jueves, 26 de febrero de 2015

12 | febrero | 2014 | Mensajeros Adventistas Reformistas

12 | febrero | 2014 | Mensajeros Adventistas Reformistas
Mensajeros Adventistas Reformistas
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Mensajeros Adventistas Reformistas
Archivo por días: febrero 12, 2014
Creemos que Dios tiene una iglesia

1. PRINCIPIO
Creemos que la cabeza de la iglesia es Cristo. La iglesia es una reunión de creyentes que han aceptado a Cristo como Salvador y Señor, y viven según su doctrina y sus mandamientos. Efesios 5:23; Colosenses 1:18.
Los miembros de iglesia son preparados para la eternidad en la escuela de Cristo, mediante la doctrina que tienen en común, las experiencias, el consejo y las amonestaciones. 1 Timoteo 3:15.

La norma inalterable en la vida y obra de la iglesia son las Sagradas Escrituras. Ellas contienen el gran divino documento de justicia y amor: los Diez Mandamientos que fueron vividos en forma práctica por Jesús. Precisamente por medio de éstos, fue posible reconocer en todos los tiempos a la iglesia remanente así como la apostasía. Apocalipsis 12:17; 14.12.

“la iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo.” Los Hechos de los Apóstoles, 9.

Para que puedan ser la luz del mundo Jesús rogó en su oración sumo sacerdotal por la unidad de sus seguidores. Juan 17:21; Efesios 4:16.

Creemos que por amor a Dios y a su pueblo, todos los miembros de la iglesia observarán el orden establecido por ésta. Hebreos 13:7, 17; 1 Tesalonicenses 5:12, 13. (Nota: En relación al orden y organización de la iglesia remitimos al Manual de Iglesia)

2. INTRODUCCIÓN
“… Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” Hechos 2:47. En este versículo se destaca la relación entre los individuos y la comunidad o iglesia. Especialmente interesante es comprobar que Dios dirige a las personas que le aceptan a formar parte de su iglesia, ya que éstas la conforman, siendo el punto de unión: la salvación en Cristo.

“Y los que creían en el Señor, se aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres” Hechos 5:14. La fe y aceptación de Cristo, como Salvador establece vínculos estrechos entre los miembros de Su iglesia, sean estos hombres y mujeres, pues delante
de Dios no hay acepción de personas.

“… y mucha compañía fue agregada al Señor” Hechos 11:24. Tomar la decisión de formar parte del pueblo de Dios es considerada bíblicamente como posesión del Señor, ya que la fe personal y la doctrina común une a los individuos entre sí y con Dios, ya que de acuerdo a la Palabra, todos los miembros de la iglesia de Cristo, son su familia en la tierra, la cual está unida con la del cielo a través del Padre de quien toma nombre y de Cristo quien ha restablecido la unión: “Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo, del cual toma nombre toda la familia en
los cielos y en la tierra” Efesios 3:14, 15.

“Durante los siglos de tinieblas espirituales, la iglesia de Dios ha sido como una ciudad asentada en un monte. De siglo en siglo, a través de las generaciones sucesivas, las doctrinas puras del cielo se han desarrollado dentro de ella. Por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración. Es el escenario de su gracia, en el cual se deleita en revelar su poder para transformar los corazones. … La iglesia de Dios es el palacio de la vida santa, lleno de variados dones, y dotado del Espíritu Santo.” Los Hechos de los Apóstoles, 10, 11.

3. DEFINICIÓN
La palabra ’iglesia’ no aparece como tal en el Antiguo Testamento. Sin embargo, es interesante comprobar que cuando Esteban habló en su discurso acerca del antiguo Israel lo denominó ’la iglesia en el desierto’ Hechos 7:38.

En el Antiguo Testamento el concepto que actualmente usamos por iglesia, se percibía bajo diferentes conceptos:
• Grupo de personas de la misma línea genealógica, bajo el concepto de nación.
“Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” Génesis 12:2.
• Grupo de personas de la misma línea genealógica, bajo el concepto de pueblo.
“…Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob … Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto …” Éxodo 3:6, 7.
• Grupo de personas unidas bajo una misma creencia.
“Después entraron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová, el Dios de Israel, dice así: Deja ir a mi pueblo …” Éxodo 5:1.
También en el Nuevo Testamento se usaron diferentes conceptos que aparecen con el término iglesia:
• Grupo de creyentes localizados geográficamente.
“Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Nimfas, y a la iglesia que está en su casa. Y cuando esta carta fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea que la leáis también vosotros” Colosenses 4:15, 16.
• Grupo de creyentes reunidos para adorar.
“… Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hágase todo para edificación” 1 Corintios 14:26.
• Autoridades de la iglesia: Dirigentes.
“Así que los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de dios, y sirvamos a las mesas” Hechos 6:2.

“La iglesia es la fortaleza de Dios, su ciudad de refugio, que él sostiene en un mundo en rebelión. Cualquier traición a la iglesia es
traición hecha a Aquel que ha comprado a la humanidad con la sangre de su Hijo unigénito. Desde el principio, las almas fieles han constituido la iglesia en la Tierra. En todo tiempo el Señor ha tenido sus atalayas, que han dado un testimonio fiel a la generación en la cual vivieron. Estos centinelas daban el mensaje de amonestación, y cuando eran llamados a deponer su armadura, otros continuaban la labor. Dios ligó consigo a estos testigos mediante un pacto, uniendo a la iglesia de la tierra con la iglesia del cielo. El ha enviado a sus ángeles para ministrar a su iglesia, y las puertas del infierno no han podido prevalecer contra su pueblo.” Hechos de los Apóstoles, 10.

4. CARACTERÍSTICAS
“Ahora, pues, Israel, qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy …” Deut. 10:12, 13.

En estos versículos se expresa con gran claridad las características para identificar a la iglesia de Dios verdadera:

• ’temás a Jehová tu Dios’
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Proverbios 1:7 = Iglesia sabia en el conocimiento de Dios y Su verdad.
• ’andes en todos sus caminos’
“… Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.” Apocalipsis 15:3 = Iglesia justa y veraz.
• ’ames … a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma’
“… Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos.” 2 Crónicas 29:31 = Iglesia consagrada, dedicada a Dios.
• ’sirvas … a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma’
“… retengamos la gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” Hebreos 12:28 = Iglesia reverente y servicial.
• ’guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos’
“Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús” Apocalipsis 14:12 = Iglesia obediente, fiel y paciente.
“La iglesia está edificada sobre Cristo como su fundamento; ha de obedecer a Cristo como su cabeza.” El Deseado de Todas las Gentes,
382.

5. REFERENCIAS
Las Sagradas Escrituras presenta a la iglesia a través de un gran número de símbolos. Algunos de los cuales se exponen a continuación:

• SAL = Sabor y Preservación
“Vosotros sois la sal de la tierra…” Mateo 5:13.
• LUZ = Iluminación y Guía
“Vosotros sois la luz del mundo …” Mateo 5:14.
• REBAÑO = Grupo compacto
“… un rebaño y un pastor” Juan 10:16.
• CUERPO = Organismo y Organización
“… la iglesia, la cual es su cuerpo …” Efesios 1:22, 23.
• MORADA = Acogimiento y Hogar
“… sois juntamente edificados para morada de Dios …” Efesios 2:22.
• MUJER = Maternidad y Descendencia
“Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia …” Efesios 5:23.
• COLUMNA Y BALUARTE = Sostén y Defensa
“… la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” 1 Timoteo 3:15.
• PIEDRAS = Resistencia y Durabilidad
“Vosotros también, como piedras vivas,…” 1 Pedro 2:5.
• SACERDOCIO = Mediación y Representación

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, …” 1 Pedro 2:9.
En comparación con los millones del mundo, los hijos de Dios serán, como siempre lo fueron, un pequeño rebaño; pero si permanecen de parte de la verdad como está revelada en su Palabra, Dios será su refugio. Están bajo el amplio escudo de la Omnipotencia. Dios siempre constituye mayoría. Cuando el sonido de la final trompeta penetre en la prisión de la muerte, y los justos se levanten en triunfo, exclamando: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” para unirse con Dios, con Cristo, con los ángeles y con los fieles de todas las edades, los hijos de Dios serán una gran mayoría . . . En santa visión el profeta vio el postrer triunfo de la iglesia remanente de Dios. Escribió:

“Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria . . .estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todo poderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”.” Hechos de los Apóstoles, 471.

6. COMENTARIOS
“ A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Efe. 5: 27. Puede parecemos maravilloso que Juan haya visto a Cristo como es, y que Cristo se haya dirigido por sí mismo a las iglesias. Pero debemos recordar que la iglesia, por más debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto de la tierra al cual Cristo confiere su suprema consideración. Constantemente la está vigilando con solicitud, y la está fortaleciendo con su santo Espíritu. ¿Estaremos dispuestos, nosotros, como miembros de su iglesia, a permitirle que dirija nuestra mente y que trabaje por medio de nosotros para su gloria? Dará toda la ayuda necesaria a los que pidan fortaleza para desarrollar un carácter cristiano. Pero su amor no es debilidad. No transigirá con sus pecados, ni les dará prosperidad mientras sigan una conducta torcida. Sus pecados serán perdonados sólo en virtud de un fiel arrepentimiento; porque Dios no cubrirá el mal con el manto de su justicia. Honrará el servicio fiel. Bendecirá abundantemente a los que revelan a sus semejantes su justicia, su misericordia y su amor. Que los que entran en su servicio anden delante de él en verdadera humildad, siguiendo fielmente sus pisadas, atesorando los santos principios que perdurarán por las edades eternas. Que demuestren, mediante la palabra y la acción, que obedecen las leyes que se obedecen en el cielo. El amor de Dios por su iglesia es infinito. El cuidado que manifiesta hacia su heredad es incesante.” Hijos e Hijas de Dios, 16.

7. CONCLUSIÓN
“La iglesia es propiedad de Dios, y el Señor la recuerda constantemente mientras está en el mundo, sujeta a las tentaciones de Satanás. Cristo nunca ha olvidado los días de su condescendencia. Al abandonar el escenario de su humillación, Jesús no perdió nada de su humanidad. Conserva el mismo amor tierno y piadoso, y siempre lo conmueve la angustia humana. Siempre tiene en cuenta que él fue un Varón de dolores, experimentado en quebrantos. No olvida a su pueblo que lo representa, que está luchando para exaltar su ley pisoteada. Sabe que el mundo que lo odió a él, odia también a su pueblo. Aun cuando Cristo Jesús ha pasado a los cielos, allí continúa siendo una cadena viviente que une a sus creyentes con su propio corazón de amor infinito. Los más humildes y débiles están unidos íntimamente a su corazón por una cadena de simpatía. Nunca olvida que él es nuestro representante, y que lleva nuestra naturaleza. Jesús ve a su verdadera iglesia en la tierra, cuya mayor ambición consiste en cooperar con él en la grandiosa obra de salvar almas. Oye sus oraciones presentadas con contrición y poder, y la Omnipotencia no puede resistir sus ruegos por la salvación de cualquier miembro probado y tentado del cuerpo de Cristo.

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades; sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Jesús vive siempre para interceder por nosotros. Por medio de nuestro Redentor, ¿qué bendiciones no recibirá el verdadero creyente? La iglesia, que está por entrar en su más severo conflicto, será, para Dios, el objeto más querido en la tierra. La confederación del mal será impulsada por un poder de abajo, y Satanás arrojará todo vituperio posible sobre los escogidos, a quienes no puede engañar y alucinar con sus invenciones y falsedades satánicas. Pero exaltado “por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”, Cristo, nuestro representante y nuestra cabeza, ¿cerrará su corazón, o retirará su mano, o dejará de cumplir su promesa? No; nunca, nunca. Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido … Dios tiene un pueblo cuyos miembros colaboran con él, que ha avanzado teniendo la gloria del Señor en vista. Escuchad la oración de nuestro representante en el cielo: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado”. ¡Oh, cómo anhelaba la divina Cabeza tener a su iglesia consigo! Sus hijos tuvieron comunión con él en sus sufrimientos y su humillación, y es su mayor gozo tenerlos consigo para que sean participantes de su gloria. Cristo reclama el privilegio de tener a su iglesia consigo.

“Aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”. El tenerlos consigo está en armonía con la promesa del pacto, y el acuerdo hecho con su Padre. Presenta reverentemente ante el propiciatorio su completa redención en favor de su pueblo. El arco de la promesa circunda a nuestro Sustituto y Garante mientras se derrama su petición de amor: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado”. Contemplaremos al Rey en su hermosura, y la iglesia será glorificada.

A semejanza de David, podemos orar ahora: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley”. Los hombres han avanzado en la desobediencia a la ley de Dios, hasta alcanzar un punto de insolencia sin paralelo. Se están educando en la desobediencia, y se acercan rápidamente al límite de la tolerancia y del amor de Dios, y el Señor seguramente intervendrá. El reivindicará ciertamente su honor, y reprimirá la iniquidad prevaleciente. ¿Serán arrastrados los que guardan los mandamientos de Dios por la iniquidad que predomina? ¿Serán ellos tentados, porque se tenga a la ley de Dios en oprobio universal, a menospreciar esa ley que es el fundamento de su gobierno tanto en el cielo, como en la tierra? No. Para su iglesia su ley llega a ser más preciosa, santa y honorable, a medida que los hombres arrojen sobre ella escarnio y desprecio. Como David, pueden decir: “Han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo camino de mentira”. La iglesia militante no es todavía la iglesia triunfante; pero Dios ama a su iglesia, y describe por medio del profeta cómo se opone y resiste a Satanás, que está vistiendo a los hijos de Dios con las ropas más negras y contaminadas, y está reclamando el privilegio de destruirlos. Los ángeles de Dios los protegen de los asaltos del enemigo. El profeta dice: “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás, Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.” La iglesia remanente, 20-24.
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Creemos en el bautismo bíblico

1. PRINCIPIO
Creemos que el bautismo es el pacto de una buena conciencia con Dios. La comisión de Jesús a su iglesia fue: “… id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; …” (Mateo 28:18-20).

Cristo ha instituido el bautismo como la señal de entrada en su reino espiritual. Este rito simboliza la sepultura y la resurrección de Jesús, así como la sepultura del viejo hombre y la resurrección de Jesús, así como la sepultura del viejo hombre y la resurrección a nueva vida en Cristo. Hechos 2:37, 38; 8:36-39; Romanos 6:2-5; Colosenses 2:12,18

El bautismo es la confesión pública de que seguimos a Jesús, y se lleva a cabo por medio de la inmersión en el agua. Antes de realizarlo debe preceder una instrucción cabal de las verdades bíblicas y un examen bautismal. Por este motivo, el bautismo infantil sólo puede ser considerado como una institución humana, pues carece de fundamento bíblico.

Personas que no saben diferencias entre lo bueno y lo malo, no serán admitidas al bautismo. Antes de la recepción por bautismo o por votación, cada alma debe haberse separado de la iglesia o congregación a la cual pertenecía.

El bautismo será repetido cuando por primera vez no ha sido hecho en conformidad con la regla bíblica o si alguien recibió el bautismo en estado de ignorancia. Hechos 19:2-6.

2. INTRODUCCIÓN
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” Marcos 16:15, 16. La comisión impartida por Jesús a sus discípulos era clara y contundente en su orden de acción evangelizadora:
• ’Id’ = Dirigirse a las personas
• ’Predicad’= Enseñar a las personas
• ’Creer’ = Aceptación de la persona
Otros aspecto más, realmente importantes y previos al bautismo fue expuesto por el apóstol Pedro en Hechos 2:38 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados”
• ’Arrepentimiento’ = Dolor por el pecado y propósito de enmienda
• ’Perdón’ = Aceptación divina de la persona
• ’Bautizad’ = Decisión de la persona “Cristo ha hecho del bautismo la señal de entrada en su reino espiritual. Ha hecho de él una condición positiva que todos deben cumplir si desean ser considerados bajo la autoridad del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo.” 2 Joyas de los Testimonios, 389.

3. DEFINICIÓN
El significado espiritual del bautismo se describe en forma simbólica en las siguientes citas:

“…Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” Hechos 22:16.

“No por las obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por sus misericordia que nos salvó, por el lavado de la regeneración …” Tito 3:5.

El acto de lavar es usado como modelo de la acción del bautismo, tal como se realizó el del Señor Jesús: “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua …” Mateo 3:16. Así pues este ’lavacro’ se realiza literalmente con agua, sin embargo los pecados del ser humano son lavados con la sangre derramada de nuestro Salvador: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” Apocalipsis 1:5.

Así pues, el bautismo es un acto realizado por aquellos que aceptan a Cristo como su Salvador personal y lo deciden voluntariamente como resultado del conocimiento de la verdad
y de la realización de la preparación personal necesaria, por medio de la cual reconocen la muerte vicaria de Jesús como el único modo de salvación, tal como se declara en Romanos 6:3 “O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte” ya que la promesa que se encuentra incluida en este símbolo es: “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él” Romanos 6:8. Expresando el mismo pensamiento en otras palabras podríamos decir que al morir al pecado, así como Cristo murió en la cruz a causa del pecado, también vivimos como nueva criatura en Jesús. Pero el bautismo no es sólo símbolo de la muerte de Jesucristo, sino también de su sepultura y resurrección: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” Romanos 6:4.

El bautismo se realiza con agua y por inmersión, es decir el cuerpo se sumerge por completo bajo el agua, lo cual se describe como ’sepultados’ en la cita anterior. La salida del agua se simboliza a través de la resurrección, así como ’Cristo resucitó’, así también debe
iniciarse una vida nueva. Es interesante tomar en consideración la formula bautismal, pues el acto del bautismo la Divinidad completa participa: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Mateo 28:19.

“El bautismo es una solemne renuncia al mundo. Por esta profesión el yo muere a la vida de pecado. Las aguas cubren al candidato y en presencia del universo entero se sella la promesa mutua. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo el hombre es sepultado con Cristo en el bautismo y se levanta del agua para vivir una nueva vida de lealtad a Dios. Los tres grandes poderes del cielo son testigos del acto, invisibles pero presentes.” La fe por la cual vivo, 146.

4. CARACTERÍSTICAS
A continuación se detallan las características de un auténtico bautismo bíblico, en lo que se refiere al proceso del rito:

1. AGUA ABUNDANTE
“Bautizaba también Juan en Enón junto a Salim, porque había muchas aguas” Juan 3:23.

2. INTRODUCCION EN EL AGUA:
Bautizante y bautizado
“Y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó” Hechos 8:38.

3. SALIDA DEL AGUA
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua” Mateo 3:16.

4. GOZO
“Y como subieron del agua … se fue por su camino gozoso” Hechos 8:39.

“El bautismo es un rito muy sagrado e importante, y su significado debe comprenderse cabalmente. Significa arrepentirse del pecado, e iniciar una nueva vida en Cristo Jesús.” 2 Joyas de los Testimonios, 391.

5. REFERENCIAS
Los pasos previos al bautismo son muy importantes, para poder realizar este solemne acto con plena conciencia de la responsabilidad que se asume y en este sentido las Sagradas Escrituras nos presentan el encuentro de Felipe y el gobernador de la reina de Etiopía como una ilustración muy adecuada, en líneas generales:

• Búsqueda de las almas: “Empero el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza …” Hechos 8:26.
• Persona interesada: “… y he aquí un etiope … y había venido a adorar a Jerusalén” Hechos 8:27.
• Estudio de la Palabra: “…leyendo el profeta Isaías” Hechos 8:28.
• Dirección divina: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Llégate y júntate a este carro” Hechos 8: 29.
• Oferta de explicación: “…entiendes lo que lees?” Hechos 8:30.
• Aceptación de la oferta: “…Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él” Hechos
8:31.
• Tema central: El plan de salvación: “… Como oveja a la muerte fue llevado…” Hechos 8:32.
• Preguntas acerca del tema: “Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: … de quién el profeta dice esto? De sí mismo, o de otro alguno?” Hechos 8:34.
• Estudio sistemático: “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anuncio el evangelio de Jesús.” Hechos 8:35.
• Solicitud de bautismo: “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; qué impide que yo sea bautizado” Hechos 8:36.
• Evaluación del solicitante: “Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes…” Hechos 8:37.
• Declaración de votos: “… Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” Hechos 8:37.
• Bautismo: “Y mando parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó” Hechos 8:38.
“Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, al comienzo mismo de su vida cristiana declaran públicamente que han abandonado el servicio de Satanás y que han llegado a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial.” 2 Joyas de los Testimonios, 339.

6. COMENTARIOS
“En nuestro bautismo nos comprometemos a romper toda relación con Satanás y sus instrumentos, y a poner corazón, mente y alma en la obra de extender el reino de Dios. Todo el cielo está en acción para este propósito. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han comprometido a cooperar con los instrumentos humanos santificados. Si somos leales a nuestro voto, se abre para nosotros una puerta de comunicación con el cielo: una puerta que ninguna mano humana ni instrumento satánico puede cerrar (RH 17-5-1906).

Muchos son sepultados vivos. El nuevo nacimiento es una experiencia rara en esta época del mundo. Esta es la razón por la que hay tantas perplejidades en las iglesias. Muchos, muchísimos, que pretenden tener el nombre de Cristo no están santificados, y son impíos. Han sido bautizados, pero fueron sepultados vivos. No murió el yo, y por lo tanto no renacieron a una nueva vida en Cristo (MS 148, 1897). (2 Cor. 6: 17.) En el bautismo no hay graduación. Toda oportunidad, toda ventaja, todo privilegio nos han sido dados para que ganemos una rica experiencia cristiana; pero no aprendemos todo de una sola vez; debe haber un crecimiento. Muchos, después de aprender un poco en la escuela, piensan que están listos para graduarse; piensan que saben todo lo que es digno de saberse. No debemos pensar que tan pronto como somos bautizados estamos listos para graduarnos era la escuela de Cristo. Cuando hemos aceptado a Cristo, y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos hemos comprometido a servir a Dios, el Padre, a Cristo y al Espíritu Santo -los tres signatarios y potestades del cielo-, ellos se comprometen a que toda capacidad nos será dada si cumplimos con nuestros votos bautismales de salir “de en medio de ellos” y de apartarnos y no tocar “lo inmundo”. Cuando somos leales a nuestros votos, él dice: “Yo os recibiré” (MS 85, 190 l).

7. CONCLUSIÓN
“Cuando los cristianos se someten al solemne rito del bautismo, el Señor registra el voto que hacen de serle fieles. Este voto es su juramento de lealtad. Son bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así están unidos con los tres grandes poderes del cielo. Se comprometen a renunciar al mundo para observar las leyes del reino de Dios. Por lo tanto, han de andar en novedad de vida. No han de seguir más las tradiciones de los hombres. No han de seguir por más tiempo métodos deshonestos. Han de obedecer los estatutos del reino del cielo. Han de buscar el honor de Dios. Si son fieles a su voto, serán provistos de gracia y poder que los habilitará para cumplir con toda justicia. “A todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre… Todos los que entran en la nueva vida deben comprender, antes de su bautismo, que el Señor exige afectos indivisos. . . La práctica de la verdad es esencial. El llevar frutos testifica del carácter del árbol. Un buen árbol no puede llevar malos frutos. La línea demarcatoria será sencilla y distinta, entre los que aman a Dios y guardan sus mandamientos por una parte, y los que no lo aman y descuidan sus preceptos, por la otra. Se necesita una conversión cabal… Todos lo que estudian la vida de Cristo y practican sus enseñanzas, vendrán a ser como Cristo. Su influencia será como la de él. Revelarán sanidad de carácter. Mientras andan en la humilde senda de la obediencia, haciendo la voluntad de Dios, ejercen una influencia que se hace sentir en favor del progreso de la causa de Dios y la sana pureza de su obra. En estas almas cabalmente convertidas, el mundo debe ver un testimonio del poder santificador de la verdad sobre el carácter humano. El conocimiento de Dios y de Jesucristo, expresado en el carácter, los exalta sobre todo lo que se estima en la tierra o en el cielo. Es la educación más elevada que haya. Es la llave que abre los portales de la ciudad celestial. Es propósito de Dios que todos los que se visten de Cristo por el bautismo posean este conocimiento. Y los siervos de Dios tienen el deber de presentar a estas almas el privilegio de su alta vocación en Cristo Jesús. Después que el alma creyente ha recibido el rito del bautismo debe recordar que ha sido dedicada a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo…

Todos los que estudian la vida de Cristo y practican su enseñanza llegarán a ser como Cristo. Su influencia será como la suya. Manifestarán solidez de carácter. Están establecidos en la fe y no serán vencidos por el diablo a causa de la vanidad o el orgullo. Tratan de andar por la humilde senda de la obediencia, y procuran hacer la voluntad de Dios. Su carácter ejerce una influencia que promueve el progreso de la causa de Dios y contribuyen a mantener su obra en una saludable pureza. . . En estas almas cabalmente convertidas el mundo encuentra testigos del poder santificador de la verdad sobre el carácter humano. Mediante ellas Cristo da a conocer a todos su carácter y su voluntad. En la vida de los hijos de Dios se manifiesta la bendición que recibe cuando se sirve al Señor, y lo opuesto de esto se advierte en los que no observan sus mandamientos. La línea de demarcación es bien clara. Todos los que obedecen los mandamientos de Dios son guardados por su gran poder en medio de la influencia corruptora de los transgresores de su ley. Desde el súbdito más humilde hasta el que ocupa la posición de confianza más elevada, todos son guardados por el poder de Dios por medio de la fe en la salvación Desde entonces en adelante el creyente debe tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Debe subordinar a esta nueva relación, todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en orgullo y complacencia propia, Ya no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo, debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina.

Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre. Las obligaciones del pacto espiritual que se hace en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel” (1 Rey. 18: 36). El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oraciones de los que le siguen sinceramente, llevan el yugo de Cristo y en su escuela aprenden a ser mansos y humildes.” Evangelismo, 226, 227, 230, 232.
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Creemos en el nuevo nacimiento

1. PRINCIPIO
Creemos que un ser humano que entrega su vida a Jesucristo y le acepta como su Salvador personal experimentará el nuevo nacimiento. Juan 1:12-13.

“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del Corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. … La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios.” El Deseado de Todas las Gentes, 144.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
“El contraste entre lo que eran antes y lo son ahora será muy claro e inequívoco. …

“En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones.” El Camino a Cristo, 58, 59.

“En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio
en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida, del pecado a la santidad, de la trasgresión y rebelión a la obediencia y a la lealtad. Terminó su antigua vida de separación con Dios; y comenzó la nueva vida de reconciliación, fe y amor.” El Conflicto de los Siglos, 521.

“La regeneración es el único sendero que da acceso a la ciudad de Dios.” 3 Joyas de los Testimonios, 292. Juan 3:3-8; 1:12, 13; 1 Pedro
1:23; Santiago 1:18; 2 Pedro 1:3, 4.

2. INTRODUCCIÓN
La condición natural del ser humano se encuentra detalladamente descrita en Romanos 3:10 –12 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios; todos se apartaron a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno”. Esta descripción es desesperante, pues en la persona humana sólo se encuentra:
• Injusticia
• Falta de conocimiento
• Desinterés por Dios
• Separación de Dios
• Inutilidad
• Maldad
De acuerdo a la cita bíblica no hay excepciones, ya que ’no hay ni aun uno’ que actúa bien en su condición carnal, pues todos los seres humanos pecan, de acuerdo con Romanos 5:12 “…como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así paso a todos los hombres, pues que todos pecaron”.

El ser humano es incapaz de cambiar su naturaleza y condición: “Mudará el negro su pellejo, y el leopardo sus manchas? Así también
podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal” Jeremías 13:23 y ante esta situación sólo existe una opción de acuerdo con Mateo 1:21 “…y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. “Por naturaleza, el corazón es malo, …ningún invento humano puede hallar un remedio para el alma pecaminosa.” El Deseado de Todas las Gentes, 143.

3. DEFINICIÓN
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3:3. El nuevo nacimiento es la única forma en podremos ser idóneos como ciudadanos del reino de Dios. A través de Jesucristo este milagro se lleva a cabo en el ser humano: “Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios” Juan 1:12, 13. Así pues, cada persona debe nacer de nuevo en Cristo por medio del ’agua’ y del ’Espíritu’ Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.
A continuación se presenta un paralelismo entre los dos nacimientos que envuelven la vida de un cristiano:

Concepción humana Concepción divina
“…sangre … “… agua …
voluntad de carne … Espíritu…” Juan3:5
voluntad de varón…” “…de Dios”
Juan 1:13 Juan 1:13
“…simiente corruptible” “…incorruptible”
1 Pedro 1:23 1 Pedro 1:23

Es importante tomar en consideración la parte que le corresponde al ser humano en esta experiencia: “Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre” Juan 1:12.

La aceptación de Cristo como Salvador personal es fundamental para que el nuevo nacimiento se realice en el individuo, pues “…en ningún otro hay salvación: porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12.

La transformación a llevar a cabo a través del nuevo nacimiento es absolutamente completa:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17. Pero, esta experiencia es inaccesible a la compresión intelectual del ser humano, ya que “No te maravilles de que te dije: Os es necesario
nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a dónde vaya; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” Juan 3:7, 8.

“Se oye el viento entre las ramas de los árboles, por el susurro que produce en las hojas y las flores; sin embargo es invisible, y nadie sabe de dónde viene ni adónde va. Así sucede con la obra del Espíritu Santo en el corazón. Es tan inexplicable como los movimientos del viento.” El Deseado de Todas las Gentes, 143, 144.

4. CARACTERÍSTICAS
La verdadera conversión o nuevo nacimiento produce unos resultados visibles, los cuales se presentan a continuación:

• VIDA
“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo …” Efesios 2:5.

• AMOR
“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” 1 Juan 3:14.

• DIRECCIÓN DIVINA
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios” Romanos 8:14.

• SEGURIDAD
“Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” Romanos 8:16.

• FRUTOS
“Así que, por sus frutos los conoceréis” Mateo 7:20 y Gálatas 5:22, 23.

• OBEDIENCIA
“Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos …” 1 Juan 5:3

• PREDICACIÓN
“Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti” Salmo 51:13.

• VICTORIA
“Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe” 1 Juan 5:4.
“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios.” El Deseado de Todas las Gentes, 144.

5. REFERENCIAS

En la primera epístola del apóstol Juan, se detalla en una forma muy hermosa el efecto que tiene en el ser humano ’nacido de Dios’.

1. JUSTICIA DIVINA
“Si sabéis que él es justo, saber también que cualquiera que hace justicia, es nacido de él” 1 Juan 2:29.

2. NO SE PRACTICA EL PECADO
“Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” 1 Juan 3:9.

3. AMOR Y CONOCIMIENTO DIVINO
“Carísimos, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios” 1 Juan 4:7.

4. CREENCIA EN CRISTO
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios: y cualquiera que ama al que ha engendrado, ama también al que es nacido de él” 1 Juan 5:1.

5. FE VICTORIOSA
“Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe” 1 Juan 5:4.

6. ATENCIÓN
“Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca; mas el que es engendrado de Dios, se guarda a sí mismo …” 1 Juan 5:18.

7. SALVAGUARDIA
“Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca; mas el que es engendrado de Dios, se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca” 1 Juan 5:18.
“Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador. Su corazón debe ser renovado por la gracia divina; debe recibir nueva vida de lo alto. Este cambio es el nuevo nacimiento, sin el cual, según expuso Jesús, nadie ’puede ver el reino
de Dios’ (Juan 3:3).” El Conflicto de los Siglos, 520, 521.

6. COMENTARIOS
“ Los que reciben la verdad adquieren tal fe, que actúa por amor y purifica todo el ser, que los conduce a una acción decidida. Por esto la verdad es santificadora. Su poder transformador se advierte en el carácter. Al ser admitido en el santuario interior, no actúa en la superficie, dejando el corazón irregenerado; tampoco se limita a agitar las emociones, descuidando el buen juicio y la voluntad; al contrario, desciende hasta las profundidades de la naturaleza para producir una acción armónica de todo el ser. La obra del que pasa por la experiencia de la verdadera conversión es diligente. Procede como Cristo lo hizo. Ya no vive más para sí mismo, sino enteramente para el Señor. Está perdido para el mundo, porque ahora su vida está escondida con Cristo en Dios. Como resultado, el yo deja de tener supremacía. La luz que brilla desde la cruz del Calvario lo sostiene con sus rayos, y el Espíritu toma todo lo que pertenece a Cristo. Su propósito es darlo a conocer en forma tan atractiva para que la luz logre tener un efecto transformador en sus
hábitos y prácticas, y además, le permite testificar de que es una nueva criatura en Cristo.” Recibiréis poder, 172.

“La religión proveniente de Dios es la única que nos puede conducir a él. Para servirle convenientemente es necesario haber nacido del Espíritu divino.” 3 Joyas de los Testimonios, 356.

“Por el simple hecho de creer en Dios, el Espíritu Santo ha engendrado una vida nueva en el corazón. Sois como un niño nacido en la familia de Dios, y él os ama como a su Hijo.” El Camino a Cristo, 54, 55.

“La fuente del corazón debe ser purificada antes que los raudales puedan ser puros. El que está tratando de alcanzar el cielo por sus propias obras observando la ley, está intentando lo imposible. No hay seguridad para el que tenga sólo una religión legal, sólo una forma de la piedad. La vida del cristiano no es una modificación o mejora de la antigua, sino una transformación de la naturaleza. Se produce una muerte al yo y al pecado, y una vida enteramente nueva. Este cambio puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Espíritu Santo.” El Deseado de Todas las Gentes, 143.

7. CONCLUSIÓN
“ Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3: 3.) Nicodemo ocupaba un puesto elevado y de confianza en la nación judía… Como otros, había sido conmovido por las enseñanzas de Jesús… Las lecciones que habían caído de los labios del Salvador le habían impresionado grandemente, y quería aprender más de estas verdades maravillosas. Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en una discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino tener un corazón nuevo. Debes recibir una vida nueva de lo alto, antes de poder apreciar las cosas celestiales. El cambio de corazón representado por el nuevo nacimiento puede realizarse únicamente
por la obra efectiva del Espíritu Santo… El orgullo y el amor propio resisten al Espíritu de Dios; cada inclinación natural del alma se opone al cambio que transforma la altivez y el orgullo en la mansedumbre y humildad de Cristo. Pero si hemos de caminar en la senda de la vida eterna no debemos prestar oído al susurro del yo… Al recibir la luz divina y cooperar con las inteligencias celestiales, nacemos de nuevo, liberados de la corrupción del pecado por el poder de Cristo. El tremendo poder del Espíritu Santo obra una transformación entera en el carácter del agente humano, convirtiéndolo en una nueva criatura en Cristo Jesús… Las palabras y acciones expresan el amor del Salvador. No hay competencia por el lugar más alto. Se renuncia al yo. El nombre de Jesús está escrito en todo lo que se dice y hace. ¿No es la renovación del hombre el mayor milagro que puede hacerse? ¿Qué no puede hacer el agente humano que por fe se aferra del poder divino?” Dios nos cuida, 82
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Creemos en la confesión bíblica de los pecados

1. PRINCIPIO
Creemos que todos los que confiesan su iniquidad, reciben perdón y justificación, pues Jesús por medio de su sangre ruega en favor de cada alma arrepentida. 1 Juan 1:9; 2:1.

“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28.13).

“El Señor no nos exige que hagamos alguna cosa penosa para obtener el perdón de nuestros pecados. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones, ni ejecutar duras penitencias, para encomendar nuestras almas al Dios de los cielos o para expiar nuestras transgresiones, sino que todo aquel que confiese su pecado y se parte de él alcanzará misericordia. …

“La verdadera confesión es siempre de un carácter específico y reconoce pecados particulares. Pueden ser de tal naturaleza que sólo puedan presentarse delante de Dios. Pueden ser males que deban confesarse individualmente a los que hayan sufrido daño por ellos; pueden ser de un carácter público, y en ese caso deberán confesarse públicamente. Pero toda confesión debe hacerse definida y directa, para reconocer en forma definida los pecados de los que uno sea culpable.” El Camino a Cristo, 37, 38.

2. INTRODUCCIÓN
Las Sagradas Escrituras son claras en relación a la confesión de los pecados: “Di a los hijos de Israel: el hombre o la mujer que cometiere
alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen, aquella persona confesará el pecado que cometió” Hebreos 4:13.

La confesión implica, primeramente, un reconocimiento del pecado, dolor por el mismo y declaración expresa de la falta, ya que si se intenta ocultar la trasgresión el fin será mucho peor: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se parte alcanzará misericordia” Proverbios 28:13.

Es imposible que el pecado pase desapercibido para Dios, pues aunque no se confiesen el Señor los conocen: “Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta” Hebreos 4:13 y Salmo 90:8 “Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro”.

En la Palabra de Dios la confesión sincera de los pecados se motiva a través de la siguiente promesa: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9.

“La confesión que brota de lo íntimo del alma sube al Dios de piedad infinita. Tus pecados podrán parecer montañas delante de ti; pero si humillas tu corazón y confiesas tus pecados, confiando en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, él te perdonará y te limpiará de toda injusticia… Desead la plenitud de la gracia de Cristo. Permitid que nuestro corazón se llene con un anhelo intenso por su justicia.” Dios nos cuida, 81.

3. DEFINICIÓN
“Mi pecados te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones a Jehová; y tu perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte…” Salmo 32:5, 6.

El rey David expresa en este salmo su propia experiencia en la confesión, que podría resumirse en los siguientes puntos:
• Exposición de los hechos en oración a Dios.
• Declaración completa del pecado sin ningún tipo de encubrimiento.
• Confesar la trasgresión asumiendo la autoría y sus consecuencias.
• Recepción del perdón divino.
Las consecuencias de una confesión tal con las siguientes: “Bienaventurado aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados. Bienaventurado el hombre a quien no imputa Jehová la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay superchería.” Salmo 32:1, 2.

• Doble felicidad, pues ser bienaventurado significa ser feliz dos veces.

• Obtención del perdón.
• Eliminación del pecado.
• Anulación de cualquier tipo de acusación posterior.
• Pureza de espíritu.
“La confesión de nuestros pecados, ya sea pública o privada, debe ser de corazón y voluntaria. No debe ser arrancada al pecador. No debe hacerse de un modo ligero y descuidado o exigirse de aquellos que no tienen real comprensión del carácter aborrecible del pecado. La confesión que brota de lo íntimo del alma sube al Dios de piedad infinita. El salmista dice: “Cercano está Jehová a los quebrantados
de corazón, y salva a los de espíritu contrito” (Salmo 34: 18).” El Camino a Cristo, 39.

4. CARACTERÍSTICAS
A través de diferentes confesiones de personales bíblicos se pueden estudiar los rasgos distintivos de una confesión verdadera. A continuación se analiza la oración de confesión de Daniel:

1. Búsqueda de Dios
• “Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza” Daniel 9:3

2. Voluntaria
• “Y oré a Jehová mi Dios, y confesé …” Daniel 9:2

3. Descripción de la condición y pecados
• “Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios. No hemos obedecido a tus siervos los profetas …” Daniel 9:5, 6.

4. Exaltación de Dios
• “Tuya es Señor, la justicia …De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar …” Daniel 9:7, 9.

5. Causas que originaron el pecado
• “…no hemos rogado a la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad” Daniel 9:13.

6. Súplica
• “Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos … Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos … perdona … no pongas dilación …” Daniel 9:17-19.

7. Indignidad humana
• “…porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.” Daniel 9:18.

“No ocultéis nada de Dios ni descuidéis la confesión de vuestras faltas a vuestros hermanos.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Sant. 5: 16). Más de un pecado es dejado sin
confesar, y tendrá que hacerle frente el pecador en el día del ajuste final. Mucho mejor es hacer frente ahora a nuestros pecados, confesarlos y apartarnos de ellos, mientras intercede en nuestro favor el Sacrificio expiatorio. No dejéis de saber la voluntad de Dios en cuanto a este asunto. La salud de vuestra alma y la salvación de otros dependen de la forma en que procedáis en este asunto. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Ped. 5: 6, 7). El humilde y quebrantado de corazón puede apreciar algo del amor de Dios y de la cruz del Calvario. Será amplia la bendición experimentada por aquel que satisface la condición por la cual puede llegar a ser participante del favor de Dios.” 1 Mensajes Selectos, 385.

5. REFERENCIAS
Los principios que enseñó Jesús en el Sermón del Monte incluyen aspectos importantes en relación a las condiciones necesarias para obtener el perdón de los pecados, lo cual es el objetivo de la confesión:

• Reconciliación con nuestro prójimo
“Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene, deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente” Mateo 5:23, 24.

• Perdonar a los que nos han ofendido
“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” Mateo 6:12.

• Medida del perdón divino dependiente del perdón al semejante
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” Mateo 6:14, 15.

• Relación fraternal con el prójimo
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” Efesios 4:32.

“Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios, debemos tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón. ¿Cómo podemos orar: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (S. Mateo 6:12) y abrigar, sin embargo, un espíritu que no perdona? Si esperamos que nuestras oraciones sean oídas, debemos perdonar a otros como esperamos ser perdonados nosotros.” El Camino a Cristo, 98.

6. COMENTARIOS
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. (Isa. 43: 25).

Algunos parecen creer que deben estar a prueba y que deben demostrar al Señor que se han reformado, antes de poder contar con su bendición. Mas ellos pueden pedir su bendición de Dios ahora mismo. Deben tener su gracia, el Espíritu de Cristo, para que los ayude en sus flaquezas; de otra manera no pueden resistir el mal. Jesús se complace en que vayamos a él como somos, pecaminosos, impotentes, necesitados. Podemos ir con toda nuestra debilidad, insensatez y maldad y caer arrepentidos a sus pies.

Es su gloria estrecharnos en los brazos de su amor, vendar nuestras heridas y limpiarnos de toda impureza. Miles se equivocan en esto: no creen que Jesús les perdona personal e individualmente. No creen al pie de letra lo que Dios dice. Es el privilegio de todos los que llenan las condiciones saber por si mismos que el perdón de todo pecado es gratuito. Alejad la sospecha de que las promesas de Dios no son para vosotros. Son para todo pecador arrepentido. Cristo ha provisto fuerza y gracia para que los ángeles ministradores las lleven a toda alma creyente. Ninguno hay tan malvado que no encuentre fuerza pureza y justicia en Jesús, que murió por los pecadores. El está esperándolos para cambiarles los vestidos sucios y corrompidos del pecado por las vestiduras blancas de la justicia; les da vida y no perecerán. . . Con tan preciosas promesas bíblicas delante de vosotros, ¿podéis dar lugar a la duda? ¿Podeis creer que cuando el pobre pecador desea volver, desea abandonar sus pecados, el Señor le impide decididamente que venga arrepentido a sus pies? ¡Fuera con tales pensamientos! Nada puede destruir más vuestra propia alma que tener tal concepto de vuestro Padre celestial. El aborrece el pecado, mas ama al pecador.
. . Cuando leáis las promesas, recordad que son la expresión de un amor y una piedad inefables. El gran corazón de amor infinito se siente atraído hacia el pecador por una compasión ilimitada. . . El quiere restituir su imagen moral en el hombre. Acercaos a él con confesión y arrepentimiento y él se acercará a vosotros con misericordia y perdón.” El Camino a Cristo, 55-58.

7. CONCLUSIÓN
“Muchos de los que están buscando con sinceridad la santidad de corazón y la pureza de la vida parecen perplejos y desanimados… Las tinieblas y el desánimo a veces vendrán sobre el alma y nos amenazarán con abrumarnos; pero no debemos perder nuestra confianza. Hemos de mantener nuestros ojos fijos en Jesús, ora sintamos o no. Debemos tratar de realizar fielmente todo deber conocido, y entonces descansar con tranquilidad en las promesas de Dios. A veces un profundo sentimiento de nuestra indignidad estremecerá nuestra alma con una conmoción de terror; pero esto no es una evidencia de que Dios ha cambiado hacia nosotros, o nosotros hacia Dios. No debe hacerse ningún esfuerzo para que el alma alcance cierta intensidad de emoción. Podemos hoy no sentir la paz y el gozo que sentimos ayer; pero por la fe debemos asirnos de la mano de Cristo, y confiar en él tan plenamente en las tinieblas como en la luz. Satanás puede susurrar: “Eres un pecador demasiado grande para que Cristo te salve”. Aun cuando reconozcáis que sois verdaderamente pecadores e indignos, debéis hacer frente al tentador con el clamor:

“En virtud de la expiación, yo reclamo a Cristo como mi Salvador. No confío en mis propios méritos, sino en la preciosa sangre de Jesús, que me limpia. En esta circunstancia aferro mi alma impotente a Cristo”. . . No os desaniméis porque vuestro corazón parezca duro. Todo obstáculo, todo adversario interno, solamente aumenta nuestra necesidad de Cristo. El vino para quitar el corazón de piedra y daros un corazón de carne. Mirad a él para recibir gracia especial a fin de vencer vuestras faltas peculiares. Cuando sois asaltados por la tentación, resistid con firmezas las malas insinuaciones. . . Clamar al querido Salvador por ayuda para sacrificar todo ídolo, y para apartad de vosotros todo pecado acariciado. Que el ojo de la fe vea a Jesús intercediendo ante el trono del Padre, presentando sus manos heridas mientras ruega por vosotros. Creed que el poder os viene por medio de vuestro precioso Salvador.” La Maravillosa Gracia de Dios, 85.
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Creemos en el arrepentimiento

1. PRINCIPIO
Creemos que por la influencia de la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo, el ser humano llega al reconocimiento de su condición perdida. Salmos 32:1-5; 51:3, 4; Juan 16:7,8.

“El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado, y abandono del mismo. … Pero cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y la tierra. …
“No renunciamos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad. Mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en nuestra vida.” El Camino a Cristo, 23, 24. Ver 2 Corintios 7:10.

No podemos ni siquiera arrepentirnos sin que el Espíritu Santo despierte nuestra conciencia, así como tampoco podemos recibir perdón de nuestros pecados sin Cristo.

2. INTRODUCCIÓN
“Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos … dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina” Ezequiel 18:30. Esta apelación divina al cambio de actitud, costumbres e ideas del ser humano del Antiguo Testamento se constata también en el Nuevo: Hechos 17:30 “Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan”. La llamada al arrepentimiento se dirige a todos los seres humanos, sin excepción.

Cuando el Señor solicita algo del ser humano siempre coloca los medios que le facilitan su cumplimiento: “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste ha Dios ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados” Hechos 5:30, 31. Así pues, el único que puede conceder arrepentimiento y perdón es Jesucristo.

“La virtud que viene de Cristo es la que guía a un arrepentimiento genuino … No podemos arrepentirnos sin que el Espíritu de Cristo despierte la conciencia más de lo que podemos ser perdonados sin Cristo.” El Camino a Cristo, 28.

3. DEFINICIÓN
“Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron a Pedro y a los apóstoles: Varones hermanos, qué haremos? Y Pedro les dice: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” Hechos 2:37, 38. Después de haber escuchado el discurso de Pedro los oyentes se compungieron de corazón, es decir sintieron pesar de la conducta pasada y preguntaron que podían hacer para remediar los pecados cometidos y la respuesta que recibieron fue la invitación al arrepentimiento, que implicaba dolor por hacer pecado y propósito de no pecar más.

La tristeza que se produce en el alma por el mal cometido procede de Dios, tal como se describe en 2 Corintios 7:10, 11. “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación…” pero hay otro tipo de tristeza “la tristeza del mundo produce muerte”. Para distinguir a ambas es importante conocer como se manifiesta la tristeza por el pecado, según Dios: “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, qué solicitud produjo en vosotros, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación!…”. En esta cita bíblica se expresa con toda claridad el efecto que produce un arrepentimiento humano nacido de Dios;
el cambio de modo de sentir, pensar y actuar se transforma.

La Biblia nos narra un suceso ejemplar de arrepentimiento acaecido en la ciudad de Nínive. A continuación se analiza brevemente:

• MENSAJE: “Levántate, y ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella; porque su maldad ha subido delante de mí” Jonás 1:2.
• PROCLAMACION: “Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” Jonás 3:4.

• REACCIÓN: “Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y se vistieron de sacos … clamen a Dios fuertemente y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que está en sus manos” Jonás 3:5, 8.

• EFECTO: “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino…” Jonás 3:10.
Los ninivitas aceptaron el mensaje, lamentaron su comportamiento, suplicaron perdón y cambiaron de vida. El principio que motiva el denunciar un mal comportamiento, siempre que éste procede de Dios se basa en el amor hacia el ser humano, pues El desea que cambie y mejore: “O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Romanos 2:4.

“Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados; es un principio de vida que transforma el carácter y rige la conducta.” El Deseado de Todas las Gentes, 509.

“Arrepentirse es alejarse del yo y dirigirse a Cristo; y cuando recibamos a Cristo, para que por la fe él pueda vivir en nosotros, las obras buenas se manifestarán.” El Discurso Maestro de Jesucristo, 74.

3. CARACTERÍSTICAS
El arrepentimiento reúne una serie de características que es importante conocer para poder identificar el auténtico arrepentimiento:

1. ¿A quién se dirige?
• “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” Lucas 5:32.

2. ¿Quiénes son pecadores?
• “…todos están bajo pecado” Romanos 3:9.

3. ¿Cómo puede conocerse el pecado?
• “Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” Romanos 3:20.

4. ¿Quién despierta en el alma el sentido de pecaminosidad?
• “Y cuando él (el Consolador) venga, convencerá al mundo de pecado” Juan 16:8.

5. ¿Qué se preguntan los convencidos de pecado?
• “…qué debo hacer para ser salvo?” Hechos 16:30.

6. ¿Qué se produce, entonces?
• “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” Hechos 2:38.

7. ¿Qué produce el arrepentimiento?
• “Y que se predicase en su nombre (Jesús) el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” Lucas 24:47.
“Todos los que se hacían súbditos del reino de Cristo, decía él, debían dar evidencias de fe y arrepentimiento. En su vida, debían notarse la bondad, la honradez y la fidelidad. Debían atender a los menesterosos, y presentar sus ofrendas a Dios. Debían proteger a los indefensos y dar un ejemplo de virtud y compasión. Así también los seguidores de Cristo darán evidencias del poder transformador del Espíritu Santo. En su vida diaria, se notarán la justicia, la misericordia y el amor de Dios.” El Deseado de Todas las Gentes, 82.

4. REFERENCIAS
En las Sagradas Escrituras se presentan diversos ejemplos de arrepentimiento verdadero y falso. A continuación se presentan algunos casos:
• ESAU: Arrepentimiento falso “Que ninguno sea fornicario, o profano, como Esaú, que por una vianda vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición fue reprobado (que no halló lugar de arrepentimiento), aunque la procuró con lágrimas” Hebreos 12:16, 17.

Los rasgos distintos del carácter de Esaú se describen muy bien en la cita bíblica, así como también una de sus faltas más graves: la venta de la primogenitura. Su modo de vida y costumbres cambiaron muy poco después de su reconciliación con Jacob: “… Y Esaú tomó sus mujeres, y sus hijos, y sus hijas, y todas las personas de su casa , y sus ganados , y todas sus bestias, y toda su hacienda que había adquirido en la tierra de Canaán, y fuese a otra tierra de delante de Jacob su hermano.” Génesis 36:6.

La decisión de abandonar la tierra de Canaán, evidenciaba la renuncia a ser participe del pacto de Dios hecho con Abraham: promesa de la herencia de esta tierra, promesa de ser una gran nación dirigida por Dios y ser parte de la ascendencia de Cristo.

• JACOB: Arrepentimiento verdadero “… Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición. Y el respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, que ya me ha engañado dos veces…” Génesis 27:36.

Jacob engañó deliberadamente a su padre e inclusive se atrevió a usar el nombre de Dios en su mentira. Realmente, su acción fue terrible, pero su cambio fue completo, pues Dios le cambió el nombre como señal de haberse convertido en una nueva persona: “… Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y él dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido” Génesis 32:27, 28.

“Esaú había menospreciado la bendición mientras parecía estar a su alcance, pero ahora que se le había escapado para siempre, deseó poseerla. Se despertó toda la fuerza de su naturaleza impetuosa y apasionada, y su dolor e ira fueron terribles. Gritó con intensa amargura:

“Bendíceme también a mí, padre mío”. . . No podía recobrar la primogenitura que había trocado tan descuidadamente. “Por una vianda”, con que satisfizo momentáneamente el apetito que nunca había reprimido, vendió Esaú su herencia; y cuando comprendió su locura, ya era tarde para recobrar la bendición. . . Esaú no quedaba privado del derecho de buscar la gracia de Dios mediante el arrepentimiento; pero no podía encontrar medios para recobrar la primogenitura. Su dolor no provenía de que estuviese convencido de haber pecado; no deseaba reconciliarse con Dios. Se entristecía por los resultados de su pecado, no por el pecado mismo.” Patriarcas y Profetas, 179, 180.

“ Jacob había sido culpable de un gran pecado en su conducta hacia Esaú; pero se había arrepentido. Su trasgresión había sido perdonada, y purificado su pecado; por lo tanto, podía soportar la revelación de la presencia de Dios.” El Deseado de Todas las Gentes, 84.

5. COMENTARIOS
“¿Cómo se justificará el hombre con Dios? ¿Cómo se hará justo el pecador? Solamente por intermedio de Cristo podemos ponernos en armonía con Dios y la santidad; pero, ¿cómo debemos ir a Cristo? Muchos formulan la misma pregunta que hicieron las multitudes el día de Pentecostés, cuando, convencidas de su pecado, exclamaron: “¿Qué haremos?” La primera palabra de contestación de Pedro fue: “Arrepentíos”. Poco después, en otra ocasión, dijo: “Arrepentíos pues, y volveos a Dios; para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 2: 38; 3: 19).

El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del mismo. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad; mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en la vida.

Hay muchos que no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento. Gran número de personas se entristecen por haber
pecado y aun se reforman exteriormente, porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. Lamentan la pena más bien que el pecado. Tal fue el dolor de Esaú cuando vio que había perdido su primogenitura para siempre. Balaam, aterrorizado por el ángel que estaba en su camino con la espada desnuda, reconoció su culpa por temor de perder la vida; mas no experimentó un arrepentimiento sincero del pecado, ni un cambio de propósito, ni aborrecimiento del mal. Judas Iscariote, después de traicionar a su Señor, exclamó: “¡He pecado, entregando la sangre inocente!” (S. Mateo 27: 4).

Esta confesión fue arrancada a la fuerza de su alma culpable por un tremendo sentido de condenación y una pavorosa expectación de juicio. Las consecuencias que habían de resultarle lo llenaban de terror, pero no experimentó profundo quebrantamiento de corazón, ni dolor de alma por haber traicionado al Hijo inmaculado de Dios y negado al santo de Israel.

Cuando Faraón sufría los juicios de Dios, reconoció su pecado a fin de escapar del castigo, pero volvió a desafiar al cielo tan pronto como cesaron las plagas. Todos éstos lamentaban los resultados del pecado, pero no sentían tristeza por el pecado mismo.
Mas cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra.

“La Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo” (S. Juan 1: 9), ilumina las cámaras secretas del alma y se manifiestan las cosas ocultas. La convicción se posesiona de la mente y del corazón. El pecador tiene entonces conciencia de la justicia de Jehová y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del que escudriña los corazones.

Ve el amor de Dios, la belleza de la santidad y el gozo de la pureza. Ansía ser purificado y restituido a la comunión del cielo. La oración de David después de su caída es una ilustración de la naturaleza del verdadero dolor por el pecado. Su arrepentimiento era sincero y profundo. No hizo ningún esfuerzo por atenuar su crimen; ningún deseo de escapar del juicio que lo amenazaba inspiró su oración. David veía la enormidad de su trasgresión; veía las manchas de su alma; aborrecía su pecado. No imploraba solamente el perdón, sino también la pureza del corazón. Deseaba tener el gozo de la santidad -ser restituido a la armonía y comunión con Dios. Este era el lenguaje de su alma:

“¡Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado! ¡Bienaventurado el hombre a quien Jehová no atribuye la iniquidad, cuyo espíritu no hay engaño! (Salmo 32: 1, 2)

¡Apiádate de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la muchedumbre de tus piedades, borra mis transgresiones !… Efectuar un arrepentimiento como éste, está más allá del alcance de nuestro propio poder; se obtiene solamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres.

Precisamente éste es un punto sobre el cual muchos yerran, y por esto dejan de recibir la ayuda que Cristo quiere darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el arrepentimiento los prepara para el perdón de sus pecados.

Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, porque solamente el corazón quebrantado y contrito es el que siente
la necesidad de un Salvador. Pero, ¿debe el pecador esperar hasta que se haya arrepentido, para poder ir a Jesús? ¿Ha de ser el arrepentimiento un obstáculo entre el pecador y el Salvador?

La Biblia no enseña que el pecador deba arrepentirse antes de poder aceptar la invitación de Cristo: “¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!” (S. Mateo 11: 28). La virtud que viene de Cristo es la que guía a un arrepentimiento genuino. San Pedro habla del asunto de una manera muy clara en su exposición a los israelitas, cuando dice: “A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a Israel, y remisión de pecados”. (Hechos 5: 31) No podemos arrepentirnos sin que el Espíritu de Cristo despierte la conciencia, más de lo que podemos ser perdonados sin Cristo.

Cristo es la fuente de todo buen impulso. El es el único que puede implantar en el corazón enemistad contra el pecado. Todo deseo de verdad y de pureza, toda convicción de nuestra propia pecaminosidad, es una prueba de que su Espíritu está obrando en nuestro corazón.

Jesús dijo: “Yo, si fuere levantado en alto de sobre la tierra, a todos los atraeré a mí mismo” (S. Juan 12: 32). Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador que muere por los pecados del mundo; y cuando consideramos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario,
el misterio de la redención comienza a abrirse a nuestra mente y la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento.

Al morir Cristo por los pecadores, manifestó un amor incomprensible; y este amor, a medida que el pecador lo contempla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira contrición en el alma.

Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y abandonan algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un esfuerzo por reformarse, con un sincero deseo de hacer el bien, es el poder de Cristo el que los está atrayendo.

Una influencia de la cual no se dan cuenta, obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar su cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento despierta la conciencia. La maldad de su vida, el pecado profundamente arraigado en su alma se les revela. Comienzan a entender algo de la justicia de Cristo y exclaman “¿Qué es el pecado, para que exigiera tal sacrificio por la redención de su víctima? ¿Fueron necesarios todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, para que no pereciéramos, sino que tuviéramos vida eterna?”.

El pecador puede resistir a este amor, puede rehusar ser atraído a Cristo; pero si no se resiste será atraído a Jesús; un conocimiento del plan de la salvación lo guiará al pie de la cruz, arrepentido de sus pecados, que han causado los sufrimientos del amado Hijo de Dios.” El Camino a Cristo, 22 – 27.

6. CONCLUSIÓN

“Dios no acepta la confesión sin sincero arrepentimiento y reforma. Debe haber un cambio decidido en la vida; toda cosa que sea ofensiva a Dios debe dejarse. Esto será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos presenta claramente la obra que tenemos que hacer de nuestra parte: “¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo; socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano defended la causa de la viuda!” (Isaías 1: 16, 17) “Si el inicuo devolviere la prenda, restituyere lo robado, y anduviere en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá; no morirá” (Ezequiel 33: 15). San Pablo dice, hablando de la obra de arrepentimiento:

“Pues, he aquí, esto mismo, el que fuisteis entristecidos según Dios, ¡qué solícito cuidado obró en vosotros! y qué defensa de vosotros mismos! y ¡qué indignación! y ¡qué temor! y ¡qué ardiente deseo! y ¡qué celo! y ¡qué justicia vengativa! En todo os habéis mostrado puros en este asunto” (2 Corintios 7: 11).

Cuando el pecado ha amortiguado la percepción moral, el injusto no discierne los defectos de su carácter, ni comprende la enormidad del mal que ha cometido y, a menos que ceda al poder convincente del Espíritu Santo, permanecerá parcialmente ciego sin percibir su pecado. Sus confesiones no son sinceras ni de corazón. Cada vez que reconoce su maldad trata de excusar su conducta declarando que si no hubiese sido por ciertas circunstancias, no habría hecho esto o aquello, de lo que se lo reprueba.

Después de que Adán y Eva hubieron comido de la fruta prohibida, los embargó un sentimiento de vergüenza y terror. Al principio solamente pensaban en cómo podrían excusar su pecado y escapar de la terrible sentencia de muerte. Cuando el Señor les habló tocante a su pecado, Adán respondió, echando la culpa en parte a Dios y en parte a su compañera:

“La mujer que pusiste aquí conmigo me dio del árbol, y comí”. La mujer echó la culpa a la serpiente, diciendo: “La serpiente me engañó, y comí” (Génesis 3: 12, 13) ¿Por qué hiciste la serpiente? ¿Por qué le permitiste que entrase en el Edén? Esas eran las preguntas implicadas en la excusa de su pecado, haciendo así a Dios responsable de su caída.

El espíritu de justificación propia tuvo su origen en el padre de la mentira y ha sido exhibido por todos los hijos e hijas de Adán. Las confesiones de esta clase no son inspiradas por el Espíritu divino y no serán aceptables para Dios. El arrepentimiento verdadero induce al hombre a reconocer su propia maldad, sin engaño ni hipocresía. Como el pobre publicano que no osaba ni aun alzar sus ojos al cielo, exclamará: “Dios, ten misericordia de mí, pecador”, y los que reconozcan así su iniquidad serán justificados, porque Jesús presentará su sangre en favor del alma arrepentida.

Los ejemplos de arrepentimiento y humillación genuinos que da la Palabra de Dios revelan un espíritu de confesión sin excusa por el pecado, ni intento de justificación propia. San Pablo no procura defenderse; pinta su pecado como es, sin intentar atenuar su culpa.

Dice: “Lo cual también hice en Jerusalén, encerrando yo mismo en la cárcel a muchos de los santos habiendo recibido autorización de parte de los jefes de los sacerdotes; y cuando se les daba muerte, yo echaba mi voto contra ellos. Y castigándolos muchas veces, por todas las sinagogas, les hacia fuerza para que blasfemasen; y estando sobremanera enfurecido contra ellos, iba en persecución de ellos hasta las ciudades extranjeras”. (Hechos 26: 10, 11). Sin vacilar declara: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores; de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1: 15). 41

El corazón humilde y quebrantado, enternecido por el arrepentimiento genuino, apreciará algo del amor de Dios y del costo del Calvario; y como el hijo se confiesa a un padre amoroso, así presentará el que esté verdaderamente arrepentido todos sus pecados delante de Dios. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad’ (1 S. Juan 1: 9).” El Camino a Cristo, 39 – 42.
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Creemos que Cristo es nuestra Justicia

El profeta Isaías se expresa del siguiente modo: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia…” (Isaías 64:6).

Para aclarar este asunto importante en nuestra vida de fe, citamos a continuación algunos Testimonios:

“Puesto que somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige. Pero Cristo nos preparó una vía de escape. Vivió en esta tierra en medio de pruebas y tentaciones como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fue impecable. Murió por nosotros, y ahora ofrece quitar nuestros pecados y vestirnos de su justicia.” -El Camino a Cristo, 62. Romanos 5:1; 1:16, 17; 3:23, 24.

“‘¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios de echar al polvo la gloria del hombre y hacer por él lo que no está en poder hacer por sí mismo. Cuando los hombres reconocen entonces su propia nulidad, están preparados para ser revestidos con los justicia de Cristo.’ Review and Herald, 16 de septiembre de 1902.” -Cristo Nuestra Justicia, por A.G. Daniells, 86.

“Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino y produce una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella. Así la misma justicia de la ley se cumple en el que cree en Cristo.” -El Deseado de Todas las Gentes, 710, 711.

“Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.” -Palabras de Vida del Gran Maestro, 253-254.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu… ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”(Romanos 8:1, 34; Jeremías 33:15, 16).

“‘La justicia por la cual somos justificados se nos atribuye. La justicia por la cual seremos santificados nos será concedida. La primera nos hace pretendientes del cielo y la segunda nos hace apropiados para entrar en él.’ Review and Herald, 4 de junio de 1895.” -Cristo Nuestra Justicia, por A.G. Daniells, 82.

2. Introducción

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual… en Cristo, según nos escogió en él… para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” Efesios 1:3-6. El ser humano es aceptado por Dios a través de Jesucristo y es a través de El que se obtiene la vida eterna: “…todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna…” Juan 17:2. Es importante comprender el proceso:

“La ley requiere justicia, una vida justa, un carácter perfecto: y esto no tenía el hombre para darlo. No puede satisfacer los requerimientos de la santa ley de Dios. Pero Cristo, viviendo a la tierra como hombre, vivió una vida santa y desarrolló un carácter perfecto. Ofrece éstos como don gratuito a todos los que quieran recibirlos. Su vida reemplaza la vida de los hombres. Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino, produciendo una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella.” -El Deseado de Todas las Gentes, 710, 711.
3. Definición

“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron contados pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” Romanos 5:19. La raza humana es desobediente a la voluntad de Dios y por lo tanto es pecadora, así que la única solución posible para cambiar el curso de la cosas es la introducción en el proceso de alguien, humano, que es obediente, no pecador y puede adjudicar su justicia a los que no lo son por naturaleza pero lo adquieren por la fe a través de la adquisición de un nuevo estado espiritual.

“Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” Romanos 3:26. Únicamente Jesús, que es justo, puede transferir esta justicia a aquellos que la poseen, pero que le aceptan por la fe. Así pues, Cristo recibe con todo el derecho el siguiente nombre: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en el que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y éste será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” Jeremías 23:5, 6. Esta profecía mesiánica confirma una vez más a Cristo como la única justicia del ser humano.

Todo el plan de salvación gira alrededor de la justicia de Cristo, pues así se nos explica en Romanos 4:25 “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. La causa de la muerte de nuestro Salvador fueron nuestros pecados y la resurrección la prueba de su sacrificio expiatorio por el Padre, la cual le convirtió en el Garante de nuestra redención.

El ser humano que acepta a Cristo como su justicia, es decir, como el único que puede darle salvación experimenta la reconciliación con el Cielo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.

Las Sagradas Escrituras exponen, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la relación entre la justicia de Dios y la vida del cristiano: “Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: el justo vivirá por la fe” Romanos 1:17, ya que según Proverbios 12:28 “En el camino de la justicia está la vida…” y los mandamientos de Dios son justicia, de acuerdo al Salmo 119:172 “Porque todos tus mandamientos son justicia”, acerca de los cuales Jesús declaró: “Y sé que su mandamiento es vida eterna” Juan 12:50. Además Cristo mismo declaró acerca de si mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” Juan 14:6.

“La justicia es amor, y el amor es la luz y vida de Dios. La justicia de Dios está personificada en Cristo. Al recibirle, recibimos la justicia.

No se obtiene la justicia por conflictos penosos, ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios, es concedida gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla.” -El Discurso Maestro de Jesucristo, 23.
4. Características

Los rasgos distintivos de la justicia, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, son propias del carácter de Dios, ya que El mismo es la justicia:
· ETERNIDAD

“Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad” Salmo 119:142.
· PAZ

“Y el efecto de la justicia será paz…” Isaías 32:17.
· SEGURIDAD

“… y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” Isaías 32:17.
· VITAL

“… la justicia es para vida…” Proverbios 11:19.
· DON

“… los que reciben la abundancia de la gracia, y del don de la justicia” Romanos 5:17.
· FRUTOS

“Llenos de frutos de justicia, que son por Jesucristo…” Filipenses 1:11.
· ANUNCIABLE

“… guardó a Noé, pregonero de justicia…” 2 Pedro 2:5.
· DIVINA

“Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra” Salmo 48:10

“La justicia es la práctica del bien y es por sus hechos por lo que todos han de ser juzgados. Nuestros caracteres se revelan por lo que hacemos. Las obras muestran si la fe es genuina o no.” -Palabras de Vida del Gran Maestro, 289, 290.
5. Referencias

Los símbolos que se usan en la Palabra de Dios para ilustrar la justicia son muy ilustrativos:
· Cinto

“Y será la justicia cinto de sus lomos…” Isaías 11:5.
· Diestra

“… te sustentaré con la diestra de mi justicia” Isaías 41:10.
· Ondas del mar

“… y tu justicia como las ondas de la mar” Isaías 48:18.
· Luz

“… mi justicia descubriré para luz de pueblos” Isaías 51:4.
· Adorno

“Con justicia serás adornada…” Isaías 54:14.
· Coraza

“Pues de justicia se vistió como de coraza…” Isaías 59:17.
· Árbol

“… y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” Isaías 61:3.
· Manto

“… rodeóme de manto de justicia…” Isaías 61:10.
· Morada

“… Jehová, morada de justicia…” Jeremías 50:7.
· Arroyo

“Antes corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” Jeremías 5:24.
· Sol

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud…” Malaquías 4:2.

“No ganamos la salvación con nuestra obediencia; porque la salvación es el don gratuito de Dios, que se recibe por la fe. Pero la obediencia es el fruto de la fe. “Sabéis que él fue manifestado para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo aquel que mora en él no peca; todo aquel que peca no le ha visto, ni le ha conocido”. (1 S. Juan 3: 5, 6) He aquí la verdadera prueba. Si moramos en Cristo, si el amor de Dios mora en nosotros, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones, tienen que estar en armonía con la voluntad de Dios como se expresa en los preceptos de su santa ley. “¡Hijitos míos, no dejéis que nadie os engañe! el que obra justicia es justo, así como él es justo”(1 S. Juan 3: 7). Sabemos lo que es justicia por el modelo de la santa ley de Dios, como se expresa en los Diez Mandamientos dados en el Sinaí.” -El Camino a Cristo, 61, 62.
6. Comentarios

“La norma para medir el carácter es la ley real. La ley es el detector del pecado. El pecado se conoce por medio de ella. Pero el pecador es atraído constantemente a Jesús mediante la manifestación extraordinaria de su amor revelado en la humillación de sí mismo al morir una muerte vergonzosa sobre la cruz. ¡Qué estudio es éste! Los ángeles se han esforzado y han anhelado fervientemente comprender este maravilloso misterio. El hecho de que el hombre, caído y engañado por Satanás, después de tomar el lado del enemigo pueda ser conformado a la imagen del Hijo del Dios infinito, es un estudio capaz de abrumar la inteligencia humana más elevada. ¡Que el hombre pueda llegar a ser semejante a él; que, en virtud de la justicia de Cristo regalada al hombre, Dios amara al ser humano -caído, pero redimido- como amó a su propio Hijo! Léanlo directamente de los oráculos vivientes.

Este es el misterio de la piedad. Este cuadro de valor superlativo debe colocarse en cada discurso, colgarse en el salón de la memoria, expresado por los labios humanos, debe ser copiado por los seres humanos que han trabajado y comprobado que el Señor es bueno, y se debe meditar en él para que constituya el fundamento de cada discurso…

El cristiano es el tipo más elevado de persona, porque es semejante a Cristo. Conoce sus debilidades y se aferra de la fuerza divina con un propósito ferviente y una fe viva, y sale victorioso. Su paz y su regocijo son grandes, porque provienen del Señor, y nada puede ser más aceptable a la vista de Dios que la humillación continua del alma delante de él. Estas evidencias son pruebas inequívocas de que el Señor ha tocado los corazones mediante su Santo Espíritu. El milagro operado en el hijo de Dios que lucha contra sus defectos naturales y los vence, es más formidable que los milagros de sanidad física. El universo de Dios lo observa con un gozo mucho mayor que el que experimenta ante cualquier demostración exterior, por espléndida que sea. El carácter interno se moldea de acuerdo con el Patrón divino…

La consideración de Cristo como nuestra única fuente de fortaleza, la evidencia de su amor incomparable al hacer que la culpa Por los pecados humanos fuera cargada a su cuenta y que su propia justicia le fuera imputada al hombre, de ninguna manera elimina la ley ni disminuye en nada su dignidad. En lugar de eso la coloca en un sitio donde la luz correcta brilla sobre ella y la glorifica. Esto sucede únicamente gracias a la luz que se refleja de la cruz del Calvario. La ley se muestra completa Y plena en el grande plan de salvación únicamente cuando se la presenta a la luz que brilla del Salvador crucificado y resucitado. Esto sólo se puede discernir espiritualmente. Enciende en el corazón del espectador la fe ardiente, la esperanza y el gozo de que Cristo es su justicia. Esta alegría se reserva únicamente para los que aman y obedecen las palabras de Jesús. las cuales son las palabras de Dios.” -Exaltad a Jesús, 145
7. Conclusión

“Esta fe sencilla, que acepta al pie de la letra lo que Dios dice, debe ser estimulada. El pueblo de Dios debe poseer la clase de fe que se ase del poder divino; “porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efe. 2: 8). Aquellos que creen que por amor de Cristo, Dios ha perdonado sus pecados, no deben, por causa de la tentación, dejar de seguir peleando la buena batalla de la fe. Su fe debe volverse cada vez más fuerte hasta que su vida cristiana, como sus palabras, declare: “La sangre de Jesucristo… nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

“Si tenemos el espíritu y el poder del mensaje del tercer ángel, debemos presentar juntos la ley y el Evangelio, porque van juntos. Así como un poder terreno está incitando a los hijos a la desobediencia, a anular la ley de Dios, y a pisotear la verdad de que Cristo es nuestra justicia, un poder de lo alto está obrando en los corazones de los que son leales, para que ensalcen la ley, y a Jesús como Salvador completo. A menos que el poder divino penetre en la experiencia del pueblo de Dios, las teorías e ideas erróneas aherrojarán las mentes; Cristo y su justicia se perderán de la experiencia de muchos, y su fe quedará sin poder ni vida. . .

“Debe enseñarse a la gente que Cristo es su salvación y su justicia. Satanás tiene el premeditado propósito de impedir que las almas crean en Cristo como única esperanza suya; porque la sangre de Cristo que limpia de todo pecado obra eficazmente sólo en favor de aquellos que creen en su mérito, y la presentan ante el Padre como presentó Abel su ofrenda. . .

“El centro de nuestro mensaje no es sólo los mandamientos de Dios, sino también la fe de Jesús. Una brillante luz resplandece sobre nuestra senda hoy día, y nos induce a aumentar nuestra fe en Jesús. Debemos recibir todo rayo de luz, y andar en él… Al recibir mayor luz, los hombres deben ser reformados, elevados y refinados por ella.” -Obreros Evangélicos, 169-171.
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Creemos que Dios nos ofrece salvación

y aunque por doquier reinaba la corrupción y la rebeldía, ya había sido previsto un camino para salvar al hombre. Efesios 1:4; 2:8; 1 Pedro 1:19, 20.

Jesucristo nació como hombre y fue obediente a su Padre en todas las cosas. Por su vida y su muerte vicaria fue creada la base de la reconciliación y redención. Fue resucitado para nuestra justificación, y ascendió al cielo para reconciliar al pecador arrepentido con Dios y justificarlo en el Santuario celestial, por medio de su sangre derramada y su justicia. A través de esta acción salvadora se muestra la justicia y la bondad de Dios. Nuestro pecado fue condenado en Cristo, y al mismo tiempo nos fue mostrado el camino del perdón. Romanos 3:24.

“Lo que Dios nos indica y concede es ilimitado El trono de la gracia es en sí mismo la atracción más elevada, porque está ocupado por Uno que nos permite llamarle Padre…

“Tan pronto como un hijo de Dios se acerca al propiciatorio, llega a ser cliente del gran Abogado. Cuando pronuncia su primera expresión de penitencia y súplica de perdón, Cristo acepta su caso y lo hace suyo, presentando la súplica ante su Padre como su propia súplica.

“A medida que Cristo intercede en nuestro favor, el Padre abre los tesoros de su gracia para que nos los apropiemos, para que los disfrutemos y los comuniquemos a otros.” -3 Joyas de los Testimonios, 29, 30.

Creemos que por medio de la gracia nos convertirnos en hijos de Dios, y que ésta obra nuestra redención, nuevo nacimiento y aceptación como coherederos con cristo. Tito 2.11; Juan 1.16; 1 Pedro 1:13.

La gracia es un favor inmerecido. Consiste en que Dios entregó a su Hijo a la muerte en lugar nuestro, para que por su sangre derramada y su justicia, el pecador pueda subsistir ante Dios. 1 Juan 1:7.
2. Introducción

La invitación divina a tener comunión con el Cielo es una constante a lo largo de las Sagradas Escrituras: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamó…” Apocalipsis 3:20 y también en Mateo 11:28 “Venid a mí todos…”. Los llamados de Dios al ser humano han sido constantes desde el momento en que éste se ocultó de El en el Edén: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y escondióse el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios… y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” Génesis 3:8, 9.

Esta búsqueda del ser humano por parte de la Divinidad, el ofrecimiento de la salvación, se base en el infinito amor de Dios, pues “… no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”2 Pedro 3:9 y por ello entregó a su amado Hijo “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. Es el propósito divino rescatar de la muerte eterna a cada persona para ofrecerla la vida eterna.

“Todos los que reciben a Cristo como su Salvador personal, han de manifestar la verdad del Evangelio y su poder salvador en la vida.… Por medio de la gracia de Cristo podemos realizar todo lo que Dios requiere.” -Palabras de Vida del Gran Maestro, 276.
3. Definición

“Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. Efesios 2:8. Estos versículos bíblicos establecen los principios relacionados con el ofrecimiento de la gracia, ya que la coloca como un elemento imprescindible en la salvación. Esta fue necesaria en el momento en que el ser humano se separó de Dios a causa del pecado, pues para él era imposible colocarse de nuevo en armonía con el Cielo en su condición pecadora.

La gracia se ejemplifica en Cristo mismo, tal como se describe en Juan 1:16 “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia”. Jesús es el centro del plan de salvación y del que emana la redención.

La llamada de Dios dirigida a la humanidad es constante: “Venid a mi todos…” Mateo 11:28 y Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo…”. Desde que Caín se escondió de la presencia del Señor en el Edén los intentos divinos de acercarse al ser humano son permanentes a lo largo de las Escrituras: “… y escondióse el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios… Y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” Génesis 3:8. 9.

La separación del hombre de Dios a causa de la caída en el pecado estableció un abismo tan grande que era necesario un medio que relacionará ambas partes, lo cual se llevó a cabo a través del ofrecimiento de la salvación en Cristo.

“Todos los que reciben a Cristo como un Salvador personal, han de manifestar la verdad del Evangelio y su poder salvador en la vida. Dios no pide nada sin hacer provisión para su cumplimiento. Por medio de la gracia de Cristo podemos realizar todo lo que Dios requiere.” -Palabras de Vida del Gran Maestro, 276.

“Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó.” Tito 2:11. De acuerdo a esta cita la gracia es divina y tiene como propósito la salvación de todos los seres humanos.

“Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2:8. La salvación se concede por gracia, la cual es un don de Dios. Así pues, ambos elementos proceden del Señor, tanto la salvación como el medio para obtenerla.

“… las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” Efesios 2:7. El ofrecimiento de la gracia divina es abundante, pues el Señor nos la ofrece gratuitamente como demostración de su amor, el cual reveló por medio de Jesucristo, nuestro Redentor.

“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos” Efesios 2:5. Es necesario indicar que la gracia o el don de la salvación se ofrece al ser humano, cuando éste se encuentra en su estado pecaminoso, pues entonces le urge especialmente la liberación del mismo, lo cual es únicamente posible a través de la aceptación de Cristo, como Salvador personal.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús” Romanos 3:23, 24. El pecado nos separa de Dios y nos inhabilita para tener comunión con el Cielo: “Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros…” Isaías 59:2, sin embargo, el Señor nos dice: “…Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche” Isaías 55:1, ya que su invitación de salvación aún se encuentra en vigencia: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” Isaías 55:6 y el resultado será maravilloso: “Levántate, resplandece que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” Isaías 60:1. Por la aceptación de Cristo, ya no estamos ‘destituidos de su gloria’ sino que su gloria está sobre nosotros para salvación.

“La gracia es un atributo de Dios puesto a servicio de los seres humanos indignos. Nosotros no la buscamos, sino que fue enviada en busca nuestra.” -El Ministerio de Curación, 119.
4. Características

A continuación se citan un serie de características que ayudan a comprender el término ‘gracia’:
· Transferible

“… de gracia recibisteis, dad de gracia” Mateo 10:8.
· Salvadora

“… por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos…” Hechos 15:11.
· Gratuita

“Siendo justificados gratuitamente por su gracia…” Romanos 3:24.
· Accesible de conocimiento

“Porque ya sabéis de la gracia de nuestro Señor…” 2 Corintios 8:9.
· Rechazable

“Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” Gálatas 5:4.
· Abundante

“… mucho más abundó la gracia de Dios a los muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo” Romanos 5.15
· Divina

“Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia…” Hebreos 4:16.

“La gracia divina es el gran elemento del poder salvador; sin ella todo esfuerzo humano es inútil.” -Obreros Evangélicos, 72.
5. Referencias

“Porque el pecado no se enseñoreará de nosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” Romanos 6:14. Estos dos aspectos son muy importantes: ‘bajo la ley’ y ‘bajo la gracia’, ya que implican dos momentos diferentes del estado espiritual del ser humano. A continuación se realiza un esquema comparativo a modo de explicación:

’Bajo la ley’
Romanos 8:1

’conforme a la carne’
Romanos 5:16

’pecado para condenación’
Romanos 5:21

’pecado reinó para muerte’
Romanos 8:2

’ley del pecado y de la muerte’
Romanos 6:16

’No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis…’

’siervos del pecado’
Romanos 6:17

’nacido de la carne carne es’
Juan 3:6, 18

’el que no cree ya es condenado’

‘De manera que la ley nuestro ayo fue para llevarnos a Cristo, para que fuésemos justificados por la fe.’
Gálatas 3:24

‘Bajo la gracia’

‘conforme al espíritu’

‘gracia… para justificación’

‘gracia… para vida eterna’

‘ley del Espíritu de vida’







’siervos del pecado’
Romanos 6:18

‘nacido del Espíritu espíritu es’

‘el que cree no es condenado’

“El símbolo del cristianismo no es una señal exterior, ni tampoco una cruz o una corona que se lleven puestas, sino que es aquello que revela la unión del hombre con Dios. Por el poder de la gracia divina manifestada en la transformación del carácter, el mundo ha de convencerse de que Dios envió a su Hijo para que fuese su Redentor. Ninguna otra influencia que pueda rodear al alma humana ejerce tanto poder sobre ella como la de una vida abnegada.” -El Ministerio de Curación, 372, 373.
6. Comentarios

“Los dones de su gracia mediante Cristo son gratuitos para todos. No hay elección, excepto la propia, por la cual alguien haya de perecer. Dios ha expuesto en su Palabra las condiciones de acuerdo con las cuales se elegirá a cada alma para la vida eterna: la obediencia a sus mandamientos, mediante la fe en Cristo. Dios ha elegido un carácter que está en armonía con su ley, y todo el que alcance la norma requerida, entrará en el reino de la gloria. Cristo mismo dijo: “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida.” “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Juan 3: 36; Mat. 7: 21.) Y en el Apocalipsis declara: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.” (Apoc. 22: 14.) En cuanto a la redención final del hombre, ésta es la única elección que nos enseña la Palabra de Dios.

Es elegida toda alma que labre su propia salvación con temor y temblor. Es elegido el que se ponga la armadura y pelee la buena batalla de la fe. Es elegido el que vele en oración, el que escudriñe las Escrituras, y huya de la tentación. Es elegido el que tenga fe continuamente, y el que obedezca a cada palabra que sale de la boca de Dios. Las medidas tomadas para la redención se ofrecen gratuitamente a todos, pero los resultados de la redención serán únicamente para los que hayan cumplido las condiciones.” -Patriarcas y Profetas, 208
7. Conclusiones

” Cristo fue “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isa. 53: 3- 5). La gracia de Cristo y la ley de Dios son inseparables. En Jesús la misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron. En su vida y carácter, no sólo revela el carácter de Dios, sino las posibilidades del hombre. Era el representante de Dios y el ejemplo de la humanidad. Presentó ante el mundo lo que la humanidad podría llegar a ser cuando se uniera por fe con la divinidad. El unigénito Hijo de Dios tomó sobre sí la naturaleza del hombre y estableció su cruz entre la tierra y el cielo. Mediante la cruz, el hombre fue atraído a Dios, y Dios al hombre. La justicia se inclinó desde su puesto elevado y sublime, y las huestes celestiales, los ejércitos de la santidad, se acercaron a la cruz, inclinándose con reverencia, pues en la cruz se satisfizo la justicia. Mediante la cruz, el pecador fue rescatado de la fortaleza del pecado, de la confederación del mal, y cada vez que se acerca a la cruz se enternece su corazón y clama arrepentido: “Fueron mis pecados los que crucificaron al Hijo de Dios”. Deja sus pecados en la cruz y se transforma su carácter por la gracia de Cristo. El Redentor levanta al pecador del polvo y lo coloca bajo la dirección del Espíritu Santo. Cuando el pecador contempla al Redentor, encuentra esperanza, seguridad y gozo. La fe se aferra de Cristo con amor. La fe obra por el amor y purifica el alma.” -1 Mensajes Selectos, 410, 411
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Creemos que el pecado ha separado al hombre de Dios

… y desde entonces todos los seres humanos se encuentran bajo el pecado y sus consecuencias. Nace ya con debilidad y tendencia al mal, y sometido al poder de la muerte.

“Su naturaleza quedó tan debilitada por la transgresión, que ya no pudo –por su propia fuerza- resistir el poder del mal…

“Por su caída el hombre se enajenó de Dios y la tierra quedó separada del cielo. A través del abismo existente entre ambos no podía haber comunión alguna.” -El Camino a Cristo, 23, 26.

“Cuando el hombre quebrantó la ley divina, su naturaleza se hizo mala.” -El Conflicto de los Siglos, 559.

“El hombre se había envilecido tanto por el pecado que le era imposible por sí mismo ponerse en armonía con Aquel cuya naturaleza es bondad y pureza.” -Patriarcas y Profetas, 49.

Por lo cual la situación de todas las personas se ha tornado desesperada. Romanos 5:12; 3:10-12; 6:23; salmo 51:5; Mateo 15:18-20; Gálatas 5:19-21; Romanos 7:18-20.

2. Introducción

“He aquí, solamente he hallado esto: que Dios hizo al hombre recto, mas ellos buscaron muchas cuentas.” Eclesiastés 7:29. Esta cita bíblica expresa el mismo pensamiento del informe de la creación: “Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.…” Génesis 1:31. El ser humano era perfecto y bueno, ya que había sido creado a imagen de Dios.

Con el fin de preservar la naturaleza sin tacha de la primera pareja el Señor ideó un plan de modo que esta probara su lealtad y obediencia al Creador: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Génesis 2:16, 17. La orden era clara y específica, pero lamentablemente, el ser humano desconsideró la palabra del Señor y creyó otras palabras: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.” Génesis 3:4. Ambas declaraciones son contradictorias, ya que representan dos opciones diferentes; una, obediencia y otra, desobediencia. La primera procede de Dios y la segunda del diablo.

Con Satanás se originó el pecado, tal como se describe en 1 Juan 3:8 “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio”. Además reúne toda una serie de calificativos cómo los que se describen a continuación: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Juan 8:44.

Sin embargo, Satanás no era así, sino que cuando fue creado era perfecto: “Perfecto eras en todos tus camino desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.” Ezequiel 28:15. Así pues, el diablo cambió su condición original, tal como se describe en Judas 6: “…los ángeles que no guardaron su original estado”, ya que de acuerdo a 2 Pedro 2:4 “…los ángeles que pecaron”.

“Era voluntad de Dios que la inmaculada pareja no conociese absolutamente nada de lo malo. Les había dado abundantemente el bien, y vedado el mal. Pero, contra su mandamiento, habían comido del fruto prohibido, y ahora continuarían comiéndolo y conocerían el mal todos los días de su vida. Desde entonces el linaje humano sufriría las asechanzas de Satanás.” -Patriarcas y Profetas, 43
3. Definición

La transformación de la naturaleza humana de la perfección a la pecaminosidad, requiere una definición concreta del pecado. “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” 1 Juan 3:4. Pero, no hay que olvidar el proceso descrito en Santiago 1:15 “Entoncesla concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado”, ya que “… el pecado siendo consumado, da a luz la muerte”, y “… la paga del pecado es muerte” Romanos 6:23.

La muerte como resultado último del pecado se transfiere desde la transgresión de Adán, tal como se describe en Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.

Es fundamental tomar en consideración el cambio que se produjo en la raza humana y por la cual Pablo se lamenta: “Y yo sé que en mí (es a saber, en mi carne) no mora el bien…” Romanos 7:18 y 21 “… el mal está en mí”.

En el ser humano se enfrentan dos poderes: el bien y el mal. Uno de los dos será vencedor. A fin de que el bien venza al mal, el Cielo ya tomó medidas: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” Génesis 3:15. Esta primera promesa y profecía bíblica establecía la victoria definitiva del bien sobre el mal por medio de Jesús: “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él…” 1 Juan 3:5 y en otra palabras: “Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro” Romanos 7:25.

“Por la fe en el sacrificio reconciliador de Cristo, los hijos de Adán pueden ser hecho hijos de Dios. Al revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva a la humanidad. Los hombres caídos son colocados donde pueden, por la relación con Cristo, llegar a ser dignos del título de ‘hijos de Dios’” -El Camino a Cristo, 16.
4. Características

Los rasgos que identifican al ser humano en su forma natural, se describen claramente en Gálatas 5:19-21 “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes a éstas; de las cuales os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Las cuales se encuentran en abierta oposición a los rasgos identificativos del ser humano transformado: “Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Gálatas 5:22-23.

Sí se comparan las diferentes características se comprende mucho más este tema:
Obras de la Carne

Obras del Espíritu
Adulterio
Fornicación
Inmundicia



Amor y Gozo
Borracheras
Banqueteos
Disolución



Templanza
Enemistad
Pleitos
Contiendas



Benignidad y Paz
Iras
Celos
Envidias



Tolerancia y Bondad
Idolatría
Hechicerías
Herejías



Fe
Disensiones
Homicidios



Mansedumbre
“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne. Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una a la otra …” Gálatas 5:16, 17.

“Si tan sólo queréis velar, velar continuamente en oración, si queréis hacer todo como si estuvieseis en la presencia inmediata de Dios, seréis salvados de ceder a la tentación, y podréis esperar ser guardados puros, sin mancha ni contaminación hasta el fin. Si retenéis firmemente el principio de vuestra confianza hasta el fin, vuestros caminos se afirmarán en Dios, y lo que la gracia empezó, la gloria lo coronará en el reino de nuestro Dios. Lo frutos del Espíritu son amor, gozo, paz, longanimidad, bondad, benignidad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Si Cristo está en nosotros crucificaremos la carne con sus pasiones y concupiscencias.

“Aquel que contemple el sin par amor del Salvador sentirá elevado su pensamiento, purificado su corazón, transformado su carácter. Saldrá para ser una luz para el mundo, para reflejar en cierto grado este amor misterioso. Cuanto más contemplemos la cruz de Cristo, tanto más plenamente adoptaremos el lenguaje del apóstol que dijo: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.”” -Obreros Evangélicos, 49
5. Referencias

Las Sagradas Escrituras nos presentan ejemplos de personas que experimentaron una completa transformación:
JACOB

“No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel…” Génesis 32:38

Jacob significa engañador e Israel, vencedor. Completo cambio de naturaleza.
RAHAB

“Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía y habitó entre los israelitas…” Josué 6:25

Rahab cambió completamente su vida al unirse al pueblo de Dios.
PABLO

“Habiendo sido antes blasfemo y perseguidor e injuriador…” 1 Timoteo 1:13.

“…soy puesto predicador, y apóstol, y maestro…” 2 Timoteo 1:11.

Saulo el perseguidor de la iglesia apostólica se convirtió en Pablo el apóstol de los gentiles.
JUAN

“… y a Juan… les apellido… Hijos del trueno.” Marcos 3:17

“No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad” 3 Juan 4.

El discípulo Juan era impulsivo, pero se convirtió en el apóstol del amor.
ZAQUEO

“… todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno lo vuelvo con el cuatro tantos” Lucas 19 7, 8.

Zaqueo indemnizó a aquellos que había perjudicado.
MARIA MAGDALENA

“… María, que se llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios… le servían…” Lucas 8.2, 3.

María Magdalena de una condición endemoniada paso a ser una servidora de Jesús.

“El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación. Esto se ve claramente en la ley que Dios ha dado como guía de la vida.… ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente’… Amar al Señor infinito, omnisciente, con todas las fuerzas, la mente y el corazón, significa el desarrollo más elevado de todas las facultades. Significa que en todo el ser –el cuerpo, la mente y el alma- debe restaurarse la imagen de Dios.” -La Educación, 13.
6. Comentarios

“Es obra de la conversión y de la santificación reconciliar a los hombres con Dios, poniéndolos de acuerdo con los principios de su ley. Al principio el hombre fue creado a la imagen de Dios. Estaba en perfecta armonía con la naturaleza y la ley de Dios; los principios de justicia estaban grabados en su corazón. Pero el pecado le separó de su Hacedor. Ya no reflejaba más la imagen divina. Su corazón estaba en guerra con los principios de la ley de Dios. “La intención de la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.” (Romanos 8: 7.) Mas “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,” para que el hombre fuese reconciliado con Dios. Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador. Su corazón debe ser renovado por la gracia divina; debe recibir nueva vida de lo alto. Este cambio es el nuevo nacimiento, sin el cual, según expuso Jesús, nadie “puede ver el reino de Dios.” El primer paso hacia la reconciliación con Dios, es la convicción del pecado. “El pecado es transgresión de la ley.” “Por la ley es el conocimiento del pecado.” (1 Juan 3: 4; Romanos 3: 20.) Para reconocer su culpabilidad, el pecador debe medir su carácter por la gran norma de justicia que Dios dio al hombre. Es un espejo que le muestra la imagen de un carácter perfecto y justo, y le permite discernir los defectos de su propio carácter.” -El Conflicto de los Siglos, 521
7. Conclusión

“”No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4). “Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 6:53). Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna” (Juan 6:54). Nuestros cuerpos se forman de lo que comemos y bebemos. Y así como ocurre en el ámbito natural, también ocurre en el espiritual; lo que sustenta nuestra naturaleza espiritual es aquello de lo cual se alimentan nuestras mentes. Nuestro Salvador dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). La vida espiritual debe ser sostenida mediante la comunicación con Cristo a través de su Palabra. La mente debe espaciarse en ella, el corazón debe llenarse de ella. La Palabra de Dios establecida en el corazón, considerada sagrada, y obedecida, mediante el poder de la gracia de Cristo puede hacer que el hombre sea recto y puede mantenerlo recto; pero toda influencia humana y toda invención terrenal carecen de poder para proporcionar fuerza y sabiduría al hombre. No pueden controlar la pasión ni corregir la deformación del carácter. A menos que la verdad de Dios controle el corazón la conciencia se apartará del camino recto.” -2 Mensajes Selectos, 145

“Usted no puede dominar sus impulsos, sus emociones según lo desee, pero puede dominar la voluntad y realizar un cambio completo en su vida. Entregando su voluntad a Cristo, su vida quedará oculta con Cristo en Dios, y aliada al poder que está sobre todos los principados y potestades. Obtendrá de Dios fuerza que lo mantendrá firme en su fuerza; y una nueva luz, la luz de la fe viva, le será posible… Habrá en usted un poder, un fervor y una sencillez que lo harán instrumento pulido en las manos de Dios.” -4 Testimonios Selectos, 157, 158

“No digáis que no podéis remediar vuestros defectos de carácter. Si llegáis a esta conclusión, dejaréis ciertamente de obtener la vida eterna. La imposibilidad reside en vuestra propia voluntad. Si no queréis, no podréis vencer. La verdadera dificultad proviene de la corrupción de un corazón no santificado y de la falta de voluntad para someterse al gobierno de Dios.” -Palabras de Vida del gran Maestro, 266

“Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia. La transformación del carácter es para el mundo el testimonio de que Cristo mora en el creyente. Al sujetar los pensamientos y deseos a la voluntad de Cristo, el Espíritu de Dios produce nueva vida en el hombre y el hombre interior queda renovado a la imagen de Dios. Hombres y mujeres débiles y errantes demuestran al mundo que el poder redentor de la gracia puede desarrollar el carácter deficiente en forma simétrica, para hacerlo llevar abundantes frutos.” -Patriarcas y Profetas, 175.
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Creemos que la ley ceremonial fue abolida en la cruz

Creemos que Dios dio a Moisés, para Israel una serie de leyes que regirían el sistema de sacrificios y ceremonias del servicio del templo, los cuales ilustraban la obra redentora de Cristo. Estos eran una sombra y símbolo de las cosas futuras. La validez de esta ley finalizó cuando Jesús clamó en la cruz: “Consumado es”. Hebreos 10:1; Colosenses 2:17.

“Al expirar Jesús en el Calvario exclamó: ‘Consumado es’, y el velo del templo se rasgó de arriba abajo en dos mitades…

El desgarramiento del velo en el templo demostró que los sacrificios y los ritos judaicos no serían ya recibidos. El gran sacrificio había sido ofrecido y aceptado…” -Primeros Escritos, 252, 259
Los sábados ceremoniales o de la sombra

Creemos que los sábados ceremoniales, de los cuales escribe Pablo en Colosenses 2:16, 17 y Gálatas 4:10, eran sólo sombras del sacrificio de Cristo y la salvación. No deben ser confundidos con el sábado semanal que fue dado a los seres humanos como día de reposo, el cual es el día del Señor establecido en la creación. Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11; Levítico 23:3; Isaías 58:13; Marcos 2:27, 28.

La ley ceremonial incluía los siguientes sábados simbólicos:

La fiesta de los panes ázimos: la pascua precedía a la fiesta de los panes ázimos. Los días 15 y 21 del primer mes del año judío se celebraban como sábados, con completo descanso del trabajo. Levítico 23:5-8.

El pentecostés o fiesta de las semanas: El día 50, calculado a partir del día 16 del primer mes, era celebrado como un sábado. Levítico 23:15, 16, 21; Éxodo 34:22.

La fiesta de las trompetas: El primer día del séptimo mes, el día del son de trompetas, era celebrado como preparación para el día de la expiación. Levítico 23:24, 25.

El día de la expiación: El día 10 del séptimo mes, conocido como día de la expiación, era considerado como gran sábado, y era el punto culminante en la serie de sábados ceremoniales. Levítico 23:27, 28, 31, 32.

La fiesta de las cabañas: Los días 15 y 22 del séptimo mes eran celebrados alegremente con sábados de la fiesta de las cabañas. Levítico 23:34-36, 39, 40.

Si Jesús, con su muerte, hubiese anulado el sábado semanal e introducido el domingo, debería existir un mandamiento explícito en la Biblia al respecto. Ni Jesús ni los apóstoles informan acerca de un cambio similar, sino todo lo contrario. Los siguientes textos lo demuestran: Mateo 5:17, 18; 24:20; Hechos 13:13, 14, 42 – 44; 16:13; 17:2; 18:2-4, 11.

2. Introducción

Es importante comprender el tema de las dos leyes. La ley de Dios o Diez Mandamientos son los principios divinos comunicados al ser humano como regla de conducta y relación Con Dios y sus semejantes. Sin embargo, la ley, denominada, de Moisés reúne una serie de características que la distinguen por completo de la primera.

La relación de Dios con cada una de estas leyes es totalmente diferentes, ya que la proclamación de los Diez Mandamientos se describe así: “Y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra” Deuteronomio 4:12, 13.

El modo en que la ley ceremonial fue dada conocer a los israelitas se explica, como sigue: “Esta es la ley del holocausto, de la ofrenda, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por la culpa, de las consagraciones y del sacrificio de paz, la cual mandó Jehová a Moisés en el monte Sinaí, el día que mandó a los hijos de Israel que ofreciesen sus ofrendas” Levítico 7:37, 38.

Es interesante comprobar que la vinculación divina con los Diez Mandamientos es directa, personal y activa, mientras que la ley concerniente a los sacrificios fue anunciada al pueblo a través de Moisés y quien además la escribió.

“Cuando Adán y Eva fueron creados recibieron el conocimiento de la ley de Dios; conocieron los derechos que la ley tenía sobre ellos; sus preceptos estaban escritos en sus corazones. Cuando el hombre cayó a causa de su transgresión, la ley no fue cambiada, sino que se estableció un sistema de redención para hacerle volver a la obediencia. Se le dio la promesa de un Salvador, y se establecieron sacrificios que dirigían sus pensamientos hacia el futuro, hacia la muerte de la ley de Dios, no habría habido muerte ni se habría necesitado un Salvador, ni tampoco sacrificios.” -Patriarcas y Profetas, 378
3. Definición

En Efesios 2:15 se encuentra una definición muy breve pero contundente de la ley ceremonial: “…la ley de los mandamientos en orden a ritos…” y en Colosenses 2:14 “…la cédula de los ritos…”. Así pues, es un conjunto de principios religiosos en forma de ritos y ceremonias.

Después de la caída en el pecado se ratifica en el informe bíblico la práctica del sistema ceremonial. “YAbel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de su grosura. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” Génesis 4:4.

Ya en el tiempo de Abrahán se amplió el sistema de sacrificios por la adición de la circuncisión, un rito que tenía por objeto identificar a los seguidores fieles de Dios. “Este será mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu simiente después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.” Génesis 17:10, 11.

Continuando con la información que nos ofrece la Biblia otra serie de rituales, leyes y estatutos se añadieron en ocasión del peregrinaje de Israel a través del desierto, las cuales fueron transcritas por Moisés en un libro: “Y como acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse, mandó Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová diciendo: Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí…” Deuteronomio 31:24-26

“A Moisés se le dijo que escribiera, como Dios se lo había mandado, derechos y leyes que contenían instrucciones minuciosas respecto a lo que el Señor requería. Estas instrucciones relativas a los deberes del pueblo para con Dios, a los deberes de unos para con otros, y para con los extranjeros, no eran otra cosa que los principios de los diez mandamientos ampliados y dados de una manera específica, en forma tal que ninguno pudiera errar. Tenían por objeto resguardar la santidad de los diez mandamientos grabados en las tablas de piedra.” -Patriarcas y Profetas, 379
4. Características

A continuación se detallan siete puntos que caracterizan y diferencian la ley de Dios, Diez Mandamientos y la ley de Moisés o ceremonial.
· Escritura

a) Ley de Dios: “Y las tablas eran obra de Dios y la escritura era escritura de Diosgrabada sobre las tablas” Éxodo 32:16

b) Ley de Moisés: “Y escribió Moisés esta ley…” Deuteronomio 31:9
· Material

a) Ley de Dios: “Y dio a Moisés, como acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” Éxodo 31:18

b) Ley de Moisés: “Y como acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un librohasta concluirse” Deuteronomio 31:24
· Contenido

a) Ley de Dios: “Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad a gran voz: y no añadió más. Y escribiólas en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí” Deuteronomio 5:22

b) Ley de Moisés: “Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todos los derechos…Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová…” Éxodo 24:3, 4
· Ubicación

a) Ley de Dios: “…puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó” Deuteronomio 10:5

b) Ley de Moisés: “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios…” Deuteronomio 31:26
· Carácter

a) Ley de Dios: “La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma, el testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño. Los mandamientos de Jehová son rectos, quealegran el corazón; el precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos” Salmo 19:7, 8

b) Ley de Moisés: “Esta es la ley del holocausto, del presente, de la expiación por el pecado, y de la culpa, y de las consagraciones, y del sacrificio de las paces” Levítico 7:37
· Propósito

a) Ley de Dios: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre” Eclesiastés 12:13

b) Ley de Moisés: “Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto…” Hebreos 9:9
· Duración

a) Ley de Dios: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” Salmo 119:89

b) Ley de Moisés: “…quitándola de en medio y clavándola en la cruz” Colosenses 2:14

“Con el gran sacrificio ofrecido en el Calvario, terminó aquel sistema de ofrendas que durante cuatro mil años había prefigurado al Cordero de Dios. El símbolo encontró la realidad, y todos los sacrificios y oblaciones del sistema ceremonial debían cesar.” El Conflicto de los Siglos, 375
5. Referencias

La ley ceremonial estaba limitada en el tiempo, ya que no era completa ni perfecta: “Se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto” Hebreos 9:9, por lo que se encontraba en vigencia con su contenido hasta un período específico: “Consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” Hebreos 9:10.

La reforma anunciada acerca del sistema religioso ya se encontraba prevista: “Pero habiendo venido Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por medio del mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos,…habiendo ya hallado eterna redención” Hebreos 10:11, 12, pues la muerte de Cristo clausuró la ley ceremonial: “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas” Efesios 2:15.

El fin de la ley ceremonial también se encontraba profetizada, de acuerdo a Daniel 9:27 “Y dará validez al pacto para con muchos en la semana restante, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…” y fue confirmada en el momento en que Cristo entregó su espíritu: “Más Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” Mateo 27:50, 51 como señal del fin de todo el sistema de sacrificios que se practicaba en el templo.

Las Sagradas Escrituras nos presentan, aún, otras razones, por las que la ley ceremonial fue eliminada: “Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia, y de laintroducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” Hebreos 7:18, 19

“Cuando los labios de Cristo exhalaron el fuerte clamor: ‘Consumado es’, los sacerdotes estaban oficiando en el templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traído para matarlo el cordero que representaba a Cristo. Ataviado con las vestiduras significativas y hermosas, el sacerdote estaba con el cuchillo levantado… Con un ruido desgarrador, el velo interior del templo fue rasgado de arriba abajo por una mano invisible, que dejó expuesto a la mirada de la multitud un lugar que fuera una vez llenado por la presencia de Dios…

“Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba por matar la victima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que figuraba. El gran sacrificio había sido hecho.” -El Deseado de Todas las Gentes, 704, 705
6. Comentarios

“Así como la Biblia presenta dos leyes, una inmutable y eterna, la otra provisional y temporaria, así también hay dos pactos. El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el edén, cuando después de la caída se dio la promesa divina de que la simiente de la mujer heriría a la serpiente en la cabeza. Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios, para obedecer en lo futuro mediante la fe en Cristo. También les prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios. Así recibieron los patriarcas la esperanza la salvación.

Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abrahán, no pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe: no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.

Los término del pacto antiguo eran: Obedecer y vivirás… el nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa del perdón delos pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principio de la ley de Dios.” -Patriarcas y Profetas, 386, 387, 389
7. Conclusión

“La obra de Dios es la misma en todos los tiempos, aunque hay distintos grados de desarrollo y diferentes manifestaciones de su poder para suplir las necesidades de los hombres en los diferentes siglos. Empezando con la primer promesa evangélica, y siguiendo a través de la edades patriarcal y judía, para llegar hasta nuestros días, ha habido un desarrollo gradual de los propósitos de Dios en el plan de redención. El Salvador simbolizado en los ritos y ceremonias de la ley judía es el mismo que se revela en el Evangelio. Las nubes que envolvían su divina forma se han esfumado; la bruma y las sombras se han desvanecido; y Jesús, el Redentor del mundo, aparece claramente visible. El que proclamó la ley desde el Sinaí, y entregó a Moisés los preceptos de la ley ritual, es el mismo que pronunció el sermón sobre el monte. Los grandes principios del amor a Dios, que él proclamó como fundamento de la ley y los profetas, son sólo una reiteración de lo que él había dicho por medio de Moisés al pueblo hebreo: ‘Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo corazón, y de todo tu alma, y con todo tu poder.’ Y ‘amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ (Deut. 6:4,5; Lev. 19:18) El Maestro es el mismo en las dos dispensaciones. Las demandas de Dios son las mismas. Los principios de su gobierno son los mismos.” -Patriarcas y Profetas, 390.
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Creemos que el anticristo cambió la ley de Dios

La profecía de Daniel 7:25 se ha cumplido… Se anuló de los Diez Mandamientos el segundo que prohíbe la veneración y adoración de las imágenes. El sábado, establecido en el cuarto mandamiento, se cambió por la introducción injustificada del primer día de la semana, el domingo, como día de reposo del estado y de la iglesia. El décimo mandamiento fue dividido en dos para restablecer de nuevo el número ‘diez’.

2. Introducción

Por medio del profeta Daniel Dios declaró lo que pasaría en el futuro y lo que pensaría hacer el poder representado por ‘el cuerno pequeño’: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley” Daniel 7:25. “…un cuerno pequeño que creció mucho…Y se engrandeció…” Daniel 8:9, 10.

Este ‘cuerno’ se describe en una forma muy detallada en la Sagrada Escritura: “…he aquí, en este cuerno había ojos como ojos de hombre, y una boca que hablaba grandezas” Daniel 7:8.

“Aún contra el príncipe de la fortaleza se engrandeció y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra” Daniel 8:11 y además “…hacía guerra contra los santos, y los vencía” Daniel 7:21. Esta descripción, así como las características de este ‘cuerno pequeño’ nos permite constatar que se trata de un poder, pues la Biblia indica que “…cuernos…sonreyes…” Apocalipsis 17: 12 y en Daniel 7:24 se confirma el mismo principio interpretativo: “… cuernossignifican… reyes…”. Así pues, éste será un poder que directamente en contra de Dios, su verdad y su pueblo, tal como se describe en 2 Tesalonicenses 2:3, 4 “… se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, oponiéndose, y levantándose contra todo lo que se llama Dios, o que se adora, tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios.”

“El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de su imagen, es la violación de los mandamientos de Dios. Daniel dice del cuerno pequeño, o sea del papado: ‘Pensará en mudar los tiempos y la ley.’ (Daniel 7: 25.) Y San Pablo llama al mismo poder el ‘hombre de pecado,’ que había de ensalzarse sobre Dios. Una profecía es complemento de la otra. Sólo adulterando la ley de Dios podía el papado elevarse sobre Dios; y quienquiera que guardase a sabiendas la ley así adulterada daría honor supremo al poder que introdujo el cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería señal de sumisión al papa en lugar de sumisión a Dios.” -El Conflicto de los Siglos, 500
3. Definición

La alteración de la ley de Dios o el cambio en algunas de sus palabras es de máxima gravedad, pues al respecto se nos dice en las Sagradas Escrituras: “…Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” Apocalipsis 22:18, 19. Esta declaración bíblica se refiere directamente al mensaje incluido en el libro de Apocalipsis, pero el principio es aplicable a todo mensaje enviado por Dios, el cual no puede ser manipulado de acuerdo a la idea humana. La sentencia que se pronuncia acerca de cambiar la Palabra de Dios es la pérdida de la salvación y la condenación irremisible.

Las Palabras divinas a su pueblo antes de la entrada a Canaán son realmente importantes, en cuanto al tema que se trata: “Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y derecho que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis, y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres te da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno” Deuteronomio 4:1, 2 y un pensamiento semejante se encuentra en el mismo libro 12:32 “Cuidaréis de hacer todo lo que yo os mando: no añadirás a ello, ni quitarás de ello”. Está, absolutamente, prohibido por Dios alterar su Palabra.

“Toda palabra de Dios es limpia; es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, porque no te reprenda, y seas hallado mentiroso” Proverbios 30:5, 6. Añadir a la palabras divinas es considerado un acto digno de reprensión y mentiroso y acerca del último se dice: “… a todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda” Apocalipsis 21:8.

“En contestación al aserto de que a la muerte de Cristo quedaron abolidos los preceptos del Decálogo juntamente con los de la ley ceremonial, decía Wesley: “La ley moral contenida en los diez mandamientos y sancionada por los profetas, Cristo no la abolió. Al venir al mundo, no se propuso suprimir parte alguna de ella. Esta es una ley que jamás puede ser abolida, pues permanece firme como fiel testigo en los cielos… Existía desde el principio del mundo, habiendo sido escrita no en tablas de piedra sino en el corazón de todos los hijos de los hombres al salir de manos del Creador. Y no obstante estar ahora borradas en gran manera por el pecado las letras tiempo atrás escritas por el dedo de Dios, no pueden serlo del todo mientras tengamos conciencia alguna del bien y del mal. Cada parte de esta ley ha de seguir en vigor para toda la humanidad y por todos los siglos; porque no depende de ninguna consideración de tiempo ni de lugar ni de ninguna otra circunstancia sujeta a alteración, sino que depende de la naturaleza de Dios mismo, de la del hombre y de la invariable relación que existe entre uno y otro.” -El Conflicto de los Siglos, 306
4. Características

La alteración de la ley de Dios implicó cambio en el orden de los mandamientos, supresión de algunos y adición de otros.

1. CAMBIO

El primer mandamiento declara: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” Éxodo 20:3. Este principio hadesaparecido completamente de los mandamientos que se encuentran en cualquier catecismo.

2. CAMBIO

El primer mandamiento ha sido sustituido por uno de completa adición humana: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.

3. CAMBIO

El segundo mandamiento declara: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” Éxodo 20:4-6. Este principio ha desaparecido completamente de los mandamientos que se encuentran en cualquier catecismo.

4. CAMBIO

El lugar del segundo mandamiento original ha sido tomado por el tercer mandamiento transformado.

5. CAMBIO

El tercer mandamiento declara: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.” Éxodo 20:7. Este principio en su formulación original no se encuentra en ningún catecismo, sino una versión humana de éste: “No jurarás el nombre de Dios en vano”.

6. CAMBIO

En lugar del tercer mandamiento, en relación al orden original de los principios se colocó un mandamiento de completa invención humana: “Santificarás las fiestas.”

7. CAMBIO

El cuarto mandamiento declara: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.” Éxodo 20: 8-11. Este mandamiento no se encuentra en ningún catecismo.

8. CAMBIO

Al anular el cuarto mandamiento original se ha colocado únicamente la primera parte del quinto mandamiento original, que se encuentra así en los catecismos: “Honrarás a tu padre y tu madre.”

9. CAMBIO

El orden de los mandamientos ha sido violentado una vez más, pues el quinto mandamiento de Éxodo 20se convierte en el cuarto del catecismo.

10. CAMBIO

El quinto mandamiento declara: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” Éxodo 20:12, pero a éste se le ha eliminado la promesa y sólo conserva la primera parte en el catecismo.

11. CAMBIO

El sexto mandamiento declara: “No matarás” Éxodo 20:13. Este se mantiene en el catecismo con el mismo texto, pero ocupa el número quinto de los mandamientos; cambio de orden.

12. CAMBIO

El séptimo mandamiento declara: “No fornicarás” Éxodo 20:14. Este se mantiene en el catecismo con el mismo texto, pero ocupa el número sexto de los mandamientos; cambio de orden.

13. CAMBIO

El octavo mandamiento declara: “No hurtarás” Éxodo 20:15. Este se mantiene en el catecismo con el mismo texto, pero ocupa el número séptimo de los mandamientos; cambio de orden.

14. CAMBIO

El noveno mandamiento declara: “No levantarás falso testimonio contra tu prójimo” Éxodo 20:16. Este se mantiene en el catecismo con el mismo texto, pero ocupa el número octavo de los mandamientos; cambio de orden.

15. CAMBIO

Al noveno mandamiento, original, se le ha añadido algo más, siendo la formulación que se encuentra en los catecismos la siguiente: “No levantarás falso testimonio, ni mentiras.”

16. CAMBIO

El décimo mandamiento declara: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” Éxodo 20: 17. Este mandamiento en su versión original no se encuentra en ningún catecismo.

17. CAMBIO

El décimo mandamiento ha sido reformulado y dividido en dos, de modo que se conservará el número de los mandamientos originales, ya que dos han sido completamente anulados.

18. CAMBIO

El noveno mandamiento del catecismo declara: “No desearás la mujer de tu prójimo”.

19. CAMBIO

El décimo mandamiento del catecismo declara: “No codiciarás las cosas ajenas”.

“La profecía había declarado que el papado pensaría “mudar los tiempos y la ley.” (Daniel 7: 25.) No tardó en iniciar esta obra. Para dar a los convertidos del paganismo algo que equivaliera al culto de los ídolos y para animarles a que aceptaran nominalmente el cristianismo, se introdujo gradualmente en el culto cristiano la adoración de imágenes y de reliquias. Este sistema de idolatría fue definitivamente sancionado por decreto de un concilio general. Para remate de su obra sacrílega, Roma se atrevió a borrar de la ley de Dios el segundo mandamiento, que prohíbe la adoración de las imágenes y a dividir en dos el último mandamiento para conservar el número de éstos.

“El espíritu de concesión al paganismo fomentó aún más el desprecio de la autoridad del Cielo. Obrando por medio de directores inconversos de la iglesia, Satanás atentó también contra el cuarto mandamiento y trató de echar a un lado el antiguo sábado, el día que Dios había bendecido y santificado (Génesis 2:2, 3), para colocar en su lugar el día festivo observado por los paganos como “el venerable día del sol.”” -El Conflicto de los Siglos, 56.
5. Referencias

A continuación se presentan algunas referencias históricas relacionadas al proceso evolutivo de la alteración de la ley de Dios por parte del papado.

“El culto de las imágenes… fue una de esas corrupciones del cristianismo que se introdujeron en la iglesia furtivamente y casi sin que se notaran. Esta corrupción no se desarrolló de un golpe, cual aconteció con otras herejías, pues en tal caso habría sido censurada y condenada enérgicamente, sino que, una vez iniciada en forma disfrazada y plausible, se fueron introduciendo nuevas prácticas una tras otra de modo tan paulatino que la iglesia se vio totalmente envuelta en idolatría no sólo sin enérgica oposición, sino sin siquiera protesta resuelta alguna; y cuando al fin se hizo un esfuerzo para extirpar el mal, resultó éste por demás arraigado para ello… La causa de dicho mal hay que buscarla en la propensión idolátrica del corazón humano a adorar a la criatura más bien que al Creador…

“Las imágenes y los cuadros fueron introducidos al principio en la iglesia no para que fueran adorados, sino para que sirvieran como de libros que facilitaran la tarea de enseñar a los que no sabían leer o para despertar en otros los sentimientos de devoción. Difícil es decir hasta qué punto este medio correspondió al fin propuesto; pero aun concediendo que así fuera durante algún tiempo, ello no duró, y pronto los cuadros e imágenes puestos en las iglesias, en lugar de ilustrar, obscurecían la mente de los ignorantes y degradaban la devoción de los creyentes en lugar de exaltarla. De suerte que, por más que se quiso emplear unos y otros para dirigir los espíritus de los hombres hacia Dios, no sirvieron en fin de cuentas sino para alejarlos de él e inducirles a la adoración de las cosas creadas.” -J. Mendham, The Seventh General Council, the Second of Nicea, Introducción, págs. iii-vi.

Una relación de los procedimientos y decretos del Segundo Concilio de Nicea, 787 de J. C., convocado para instituir el culto de las imágenes, se encuentra en Baronio: Annales Ecclesíastici, tomo 9, págs. 391-407 (ed. de Amberes, 1612); J. Mendham, The Seventh General Council, the Second of Nicea; C. J. v. Hefelé, Histoire des Conciles, lib. 18, cap. 1, sec. 332, 333; cap. 2, sec. 345-352.

EDICTO DE CONSTANTINO

La ley dada por Constantino el 7 de marzo del año 321 de J. C relativa al día de descanso, era como sigue:

“Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo. Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).

“Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial providencia.”-Código de Justiniano, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3) (en la edición, en Latín y castellano, por García del Corral, del Cuerpo del derecho civil romano, tomo 4, pág. 333, Barcelona, 1892).

El original en latín se halla además en J. L. v. Mosheim: Institutionem Historia Ecclesiastica antiquioris et recensioris, sig. 4, parte 2, cap. 4, sec. 5, y en otras muchas obras.

El Diccionario Enciclopédico Hisp.- Amer., art. Domingo, dice: “El emperador Constantino, en el año 321, fue el primero que ordenó una rigurosa observación del domingo, prohibiendo toda clase de negocios jurídicos, ocupaciones y trabajos; únicamente se permitía a los labradores que trabajaran los domingos en faenas agrícolas, si el tiempo era favorable. Una ley posterior del año 425 prohibió la celebración de toda clase de representaciones teatrales, y finalmente en el siglo VIII se aplicaron en todo su rigor al domingo cristiano las prohibiciones del Sábado judaico.” -El Conflicto de los Siglos, 740
6. Comentarios

“EL apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios.” (2 Tesalonicenses 2: 3, 4, V.M.) Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando.” (Vers. 7.) Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.

“Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y substituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a “principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo.

“Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.” -El Conflicto de los Siglos, 54
7. Conclusión

“En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los cristianos, los cuales siendo celosos de la honra de Dios y creyendo que su ley es inmutable, respetaban escrupulosamente la santidad de sus preceptos. Pero Satanás procedió con gran sutileza por medio de sus agentes para llegar al fin que se propusiera. Para llamar la atención de las gentes hacia el domingo, fue declarado día de fiesta en honor de la resurrección de Cristo. Se celebraban servicios religiosos en ese día; no obstante se lo consideraba como día de recreo, y seguía guardándose piadosamente el sábado.

“Con el fin de preparar el terreno para la realización de sus fines, Satanás indujo a los judíos, antes del advenimiento de Cristo, a que recargasen el sábado con las más rigurosas exacciones, de modo que su observancia fuese una pesada carga. Aprovechándose luego de la falsa luz bajo la cual lo había hecho considerar, hízolo despreciar como institución judaica. Mientras que los cristianos seguían observando generalmente el domingo como día de fiesta alegre, el diablo los indujo a hacer del sábado un día de ayuno, de tristeza y de abatimiento para hacer patente su odio al judaísmo.

“A principios del siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto que hacía del domingo un día de fiesta pública en todo el Imperio Romano. El día del sol fue reverenciado por sus súbditos paganos y honrado por los cristianos; pues era política del emperador conciliar los intereses del paganismo y del cristianismo que se hallaban en pugna. Los obispos de la iglesia, inspirados por su ambición y su sed de dominio, le hicieron obrar así, pues comprendieron que si el mismo día era observado por cristianos y paganos, éstos llegarían a aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en beneficio del poder y de la gloria de la iglesia. Pero a pesar de que muchos cristianos piadosos fueron poco a poco inducidos a reconocer cierto carácter sagrado al domingo, no dejaron de considerar el verdadero sábado como el día santo del Señor ni de observarlo en cumplimiento del cuarto mandamiento.

“Pero no paró aquí la obra del jefe engañador. Había resuelto reunir al mundo cristiano bajo su bandera y ejercer su poder por medio de su vicario, el orgulloso pontífice, que aseveraba ser el representante de Cristo. Realizó su propósito valiéndose de paganos semiconvertidos, de prelados ambiciosos y de eclesiásticos amigos del mundo. Convocábanse de vez en cuando grandes concilios, en que se reunían los dignatarios de la iglesia de todas partes del mundo. Casi en cada concilio el día de reposo que Dios había instituido era deprimido un poco más en tanto que el domingo era exaltado en igual proporción. Así fue cómo la fiesta pagana llegó a ser honrada como institución divina, mientras que el sábado de la Biblia era declarado reliquia del judaísmo y se pronunciaba una maldición sobre sus observadores.

“El gran apóstata había logrado ensalzarse a sí mismo “sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto.” (2 Tesalonicenses 2: 4.) Se había atrevido a alterar el único precepto de la ley divina que señala de un modo infalible a toda la humanidad al Dios viviente y verdadero. En el cuarto mandamiento Dios es dado a conocer como el Creador de los cielos y de la tierra y distinto por lo tanto de todos los dioses falsos. Como monumento conmemorativo de la obra de la creación fue santificado el día séptimo como día de descanso para el hombre. Estaba destinado a recordar siempre a los hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia y objeto de reverencia y adoración. Satanás se esfuerza por disuadir a los hombres de que se sometan a Dios y obedezcan a su ley; y por lo tanto dirige sus golpes especialmente contra el mandamiento que presenta a Dios como al Creador.

“Los protestantes alegan ahora que la resurrección de Cristo en el domingo convirtió a dicho día en el día del Señor. Pero las Santas Escrituras en nada confirman este modo de ver. Ni Cristo ni sus apóstoles confirieron semejante honor a ese día. La observancia del domingo como institución cristiana tuvo su origen en aquel “misterio de iniquidad” (vers. 7) que ya había iniciado su obra en los días de San Pablo. ¿Dónde y cuándo adoptó el Señor a este hijo del papado? ¿Qué razón válida puede darse en favor de un cambio que las Santas Escrituras no sancionan?

“En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dio a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad.” (Apocalipsis 13: 2, V.M.; véase el Apéndice.) Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. (Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7.) Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: “Seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.” (S. Lucas 21: 16, 17.) La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días.” (Apocalipsis 12: 6.)

“El advenimiento de la iglesia romana al poder marcó el principio de la Edad Media. A medida que crecía su poder, las tinieblas se hacían más densas. La fe pasó de Cristo, el verdadero fundamento, al papa de Roma. En vez de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de sus pecados y la salvación eterna, el pueblo recurría al papa y a los sacerdotes y prelados a quienes él invistiera de autoridad. Se le enseñó que el papa era su mediador terrenal y que nadie podía acercarse a Dios sino por medio de él, y andando el tiempo se le enseñó también que para los fieles el papa ocupaba el lugar de Dios y que por lo tanto debían obedecerle implícitamente. Con sólo desviarse de sus disposiciones se hacían acreedores a los más severos castigos que debían imponerse a los cuerpos y almas de los transgresores. Así fueron los espíritus de los hombres desviados de Dios y dirigidos hacia hombres falibles y crueles; sí, aún más, hacia el mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por intermedio de ellos. El pecado se disfrazaba como manto de santidad. Cuando las Santas Escrituras se suprimen y el hombre llega a considerarse como ente supremo, ¿qué otra cosa puede esperarse sino fraude, engaño y degradante iniquidad? Al ensalzarse las leyes y las tradiciones humanas, se puso de manifiesto la corrupción que resulta siempre del menosprecio de la ley de Dios.” -El Conflicto de los Siglos, 56-60
“No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”
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