20), con la única diferencia de que Ezequiel
empleó el codo largo (ver com. Eze. 40: 5).

3.

Pasó al interior.

El ángel entró solo en el lugar santísimo (ver Heb. 9: 7).

Poste.

O "pilar" (BJ) de la puerta entre el lugar santo y el santísimo.
Este pilar tenía sólo 2 codos (aproximadamente 1 m) de espesor mientras
que el de la entrada del lugar santo tenía 6 codos (Aproximadamente 3 m;
cf. vers. 1).

Puerta, de seis codos.

Es decir, el espacio libre entre los dos postes.

Anchura de la entrada.

Según la LXX la medida de 7 codos (4 m) corresponde con la longitud
de la muralla de 2 codos desde la puerta hasta las paredes laterales.
Dos de estas murallas más la abertura de 6 codos para la puerta darían
el ancho total del recinto.

4.

Lugar santísimo.

Un cuadrado perfecto de 20 codos de lado (p. 745, K), del mismo
tamaño del lugar santísimo del templo de Salomón (1 Rey. 6: 20).

5.

Muro de la casa.

El espesor que se da aquí (aproximadamente 3 m) es el mismo que
tenía el muro exterior del atrio exterior (cap. 40: 5). Este espesor
cuadra bien dentro de las proporciones masivas de la antigua
arquitectura oriental.

6.

Las cámaras laterales.

Estas cámaras eran similares a las que había en el templo de
Salomón. El ancho de 4 codos para las cámaras (vers. 5) sin duda
corresponde con las del piso bajo.

7.

Había mayor anchura.

Los detalles de la construcción y del mayor tamaño de las cámaras de
arriba se dan en 1 Rey. 6: 5- 6 (ver allí el comentario). Puesto que no
existe acuerdo en cuanto a si había un total de 30 cámaras en cada
piso, o un total de 30 en los tres niveles, no se indican paredes
divisorias en el diagrama (p. 745, f).

8.

Altura de la casa.

Es decir, los fundamentos visibles sobre los cuales descansaba la
casa. Esta plataforma parece haberse extendido 5 codos (unos 2,6 m) más
allá de la pared exterior de las cámaras (vers. 9, 11), formando una
especie de acera por fuera de las cámaras (p. 745, e).

Codos largos.

Heb. 'atstsilah, que significa literalmente "coyuntura", pero que
en este contexto tiene un sentido arquitectónico técnico, desconocido
para nosotros.

9.

El ancho de la pared de afuera.

Este muro tenía un codo menos de espesor que los muros principales
del templo mismo, los cuales debían soportar el peso del techo.

Que quedaba.

Ver com. vers. 8.

10.

Entre las cámaras.

Es decir, entre las cámaras que se describen en el cap. 42: 1-14.
Había un espacio abierto (p. 745, S) de 20 codos (unos 10 m) que se
extendía más allá de la plataforma por los tres lados donde se
encontraban las cámaras.

11.

Espacio que quedaba.

Es decir, la plataforma.

12.

El edificio.

No se dice para qué era este edificio (p. 745, O). Quizá corresponda
con las "cámaras de los utensilios" del templo anterior (1 Crón. 26:
18).

Espacio abierto.

Heb. gizrah, del verbo gazar, "cortar", "separar", por lo tanto, un
espacio delimitado. Esta espacio se encontraba (p. 745, S) en el extremo
oeste del templo, entre el templo y el edificio (p. 745, O), y quizá
designaba también el espacio que quedaba al norte y al sur del templo
(ver com. vers. 10).

13.

La casa.

Se da aquí la medida exterior del templo (unos 50 m), en la cual estaba incluido también el pórtico (vers. 1-5).

El edificio.

Esta medida, de unos 50 m, corresponde con la distancia entre el
muro trasero del templo y el exterior del muro oeste del edificio 0 (p.
745).

14.

El ancho.

Esta medida, unos 50 m, corresponde con el ancho total del templo y el espacio abierto a cada lado (p. 745, S, S).

15.

La longitud del edificio.

Estas son las medidas exteriores del edificio O, incluyendo sus muros de 5 codos de espesor.

Las cámaras.

Se desconoce el significado específico de la palabra hebrea así
traducida en la RVR. Tanto la traducción "cámaras" 751 (RVR) como
"galerías" (BJ) son conjeturases.

El templo de dentro.

La descripción que sigue corresponde con el templo mismo, no con el edificio localizado detrás del templo.

16.

Cubierto de madera.

El hebreo aquí no es fácil de interpretar. Según la LXX, lo que se
describe es el revestimiento del pórtico (cap. 40: 48), y de los lugares
santo y santísimo.

18.

Querubines y palmeras.

Compárese esto con los artísticos tallados del templo de Salomón (1 Rey. 6: 29).

20.

Encima de la puerta.

Sin duda, el revestimiento de madera cubría toda la pared interior (cf. 1 Rey. 6: 18).

21.

Poste.

El hebreo de este versículo es oscuro.

22.

Altar de madera.

Esto parecería corresponder con el altar del incienso en el
tabernáculo (Exo. 30: 1-3), y el altar de oro del primer templo (1 Rey.
7: 48), aunque el hecho de que se lo llame también "mesa" podría llevar a
pensar que se trataba de la mesa de los panes de la proposición.

23.

Dos puertas.

Una se encontraba a la entrada del lugar santo, y la otra a la entrada del lugar santísimo.

24.

Dos hojas que giraban.

Las puertas eran similares a las del templo de Salomón (1 Rey. 6: 31-35).

25.

Portal de madera.

Heb. 'ab, palabra que sólo aparece aquí y en 1 Rey. 7: 6, y cuyo
significado se desconoce. Sin duda es algún término arquitectónico.

26.

Ventanas estrechas.

Ver com. Eze. 40: 16,1 Rey. 6: 4.

CAPÍTULO 42

1 Las cámaras de los sacerdotes. 13 El uso de éstas. 19 Medidas exteriores del templo.

1 ME TRAJO luego al atrio exterior hacia el norte, y me llevó a la
cámara que estaba delante del espacio abierto que quedaba enfrente del
edificio, hacia el norte.

2 Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y el ancho de cincuenta codos.

3 Frente a los veinte codos que había en el atrio interior, y
enfrente del enlosado que Había en el atrio exterior, estaban las
cámaras, las unas enfrente de las otras en tres pisos.

4 Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho
hacia adentro, con una vía de un codo; y sus puertas daban al norte.

5 Y las cámaras más altas eran más estrechas; porque las galerías
quitaban de ellas más que de las bajas y de las de en medio del
edificio.

6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las
columnas de los atrios; por tanto, eran más estrechas que las de abajo y
las de en medio, desde el suelo.

7 Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el
atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.

8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de
cincuenta codos; y delante de la fachada del templo había cien codos.

9 Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio exterior.

10 A lo largo del muro del atrio, hacia el oriente, enfrente del espacio abierto, y delante del edificio, había cámaras.

11 Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las
cámaras que estaban hacia el norte; tanto su longitud como su ancho eran
lo mismo, y todas sus salidas, conforme a sus puertas y conforme a sus
entradas.

12 Así también eran las puertas de las cámaras que estaban hacia el
sur; había una puerta al comienzo del corredor que había enfrente del
muro al lado oriental, para quien entraba en las cámaras.

13 Y me dijo: Las cámaras del norte y las del sur, que están delante
del espacio abierto, son cámaras santas en las cuales los sacerdotes
que se acercan a Jehová comerán 752 las santas ofrendas; allí pondrán
las ofrendas santas, la ofrenda y la expiación y el sacrificio por el
pecado, porque el lugar es santo.

14 Cuando los sacerdotes entren, no saldrán del lugar santo al atrio
exterior, sino que allí dejarán sus vestiduras con que ministran,
porque son santas; y se vestirán otros vestidos, y así se acercarán a lo
que es del pueblo.

15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, me sacó por
el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo midió todo
alrededor.

16 Midió el lado oriental con la caña de medir quinientas cañas de la caña de medir alrededor.

17 Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.

18 Midió al lado del sur, quinientas cañas de la caña de medir.

19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir.

20 A los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo alrededor, de
quinientas cañas de longitud y quinientas cañas de ancho, para hacer
separación entre el santuario y el lugar profano.

1.

Atrio exterior.

En los vers. 1-14 se describen las cámaras de los sacerdotes (p.
745, T, T), al norte y al sur del templo. El hebreo de esta sección es
difícil de comprender, por lo cual es imposible captar un cuadro claro
de los detalles arquitectónicos. Por eso no se ha intentado mostrar la
forma exacta del edificio en el diagrama (ver en la p. 745, la
explicación del diagrama).

2.

Cien codos.

Unos 50 m. Según la LXX, ésta es la medida del largo del edificio.
El largo es el mismo que el del edificio del templo (cap. 41: 13).
Evidentemente estas cámaras quedaban al norte y al sur del templo, con
un espacio abierto de por medio (p. 745, S).

3.

Veinte codos.

Unos 10 m. Este es el ancho del "espacio abierto" (p. 745, S) que
rodeaba al templo por el norte, por el oeste y por el sur (ver com. cap.
41: 12).

Enlosado.

Frente al enlosado (p. 745, D) que pertenecía al atrio exterior, junto a la parte interior del muro exterior (cap. 40: 17).

Cámaras.

El significado de la palabra hebrea así traducida es incierto.

Tres pisos.

Heb. bashshelishim, que también podría traducirse, "en el tercero',
refiriéndose al tercer piso. No queda claro si este pasaje se refiere
al tercer piso o a los tres pisos.

4.

Un corredor de diez codos.

La LXX dice: "Y en frente de las cámaras un corredor de diez codos
de ancho, de cien codos [unos 50 m] su longitud". Las versiones
siríacas son similares.

5.

Más estrechas.

La razón de esto era que las cámaras ocupaban una parte del espacio.

6.

Columnas de los atrios.

No queda claro a cuáles columnas se hace referencia. En la LXX
falta la palabra "atrios". Algunos piensan que las columnas eran parte
de las 30 cámaras (cap. 40: 17).

7.

El muro.

No queda claro cuál era la posición exacta de este muro. Algunos
piensan que se alude aquí a un muro exterior de una hilera más corta de
cámaras (vers. 8).

8.

La longitud de las cámaras.

Algunos consideran que aquí se dan las medidas de una hilera más
corta de cámaras (unos 25 m), paralela a la hilera más larga, pero
separada de ella por el corredor del vers. 4. Esto no aparece en el
diagrama (p. 745) porque la descripción no es suficientemente completa
como para aclarar los detalles del plano.

10.

Hacia el oriente.

" LXX dice: "hacia el sur". Cf. vers. 12-13. Los vers. 10-12 parecen
describir otra serie de cámaras construidas hacia el sur del templo,
idéntica a la del norte.

13.

Comerán.

En los vers. 13-14 se describen las funciones que se realizarían en
esas cámaras. Según la ley levítica, los sacerdotes debían comer
ciertas partes de los sacrificios en el "lugar santo" (Lev. 10: 12-13;
Núm. 18: 9-10).

14.

Dejarán sus vestiduras.

Estas cámaras sagradas eran los vestuarios de los sacerdotes.

15.

La casa de adentro.

Esta frase se refiere a la zona del templo, quizá todo lo que hasta
este momento se ha medido. Ezequiel vuelve ahora a la puerta exterior
del lado este, desde donde había comenzado a recorrer la zona del templo
(cap. 40: 6).

16.

Quinientas cañas.

En la LXX no aparece la palabra "cañas". Se entiende que se trata
de codos. En el hebreo del vers. 20 no aparece la palabra "cañas" y
tampoco se encuentra en cap. 45: 2. Además, la suma de las medidas de
las puertas, los atrios, etc., es de 500 codos en cada dirección.

20.

Muro.

Ver com. cap. 40: 5. 753

CAPÍTULO 43

1 La gloria de Dios regresa al templo. 7 El pecado de Israel impide
la presencia de Dios. 10 El profeta los exhorta al arrepentimiento y a
cumplir la ley del templo. 13 Medidas, 18 y ordenanzas del altar.

1 ME LLEVO luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;

2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y
su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a
causa de su gloria.

3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión
que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la
visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.

4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.

5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.

6 Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí,

7 y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar
donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los
hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi
santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los
cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.

8 Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su
contrafuerte junto a mi contrafuerte, mediando sólo una pared entre mí y
ellos, han contaminado mi santo nombre con sus abominaciones que
hicieron; por tanto, los consumí en mi furor.

9 Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos
muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.

10 Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella.

11 Y si se avergonzaran de todo lo que han hecho, hazles entender el
diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas
sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y
todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda
su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra.

12 Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto
entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es la ley de
la casa.

13 Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y
palmo menor). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate
por su borde alrededor, de un palmo. Este será el zócalo del altar.

14 Y desde la base, sobre el suelo, hasta el lugar de abajo, dos
codos, y la anchura de un codo; y desde la cornisa menor hasta la
cornisa mayor, cuatro codos, y el ancho de un codo.

15 El altar era de cuatro codos, y encima del altar había cuatro cuernos.

16 Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.

17 El descanso era de catorce codos de longitud y catorce de anchura
en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base de
un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente.

18 Y me dijo: Hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Estas
son las ordenanzas del altar el día en que sea hecho, para ofrecer
holocausto sobre él y para esparcir sobre él sangre.

19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se
acerquen a mí, dice Jehová el Señor, para ministrar ante mí, darás un
becerro de la vacada para expiación.

20 Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro cuernos del
altar, y en las cuatro esquinas del descanso, y en el borde alrededor;
así lo limpiarás y purificarás.

21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del santuario.

22 Al segundo día ofrecerás un macho cabrío sin defecto, para
expiación; y purificarán el altar como lo purificaron con el becerro.

23 Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un camero sin tacha de la manada;

24 y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los 754 ofrecerán en holocausto a Jehová.

25 Por siete días sacrificarán un macho cabrío cada día en
expiación; asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un carnero
sin tacha del rebaño.

26 Por siete días harán expiación por el altar, y lo limpiarán, y así lo consagrarán.

27 Y acabados estos días, del octavo día en adelante, los sacerdotes
sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de
paz; y me seréis aceptos, dice Jehová el Señor.

1.

A la puerta.

Ver com. cap. 42: 15.

2.

Venía del oriente.

El profeta había visto salir esta gloria por la puerta oriental del templo anterior (cap. 10: 18-19; 11: 1, 23).

Sonido de muchas aguas.

Compárese con Apoc. 1: 15; 14: 2; 19: 6.

3.

Aquella visión que vi.

Cf. cap. 1: 4-28; 3: 12, 23; 10: 15, 22. Las diversas revelaciones
de la gloria de Dios que el profeta ha percibido han sido muy similares.

Vine para destruir.

Las visiones anteriores habían anunciado la destrucción de Jerusalén.

5.

Llenó la casa.

Compárese esto con lo que ocurrió en los santuarios anteriores (Exo. 40: 34-35; 1 Rey 8: 10-11).

6.

Oí uno.

Sin duda la voz que oyó Ezequiel era la voz de Dios. La voz
provenía de adentro de la casa, mientras que el "varón" permanecía con
el profeta en el atrio interior.

7.

El lugar de mi trono.

La construcción hebrea es enfática, como si se llamara la atención al hecho de que éste es el lugar.

Sus fornicaciones.

El templo anterior había sido profanado por la adoración de ídolos
dentro del recinto sagrado (2 Rey. 16: 11-16; 21: 4-7). Algunos piensan
que aquí se habla literalmente de fornicación sexual (2 Rey. 23: 7; cf.
1 Rey. 14: 24; 15: 12).

Cuerpos muertos de sus reyes.

No hay evidencia histórica de que se hubiera sepultado a algún rey
en el área del templo. Varios fueron sepultados cerca de allí, en la
colina del sureste (1 Rey. 2: 10; 11: 43; 22: 50; etc.). La LXX dice: "O
por los homicidios de sus príncipes en medio de ellos", traducción que
podría reflejar la intención original del texto.

8.

Sólo una pared.

Había sólo una pared que separaba el recinto del templo del recinto
del palacio. No había ningún atrio exterior como el que tenía el nuevo
plano (cap. 40: 17, 20, 31, 34, 37).

9.

Arrojarán lejos de mí sus fornicaciones.

Este era el prerrequisito indispensable para que Jehová morara entre su pueblo.

10.

Muestra a la casa de Israel.

Cuando Israel viera la revelación del amor de Dios en los gloriosos
planos del nuevo templo y en los planes divinos para su restablecimiento
como nación, se avergonzaría de "sus pecados" y se apartaría de ellos.
Dios deseaba que consideraran con atención su plan, a fin de que éste
se convirtiera en un incentivo para que abandonaran sus caminos
pecaminosos y aceptaran las nuevas disposiciones.

11.

Si se avergonzare.

Si Israel manifestaba algún interés en los planes, y demostraba un
cambio de corazón, el profeta no sólo debía revelar cada detalle del
plan, sino también describirlo "delante de sus ojos" para que lo
guardasen.

El tabernáculo, y más tarde el templo, fue la morada de Dios en
medio de su pueblo escogido. La reconstrucción del templo representaba
el restablecimiento de su propósito de obrar por medio de Israel para la
salvación del mundo (PP. 28-32). Si Israel ahora se avergonzaba de su
historia pasada de transgresiones hasta el punto de que estuviera
dispuesto a seguir adelante con el propósito divino para él, todo lo que
Ezequiel predecía sin duda se cumpliría (ver com. Eze. 40: 1).

12.

Esta es la ley.

Compárese con la misma fórmula en la conclusión y el sobrescrito de
las leyes levíticas del código sacerdotal (Lev. 6: 9, 14; 7: 1,37; 11:
46; 12: 7; 13: 59; 14: 54; 15: 32). Sin duda, esto se refiere a las
instrucciones que se acababan de dar.

13.

Las medidas del altar.

En los vers. 13-17 se presenta la descripción del altar que en el
vers. 18 se identifica como el altar de los holocaustos. Se emplea el
mismo codo largo que se usó para medir el edificio (ver com. cap. 40:
5). El altar descansaba sobre una base de 1 codo (50 cm) de alto.
Sobre esta base, estaban las partes superiores, cada una de 1 codo menos
que la anterior. La parte más elevada, donde se prendía el fuego, tenía
12 codos de lado (unos 6 m) y 4 codos (aproximadamente 2 m) de alto.
No se dice de qué material estaba hecho. El altar del templo de Salomón
había sido construido de bronce, y tenía 20 codos de lado y 10 codos de
alto (2 755 Crón. 4: 1). El altar de holocaustos del tabernáculo había
sido hecho de madera de acacia recubierto de bronce, y era mucho más
pequeño. Tenía 5 codos de lado y 3 codos de alto (Exo. 27: 1). Según
la Misnáh, el altar del templo de Herodes descansaba sobre una base de
32 codos de lado, hecha de piedra sin cortar.

El altar (p. 745, Q) estaba delante del templo en el centro del
atrio interior. El altar tenía gradas (Eze. 43: 17), a diferencia del
anterior (Exo. 20: 26). Por ellas se subía en el lado oriental, quizá
para que el sacerdote que sacrificaba diera la espalda al sol naciente, a
fin de que no se insinuara el culto al sol. En cuanto a la forma en
que Dios aborrecía el culto al sol, ver com. Eze. 8: 16.

18.

Las ordenanzas del altar.

En los vers. 18-27 se describen las ceremonias que debían realizarse
en relación con la consagración del altar. No son las mismas reglas
generales para el culto y el sacrificio que más tarde habrían de
observarse. En los santuarios anteriores también se habían celebrado
ceremonias de dedicación especiales antes de que el altar fuera usado en
forma normal (Exo. 29: 1-46; Lev. 8: 11-33; 1 Rey. 8: 63-66; 2 Crón. 7:
4-10). No se dan los detalles del ritual empleado por Salomón para la
dedicación de ese altar.

19.

Linaje de Sadoc.

Ver com. 2 Sam. 8: 17.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

2 PE 34, 285

CAPÍTULO 44

1 La puerta del este asignada sólo al príncipe. 4 Reproche a los
sacerdotes por la contaminación del santuario. 9 Los idólatras,
incapacitados para el sacerdocio. 15 Los hijos de Sadoc son aceptados.
17 Ordenanzas para los sacerdotes.

1 ME HIZO volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.

2 Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni
entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella;
estará, por tanto, cerrada.

3 En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí
para comer pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará,
y por ese mismo camino saldrá.

4 Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa; y
miré, y he aquí la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y
me postré sobre mi rostro.

5 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus
ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las
ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las
entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.

6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová
el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel;

7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de
carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer
mi pan, la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas
vuestras abominaciones.

8 Pues no habéis guardado lo establecido acerca de mis cosas santas,
sino que habéis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas de mi
santuario.

9 Así ha dicho Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero,
incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi
santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos
de Israel.

10 Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad.

11 Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa
y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para
el pueblo, y estarán ante él para servirle. 756

12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la
casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y
jurado, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán su iniquidad.

13 No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se
acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino
que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron.

14 Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la
casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de
hacerse.

15 Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el
ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de
mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán
para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor.

16 Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.

17 Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán
vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando
ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.

18 Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de
lino sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga sudar.

19 Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo,
se quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las
cámaras del santuario, y se vestirán de otros vestidos, para no
santificar al pueblo con sus vestiduras.

20 Y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo recortarán solamente.

21 Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.

22 Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen
del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.

23 Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo
profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.

24 En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis
juicios juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis
fiestas solemnes, y santificarán mis días de reposo.*

25 No se acercarán a hombre muerto para contaminarse; pero por padre
o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, sí
podrán contaminarse.

26 Y después de su purificación, le contarán siete días.

27 Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para
ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor.

28 Y habrá para ellos heredad; yo seré su heredad, pero no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión.

29 La ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado comerán, y toda cosa consagrada en Israel será de ellos.

30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda
ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de
los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote las primicias de todas
vuestras masas, para que repose la bendición en vuestras casas.

31 Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.

1.

Me hizo volver.

Es decir, desde el atrio interior (cf. cap. 43: 5).

La puerta exterior del santuario.

Se refiere a la puerta de entrada a todo el recinto. Ver la p. 745, B.

2.

Entró por ella.

Cf. cap. 43: 4. Puesto que había sido santificada por la presencia
divina, esta puerta no sería usada como una entrada común del pueblo.

3.

El príncipe.

Es decir, el gobernante civil del futuro reino. Los rabinos
referían este pasaje al Mesías. Pero Jesucristo no podría ser el
príncipe aquí mencionado. El príncipe habría de ofrecer una ofrenda por
su pecado (cap. 45: 22), tendría hijos (cap. 46: 16), y adoraría a Dios
ofreciendo sacrificios (cap. 46: 2).

Para comer pan.

Sin duda se refiere aquí a los alimentos que se relacionaban con los
sacrificios y que se comían con ciertas ofrendas (Exo. 18: 12; Lev. 7:
15; Deut. 12: 7, 18).

4.

La puerta del norte.

Puesto que se dice que es la puerta que está "por delante de la 757 casa", debe ser la puerta interior del norte (p. 745,I).

Gloria de Jehová.

Ver com. cap. 43: 2-5.

7.

Extranjeros.

Era permitido que los extranjeros que vivían en Israel participaran
de la pascua y de otros ritos religiosos si se dejaban circuncidar (Exo.
12: 48). En ciertas circunstancias se les permitía ofrecer sacrificios
(Núm. 15: 14, 26, 29).

8.

No habéis guardado lo establecido.

En vez de haberse ocupado del templo como se les había ordenado, los
levitas habían empleado a extranjeros como siervos y les habían
permitido que entraran en el atrio del templo, sin tomar en cuenta si
eran verdaderos adoradores de Dios o no (Jos. 9: 27; Esd. 8: 20; cf.
Núm. 16: 40; Zac. 14: 21).

9.

Ningún hijo de extranjero.

Se tomaba esta precaución para impedir que el futuro templo fuera profanado.

10.

Levitas.

En los vers. 10-14 se describen los deberes de los levitas en el
nuevo sistema. Por causa de la apostasía y de la idolatría, los levitas
habrían de perder el excelso privilegio de ministrar en el altar.

15.

Hijos de Sadoc.

Con referencia al marco histórico del sacerdocio sadoquita, ver com. 2 Sam. 8: 17; cf. Eze. 40: 46.

17.

Vestiduras de lino.

Compárese con Exo. 28: 40-43; 39: 27-29; Lev. 6: 10.

19.

Se quitarán las vestiduras.

Los sacerdotes habían de usar sus vestiduras sacerdotales sólo
cuando estuvieran ocupados en el servicio del templo. Cerca del templo
había edificios especiales (p. 745, T, T), donde los sacerdotes podían
mudarse antes y después de ministrar en el altar (cap. 42: 13-14).

20.

No se raparán.

Compárese con Lev. 21: 1-5; Deut. 14: 1. Los paganos egipcios tenían
por costumbre raparse la cabeza. Quizá fue ésta una de las razones por
las cuales se prohibió a los sacerdotes del Señor que lo hicieran.
Tampoco debían dejarse crecer el cabello como lo hacían los bárbaros,
sino que debían cortárselo y mantenerlo en orden. Sólo mientras cumplían
el voto del nazareato se les había permitido que se lo dejaran largo
(Núm. 6: 5; cf. Lev. 10: 6; 21: 10).

21.

Vino.

Compárese esto con Lev. 10: 9; Josefo, Antigüedades iii. 12. 2.

22.

Viuda.

Según la ley levítica, se distinguía entre las leyes matrimoniales y
de luto que se aplicaban al sumo sacerdote y las que se aplicaban a los
sacerdotes comunes. El sacerdote común no podía casarse con una mujer
divorciada (Lev. 21: 7), pero evidentemente podía casarse con una viuda;
el sumo sacerdote, en cambio, no podía casarse con una mujer
divorciada, ni siquiera con una viuda, sino sólo con una virgen de
Israel (Lev. 21: 14). En este pasaje, se le manda al sacerdote común que
sólo se case con una virgen.

23.

Enseñarán.

Los sacerdotes habían de ser los maestros del pueblo a fin de que el
pueblo pudiera conocer la verdad y ser guardado de la apostasía. La
instrucción es esencial para el desarrollo espiritual. No puede haber
verdadero crecimiento a menos que haya continuo progreso en el
conocimiento. Israel ya había sido destruido porque "le faltó
conocimiento" (Ose. 4: 6). Esto no había de repetirse en el sistema
restablecido. Del mismo modo, cada cristiano recibe hoy esta instrucción
por medio del estudio de la Palabra y por medio de los instructores de
la Palabra. Cada día debería aumentar su conocimiento espiritual y
debería proceder de acuerdo con la nueva luz. Un cambio de corazón
siempre va acompañado por una clara convicción del deber cristiano.

24.

Estarán para juzgar.

Esta había sido su función durante el sistema anterior (Deut. 33: 10).

25.

No se acercarán a hombre muerto.

Esta disposición se asemeja a la anterior (Lev. 21: 1-3).

28.

Su heredad.

El orden de las ofrendas refleja nuevamente la antigua ley. Con
referencia a las ofrendas de comidas, a los sacrificios por el pecado y
por la expiación, ver Lev. 2: 3; 6: 25, 29; 7: 6-7; con referencia a los
campos consagrados, ver Lev. 27: 21; con referencia a las primicias,
ver Exo. 23: 19; 34: 26; Núm. 18: 13; Deut. 18: 3-4; con referencia a
las ofrendas especiales elevadas, ver Núm. 15: 19-21; 18: 19. A los
sacerdotes del nuevo templo se les daría un lugar para que residieran en
la "porción" o "lo consagrado" de la 'tierra" (Eze. 45: 1-5).

31.

Mortecina.

Compárese con Lev. 17: 15; 22: 8; Deut. 14: 21.

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

10 Ev 373

23-24 1T 195 758

CAPÍTULO 45

1 La parte de la tierra para el santuario, 6 para la ciudad, 7 y para el príncipe. 9 Ordenanzas para el príncipe.

1 CUANDO repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una
porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra, de longitud de
veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado en todo
su territorio alrededor.

2 De esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y
quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor
para sus ejidos.

3 Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en
ancho diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo.

4 Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes, ministros
del santuario, que se acercan para ministrar a Jehová; y servirá de
lugar para sus casas, y como recinto sagrado para el santuario.

5 Asimismo veinticinco mil cañas de longitud y diez mil de ancho, lo
cual será para los levitas ministros de la casa, como posesión para sí,
con veinte cámaras.

6 Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de anchura y
veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el
santuario; será para toda la casa de Israel.

7 Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el
santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad,
delante de lo que se apartó para el santuario, y delante de la posesión
de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el extremo oriental, y
la longitud será desde el límite occidental hasta el límite oriental.

8 Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca más mis
príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán la tierra a la casa de Israel
conforme a sus tribus.

9 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel!
Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras
imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor.

10 Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis.

11 El efa y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la
décima parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la medida de
ellos será según el homer.

12 Y el siclo será de veinte geras. Veinte ciclos, veinticinco ciclos, quince ciclos, os serán una mina.

13 Esta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte de un efa por
cada homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de la
cebada.

14 La ordenanza para el aceite será que ofreceréis un bato de
aceite, que es la décima parte de un coro; diez batos harán un homer;
porque diez batos son un homer.

15 Y una cordera del rebaño de doscientas, de las engordadas de
Israel, para sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para
expiación por ellos, dice Jehová el Señor.

16 Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el príncipe de Israel.

17 Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el
sacrificio y la libación en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas,
en los días de reposo* y en todas las fiestas de la casa de Israel; él
dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz,
para hacer expiación por la casa de Israel.

18 Así ha dicho Jehová el Señor: El mes primero, el día primero del
mes, tomarás de la vacada un becerro sin defecto, y purificarás el
santuario.

19 Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá
sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del descanso del
altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior.

20 Así harás el séptimo día del mes para los que pecaron por error y por engaño, y harás expiación por la casa.

21 El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días; se comerá pan sin levadura.

22 Aquel día el príncipe sacrificará por sí 759 mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.

23 Y en los siete días de la fiesta solemne ofrecerá holocausto a
Jehová, siete becerros y siete carneros sin defecto, cada día de los
siete días; y por el pecado un macho cabrío cada día.

24 Y con cada becerro ofrecerá ofrenda de un efa, y con cada carnero un efa; y por cada efa un hin de aceite.

25 En el mes séptimo, a los quince días del mes, en la fiesta, hará
como en estos siete días en cuanto a la expiación, en cuanto al
holocausto, en cuanto al presente y en cuanto al aceite.

1.

Repartáis por suerte.

Este verbo se traduciría mejor "repartáis mediante asignaciones". A
cada tribu se le asignó una porción definida (cap. 48: 1-29).

Una porción.

Heb. terumúh, "lo que se eleva", aquí con el sentido de "una
ofrenda', "una contribución". Una pequeña parte de "lo consagrado de
ésta tierra" había de ser ocupada por el santuario. El resto había de
ser para los sacerdotes y levitas. Se describe con mayor detalle la
terumah en cap. 48: 8-22.

Cañas.

En el hebreo no aparece esta palabra. La LXX dice "codos". Habría
que determinar si se trata de "cañas" o de "codos". Si fuera lo primero,
esa porción sería tan enorme que no cabría entre el Mediterráneo y el
Jordán. La longitud sería de unos 80 km. La medida del codo parece más
razonable y más proporcional con las heredades de las otras tribus.

Diez mil.

Los 10.000 codos equivalen aproximadamente a 5 km. El área total,
como se describe en los vers. 1-6, era de 25.000 codos (unos 11 km.)
cuadrados. Esto estaba dividido en tres partes: 10.000 (cap. 48: 13)al
norte para los levitas; 10.000 (cap. 48: 10) en el medio para los
sacerdotes, en su centro estaba el santuario; y los otros 5.000 (cap.
48: 15) "serán [porciones] profanas, para la ciudad, para habitación y
para ejido".

2.

Cincuenta codos en derredor.

El templo estaba ubicado en un atrio de 500 codos de lado (ver com.
cap. 40: 5). Aquí se dice que debería dejarse una faja adicional de
tierra de 50 codos de ancho (unos 25 m) en torno al muro exterior del
templo a fin de impedir su profanación.

Ejidos.

Literalmente, "espacio abierto" (ver com. Núm. 35: 2).

3.

De esta medida.

Ver com. vers. 1.

4.

Para los sacerdotes.

En este versículo se

describe la propiedad de los sacerdotes (cf. cap. 48: 10).

5.

Los levitas.

La porción de los levitas quedaba al norte de la de los sacerdotes y era del mismo tamaño (cap. 48: 13).

Con veinte cámaras.

Así dice el hebreo. La LXX dice: "ciudades para vivir" (también la BJ, lo cual se entiende mejor.

6.

Toda la casa de Israel.

Esta parte, del mismo largo pero sólo con la mitad del ancho, había
de proporcionar alimento para los que "sirven a la ciudad" (cap. 48:
18).

7.

Parte del príncipe.

La parte del príncipe incluía todas las tierras que estuvieran hacia
el este y hacia el oeste de la porción consagrada, quizá hasta el
Mediterráneo por el oeste y el Jordán y el mar Muerto por el este.

9.

Dejad la violencia.

Los vers. 9-10 constituyen una exhortación a los príncipes para que sean justos en su trato con el pueblo.

11.

Una misma medida.

Comparar con Lev. 19: 35-36; Deut. 25: 13-15; Prov. 16: 11; Ose. 12:
7; Amós 8 :5; Miq. 6: 10. El efa se empleaba para medir granos, el bato
para los líquidos. Aquí se dice que los dos tenían la misma medida y
que equivalían a la décima parte de un homer. Según las equivalencias
modernas el efa o el bato corresponderían con unos 22 lt (ver t. I, p.
176).

12.

Siclo.

Compárese con Exo. 30: 13.

Mina.

Heb. maneh, que correspondía con 50 ciclos (ver el t. I, PP.
173-174, 176). Esta misma palabra aparece también en 1 Rey. 10: 17;
Esd. 2: 69; Neh. 7: 71-72, donde se traduce como "libra". El sentido del
hebreo de este pasaje es oscuro.

13.

La ofrenda.

En los vers. 13-15 se describe el impuesto que debería pagarse
posiblemente al príncipe (vers. 16), quien, a su vez, daría los
sacrificios requeridos.

17.

Dispondrá.

Si bien el hebreo emplea el verbo 'asah, "hacer", se entiende que se
trata de "proporcionar" o "suministrar". El príncipe sería responsable
de que hubiera todo lo necesario para realizar los diversos sacrificios
correspondientes con las fiestas.

18.

El mes primero.

Desde el vers. 18 hasta el cap. 46: 15 se esboza el ritual de los
sacrificios que debería seguirse en ocasiones especiales 760 Hay ciertas
diferencias respecto a la ley mosaica. No se mencionan ni el día de la
expiación ni la fiesta de pentecostés. Sería vano especular, como lo han
hecho algunos, si en realidad estas fiestas habrían de omitirse por
completo del nuevo ritual.

LA "PORCIÓN" U OFRENDA

19.

Tomará de la sangre.

Según la ley mosaica, en el día de la expiación la sangre de los
sacrificios por el pecado era rociada sobre el propiciatorio y delante
de él, dentro del velo (Lev. 16: 14-15). Según el nuevo ritual, en
relación con la ceremonia de la purificación, se ponía la sangre en los
"postes de la casa", sobre "los cuatro ángulos del descanso del altar, y
sobre los postes de las puertas del atrio interior".

20.

Por engaño.

Heb. pethi, "inexperiencia", "ingenuidad".

21.

La pascua.

Los reglamentos para la observancia de la pascua eran similares a
los que aparecían en la ley mosaica, pero las ofrendas eran mayores
(Exo. 12: 6; Lev. 23: 58; Núm. 28: 16-25).

25.

En el mes séptimo.

Se alude aquí a la fiesta de los tabernáculos (Exo. 23: 16; 34: 22;
Lev. 23: 34; Deut. 16: 13, 16). Algunos afirman que la razón por la
cual no se le da el nombre acostumbrado es porque se habría de dejar la
costumbre de vivir en enramadas o cabañas. Los sacrificios son bastante
menores que los que exigía la ley mosaica (Núm. 29: 12-38).

CAPÍTULO 46

1 Ordenanzas para la adoración del príncipe, 9 y para la del pueblo.
16 Orden para la herencia del príncipe. 19 Patios Para cocinar y
hornear.

1 ASÍ ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que
mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de
reposo * se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.

2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta
exterior, y estará en pie 761 junto al umbral de la puerta mientras los
sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto
a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta
hasta la tarde.

3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la
entrada de la puerta, en los días de reposo* y en las lunas nuevas.

4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de
reposo* será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha;

5 y por ofrenda un efa con cada carnero; y con cada cordero una
ofrenda conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa.

6 Mas el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis corderos, y un carnero; deberán ser sin defecto.

7 Y hará ofrenda de un efa con el becerro, y un efa con cada
carnero; pero con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin
de aceite por cada efa.

8 Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la puerta, y por el mismo camino saldrá.

9 Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová en las
fiestas, el que entrare por la puerta del norte saldrá por la puerta
del sur, y el que entrare por la puerta del sur saldrá por la puerta del
norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la
de enfrente de ella.

10 Y el príncipe, cuando ellos entraren, entrará en medio de ellos; y cuando ellos salieren, él saldrá.

11 Y en las fiestas y en las asambleas solemnes será la ofrenda un
efa con cada becerro, y un efa con cada carnero; y con los corderos,
conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite con cada efa.

12 Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u ofrendas
de paz a Jehová, le abrirán la puerta que mira al oriente, y hará su
holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el día de reposo;*
después saldrá, y cerrarán la puerta después que saliere.

13 Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás.

14 Y con él harás todas las mañanas. Ofrenda de la sexta parte de un
efa, y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de
harina; ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo.

15 Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.

16 Así ha dicho Jehová el Señor: Si el príncipe diere parte de su
heredad a sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por herencia.

17 Mas si de su heredad diere parte a alguno de sus siervos, será de
él hasta el año del jubileo, y volverá al príncipe; mas su herencia
será de sus hijos.

18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, para no
defraudarlos de su posesión; de lo que él posee dará herencia a sus
hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.

19 Me trajo después por la entrada que es. taba hacia la puerta, a
las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y vi
que había allí un lugar en el fondo del lado de occidente.

20 Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán la
ofrenda por el pecado y la expiación; allí cocerán la ofrenda, para no
sacarla al atrio exterior, santificando así al pueblo.

21 Y luego me sacó al atrio exterior, y me llevó por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un patio.

22 En los cuatro rincones del atrio había patios cercados, de
cuarenta codos de longitud y treinta de ancho; una misma medida tenían
los cuatro.

23 Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y abajo fogones alrededor de las paredes.

24 Y me dijo: Estas son las cocinas, donde los servidores de la casa cocerán la ofrenda del pueblo.

1.

La puerta del atrio interior.

Se atribuía una santidad especial a la puerta del atrio interior (p.
745, H). Comparar con las reglas de la puerta oriental exterior (cap.
44: 1-3).

2.

Umbral de la puerta.

Este era quizá el umbral de la parte interior u occidental del
pórtico. Desde este punto, el príncipe podría mirar a los sacerdotes
que preparaban el sacrificio, 762 pero no se le permitiría entrar en el
atrio interior ni ayudar a ofrecer los sacrificios.

3.

A la entrada.

La gente que pudiera presentarse a adorar los días sábados o de luna
nueva lo haría en el atrio exterior, junto a la puerta interior. No
podría entrar en el pórtico como podía hacerlo el príncipe, sino que
debía quedar a la entrada.

4.

En el día de reposo.

La ofrenda sabática que se le ordenaba dar al príncipe era mucho más
grande que la que exigía la ley mosaica que sólo requería dos corderos
de un año (Núm. 28: 9).

5.

Ofrenda.

La ofrenda de cereal (ver com. Lev. 2: 1).

6.

Luna nueva.

Compárese con Núm. 28: 11-15. Hay una disminución en el número de animales que se debía sacrifican

7.

Ofrenda.

Ver com. Eze. 46: 5. Compárese con Núm. 28: 11-15. Ha aumentado considerablemente lo requerido.

9.

Fiestas.

"Solemnidades" (BJ). Se prescribe aquí un arreglo peculiar para los
que estuvieran presentes en las fiestas solemnes a las cuales debían
asistir todos los varones (Exo. 23: 17; 34: 23; Deut. 16: 16). Quizá
para ayudar a que hubiera orden, y tal vez también a fin de evitar que
tuvieran que darse vuelta, se instruye al pueblo a que entre por la
puerta del norte o del sur, pero que debe salir por la puerta opuesta.

10.

En medio de ellos.

Esto parecería indicar que en las fiestas anuales el príncipe debía mezclarse con el pueblo, adorando junto con la gente.

11.

Las asambleas solemnes.

Las proporciones son las mismas que se dan en los vers. 5, 7; cap. 45: 24.

12.

Libremente hiciere holocausto.

Con referencia a los holocausto ofrecidos libremente, ver Lev. 7: 16; 22: 18, 21, 23; 23: 38.

13.

Cada mañana.

Hay un cambio notable en el holocausto diario. Ezequiel sólo
especifica un sacrificio matutino, mientras que, según la ley mosaica,
debía ofrecerse uno por la mañana y otro por la tarde (Núm. 28: 3-8).
Sea como fuere, el sacrificio debía ser, como antes, un cordero. La
ofrenda que acompañaba al sacrificio era algo mayor.

16.

Diere parte de su heredad.

En los vers. 16-18 se dan los reglamentos concernientes a las
tierras del príncipe. Se le habían asignado dos porciones, una a cada
lado de la porción de Jehová (cap. 45: 7-8).

17.

Año del jubileo.

Ver Lev. 25: 8-17.

19.

Había allí un lugar.

Ver en la p. 745, U, U, la ubicación de las cocinas que se describen en los vers. 19-20. No se dan las medidas precisas.

21.

Había un patio.

Ver la p. 745, V, V, V, V.

22.

Patios cercados.

El hebreo de esta frase no se entiende claramente. La LXX dice "patios pequeños", y lo mismo la BJ.

24.

Los servidores de la casa.

Sin duda, los levitas.

Cocerán.

Allí prepararían la comida ceremonial.


CAPÍTULO 47

1 Visión de las aguas santas. 6 Virtud de éstas. 13 Límites de la tierra. 22 Su división por suertes


1 ME HIZO volver luego a la entrada de
la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa
hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las
aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del
altar.

2 Y me sacó por el camino de la puerta
del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la
puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían
del lado derecho.

3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y
midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.

4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas.
Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.
763

5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las
aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a
nado.

6 Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río.

7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.

8 Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y
descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar,
recibirán sanidad las aguas.

9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos
dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas
aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.

10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta
En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces
tan numerosos como los peces del Mar Grande.

11 Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.

12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda
clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto.
A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto
será para comer, y su hoja para medicina.

13 Así ha dicho Jehová el Señor: Estos son los límites en que
repartiréis la tierra por heredad entre las doce tribus de Israel. José
tendrá dos partes.

14 Y la heredaréis así los unos como los otros; por ella alcé mi
mano jurando que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta será
la tierra de vuestra heredad.

15 Y este será el límite de la tierra hacia el lado del norte; desde el Mar Grande, camino de Hetlón viniendo a Zedad,

16 Hamat, Berota, Sibraim, que está entre el límite de Damasco y el
límite de Hamat; Hazar-haticón, que es el límite de Haurán.

17 Y será el límite del norte desde el mar hasta Hazar-enán en el
límite de Damasco al norte, y al límite de Hamat al lado del norte.

18 Del lado del oriente, en medio de Haurán y de Damasco, y de
Galaad y de la tierra de Israel, al Jordán; esto mediréis de límite
hasta el mar oriental.

19 Del lado meridional, hacia el sur, desde Tamar las aguas de las
rencillas; desde Cades y el arroyo hasta el Mar Grande; y esto será el
lado meridional al sur.

20 Del lado del occidente el Mar Grande será el límite hasta enfrente de la entrada de Hamat; este será el lado occidental.

21 Repartiréis, pues, esta tierra entre vosotros según las tribus de Israel.

22 Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros, y para
los extranjeros que moran entre vosotros, que entre vosotros han
engendrado hijos; y los tendréis como naturales entre los hijos de
Israel; echarán suertes con vosotros para tener heredad entre las tribus
de Israel.

23 En la tribu en que morare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha dicho Jehová el Señor.


1.

La entrada de la casa.

Es decir, la puerta del templo mismo.

Aguas que salían.

Debería tenerse en cuenta lo que ya se ha dicho en cuanto a la
interpretación de la visión del templo (ver com. cap. 40: 1). La visión
era una profecía gráfica que describía un sistema religioso literal.
La presentación muestra las cosas como podrían haber sido, y parece
haber poco motivo para apartarse del lenguaje literal. Ezequiel no dice
si las aguas nacían de un manantial milagroso o si venían de otras
corrientes de agua. Su responsabilidad era simplemente la de describir
lo que veía. Su intención debe haber sido razonablemente clara para los
israelitas. La abundancia de agua, tal como se la representaba aquí,
era el símbolo de precipitaciones adecuadas, con la consiguiente
prosperidad. Estas bendiciones fueron destacadas además por la mención
de árboles frutales y abundante vida en las aguas (vers. 7-12).

Puesto que estas predicciones nunca se cumplieron en su intención
original, se cumplirán en cierta medida en la iglesia cristiana. Juan
el revelador emplea las figuras de estos capítulos y explica qué partes
de ellas se cumplirán en la tierra nueva (ver por ejemplo Eze. 47: 12;
cf. Apoc. 22: 2).

Muchas veces las cosas físicas tienen el propósito de enseñar
lecciones espirituales. Aquí el arroyo, que había comenzado muy
pequeño, iba aumentando a medida que corría hacia el desierto. De la
misma manera, las bendiciones del pacto, que recibieron primero 764 los
israelitas, debían fluir, siempre aumentando, hasta que abarcaran a todo
el mundo. Podría emplearse la misma figura para ilustrar la obra del
Movimiento Adventista (ver 7T 171- 172).

Si la corriente de agua tuviera un origen milagroso y fuera
aumentando de modo inexplicable, quedaría como una evidencia perpetua
del poder de un Dios omnipresente que opera en favor de su pueblo. Tal
demostración sería similar a la de la presencia de la columna de fuego y
la nube que acompañó a los israelitas en su peregrinación por el
desierto (Exo. 13: 21-22) y a la milagrosa provisión de agua potable
(Exo. 17: 1-7; etc.).

2.

La puerta del norte.

Quizá porque la puerta interior del lado oriental estaba reservada
para el príncipe (cap. 46: 1-8) y la puerta exterior del lado oriental
estaba cerrada (cap. 44: 1-2).

3.

Por las aguas.

Las medidas que se dan en los vers. 3-6 muestran gráficamente el
enorme aumento de las aguas. A una distancia de aproximadamente 2.000 m
el manantial se había convertido en un caudaloso río que no se podía
vadear (vers. 5).

7.

Muchísimos árboles.

Compárese con Apoc. 22: 2; ver com. Eze. 47: 1.

8.

Arabá.

La depresión del río jordán, el mar Muerto, y el valle que se
extiende desde el mar Muerto hasta el golfo de Akaba. Hoy se emplea la
palabra Arabá para designar sólo el valle al sur del mar Muerto.

El mar.

La descripción que se presenta aquí confirma que esto incluía el mar Muerto.

9.

Vivirá.

Debido al elevado contenido de minerales, los peces no pueden vivir
en el mar Muerto. Sin duda esta situación ya existía en tiempos de
Ezequiel.

10.

En-gadi.

Literalmente, "fuente del cabrito". Este lugar se halla sobre la
costa occidental del mar Muerto, más o menos a mitad de ella (ver com. 1
Sam. 24: 1). Actualmente se conoce el lugar por el nombre de Engedí.

En-eglaim.

Este nombre sólo aparece aquí y el sitio no ha sido identificado.

11.

Salinas.

Ciertas aguas no serían saneadas, probablemente a fin de asegurar la existencia de suficiente sal.

12.

Fruto será para comer.

La aplicación secundaria de esta predicción se cumplirá con el árbol de vida en medio del nuevo Edén de Dios (Apoc. 22: 2).

13.

Las doce tribus.

Se esperaba que algunos representantes de cada una de las doce
tribus volverían del cautiverio. Las promesas no se limitaban a Judá y a
Benjamín, sino que eran para todo Israel.

Dos partes.

Compárese con Gén. 48: 22; Jos. 17: 14, 17. La porción de Leví
correspondía con la "porción de Jehová" (Eze. 45: 5-6), pero con las dos
porciones de José -Efraín y Manasés- se completaban las doce porciones.

14.

Así los unos como los otros.

Literalmente, "un hombre como su hermano", es decir, "en forma
equitativa". Ezequiel define con precisión sólo los límites por el
norte y por el sur del país. Algunos han supuesto que las diversas
porciones asignadas a las tribus eran zonas, más o menos de igual
anchura, que se extendían de este a oeste, atravesando el país. No hay
modo de comprobar esto.

Alcé mi mano.

En señal de juramento. Con referencia a la promesa y al juramento, ver Gén. 12: 7; 17: 8; 26: 3; 28: 13.

15.

El límite de la tierra.

Hay muchos parecidos entre las fronteras que se dan aquí y las que
aparecen en Núm. 34: 1-15. Sin embargo, en ese pasaje se dan primero
las fronteras del sur, sin duda porque los israelitas venían desde
Egipto. Aquí se dan primero las fronteras del norte, quizá porque los
israelitas volverían a Palestina desde el norte.

Desde el mar Grande.

La frontera comenzaba en el Mediterráneo, pero no se precisa el
punto exacto. A juzgar por los otros lugares geográficos mencionados,
es probable que ese punto se hallara cerca de lo que hoy se conoce como
la ciudad de Trípoli, en el Líbano. Algunos hacen comenzar la frontera
cerca de Tiro.

Hetlón.

Sólo se menciona este lugar aquí y en el cap. 48: 1. Su ubicación es incierta.

Zedad.

Se ha identificado este lugar con lo que hoy se llama Tsadad, a unos 90 km. al sur de Hamat.

16.

Hamat.

Si se traspone el orden de las palabras, se lee como en la BJ:
"Desde el mar Grande, el camino de Jetlón hasta la Entrada de Jamat,
Sedad..." Así dice la LXX. Se cree que la "Entrada de Hamat" era lo que
hoy corresponde a Lebweh, a unos 112 km. al suroeste de Hamat, o quizá
al valle del Orontes (ver com. Núm. 34: 8).

Berota.

Quizá Berota correspondía con Berotai (2 Sam. 8: 8), que ahora se
identifica con Bereitan, a pocos kilómetros al sur de 765 Baalbek, en el
valle que separa el Líbano del Antilíbano.

Sibraim.

Lugar fronterizo cuya ubicación precisa es desconocida.

Hazar-haticón.

Literalmente, la "aldea del medio". Todo lo que se sabe de este
lugar aparece en este pasaje: quedaba en la frontera del distrito de
Haurán.

Haurán.

Este nombre designa al territorio que queda al sur de Damasco, hacia Galaad.

17.

Hazar-enán.

Posiblemente corresponda con lo que hoy se llama Qaryatein, a unos
30 km. al sureste de Zedad (ver com. vers. 15) y a unos 115 km. al
noreste de Damasco.

18.

Del lado del oriente.

Es difícil trazar con precisión esta frontera. Es probable que se
incluyera parte del territorio de Galilea, al este del mar de Cineret.

19.

Tamar.

Lugar no identificado aún con precisión. Es probable que se encontrara cerca del extremo meridional del mar Muerto.

Cades.

En Núm. 34: 4 se denomina Cadesbarnea a este lugar. Algunos lo han
identificado con Ain Qudeirat, alrededor de 115 km. al suroeste de
Hebrón; otros con Ain Qedeis, a unos 8 km. hacia el sur.

El arroyo.

Al comparar este pasaje con Núm. 34: 5; Jos. 15: 4, 47, se ve que
este arroyo" corresponde con el "arroyo de Egipto, identificado con el
torrente de invierno, Wadi el Arish, que desemboca en el Mediterráneo, a
unos 80 km. al suroeste de Gaza.

20.

Del lado del occidente.

Así como ocurre en Núm. 34: 6, el mar Mediterráneo era la frontera occidental.

22.

Suertes.

El hebreo habla de repartir la tierra (ver com. cap. 45: l); no habla de echar suertes.

Para los extranjeros.

Aquí se les proporciona a los extranjeros mayores libertades que
bajo la ley mosaica. Según la antigua ley, los extranjeros debían ser
tratados bondadosamente (Exo. 22: 21; Lev. 19: 34; Deut. 1: 16; 24: 14),
se les debía permitir que ofrecieran sacrificios (Lev. 17: 8), que
participaran de la pascua -siempre que fueran circuncidados (Exo. 12:
48)-, pero es difícil que hayan tenido derechos ¡limitados de poseer
propiedades. A partir de este momento, quienes se establecieran en
forma permanente, habían de recibir una herencia en la tribu con la cual
vivieran. Era el propósito de Dios que los extranjeros se sintieran
atraídos hacia Israel, que se establecieran entre los israelitas, y
aceptaran la religión del verdadero Dios (ver PP. 30-3 l).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-23 7T 172

1 7T 171

8 7T 172

8-12 HAp 11; 2JT 485

CAPÍTULO 48

1, 23 Las partes de las doce tribus, 8 del santuario, 15 de la
ciudad y los suburbios, 2l y del príncipe. 30 Dimensiones y puertas de
la ciudad.

1 ESTOS son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la
vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco,
al norte, hacia Hamat, tendrá Dan una parte, desde el lado oriental
hasta el occidental.

2 Junto a la frontera de Dan, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Aser una parte.

3 Junto al límite de Aser, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Neftalí, otra.

4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Manasés, otra.

5 Junto al límite de Manasés, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Efraín, otra.

6 Junto al límite de Efraín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Rubén, otra.

7 Junto al límite de Rubén, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Judá, otra. 766

8 junto al límite de Judá, desde el lado del oriente hasta el lado
del mar, estará la porción que reservaréis de veinticinco mil cañas de
anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes, esto es,
desde el lado del oriente hasta el lado del mar; y el santuario estará
en medio de ella.

9 La porción que reservaréis para Jehová tendrá de longitud veinticinco mil cañas, y diez mil de ancho.

10 La porción santa que pertenecerá a los sacerdotes será de
veinticinco mil cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y
de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al
sur; y eI santuario de Jehová estará en medio de ella.

11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc que me
guardaron fidelidad, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel,
como erraron los levitas,

12 ellos tendrán como parte santísima la porción de la tierra reservada, junto al límite de la de los levitas.

13 Y la de los levitas, al lado de los límites de la de los
sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de
anchura; toda la longitud de veinticinco mil, y la anchura de diez mil.

14 No venderán nada de ello, ni lo permutarán, ni traspasarán las
primicias de la tierra; porque es cosa consagrada a Jehová.

15 Y las cinco mil cañas de anchura que quedan de las veinticinco
mil, serán profanas, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la
ciudad estará en medio.

16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas
cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro
mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.

17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta
cañas, al sur de doscientas cincuenta, al oriente de doscientas
cincuenta, y de doscientas cincuenta al occidente.

18 Y lo que quedare de longitud delante de la porción santa, diez
mil cañas al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará de
la porción santa, será para sembrar para los que sirven a la ciudad.

19 Y los que sirvan a la ciudad serán de todas las tribus de Israel.

20 Toda la porción reservada de veinticinco mil cañas por
veinticinco mil en cuadro, reservaréis como porción para el santuario, y
para la posesión de la ciudad.

21 Y del príncipe será lo que quedare a uno y otro lado de la
porción santa y de la posesión de la ciudad, esto es, delante de las
veinticinco mil cañas de la porción hasta el límite oriental, y al
occidente delante de las veinticinco mil hasta el límite occidental,
delante de las partes dichas será del príncipe; porción santa será, y el
santuario de la casa estará en medio de ella.

22 De este modo la parte del príncipe será la comprendida desde la
porción de los levitas y la porción de la ciudad, entre el límite de
Judá y el límite de Benjamín.

23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Benjamín una porción.

24 junto al límite de Benjamín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Simeón, otra.

25 junto al límite de Simeón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Isacar, otra.

26 junto al límite de Isacar, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Zabulón, otra.

27 junto al límite de Zabulón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Gad, otra.

28 junto al límite de Gad, al lado meridional al sur, será el límite
desde Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde Cades y el arroyo
hasta el Mar Grande.

29 Esta es la tierra que repartiréis por suertes en heredad a las
tribus de Israel, y estas son sus porciones, ha dicho Jehová el Señor.

30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.

31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus
de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de
Judá, otra; la puerta de Leví, otra.

32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la
puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan,
otra.

33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres
puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta
de Zabulón, otra.

34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres
puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la 767 puerta
de Neftalí, otra.

35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.

1.

Los nombres de las tribus.

El cap. 48 describe la distribución de la tierra, y termina con la descripción del tamaño de la ciudad y de sus puertas.

La distribución de la tierra (vers. 1-7) no se parece mucho a la
distribución hecha por Josué (Jos. 13-19). Ni la edad ni la ascendencia
materna parecen haber tenido mucho que ver con el criterio orientador.
La parte central de la tierra había de ser ocupada por la "porción de
Jehová" (Eze. 45: 1-7). A cada lado de esta porción estarían Judá y
Benjamín, las tribus que permanecieron fieles por más tiempo que las
otras diez. Las tribus de Rubén y de Simeón, los dos mayores, fueron
colocadas junto a ellas. Dan fue ubicado en el extremo norte, donde una
parte de la tribu había vivido antes. No parece haber ninguna razón
para la ubicación de las tribus restantes.

8.

La porción que reservaréis.

La "porción de Jehová", descrita ya en el cap. 45: 1-7. Con referencia al cap. 48: 8-14, ver com. cap. 45: 1-7.

15.

Para la ciudad.

Las parcelas de los sacerdotes y de los levitas medían 10.000 codos
cada una, de norte a sur, dejando 5.000 codos de toda la "porción" al
sur de la posesión de los sacerdotes, "para la ciudad".

16.

Sus medidas.

La ciudad debía ocupar un cuadrado de 4.500 codos de lado, rodeado
de un campo abierto de 250 codos (vers. 17), con lo cual el cuadrado
dedicado a la ciudad tenía 5.000 codos (2,6 km.) de lado. Este era el
ancho preciso de lo que quedaba al lado sur de la porción de Jehová.

18.

Lo que quedare.

Las dos secciones medían 10.000 codos por 5.000 codos cada una.

19.

Todas las tribus.

Los habitantes de Jerusalén habían pertenecido mayormente a las
tribus de Judá y de Benjamín. En la nueva ciudad, que habría de ser
propiedad común de todos, todas las tribus habrían de tener una parte.

21.

Del príncipe.

La faja de tierra que quedaba al este y al oeste de la "porción de
Jehová" era del príncipe. De norte a sur, su territorio tenía el mismo
ancho que la "porción de Jehová'. Sus tierras tocaban en el extremo
oeste y en el extremo este con la porción reservada, y sin duda llegaban
hasta los límites de la tierra por ambas direcciones.

23.

Las demás tribus.

En los vers. 23-29 se describe la designación de los territorios de las otras cinco tribus.

28.

El límite.

Ver com. cap. 47: 19.

30.

Las salidas de la ciudad.

En los vers. 30-34 se repiten las dimensiones de la ciudad a fin de
describir las tres puertas que tenía a cada lado. Cada puerta llevaba
el nombre de una tribu. Leví tenía una puerta, por lo cual le quedaba
sólo una a José.

35.

Dieciocho mil cañas.

Es decir, 18.000 codos, o sea aproximadamente 9 km. En esta medida no se incluyen los "ejidos" del vers. 17.

La futura ciudad, la nueva Jerusalén que Juan vio descender de Dios
del cielo (Apoc. 21) revela un notable parecido con la ciudad de la
visión de Ezequiel. Ezequiel describe la ciudad que podría haber sido.
Juan describe la que será. La figura de la nación de Israel como
pueblo de Dios, dividida en doce tribus, se encuentra a través de todo
el relato bíblico. Las puertas de la nueva Jerusalén, cuyos habitantes
son redimidos de toda nación, tribu, lengua y pueblo, llevan inscritos
los nombres de las doce tribus. Según la figura bíblica, los redimidos,
no importa de qué raza sean, figuran como si se les asignara un lugar
entre las doce tribus (Rom. 9-11; Gál. 3: 29).

El cuadro de Israel, cautivo en tierra de Babilonia, a punto de ser
liberado y restaurado en su propia tierra, junto con la destrucción de
Babilonia, constituye las figuras que se emplean en una buena parte del
Apocalipsis. Se emplea esta figura para describir el Israel de Dios en
su lucha final contra las potestades del mal, a las cuales se llama
Babilonia, lucha que es seguida por la destrucción de Babilonia y la
gloriosa liberación de la iglesia. Ver com. Jer. 50: 1.

Jehová-sama.

Heb. Yahweh-shammah, "Yahveh está allí" (BJ). Con estas palabras,
tan apropiadas para designar a la nueva ciudad, el profeta Ezequiel
concluye sus mensajes proféticos. Le había tocado anunciar el retiro de
la presencia divina por causa de la corrupción moral de su pueblo.
También tuvo el privilegio de anunciar el remedio para el pecado, y
declarar con vívidas figuras la gloriosa 768 perspectiva del futuro que
podría haber sido una realidad si Israel hubiera aceptado el remedio
divino que tan misericordiosamente le fue ofrecido (ver las PP. 28-34).

No hay modo de saber si Ezequiel vivió hasta ver regresar a su
tierra a algunos de sus compatriotas bajo el benéfico decreto del rey de
Persia. Si hubiera podido saber que sus escritos iban a ser
conservados en el sagrado canon, podría haberse consolado con la
perspectiva de que alguna generación futura aceptaría el mensaje que sus
compañeros en el cautiverio habían despreciado.

La exhortación es para nosotros. El nuevo Israel de Dios está a
punto de entrar en una tierra mucho más gloriosa que la que le fue
ofrecida a la generación de Ezequiel. De nuevo, la entrada se basa en
el cumplimiento de ciertos requisitos. Ya ha habido una demora en
cumplir de todo corazón con las condiciones. Pero esta vez no puede
haber una postergación indefinida, porque la restauración no ha de ser
nacional. Cuando llegue el momento, Dios juntará de todos los países a
quienes hayan hecho una preparación personal. Ellos habrán de heredar
las ricas promesas y vivirán en la ciudad, prefigurada en la descripción
profético de Ezequiel, y llamada, por orden de Dios, "Jehová [está]
allí" (Apoc. 21: 22). 770



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